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Kirchner, estadísticas, mentiras y bajos sueldos
Por COLECTIVO NUEVO PROYECTO HISTORICO - Sunday, Feb. 12, 2006 at 8:30 AM
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No sólo aumentó la brecha entre los rico y pobres, los datos del INDEC, ahora cuestionado por Kirchner y Miceli (probablemente los cambien para que sean inocuos) son la mejor denuncia contra este modelos explotador basado en salarios bajos, precariedad laboral, trabajo en negro y alto desempleo. Además casi un 80% de los trabajadores se encuentral en el umbral de la pobreza. La respuesta populista es típica: anulemos las estadísticas del INDEC y las del Banco Central y Nación. Salarios bajos, creciente pobreza del trabajador posfordista, precariedad laboral, trabajo infantil y en negro,...radiografía del "País en Serio".

70% de los trabajdores gana menos de 900 $: el nuevo trabajador pobre del kirchnerismo:

El 70 por ciento de la población con ingresos ganaba menos de 900 pesos al mes al cierre del tercer trimestre de 2005, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

A su vez, el organismo indicó que la franja de la población con mayores ingresos obtiene 30 veces más que la banda inferior. En la división por deciles (división en diez partes) el INDEC estableció que la franja inferior tiene una escala de ingresos entre 5 y 150 pesos, con un promedio de 106 pesos, mientras que la superior gana entre 1.786 y 100 mil pesos con un promedio de 3.268 pesos.

A su vez, entre el segmento superior y el inmediato inferior los ingresos son 2,2 veces mayores.

Los datos corresponden a la Encuesta Permanente de Hogares y se realizan sobre una base de 23.380.000 personas, que son las que viven en el total de los aglomerados urbanos.

En consecuencia, los deciles se dividen por partes iguales cada 1.215.000 personas, aproximadamente. Debido a que al cierre del tercer trimestre de 2005 la Canasta Básica Total (CBT) que mide la línea de la pobreza se ubicaba en 801 pesos, las familias debieron recurrir a más de un ingreso para satisfacer sus necesidades básicas.

Así se explica que el 60 por ciento de los hogares conseguía reunir ingresos por más de 850 pesos y podía adquirir la cantidad de bienes y servicios mínimos para escaparle a la pobreza.

Del 30 por ciento de la población con ingresos individuales por más de 900 pesos, la tercera parte gana hasta 1.200 pesos, el otro tercio hasta 1.781 pesos y la última porción hasta 100 mil pesos.

Cuando el análisis se extiende a los hogares, la división por deciles marca que por sobre los 850 pesos, la sexta parte gana hasta 1.050 pesos y luego los intervalos se escalonan de la siguiente manera: 1.300 pesos, 1.620 pesos, 2100 pesos, 3000 pesos y 100 mil pesos.

A su vez, se determinó que los hogares de la franja superior obtienen 24 veces más que los de la inferior.

El ingreso medio del decil inferior de hogares obtiene recursos por 223 pesos (1,5 por ciento del total), mientras que los que están en la banda superior se quedan con 5.416 pesos (35,2 por ciento del total) por mes.

Esto lo podemos cruzar con otro dato del INDEC:
Desde enero, una familia tipo (matrimonio y dos hijos) necesita ganar 388,75 pesos no ser indigente. Y 843,60 pesos para no caer en la pobreza.

Estos son los nuevos valores que registró el INDEC. Y significan —con relación a enero de 2005— que la canasta de indigencia tuvo una suba del 15,8% y la de pobreza del 13,2%. En ambos casos por encima de la inflación promedio que fue del 12,1%.

Lo mismo pasa si se compara con diciembre de 2001, el último registro antes de la devaluación del peso: la inflación acumulada fue de 76,4%, pero la canasta de pobreza subió el 82,8% y la de indigencia trepó 108,1%.

Así, la suba de los precios golpeó más a las familias de menores recursos. Fue porque los rubros que más subieron fueron los alimentos básicos, como el aceite, las verduras, las carnes o los lácteos que en mayor proporción a sus ingresos consumen las franjas de menores recursos.

