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PERU: PENSAMIENTO HUMALA- 2da. Parte
Por Mauricio Quiroz Torres - Tuesday, Jan. 17, 2006 at 10:12 PM
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EL PENSAMIENTO HUMALA SEÑALA QUE EL GOBIERNO DEL GENERAL JUAN VELASCO ALVARADO FRACASO POR SERVIR A CLASES ANTAGONICAS: BURGUESIA INDUSTRIAL, CLASES MEDIAS Y LAS ARISTOCRACIAS OBRERAS Y CAMPESINAS Y QUE RESPONDIO A UNA ESTRATEGIA DEL IMPERIALISMO.


El Pensamiento Humala – II Parte


Mauricio Quiroz Torres*



Presentación


En nuestra entrega anterior (1) tocamos un aspecto del Pensamiento Humala. Hoy queremos incidir en otro aspecto que tiene que ver con el Pensamiento Humala es su enfoque del proceso del gobierno militar iniciado el 3 de Octubre de 1968, con un golpe de Estado al Presidente Fernando Belaúnde Terry, elegido en 1963 luego de haber auspiciado el golpe de Estado de 1962. Y aquí hay un punto de encuentro y desencuentro entre los dos Humala, actores del proceso electoral pese a que son apologistas del Velasquismo.


Para Ulises Humala simple y llanamente dicho Gobierno militar fue una pieza dentro de la estrategia imperialista para contener el desborde político, económico y social y que además se sujetó al financiamiento imperialista y sirvió


Así que quienes respaldan al Humalismo porque se apoya en el nacionalismo del General Juan Velasco quedan con los crespos hechos. Veamos su pensamiento como lo expresa Ulises Humala.


Resalta también aquí que el populismo velasquista tiene dentro de sí el germen de inflación y del déficit de Balanza de Pagos por servir a clases antagónicas. En sus propias palabras: “es inmanente a los populismos, y el de Velasco no podía ser una excepción, la tendencia al déficit en la Balanza de Pagos y a la Inflación, por el mismo hecho de tener su base social en una alianza de clases antagónicas: la burguesía industrial emergente, las clases medias y las “aristocracias” obreras campesinas”.


De esta parte sólo nos corresponde parte de las Notas pero donde también se desarrolla el pensamiento Humala las que se consigna entre comillas.



EL POPULISMO MILITAR DEL GENERAL VELASCO


Debido a la defección del populismo civil en 1963-1968 (Belaúnde), la burguesía nacional se ve avasallada por el capital foráneo: surgió por eso como necesidad el fortalecimiento del aparato estatal para convertirlo en interlocutor válido y con capacidad negociadora ante el capital extranjero.


En reemplazo de la alianza conformada por el capital foráneo y la oligarquía agroexportadora surgió una nueva alianza conformada por el capital foráneo y el Estado, dando lugar el desarrollo asociado. Paradójicamente ocurrió así porque el Gobierno Militar recurrió al préstamo externo, o sea al capital extranjero.


Es un hecho indiscutido e indiscutible que el país experimentó cambios significativos durante la primera fase del gobierno militar. Esto es reconocido tanto por los detractores como por los admiradores del General Velasco.

A la conclusión de que era imperiosa la reforma del sistema para una mejor distribución de los ingresos que evitara una posible explosión social no sólo llegaron los partidos políticos de las clases medias sino también los sectores lúcidos de instituciones como la Iglesia y el Ejército.


La primera se manifestó principalmente a través de la Oficina Nacional de Información Social y de los Cursillos de Cristiandad, que representaban dos tendencias diferentes al interior de ella:


“A diferencia de la ONIS, los “cursillistas” perseguían realizar desde “arriba” los cambios necesarios, a fin de limar las contradicciones existentes entre las clases de la sociedad, procurando de este modo extender un sentimiento comunitario (familia, gremio, comunal) a todo lo largo y ancho de la sociedad, actualizando las viejas aspiraciones católicas.

