Julio López
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La comandanta, una de esas mujeres que paren nuevos mundos
Por m0d - Saturday, Jan. 07, 2006 at 2:10 PM

El anuncio tomó por sorpresa a Marcos durante un encuentro Suspende el EZLN periplo por la muerte de Ramona

''El mundo perdió una de esas mujeres que paren nuevos mundos. México perdió una de esas luchadoras que le hacen falta. Y pues a nosotros nos arrancaron un pedazo del corazón", dijo esta tarde el subcomandante Marcos en el auditorio del Frente Cívico Tonalteco, donde se estaba realizando un encuentro de la otra campaña, al comunicar el fallecimiento de la comandanta Ramona.

Los oradores y las oradoras se sucedían, con gran entusiasmo del público, en el primer acto del delegado Zero en la costa de Chiapas, cuando éste pidió un receso para ''ir a checar una cosa'', y se retiró a un lugar apartado de la sala, rodeado por su escolta de seguridad y un enjambre de fotógrafos. Más de una hora después regresó, tomó el micrófono y dijo:

''Les quiero pedir respetuosamente de favor que no me interrumpan hasta que termine. Esta cosa que estamos haciendo de la otra campaña es para que se escuche la voz de todos. Por eso es importante que todos tengamos paciencia y escuchemos la voz de todos. En mi trabajo como vocero del EZLN hay momentos muy duros, como esto que les voy a decir ahorita. Me acaban de avisar que la compañera comandanta Ramona murió hoy en la mañana.''

Ante un público súbitamente atónito, agregó: ''Lo que sabemos es lo que todos saben. La comandanta Ramona le arrancó 10 años a la muerte. Gracias al apoyo de gente como ustedes pudimos operarla y tener un trasplante de riñón. Hoy en la mañana empezó con vómito y con sangre y diarrea, y cuando iba para San Cristóbal de las Casas murió en el camino.

''En este caso es muy difícil hablar, pero lo que puedo decir es que el mundo perdió una de esas mujeres que paren nuevos mundos. México perdió una de esas luchadoras que le hacen falta. Y pues a nosotros nos arrancaron un pedazo del corazón.''

Aquí se quebró la voz de Marcos, con un nudo de casi llanto. ''Dentro de unos minutos se va a cerrar el caracol de Oventic, y vamos a doler la muerte de esta compañera en privado. Esperamos que los medios de comunicación respeten esto y no conviertan su muerte en un evento mediático.''

Enseguida notificó que cancelaría su participación en los actos de hoy y de mañana. ''Nos vamos a regresar allá, a esperar las órdenes que digan los compañeros de la comandancia, el Comité Clandestino Revolucionario Indígena. En cuanto sepamos algo, les haremos saber más. Gracias que vinieron, gracias por su palabra, habrá que seguir en esto, ya veremos las condiciones.''

Rememoró, brevemente, que la comandanta Ramona acudió a la clausura de las sesiones preparatorias de la otra campaña:

''Cuando empezó la plenaria en La Garrucha estuvimos bromeando con ella. Todavía hace pocos días, en la marcha del 1º de enero, con los compañeros me mandó un saludo y unas bromas que nos intercambiábamos, pero orita recuerdo que ese día de la plenaria nos dio un bordado que había hecho ella cuando estaba convaleciente de la operación que le hicieron hace casi 10 años, y me lo entregó y me dijo que esperaba que la otra campaña fuera como ese bordado. Eso es lo que tenemos que hacer".

Dicho esto, Marcos y la caravana que lo acompaña, que habían arribado a Tonalá unas tres horas atrás, retornaron rápidamente hacia los Altos, y esta noche pernoctaron en San Cristóbal de las Casas.

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Una mujer dulce y discreta con la fuerza de una bomba
Por m0d - Saturday, Jan. 07, 2006 at 2:11 PM

La comandanta Ramona tuvo siempre varios trabajos. Entre ellos el principal era, según decía, ''despertar a la gente''. Quién hubiera dicho que ella, prototipo del indígena "invisible", de los "más pequeños" de estas tierras, que parecen no existir, encarnaría imágenes tan poderosas e inolvidables para México y el mundo: en las brumas de la primera entrevista a los mandos zapatistas en 1994; en la catedral de San Cristóbal de las Casas, achicando a los enviados del gobierno salinista; en la comunidad de La Realidad, a punto de ser tomada por el Ejército, cuando por primera vez iba a salir un zapatista hasta la ciudad de México: ella.

Pero la más fuerte y paradójica de todas esas imágenes fue el 12 de octubre de 1996. La comandanta tzotzil, bordadora de oficio (y estupenda), ingresaba a la ciudad de México blindada como un ser muy valioso. O muy peligroso. Todo aquel hierro rodando sobre el asfalto, el despliegue policiaco, las cámaras y los micrófonos, la multitud en las banquetas, por una mujer de estatura mínima, casi monolingüe y casi analfabeta y, para colmo, enferma de gravedad.

¿Cabe imaginar un ser humano más peligroso? El gobierno de Ernesto Zedillo pensó que Ramona era un arma caliente. Y reaccionaba en consecuencia.

Veamos: esta mujer no sólo participó en la muy subversiva toma de San Cristóbal de las Casas por los indígenas del EZLN el 1º de enero de 1994. Ella misma, fundadora del ejército rebelde, y uno de su mandos civiles, el mando más alto del EZLN. Y para colmo, una de las impulsoras de la Ley Revolucionaria de Mujeres que entonces dieron a conocer los insurgentes, no como hecho consumado, sino como programa de lucha por cumplir.

¿Qué diferencia un ser así de una bomba de gran potencia? Cada vez que Ramona era vista fuera de las comunidades de su San Andrés, estallaba como una bomba. Discreta, dulce, de dedos imparables, siempre con hilos entre ellos, hasta cuando mataba el tiempo. Y el pecho encendido en el rojo de sus huipiles magistrales.

Al cumplirse un año de la firma de los acuerdos de San Andrés, Ramona concedió una entrevista a La Jornada en la ciudad de México, cuando convalecía de un trasplante de riñón, en febrero de 1997. Entonces dijo: ''Los zapatistas queremos un México que se cambia, se cambia el México, y un día México está libre". Y advirtió: "Si no se cumplen los acuerdos, la gente indígena va a seguir juntándose".

El 10 de octubre de 1996 había salido de La Realidad, escoltada por el subcomandante Marcos, ante el azoro de la prensa, de los diputados y senadores de la Cocopa que estaban allí como escudos humanos para que el Ejército no invadiera esa comunidad tojolabal, en una de las crisis más graves de esta "guerra de papel e Internet" (según frase acuñada por un funcionario salinista, quien creía, el sí, ser de carne y hueso).

Ese día estaban en La Realidad varios intelectuales. Y la asamblea nacional de El Barzón, decepcionada de que los zapatistas no mandaran al Distrito Federal al famoso subcomandante Marcos, sino a esa mujer insignificante.

Después de llenar el Zócalo de gente que la aclamaba, de participar en la creación del Congreso Nacional Indígena en el Centro Médico Nacional, de poner a temblar al régimen, y de vencer a la muerte en un quirófano, Ramona se sorprendía, desde sus ojos como tizón oscuro y con su voz de pájaro en tzotzil, la lengua maya más musical de todas: "No sé por qué me quieren".

El grupo musical chicano Quetzal se hizo célebre con la canción Todos somos Ramona. Si de verdad se pudiera decir que todos somos Ramona, este mundo sería un mucho mejor lugar.

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