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Manifiesto contra la monarquía
Por Jaume d'Urgell - Wednesday, Jan. 11, 2006 at 10:05 AM
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Cada día es más difícil ocultar la existencia de un importante sector de la sociedad, que reclama un mayor grado de legitimidad para sus instituciones públicas; que exige seriedad y transparencia, justicia y representatividad. Un país moderno no puede mantener en su cabeza a un personaje designado por uno de los más execrables genocidas del Siglo XX. La jefatura de Estado de una nación actual, no puede ser un negocio familiar. España no es una hacienda privada, y su ciudadanía no puede ser objeto de herencia como si se tratara de ganado. Todas las personas del mundo son iguales en derechos, libertades y obligaciones, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica o nacimiento. Nacimiento. La cosa pública debe estar constituida en república. La ciudadanía debe poder elegir periódicamente a sus representantes en libertad y sin miedo. Es algo tan lógico, que sin duda acabará imponiendose a los intereses de unos pocos privilegiados. Porque la única soberanía, es la del Pueblo en mayoría.

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1. Rechazamos el texto constitucional de 1978 porque, desde su concepción hasta su posterior ratificación en referéndum, el ambiente político estuvo presidido por el miedo a una nueva reacción armada de la derecha española. Hablar, constituirse, pensar, votar con miedo, supone una atentado a la Libertad e invalida todo el proceso.

2. Asimismo, rechazamos dicho texto, porque en su Título Segundo se reinstaura la monarquía, siendo como es una institución extemporánea, medieval e intrínsicamente antidemocrática, que, al postular una jefatura de Estado en base al derecho de nacimiento, representa un atentado contra la Igualdad de la ciudadanía.

3. Exhortamos a los poderes públicos a liderar el proceso de recuperación de la Memoria Histórica, mediante un decidido impulso legislativo, una dotación presupuestaria suficiente y la actuación conjunta con las asociaciones de víctimas. Ignorar esta cuestión es un agravio comparativo, que daña la dignidad nacional y va en contra de la Fraternidad.

4. Deseamos que toda persona mayor de edad sea libre de profesar cualquier credo, no así el Estado, que deberá velar por la Laicidad y no aceptar ingerencias por parte de jerarquía religiosa alguna. La independencia de España no puede permanecer sometida a las decisiones de los dirigentes del Estado de la Ciudad del Vaticano.

5. Exigimos que los miembros de la familia real pasen a ser considerados personas iguales al resto de la población, en derechos y obligaciones, libertades y garantías. Deberán abandonar inmediatamente cualquier propiedad del Patrimonio Nacional y todos sus bienes —incluyendo activos financieros y depósitos internacionales—, serán reintegrados al Erario Público. Por otra parte, en bien de la Concordia, proponemos que se les conceda una amnistía por los ilícitos penales en los que presuntamente hubieran podido incurrir en el pasado, a fin de que nada tengan que temer por hechos evidentes, como la usurpación de la jefatura del Estado, el visto bueno (más conocido como “enterado”) a la ejecución de sentencias que incluían la pena capital; la exaltación del fascismo; el derroche continuado de dinero público; o la actuación opaca durante el último intento de golpe de Estado.

6. Exigimos la apertura de un proceso constituyente, orientado no a un cambio de régimen, sino a la supresión de cualquier institución heredera de la etapa dictatorial. La reinstauración de una tercera etapa de legitimidad para las instituciones públicas del Estado. España debe ser una República democrática de personas trabajadoras de toda clase, organizadas en régimen de Libertad y Justicia; en la que todos los cargos públicos sean elegidos periódicamente por la ciudadanía, a través de elecciones libres y sin miedo; en la que se establezca una auténtica separación entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

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