Julio López
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En Kronstadt los anarquistas sirvieron de pasarela a los guardias blancos
Por sergio - Sunday, Feb. 12, 2006 at 10:27 PM

en estas palabras de Lenin en el X Congreso, alla por 1921, se sintetiza palmariamente a quien terminan sirviendo los anarquistas, los sin partido , los que no quieren tomar el poder, los anti estado, los horizontales por el horizontalismo mismo, los autonomistas por el autonomismo mismo. a proposito de la crisis de 1921 en Kronstadt, se reune el X Congreso y Lenin afirma en relacion a los hechos de Kronstadt, donde tuvieron significativa participacion los "anarquistas", junto a los "cadetes" y los socialistas revolucionarios (estos ultimos ligados a los campesinos rusos ) con el apoyo del contrarevolucionario "cadete" aliado al viejo regimen zarista llamado "Miliukov", que escribe y lanza la consigna que nunca pudo ser demostrada de "soviets sin comunistas"



bueno Lenin dice al respecto de todo lo que estaba pasando en Kronstadt:

"Aquí tenemos una manifestacion del democratismo pequeño-burgues que reclama la libertad de comercio y clama contra la dictadura del proletariado. Pero los elementos sin partido han servido de estribo, de escalón, de pasarela a los guardias blancos "

V. I. LENIN, 1921

las proclamas de los bolcheviques acentúaban el caracter de "conjuración contrarevolucionaria de signo monarquico inspirada por el jefe de la artilleria Koslovsky"

"general Koslovsky" ( antiguo oficial del ejercito zarista que sirvió al ejercito rojo, era jefe de artilleria de Kronstadt, que desempeño despues del 4 de Marzo de aquel año un puesto en el Comité de Defensa de la ciudad. ).

Se describio a este movimiento de Kronstadt como influenciado por los guardias blancos a traves de propaganda y apoyo logístico del cual se sirvieron los "anarquistas"," los socialistas revolucionarios" y restos residuales de los "cadetes" ( organizacion partidaria de la vieja Duma de la Rusia Zarista) .

Asi se observa y se demuestra como una verdad irrefutable de la historia que tiene mucha vigencia hoy en el siglo XXI, para quien terminan sirviendo las teorias anarquistas.

y dejo la implacable actuacion del gran Leon Trotsky en Kronstadt contra la sublevacion contrarevolucionaria que se quiso perpetrar, de la mano de los anarquistas.


" El dia 5 de marzo como jefe del Ejrcito Rojo, Trotsky exige a los amotinados que se rindan incondicionalmente y estos se niegan a hacerlo. Tujachevsky prepara entonces el asalto con tropas selectas: chekistas y alumnos de la escuela de oficiales del Ejercito Rojo. Las operaciones se llevan a cabo con la mayor rapidez pues el tiempo apremia ya que el deshielo inminente podría aislar a la forleza de la tierra firme. El precio en vidas humanas va a ser elevado pues los asaltantes inician el ataque por el hielo, bajo el fuego de los cañones de kronstadt. El ataque se inicia el día 7 de Marzo y concluye el 17 de marzo. Un cierto numero de dirigentes rebeldes consigue escapar- entre ellos Pitrichenko que huye al extranjero-, pero la represión es dura. De los insurrectos de Kronstadt unos serán fusilados en las calles y los restantes cuyo numero se eleva a centenares, serán ejecutados, segun Victor Serge, meses más tarde"en pequeñas tandas".

La insurreción es aplastada. El Thermidor que Lenin temía ha tenido lugar efectivamente pero los bolcheviques han vencido a los thermidorianos"

La insurrecion y la represion de Kronstadt pondrían fin igualmente al sueño de Mühsam y otros sobre la unificación de marxistas y libertarios. Tras el fracaso de los intentos de mediación de los anrquistas americanos Emma Goldman y Alejandro Berkman, Kronstadt se convertirá en el símbolo de la hostilidad irreductible que, en lo sucesivo, existirá siempre entre estas dos corrientes del movimiento obrero.

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callate bolche pajero!
Por antiautoritario - Sunday, Feb. 12, 2006 at 11:21 PM

Mirá que hay que leer pelotudeces!!!
Un bolche pajero que extraña a la URSS y que se le da por glorificar una matanza hecha contra el pueblo.
Que vas a hacer después? glorificar la matanza de la plaza de Tiannamen en China? festejar por los campos de concentración soviéticos, los famosos gulags?
Mirá, por suerte la gente ya no se come la pastilla y se da cuenta que todos los gobiernos son una bosta, sean bolches o burgueses, todos la misma mierda.
Muerte a todos los Estados!!!
Fuego al capital!!!
Salú y anarquía!!!

PD: Recomiendo leer la obra de Voline llamada "La revolución desconocida", un excelente documento histórico sobre la revolución rusa y la contrarrevolución bolchevique.

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siempre los mismos argumentos fachos, estos pajeros
Por ... - Sunday, Feb. 12, 2006 at 11:42 PM

Estas son las palabras con la que la dictadura bolchevique reprimió al bastión de la revolución rusa, demostrando como se cagaba totalmente en la democracia soviética y que sólo abrazó la consiga "todo el poder a los soviets" con fines demagógicos.


"El gobierno obrero y campesino ha decretado que Kronstadt y los buques rebeldes deben someterse inmediatamente a la autoridad de la República Soviética.
Por tanto, ordeno a todos los que han levantado su mano contra la patria socialista, que depongan las armas de inmediato. Los recalcitrantes serán desarmados y entregados a las autoridades soviéticas. Los comisarios y otros representantes del gobierno que se encuentran detenidos, deben ser liberados en el acto. Sólo quienes se rindan incondicionalmente podrán contar con un acto de gracia de la República Soviética. Al mismo tiempo, doy órdenes para preparar la represión y el sometimiento de los amotinados por medio de las armas. Toda la responsabilidad por los perjuicios que pueda sufrir la población pacífica, recaerá sobre la cabeza de los amotinados contrarrevolucionarios.

Esta advertencia es la definitiva".

Trotski, Kamenev. "Ultimatum a Kronstadt", 5 marzo 1921


¿En que se diferencia esto de los bandos de la dictadura argentina, que decía que protegía a la Patria de la subversión?

¿Puede ser alguien tan imbécil para decir que los reprimidos eran funcionales a los guardias blancos? Obvio que sí, el imbécil que inicia el tópico lo demuestra.

Si quieren sigan defendiendo la represión de Kronstadt como si fuera un asunto de marxistas vs. anarquistas. La cosa es que al defenderla ustedes asumen claramente una posición fascista, y si tratan de llevar eso a la práctica van a tener que hacer muchos campos de concentración para imponer su "socialismo", y no les extrañe que muchos de ustedes sean cagados a tiros o a bombazos antes de ello.

MUERTE AL FASCISMO!

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callate anarco reformista!!!
Por fuera!! - Sunday, Feb. 12, 2006 at 11:43 PM

son reformsitas y pequeñoburgueses como decia Lenin, sirvieron a la reaccion.
Mugre son, quisieron socavar la revolucion bolchevique, de Lenin y Trotsky, que estaban defendiendo la dictadura del proletariado con democracia obrera en los soviets. Fueron participes junto a los cosacos blancos de la reaccion burguesa imperialista para terminar con el regimen leninista de democracia proletaria internacionalista.

nada tienen que ver con la matanza de tiennamen en China contra el regimen stalinista chino.

Trotsky y Lenin tuvieron razon contra los thermidorianos anarquistas!!!
la revolucion proletaria se defiende aun con la muerte y el fusilamiento y asi se hizo y asi se hará.

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troskos de mierda
Por el piolet de trotski - Monday, Feb. 13, 2006 at 12:27 AM

Troskos porque no dicen nada de la guita que tenia trotski en WALL STREET.

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Les paso un extraordinario texto de Trotsky escrito en 1938 sobre Kronstadt
Por Militante del MST EL SOCIALISTA - Monday, Feb. 13, 2006 at 1:18 AM

Alarma por Kronstadt [1]


15 de enero de 1938



Un "Frente Popular" de delatores

La campaña sobre Kronstadt continúa con un vigor constante en ciertos círculos. Se podría pensar que la revuelta de Kronstadt no ocurrió hace 17 años sino ayer. Participan en la campaña con igual celo, bajo el mismo lema, anarquistas, mencheviques rusos, socialdemócratas de izquierda del Buró de Londres, individuos desatinados, el periódico de Miliukov [2] y, ocasionalmente, la gran prensa capitalista. ¡Un "frente popular" de su misma calaña!
Ayer me tropecé con las siguientes líneas en un semanario mejicano que es a la vez católico, reaccionario y "democrático": "Trotsky ordenó disparar sobre 1.500 (?) marineros de Kronstadt, los más puros entre todos. Su política cuando estaba en el poder no se diferenciaba en absoluto de la actual política de Stalin". Como es sabido los anarquistas de izquierda deducen la misma conclusión. Cuando por primera vez respondí en la prensa brevemente las preguntas de Wendelin Thomas, miembro de la Comisión de investigación de Nueva York, el periódico menchevique ruso defendió inmediatamente a los marineros de Kronstadt y... a Wendelin Thomas ... [3] El periódico de Miliukov se manifestó en la misma tónica. Los anarquistas me atacaron con mayor vigor aun. Todas estas autoridades alegan que mi respuesta era completamente inútil. Esta unanimidad es todavía más notable puesto que los anarquistas defienden, en el símbolo de Kronstadt, un genuino comunismo antiestatal; los mencheviques, en la época del levantamiento de Kronstadt defendieron abiertamente la restauración del capitalismo y Miliukov lo defiende aún ahora.
¿Cómo puede el levantamiento de Kronstadt causar tal disgusto en anarquistas, mencheviques, y contrarrevolucionarios "liberales" al mismo tiempo? La respuesta es simple: todos estos grupos están interesados en comprometer la única corriente genuinamente revolucionaria, que nunca ha repudiado su bandera, nunca ha transigido con sus enemigos y representa sola el futuro. Por eso entre los delatores tardíos de mi "crimen" de Kronstadt hay tantos ex revolucionarios o semirrevolucionarios, gentes que perdieron su programa y sus principios y que consideran necesario desviar la atención de la degradación de la Segunda Internacional o la perfidia de los anarquistas españoles. Los stalinistas todavía no se pueden unir abiertamente a esta campaña sobre Kronstadt pero, por supuesto, se frotan las manos con placer porque los golpes están dirigidos contra el "trotskismo", el marxismo revolucionario y la Cuarta Internacional.
¿Por qué esta fraternidad tan diversa se valió precisamente de Kronstadt? Durante los años de la revolución chocamos más de una vez con los cosacos, los campesinos, aun con ciertas capas de trabajadores (ciertos grupos de los Urales organizaron un regimiento de voluntarios en el ejército de Kolchak). El antagonismo entre los trabajadores como consumidores y los campesinos como productores y vendedores de pan es la raíz principal de estos conflictos. Bajo la presión de la necesidad y la privación, los trabajadores se dividieron esporádicamente en campos hostiles de acuerdo a sus vínculos más o menos fuertes o débiles con la aldea. El Ejército Rojo se encontró también bajo la influencia del campo. Durante los años de la Guerra Civil fue necesario, más de una vez, desarmar regimientos descontentos. La introducción de la "Nueva Política Económica" (NEP) atenuó la fricción pero no la eliminó. [4] Por el contrario, preparó el camino para el renacimiento de los kulakis [campesinos ricos] y llevó, a comienzos de esta década, a la renovación de la Guerra Civil en la aldea. El levantamiento de Kronstadt fue solamente un episodio en la historia de las relaciones entre la ciudad proletaria y la aldea pequeñoburguesa. Sólo es posible comprender este episodio en relación con el curso general del desarrollo de la lucha de clases durante la revolución.
Kronstadt se diferenció de una larga serie de otras insurrecciones y levantamientos pequeñoburgueses solamente por su mayor efecto externo. El problema aquí implicaba una fortaleza marítima de Petrogrado. Durante el levantamiento se publicaron proclamas y se trasmitieron programas de radio. Los social-revolucionarios [5] y los anarquistas, huyendo de Petrogrado, adornaron el levantamiento con frases y gestos "nobles". Todo esto dejó huellas impresas. Con la ayuda de estos materiales "documentales" (es decir, falsos rótulos), no es difícil construir una leyenda sobre Kronstadt mucho más exaltada puesto que en 1917 el nombre de Kronstadt estaba rodeado de un halo revolucionario. No en vano la revista mejicana antes citada llama irónicamente a los marineros de Kronstadt "los más puros entre los puros".
Jugar con la autoridad revolucionaria de Kronstadt es una de las características distintivas de esta campaña verdaderamente charlatana. Los anarquistas, mencheviques, liberales y reaccionarios tratan de presentar el asunto como si al comenzar 1921 los bolcheviques hubieran dirigido sus armas contra los mismos marineros de Kronstadt que garantizaron la victoria de la Insurrección de Octubre. Este es el punto de partida para todas las falsedades posteriores. Quien desee aclarar estas mentiras debe primero que todo leer el artículo del camarada J. G. Wright en la New International (febrero de 1938). [6] Mi problema es otro, yo quiero describir el carácter del levantamiento de Kronstadt desde un punto de vista más general.

Agrupaciones sociales y políticas en Kronstadt.

