Julio López
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Finkielkraut: el nuevo antisemitismo y la muerte de Europa
Por Libertad Digital - Monday, Jan. 16, 2006 at 4:09 AM

Hablando del "socialismo de los imbeciles". Nada está más presente en la prensa francesa de los últimos años. Nada, más esencialmente eludido. Al reafirmar, una y otra vez, la irrenunciable lucha contra el antisemitismo, la prensa como el sistema institucional franceses hacen trampa: hablan del antisemitismo pasado, para mejor invisibilizar la peculiaridad del presente. El brevísimo libro de Alain Fienkielkraut es un portazo en la apacible buena conciencia del pensamiento francés contemporáneo.

Finkielkraut: el nuevo antisemitismo y la muerte de Europa - Lucrecio - Libertad Digital


Y un intento de apuntar lo verdaderamente serio. Que el nuevo antisemitismo tiene componentes que lo diferencian por completo de sus predecesores, del nazi-fascista en particular. Y que este "antisemitismo que viene" está monstruosamente identificado con aquello que Europa exhibe como sus más mitificados valores: el humanitarismo, el antirracismo, el pacifismo, el progresismo de salón en el cual han venido a morir los entusiasmos revolucionarios de hace cuarenta años.
Para que semejante delirio pueda funcionar se precisa una coartada en dos etapas. El desplazamiento semántico, primero, de las viejas fobias sobre un nuevo nombre: sionismo; la asimilación, de inmediato, de ese nombre con una forma universal y particularmente horrenda del racismo: es el paradigma fijado en Durban por la asamblea de las benévolas ONG, que fija el antisionismo como objetivo prioritario de las luchas antirracistas y humanitarias.
Jon Juaristi, en su breve pero pertinente prólogo, recuerda la fórmula de Bebel, "el antisemitismo es el socialismo de los imbéciles". Y concluye que "podría recobrarse esta definición tan exacta para el antisemitismo contemporáneo, siempre que cambiásemos una palabra: el antisionismo es el humanitarismo de los imbéciles". Y, en efecto, lo que más llama la atención en el análisis muy fino que Finkielkraut efectúa de este nuevo antisemitismo que hace estragos, bajo el disfraz apenas creíble del antisionismo, es la interiorización de una pulsión autodestructiva esencial: la que lleva a la mala conciencia europea a asumir como propios los tópicos más delirantes y más inconmensurablemente reaccionarios del Islam de los ulemas y de los asesinatos en masa de infieles.

Si Francia tiene un interés de laboratorio en la gestación de ese nuevo antisemitismo es porque allí todos los elementos se dan en un perfecto solapamiento y ocultación. Los restos, casi arqueológicos, del viejo antisemitismo fascista, representados por una figura política en alza, Le Pen, enrarecen y enmascaran el presente. Histrión ascendido al primer plano de la política francesa merced a la apuesta suicida en favor de su promoción por parte de un François Mitterrand que veía en él un decisivo factor de división electoral de la derecha frencesa.
Mitterrand logró, en efecto, alzarlo sobre una base electoral estable; sólo que esa base se forjó no a costa de los previstos votos de la derecha clásica, sino de los de las periferias obreras tradicionalmente comunistas y, en menor medida, socialistas.
Le Pen es un factor de fuerte confusión. Amenaza, sí. Pero también coartada. Su antisemitismo es violento y primario; pero su propia ranciedad limita sus marcos de expansión social. Paradójicamente, el verdadero peligro antisemita se ha gestado, en estos años, en el ámbito mismo de la reacción humanitarista y antilepeniana. Cuando la prematuramente senil extrema izquierda francesa no halló ya más elemento de combate específico que el de la identificación con los sectores en función de cuyo rechazo había ascendido el Frente Nacional: la inmigración musulmana. Y esa identificación sólo podía cristalizar a través de su único aglutinante político: un antisemitismo exasperado y explícitamente homicida, que se proclamaba a sí mismo, y por encima de todo antiisraelismo y antiamericanismo, más militar aún que militante.
Hay un pasaje terrible en el libro de Finkielkraut. La carta que el autor recibe de una autocomplacida izquierdista que arremete contra los judíos franceses que se manifestaban contra el antisemitismo el 7 de abril de 2002:
"He tenido que ver a la policía –escribe la escandalizada y humanitaria interlocutora–registrar a las personas que querían romper el cortejo de banderas israelíes que jóvenes excitados con kipas azules y blancas enarbolaban, seguros de su santo derecho. En el mismo lugar, un pequeño moraco de apenas diez años gritaba a sus compañeros visiblemente asustados que lo retenían: ¡Si por lo menos tuviera un kalachnikov, ya les enseñaría yo a ésos! Y yo sabía que me sentía más cerca de la verdad de este pequeño desvalido que de todos los jóvenes que triunfaban de autosuficiencia y de pasión despreciativa e ignorante bajo sus kipas blancas y azules".

Finkielkraut sabe –y cualquiera hoy que no quiera cerrar los ojos debería saber– que es infinitamente más horripilante hoy el planteamiento de la humanitaria izquierdista que se conmueve ante el noble deseo musulmán de matar a tiros a los judíos en cualquier parte del mundo –y ello aun cuando lo formule un niño de apenas diez años– que las viejas monsergas racistas y patrioteras de un Le Pen, ya cascajo muerto.
Porque "el pequeño desvalido en cuestión no ha cogido aún el kalashnikov. Según todo pronóstico, él no lo hará y se quedará en estado de provocación verbal. Esta perspectiva, sin embargo, no es verdaderamente tranquilizadora, pues el idioma que oye a su alrededor y que empieza a articular es el idioma del islamismo y no el del progresismo. La lucha de clases no le dice nada, la yihad le fascina. Sus héroes son las figuras religiosas, no los iconos revolucionarios: Saladino más que Espartaco o que el Che Guevara. Vive en otro universal, y lo que le hace rabiar, de ahora en adelante, no es el yugo del capitalismo ni el del imperialismo sobre los proletarios de todos los países, sino la humillación de los musulmanes del mundo entero. Condicionado a padecer a Israel como una carga o un mordisco en la carne del Islam, no es ni siquiera antisionista: allí, aquí, en cualquier lugar, los judíos, a sus ojos y en sus palabras, son judíos y nada más".
La tragedia es que Europa ha consumado ya la transferencia. Incapaz de hacer frente a la oleada letal del islamismo, la izquierda europea se deleita en la identificación con sus verdugos. Hace de la explícita declaración de guerra a muerte contra los infieles, que el yihadismo proclama, un fantástico objeto de autoculpabilización. Ese Otro amenazante no puede ser un monstruo, tiene que ser sólo la voz pura de la justicia que, al fin, castiga nuestras culpas. "El Otro es angelical, el Otro es inocente, y si no lo es, si tiene propósitos infames, si se comporta como enemigo declarado, siempre lo es en legítima defensa; si comete actos reprobables, lo hace por reacción al espíritu de la reacción". Pulsión suicida, literalmente alucinada, que cristaliza en la paradoja que Finkielkraut subraya: "Bautizados que rechazan al cura y militan por el velo islámico en la escuela".
Europa se muere. Lo sabemos desde hace ya algún tiempo. Y está dispuesta a poner el cuello ante quien quiera degollarla: al fin, le da lo mismo. Y a tachar de genocida a todo aquel que ose siquiera tratar de defenderse. Europa se muere. El Islam es sólo su instrumento. Y el nuevo antisemitismo, su síntoma más preciso.

