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Evo protegerá a las transnacionales
Por Econoticiasbolivia - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 5:40 PM
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El nuevo ícono de la lucha antiimperialista de los pueblos promete ser un fiel guardián de la inversión privada extranjera que saquea y exprime a Bolivia

BOLIVIA: EVO PROTEGERÁ A LAS TRANSNACIONALES

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Econoticiasbolivia.com (La Paz, enero 18, 2006).- El primer gobierno indígena de la América morena defenderá, con la fuerza de la ley y del Estado, la propiedad privada de empresarios nacionales y extranjeros, aseguró el presidente electo de Bolivia, Evo Morales, convertido contradictoriamente por casi toda la prensa comercial y alternativa del mundo en el nuevo ícono de la lucha antiimperialista de los pueblos sometidos por las transnacionales y el gran capital.

"No sólo vamos a respetar la propiedad privada, vamos a proteger la propiedad privada. Es importante la inversión pública y la inversión privada", aseguró Morales en Buenos Aires al concluir una extensa gira por América Latina, Europa y Asia donde ofreció, una y otra vez, amplias garantías para los capitalistas nacionales y extranjeros.

Las garantías a la propiedad y las inversiones fueron bien recibidas por los gobiernos, autoridades y empresarios de España, Brasil, Argentina, Francia y otros, que estaban preocupados por las amenazas que levantan con creciente fuerza los sindicatos y organizaciones populares de Bolivia por la nacionalización de la industrias y empresas vinculadas a la explotación petrolera y minera.

Desde el 2000, con la “guerra del agua”, cuando se logró la expulsión de la transnacional Betchel, el empobrecido y humillado pueblo de Bolivia se levantó contra el saqueo de sus recursos naturales que ejecutan las transnacionales del gas y el petróleo. En las insurrecciones populares del 2003 y 2005, el pueblo enarboló la bandera de la nacionalización de todos los recursos naturales y luchó para expulsar a las petroleras como Repsol, Total, Enron, Shell, Petrobras, Vintage, British Petroleum y otras, que se han apoderado de todas las reservas de gas y petróleo de Bolivia, valuadas en al menos cien mil millones de dólares y que son las segundas más importantes de Sudamérica.

Esta ofensiva popular culminó en el derrocamiento de dos presidentes (Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa), que fungieron como verdaderos gerentes de las petroleras, defendiendo sus millonarios intereses, pero no logró la nacionalización ni la expulsión de las petroleras, posibilitando que en junio del 2005 los sectores parlamentaristas y reformistas abran un periodo electoral, donde todos los candidatos prometieron demagógicamente nacionalizar la industria petrolera, aunque vaciándola del contenido popular y revolucionario forjado en las calles.

El pueblo, aunque ya no cree como antes que la papeleta electoral resuelve los problemas del país, acudió a las urnas el 18 de diciembre y arrasó con las opciones claramente identificadas con el neoliberalismo, con las transnacionales y el imperialismo, dando su voto por Morales, a pesar de las veleidades del líder indígena que prometía, simultáneamente y sin rubor, a los más pobres la nacionalización del gas y el petróleo y a los más ricos la defensa de la propiedad privada.

Y Evo ganó las elecciones con el 54% de los votos con la bandera de la nacionalización, prometiendo que toda la riqueza hidrocarburífera del país, hoy en manos de las transnacionales, volvería a manos del pueblo, para así erradicar la pobreza y la marginalidad que afectan a dos terceras partes de la población de nueve millones de habitantes.

Pero tras el triunfo, durante su gira internacional emprendida antes de asumir el mando de la nación, prevista para el 22 de enero, Morales descartó, una y otra vez, toda posibilidad de estatizar la industria petrolera, tal como demandaron los movimientos sociales y populares que lucharon en las calles contra los tanques y la metralla. Allí, se impuso la promesa que siempre hizo a los más ricos, a la oligarquía y al imperialismo.

En Madrid, sede de la Repsol, que controla la quinta parte de las reservas bolivianas, Evo aseguró que no habrá confiscación ni expropiación de las transnacionales, solicitando, por el contrario, que la petrolera hispana aumente sus inversiones con amplias garantías sobre sus inversiones y sus millonarias utilidades. Allí, incluso, Morales eximió de toda culpa a Repsol, acusada por la Aduana de Bolivia por el delito de contrabando. El compromiso del presidente indígena fue aceptado por el gobierno español, que anunció la condonación de parte de la deuda de 120 millones de dólares que Bolivia tiene con España.