Una revolución es "hecha" directamente por una minoría. El éxito de una revolución es posible, sin embargo, solamente cuando esta minoría encuentra, más o menos apoyo, o por lo menos una neutralidad amistosa de parte de la mayoría. El cambio en las diferentes etapas de la revolución, como la transición de la revolución a la contrarrevolución, está determinado directamente por relaciones políticas variables entre la minoría y la mayoría, entre la vanguardia y la clase.
Entre los marineros de Kronstadt había tres capas políticas: los revolucionarios proletarios, algunos de ellos con un pasado y un entrenamiento serios; la mayoría intermedia, principalmente de origen campesino; y finalmente, los reaccionarios, hijos de kulakis, tenderos y curas. En la época zarista en los acorazados y fortalezas el orden podía mantenerse sólo en la medida en que los oficiales actuando a través de las secciones reaccionarias de suboficiales y marineros, sometieran a la capa intermedia a su influencia o terror, aislando de esta manera a los revolucionarios, principalmente a los maquinistas, cañoneros y electricistas, es decir, sobre todo a los trabajadores urbanos.
El curso del levantamiento del acorazado Potemkin en 1905 se basó completamente en las relaciones entre estas tres capas, es decir, en la lucha entre la pequeña burguesía reaccionaria y el proletariado por la influencia sobre la capa media más numerosa del campesinado. Quien no haya entendido este problema que se extiende a través de todo el movimiento revolucionario de la flota, debe callarse sobre los problemas de la Revolución Rusa en general. Porque fue totalmente, y hasta cierto grado aún lo es, una lucha entre el proletariado y la burguesía por influir sobre el campesinado. Durante el período soviético la burguesía apareció principalmente como kulakis (es decir, el estrato más alto de la pequeña burguesía), intelectuales "socialistas" y ahora bajo la forma de la burocracia "comunista". Tal es el mecanismo básico de la revolución en todas sus etapas. En la flota asumió una expresión más centralizada, y por lo tanto más dramática.
La composición política del Soviet de Kronstadt reflejaba la composición de la guarnición y las tripulaciones. La dirección de los soviets en el verano de 1917 pertenecía al partido bolchevique, que se apoyaba en las mejores secciones de los marineros e incluía en sus filas muchos revolucionarios del movimiento clandestino, quienes habían sido liberados de los campos de trabajos forzados. Pero me parece recordar que aún en los días de la Insurrección de Octubre los bolcheviques constituían menos de la mitad del Soviet de Kronstadt. La mayoría se componía de social-revolucionarios y anarquistas. No había mencheviques en Kronstadt, pues este partido lo odiaba. Los social-revolucionarios oficiales, incidentalmente, no tenían una mejor actitud hacia él. Estos se pasaron a la oposición con Kerenski y formaron una de las brigadas de los llamados social-revolucionarios de "izquierda". Se basaron en la parte campesina de la flota y en la guarnición de tierra. En cuanto a los anarquistas eran el grupo más variado. Entre ellos había verdaderos revolucionarios, como Shuk y Shelezniakov, pero eran los elementos más íntimamente vinculados con los bolcheviques. La mayor parte de los "anarquistas" de Kronstadt representaban a la pequeña burguesía urbana y pertenecían a un nivel revolucionario más bajo que los social-revolucionarios. El presidente del soviet era un hombre apartidista, "con simpatías hacia los anarquistas" y esencialmente un oficinista pacífico que había estado antes subordinado a las autoridades zaristas y ahora lo estaba... a la revolución. La ausencia total de mencheviques, de social-revolucionarios de "izquierda" y el tinte anarquista del pequeño burgués, se debían a lo agudo de la lucha revolucionaria en la flota y a la influencia dominante de las secciones proletarias de los marineros.

Cambios durante los años de la Guerra Civil

La caracterización social y política de Kronstadt, que se puede fundamentar e ilustrar con muchos hechos y documentos, es suficiente para iluminar los trastornos que ocurrieron en Kronstadt durante los años de la Guerra Civil y como resultado de los cuales cambió su fisonomía hasta hacerse irreconocible. Precisamente sobre este importante aspecto del problema los acusadores tardíos no dicen una sola palabra, en parte por ignorancia, en parte por malevolencia.
Sí, Kronstadt escribió una página heroica en la historia de la revolución. Pero la Guerra Civil inició una despoblación sistemática de Kronstadt y de toda la flota del Báltico. Desde los días del levantamiento de Octubre, destacamentos de marineros de esta base se enviaban para ayudar a Moscú. Otros se enviaban al Don, a Ucrania, para buscar pan y organizar el poder local. Al principio parecía que Kronstadt fuera inagotable. Desde distintos frentes envié docenas de tele- gramas sobre la movilización de los nuevos destacamentos "de confianza" compuestos de trabajadores de Petrogrado y marineros del Báltico. Pero desde 1918, y en todo caso antes de 1919, los frentes empezaron a quejarse de que los nuevos contingentes de Kronstadt eran insatisfactorios, exigentes, indisciplinados, irresponsables en el combate y que hacían más mal que bien. Después de la liquidación de Iudenich (en el invierno de 1919), [7] la flota del Báltico y la guarnición de Kronstadt fueron despojadas de todas las fuerzas revolucionarias. Todos los elementos que eran de alguna utilidad fueron llevados a luchar contra Denikin, en el sur. [8] Si en el período de 1917 a 1918 el marinero de Kronstadt pertenecía a un nivel más alto que el promedio del Ejército Rojo y formaba la armazón de sus primeros destacamentos, tanto como la del régimen soviético en muchos distritos, los marineros que permanecieron en el Kronstadt "pacífico" hasta comienzos de 1921, sin ajustarse a ninguno de los frentes de la Guerra Civil, pertenecían, en esta época, a un nivel considerablemente más bajo, en general, que el nivel medio del Ejército Rojo e incluían un gran porcentaje de elementos completamente desmoralizados que lucían vistosos pantalones de bota campana y cortes de pelo deportivos.
La desmoralización, basada en el hambre y en la especulación, había aumentado en gran medida a fines de la Guerra Civil. Los llamados "portadores de sacos" (especuladores mezquinos) se habían vuelto una plaga social que amenazaba con sofocar la revolución. Precisamente en Kronstadt, donde la guarnición no hacía nada y tenía todo lo necesario, la desmoralización adquirió grandes dimensiones. Cuando las condiciones llegaron a ser muy críticas en el hambriento Petrogrado, el Politburó discutió más de una vez la posibilidad de conseguir un "préstamo interno" de Kronstadt, donde todavía existía una cantidad de viejas provisiones. Pero los delegados de los trabajadores de Petrogrado contestaron: "No conseguirán nada de ellos por bondad. Ellos especulan con ropa, carbón y pan. En este momento en Kronstadt, todo tipo de gentuza ha levantado la cabeza". Esa era la verdadera situación y no como la pintan las almibaradas idealizaciones posteriores al suceso.
Debo añadir además que antiguos marineros de Latvia y Estonia, que temían ser enviados al frente y que se preparaban a volver a sus nuevas patrias burguesas, se unieron a la flota del Báltico como "voluntarios". Estos elementos eran esencialmente hostiles a la autoridad soviética y lo demostraron totalmente en los días del levantamiento de Kronstadt... Además de éstos había muchos miles de trabajadores latvios, principalmente antiguos campesinos, que demostraron un heroísmo inigualable en todos los frentes de la Guerra Civil. No debemos por lo tanto pintar a los trabajadores latvios y a los de Kronstadt con el mismo pincel. Debemos reconocer las diferencias políticas y sociales.

Las raíces sociales del levantamiento

El problema de un estudiante serio consiste en definir, sobre la base de las circunstancias objetivas, el carácter social y político del motín de Kronstadt y su ubicación en el desarrollo de la revolución. Sin esto, la "critica" se reduce a un lamento sentimental de tipo pacifista a la manera de Alexander Berkman, Emma Goldman y sus últimos imitadores. [9] Estas buenas gentes no tienen la más mínima comprensión del criterio y los métodos de la investigación científica. Citan las proclamas de los insurgentes como predicadores píos citando las Sagradas Escrituras. Se quejan además de que no tomo en consideración los "documentos", es decir, el evangelio de Majno y los otros apóstoles. [10] "Considerar" documentos no significa tomarlos al pie de la letra. Marx dijo que es imposible juzgar partidos o pueblos por lo que ellos dicen de sí mismos. Las características de un partido se determinan considerablemente más por su composición social, su pasado, su relación con las diferentes clases y estamentos que por sus declaraciones orales y escritas, especialmente durante un momento crítico de guerra civil. Si por ejemplo, empezáramos a tomar como oro puro las innumerables proclamas de Negrín, Companys, García Oliver, y Compañía, [11] tendríamos que reconocer a estos caballeros como amigos fervientes del socialismo. Pero en realidad son sus pérfidos enemigos.
Entre 1917 y 1918 los obreros revolucionarios dirigieron a las masas campesinas, no solamente de la flota sino de todo el país. Los campesinos tomaron y dividieron la tierra, la mayor parte de las veces bajo la dirección de los soldados y marineros que llegaban a sus propios distritos. Las requisas de pan solamente habían comenzado y eran principalmente contra los terratenientes y kulakis. Los campesinos se reconciliaron con las requisas como un mal temporal pero la Guerra Civil continuó por tres años. La ciudad no dio prácticamente nada a la aldea y tomó casi todo de ésta, principalmente para las necesidades de la guerra. Los campesinos aprobaron a los "bolcheviques" pero se volvieron más y más hostiles hacia los "comunistas". Si en el período precedente los obreros habían llevado hacia adelante al campesino, ahora los campesinos arrastraban a los obreros hacia atrás. Solamente por este cambio de estado de ánimo los blancos pudieron atraer parcialmente a los campesinos y hasta los semiproletarios de los Urales. Este estado de ánimo, es decir esta hostilidad a la ciudad, alimentó al movimiento de Majno que asaltó y saqueó trenes destinados a fábricas, plantas y al Ejército Rojo, destruyó carrileras, fusiló comunistas, etcétera. Por supuesto, Majno llamó a esto la lucha anarquista con el "estado". En realidad esta fue la lucha del pequeño propietario furioso contra la dictadura del proletariado. Un movimiento similar se presentó en muchos otros distritos, especialmente en Tambovski, bajo la bandera de "social-revolucionarios". Finalmente, en diferentes partes del país los destacamentos campesinos llamados "verdes" estaban activos. No querían reconocer ni a los rojos ni a los blancos y rechazaban los partidos de la ciudad. Algunas veces los "verdes" se encontraban a los blancos y recibían golpes severos de éstos, pero por supuesto no recibieron ninguna piedad de los rojos. De la misma manera que a la pequeña burguesía la muelen económicamente las piedras de molino del gran capital y del proletariado, así los destacamentos campesinos fueron pulverizados por los Ejércitos Rojo y Blanco.
Solamente una persona completamente superficial puede ver en las bandas de Majno o en la revuelta de Kronstadt una lucha entre los principios abstractos del anarquismo y el "socialismo de estado". En realidad, estos movimientos eran convulsiones de la pequeña burguesía campesina que deseaba, por supuesto, liberarse del capital, pero que, al mismo tiempo, no aceptaba subordinarse a la dictadura del proletariado. La pequeña burguesía no sabe concretamente lo que quiere y en virtud de su posición no puede saberlo. Esa es la razón por la cual cubrió tan fácilmente sus peticiones y esperanzas, ya con la bandera anarquista, ya con la populista, ya simplemente con la "verde". Oponiéndose al proletariado, trató, bajo todas estas banderas, de retroceder la rueda de la revolución.

El carácter contrarrevolucionario del motín del Kronstadt

No había, por supuesto, barreras insuperables que dividieran las diferentes capas sociales y políticas de Kronstadt. Aún existía cierto número de trabajadores y técnicos calificados para encargarse de la maquinaria pero aun ellos se identificaban por un método de selección negativa, políticamente nocivo y de poca utilidad para la Guerra Civil. Algunos "líderes" del levantamiento procedían de estos elementos. Sin embargo, esta circunstancia completamente natural e inevitable que algunos acusadores señalan triunfalmente, no cambia ni un ápice el carácter antiproletario de la revuelta. A menos que nos engañemos con consignas pretensiosas, falsos rótulos, etcétera, veremos que la insurrección de Kronstadt no fue más que una reacción armada de la pequeña burguesía contra las penalidades de la revolución social y la severidad de la dictadura del proletariado.
Ese fue exactamente el significado de la consigna de Kronstadt, "soviets sin comunistas", de la cual se apoderaron inmediatamente no sólo los social-revolucionarios sino también la burguesía liberal. Como representante sagaz del capital, el profesor Miliukov comprendió inmediatamente que liberar a los soviets de la dirección bolchevique significaría, en poco tiempo, la destrucción misma de los soviets. La experiencia de los soviets rusos durante el período de dominación menchevique y social-revolucionaria, y aun más claramente, la experiencia de los soviets alemán y austríaco, bajo la dominación de los socialdemócratas, comprobaron este hecho. Los soviets social-revolucionarios y anarquistas podían servir solamente como un puente entre la dictadura proletaria y la restauración capitalista. No podían jugar otro papel a pesar de las "ideas" de sus integrantes. La rebelión de Kronstadt, por lo tanto, tenía un carácter contrarrevolucionario
Desde un punto de viste clasista, que - con el perdón de los honorables eclécticos - continúa siendo el criterio básico no solamente para la política sino para la historia, es extremadamente importante contrastar la conducta de Kronstadt con la de Petrogrado en esos días críticos. Toda la capa dirigente de los trabajadores había salido de Petrogrado. El hambre y el frío reinaban en la capital desierta, tal vez aun más furiosamente que en Moscú. ¡Un período heroico y trágico! Todos estaban hambrientos e irritables. Todos estaban descontentos. En las fábricas había una sorda inconformidad. Organizaciones clandestinas enviadas por los social-revolucionarios y los oficiales blancos trataron de vincular el levantamiento militar con el de los trabajadores descontentos. El periódico de Kronstadt escribió sobre las barricadas de Petrogrado y sus miles de muertos. Lo mismo proclamó la prensa mundial. En realidad ocurría exactamente lo contrario. La sublevación de Kronstadt no atrajo a los trabajadores de Petrogrado, los repelía. La estratificación se adelantó a lo largo de líneas clasistas. Los trabajadores sintieron inmediatamente que los amotinados de Kronstadt estaban colocados al lado opuesto de las barricadas... y apoyaron al poder soviético. El aislamiento político de Kronstadt fue la causa de su incertidumbre interna y su derrota militar.

La N.E.P y la insurrección de Kronstadt

Victor. Serge, quien al parecer está tratando de elaborar una especie de síntesis del anarquismo, poumismo y marxismo, ha intervenido desgraciadamente en la polémica sobre Kronstadt. En su opinión, la introducción de la NEP un año antes, podría haber evitado el levantamiento. Admitámoslo. Pero este tipo de consejo es muy fácil de dar después del suceso. Es verdad, como recuerda Victor Serge, que yo había propuesto la transición a la NEP desde 1920. Pero no estaba en absoluto seguro de su éxito. No era ningún secreto para mí que el remedio podía ser más peligroso que la enfermedad. Cuando encontré oposición de los dirigentes del partido, no apelé a las filas con el fin de evitar la movilización de la pequeña burguesía contra los obreros. Fue necesaria la experiencia de los doce meses siguientes para convencer al partido de la necesidad de un nuevo método. Pero lo notable es que fueron precisamente los anarquistas de todo el mundo quienes consideraron a la NEP como... una traición al comunismo. Pero ahora los abogados de los anarquistas nos denuncian por no haber introducido la NEP un año antes.
En 1921 Lenin reconoció abiertamente, más de una vez, que la defensa obstinada por el partido del comunismo de guerra se había convertido en un gran error. [12] ¿Pero cambia esto la situación? Cualquiera que sean las causas inmediatas o remotas de la rebelión de Kronstadt, fue en su esencia misma un peligro mortal para la dictadura del proletariado. ¿Simplemente porque se sentía culpable de un error político, debería haberse suicidado la revolución proletaria para castigarse?
¿O tal vez habría sido suficiente informar a los marineros de Kronstadt de los decretos de la NEP para calmarlos? ¡Ilusiones! Los insurgentes no tenían un programa consiente y no podían tenerlo por la naturaleza misma de la pequeña burguesía. Ellos mismos no entendían claramente que lo que sus padres y hermanos necesitaban primero que todo era comercio libre. Estaban descontentos y confusos pero no veían ninguna salida. Los más conscientes, es decir, los elementos de derecha que actuaban entre bastidores, querían la restauración del régimen burgués. Pero no lo decían en voz alta. El ala "izquierda" quería la liquidación de la disciplina, "soviets libres", y mejores raciones. El régimen de la NEP sólo podía calmar gradualmente al campesino, y, después de él, a las secciones descontentas del ejército y la armada. Pero para esto se necesitaba tiempo y experiencia.
El más pueril de todos los argumentos es el de que no hubo levantamiento, que los marineros no hicieron ninguna amenaza, que "solamente" se tomaron la fortaleza y los acorazados. Parecería entonces que los bolcheviques marcharon contra el fuerte, con los pechos desnudos a través del hielo, sólo por su inclinación a provocar conflictos artificialmente, por su mal carácter, su odio a los marineros de Kronstadt o a la doctrina anarquista (de la cual, podríamos decir de paso, que nadie se preocupa en absoluto). ¿No son éstos balbuceos infantiles? Sin límite de tiempo o espacio, los críticos diletantes tratan de sugerir (¡diecisiete años más tarde!) que todo hubiera terminado para satisfacción general si la revolución simplemente hubiera dejado solos a los marineros insurgentes. Desgraciadamente, la contrarrevolución mundial no los habría dejado solos en ningún caso. La lógica de la lucha habría dado predominancia a los extremistas en el fuerte, es decir, a los elementos contrarrevolucionarios. La necesidad de provisiones habría hecho a aquél directamente dependiente de la burguesía extranjera y de sus agentes, los emigrantes blancos. Todos los preparativos necesarios para este fin se estaban elaborando. Bajo circunstancias similares, solamente gente como los anarquistas españoles o los poumistas habrían esperado pasivamente un resultado feliz. Los bolcheviques afortunadamente pertenecían a una escuela diferente. Consideraban que su deber era extinguir el luego tan pronto empezara, reduciendo así, a un mínimo, el número de las víctimas.