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Reenvío
Por Reenvío - Monday, Jan. 16, 2006 at 4:13 AM

Artículo interesante

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?
Por a mí me pareció una bosta - Monday, Jan. 16, 2006 at 8:43 AM

Es lo mismo de siempre: la "lucha contra el antisemitismo" como tapadera de actitudes imperialistas. Ni una palabra sobre el sionismo, y bastante anti-islamismo desde una perspectiva rabiosamente occidental/liberal.
Y yo que creía que la Unión Democrática y sus cultores estaban totalmente muertos y enterrados....
¿Nunca se cansan de revolver la misma mierda de siempre?

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...
Por J. - Monday, Jan. 16, 2006 at 9:03 AM

"Es lo mismo de siempre: la "lucha contra el antisemitismo" como tapadera de actitudes imperialistas"

¿Lo mismo de siempre? ¿Qué querés decir? ¿que el antisemitismo no existe, o que no vale la pena luchar contra él? ¿Qué tiene de imperialista luchar contra el antisemitismo en Francia y analizar sus raíces (variadas, pero ligadas actualmente a la inmigración árabe)?

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Insistís
Por sos ridículo, además de racista - Monday, Jan. 16, 2006 at 10:51 AM

En Francia actualmente el racismo es anti-árabe y anti-africano. Si para vos ESTE racismo, que es el predominante, se justifica como expresión de lucha "contra el antisemitismo", estás claramente defendiendo posiciones racistaqs, pro-sionistas y pro-imperialistas.

Antes de luchar contra el antisemitismo se debe luchar contra el racismo en general. Una lucha contra el antisemitismo y especialmente contra el racismo que se está ejerciendo efectivamente -como es tu caso- simplemente funge como una excusa para defender las políticas racistas e imperialistas de la burguesía francesa.

Por otra parte, ponés en evidencia que sabés bastante poco sobre el racismo francés e incluso sobre el antisemitismo francés, que tiene una larga y historia y explica a la vez que en Francia nunca haya habido una colonia judía tan numerosa como en otros países y que tantos judíos franceses hayan conservado sus apellidos hebreos (a causa de la histórica negativa a asimilarlos por parte del estado y la nación franceses).

Si te parece que haber dicho "lo mismo de siempre" se presta a interpretaciones racistas (aunque para eso hay que ser bastante abritrario y ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el ojo propio) cambialo por "lo mismo de los últimos 50 años", ya que desde los acuerdos que dieron lugar a la fundación del estado de Israel las campañas contra el antisemitismo han asumido CLARAMENTE un papel SIONISTA (que no es lo mismo que judío) e IMPERIALISTA.

Ahora, si querés seguir haciéndote el boludo sobre los actos de racismo anti-árabe que tienen lugar actualmente en Francia, hechos ampliamente reconocidos y probados, me parece que en realidad el racista sos vos porque, al igual que la clase media alemana en la época de Hitler, estás plegándote -y además con entusiasmo- al racismo anti-árabe (y anti-africano) que actualmente tiene vigencia en toda Europa.

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Errata
Por maldito cut & paste - Monday, Jan. 16, 2006 at 10:56 AM

Donde dice: “Antes de luchar contra el antisemitismo se debe luchar contra el racismo en general. Una lucha contra el antisemitismo y especialmente contra el racismo que se está ejerciendo efectivamente -como es tu caso- simplemente funge como una excusa para defender las políticas racistas e imperialistas de la burguesía francesa.”

Debe decir: “Antes de luchar contra el antisemitismo se debe luchar contra el racismo en general. Una lucha contra el antisemitismo QUE NO SEA ANTE TODO UNA LUCHA CONTRA EL RACISMO y especialmente contra el racismo que se está ejerciendo efectivamente -como es tu caso- simplemente funge como una excusa para defender las políticas racistas e imperialistas de la burguesía francesa.”

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gugu
Por yo tambien soy anónimo - Monday, Jan. 16, 2006 at 11:07 AM

1. Yo no me olvido del racismo contra los árabes. Los franceses se pueden ir a la reputa madre que los reparió.

2. pero qué sucede cuando, como es este mismo caso, las mismas víctimas de cierto racismo (los árabes en Francia) son a su vez los victimarios de otro racismo (los judíos en Francia). Esto es así. Nadie lo puede esconder u ocultar. La lacra lepeniana practicamente no existe en la calle: podés confirmar que todos, o casi todos los ataques contra JUDIOS en francia fueron hechos por ARABES. Parece que según vos, hay que perdonarles a los árabes que sean racistas...no? por el bien de la humanidad, que maten a los judíos franceses, porque esa lucha no me importa, no? La troskedad cabezadura al máximo.

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m
Por demoniaco - Monday, Jan. 16, 2006 at 11:09 AM

Y después te preguntás por qué los judíos son sionistas, cabezahueca! cómo no lo van a ser si la izquierda ignora el antisemitismo!

Después sos tan boludo de preguntarte por qué los judíos emigran a Israel...por boludos como vos.

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Racistas defensores de judíos?
Por dan asco - Monday, Jan. 16, 2006 at 12:34 PM

Los judíos no son todos sionistas. Hay muchos judíos de izquierda y no sionistas. No pocos dirigentes de la izquierda socialista (revolucionaria o reformista) fueron (y son) judíos.
E históricamente los judíos no fueron mayoritariamente sionistas hasta que se conjugaron una suma de circunstancias históricas que, por otra parte, nada tienen que ver ni con la izquierda ni con los trotskistas.

Al que dice que se preocupa por el racismo en Francia, corresponde exigirle entonces una retractación sobre sus dichos a propósito de los árabes y, en particular, de los árabes residentes en Francia. Mientras tanto, lo tomaré como un sionista racista anti-árabe y anti-musulmán. No es tan sencillo borrar con el codo lo que se escribió con la mano.

En cuanto al que dice que los judíos son sionistas porque nadie se preocupa por el antisemitismo (nada más falso: la izquierda marxista históricamente luchó contra el antisemitismo, pero este individuo identifica pérfidamente sionismo y judaísmo), se debe señalar que, en la actualidad y a la vista de los hechos, su lógica debería aplicarse exactamente al revés: el creciente antisemitismo de los pueblos árabes se explica por el papel pro-imperialista, racista y asesino que ha jugado el sionismo israelí en los últimos 50 años.

A este caradura debería por lo menos resultarle sospechosa la extinción del sionismo de izquierda, tan importante antes de los años ’50.

