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Indígenas tributan homenaje a líder tribal en Brasil
Por HAROLD OLMOS / Associated Press - Tuesday, Feb. 07, 2006 at 2:59 AM

RIO DE JANEIRO - Miles de indígenas sudamericanos se disponen a rendir homenaje el martes al cacique guaraní Sepé Tiarajú, cuya muerte en combate hace 250 años se ha convertido en símbolo de la lucha de los pueblos autóctonos por tierra y por sus derechos.

Los organizadores aguardan unos 5.000 delegados de Brasil, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Argentina para rendir honores este martes a Tiarajú, ejecutado por las tropas de Portugal y España que tres días después mataron a 1.500 indígenas que resistían al poder colonial.

La historia de Tiarajú es poco conocida más allá del sur brasileño. Pero los caciques indígenas están dispuestos a convertir el aniversario de su ejecución en un hito en la lucha que libran por sus derechos y en su campaña perenne por parte de las tierras en que vivieron sus antepasados.

La extensión de la agricultura y la consiguiente tala de bosques han concitado la atención sobre las penurias de los indígenas, que luchan por sus tierras tribales y su forma de vida.

"La tierra que recibimos del gobierno es muy pequeña. Además, está gastada y produce poco, ni siquiera lo suficiente para sobrevivir", dijo Santiago Franco, de 44 años, jefe guaraní que asiste a las conmemoraciones en la ciudad sureña de Sao Grabriel do Sul, a 550 kilómetros en línea recta desde Rio de Janeiro.

Los indios guaraníes se movían libres sobre grandes áreas del cono sur sudamericano antes de la llegada de los conquistadores españoles y portugueses. Los jesuitas organizaron a los nativos en reservas, las "misiones", que fueron centros en los que florecieron las manualidades, la enseñanza de artes y arquitectura.

Uno de los líderes era Tiarajú, que luchó en la defensa de las misiones cuando los jesuítas fueron expulsados por las monarquías de España y Portugal.

Los historiadores cuentan que Tiarajú, al mando de un grupo de indígenas que resistía la expulsión, fue herido por la lanza de un soldado portugués y cayó de su caballo el 7 de febrero de 1756. Un soldado español aprovechó la circunstancia y disparó sobre el cacique matándolo. Tres días más tarde las tropas de los dos países masacraron 1.500 indígenas.

Durante siglos, los indios en Brasil fueron relegados y se les negaron sus derechos. Sólo la constitución de 1988 les garantizó propiedad plena sobre porciones del territorio brasileño, que debían ser demarcadas en cinco años.

Pero todavía hoy sólo una pequeña parte de la tierra prometida está demarcada, y entre los indígenas ha cundido un sentimiento de frustración.

Los hacendados y terratenientes se quejan de que a los indios se les concedió demasiada tierra -más de un millón de kilómetros cuadrados dispersos sobre todo el territorio brasileño, o el 12% de la extensión geográfica del país. Y los indígenas dicen que la tierra que les dan es pobre e insuficiente.

"La tierra es nuestro reclamo principal, pero soñamos con tierra y selva donde poder cazar, con agua donde poder pescar", dijo Franco, desde un teléfono celular.

Aquél parece un sueño distante. Su tribu de 1.000 guaraníes, dijo, subrevive en escasas 202 hectáreas.
"Plantamos maíz amarillo, papa dulce, yuca y sandías, pero lo que recogemos apenas da para nosotros. Quisiéramos que nuestra tierra tenga floresta con ríos, pero lo que tenemos es tierra desnuda", dijo.

Mario Karai, otro jefe guaraní, dijo que los indígenas
han decidido adoptar el grito de batalla de Tiarajú: "Alto ahí! Esta tierra tiene dueño".

"Ese grito expresa nuestro sentir", dijo. "La tierra es nuestro único medio de sobrevivencia. Nuestra cultura está viva, pero muchos de los nuestros mueren de hambre y por las enfermedades".

No hay un número exacto sobre los indígenas en Brasil, cuya población total es de 183 millones. Pero los más de 700.000 distribuídos entre 215 tribus muestran que la población indígena está creciendo, una tendencia diferente de la de hace algunos años.

La Iglesia Católica, a través del Consejo Indigenista Misionario, dice que esto ha ocurrido porque los nativos están ahora más dispuestos a admitir que son indígenas.

"Muchos de ellos no asumían su identidad", dijo Egon Heck, portavoz del consejo. "Cuando se les preguntaba por su raza, decían que eran simplemente campesinos. Hoy no tienen más vergüenza de su raza".

La elección del presidente boliviano Evo Morales, indígena Aymara, fue vista por los indígenas brasileños como "un triunfo de todos los indios de América", dijo Franco, el cacique guaraní.

Franco dijo que la elección de Morales no provocará ningún cambio político en Brasil, que está gobernado desde 2003 por el ex dirigente sindical Luiz Inacio Lula da Silva. Pero subrayó que la victoria de morales había levantado la moral de los indígenas brasileños.