Los de Kronstadt sin un fuerte

Esencialmente, los venerables críticos son enemigos de la dictadura del proletariado y por lo tanto de la revolución. En esto reside todo el secreto. Es verdad que algunos de ellos reconocen la revolución y la dictadura, en palabras, pero esto no arregla nada. Desean una revolución que no conduzca a la dictadura, o bien, que instaure una dictadura sin hacer uso de la fuerza. Por supuesto sería una dictadura muy "agradable". Requiere sin embargo, unas cuantas menudencias: un desarrollo igual y, más aun, extremadamente alto de las masas trabajadoras. Pero en tales condiciones la dictadura sería innecesaria. Algunos anarquistas, que en realidad son pedagogos liberales, esperan que en cien o en mil años los trabajadores habrán obtenido un nivel de desarrollo tan alto que la coerción será innecesaria. Naturalmente si el capitalismo pudiera conducir a tal desarrollo, no habría necesidad de derrocarlo. Tampoco habría necesidad de una revolución violenta, ni de la dictadura que es una consecuencia inevitable de la victoria revolucionaria. Sin embargo, el capitalismo decadente de nuestros días nos deja poco espacio para ilusiones humanitarias y pacifistas.
La clase trabajadora, sin hablar de las masas semiproletarias, no es homogénea social ni políticamente. La lucha de clases produce una vanguardia que absorbe los mejores elementos de la clase. Una revolución es posible cuando la vanguardia es capaz de dirigir a la mayoría del proletariado; pero esto no significa en absoluto que desaparezcan las contradicciones internas entre los trabajadores. En el pico más alto de la revolución están por supuesto atenuadas, pero solamente para aparecer más tarde, en otra etapa, con toda su violencia. Tal es el curso de la revolución en su conjunto. De la misma manera lo fue en Kronstadt. Cuando radicales de salón tratan de señalar un nuevo camino a la Revolución de Octubre, después del suceso, sólo podemos pedirles respetuosamente que nos demuestren con exactitud ¿dónde y cuándo sus grandiosos principios fueron confirmados en la práctica, por lo menos parcialmente? ¿Dónde están los indicios que nos llevan a esperar el triunfo de estos principios en un futuro? Por supuesto nunca obtendremos una respuesta.
Una revolución tiene sus propias leyes. Hace mucho tiempo formulamos las "lecciones de Octubre" que son significativos, no sólo para Rusia sino a escala internacional. Nadie más ha tratado siquiera de sugerir otras "lecciones". La revolución española es una confirmación negativa de las "lecciones de Octubre" y los severos críticos son equívocos o silenciosos. El gobierno español del "Frente Popular" sofoca la revolución socialista y fusila revolucionarios. Los anarquistas participan en este gobierno o, cuando son expulsados, continúan apoyando a los verdugos. Y sus abogados y aliados extranjeros se ocupan mientras tanto de una defensa... de la Insurrección de Kronstadt contra los rudos bolcheviques. ¡Una vergonzosa aberración!
Las actuales disputas acerca de Kronstadt giran sobre el mismo eje clasista del levantamiento de Kronstadt en el cual las secciones reaccionarias de los marineros trataron de derrocar la dictadura del proletariado. Conscientes de su impotencia en la arena de la política revolucionaria de hoy, la disparatada y ecléctica pequeña burguesía, trata de utilizar el viejo episodio de Kronstadt en su lucha contra la Cuarta Internacional, es decir, contra el partido de la revolución proletaria. Estas últimas "gentes de Kronstadt", también serán aplastadas, es verdad que sin el uso de las armas, puesto que, afortunadamente, no tienen una fortaleza.
[1] Alarma por Kronstadt. New International, abril de 1938.
[2] Pavel Miliukov (1859-1943): dirigente de los demócratas constitucionales liberales (Cadetes), ministro de relaciones exteriores en el Gobierno Provisional ruso, marzo-mayo de 1917, y prominente enemigo de la Revolución Bolchevique. Su periódico se llamaba Poslednia Novosti (Últimas Noticias).
[3] Wendelin Thomas: antiguo diputado comunista ante el Reichstag alemán (1920-1924) y miembro de la comisión internacional que investigo los Juicios de Moscú. Ver Las preguntas de Wendelin Thomas, 6 de julio de 1937, en Escritos 36-37
[4] La Nueva Política Económica (NEP): se adoptó como una medida temporal en 1921 para remplazar la política del "comunismo de guerra", que prevaleció durante la Guerra Civil. La NEP permitió un crecimiento limitado del comercio libre al interior de la Unión Soviética y de las concesiones extranjeras al lado de los sectores económicos nacionalizados y controlados por el estado. La NEP estimuló el crecimiento de una clase de campesinos ricos y de una burguesía comercial (hombres de la NEP), y produjo una serie de concesiones políticas y económicas para el comercio y el cultivo privado.
[5] El Partido Social Revolucionario (eserista): fundado en Rusia en 1900, de 1901 a 1902 emergió como la expresión política de todas las corrientes populistas anteriores: tenía la mayor influencia entre el campesinado antes de la revolución de 1917.
[6] John G. Wright (1902-1956): dirigente y educador del SWP, que tradujo muchos de los trabajos de Trotsky al inglés. El título de su artículo era La verdad sobre Kronstadt.

[7] Nikolai Iudenich (1862-1933): general zarista que en 1919 organizó una ofensiva contra Petrogrado ayudado por los aliados.
[8] Anton Denikin (1872-1947): uno de los dirigentes de la contrarrevolución en el sur de Rusia durante la Guerra Civil.
[9] Alexander Berkman (1870-1936): anarquista polaco que vivió en Estados Unidos. Pasó 14 años en la cárcel por apuñalar a Henry Clay Flick durante la huelga de Homestead Steel. Fue encarcelado y deportado a Rusia junto con Emma Goldman (1869-1940) por actividades antibélicas durante la Primera Guerra Mundial. Al disgustarles el régimen soviético se mudaron a otra parte.

[10] Nestor Majno (1884-1934): dirigente de pequeñas bandas de campesinos que luchaban contra los reaccionarios ucranianos y las fuerzas de la ocupación alemana durante la Guerra Civil rusa. Rehusó integrar sus fuerzas con el Ejército Rojo y finalmente llegó a conflictos con éste . Sus fuerzas fueron finalmente dispersadas por el gobierno soviético en 1921.
[11]Luis Companys y Jover (1883-1940): en 1933 llegó a ser la cabeza del gobierno local de Cataluña. Su partido era el nacionalista catalán Esguerra. José García Oliver (n. 1901): dirigente anarquista español de derecha que colaboró con los stalinistas para aplastar al ala revolucionaria de los realistas Fue ministro de justicia en el gobierno central desde 1936 hasta el final de la Guerra Civil.
[12] Comunismo de guerra: política seguida por el gobierno soviético durante la Guerra Civil, que subordinaba toda la producción a las necesidades del frente e incluía la confiscación del grano de los campesinos. Llevó a un descenso en la producción.

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Por Uy Dió! - Monday, Feb. 13, 2006 at 4:23 AM

Wall Street & the Bolshevik Revolution

http://www.amazon.com/gp/product/089968324X/002-8399790-4134443?v=glance&n=283155

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La pavada cíclica
Por Mosca Cojonera - Monday, Feb. 13, 2006 at 6:44 AM
fliegecojonera@hotmail.com

Cada dos o tres meses los pavos que se creen revolucionarios, desde este Sergio a los nabos de EL Mil¡tante, cuelgan la misma mentira histórica sobre Kronstadt, y siempre cuelgan el infame texto de Kramer y la autojustificación lamentable de Trotsky y Lenin...Ya hubo un debate muy largo y serio en Indymedia, para los compañeros que quieran llegar a la verdad y no al mito religioso:

http://argentina.indymedia.org/news/2004/01/170156.php

En este debate los dogmáticos que se creen marxistas fueron cocinados en su propia salsa con información y material histórico impecable. Pero vuelvo a colgar un texto de una militante revolucionaria testigo, junto con Serge, de ese momento de inflexión en la revolución rusa:

Recuerdos de Emma Goldman, de su vida en Moscú en 1921.

Recuerdos de Kronstadt (1)

Traducción del francés por Chantal López y la colaboración de Omar Cortés en la redacción del texto en español.

(...) En Rusia el asunto de las huelgas me había intrigado a menudo. La gente contaba que la menor tentativa de ese tipo era aplastada y sus participantes encarcelados. No lo creía, y como siempre, en estos casos, me dirigí a Zorin (2) para obtener más información. Exclamó: ¡Huelgas bajo la dictadura del proletariado! ¡Tales cosas no existen! Me reprochó dar crédito a esas historias tan insensatas e imposibles. ¿Por cierto, contra quiénes, los obreros en la Rusia soviética, debían ponerse en huelga? ¿Contra ellos mismos? Eran los dueños del país, tanto política como industrialmente. De seguro, entre los obreros se encontraban algunos que no tenían plena conciencia de clase y que no conocían sus verdaderos intereses. Estos vociferaban de vez en cuando, pero eran elementQs incitados (...) por egoistas y enemigos de la Revolución. Parásitos que, a propósIto, inducían al error a la gente Ignorante. (...) Evidentemente, las autoridades soviéticas debian proteger al país de estos saboteadores que, en su gran mayoría, estaban ya en la cárcel.

Desde entonces me enteré, por observaciones personales y por experiencia, que los verdaderos saboteadores contrarrevolucionarios y bandidos que estaban en las cárceles de la Rusia soviética no eran más que una minoría insignificante. La gran masa de la población penitenciaria se componía de heréticos sociales que eran culpables de pecado fundamental contra la iglesia comunista, pues ninguna ofensa era considerada con tanto odio como la de tener opiniones políticas diferentes a las del partido, y de protestar contra las maldades y crímenes del bolchevismo. Me dí cuenta que la mayoría estaba compuesta por prisioneros políticos -tanto campesinos como obreros-, culpables de haber pedido un buen trato y mejores condiciones de vida. Estos hechos, rigurosamente ocultados al público, eran sin embargo conocidos por todo el mundo, como también casi todas las cosas que ocurrian en secreto bajo la superficie soviética. Estas informaciones prohibidas, ¿cómo lograban emerger? Era un misterio para mi, pero de hecho emergian y se esparcían con la misma rapidez e intensidad de un incendio en un bosque.

Menos de veinticuatro horas después de nuestro regreso a Petrogrado, supimos que en la ciudad había un profundo descontento y que corrían rumores de huelga, cuya causa eran los sufrimíentos acrecentados, debidos a un invierno extraordinariamente riguroso, así como a la habitual miopía de los Soviets. Terribles tempestades de nieve habían retrasado el envío de magros abastecimientos de víveres y de combustibles para la ciudad. Además, el Petro-Soviet cometió el estúpido error de cerrar varias fábricas y de reducir, a la mitad, la ración de sus empleados. Al mismo tiempo, se supo que en los almacenes se distribuyó a los miembros del partido un nuevo abastecimiento de zapatos y de ropas, mientras que los demás obreros estaban miserablemente vestidos y calzados. Y, para colmo de errores, las autoridades habían prohibido el mitin convocado por los obreros para discutir la manera de mejorar esta situación.

Entre los elementos no comunistas de Petrogrado era común la opinión de la gravedad de la situación. La atmósfera era tan tensa como para explotar de un momento a otro. Naturalmente decidimos quedarnos en la ciudad, no con la esperanza de poder evitar los disturbios amenazadores sino para estar presentes y poder ser útiles a la gente.

La tempestad se desató más pronto de lo que esperábamos. Comenzó con la huelga de los obreros de los molinos de Trubetskoy. Sus reivindicaciones eran muy modestas: un aumento de las raciones alimenticias, tal como se los habían prometido desde hacía mucho tiempo, y la distribución de los zapatos disponibles. El Petro-Soviet rehusó discutir con los huelguistas, hasta que no hubieran regresado a su trabajo.

Compañías de kursanty (3) armados, compuestas por jóvenes comunistas cumpliendo su servicio militar, eran enviadas para dispersar a los obreros reunidos alrededor de los molinos. Los cadetes intentaban provocar a la masa disparando al aire, pero afortunadamente los obreros habían acudido desarmados y no hubo sangre derramada. Los huelguistas recurrieron a una arma mucho más potente: la solidaridad de sus camaradas obreros. El resultado fue que los obreros de cínco fábricas pararon el trabajo y se juntaron al movimiento huelguístico. Llegaban, como un solo hombre, de los muelles de Galernaya, de los almacenes de la marina, de los molinos de Patronny, de las fábricas de Baltysky y de Laferm. Su manifestación fue en seguida dispersada por los soldados. De todas las informaciones recibidas, concluí que el trato reservado a los huelguistas no era de ninguna manera fraternal.

(...) La petición de los obreros para obtener más pan y combustibles se transformó en solicitud de reivindicaciones políticas precisas, debido a la actitud arbitraria e intransigente de las autoridades. Un manifiesto pegado a las paredes, no se supo nunca por quien, llamaba a un cambio total de la política del gobierno. Decía: ¡Los obreros y los campesinos necesitan primero, libertad! No quieren vivir bajo los decretos de los bolcheviques, quieren controlar su propio destino. Cada día la situación se volvía más tensa, nuevas reivindicaciones circulaban y eran pegadas en los muros y en las paredes de los edificios. Al fin apareció un llamamiento a favor de la asamblea constituyente, tan detestada y denunciada por el partido en el poder.