Por lo demás, si eventuales atentados antisemitas (o antisionistas) cometidos por individuos árabes justificaran el racismo anti-árabe que se evidencia en allgunos posts, el antisemitismo debería estar todavía mucho más justificado por el despojo del pueblo árabe palestino que representó la fundación del estado sionista de Israel (y sin mencionar la ulterior ocupación israelí de Gaza y Cisjordania, y tantas otras crueldades masivas homicidas cometidas durante décadas por las tropas israelíes).
Así que fijate cuál va a ser tu criterio, porque con un ligero cambio de viento la mayor parte de tus argumentos pueden volverse fácilmente antisemitas.

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...
Por dan asco 2 - Monday, Jan. 16, 2006 at 12:55 PM

yo no veo que haya nada racista contra los árabes en el post anterior. Señalar que ellos son racistas por qué va a ser racista? Estamos todos locos estamos!

Por otro lado, si querés ver sionistas de izquierda, arrimate a cualquier club judío, menos a Betar.

Y por otro lado, tenés razón: si no existiera Israel, no habría conflicto árabe israelí. Eso es lo que se llama una verdad de perogrullo. Ahora, que no existiría el antisemitismo árabe............mmmmmmmmm....flojo, flojito. Sabés lo que es un dhimmi? andá a wikipedia y averigualo.

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arabes
Por mazione - Monday, Jan. 16, 2006 at 1:08 PM

Yo lo que no entiendo es esa insitencia de los palestinos en un estado. Si ya tienen como veinte estados los arabes, porque uno mas? que se vuelvan a ARABIA que es de donde salieron!

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Conflicto árabe-israelí, no. Erradicación forzada del pueblo palestino.
Por no te quejes si te hacés odiar - Monday, Jan. 16, 2006 at 1:31 PM

Obviamente, si para vos el antisionismo es simplemente una forma de antisemitismo, y la existencia del estado de Israel está por sí misma justificada, los únicos racistas posibles para vos son todos los que no están de acuerdo con vos (o sea: la inmensa mayoría de los pueblos).
Por supuesto, aceptando tales términos no queda nada que oponer a tus actitudes racistas. Pero tampoco hace falta, porque tu posición es simplemente insostenible. Ideas como las tuyas como mucho pueden prevalecer en Israel (que, dicho sea de paso, es donde se extinguió el sionismo de izquierda, lo demás es demasiado lunático para tomarlo en consideración). O, sin prevalecer, pueden ser instrumentadas por los gobiernos europeos imperialistas.

Ahora, si para vos todo se reduce a la existencia de un “conflicto árabe-israelí” (atroz eufemismo para alguien que pretende hilar fino cuando se trata de dilucidar antisemitismos reales o imaginarios), es perfectamente legítimo plantear que dicho “conflicto” sólo se resolverá, como es justo, con la destrucción del estado sionista de Israel, cuya existencia y accionar alimentan día tras día, año tras año, el resurgimiento de un nuevo antisemitismo de masas.
Si en nombre de los invasores y asesinos sionistas (además de los intereses yankees en la región) se puede justificar, como hacés vos, la existencia del “conflicto”, lo justo es terminar con la invasión y con el estado que erradicó forzadamente a cientos de miles (hoy millones) de personas que habían nacido allí (¿Qué tiene de extraño, entonces, que hasta los chicos de 10 años sientan odio hacia los judíos, especialmente cuando vos mismo insistís en que el antisionismo no es más que una forma de antisemitismo?).

El comentario sobre Finkielkraut es racista de cabo a rabo, totalmente repugnante. Más que señalar los puntos racistas encuentro difícil señalar alguna frase que no lo sea.

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IDF
Por IDF - Monday, Jan. 16, 2006 at 2:12 PM

IDF...
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Primero intentá sacarnos de acá con tus tanques y helicópteros, trosko. Después podrías por favor indicarnos cuál es el segundo país que destruirías con tu patito de plástico? Así no nos mudamos hacia allá.

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Sería cuestión de probar...
Por puaagggg - Tuesday, Jan. 17, 2006 at 4:58 PM

La mejor manera de saber si tu idea es buena sería ponerla en práctica.

A ver: ¿Cómo podría implementarse tu “idea” de que yo vaya con “mis” tanques y aviones a destruir el estado sionista?

Primero tendría que armar, quizás durante décadas, un conjunto de alianzas estratégicas con los grandes poderes económicos y bélicos que hay en el planeta.

También debería obtener fondos cuantiosos, ya que el armamento es caro, los viajes son caros, la tierra es cara, la tecnología es cara y, en fin, las relaciones “diplomáticas” también cuestan lo suyo.

Así que sería cuestión de recaudar ingentes contribuciones económicas en nombre de alguna "causa justa" mundialmente organizada (podría bautizarla Orgamización Sionanista Mundanal).
Pero no creo que la justicia de "mi" causa baste para que la banca Rotschild o cualquier otro grupo financiero por el estilo me financie ilimitadamente. Será cuestión de ofrecerles algún beneficio acorde a su inversión.

Convendría mientras tanto buscar algún pueblo sin nación interesado/a en (o necesitado de) los respetables beneficios que a tales parias podría proporcionarle “mi” montaña de dinero (y de apoyos plutocráticos y políticos). ¿Tendrán interés los kurdos en el proyecto? Bueno, si no les interesa hay tantos otros pueblos nacionales deseando construir un estado soberano... ¿Y si se lo propongo a los palestinos? ¡Ah, no! ¡Cierto que los apelstinos son antisemitas!

Así, podría ir reclutando inmigrantes para que se hagan con las tierras israelíes, garantizándoles la intangibilidad de la propiedad (y la preminencia) mediante un adecuado marco legal (supongo que si la palanca es lo suficientemente grande, un estado tan pequeño como es Israel no podrá impedirlo ¿no?).

Y una vez combinados y madurados los elementos precedentes, tendría que orquestar una gran crisis política y montar una invasión militar en regla, con apoyo de la ONU o al menos de las potencias bélicas y económicas más importantes.

La idea no es especialmente novedosa: así es como se creó el estado sionista de Israel.

Pero me pregunto si los sionistas y sus grandes sostenedores yankees me dejarán introducir masivamente colonos, montar un marco legal que propicie su apropación de la tierra o incluso hacer la campaña de reclutamiento.

Deberían permitírmelo, ya que a ellos sí los dejaron hacer todas esas cosas. Si estuvo bien que los sionistas lo hicieran ¿por qué estaría mal que lo haga yo o cualquier otro?

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Finkielkraut
Por Carolina - Tuesday, Jan. 17, 2006 at 6:35 PM

"Primero tendría que armar, quizás durante décadas, un conjunto de alianzas estratégicas con los grandes poderes económicos y bélicos que hay en el planeta."