Por otro lado, los ingresos de los sectores más pobres fueron los que menos aumentos recibieron. Por ejemplo, desde diciembre de 2001, los sueldos de los trabajadores en negro —el 46% de los asalariados está en esa situación— tuvieron una suba de apenas el 30,9%. Y los planes sociales —que cobran casi 2 millones de personas— se mantienen sin cambios entre 150 y 200 pesos desde mayo de 2002. Lo mismo pasó en los últimos 12 meses.

Eso explica que el último dato del INDEC (primer semestre de 2005) marque que el 38,5% de la población —14,3 millones de personas— viva por debajo de la línea de pobreza, de los cuales 5,3 millones son indigentes. Y se estima que en la segunda mitad de 2005 la pobreza se habría mantenido casi sin cambios. Sería por el mayor ritmo de aumento de los precios de los alimentos básicos con relación a los sueldos en negro y a los planes sociales.

Además, las estadísticas del INDEC marcan que:

# A fines de 2001, la canasta de pobreza valía $ 463,65. Entonces, el sueldo promedio estaba en 575 pesos y servía para comprar esa canasta más un 25% adicional.

# Ahora el sueldo promedio es de $ 800 y la canasta vale 843,60 pesos. O sea, un sueldo entero no permite completar una canasta de pobreza entera.

Por otro lado, en las familias indigentes y pobres, en promedio, hay 3 hijos por hogar. Y eso lleva la canasta de indigencia de 5 personas a $ 422,72 y la de pobreza a $ 917,31 por mes. Las regiones con familias indigentes numerosas (con más de 5 personas) son La Rioja, Paraná, Santa Fe, Formosa y Corrientes.

Es decir: la amplía mayoría de los trabajadores está en el umbral de la pobreza o directamente debajo de ella. Por eso cuando hablamos de violencia sistemática del capital describimos este estado de cosas cuyo único objetivo es apaciguar la voracidad de ganancia de los grupos económicos y la oligarquía terrateniente. En este asunto como en otros la única usurpación que consiente la burguesía es la lucha.

"Estamos peor que con Menem en cuanto a la brecha entre ricos y pobres": el modelo de acumulación de K.:

"Ni en la peor época de Menem..." Asi es. Más de los mismo: hasta los encuestadores y sociólogos más allegados a la corte confirman lo que la gente vive en el día a día: cada vez más desigualdad, cada vez más explotación, cada vez más miseria, precariedad y marginación. Una buena radiografía de "El País en Serio" del muchachismo kirchnerista. Pero la frase no es de NPH o de algún "inflitrado" ideológico o un trasnochado ultraizquierdista: salió de la boca de uno de los intelectuales orgánicos del "Pais en Serio": el sociólogo Artemio López¡¡¡¡, uno de los gurús en los sondeos del gobierno.

El aumento de la desigualdad que arrojan los últimos datos del Indec es irrefutable. El Presidente fue informado de la mala nueva el miércoles por el sociólogo Artemio López, titular de la consultora Equis. “Los últimos registros correspondientes al tercer trimestre de 2005 muestran un descomunal aumento de la brecha de ingresos” entre ricos y pobres. En el tercer trimestre del año pasado, el 10 por ciento más rico de la población recibió 31 veces más ingresos que el 10 por ciento más pobre. Tal diferencia durante el segundo trimestre era de 25 veces, un registro que venía mejorando desde el anterior pico de desigualdad (30 veces) en mayo de 2002, en tiempos de Duhalde, tiempos de crisis. “El aumento de la desigualdad es el más importante desde mayo de 1994”, advierte el informe del encuestador predilecto de Kirchner. Nunca, ni siquiera durante la década menemista, la brecha había sido tan profunda.