La ley marcial fue declarada y se dio la orden a los obreros de reingresar a sus fábricas, con la amenaza que de no hacerlo serían privados de sus raciones. Esto, sin embargo, no dio resultado: pero, a raíz de este hecho un cierto número de sindicatos fueron liquidados, sus dirigentes y los más recalcitrantes huelguistas, encarcelados.

Impotentes, mirábamos grupos de hombres rodeados de soldados y de tchekistas armados pasar bajo nuestras ventanas. Con la esperanza de convencer a los dirigentes soviéticos de la locura y del peligro de su táctica, Sacha (4) intentó encontrarse con Zinoviev, mientras yo buscaba a los señores Ravich, Zorin y Zipperovitch, jefes del soviet de los sindicatos de Petrogrado. Pero todos rehusaron recibirnos bajo el pretexto de que estaban demasiado ocupados en defender la ciudad contra los complots contrarrevolucionarios tramados por mencheviques y socialistas-revolucionarios. Este estribillo estaba muy gastado por haber sido utilizado durante tres años, pero siempre muy bueno para impresionar a los militantes comunistas.

La huelga se extendía a pesar de las extremas medidas que se tomaron. Continuaban los arrestos, pero la estupidez, con la cual las autoridades reaccionaban, alentó a elementos ignorantes. Comenzaron a aparecer proclamas contrarrevolucionarias y antisemitas, rumores de represión militar y de brutalidades de la Tcheka contra los huelguistas, corrían por la ciudad.

Los obreros estaban decididos, pero pronto fue claro que los derrotarían por el hambre; no había manera de ayudar a los huelguistas, aun teniendo algo que darles. Todas las avenidas por las cuales se podía llegar a los barrios industriales estaban bloqueadas por las tropas. Además, la misma población estaba en una situación espantosa. Los pocos víveres y ropas que podíamos reunir eran una gota de agua en el océano. Todos nos dábamos cuenta de la desigualdad del régimen alimenticio entre los secuaces de la dictadura y los trabajadores. Tan grande era esa desigualdad que imposíbilitaba a los huelguistas sostener la situación durante mucho tiempo.

En esta tensa y desesperada situación, de repente apareció un nuevo factor que daba alguna esperanza para un posible arreglo. Eran los marineros de Kronstadt. Fieles a sus tradiciones revolucionarias y a la solidaridad de los trabajadores, demostradas tan lealmente durante la revolución de 1905 y, más tarde. en los levantamientos de marzo y octubre de 1917, de nuevo apoyaban a los proletarios arrazados de Petrogrado. No ciegamente; tranquilamente y sin que nadie se enterara, habían enviado una comisión para informarse de las reivindicaciones de los huelguistas. El informe de esta comisión llevó a los marineros de los barcos de guerra Petropavlovsk y Sebastopol a adoptar una resolución en favor de sus hermanos obreros en huelga (5). Se declaraban entregados a la revolución y a los soviets así como leales para con el partido comunista. Sin embargo protestaban contra la actitud arbitraria de ciertos comisarios e insistían firmemente sobre la necesidad de una más grande autodeterminación para los grupos organizados de los obreros. Además reclamaban libertad de reunión para los sindicatos y las organizaciones de campesinos, así como la libertad para todos los detenidos políticos y sindicales de las prisiones soviéticas y de los campos de concentración.

(...) Durante un mitin celebrado el lo. de marzo, al que asistían 16,000 marineros, soldados del Ejército rojo y obreros de Kronstadt, resoluciones similares fueron adoptadas en forma unánime a excepción de tres votos. Los tres opositores eran: Vassiliev, presidente del soviet de Kronstadt, que presidía el mitin; Kuzmin, comisario de la flota báltica y, Kalinin, presidente de la República socialista soviética federada.

Dos anarquistas habían asistido al mitin y a su regreso, nos contaron que allí había reinado orden, entusiasmo y buen espíritu. Desde los primeros días de octubre no habían visto demostración tan espontánea de solidaridad y de compañerismo ferviente. Sólo deploraban que no hubiéramos asistido a esta demostración. Decían que la presencia de Sacha -a quien los marineros de Kronstadt habían defendido tan valientemente cuando pesaba sobre nuestras cabezas la extradición de California en 1917- habría influido mucho sobre la resolución. Estábamos de acuerdo con ellos, ya que hubiese sido una experiencia maravillosa participar, en territorio soviético, en el primer gran mitin masivo que no estaba organizado por consigna. Hacía ya tiempo, Gorki me aseguró que los hombres de la flota báltica, habían nacido anarquistas y que mi lugar estaba entre ellos. A menudo yo deseaba ir a Kronstadt para encontrar y hablar a las tripulaciones, pero tenía la convicción que en mi estado mental confuso y quebrantado de aquel entonces nada podría ofrecerles de constructivo. Ahora tomaría mi lugar entre ellos, sabiendo que los bolcheviques correrían el rumor de que yo incitaba a los marineros en contra del régimen. Sacha decía que poco le importaba lo que dirían los comunistas. Se uniría a los marineros en su protesta a favor de los obreros huelguistas de Petrogrado.

Nuestros camaradas insistieron sobre el hecho de que las expresiones de simpatía por parte de Kronstadt para con los huelguistas no podrían, de ninguna manera, ser consideradas como una acción antisoviética. De hecho, el espíritu de los marineros y las resoluciones adoptadas en su mitin masivo eran netamente pro-soviéticas. Protestaban enérgicamente contra la actitud autocrática para con los huelguistas hambrientos, pero el mitin, en ningún momento, había dejado entrever la menor oposición a los comunistas. En realidad, ese gran mitin había tenido lugar bajo los auspicios del soviet de Kronstadt. Para demostrar su lealtad, los marineros habían acogido con cantos y música a Kalinin cuando llegó a la ciudad; y su discurso fue atentamente escuchado con el más profundo respeto. Aún más, a pesar de que él y sus camaradas habían vituperado a los marineros y condenado su moción, estos escoltaron muy amigablemente a Kalinin hasta la estación, tal como nuestros informantes lo pudieron constatar.

Oímos rumores según los cuales Kuzmin y Vassiliev habían sido arrestados por los marineros, durante un mitin de trescientos delegados de la flota, de la guarnición y del soviet de los sindicatos. Preguntamos a nuestros dos camaradas lo que sabían al respecto. Confirmaron que, en efecto, estos dos hombres habían sido arrestados. La razón era que Kuzmin denunció, durante el mitin, a los marineros y huelguistas de Petrogrado como traidores, (...) declarando que, desde ese momento, el partido comunista iba a combatirlos como contrarrevolucionarios hasta el final. Los delegados tuvieron conocimiento de que Kuzmin había dado la orden de evacuar todo el abastecimiento y las municiones de Kronstadt dejando así a la ciudad en la inanición. Por esta razón los marineros y la guarnición de Kronstadt decidieron arrestar a los dos hombres y tomar precauciones para que las provisiones no se retirasen de la ciudad. Pero esto de ninguna manera era una señal de intento de rebelión ni de que los hombres de Kronstadt dejasen de creer en la integridad revolucionaria de los comunistas. Por el contrario, se permitió a los delegados comunistas hablar tanto como los otros. Otra prueba de confianza en el régimen se dio con el envío de un comité de treinta hombres para conferenciar con el Petro-Soviet en vista de un arreglo amigable de la huelga.

Nos sentíamos orgullosos de esta magnífica solidaridad de los marineros y soldados de Kronstadt para con sus hermanos en huelga de Petrogrado y esperábamos que, gracias a la mediación de los marineros, el fin de los disturbios se lograrían rápidamente.

Desgraciadamente nuestras esperanzas fueron truncadas una hora después de que recibimos noticias de los acontecimientos de Kronstadt. Una orden firmada por Lenin y Trotsky estremeció a todo Petrogrado. La orden decía que Kronstadt se había amotinado contra el gobierno soviético y denunciaba a los marineros como Ios instrumentos de antiguos generales zaristas quienes, de acuerdo con Ios traidores socialistas-revolucionarios, habían tramado una conspiración contrarrevolucionaria en contra de la República proletaria.

¡Absurdo! ¡Pero es pura locura! exclamó Sacha después de leer una copia de esta orden. Lenin y Trotsky deben estar mal informados. ¡No es posible que puedan creer que los marineros sean culpables de una contrarrevolución! ¡Cómo sería posible que las tripulaciones del Petropavlovsk y del Sebastopol, que constituían el apoyo más sólido de los bolcheviques desde octubre, se hayan convertido en contrarrevolucionarios! ¿No los había saludado el mismo Trotsky, como el orgullo y la flor de la revolución?.

En seguida debemos ir a Moscú, dijo Sacha. Era absolutamente necesario ver a Lenin y a Trotsky para explicarles que todo esto era un terrible malentendido, un error que podría ser fatal a Ia misma Revolución. Era muy duro para Sacha renunciar a su fe en la integridad revolucionaria de hombres considerados, por millones de gentes en el mundo, como apóstoles del proletariado. Yo estaba de acuerdo con él; pensaba que Lenin y Trotsky habían sido tal vez inducidos en el error por Zinoviev, quien telefoneaba todas las noches dando detallados informes sobre Kronstadt. Zinoviev, hasta entre sus camaradas, nunca tuvo la reputación de tener valor personal. Tuvo pánico desde los primeros síntomas de descontento expresados por los obreros de Petrogrado. Cuando supo que la guarnición local había expresado su simpatía con loS huelguistas, perdió completamente la cabeza y ordenó que le instalaran una ametralladora, en el hotel Astoria, para su protección personal. El asunto de Kronstadt lo había llenado de terror, cosa que le indujo a pregonar historias sin sentido en Moscú. Sacha y yo sabíamos todo esto, pero yo no podía creer que Lenin y Trotsky realmente pensaran que los hombres de Kronstadt fueran culpables de una contrarrevolución o capaces de cooperar con generales blancos, tal como se les acusaba en la orden de Lenin.

Una ley marcial extraordinaria fue decretada en toda la provincia de Petrogrado, y nadie más que los oficiales provistoS de autorizaciones especiales, podían dejar la ciudad. La prensa bolchevique lanzaba una campaña de calumnias y vituperaciones contra Kronstadt, proclamando que los marineros y soldados habían hecho causa común con el general zarista Kozlovsky por lo que declaraban a la gente de Kronstadt fuera de la ley. Sacha comenzaba a darse cuenta que la situación tenía un origen mucho más profundo y muy diferente a una simple mala información de Lenin y Trotsky. Este último debía asistir a la sesión especial del Petro-Soviet en donde se decidiría el destino de Kronstadt. Decidimos asistir.

Era la primera vez que oiría a Trotsky en Rusia. Pensaba que podría recordarle sus palabras de despedida en Nueva York: la esperanza expresada por él, de vernos pronto en Rusia para ayudar a las grandes tareas hechas posibles por el derrocamiento del zarismo. Ibamos a pedirle dejarnos ayudar a resolver los problemas de Kronstadt en un espíritu fraternal; disponer de nuestro tiempo y nuestra energía, y hasta de nuestras vidas, en esta suprema prueba que la revolución planteaba al partido comunista.

Desgraciadamente, el tren en el que viajaba Trotsky llegó tarde, por lo que no pudo asistir a la sesión. Los hombres que hablaron en esta asamblea eran inaccesibles. Un loco fanatismo animaba sus palabras y un miedo ciego los invadía.

El estrado estaba severamente guardado por unos kursanty; soldados de la Tcheka, bayoneta calada, se encontraban entre el estrado y el auditorio. Zinoviev, que presidía, parecía estar en el límite de una crisis nerviosa. Se levantó varias veces para hablar volviéndose a sentar en seguida. Cuando finalmente comenzó a hablar, giró la cabeza de derecha a izquierda como si temiera un ataque repentino. Su voz, siempre tan infantilmente débil, subía en un tono agudo, extremadamente desagradable y de ninguna manera convincente.

Denunciaba al general Kozlovsky como el mal genio de los hombres de Kronstadt, a pesar de que la mayoría de los asistentes supiesen que este oficial había sido colocado en Kronstadt por el mismo Trotsky como especialista en artillería. Kozlovsky era viejo y decrépito, y no tenía ninguna influencia sobre los marineros ni sobre la guarnición. Esto no impidió a Zinoviev, presidente del comité de defensa creado especialmente para esta ocasión, proclamar que Kronstadt se había levantado contra la revolución e intentaba realizar los planes de Kozlovsky y de sus ayudantes zaristas.

Kalinin se expresó con su habitual actitud paternal y atacó a los marineros en términos violentos, olvidándose de los homenajes recibidos en Kronstadt hacía sólo algunos días. Ninguna medida es demasiado severa para los contrarrevolucionarios que se atreven a levantar la mano contra nuestra gloriosa Revolución, declaró. Los oradores de segundo orden proseguian en el mismo tono, despertando su fanatismo comunista, ignorando los hechos reales y llamando a una venganza en contra de los hombres que en la víspera habían aclamado como héroes y hermanos.

Por encima del estruendo de la gente vociferante, una sola voz intentaba hacerse oir: la voz tensa y grave de un hombre que estaba en las primeras filas. Era el delegado de los empleados huelguistas del Arsenal. Se veía obligado a protestar, decía él, contra las falsas acusaciones lanzadas desde el estrado en contra de los hombres de Kronstadt, tan valientes y leales. Mirando a Zinoviev y señalándole con el dedo, el hombre dijo: Es vuestra cruel indiferencia y la de vuestro partido que nos ha conducido a la huelga y ha despertado la simpatía de nuestros hermanos marineros que lucharon junto a nosotros en la revolución. ¡No son culpables de ningún otro crímen y vosotros lo sabéis! Los calumniais voluntariamente y llamáis a su exterminio. Gritos como: ¡Contrarrevolucionario, traidor! ¡Menchevique! ¡Bandido! convirtieron la reunión en un verdadero manicomio.

El viejo obrero se quedó de pie, y elevando su voz por encima del tumulto, gritó: Hace apenas tres años que Lenin, Trotsky, Zinoviev y todos vosotros fuistéis denunciados como traidores y espias alemanes. Nosotros, los trabajadores y los marineros os hemos ayudado y salvado del gobierno Kerensky. ¡Somos nosotros quienes os llevamos al poder! ¡Lo habéis olvidado! Ahora sois vosotros quienes nos amenazáis. ¡Recordad que estáis jugando con el fuego! ¡Estáis repitiendo los errores y los crimenes del gobierno de Kerensky! ¡Cuidaos de que un mismo destino no os sea reservado!.

Zinoviev, al oir este desafío, se estremeció. En el estrado, los demás, muy embarazados, se agitaban en sus asientos. La asistencia comunista parecía aterrorizada por este siniestro reto.

En ese momento, otra voz se elevó. Un hombre corpulento, uniformado de marinero, se irguió en el fondo de la sala. Declaró que nada había cambiado el espíritu revolucionario de sus hermanos del mar. Estaban listos, hasta el último hombre, para defender la revolución con cada gota de su sangre. Y se puso a leer la resolución de Kronstadt adoptada en el mitin del 1o. de marzo. El tumulto que se elevó a raíz de esa audacia impidió oírlo, salvo para las personas que estaban muy cerca de él. Sin embargo no se dió por vencido y prosiguió su lectura hasta el final.