Así, mientras ONIS orientó su actividad a organizar y movilizar los sectores populares, los cursillos de cristiandad incidieron en el corporativismo comunitario” (Julio Cotler, Clases, Estado y Nación en el Perú. Pág. 317).


Había pues un conjunto de reformas largamente esperadas por el país, reformas que según sus propugnadores lograran que el país saliera de su situación de nación dominada. Existía un amplio consenso para la realización de una reforma agraria, para el formulamiento de la actividad estatal en la economía, etc. Aunque claro habían diferencias de matices.


El gobierno de la alianza AP-DC (1963-1968) se mostró impotente e incapaz para llevar a cabo las reformas que habían preconizado y ofrecido. Fue hasta cierto punto una especie de transición entre un modelo de crecimiento hacia fuera y uno de crecimiento hacia adentro, pues si bien aplicó políticas sustitutivas, como ya hemos visto anteriormente, no atacó las bases económicas de la oligarquía agroexportadora: el latifundio.


El gobierno de Velasco (1968-1975) realizó una serie de aspiraciones nacionales: la Reforma Agraria, la nacionalización de algunas empresas extranjeras principalmente las que actuaban en los sectores extractivos y de servicios, la reorganización de la administración pública la intervención del Estado en forma directa en la economía nacional, la reforma de las empresas, la reforma de la educación, la reforma del crédito, etc.



BALANCE DEL POPULISMO (2) MILITAR Y LA CRISIS


Después de siete años de gobierno de recio nacionalismo del General Velasco, la participación del capital extranjero en la economía nacional se redujo en 50% lo que de por sí es muy positivo. Nuestra derecha que tanto gusta de imitar a los Estados Unidos en particular y a Occidente en general, debería tratar de hacerlo en este aspecto también:


“ ...en los Estados Unidos la parte del capital extranjero en la riqueza nacional fue reduciéndose progresivamente del 20% en 1790 al 5% en 1850-70 para caer al 1% en 1920 y desaparecer luego, lo mismo que en Suecia, Canadá, Alemania, Japón y Australia”.

(Samir Amin:”La Acumulación a Escala Mundial”, pág. 358)


Aquella drástica reducción de la participación extranjera se debió igualmente al incremento drástico de la actividad estatal, la cual se duplicó, y a la aparición del sector cooperativo, virtualmente inexistente antes del reformismo militar. Es interesante señalar que esta situación se presenta con mayor fuerza en el sector primario y en menor medida en los otros dos, lo cual es consistente con el modelo militar de inspiración cepalina, el cual como sabemos pone énfasis en la sustitución de importaciones para lo cual todos los demás sectores, principalmente el primario, prácticamente suministrador de divisas, deben ponerse en función del sector industrial.


Se nacionalizó el sector primario para asegurar un adecuado flujo de divisas y de paso evitando problemas de subfacturación y remisión de utilidades. En cambio casi se dejó intacta la participación extranjera en el sector secundario.


Casi todos los que de una manera u otra se han preocupado por la durísima crisis que actualmente azota al país han coincidido o coinciden en señalar como causa de esta a la política del populismo militar del General Velasco.


Pensamos que ello es en parte cierto en el sentido que si se hubieran tomado determinadas medidas a tiempo quizás se hubiera atenuado el impacto de la crisis. Empero, la crisis era inevitable, desde el momento que el país no es una isla y dada su magnitud muy poco se podía hacer dada nuestra condición de país subyugado. Aquí es donde muestra toda su sabiduría aquel dicho popular: “cuando Estados Unidos estornuda a nosotros nos da la pulmonía”.


La causa de la crisis económica nacional es la crisis mundial cuyo detonante fue el alza del precio del petróleo de 1973. Esta alza tuvo consecuencias catastróficas en un sistema económico basado en la baratura de su principal fuente de energía: el petróleo. De esta crisis, sólo comparable con la de 1929, no se ha salvado ningún país desarrollado o subdesarrollado; mal puede, pues, señalarse en la obra “Anatomía de un Fracaso Económico” que una política económica diferente hubiere podido evitar la crisis.