Felisa Miceli ensayó una justificación más política que económica. Cuestionó la metodología de medición de la desigualdad por parte del Indec porque sólo considera los ingresos monetarios, y no capta “todo lo que reciben los sectores más carenciados del Estado y en los noventa no recibían”: viviendas, medicamentos gratuitos, planes de salud, etc. Desde 1974 que la Encuesta Permanente de Hogares del Indec mide de la misma manera la concentración del ingreso. Y por lo tanto, desde entonces, es un excelente termómetro para saber cómo distribuye riqueza el modelo económico vigente en Argentina. Aun aceptando que la “sensibilidad social” de este gobierno es mayor a la de Menem (o que la generosidad de los políticos durante la última campaña electoral fue grande), el aumento de la inequidad es una realidad.

El salto en la concentración de la riqueza se explica, en parte, “en el crecimiento del índice de precios en general y en particular de la canasta de alimentos” durante el año pasado. Pero, además, porque desde la devaluación “6 de cada 10 empleos creados son informales o precarios”. Los empleados en negro, casi uno de cada 2 ocupados en el sector privado, corren muy detrás de la inflación.

Artemio López acercó al presidente Kirchner otro dato, elaborado en base al Indec, que levantó el ánimo presidencial, pero que no atenúa la gravedad de la situación. Entre el primero y el tercer trimestre de 2005, la pobreza se redujo del 38,5 por ciento de la población al 34 por ciento. Así, durante el período, 1.670.000 personas superaron la línea de pobreza. La indigencia, en tanto, habría caído del 13,6 por ciento al 12,5 por ciento, contabilizando unas 700 mil personas menos. Con las nuevas cifras, todavía habría en el país 12,9 millones de pobres y 4,4 millones de indigentes.

“En la Argentina parece consolidarse la paradoja de un país menos pobre y más desigual”, asegura López. ¿Cómo se explica tal paradoja? No es difícil de entender. En los últimos dos años, Argentina creció a una tasa anual del 9 por ciento, sólo superada por China en el escenario internacional. La torta se agrandó y los “ricos” se apropiaron de una tajada cada vez más suculenta. El crecimiento a lo chino permitió también que muchos desocupados consiguieran empleos, precarios, de baja remuneración, pero conchabos al fin que reforzaron los ingresos del núcleo familiar. En otras palabras: “Se distribuye más desigual una torta que creció lo suficiente vía empleo para mejorar los niveles de pobreza”.

¿Qué pasará cuando se deje de crecer al 9 por ciento? ¿Cómo lograr que las familias que asoman la cabeza por arriba de la línea de pobreza porque encontraron trabajo no vuelvan a sumergirse a causa de la inflación? La respuesta está en la búsqueda de un cambio radical y "en serio" de este modelo de acumulación social, de un mecanismo de explotación de los trabajadores argentinos basado en la precariedad laboral, el trabajo en negro, el trabajo negado (desempleo) y los bajos salarios.

40% de pobres. Solución populista: modifiquemos las estadísticas, manipulemos a los medios:

Más de 6 millones de personas —que equivalen a 15,2% de la población total— viven, en promedio, con 65 pesos por mes (o 2,17 pesos por día). En la otra punta, 2,4 millones —que viven en el 10% de las familias más ricas— disponen de 2.226 pesos por mes, según los datos del INDEC del tercer trimestre de 2005 proyectados a todo el país.

Así, mientras la brecha de ingresos de la población entre el 10% más rico y el 10% más pobre es de 31 veces, como informó ayer NPH, si se compara por los hogares esa distancia sube a 34,2 veces. Eso se debe a que en los hogares pobres vive más gente (5 personas por hogar) que en las familias ricas ( 3 por vivienda).

Respecto del trimestre anterior, la franja más pobre de la población obtuvo, en promedio, una mejora de 6 pesos por mes: pasó de 59 a 65 pesos.

En el otro extremo de la pirámide, cada integrante del 10% más rico de los hogares acrecentó su ingreso en 539 pesos por mes: pasó de 1.687 a 2.226 pesos. Esta diferencia explica por qué la brecha en la distribución de los ingresos se fue ampliando.

Si se amplia esta radiografía de ingresos, surge que el siguiente 10% de las familias de menores recursos —equivalente a 5,1 millones de personas— vive, en promedio, con 135 pesos mensuales o 4,50 pesos por día.