La única respuesta que recibieron estos dos valientes hijos de la revolución, fue la resolución de Zinoviev que exigió la total e inmediata rendición de Kronstadt, so pena de ser exterminados. La resolución fue votada apresuradamente en un pandemonium de confusión, siendo ahogadas las voces de la oposición.

Pero el silencio frente a la masacre amenazadora era intolerable. Debía hacerme oír, no ante estos obsesionados que ahogarían mi voz como lo hicieron con los demás. Daría a conocer mi posición esa misma noche mediante un informe dirigido al poder supremo do la defensa soviética.

Cuando estabamos solos, yo hablaba con Sacha de esto, y estaba contenta de saber que mi viejo amigo tenía la misma idea. Sugería que nuestra carta deberia constituir una protesta común y referirse únicamente a la resolución de exterminio adoptada por el Petro-soviet. Dos camaradas, que se encontraban en esta reunión, compartían nuestro punto de vista y ofrecían firmar con nosotros el llamado a las autoridades. No tenía ninguna esperanza de que nuestro mensaje ejerciese una influencia moderadora o algún freno sobre las medidas decretadas contra los marineros. Pero estaba decidida a hacer constar mi actitud con el fin de tener un testimonio para los años venideros, comprobando así que no me había quedado muda ante la más negra traición de la revolución, hecha por el partido comunista.

A las dos de la madrugada, Sacha habló por teléfono con Zinoviev para decirle que quería comunicarle algo importante acerca de Kronstadt. Tal vez Zinoviev creyó que ese comunicado podría ayudar a la conspiración contra Kronstadt, ya que de otra manera no se hubiese molestado enviándonos a la señora Ravich a tan avanzada hora de la noche, o sea, diez minutos después de que Sacha había telefoneado. La señora portaba una nota de Zinoviev, en donde éste nos pedía que le entregáramos el mensaje. Le dimos el siguiente comunicado:

Al soviet de los sindicatos y de la defensa de Petrogrado.

Presidente Zinoviev.

Ya es imposible guardar silencio: ¡hasta sería criminal! Los recientes acontecimientos nos motivan, a nosotros los anarquistas, a hablar y definir nuestra posición frente a la situación actual.

El espíritu de descontento que se manifiesta entre los trabajadores y los marineros es el resultado de causas que exigen nuestra seria atención. El frío y el hambre han producido descontento y la ausencia de posibilidades para discutir y criticar, obligan a los marineros y a los obreros a exponer públicamente sus quejas.

Bandas de guardias blancas desean, y pueden intentarlo, explotar ese descontento en beneficio de su propia causa. Ocultos tras los trabajadores y marineros, lanzan slogans reclamando la asamblea constituyente, el comercio libre y plantean reivindicaciones similares.

Nosotros los anarquistas hemos denunciado, desde hace mucho tiempo, el error de esos slogans y declaramos al mundo entero que vamos a combatir, armas en la mano, cualquier tentativa contrarrevolucionaria en cooperación con todos los amigos de la revolución socialista y mano a mano con los bolcheviques.

En lo que se refiere al conflicto entre el gobierno soviético y los trabajadores y marineros, pensamos que debe ser resuelto, no por la fuerza de las armas, sino por la camaraderia, por un acuerdo revolucionario y fraternal.

La decisión tomada por el gobierno soviético de derramar sangre, no apaciguará a los trabajadores en la situación actual. Por el contrario, servirá únicamente para empeorar las cosas y reforzará el juego de la contrarrevolución en el interior.

Todavía más grave, el uso de la fuerza por el gobierno de los trabajadores y campesinos contra los obreros y marineros tendrá un efecto reaccionario sobre el movimiento revolucionario internacional y perjudicará a la revolución socialista.

¡Camaradas bolcheviques, reflexionen antes de que sea demasiado tarde! ¡No jueguen con fuego: Están dando un paso decisivo muy grave!

Les proponemos lo siguiente: permitan la elección de una comisión compuesta por cinco personas, incluyendo a dos anarquistas. Esta comisión se desplazará a Kronstadt para resolver el conflicto por medios pacíficos. En la presente situación es el método más radical. Será de una importancia revolucionaria internacional.

Petrogrado, 5 de marzo de 1921.

Alexander Berkman, Emma Goldann (y dos firmas más).

La prueba de que nuestro llamado no encontraria más que oídos sordos, nos fue confirmada el mismo día cuando Trotsky dio un ultimátum a Kronstadt. Por orden del gobierno de los obreros y campesinos, declaró a los marineros y a los soldados de Kronstadt, que iba a disparar como si fueran conejos, a todos los que se atrevieron a levantar la mano en contra de la patria socialista. Se ordenaba a los navíos y a las tripulaciones en rebelión, rendirse inmediatamente al gobierno soviético, de lo contrario, serían sometidos por las armas. Sólo los que se rindieran sin condiciones podrían contar con la misericordia de la República soviética.

Esta última llamada de atención era firmada por Trotsky, como presidente del soviet militar revolucionario y por Kamenev, comandante en jefe del Ejército rojo. Atreverse a dudar del divino derecho de los gobernantes era de nuevo castigado con la muerte.

Trotsky cumplía su palabra. Habiendo tomado el poder gracias a los hombres de Kronstdat, ahora estaba en una posición que le permitía pagar totalmente su deuda al orgullo y a la gloria de la revolución rusa. Los mejores expertos militares y estrategas del régimen zarista estaban en esos momentos a su servicio; entre ellos el famoso Tukhatshevsky (6) que Trotsky nombró comandante general para el ataque contra Kronstadt. Además había hordas de tchekistas entrenados desde hacía tres años en el arte de matar, kursanty y comunistas elegidos especialmente por su obediencia ciega a las órdenes dadas, así como las más seguras tropas de los diferentes frentes. Con esta fuerza concentrada frente a la ciudad condenada, se esperaba controlar fácilmente el motín. Sobre todo, desde que los marineros y soldados de la guarnición de Petrogrado habían sido desarmados, y evacuados de la zona peligrosa todos los que expresaron su solidaridad con sus camaradas sitiados. Desde mi ventana del hotel Internacional veía como los llevaban, en pequeños grupos, rodeados de potentes destacamentos de tropas tchekistas. Su paso había perdido toda gallardía, sus brazos colgaban a lo largo del cuerpo y sus cabezas estaban inclinadas tristemente.

Las autoridades ya no temían a los huelguistas de Petrogrado porque estaban debilitados por el hambre, sin energía, desmoralizados por las mentiras que se propagaron sobre ellos y sus hermanos de Kronstadt; su espíritu roto por la duda que se infiltraba gracias a la propaganda bolchevique. Ya no tenían espíritu de lucha, al igual que ninguna esperanza de poder ayudar a sus camaradas de Kronstadt que habían, sin pensar en ellos mismos, abrazado su causa y que ahora iban a pagarlo con su vida.

Kronstadt estaba abandonada por Petrogrado y aislada del resto de Rusia. Estaba sola y casi sin poder ofrecer resistencia. Se derrumbará con el primer dísparo, proclamaba la prensa soviética.

Se equivocaba. Kronstadt de ninguna manera pensaba en un motín, ni en resistir al gobierno soviético. Hasta el último momento, tenía decidido no derramar sangre. Todo el tiempo llamaba a un arreglo comprensivo y amigable. Pero, obligada a defenderse contra la provocación militar, se batió como un león. Durante diez días y diez noches agotadoras, los marineros y los soldados de la ciudad sitiada se mantuvieron firmes contra un continuo fuego de artilleria proviniente de tres frentes y contra las bombas lanzadas por la aviación. Repelieron heróicamente las repetidas tentativas de los bolcheviques para, con las tropas especializadas venidas desde Moscú, tomar por asalto las fortalezas. Trotsky y Tukhatshevsky tenían todas las ventajas sobre los hombres de Kronstadt. La totalidad de la maquinaria del estado comunista los apoyaba, y la prensa centralizada continuaba esparciendo veneno en contra de los pretendidos amotinados y contrarrevolucionarios. Sus refuerzos eran ilimitados. Los hombres se envolvlan en sabanas blancas para confundirse con la nieve del helado golfo de Finlandia, lo que les permitía camuflarse durante los ataques nocturnos contra los sorprendidos defensores de Kronstadt. Estos últimos tenían nada más su coraje indomable y su fe inquebrantable en la justicia de su causa y en los soviets libres que pregonaban como los únicos capaces para salvar a Rusia de la dictadura. Hasta les faltaba un rompe-hielo para detener el asalto del enemigo comunista. Estaban extenuados por el hambre, el frío, las noches de guardia; sin embargo se mantenían firmes luchando desesperadamente en una muy dispar relación de fuerzas.

Ni una voz amigable se oyó en el transcurso de ese espantoso drama. Durante los días y las noches invadidos por el trueno de la artillería pesada, del rugido de los cañones, no había nadie para protestar o para detener ese terrible baño de sangre. Gorki ... Máximo Gorki ... ¿dónde estaba? su voz sería escuchada. ¡Vamos a verlo!

Me dirigí a varios miembros de la inteligentsia. Gorki, me decían, nunca había protestado ni siquiera en casos graves, individuales, ni en los concernientes a los miembros de su propia profesión, ni siquiera cuando conocía la inocencia de los hombres condenados; y ahora tampoco protestaría. No había la menor esperanza.

La inteligentsia, los hombres y las mujeres que alguna vez fueron los voceros revolucionarios, los maestros del pensamiento, escritores y poetas, eran tan impotentes como nosotros y estaban paralizados por la futileza de cada esfuerzo individual. La mayoría de sus camaradas y amigos se encontraban en la cárcel o en el exilio, algunos habían sido ejecutados. Se sentían agobiados por el aniquilamiento de todos los valores humanos.

Me dirigí a los comunistas que conocíamos, suplicándoles que hicieran algo. Algunos se daban cuenta del monstruoso crimen que su partido estaba cometiendo contra Kronstadt. Admitían que la acusación de contrarrevolucionario al movimiento de Kronstadt, era ficticia. El pretendido dirigente Kozlovsky era una nulidad, demasiado preocupado por él mismo para inmiscuirse en la protesta de los marineros. Estos últimos eran de alta calidad humana siendo su única preocupación el bienestar de Rusia. Lejos de hacer causa común con los generales zaristas, habían hasta rechazado la ayuda que les brindaba Tchernov, el dirigente de los socialistas revolucionarios. No querían ayuda exterior. Pedían el derecho para ellos de escoger sus propios diputados en las próximas elecciones para el soviet de Kronstadt, así como justicia para los huelguistas de Petrogrado.

Los amigos comunistas pasaban noches enteras con nosotros ... hablando ... hablando ... pero ninguno de ellos se atrevía a elevar su voz para protestar abiertamente: Nosotros no nos dabamos cuenta de las consecuencias que esto tendría para ellos, decían. Serían excluidos del partido, se les privaría a ellos y a sus familias de trabajo y de raciones, y estarían literalmente condenados a morir de hambre, o desaparecerían pura y sencillamente sin que nadie supiese jamás lo que les habría pasado. Y sin embargo, nos aseguraban que no era el miedo lo que paralizaba su voluntad, sino la total inutilidad de una protesta o de un llamado. Nada, absolutamente nada, podía detener los engranajes del Estado comunista. Habían sido aplastados por ellos y ya ni siquiera tenían la fuerza para protestar.

Yo estaba obsesionada por la terrible aprensión de que nosotros, Sacha y yo, pudiésemos encontrarnos en idéntica situación, perdiendo todo aliento y resignados como ellos. Cualquier cosa era preferible a esto: la cárcel, el exilio, hasta la muerte; o la huida, huir de esta horrible impostura, de esta falsa apariencia de revolución.

La idea de querer dejar Rusia nunca me había pasado por la cabeza. Yo estaba trastornada y asombrada por este sólo pensamiento. ¡Abandonar a Rusia en su calvario! Pero yo sentía que daría ese paso antes que participar en el engranaje de esta maquinaria, antes que llegar a ser una cosa inanimada manejada como un títere.

El cañoneo sobre Kronstadt prosiguió sin parar durante diez días y diez noches y se detuvo de repente en la mañana del 17 de marzo. El silencio que cubría a Petrogrado era más temible que los disparos incesantes de la noche anterior. La agonía de la espera nos invadió a todos. Era imposible saber lo que pasaba y por qué el bombardeo cesó bruscamente. Avanzada la tarde, la tensión fue reemplazada por un mudo horror. Kronstadt había sido subyugada. Decenas de millares de hombres asesinados, la ciudad ahogada en sangre. El río Neva, del que la artillería pesada había roto el hielo, fue la tumba de una multitud de hombres: kursanty y jóvenes comunistas. Los heróicos marineros y soldados habían defendido sus posiciones hasta el último aliento. Los que no tuvieron la suerte de morir combatiendo, caían en las manos del enemigo para ser ejecutados o enviados a la lenta tortura de las heladas regiones del norte de Rusia.

Estábamos fulminados. Sacha, habiendo perdido el último residuo de su fe en los bolcheviques, erraba desesperado por las calles. Yo tenía los miembros pesados, una inmensa fatiga en cada nervio. Sentada, inerte, miraba !a noche. (...)

Al día siguiente, el 18 de marzo, aún medio dormida, después del insomnio de diecisiete días de angustia, fui despertada por el ruido de numerosos pasos. Los comunistas pasaban marchando, se oían marchas militares y se cantaba La Internacional. Estas estrofas, antaño tan jubilosas a mi oído, sonaron ahora como un canto fúnebre para la ssperanza ardiente de la humanidad.

18 de marzo: aniversario de la comuna de París de 1871 aplastada dos meses más tarde por Thiers y Gallifet, ¡los carniceros de 30,000 comuneros! Imitados en Kronstadt el 18 de marzo de 1921.

El verdadero sentido de esta liquidación de Kronstadt fue revelado por el mismo Lenin tres días después de los terribles hechos. En el décimo congreso del Partido Comunista que se celebraba en Moscú, durante el sitio de Kronstadt, Lenin cambió inesperadamente su cántico comunista por un salmo sobre la Nueva Política Económica. Comercio libre, concesiones a los capitalistas, contratación libre para el trabajo en el campo y en las fábricas, en fin todas las cosas condenadas durante más de tres años como significativas de la contrarrevolución, y castigadas con la cárcel o hasta con la muerte, eran ahora inscritas por Lenin en la gloriosa bandera de la dictadura.