"Eso demuestra que nosotros no somos inferiores", dijo.

Feb. 06, 2006

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Indios recuerdan 250 años de lucha
Por Adital - Tuesday, Feb. 07, 2006 at 3:00 AM

06.02.06

Adital - Mañana, día 07, más de mil líderes indígenas de Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, recuerdan los 250 años de la caída de la resistencia del pueblo Guaraní contra los ejércitos de España y Portugal. Desde el último viernes 03, los indígenas están reunidos en São Gabriel, en Río Grande do Sul, en la Asamblea Continental del Pueblo Guaraní, donde también homenajean al líder de la resistencia, Sepé Tiaraju.

Según informaciones del Concejo Indigenista Misionero (CIMI), a comienzos del 2005, surgió la idea de realizar un encuentro de los diversos grupos y subgrupos de la Nación Guaraní, presente en por lo menos cinco países de América del Sur. Al comienzo de la Asamblea Continental Guaraní, se realizó un minuto de silencio por la memoria de Sepé Tiaraju. Fue un minuto también por la memoria de los 1.500 Guaraníes asesinados por los ejércitos de España y Portugal.

La Asamblea culmina mañana con un acto en memoria de Sepé Tiaraju, en São Gabriel, en la fecha y lugar de la muerte del líder guaraní. Son 250 años de la Masacre de Caiboaté, con el martirio de 1500 guaraníes misioneros. El día 07 de febrero de 1756, tres días antes de la masacre, en lugar no muy distante, caía en combate Sepé Tiaraju, considerado, en las propias crónicas de guerra del ejército portugués, "su mayor general". Lejos de la leyenda, Sepé es un sujeto histórico concreto y datado, alférez y corregidor del Pueblo de São Miguel Arcanjo y uno de los principales comandantes de la resistencia guaraní-misionera en la época de la implementación del Tratado de Madrid en tierras del hoy Río Grande do Sul.

Según el fraile Sério Antônio Görgen, sus virtudes personales, el conjunto de los hechos que lo involucran y las circunstancias de su muerte, hicieron de él algo que va más allá de su papel de personaje individual. Se transformó en el símbolo de la síntesis histórica de lucha, de los sueños, de los hechos, del proyecto, del heroísmo de un pueblo. Es un mito fundador y se transforma en un símbolo. Es el mayor símbolo de un proyecto de civilización que fue brutalmente interrumpido pero que continúa vivo como sueño colectivo de una sociedad de iguales.

En la Masacre de Caiboaté - un análisis detallado de los documentos históricos nos muestra que no hubo "batalla" propiamente dicha - el 10 de febrero de 1756, y no tuvo lugar solamente el asesinato de 1500 indios guaraníes; se asesinaba allí un proyecto de civilización. Un proyecto lleno de contradicciones, propias del tiempo, pero pleno de afirmaciones, conquistas y valores, impropios para la época. Basta decir que allí entre los siete pueblos misioneros no existían esclavos, destino triste que se propagaba en casi todas partes del mundo donde llegaba la llamada civilización cristiana europea.

Desde el jueves 02, a la noche, comenzaron a llegar a São Gabriel, las primeras delegaciones indígenas. Vinieron de Marabá, sudeste del Estado de Pará, los primeros líderes Guaraníes. La delegación, que partió el domingo, día 29, cruzó siete estados en cinco días de viaje, hasta llegar finalmente a São Gabriel. Estos Guaraníes viven en una comunidad de aproximadamente 80 personas en la tierra indígena Nova Jacunda. Originarios del sur del País, este pueblo se afincó en el sudeste de Pará a comienzos del siglo pasado después de ser sucesivamente expulsado de sus tierras.

El viernes 03, llegan ómnibus con representaciones Guaraníes venidos de Mato Grosso do Sul, Río de Janeiro, São Paulo, Paraná, Minas Gerais, Espírito Santo, Paraguay, Argentina, Bolivia y de estados del Nordeste.

Para los indígenas, dos siglos después, los imperios dejaron de ser Portugal y España, pero no dejaron de existir. Actualmente, los pueblos indígenas luchan contra potencias económicas del mundo contemporáneo y contra sus empresas transnacionales que quieren a toda costa las tierras productivas donde este pueblo lucha para sobrevivir. "Cerca del 70% de las tierras indígenas de Brasil están ocupadas por otras personas, sobre todo por quienes tienen poder financiero, por proyectos del agronegocio, madereras, por el garimpo (búsqueda de piedras preciosas)", afirmó Don Franco Masserdotti, presidente del Consejo Indigenista Misionero, que también participa de la Asamblea.

"Brasil tiene espacio para que todos vivan. Y todos necesitan tierra. Precisamos de producción de alimentos. Tenemos 54 millones de brasileños que no comen todos los días. Hoy toda la producción está entregada a siete grandes multinacionales. Es contra eso que luchamos", cuestionó Paulo Facioni, de la Vía Campesina, que también organiza los encuentros.

Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com

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