Basta con una "alianza estratégica" con los EEUU. Aunque lo que hay en realidad es una situación de dominio (ideológico, económico y político). Como dijo el mismo Sharon: "We control America" (Si un gentil afirma esta obviedad es un "antisemita")

"También debería obtener fondos cuantiosos, ya que el armamento es caro, los viajes son caros, la tierra es cara, la tecnología es cara y, en fin, las relaciones “diplomáticas” también cuestan lo suyo.

Así que sería cuestión de recaudar ingentes contribuciones económicas en nombre de alguna "causa justa" mundialmente organizada (podría bautizarla Orgamización Sionanista Mundanal).
Pero no creo que la justicia de "mi" causa baste para que la banca Rotschild o cualquier otro grupo financiero por el estilo me financie ilimitadamente. Será cuestión de ofrecerles algún beneficio acorde a su inversión.

Son los contribuyentes norteamericanos no judíos, más que la banca Rotschild, los que bancan a Israel, por decisión de los gobiernos obviamente (con el apoyo -exclusivo- de la ultra derecha evangelista que desconoce -entre otras cosas- la situación de los cristianos en Tierra Santa).

"Convendría mientras tanto buscar algún pueblo sin nación interesado/a en (o necesitado de) los respetables beneficios que a tales parias podría proporcionarle “mi” montaña de dinero (y de apoyos plutocráticos y políticos). ¿Tendrán interés los kurdos en el proyecto? Bueno, si no les interesa hay tantos otros pueblos nacionales deseando construir un estado soberano... ¿Y si se lo propongo a los palestinos? ¡Ah, no! ¡Cierto que los apelstinos son antisemitas!"

Esos pueblos "no controlan América"... Tampoco explotan astutamente sus desgracias para robar, chantajear y silenciar a sus opositores.


"Y una vez combinados y madurados los elementos precedentes, tendría que orquestar una gran crisis política y montar una invasión militar en regla, con apoyo de la ONU o al menos de las potencias bélicas y económicas más importantes."

Te olvidas del monopolio de la capacidad para la descalificación ideológica y moral, como "antisemitas" en este caso. Finkielkraut es un personaje mediático repulsivo que propicia el racismo antiárabe agitando el fantasma del "antisemitismo". Esta es una práctica muy común entre los ideólogos judíos prosionistas radicados en Occidente: apelar a la retórica del "nuevo antisemitismo" para acallar toda crítica al Estado de Israel.

Un buen analista -muy inteligente y valiente- de estas cuestiones es Norman Finkelstein: http://www.normanfinkelstein.com

Finkielkraut es un néo-réac sionista que no vale la pena.






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che caro
Por joseantonio - Tuesday, Jan. 17, 2006 at 7:26 PM

donde y cuando dijo sharon "we rule america" ?
saludos

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Prensa
Por Carolina - Tuesday, Jan. 17, 2006 at 7:41 PM

Lo leí en el Independent británico.

Si tengo tiempo, te busco la información.

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ok
Por joseantonio - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 3:33 AM

gracias caro

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d
Por david - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 4:31 AM

"Primero tendría que armar, quizás durante décadas, un conjunto de alianzas estratégicas con los grandes poderes económicos y bélicos que hay en el planeta. "

No es necesario. Podés abandonar todos tus principios y apoyar a la basura iraní.

Ah...qué principios? Quizás los de Martin Luther King?

But, Dr. King said, had he been present during the discussion of the resolutions “I would have made it crystal clear that I could not have supported any resolution calling for black separatism or calling for a condemnation of Israel and an unqualified endorsement of the policy of the Arab powers.”

“Israel’s right to exist as a state is incontestable,” Dr. King wrote. He then added, almost prophetically, “At the same time the great powers have the obligation to recognize that the Arab world is in a state of imposed poverty and backwardness that must threaten peace and harmony.”

Referring to the stake U.S. oil companies have in the Middle East, Dr. King went on to note that “some Arab feudal rulers are no less concerned for oil wealth and neglect the plight of their own peoples. The solution will have to be found in statesmanship by Israel and progressive Arab forces who in concert with the great powers recognize fair and peaceful solutions are the concern of all humanity and must be found.”

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De nada, José
Por Carolina - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 4:45 PM

No pude encontrar la nota del Independent (es del 2001), pero acá tenés un artículo en el Gelman se refiere a esa afirmación de Sharon:


Deposiciones

Juan Gelman
Página/12. Argentina, diciembre del 2002.