Desvergonzadamente, como siempre, admitió lo que gentes sinceras y sensatas, pertenecientes al partido o no, supieron, durante diecisiete días, o sea, que los hombres de Kronstadt no querían colaboración de los contrarrevolucionarios, nl tampoco la de los bolcheviques. Los ingenuos marineros habían tomado en serio la divisa de la revolución: Todo el poder a los soviets, a la que Lenin y su partido prometieron solemnemente fidelidad. ¡Ese había sido el error imperdonable de los hombres de Kronstadt! Por eso tenían que morir. Debían convertirse en mártires que fecundarían la tierra para la nueva cosecha de slogans que Lenin utilizaría para anular completamente los antiguos. La obra de arte era la Nueva Política Económica: la N.E.P. (7)

La confesión pública de Lenin acerca de Kronstadt no detuvo la cacería de los marineros, soldados y obreros de la ciudad vencida. Fueron detenidos por centenares y la Tcheka se encargaba del disparo al pichón.

Era curioso constatar que los anarquistas no fueron mencionados en el motín de Kronstadt. Pero en el décimo congreso, Lenin declaró que una guerra sin tregua debía ser emprendida contra la pequeña burguesía y también contra los elementos anarquistas. La tendencia anarco-sindicalista de la oposición obrera (8) demostraba que se había desarrollado en el seno mismo del partido comunista, precisó Lenin. El llamamiento a las armas contra los anarquistas, lanzado por él, encontró eco inmediato. Los grupos de Petrogrado fueron perseguidos y un gran número de sus miembros arrestados. Además, la tcheka cerró la imprenta y las oficinas en donde se publicaba el Golos Truda (9) que pertenecían a la rama anarco-sindicalista.

Habíamos comprado nuestros boletos para trasladarnos a Moscú antes de que la represión contra el anarquismo se intensificase. Cuando supimos de los arrestos masivos, decidimos quedarnos más tiempo por si éramos buscados. Sin embargo no nos molestaron, tal vez porque era necesario tener algunas celebridades anarquistas en libertad para demostrar al mundo que sólo los bandidos se encontraban en las prisiones soviéticas.

En Moscú encontramos a todos los anarquistas, salvo a una media docena que había sido arrestada. Sin embargo ninguna acusación fue formulada contra nuestros camaradas; no se les oyó ni se les juzgó. A pesar de esto, algunos de ellos habían sido enviados ya a la penitenciaría de Samara. Los que se encontraban todavía en las cárceles de Butirky o Taganka eran sometidos a la violencia. Así, uno de nuestros muchachos, el joven Kashirin, fue golpeado por un tchekista en presencia de los guardias de la cárcel. Maximoff (10) y otros anarquistas que combatieron en los frentes revolucionarios, conocidos y estimados por numerosos comunistas, habían sido obligados a emprender una huelga de hambre para protestar contra las horribles condiciones de prisión.

La primera cosa que se nos pidió hacer, durante nuestra estancia en Moscú, fue firmar un manifiesto dirigido a las autoridades soviéticas denunciando las tácticas realizadas para exterminar a nuestros camaradas.

Obviamente lo hicimos. Sacha ahora estaba tan convencido como yo, que protestas por parte de una minoría de políticos todavía gozando de libertad en Rusia, eran totalmente vanas e inútiles. Por otra parte, ninguna acción eficaz podía esperarse de las masas rusas aun si nos hubiese sido posible entrar en contacto con ellas. Años de guerra, de luchas civiles, de sufrimientos, socavaron su vitalidad y el terror las había vuelto mudas y sumisas.

Nuestra esperanza eran Europa y Estados Unidos, decía Sacha. Había llegado el tiempo de dar a conocer a los trabajadores, en el extranjero, la vergonzosa traición de octubre. La conciencia despierta del proletariado y de los demás elementos liberales y radicales de cada país, debía formar una potente protesta contra esta implacable persecución. Sólo esto, y nada más que esto, podría detener la mano de la dictadura.

Los hechos de Kronstadt tuvieron este efecto sobre mi amigo: destruyó los últimos vestigios del mito bolchevique. No sólo Sacha, sino también los demás camaradas que anteriormente habían defendido los métodos comunistas como inevitables en un periodo revolucionario, fueron forzados a percatarse del abismo entre octubre y la dictadura.



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Notas

(1) Extracto de Living m y Life publicado en Ni Dieu ni maitre, Daniel Guérin.

(2) Secretario del Comité de Petrogrado del Partido Bolchevique; acabó su vida en los hornos crematorios de la tcheka.

(3) Alumnos oficiales seleccionados que, con los mongoles, fueron utilizados para reprimir la insurrección de Kronstadt.

(4) Ver la nota referente a Sacha en el escrito Recuerdos de Pedro Kropotkin.

(5) Resolución de la reunión general de la la. y la 2a. escuadras de la flota del Báltico realizada el lo. de marzo de 1921.

Después de escuchados los informes de los representantes enviados a Petrogrado para tener al corriente de la situación a la reunión general de las tripulaciones, la asamblea decide que es necesario:

Dado que los actuales soviets no expresan la voluntad de los obreros y los campesinos,

1o. Proceder inmediatamente a la reelección de los Soviets mediante el voto secreto. La campaña electoral entre los obreros y campesinos deberá desenvolverse en plena libertad de palabra y de acción;

2o. Establecer la libertad de propaganda y de prensa para todos los obreros y campesinos, para los anarquistas y los partidos socialistas de izquierda (Es necesario haber conocido Kronstadt para comprender el verdadero sentido de esta cláusula. Ella tiene la apariewncia de limitar la libertad de palabra y de prensa toda vez que no la exige sino para las corrientes de extrema izquierda. Sin embaro, la resolución lo ha señalado así únicamente para prevenir toda posibilidad de error entre el verdadero carácter del movimiento. Desde el principio de la Revolución, tras losdías iniciales en que se ajustició a la oficialidad que se había destacado en las represiones, Krostadt practicó las más amplias libertades. Los ciudadanos no eran en nada molestados, cualesquiera fueran sus convicciones. Sólo permanecieron en prisión algunos zaristas inveterados. Pero apenas pasado el espontáneo acceso de cólera, la razón empezó a predominar sobre el instinto de conservación y se planteó en las reuniones la liberación de todos los presos; a tal punto el pueblo de Kronstadt odiaba las prisiones. Y se encargó el dar libertad a todos los presos, pero sólo en el ámbito de la ciudad, donde las intrigas reaccionarias no eran de temer, no así en cuanto a otras localidades, a las que los hombres de Kronstadt querían evitarles la posibilidad del arribo de elementos contrarrevolucionarios. La actuación de Kerensky provocó una nueva oleada de cólera y el proyecto fue abandonado. Mas este sobresalto de mal humor fue el último. Desde entonces Kronstadt no conoció ni un solo caso de persecución por ideas. Todas las tesis podían difundirse en ella libremente. La tribuna de la Plaza del Ancla estaba abierta a todo el mundo.);

3o. Acordar libertad de reunión a los sindicatos y las organizaciones campesinas;

4o. Convocar, al margen de los partidos políticos, una Conferencia de obreros, soldados rojos y marinos de Petrogrado y su provincia, y de Kronstadt, para el 10 de marzo de 1921 a más tardar;

5o. Libertar a todos los presos políticos socialistas e igualmente a todos los obreros, campesinos, soldados rojos y marinos apresados a raíz de los movimientos obreros y campesinos;

6o. Elegir una Comisión para examinar los casos de quienes se encuentren en las prisiones y los campos de concentración;

7o. Abolir las oficinas pollticas, pues ningún partido político debe tener privilegios para la propaganda de sus ideas ni recibir del Estado medios pecuniarios para tal objeto. Crear en su lugar comisiones de educación y de cultura, elegidas en cada localidad y financiadas por el gobierno;

8o. Abolir inmediatamente todas las barreras (Se trata de los destacamentos armados en torno a las ciudades cuya finalidad oficial era la de suprimir el comercio ilícito y requisar los víveres y demás productos a él afectados. La arbitrariedad de tales barreras se había hecho proverbial en el pais. Hecho llamativo: el gobierno suprimió esas barreras la víspera de su ataque contra Krostadt, procurando, con ello, engañar y adormecer al proletariado de Petrogrado. );

9o. Uniformar las raciones para todos los trabajadores, con excepción de los que ejercen profesiones peligrosas para la salud;

10o. Abolir los destacamentos comunistas de choque en todas las unidades del ejército, e igualmente la guardia comunista en fábricas y usinas. En caso de necesidad, esos cuerpos podrán ser designados en el ejército por las compañlas y en usinas y fábricas por los obreros mismos;

11o. Dar a los campesinos plena libertad de acción en lo concerniente a sus tierras y el derecho de poseer ganado, a condición de trabajar ellos mismos, sin recurrir al trabajo asalariado;

12o. Designar una comisión ambulante de control;

13o. Autorizar el libre ejercicio del artesanado, sin empleo de trabajo asalariado;

14o. Pedimos a todas las unidades del ejército y también a los camaradas Kursanty militares adherir a nuestra resolución.

15o. Exigimos que todas nuestras resoluciones sean ampliamente publicadas por la prensa.

Adoptada por unanimidad en la reunión de las tripulaciones de la escuadra. Sólo dos personas se han abstenido.

Firmado: Petritchenko, presidente de la asamblea: Perepelkin, secretario.

En, Volin, La Revolución desconocida, Argentina, Ed. Fora, pág. 283 y 284.

(6) Mikhail Tukhatchevsky (1893-1937). Antiguo oficial zarista, futuro mariscal soviético, finalmente ejecutado por orden de Stalin.

(7) N. E. P. Nueva Política Económica decidida por Lenin tras el fracaso del comunismo de guerra y que tendía a restablecer, en cierta medida, la iniciativa privada.

La alternativa (y esta es la última política posible y la única razonable} es no tratar de prohibir o de obstaculizar completamente el desarrollo del capitalismo, sino intentar orientarlo por el canal del capitalismo de Estado. Esto es económicamente posible, pues el capitalismo de Estado existe -en una u otra forma, en uno u otro grado- dondequiera que haya elementos de comercio libre y capitalismo en general. Obras escogidas, Lenin, Tomo VI.

(8) Tendencia del Partido Bolchevique, dirigida por Chliapnikoff y Alexandra Kollontai, condenada en el Xo. Congreso del Partido.

(9) La participación de los anarquistas en la revolución no se limita a una actividad de combatientes. También se esfuerzan en propagar sus ideas sobre la construcción inmediata y progresiva de una sociedad no-autoritaria. Para ello, crean organizaciones libertarias, exponen en detalles sus principios, los ponen en práctica en lo posible, publican y difunden sus periódicos y su literatura.

Citemos las más activas organizaciones anarquistas de entonces:

1o. La Unión de propaganda anarcosindicalista Goloss Truda, cuyo objetivo era la difusión de las ideas anarcosindicalistas entre los trabajadores. Desplegó su actividad primero en Petrogrado (verano de 1917 - primavera de 1918) y luego, por cierto tiempo, en Moscú. Su órgano, Goloss Truda (La voz del Trabajo) se inició como semanario para transformarse pronto en cotidiano. Fundó también una editorial de obras de su ideología.

Apenas llegados al poder, los bolcheviques se dedicaron a trabar por todos los medios su actitud general y la aparición del diario en particular, hasta liquidar definitivamente la organización y, más tarde, también la editorial. Todos los adherentes fueron apresados o exiliados.

2o. La Federación de Grupos Anarquistas de Moscú fue, relativamente, una gran organización, que sostuvo, en 1917-18, intensa propaganda en Moscú y en provincias. Publicó La Anarquía, cotidiano, de tendencia anarcocomunista (a este respecto es de utilidad aportar algunas notas sobre las distintas tendencias anarquistas. Los anarcosindicalistas ponían su esperanza sobre todo en el movimiento obrero sindicalista libre; dicho de otro modo, en los métodos de acción y de organización propios de este movimiento. Los anarcocomunistas no contaban con los sindicatos obreros, sino con las comunas libres y sus federaciones, como base de acción, transformación y construcción. Profesaban, pues, cierta desconfianzahacia el sindicalismo. Los anarcoindividualistas, escépticos frente al sindicalismo y al comunismo aun libertario, confiaban en el individuo libre sobre todo, no admitiendo sino asociaciones libres de individuos como base de la sociedad nueva. En el curso de la Revolución rusa, cobró impulso un movimiento tendiente a conciliar estas tres tendencias en una suerte de síntesis anarquista y un movimiento libretario unificado, tentativa de que fue iniciadora la Confederación Nabat. Paraobtener más detalles sobre esto, consúltese la literatura anarquista, particularmente la periódica, sde 1900 a 1930), y fundó también una editorial. En abril de 1918 fue saqueada por el gobierno soviético. Algunos restos de esta organización aún subsitieron hasta 1921, fecha en que fueron liquidados y sus últimos militantes suprimidos.

3o. La Confederación de Organizaciones Anarquistas de Ucrania Nabate, importante organización creada a fines de 1918, época en que los bolcheviques no habían aún logrado imponer su dictadura en esa región. Se distinguió sobre todo por una actividad positiva, concreta, proclamando la necesidad de una lucha inmediata y directa por las formas no-autoritarias de edificación social, cuyos elementos prácticos se esforzó en elaborar. Desempeño importante papel por su agitación y su propaganda extremadamente enérgicas y contribuyó en mucho a la difusión de las ideas libertarias en Ucrania. Publicó periódicos y folletos en varias ciudades. Su órgano principal fue Nabate (La Campana). Intentó crear un movimiento anarquista unificado (basado teóricamente en una especie de síntesis anarquista, para agrupar todas las fuerzas activas del anarquismo en Rusia, sin diferencia de tendencias, en una organización general. Unificó a casi todos los grupos anarquistos de Ucracia y hasta algunos grupos de la Gran Rusia. Y procuró formar una Confederación Anarquista Panrusa.

Desarrollada su actividad en el agitado Sur, la Confederación hubo de entrar en estrechas relaciones con el movimiento de los guerrilleros revolucionarios, campesinos y obreros, y con su núcleo, la Makhnovtchina y así tomó parte activísima en las luchas contra todas las formas de la reacción; contra el hetman (En pasados siglos, hetman era el título del jefe electo de la Ucrania independiente, instalado en el poder por los alemanes. Skorapadsky se lo apropió.) Skoropadsky, contra Plejuras, Denikins, Grigorieffs, Wrangel y otros, en las que perdió casi todos sus mejores militantes. Por último, atrajo, naturalmente, la fulminación del poder central, cuyos repetidos ataques pudo resistir algún tiempo, a causa de las condiciones reinantes en Ucrania. Su definitiva liquidación por los bolcheviques ocurrió a fines de 1920, época en que muchos de sus militantes fueron fusilados sin apariencia siquiera de procedimiento judicial alguno.

Aparte de estas tres organizaciones de gran envergadura y de acción más o menos vasta, había otras de menor importancia. Un poco por todas partes, en 1917 y 1918, surgieron grupos, corrientes y movimientos anarquistas, generalmente poco importantes y efímeros, pero bastante activos, unos autónomos, otros vinculados a alguna de las organizaciones citadas.

A pesar de algunas diferencias de principio o de táctica, todos estos m8vimientos estaban de acuerdo en lo fundamental, y cada uno cumplía, en la medida de sus fuerzas y sus posibilidades, su deber con la Revolución y el anarquismo, sembrando en las masas laboriosas los gérmenes de una organización social verdaderamente nueva: antiautoritaria y federalista. Todos sufrieron finalmente la misma suerte: la supresión brutal por la autoridad.