El gobierno de un país subdesarrollado como el nuestro tiene un margen de juego económico en proporción directa a la situación de bonanzas del mercado mundial, vale decir, de los países dominantes; cuando entra en recesión, nosotros también lo hacemos; cuando este se reactiva, nuestra economía también lo hace. La crisis mundial empieza en 1974 y, aún cuando hubieron y aún haya alguna recuperación, ella es al parecer la crisis final del sistema que durante siglos o milenios trató de conciliar al rico con el pobre, al culto con el analfabeto e ignorante; pero el rico y el culto han avasallado a los pobres al grado de paria y lo ha colocado prácticamente entre la espada y la pared, y la revolución contra el sistema basado en la propiedad privada, resulta como su legítima defensa.


La dependencia de la economía nacional de las fluctuaciones del mercado exterior es la prueba más palmaria de su subdesarrollo y la Balanza en cuenta corriente es el indicador que nos muestra dicha dependencia de la manera mas clara en razón de que sobre su magnitud muy poco se puede hacer dado que una de sus componentes, la Balanza de servicios, es por lo general negativa pues esta conformada principalmente por lo servicios financieros de nuestra creciente deuda externa por las remeses de las utilidades de las inversiones extranjeras en nuestro territorio; en la Balanza comercial, que es otro de sus componentes, sobre las exportaciones es poco lo que se puede hacer en el corto plazo y aún en el mediano pues no tenemos ninguna influencia en la fijación de los precios internacionales de nuestros productos y un aumento significativo de su cantidad implica proyectos de larga maduración.


En cuanto a las importaciones a medida que ha ido creciendo nuestra industria se ha vuelto menos flexibles, es decir que no pueden ser reducidas sin causar un serio trastorno económico y social. Existe evidencia empírica que muestra que el deterioro de la Balanza de Cuenta Corriente precede y coincide con los periodos cíclicos de crisis económica de nuestro país por lo menos en lo que respecta a los últimos 25 años, en los cuales han sucedido tres crisis: recesión, deterioro de los niveles de vida, etc. La del 57-69, la del 67-68 y la que empezó en 1976; ellas sucedieron en periodos de diferente manejo económico, lo cual abona la tesis de que es muy poco lo que el país puede hacer para sortear los vaivenes del mercado mundial mientras siga integrando el sistema capitalista.


En síntesis, el fracaso del proceso de sustitución de importaciones (3) en general y del proceso reformista militar en particular se debió a la dependencia del país de los vaivenes del mercado internacional, y, por consiguiente, cuando éste entró en crisis nuestro país también lo hizo. Esto no quiere decir que no se cometieron errores en la conducción de la economía nacional cuando era evidente el deterioro de nuestra balanza en cuenta corriente y el haber recurrido al endeudamiento externo para cubrir su deterioro, o el realizar una serie de inversiones en plena crisis sin haber comprimido adecuadamente el consumo, etc.


Pero lo que se quiere dejar en claro es que frente a la crisis de los países centrales es muy poco lo que un país subdesarrollado puede hacer, aún con una política económica coherente y sin errores, si es que no se rompe con el sistema capitalista, y la prueba de ello es que ningún país se ha salvado de la crisis a pesar de las diferentes políticas económicas particulares, esto por un lado.