La misma promesa de no expropiar, de no confiscar, de hacer sólo una nacionalización simbólica pero no real, se reiteró en todos los países visitados por Evo, garantizando la inversión extranjera, la propiedad y los bienes de los grandes capitalistas, los multimillonarios negocios de las transnacionales, con plena seguridad jurídica, para que sigan inflando su bolsa a costa del saqueo y la expoliación del rebelde pueblo de los Andes.

La intención declarada del presidente electo de Bolivia y de su gobierno es convertirse en “socio” de las petroleras. “Queremos socios, no patrones”, dice machaconamente, asegurando que no habrá estatización y que las petroleras seguirán manejando la exploración, explotación, comercialización y exportación del gas y el petróleo, aunque con mayor fiscalización y control del Estado.

Lo que pretende Morales, según sus propias declaraciones, es legalizar los 78 ilegales e inconstitucionales contratos de las petroleras, en el marco de la nueva ley de Hidrocarburos, aprobada en junio del 2005 por el Congreso neoliberal.

Estos 78 contratos habían sido declarados al margen de la Constitución, según sentencia inapelable del Tribunal Constitucional, la máxima autoridad judicial de Bolivia, que estableció que todas las petroleras extranjeras operan ilegalmente en el país, con contratos ilegales que no han sido validados por el Congreso Nacional, tal como manda la Constitución Política del Estado.

Para muchos, incluidos los sectores populares que apoyan a Morales y a su partido (el Movimiento al Socialismo, MAS), el dictamen del Tribunal Constitucional equivalía a una virtual “nacionalización”, ya que sin contratos legales y operando ilegalmente en el país, todas las petroleras extranjeras podían ser echadas de inmediato de Bolivia y todas las reservas de gas que controlan, junto a sus inversiones y equipos, podían pasar al Estado boliviano, en un verdadero proceso de nacionalización, no exento de nuevos y mayores conflictos propias de la desigual lucha de un combativo pueblo contra el imperialismo.

Por esta nacionalización lucharon y luchan los sectores más radicalizados y combativos del pueblo boliviano, aglutinados en torno a la Central Obrera Boliviana (COB), a la Federación de Mineros sindicalizados, a la Central Obrera de El Alto, a la Confederación de Campesinos y a la Federación de Juntas Vecinales de El Alto.

Pero otra es la idea de Evo y el MAS, que retóricamente truenan contra el imperialismo y las transnacionales, pero que en los hechos están listos para negociar con ellos. "Queremos decir a las empresas que han invertido en Bolivia que tienen todo el derecho a recuperar su inversión. Y no sólo tienen derecho a recuperar la inversión, sino también a obtener ganancias de la inversión, pero ganancias según principios de equilibrio. Esos contratos ilegales fueron firmados cuando el barril costaba 18 a 20 dólares, ahora cuesta más de 60. Es un tema para empezar a dialogar con las petroleras", dice Morales que no quiere que las petroleras se vayan de Bolivia.

Para ello, el primer gobierno indígena de Bolivia anunció oficialmente su disposición a legalizar los contratos ilegales, negociando las condiciones para que las petroleras extranjeras se asimilen a la nueva ley de hidrocarburos, que impone mayores tributos y regalías en una proporción nominal que llegaría hasta un 50%, aunque en términos reales este nivel podría ser mucho menor por la doble acreditación de impuestos y otras concesiones abiertas en la propia ley.

En su programa económico de gobierno, en el acápite 2.2.5, el MAS ofrece a las petroleras extranjeras "compensaciones en especie o efectivo" para que se asimilen a la nueva legislación y acepten las nuevas reglas de juego, en estricta sujeción a lo que manda la actual Ley, combatida por los sectores populares y sindicales de Bolivia, incluidos los vinculados al propio MAS.

Por ello, las declaraciones de Evo de no expropiar, de no confiscar, de renegociar los contratos ilegales de las petroleras ha sonado a traición en la vanguardia de los sectores más radicalizados y combativos de la COB, que sólo esperan a que Morales se posesione en el cargo para presionarlo para que el Estado tome posesión de las reservas de gas y petróleo, se ocupen los campos petroleros y se expulse a las transnacionales.

Desde la Argentina, Evo ya ha respondido: "No sólo vamos a respetar la propiedad privada, vamos a proteger la propiedad privada”.

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si.. gracias por la Info Econoticias!!
Por por un marxista - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 6:16 PM

El único que no se da cuenta es el PO.

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Igual la COB se la come doblada
Por por otro marxista - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 6:17 PM

Avinsele a econoticias!!

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Beuno barbaro!!
Por por un tercero - Wednesday, Jan. 18, 2006 at 6:19 PM

HAY DOS MENSAJES ENTOCNES!!

OBREROS DEL MUNOD, DIFUNDID!!!

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