Volin, op. cit, pág. 154-155.

(10) Gregori Petrovich Maximoff (1893-1950). Iniciado en el anarquismo por la influencia de los escritos de Kropotkin; colaboró en el periódico Golos Truda; vocero de la tendencia anarco-sindicalista durante la Revolución rusa; debió dejar su país natal en 1922 dirigiéndose a Berlín, donde milito en la Asociación Internacional de los Trabajadores marchando luego a París. Posteriormente emigró a los Estados Unidos en 1952 donde editó periódicos anarquistas en ruso y publicó en inglés una obra sobre la revolución rusa intitulada Twenty years of terror in Rusia, 1940.

Y por favor: PAREN CON EL VERSO...con repetir boludeces cada tres meses no cambian la historia verídica.

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¡Ni olvido ni perdón!
Por comunista antibolchevike - Monday, Feb. 13, 2006 at 10:43 AM

Si algunos fascistas rojos que escriben acá estuvieran en el poder, harían lo mismo que los milicos en los 70 o peor.

En cuanto al texto de Trotsky, de extraordinario no tiene nada. No tiene nada que envidiarle a un texto stalinista. Es otro texto más de un represor justificando sus hechos, igual que los milicos de acá. Los milicos "protegían a la patria de la subversión", los bolches "protegían a la patria socialista de la contrarrevolución". Podrían insertarlo en el correo de lectores de La Nación perfectamente.

Lo cierto es que l@s que queremos la destrucción de toda explotación y opresión (tenga el color que tenga) nunca olvidaremos esos crímenes y siempre vamos a estar "rompiendo las pelotas" diciendo la verdad.

Por más calumnias que los represores hagan a l@s asesinad@s y torturad@s por ellos, nunca van a poder borrar esos crímenes y siempre habrá alguien que recordará.

NI OLVIDO NI PERDÓN

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Pobres anarcos , estan destruidos en el mundo son la expresion de la pequeñoburguesia
Por desaparecieron del planeta - Monday, Feb. 13, 2006 at 11:24 AM

son la pequeñoburguesia vacilante y eclectica, nuca saben lo que quieren y asi fue y es su desaparicion silenciosa del movimiento obrero mundial, solo quedan los romanticos que hacen notas para mentir y seguir mintiendo , inclusive con lo de Kronstadt.

esta claro este debate y los que se han hecho antes con los idiotas anarquistas.
En Kronstadt los anarcos quisieron atrasar la revolucion , como en definitiva lo hacen siempre en todas las revoluciones sirviendole a los objetivos de la reaccion burguesa.

despues de leer este debate, me queda mas que claro, los anarcos son serviles contrarevolucionarios, antiobreros

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morenista rentado
Por ... - Monday, Feb. 13, 2006 at 11:27 AM

una máquina de repetir prejuicios. la "doña rosa" de la izquierda.

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Pobre el pequebun pone @ y @
Por vayan a las huelgas y a los piquetes - Monday, Feb. 13, 2006 at 11:41 AM

pero vayan a desarrollar el camino para que la huelga triunfe, no vayan a pedir que no se coordine nada, ni que se centralizen las luchas y que a su vez nos propongan que rompamos todo.

fuera verdes pequebun!!! son la pata izquierda del capital, ma que fascismo , dictadura de clase y democracia obrera.
quisieron sabotear la revolucion bolchevique.¡¡ leccion de la historia para los que quieren siempre retrasar la revolucion!!!. Todo esto tiene una vigencia admirable. Uds son la misma mierda hoy, como ayer en Kronstadt, pero enfrente tendran a la izquierda, a los marxistas, a los trotskistas , al movimiento obrero ,y sus luchas. hacia la toma del poder.
ma que stalinismo!!!
stalinistas son Uds!!!, hacen los mismo que los stalinistas, forman parte de la perspectiva estrategica del frente popular de conciliacion de clases.
En Kronstadt es un ejemplo claro de que lado juegan en una revolucion, lo mismo hubieran hecho los stalinistas!!!!

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Aca nadie es rentado o si????
Por y no soy morenista - Monday, Feb. 13, 2006 at 11:44 AM

soy trotskista!!!

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no tenemos porque ir a las huelgas y a los piquetes
Por ... - Monday, Feb. 13, 2006 at 11:54 AM

tus palabras indican que vos solo conoces la lucha desde afuera, y tenes tanto pero tanto miedo de que no te tomen por obrero que decis pequeñoburgues todo el tiempo. que boludo.... ningun obrero se enorgullece de serlo a menos que sea obrerista, y el obrerismo es tipicamente pequebu como vos bien lo comprobas.

pd: morenista, troskista, es la misma mierda. el que defiende la represion de kronstadt es un facho y se va a la putisima madre que lo pario

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No tenes idea
Por Andres - Monday, Feb. 13, 2006 at 1:07 PM

Morenismo y trotskismo, la misma mierda! Como se nota que no tenes idea flaco! Es como que yo diga que el anarquismo es todo igual, y dentro del mismo hay muchisimas corrientes (seguro que mas que dentro del marxismo)... no me parece algo sin importancia, cada corriente tiene distintas posturas sobre distintas categorias, como revolucion, papel de la clase obrera, situacion mundial, etc... si ignoras eso no podes comprender nunca como actua cada corriente! Te recomiendo que estudies esas cosas para evitar confusiones... saludos

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la misma mierda porque tienen los mismos objetivos
Por ... - Monday, Feb. 13, 2006 at 1:09 PM

unos son mas ortodoxos que otros en su ideología, esa es la única diferencia.

pero ambos quieren la dictadura de partido y el capitalismo de Estado, ambos son reformistas.

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La pequeño burguesia acecha
Por morenista hasta las pelotas - Monday, Feb. 13, 2006 at 2:34 PM

Que barbaridades se han dicho en este espacio, pero lo mas lindo es constatar nuevamente al sector de clase que representa al anarquismo del siglo XXI.
La verdad que comparar al Fascismo con el bolchevismo es una estupidez y una clara explicacion pequeñoburguesa, que le parecen que los extremos se tocan y son iguales. Tal confusion ya la vivimos en argentina con la teoria de los dos demonios. Una teoria hecha por la intelrctualidad pequeñaburguesa.
Y por ultimo lo sorprendete es que no puedan ni siquiera hacer un analisis de clase ya sea del fascismo o del bolchevismo. Lo meten en una misma bolsa.
Teniendo una politica anti obrera.
Esto es grosero y ya sabemos que es una de las causas por las cuales la historia se comio al anarquismo y solo quedan estos.

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morenista hasta las pelotas? con razón no se te para
Por ... - Monday, Feb. 13, 2006 at 2:45 PM

no sólo el bolchevismo es fascismo, sino que el fascismo se basó en el bolchevismo.

Bolchevismo: dictadura del partido bolchevique sobre el pueblo ruso
Fascismo italiano: dictadura del partido fascista sobre el pueblo italiana

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Que raro los fascistas mataron a todos los bolcheviques!!!
Por ademas de anarcos reformin son bestias - Monday, Feb. 13, 2006 at 3:36 PM

pero que animal es este anarquista , patovica reprimido y pequebun . En realidad cuando habla del fascismo sobre los bolcheviques habla mas de él y del anarquismo que de los bolcheviques.

pero que animal que es insisto y que torpe teoricamente e intelectualmente, pero en el fondo un monton de charlatanes anarquistas se le escapa el indio y por abajo son capaces de decir las mismas idioteces que este anarco reformin cuadrado y bizarro.

Comparar a los bolcheviques con el fascismo es de una groseria casi inexplicable, que no resiste ningun analisis.
Porque será que Hitler y Mussolinni masacraron a cuanto bolchevique encontraban.
Si hay alguna explicacion de clase es bueno explicar que el fascismo es el ultimo recurso que utilizará la burguesia para masacrar a la clase obrera y hacerla desaparecer junto con los partidos de la clase obrera como era el Partido Bolchevique e incluso en el arrastre tambien se tira contra los anarquistas.

El fascismo es un burgues asustado, justamente de quienes: del avance de los bolcheviques!!! que vienen a expropiarle el cepillo de dientes!!!!

además el fascismo es expresión de un sector de la pequeñoburguesia y de sectores desclasados.

En Kronstadt estuvo en juego en forma muy clara de que lado juegan los supuestos izquierdistas y los anarquistas tambien............ y los anarquistas como expresion de los sectores ligados al artesanado y al campesinado jugaron un rol antiobrero tratando de detener el proceso revolucionario exigiendo libertad para los comerciantes aun con trabajo asalariado y defendiendo a los campesinos contra el reparto de la tierra que llevaban adelante los soviets como mandato emanado de la revolucion, cual era el de paz, pan y tierra.
Asi los anarquistas estuvieron al servicio de la propaganda del ejercito blanco, de Miliukov y Koslovsky que quería terminar con el Regimen Leninista.

fueron participes de la conspiracion contrarevolucionaria imperialista.

la revolucion proletaria, le democracia de los trabajadores y el internacionalismo proletario se defiende a muerte

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..
Por ... - Monday, Feb. 13, 2006 at 3:49 PM

"pero que animal que es insisto y que torpe teoricamente e intelectualmente, pero en el fondo un monton de charlatanes anarquistas se le escapa el indio y por abajo son capaces de decir las mismas idioteces que este anarco reformin cuadrado y bizarro. "

y a vos se te sale lo facho, policía del orto

"Comparar a los bolcheviques con el fascismo es de una groseria casi inexplicable, que no resiste ningun analisis. "

ningun analisis bolchevique, en todo caso

"Porque será que Hitler y Mussolinni masacraron a cuanto bolchevique encontraban."

ah, entonces los aliados tambien eran revolucionarios

"Si hay alguna explicacion de clase es bueno explicar que el fascismo es el ultimo recurso que utilizará la burguesia para masacrar a la clase obrera y hacerla desaparecer junto con los partidos de la clase obrera como era el Partido Bolchevique e incluso en el arrastre tambien se tira contra los anarquistas.

El fascismo es un burgues asustado, justamente de quienes: del avance de los bolcheviques!!! que vienen a expropiarle el cepillo de dientes!!!!

además el fascismo es expresión de un sector de la pequeñoburguesia y de sectores desclasados. "

pero claro, si discutimos lo que es el fascismo segun la ideologia bolchevique, el bolchevismo queda excluido de una.

En cambio, si discutimos el fascismo como la dictadura burocratico-policial de un partido unico, la dictadura bolchevique queda incluida.


Despues seguis repitiendo exactamente las mismas mentiras sobre Kronstadt como un lorito (sera que tu cerebro es del mismo tamaño). Jamas vas a poder ocultar la verdad ni con cien mil mentiras.


"la revolucion proletaria, la democracia de los trabajadores y el internacionalismo proletario se defienden a muerte "

y eso fue justamente lo que hicieron los insurrectos de Kronstadt frente a la reaccion blanca y la reaccion bolchevique. defendieron a muerte la democracia sovietica contra el fascismo bolchevique que identificaban su dictadura de partido con la revolucion, la republica obrera, la patria socialista y esas pelotudeces.

y es del lado en que me pondria si pasara algo similar. asi que no importa todos los insultos que me hagas y todas las calumnias que digas: intenten imponerme su dictadura de partido y les vuelo la cabeza

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ademas, vos mismo admitis la dictadura de partido
Por ... - Monday, Feb. 13, 2006 at 3:51 PM

"regimen leninista"

despues no quieras tapar el sol con el dedo

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ehh Morenistas, telefono del comando en jefe!!!
Por Troskysta botón - Monday, Feb. 13, 2006 at 4:06 PM

Llaman para felicitar,por la solidaridad expresada con los militares agredidos en La Tablada por la subversión.
Epa, esta sonando por todos lados. ¿¿Ahora también la jefatura de policia??. Van a tener que poner más lineas

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...
Por --- - Monday, Feb. 13, 2006 at 5:00 PM

El reporte de Emma Goldmann no sirve para nada, es el reporte de alguien que no sólo no participó de la revolución, sino que sólo fue a verla de afuera una vez consumada.
En el texto de su propio reporte, es imposible separar el análisis o el testimonio de la mera propaganda anarquista (que presentaba de un modo falso el estado de ánimo de los obreros y, especialmente, de las masas no-obreras de la URSS). Emma Goldmann se muestra crédula ante estas fuentes, no registra por sí misma prácticamente ningún hecho importante, y no hace ningún análisis sociológico de los hechos. Su actitud es la de una liberal de izquierda mirando hechos históricos a través de un ventiluz moralilzante.
Emma Goldmann ejerce una volaración moral, abstracta, de los hechos; y su apriorismo moralizante limita mucho el valor que su reporte pudiera tener como testimonio: la represión de una huelga de trabajadores molineros, que podría ser vista como incruenta, esperable y bastante normal en aquél contexto histórico concreto, es vista por Emma Goldmann como una “inadmisible” violación del dogma moral (liberal) que ella asume. Más que una clarificación sobre la situación, el reporte de Emma Goldman es una clarificación sobre ella misma.
Emma Goldmann no hace ningún análisis general de la situación, ningún intento de ponderar el realismo de la perspectiva que le presentaba la propaganda de sus contactos anarquistas. Emma Goldman no manifiesta ningún interés en estudiar si se dan efectivamente las condiciones materiales y anímicas que exigiría la “tercera ola revolucionaria” que auguraban sus amigos anarquistas (que tampoco eran especialmente numerosos ni necesitaban serlo, ya que aguijonear una crisis es muchísimo más fácil -para los activistas de CUALQUIER orientación- que consumar una revolución y encarar prácticamente la reorganización social.
Francamente, yo veo en la situación rusa el mismo modo de actuar de algunos grupos “izquierdistas” de la actualidad, que confunden su propia capacidad para golpear a su enemigo (el trotskismo, por lo general), con la capacidad “de las masas” para encarar una tarea histórica. En lo primero pueden alcanzar algún éxito (deberían fijarse de dónde les llegan los aplausos) pero, sintomáticamente, siempre se equivocan en lo segundo. Claro que eso no es casual.
El hecho es que la única salida política general que se ofrecía en 1920 a las masas rusas descontentas, era la convocatoria de una asamblea constituyente, donde volverían a medrar todos aquellos elementos que la propia revolución había arrojado. Nada de ello fue jamás considerado seriamente por los anarquistas, por la sencilla razón de que ellos prácticamente no jugaron ningún papel en la larga historia de disputas políticas que constituyeron el proceso histórico y la experiencia reales que condujeron a la toma revolucionaria del poder por los soviets.
Las consignas “sovietistas” de algunos anarquistas no podían contentar al campesinado, que exigía reformas anti-colectivistas e independencia efectiva del control ejercido por la ciudad (ámbito soviético por excelencia) sobre el campo. Estas consignas “sovietistas” tampoco podían respaldarse en el proletariado, menguado en número, hambriento y desmoralizado, despolitizado porque procedía del campo, a menudo había visto la revolución sólo desde lejos, y no había encontrado en las fábricas al activismo bolchevique (que había sido movilizado hacía años) sino a los agitadores anti-bolcheviques de TODO pelaje (y no sólo a los anarquistas).
Acá y ahora ocurren hechos análogos, siempre que hay un “amesetamiento” en las luchas de las masas. En esos casos, el elemento que viene de atrás, el último en entrar en la lucha, el menos politizado, “aprende” las medidas de lucha (una vez que éstas se han mostrado eficaces y conducido a un triunfo cuyo epílogo es el propio “amesetamiento”) sin asimilar las lecciones políticas de la experiencia que reproducen. Muy a menudo es entonces cuando se producen los hechos que desprestigian, aunque sólo temporalmente, los métodos clasistas de lucha. En consonancia con ello, el elemento nuevo adopta con fecuencia la dirección de demagogos burgueses, punteros populistas o aventureros sin principios
Se podría ejemplificar lo dicho con casos como el de esos piqueteros salteños que dejaron morir a un trabajador por no admitir el paso de una ambulancia, o del “piquetero” que golpeó a un taxista al mejor estilo “revolucionario” y después resultó que dependía directamente de un funcionario gubernamental ibarrista. Estos son ejemplos quizás “extremos”, pero el que conozca un poco las organizaciones obreras y piqueteras reales, sabe que son innumerables los ejemplos “intermedios” de lo mismo.
En resumen: nadie quiere un Kronstadt, los trotskistas menos que nadie. En cuanto a los anarquistas, si creen que tienen algo válido que decir, antes tendrán que demostrar que son algo más que un ruido menor en la historia (y, para colmo, de naturaleza política muy confusa, como pueden atestiguar nos cuantos ejemplos históricos, incluídos los acontecimientos de Kronstadt si se los analiza seriamente).