Tendrá sin duda un visto bueno rápido el reciente pedido de Sharon a Bush hijo: 14.000 millones de dólares, 4 mil para gastos de defensa y 10 mil en calidad de préstamos garantizados del gobierno federal, que entre otras cosas permiten reducir considerablemente las tasas de interés que Tel Aviv abona por sus transacciones comerciales. La primera suma no está sujeta a devolución. En cuanto a los préstamos, las autoridades israelíes aducen que nunca han dejado alguno impago. Tienen razón: Washington nunca les ha reclamado que los paguen. De hecho, son donaciones encubiertas, a veces de manera explícita. EE.UU. mantiene esta costumbre desde el año mismo de la creación del Estado de Israel.
Un estudio del Servicio de Investigaciones del Congreso de EEUU registra que en el período 1949-1996 el monto de la ayuda estadounidense a Israel ascendió a 62.500 millones de dólares. En el mismo período, la ayuda -o lo que sea- que EE.UU. destinó a los países del Africa subsahariana, América Latina y el Caribe todos juntos fue de 62.297,8 millones de dólares, suma escasamente inferior a la recibida por un solo país que tiene menos habitantes que Hong Kong. Según la Oficina de Documentación Demográfica de Washington, a mediados de los años '90 la población total de las naciones subsaharianas era de 568 millones de habitantes y la ayuda estadounidense que recibieron, de 24.425,7 millones de dólares en el período considerado, es decir, 2,99 dólares por habitante. Los países de América Latina y el Caribe obtuvieron en conjunto y en idéntico lapso 38.254,4 millones de dólares, es decir, 79 dólares por habitante. En el mismo período la ayuda para 5,8 millones de israelíes fue de 10.775, 48 dólares per cápita. Por cada dólar que EE.UU. destinó a un africano, gastó 250,65 para un israelí.
Claro que eso no es casual ni se produce por casualidad. Para la Casa Blanca, Israel goza de una importancia geopolítica estratégica de la que Argentina, por ejemplo, carece hoy totalmente. Cada año Tel Aviv recibe del Tesoro yanqui 1800 millones de dólares de ayuda militar y 1200 millones de ayuda económica. Y no sólo: cifras que se pueden encontrar en el "Washington Report on Middle East Affairs" revelan que en 1997 el Pentágono y otras dependencias federales agregaron a esa suma 525,8 millones de dólares, y el gobierno mismo 2000 millones de dólares en préstamos garantizados Total: 5525,8 millones. Richard H. Curtiss, autor de una investigación sobre el tema, señala: "En suma, sea que la ayuda a Israel asuma la forma de un préstamo o bien de una donación, su importe nunca regresa al Tesoro de Estados Unidos".
Trabaja en Washington un lobby pro-israelí bien asentado, el Comité Estadounidense de Asuntos Públicos de Israel (AIPAC por sus siglas en inglés), que cuenta con un presupuesto anual de 15 millones de dólares y con 150 empleados, y que participa activamente en las elecciones del país apoyando a candidatos afines. "Un votante individual -dice Curtiss- puede aportar hasta 2 mil dólares a la campaña de un candidato y un Comité de Acción Política (del AIPAC) puede aportarle hasta 10 mil. Además, el interés especial en un candidato que enfrenta a un oponente difícil (de vencer) pero ha seguido las recomendaciones (del AIPAC), puede aportarle hasta medio millón de dólares, suficientes para comprar en casi cualquier parte del país todo el tiempo televisivo necesario para ser electo." "En consecuencia -agrega-, salvo un puñado de los 535 miembros del Senado y de la Cámara de Representantes, todos votan de conformidad con los deseos del AIPAC cuando se trata de la ayuda a Israel o de otros aspectos de la política de EE.UU. en Medio Oriente."
¿Será por eso que en una tempestuosa reunión del gabinete israelí que tuvo lugar el 3 de octubre de 2001 Sharon exclamó: "Quiero decirles algo muy claramente, no se preocupen por EE.UU. Nosotros controlamos a EE.UU. y los estadounidenses lo saben"? Así lo informó Radio Israel (Kol Yisrael) y nunca fue desmentida. Sólo una profunda sensación de impunidad permite esta clase de deposiciones orales. Aquélla no fue la única en las que el premier israelí suele incurrir. Declaraba no hace mucho al Times de Londres: "El día después de que las tropas estadounidenses acaben con Saddam, debieran volver sus armas contra Teherán". El Washington Post del 27/11 recoge la preocupación que estas incontinencias despiertan en Washington. El "Proyecto Israel", un grupo de asesores políticos en que se mezclan demócratas y republicanos, redactó hace semanas un memorándum de 6 páginas dirigido aparentemente a los organismos pro-israelíes del país, pero en realidad y sobre todo a los dirigentes del Estado de Israel. Los insta a bajar el tono cuando hablan de la guerra contra Iraq y de su voluntad de responder a cualquier ataque iraquí contra suelo de Israel, que los hubo durante la Guerra del Golfo. Los asesores manifiestan el temor de que esas afirmaciones socaven el apoyo internacional, especialmente el árabe, a la guerra de Bush hijo contra Saddam. "El silencio de ustedes -pide el memo- facilita que todo el mundo centre su atención en Iraq más que en Israel", consejo que nada mal le viene a Sharon. Insiste el documento: "Si el objetivo de ustedes es un cambio de régimen (en Irak), tienen que ser mucho más cuidadosos con su lenguaje". Y subraya: "Ustedes no querrán que los estadounidenses piensen que la guerra contra Iraq se hará para proteger a Israel en vez de proteger a EE.UU.".
A saber. El gobierno jordano, por ejemplo, está convencido de que Sharon aprovechará esa guerra para expulsar a los palestinos de la Ribera Occidental en dirección a Jordania. El ministro de Relaciones Exteriores jordano Marwan Muasher -informó el diario israelí Ha'aretz del 28/11- pidió a su entonces par Shimon Peres que Sharon declarara oficialmente que no tenía la intención de producir "traslado" semejante. Sharon se negó e incluso se ofendió "por la sospecha jordana". Bueno.



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Links
Por Carolina - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 4:49 PM



"... en una tempestuosa reunión del gabinete israelí que tuvo lugar el 3 de octubre de 2001 Sharon exclamó: “Quiero decirles algo muy claramente, no se preocupen por EE.UU. Nosotros controlamos a EE.UU. y los estadounidenses lo saben”? Así lo informó Radio Israel (Kol Yisrael) y nunca fue desmentida. Sólo una profunda sensación de impunidad permite esta clase de deposiciones orales."


http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2002-12-01.html


http://www.palestinecampaign.org/archives.asp?xid=324

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Lo que busca encubrir la retórica del "nuevo antisemitismo"
Por Carolina - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 5:12 PM

Israel y Estados Unidos, una relación única


James Petras


La relación entre EEUU, una potencia global imperial, e Israel, una potencia regional, nos proporciona un modelo único de relaciones interestatales. En este caso, la potencia regional arranca un tributo, libre acceso a los mercados norteamericanos, protección en el extranjero a delincuentes ante procesos judiciales o extradición a EEUU mientras estén implicados en espionaje persuasivo y blanqueo de dinero. Además, Israel establece límites de la política de EEUU en Oriente Medio en foros internacionales. Es una relación estructuralmente histórica, que no se basa ni en personalidades ni en configuraciones transitorias de política de partido.

Las relaciones entre EEUU e Israel se han descrito de distintas maneras. Los políticos se refieren a Israel como el mejor aliado de EEUU en Oriente Medio, si no en el mundo. Otros lo consideran un aliado estratégico. Algunos consideran que Israel y EEUU comparten valores democráticos comunes en la guerra contra el terrorismo. Dentro de la izquierda, los críticos consideran a Israel una herramienta del imperialismo norteamericano para minar el nacionalismo árabe, un baluarte contra el terrorismo fundamentalista islámico. Unos pocos escritores señalan en "exceso de influencia" que el gobierno israelí ejerce en la política del gobierno norteamericano a través de los poderosos lobbys y personalidades judíos respecto a los medias y a círculos financieros y políticos.

Aun cuando haya algo de verdad en lo anterior, existe un único aspecto en esta relación entre una potencia imperial como EEUU y una potencia regional como Israel. A diferencia de la relación de Washington con la Unión Europea (UE), Japón y Oceanía, Israel es quien presiona y obtiene vastas transferencias de recursos financieros (2,8 mil millones de dólares al año; 84 mil millones en 30 años). Israel obtiene transferencias de los más modernos armamento y tecnología, acceso sin restricciones a los mercados de EEUU, libre acceso de emigrantes, el compromiso de apoyo incondicional de EEUU en caso de guerra y represión del pueblo [palestino] colonizado, y la garantía del voto de EEUU en contra de cualquier resolución de Naciones Unidas (NNUU).

Desde el punto de vista de las relaciones entre Estados, la potencia menor regional es la que arranca un tributo al Imperio, un resultado aparentemente único o paradójico. La explicación de esta paradoja se encuentra en el poderoso e influyente papel de los judíos proisraelíes en sectores estratégicos de la economía norteamericana, partidos políticos, el Congreso y el poder Ejecutivo. El equivalente más próximo con imperios del pasado es el de los influyentes colonizadores blancos de las colonias, que por medio de sus vínculos en el extranjero fueron capaces de obtener subsidios y relaciones comerciales especiales.

Los colonos israelíes en EEUU han invertido y donado miles de millones de dólares a Israel, en algunos casos desviando fondos de las cuotas de los sindicatos de trabajadores con bajos sueldos para comprar bonos israelíes empleados para financiar nuevos asentamientos coloniales en los territorios ocupados. En otros casos, el Estado de Israel ha protegido a judíos fugitivos de la justicia norteamericana, especialmente a riquísimos estafadores como Mark Rich, e incluso a gángsteres y asesinos. Las ocasionales demandas oficiales de extradición por parte de la justicia norteamericana han sido deliberadamente ignoradas.