Por otro lado, es inmanente a los populismos, y el de Velasco no podía ser una excepción, la tendencia al déficit en la Balanza de Pagos y a la Inflación, por el mismo hecho de tener su base social en una alianza de clases antagónicas: la burguesía industrial emergente, las clases medias y las “aristocracias” obreras campesinas, en contra de la oligarquía conformada por la burguesía agroexportadora y los terratenientes tradicionales, y por lo tanto tener que satisfacer demandas que en muchos casos son contradictorias. Al respecto Pennano y Schuldt dicen:


“ En consecuencia, las crisis económicas de los populismos pueden predecirse a partir de las exigencias que plantean los diversos intereses que forman la alianza- y que hacen viable el proyecto populista- a la política económica de un país: por un lado, expansión exagerada de la demanda agregada frente a la oferta: por el otro, explosión de las importaciones frente a las exportaciones. Es decir, inflación y déficit de balanza de pagos””.

Hay sin embargo, una condición que es desencadenante de la crisis económica: el estancamiento de las exportaciones. Todos los gobiernos populistas han caído por esto, y los que se han mantenido por cierto tiempo se lo deben a la prosperidad del sector externo ( y porque, o han destruido, o han sabido compensar el poder de la oligarquía plurisectorial). El deterioro del sector externo da lugar a tasas de crecimiento económico más lentas con lo que se hace imposible satisfacer las exigencias de los grupos sociales. Es así como la inflación reprimida explota y con ello la alianza populista”. (Premisas y Antecedentes para la Evaluación del Proyecto del Plan Túpac Amaru”. G. Pennano y J. Schuldt. Apuntes Nº 6, págs. 58 y 59).


A esto se puede añadir que lo que es cierto para los populismos lo es también para los gobiernos oligárquicos o liberales, como países subdesarrollados basamos nuestra economía en el sector externo, es mas somos subdesarrollados precisamente por eso.



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(*) : Sociólogo. Coordinador Nacional del Movimiento Magisterial Germán Caro Rios.




Notas.-



(1) “Teoria Marxista del Desarrollo y Subdesarrollo”. Puede verse en las páginas de los colectivos “Indymedia, especialmente “Peru Indymedia” en http://peru.indymedia.org/news/2006/01/24011.php o en el web de “Pueblocontinente.com/”. Los lectores pueden solicitarnos si lo prefieren al: limaprovincias2@yahoo.es

(2) Para el pensamiento Humalista, el populismo es “La expresión política del modelo de sustitución de importaciones”. Dice que “este modelo de desarrollo no cuestiona al sistema capitalista, quiere tan solo reformarlo, maquillarlo. Los gobiernos populistas al no enfrentarse con el sistema lo único que hacen es favorecer a una determinada fracción capitalista”.

(3) Para Humala la sustitución de importaciones es un “modelo de desarrollo” sustentado por la CEPAL para quien “la única manera de romper con el circulo vicioso de la pobreza de los países de la periferia es la industrialización dirigida por el Estado; es decir, la elaboración interna, en forma progresiva de algunas manufacturas, cerrando el reducido mercado interno a la competencia extranjera, así como también impedir la importación de bienes suntuarios a fin de no afectar la oferta de divisas necesarias para la industria.”. Según Humala, “para la adopción de dicha estrategia económica confluyen los intereses del imperialismo con los de la burguesía industrial”.

Justificada esta dicha estrategia, según Humala, en que “Por un lado, las perspectivas de mayores tasas de ganancia impulsaron al capital extranjero a desarrollar la industria dentro de los países subdesarrollados, que aunque totalmente dependiente del exterior en tecnología, insumos, maquinarias, manejo gerencial, etc. Es al fin y al cabo una industria, así como también la competencia interimperialista por el dominio de los mercados hace que, en el caso norteamericano, trate y logre que en los países donde es el hegemónico se den leyes que restrinjan el mercado interno a la competencia de otros imperialismos.”

Y que “por otro lado, la aparición de una débil burguesía nacional, la irrupción política de las clases medias, la pauperización de la mayoría de la población nacional, etc. jaquean al modelo de desarrollo en ese entonces imperante en los países latinoamericanos, haciendo imperiosa la necesidad de dar una rápida satisfacción económica y política a las crecientes demandas sociales, y la única forma de hacerlo, preservando el sistema, era aplicando la sustitución de importaciones”.

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