De esta forma, actualmente hay 11 millones de personas —que conforman más de 2 millones de familias— que viven con menos de $ 170 mensuales.

Estas familias están compuestas por miembros desocupados, beneficiarios de planes sociales, una parte de asalariados en negro, cuentapropistas informales y trabajadores en blanco con sueldos bajos. Ni hablar de la extensión del trabajo infantil y la altísima desprotección del trabajador en el campo. Y esto explica los niveles actuales de pobreza, que alcanzan al 38,5% de la población, según la última medición del INDEC. Además, si no existiesen los planes sociales con ayuda monetaria, la brecha de ingresos sería más amplia.

Como al neopopilismo de Kirchner le duelen las propias estadísticas del estado burgués, simplemente se propone o eliminarlas (como Trujillo en la República Dominicana) o modificarlas.

¿Combatiendo a las estadísticas?:

Ya sufrimos una censura institucional en las últimas elecciones, cuando la empresa INDRA, por primera vez, ocultó los votos en blanco y la abstención para ocultar la creciente y enorme insatisfacción con el "Capital-Parlamentarismo". Ahora el objetivo de este fascismo débil es el INDEC. La ministra de Economía, Felisa Miceli, puso en tela de juicio los datos que el INDEC difundió el miércoles sobre un empeoramiento de los registros sobre la distribución del ingreso. "La metodología que utiliza el INDEC, que todavía no ha podido ser modificada pero que será modificada próximamente con estudios que se están realizando, no incluye todo el esfuerzo que hace el Estado en mejorar la distribución del ingreso. Solamente toma en cuenta el ingreso monetario", señaló durante un conferencia de prensa en la Casa de Gobierno.

Según el último informe oficial, en el tercer trimestre del año pasado el 10 por ciento más rico de la población tuvo ingresos 31 veces superiores al 10 por ciento más pobre. De esto surge que se habría ampliado la brecha entre ricos y pobres, que entre fines del 2001 y el segundo trimestre del 2005 se había ubicado entre 25 y 30 veces.

Pero la ministra aclaró que el resultado de esa medición obedece en parte a "un resabio metodológico de los años 90, donde evidentemente el Estado no estaba presente".

"El Estado no construía viviendas para la gente, no entregaba gratuitamente remedios a través de un plan absolutamente general como es el Plan Remediar, estaba ausente de la cobertura del desarrollo social y de la educación pública", explicó Miceli. Podría haber agregado que tampoco se compraba votos con electrodomésticos o a piqueteros con cargos intrascendentes.

Esta no es la primera vez que un funcionario nacional polemiza con las cifras del INDEC, que depende del Ministerio de Economía. En 2003, el entonces ministro Roberto Lavagna descalificó las mediciones sobre pobreza. Incluso, durante varios trimestres emitió informes paralelos a los del organismo oficial. Varios años antes, cuando todavía reinaba la convertibilidad y la desocupación iba en ascenso, Carlos Menem desde su función de Presidente también criticó al INDEC, en ese caso por estar en desacuerdo con los datos sobre la evolución del empleo.

Respecto de la metodología que usa el organismo, ayer Miceli insistió: "En todos los países del mundo se incluyen las políticas públicas que hacen reducir la brecha distributiva, menos en la Argentina".

Por eso, según la ministra, "los números que se registran en cuanto a diferencias monetarias están muy amortiguadas por esta inclusión del gasto social, que se ha retomado con mucha fuerza a partir de mayo del 2003 y va en crecimiento permanente porque todavía son muchas las obligaciones del sector público con los sectores más desprotegidos de la población".

La ministra Miceli resaltó que el objetivo final del Gobierno "es mejorar la distribución de ingresos en la Argentina; no queremos un país donde haya diferencias tan importantes entre los distintos actores económicos". Pero, como los indices no mejoran, cambiemos los indices, así como cambiamos la información electoral. O sea: para el populismo si la realidad no coincide con sus estadísticas, peor para la realidad. Ya no se trata de combatir al capital, sino a las neutras y exactas estadísticas...Volvió Raúl Apold, el pequeño Goebbels de los cincuenta?

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