El imperio colonizado ha abandonado su línea para ocultar su sumisión ciega a su supuesto aliado, pero poder hegemónico de hecho.

La relación entre EEUU e Israel es la primera de la historia contemporánea en la que el país imperial encubre un importante ataque militar deliberado de un supuesto aliado. En 1967 el U.S. Liberty, un barco de comunicaciones y de reconocimiento, fue bombardeado y destruido durante casi una hora por aviones de combate israelíes en aguas internacionales, lo que provocó cientos de muertos y heridos entre los marineros y oficiales [1]. Mensajes por radio israelíes interceptados así como el hecho se que se mostrara muy claramente la bandera norteamericana demuestran que fue un acto deliberado de agresión. Washington actuó como habría actuado cualquier dirigente del tercer mundo ante un embarazoso ataque a su hegemonía: silenció a sus oficiales de marina que habrían sido testigos del ataque y aceptó discretamente una compensación y una disculpa formal. Aparte del hecho de que esto fuera una acción sin precedentes en las relaciones militares y diplomáticas de EEUU con cualquier aliado, no se conoce ningún caso de un país imperial que encubra un ataque de un aliado regional. Muy al contrario, a circunstancias similares han seguido respuestas diplomáticas y militares belicosas.

En ningún caso se puede explicar esta aparente anomalía por medio de la debilidad militar o la ineficacia diplomática: el armamento de Washington es claramente superior y sus diplomáticos son capaces de elevar una enérgica protesta ante aliados o adversarios cuando existe voluntad política. El lobby judío-norteamericano, los congresistas, los medias y los magnates de Wall Street estratégicamente situados en el sistema político económico de EEUU, garantizaron que el Presidente Johnson actuara dócilmente [2]. Ni fueron necesarias presiones directas porque un liderazgo político hegemónico actúa, aparentemente, según sus propias creencias una vez aprendidas la reglas del juego político. La relación entre EEUU e Israel es una relación única, que ni siquiera un ataque militar no provocado puede poner en cuestión. Como todos los poderes hegemónicos, Washington amenazó a los testigos de la marina norteamericana con un juicio militar si hablaban mientras que mimaban a sus agresores en Tel Aviv.

Los casos Pollard y Rich

Otro ejemplo de la asimétrica relación se encuentra en uno de los principales casos de espionaje durante la Guerra Fría que implica a un agente israelí, Jonathan Pollard, y al Pentágono. Pollard robó y duplicó durante varios grupos de documentos reservados sobre el servicio inteligencia norteamericano, la contrainteligencia, planes estratégicos y armamento militar, y los puso en manos israelíes. Fue el caso de espionaje más importante llevado a cabo contra EEUU por cualquier aliado en la historia reciente. Pollard y su mujer fueron declarados culpables. El gobierno norteamericano protestó en privado al israelí. Los israelíes, por otra parte, organizaron, por medio de sus aliados judío-norteamericanos, un lobby para hacer propaganda a su favor. Finalmente, todos los principales dirigentes israelíes e integrantes de los lobbys judío-norteamericanos hicieron campaña a favor de su perdón y estuvieron a punto de lograrlo con el presidente Clinton.

La desigual relación se hace claramente patente en el caso de un importante fugitivo de la justicia, Mark Rich. Financiero y comerciante, el tribunal federal norteamericano lo condenó por diversos casos de clientes estafados y timados. Huyó a Suiza y posteriormente obtuvo el pasaporte y la ciudadanía israelí al invertir fuertes cantidades de su mal adquirida fortuna en industrias y obras benéficas israelíes. A pesar de la gravedad de su delito, Rich se codeó con los principales líderes en Israel y con su elite económica. En el año 2000 e primer ministro israelí y numerosas personalidades judías pro-israelíes, incluyendo a la ex-esposa de Rich, convencieron a Clinton de que lo perdonara. Mientras se alzaba un protesta por la relación entre el perdón de Rich y la contribución de su esposa con más de 100.000 dólares al Partido Demócrata, la subyacente relación de subordinación a la influencia israelí y al poder del lobby israelí en EEUU se hacía claramente más importante. Vale la pena señalar que es extraordinariamente poco frecuente que un presidente de EEUU consulte a un gobernante extranjero (como hizo Clinton con Barak) en relación a un estafador convicto. No tiene precedentes el perdonar a un acusado fugitivo de la justicia y que nunca cumplió condena.

El poder de Israel se manifiesta en los numerosos peregrinajes anuales que influyentes políticos norteamericanos hacen a Israel para declarar su lealtad al Estado israelí, incluso durante periodos de represión intensiva de los rebeldes. Por el contrario, los sátrapas norteamericanos del mini-imperio israelí aplaudieron la invasión del Líbano por parte del Estado judío, su sangrienta represión de la primera y segunda Intifada y se opusieron a cualquier mediación internacional para prevenir más masacres israelíes, sacrificando así la credibilidad en NNUU.

En las votaciones en NNUU, incluso en el Consejo de Seguridad, a pesar de la abrumadora evidencia de violaciones de los derechos humanos presentada por los aliados de la UE, Washington ha trabajado duro en servicio de su hegemonía. Sacrificando su credibilidad internacional y distanciándose deliberadamente de otras 150 naciones, Washington calificó las críticas al racismo israelí de antisemitismo. Esto no constituye el punto culminante del servilismo de Washington ante Israel.

El caso más reciente y quizá más importante del servilismo de Washington sucedió en los meses anteriores y posteriores al ataque del 11 de septiembre al World Trade Center y al Pentágono. El 12 de diciembre de 2001, los informativos de la Fox supieron por fuentes del servicio de inteligencia de EEUU e investigadores federales que desde el 11 de septiembre habían sido detenidos 60 israelíes implicados en una campaña mantenida durante largo tiempo para espiar a funcionarios del gobierno norteamericano. Muchos de estos detenidos son agentes israelíes activos, militares o de la inteligencia. Fueron arrestados según la Ley Patriótica antiterrorista. Muchos fueron descubiertos en el detector de mentiras al responder a preguntas relativas a actividades de vigilancia contra y en EEUU. Con mayor gravedad, investigadores federales creen con razón que los agentes israelíes habían recopilado previamente informaciones acerca de los atentados del 11 de septiembre y que no informaron a su aliado de Washington. El grado de implicación de Israel en el 11 de septiembre es un secreto celosamente guardado. Un importante investigador federal dijo a los informativos de la Fox que existen "conexiones". Cuando se le pidió que diera detalles, el investigador federal se negó: "las pruebas que vinculan a estos israelíes con el 11 de septiembre están clasificadas. No puedo hablarles de las pruebas que se han reunido. Es información clasificada".

Nada como este caso de espionaje israelí ejemplifica el poder que Israel tiene sobre Washington. Incluso en el caso del peor bombardeo en la historia de EEUU Washington suprime pruebas reunidas federalmente que vinculan a conocidos espías israelíes con posibles pruebas de un conocimiento previo. Es evidente que estas pruebas pueden plantear preguntas acerca de los vínculos y lazos entre elites políticas y económicas así como minar las relaciones estratégicas en Oriente Medio. Lo que es más importante, puede enfrentar a la Administración Bush con el lobby judío norteamericano y su poderosa red formal e informal en los medias, las fianzas y el gobierno. Los informativos de la Fox obtuvieron numerosos documentos clasificados de investigadores federales, probablemente frustrados por el encubrimiento del espionaje israelí por parte de dirigentes políticos en Washington. Estos documentos revelan que incluso antes del 11 de septiembre, al menos otros 140 israelíes habían sido detenidos o arrestados en una investigación secreta sobre el espionaje israelí, a gran escala y durante muchos años, en EEUU. Ninguno de los principales medias escritos o electrónicos informó de estas detenciones. Ni el presidente ni ninguno de principales figuras de Congreso habló acerca de los continuos y persuasivos esfuerzos de Israel por obtener la clave militar y de la inteligencia de EEUU.

Los documentos clasificados detallan "cientos de incidentes en ciudades y pueblos por todo el país", que los investigadores aseguran que pueden ser una creciente actividad de la inteligencia israelí organizada. Según los documentos federales citados por los informativos de la Fox, los agentes israelíes se centraron y penetraron en bases militares, en la DEA [Agencia contra la droga], en el FBI y en docenas de centros gubernamentales e incluso en oficinas secretas y domicilios particulares (no incluidos en ninguna guía) de personal de los departamentos de justicia e inteligencia. El documento de la General Accounting Office [Oficina General de Cuentas] -una sección de investigación de Congreso norteamericano- se refiere a Israel como "País A" y afirma que "el gobierno del País A lleva a cabo la más agresiva operación de espionaje contra EEUU de todos los países aliados de EEUU". Un informe de la Inteligencia de Defensa afirma que Israel tiene una "voraz apetito de información (...). Recopila agresivamente tecnología militar e industrial, y EEUU es su principal prioridad".

El Informe de los informativos de la Fox escrito por Carl Cameron apareció en Internet un día (el 12 de diciembre de 2001) y luego desapareció; no hubo continuación. Ninguno de los demás medias aprovechó este importante informe sobre espionaje. Es indudable que la poderosa influencia proisraelí sobre los medias tuvo que ver con ello. Más significativamente que la "presión" directa, la hegemonía israelí "persuade", "intimida" a los medias y a los dirigentes políticos para que actúen con la mayor discreción restringiendo la apropiación israelí de información estratégica.

Mientras que la red de agentes israelíes a veces es objeto de arrestos, interrogatorios y expulsiones, el Estado israelí y sus ministros en activo nunca son condenados públicamente, ni hay nunca respuesta oficial alguna como la simbólica retirada temporal del embajador norteamericano. El paralelismo más cercano con el comportamiento estadounidense respecto a los espías israelíes es la respuesta que tiene los países pobres y dependientes del Tercer Mundo ante espionaje norteamericano. En este contexto, los dóciles gobernantes piden discretamente al embajador que refrene a algunos de los más agresivos agentes.

Después del 11 de septiembre, por todo el Oriente árabe circularon rumores de que el bombardeo había sido una conspiración israelí para incitar a Washington a atacar a sus adversarios árabe-musulmanes. Estas noticias y sus autores sólo proporcionaron pruebas circunstanciales, a saber, que la campaña antiterrorista de Bush legitimaba la represión "antiterrorista" de los palestinos por parte de Sharon. Las noticias que implicaban a Israel fueron completamente descartadas por todos los medias y dirigentes políticos del espectro. Los investigadores federales norteamericanos revelan ahora que Israel pudo haber tenido noticias del ataque antes de que éste ocurriera y no informar de ello.

Esto plantea la cuestión de la relación entre terroristas árabes y los servicios de información israelíes. ¿Penetraron los israelíes en el grupo u obtuvieron información acerca de ellos? La información confidencial de los investigadores federales podría posiblemente clarificar estas vitales cuestiones. Pero, ¿se hará alguna vez pública esta información confidencial? Lo más probable es que no, por la sencilla razón de que pondría de manifiesto la influencia israelí en EEUU por medio de sus agentes secretos y, más importante, de sus poderosos lobby en el extranjero y de sus aliados en el gobierno y las finanzas. La ausencia de cualquier declaración pública concerniente al posible conocimiento israelí del 11 de septiembre es muestra de la vasta, omnipresente y agresiva naturaleza de sus poderosos defensores de la diáspora. Dada la enorme importancia económica y política que los medias han otorgado al 11 de septiembre, y los aplastantes poderes, fondos e instituciones creados en torno a la cuestión de la seguridad nacional, es sorprendente que no se haya mencionado a las redes de espionaje israelí que operan en las más delicadas esferas del antiterrorismo norteamericano. Por supuesto, esto no es sorprendente si comprendemos correctamente la "relación única" entre el imperio norteamericano e Israel, una potencia regional.

Cuestiones teóricas

La relación entre EEUU, una potencia global imperial, e Israel, una potencia regional, nos proporciona un modelo único de relaciones interestatales. En este caso, la potencia regional arranca un tributo (2,8 mil millones de dólares en contribuciones directas del Congreso norteamericano), libre acceso a los mercados norteamericanos, protección en el extranjero a delincuentes judíos ante procesos judiciales o extradición a EEUU mientras estén implicados en espionaje persuasivo y blanqueo de dinero. Además, Israel establece límites de la política de EEUU en Oriente Medio en foros internacionales. La hegemónica posición israelí ha perdurado tanto bajo la presidencia republicana como bajo la demócrata, durante casi medio siglo. En otras palabras, es una relación estructuralmente histórica, que no se basa ni en personalidades ni en configuraciones transitorias de política de partido.

La primera proviene del hecho de que el Estado territorial israelí tiene poco poder de persuasión, alcance económico o influencia militar, en comparación con las principales potencias (Europa y EEUU). El poder de Israel se basa en la diáspora, las muy bien estructuradas y política y económicamente poderosas redes judías que tiene acceso directo e indirecto a centros de poder y de propaganda en el más poderoso país imperial del mundo. El tributo es la exacta vía de influencia de esos "colonialistas internos" que operan en el nivel de los fabricantes de opinión en los medias y vía el Congreso y la presidencia. Cerca del 50% de los fondos del Partido Demócrata procede de judíos proisraelíes. Por cada dólar gastado por las redes judías para influenciar el voto, el Estado de Israel recibe 50 en ayudas para financiar la construcción y para armar los asentamientos coloniales en los Territorios Ocupados, incluyendo piscinas, jardineros rumanos y doncellas filipinas.

Por medio de las redes en el extranjero, el Estado israelí puede intervenir directamente y establecer los parámetros de la ayuda exterior norteamericana en Oriente Medio. Las redes en el extranjero desempeñan un papel principal en perfilar el debate interno sobre a la política norteamericana respecto a Israel. La propaganda que asocia la represión israelí de los palestinos a una respuesta justificada de las víctimas del Holocausto ha sido repetida y divulgada por todos los medias. Desde las cumbres de las redes a las salas de juntas de los abogados y las salas de espera de los médicos los que apoyan la red tildan agresivamente de antisemita a cualquier voz crítica. Por medio de la intimidación local y de maliciosas intromisiones en las profesiones, los fanáticos defienden la política israelí y a sus dirigentes, aportan dinero, organizan a los votantes y se infiltran en los despachos. Una vez ahí sintonizan con las necesidades de la política israelí.

El fenómeno de expatriados extranjeros que tratan de influir en una potencia imperial no es un fenómeno exclusivamente judío. Pero en ningún otro caso tiene conexiones dirigidas a establecer una relación hegemónica duradera: EEUU, imperio colonizado por un poder regional, paga tributo a Israel y está sometido a las anteojeras ideológicas de estos colonos extranjeros.

Muchas preguntas permanecen sin respuesta mientras el Imperio prosigue agresivamente su expansión militar y las voces internas de la represión reducen los términos del debate público.

Al tiempo que estos colonos extiende su influencia por las esferas política e intelectual, se sienten mas seguros reafirmando la superioridad israelí sobre EEUU, especialmente en los ámbitos de la coacción política y la guerra. Se jactan descaradamente de la superioridad del sistema de seguridad israelí, de sus métodos de interrogatorio, incluyendo sus técnicas de tortura, y piden que EEUU siga la agenda de guerra Israel en Oriente Medio.

Seymour Hersch insta al FBI y a la Agencia de Inteligencia norteamericanos para que siga la práctica de la policía secreta israelí de usar o amenazar con tortura a los familiares, padres incluidos, de los sospechosos de terrorismo. Richard Perle, que tiene una gran influencia en el Departamento de Defensa de Rumsfeld, aboga por la táctica israelí de bombardeos ofensivos a los adversarios. "En 1981 los israelíes se enfrentaron a una decisión urgente: ¿debían permitir que Sadam Husein abasteciera de combustible a un reactor nuclear construido por Francia cerca de Bagdad, o destruirlo? Los israelíes decidieron atacar preventivamente. Todo lo que sabemos (sic) acerca de Sadam Hussein obliga (sic) al presidente Bush a tomar una decisión similar: emprender una acción preventiva o esperar, posiblemente hasta que sea demasiado tarde" [3].

Otro prominente colono, el senador Joseph Lieberman, hizo un llamamiento para que EEUU bombardeara Siria, Iraq e Irán tras el 11 de septiembre, haciéndose eco del consejo del primer ministro Sharon al presidente Bush. Alan Dershowitz, profesor de derecho en Harvard, refrendó públicamente la represiva legislación en EEUU, cuyo modelo era el sistema israelí de detención ilimitada de palestinos.

Los colonos subordinan la política norteamericana a las necesidades de la política exterior israelí, independientemente de las circunstancias y de los extremos a los que les empuja la política colonial israelí. Además, como representantes del poder hegemónico en EEUU, tratan incluso de microcontrolar medidas de seguridad -tortura en los interrogatorios- al tiempo que se convierten en vociferantes defensores de una guerra generalizada en Oriente Medio. Los colonos han influido con éxito en el gobierno de EEUU para que bloquee cualquier iniciativa de la UE respecto a una mediación inmediata, al tiempo que EEUU auspiciaba el Plan Mitchell, que recomendaba observadores de paz.

En resumen, a pesar de sus intranscendentes y puntuales críticas a los excesos de Israel, EEUU no sólo ha sido un defensor incondicional de Israel, sino que ha hecho lo mismo, en el contexto de la sangrienta y prolongada represión y ocupación de los territorios palestinos, de las que Washington es cómplice. La hegemonía israelí sobre EEUU a través de sus colonos es un arma formidable para neutralizar a los aliados de EEUU de la OTAN, a los clientes del petróleo árabe, a la vasta mayoría de la Asamblea General de NNUU e incluso a su propio público en determinados asuntos de Oriente Medio.

Más peligroso todavía es la paranoia irracional que los colonos transfieren de la política israelí a EEUU. Todos los árabes son sospechosos. Se debe a amenazar a los adversarios de Oriente Medio, si no bombardearlos. Se deben establecer tribunales militares secretos y la justicia sumaria para los sospechosos de terrorismo. Los medias están especialmente puestos a punto para recoger el síndrome de paranoia israelí: magnificando cada amenaza, mostrando la resolución y eficiencia israelí frente a los terroristas árabes. El estilo paranoico de la política ha llevado a los ataques israelíes a países árabes en Oriente Medio, al espionaje en EEUU, a la compra ilegal de armas nucleares en EEUU y a una violencia sin tregua contra los palestinos y los libaneses. El peligro es que la asimilación del estilo paranoico por parte de EEUU tiene enormes consecuencias, no sólo para Oriente Medio, sino para el resto del mundo y para las libertades democráticas en EEUU.

Lo que los intelectuales colonos y otros publicistas israelíes olvidan mencionar es que la política de seguridad israelí es un completo desastre: estaciones de autobús, centros comerciales, hoteles de cinco estrellas, pizzerías y todas sus fronteras han sido atacados, y cientos de ciudadanos israelíes han sido asesinados o heridos. Miles de israelíes cultos huyen del país precisamente a causa de la inseguridad y de la proximidad de la violencia que ni el Shin Ben, ni el ejército, ni los colonos son capaces de impedir.

Ciegos ante los fallos de la seguridad israelí, los colonos insisten en crear condiciones para la represión interna y la guerra externa. Dado su influyente papel en los medias, su importancia en las páginas de opinión y en los editoriales de los más prestigiosos periódicos, el mensaje de los colonos llega mucho más allá de su limitado número y de su mediocridad intelectual. Posición y dinero pueden compensar sus patologías sicológicas y políticas así como anular cualquier escrúpulo acerca de lealtades dobles.



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Notas:
1. James Bamford, Body of secrets. Doubleday: New York, 2001. pp.: 187-239.
2. Muchos judíos no están de acuerdo con aspectos particulares de la política israelí y no aprueban el incondicional apoyo del lobby judío-norteamericano a Israel. Pero sus voces no se escuchan y en la mayoría de los casos tienen escasa o nula influencia en la política, los media y en la economía.
3. New York Times, 28 de diciembre de 2001, pág. 19.

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gracias caro
Por joseantonio - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 8:38 PM

gracias x el dato caro

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interesantisimo el articulo
Por joseantonio - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 9:08 PM

Pero ya saben ...aquello de que "los judios dominan el mundo es un delirio paranoico de nazis transnochados¿¿ no ??" Jajaja...

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