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o sea: tuvimos razon
Por --- - Monday, Feb. 13, 2006 at 5:13 PM

a traves del analisis cientifico de la cuestion he llegado a la conclusion de que estuvo bien de parte de los bolcheviques llegar al poder con una consigna "sovietista" y despues pasarsela por el culo. despues de todo, eran EL partido revolucionario.

todos los que contradigan esto son moralistas, idealistas, pequeñoburgueses, etc.

por lo tanto, lo de Emma Goldman, Volin, y todas las fuentes que contradigan a Trotsky son contrarrevolucionarias y funcionales a la derecha (igual que el kirchnerismo dice de los que luchan ahora).

por ultimo, los troskistas no queremos otro Kronstadt, pero VOLVERIAMOS A HACERLO porque no podemos permitir que un grupo de anarquistas pongan en peligro a la revolucion. y como nosotros somos el partido revolucionario, nada que contradiga nuestra opinion puede ser otra cosa que contrarrevolucionario y funcional a la burguesia.

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No anabolicos no entiende, es un anarco reprimido!!
Por son una anecdota de la historia - Monday, Feb. 13, 2006 at 5:47 PM

como lo va ser el Sub y el EZLN

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Dicen que sos aburrido...
Por --- - Monday, Feb. 13, 2006 at 6:12 PM

Los bolcheviques no "se pasaron por el culo" ninguna consigna sovietista (aunque lejos estuvieron de hacer de los soviets un fetiche, y eso mucho antes de 1920).

Lo que arruinó los soviets no fueron los bolcheviques, sino la descomposición de las condiciones sociales fue lo que los arruinó.

Los anarquistas y los charlatantes en general JAMÁS se atreven a considerar esta cuestión con un mínimo de seriedad. Sólo emiten ruiditos éticos (que nunca supe que siervieran para nada) pero nunca les cabe hacer un análisis de las condiciones materiales y anímicas en las que imaginan que cumplirán sus "consignas".

Los trotskistas no queremos otro Kronstadt, ni lo quiso Trotski en 1920.
Los que seguro que sí quieren otro Kronstadt (pero esta vez posta, dirán) son los anarquistas y demás charlatanes.

No sé si será para reírse o llorar que haya “rebolús” que deseen tanto un nuevo Kronstadt, pero que jamás mueven un dedo para lograr un “octubre”.
De hecho, todos los “octubres” de la historia dejaron de lado a los anaquistas y similares. ¿Nunca se pusieron a pensar por qué habrá podido ser?

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para que lo entiendan los pequebuses
Por --- - Monday, Feb. 13, 2006 at 6:46 PM

hacer campaña con la consigna "todo el poder a los soviets" y despues pasar a "todo el poder al partido" no es pasarse por el culo a la democracia sovietica ni demagogia para llegar al poder. lo que pasa es que los anarquistas son todos giles que no entienden lo que es la política y no se dan cuenta que repudiar a la represión bolchevique es un ruidito ético.

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sergio es el mismo ex de tucuypaj?
Por meno es el apodo - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 1:19 AM

vean lo que pretendio hacer y quien es y poque habla de kronstdat...con quien se ubica cada uno ante los hechos

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A ver si nos entendemos
Por Mosca Cojonera - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 6:48 AM
fliegecojonera@hotmail.com

Kronstadt no es una lucha memorial entre "bolcheviques" y "anarquistas", menos entre morenistas y stalinistas, no es una suerte de "Highlander" entre luchadores sociales buenos y pequeñosburgueses. Kronstadt es el final de la revolución rusa como tal, el cierre del comunismo de guerra, la muerte y el encarcelamiento de miles de auténticos militantes revolucionarios (desde bolcheviques, mencheviques de izquierda, SR, anarquistas, nacionalistas de izquierda, etc.), la clausura de la democracia proletaria, la prohibición de las fracciones y la oposición dentro del partido ruso, y, lo que es más importante, la consolidación de una fórmula fatal: la dictadura monolítica del partido único. No olvidemos que Kronstadt es el preludio a la NEP, y que en estas fechas además comienzan las parodias de los juicios políticos, las purgas y el sistema de confinamiento a los disidentes y críticos. Compañeros: centremonos en la médula del problema...

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Para el de los puntos suspensivos: hundiendo al marxismo defendiéndolo
Por Mosca Cojonera - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 7:00 AM
fliegecojonera@hotmail.com

Si Trotski tenía razón, compañeros, abandonemos el marxismo, porque es una ideología más para justificar dominio político. Como no creo que sea así, la mejor defensa de Marx es la verdad. Veo en Indymedia debates en abstracto sobre la dictadura del proletariado sin nexo con la historia, y ahora estas noticias de último momento: 1salvemos lo insalvable¡ Uno se cansa de tanta defensa de las vacas sagradas. Hay un hermoso y viejo libro de Paul Avrich, "Krondstadt, 1921", editado en Argentina en la década del '70, con materiales inéditos de la época (auténticos), donde pueden analizarse sin fanatismos ni defensas religiosas qué se debatía en el motín de Krondstadt. También existen académicos, como el de Gletzer, "Krondstadt, 1917-1921". No sé quién es este defensor ciego de la santidad de Lenin-Trotski, pero como militantes debemos reconocer que se equivocaron, y como. Algunos datos que no saqué de los archivos secretos de Stalin: 1) el debate de fondo era que tipo de dictadura del proletariado estaba llevando a cabo el partido bolchevique: ¿dictadura de la clase o dictadura de una fracción?, y este es el verdadero debate que tenemos que hacernos; 2) existía desde 1917 oposición bolchevique (bolchevique, lo subrayo, para que no digan que eran pequeños-burgueses, anarquistas, ucranianos, marcianos, etc.) al camino sin retorno que estaba practicando Lenin y Trotski: a pesar de lo que nos digan los popes del PO, MAS, etc. la oposición contra la stalinización de la revolución rusa empezo antes de Trotski y con Lenin en vida (digo una: Miasnikov, pero también los Centralistas democráticos, etc.); 3) La excusa de que los auténticos bolches murieron en la guerra civil y que los que lo suplieron eran pequeños-burgueses, campesinos propietariso, etc., es un argumento burdo usado por Lenin contra la disidencia interna al PCUS, y luego ampliado por Stalin. La categorización es psicológica, y no tienen nada de marxista; 4) Mentira: el 90% de los marineros que se encuadraban en el acorazado Petropavlovsk, el primer amotinado, habían sido reclutados antes de octubre del 1917; el 75% de la Flota del Báltico antes de abril de 1917: no se si eran o no ucranianos, pero es un argumento racista, antimaterialista (Stalin era georgiano¡); 5) La guerra civil en 1921 estaba ganada, Kolchak había muerto unos meses antes, y las potencias occidentales habían retirado sus tropas; 6) El motivo inicial, que el articulista se preocupa por ocultar u omitir (¿para qué mierda o porqué se levantaron unos marineros?) fue el siguiente: a) las terribles hambrunas, una historia materialista, el hambre en 1921 comenzó con una sequía que causó enormes fracasos de cultivos, incluyendo el fracaso total de las cosechas en cerca del 20 por ciento de las granjas soviéticas. Aunque ciertamente un desastre de proporciones enormes, tales desastres periódicos de las cosechas no eran desconocidos en Rusia. Una sequía similar ocurrió en 1892, por ejemplo, que condujo al peor fracaso de los cultivos del final de la Rusia zarista. Las comparaciones entre los finales de las sequías, y la tragedia comienzan, cuando los bolcheviques reaccionaron notablemente diferente hacia el desastre natural. En mayo y junio de 1921, Lenin ordenó compras de alimentos al extranjero, pero solamente las envió a las ciudades políticamente importantes en vez de a los campesinos que morían de hambre. Los líderes bolcheviques evitaron visitar las áreas afectadas por el hambre. Incluso cuando finalmente pidieron ayuda para el hambre, los bolcheviques confiaron en el nominalmente privado Comité Público PanRuso para Ayuda al Hambre(Pomgol). El Pomgol pidió asistencia de la American Relief Association fundada por Herbert Hoover, entonces secretario de comercio de U.S. La ARA respondió gastando más de $ 61.6 millones para aliviar el hambre rusa. La ARA alimentó a más de 11 millones de personas al día en el punto máximo de los esfuerzos de alivio. La ARA suspendió las operaciones de ayudas en junio de 1923 cuando se reveló que la Unión Soviética vendía los productos alimenticios al extranjero - específicamente millones de toneladas de cereales que prefirió vender por moneda estable en vez de alimentar a su pueblo muerto de hambre (esto es de E.H. Carr); b) a fin de febrero de 1921 en Petrogrado se desató medidas de fuerza, huelgas y sabotajes, en las fábricas por la situación angustiante y el asfixio político. El partido bolchevique respondió con la ley marcial y arresto de masas, incluidos los cabecillas. El primero pedido de los sublevados fue volver a activar los Soviets, elecciones libres de los partidos obreros (anarquistas, SR, etc,), esta fue la llamada "Resolución de Petropavlovsk", votada por 16.000 marineros, soldados y trabajadores de los talleres de Kronstadt. Las demandas incluían: libre prensa obrera, funcionamiento de sindicatos, vuelta al control obrero, liberar a todos los presos de oposición de izquierda (bolches o no),etc. 7) Fueron envíad0s 50.000 soldados a reprimir, férreamente controlados por 3000 comisarios políticos de la CHEKA, para evitar deserciones o confraternizaciones;
Este argumento es el mismo que utilizó la burocracia proto-stalinista en 1921 para reprimir, fusilar y encarcelar a los sublevados. Como al anónimo y valiente trotskista no le gusta el testimonio de Goldmann, es una memoria de vida no una circular del MAS, te agrego esto a tu exquisito paladar trotskista:

Kronstadt
Alexander Berkman

La verdad sobre Kronstadt



Edición


Ateneo Libertario Al Margen. Valencia

Pepitas de Calabaza. Logroño

Likiniano Elhurtea. Bilbao

Traficantes de sueños. Madrid

Ateneo Libertario de Sant Boi

Ateneu Enciclopèdic Popular. Barcelona

Ateneu Llibertari Poble Sec. Barcelona

Etcétera. Barcelona

Fundació d’Estudis Llibertaris i Anarcosindicalistes. Barna


Barcelona, Marzo 2001






(Kronstadt, de Alexander Berkman, está sacado del folleto que se editó en 1938 en Barcelona a partir de la edición castellana que en los años 20 hizo el Comité Pro Libertad de los anarquistas presos en Rusia.

La verdad sobre Kronstadt, de Stépan Petritchenco, lo hemos traducido de la versión francesa presentada por Alexander Skirda en el libro Kronstadt 1921.)


(Fondo cubierta: kronstadianos refugiados en Finlandia)



Prólogo


LAS INSURRECCIONES que a lo largo del pasado siglo nos dieron la confianza de que una sociedad sin clases, sin explotación ni dominación, organizada según las necesidades y las posibilidades de cada uno, era, no una utopía, sino algo a conseguir, se alejan hoy de nuestro universo conceptual y emocional. La poca distancia de unos años es multiplicada por el medio en el que nos movemos y por los media que nos mueven, y así aquellas insurrecciones tan próximas y tan modernas se ven relegadas al olvido, sino a la manipulación y al rechazo. Acostumbrados a una cotidianidad sometida al trabajo y al consumo impuestos –nada que ver con una actividad concreta y deseante-, auspiciado nuestro razonamiento y nuestro sentimiento por los programas escrupulosamente calculados de los media, reducido el ámbito de nuestro pensamiento y de nuestro lenguaje por el poder económico y cultural, dirigida nuestra mirada por las redes mediáticas, no llegamos a ver esta insurrección, que está aquí al lado.


Pero aquí están, y asoman, cabezonas, y desbaratan la historia objetiva que desde los vencedores se quiere escribir, y dan aliento a los que en ellas, a pesar de vestir trajes bien distintos, nos reconocemos. La insurrección de Kronstadt fue de las primeras, justo después de la revolución de los consejos en Alemania durante los años 1918-1920, quizás la más olvidada y ocultada, la más amplia, la más resolutiva (en pocos días abatió la monarquía y el II Reich) y, justo antes de la revolución española, quizás la más corta, sólo unas semanas (todos estaban en su contra), pero la más bella.


Kronstadt es la primera denuncia de la gran mentira bolchevique, a la vez que la demostración de que una organización social a través de los soviets es posible. Luego ha habido otras denuncias de aquella gran mentira o de la mentira desconcertante que dirá Cíliga, pero siempre calladas y criminalizadas por la impostura del poder intelectual en Europa: Antón Cíliga, escapado de su periplo por Rusia y Siberia, no logrará, ya en París, que su libro “Au pais du grand mensonge” contenga el capítulo “Lenin tambien”; Panaït Istrati, a la vuelta de la URSS, y con su “Vers l’autre flamme” se ganará la enemistad de toda la intelectualidad europea y será tratado de reaccionario; George Orwell tendrá serias dificultades para conseguir que un editor inglés publique su testimonio de la guerra de España y su denuncia del stalinismo en “Homenaje a Cataluña”; igual suerte correrán Ignazio Sillone, Alexander Berkman, ...Pero Kronstadt es la más genuina y la que las contiene todas.


La insurrección de los marinos de Kronstadt tiene lugar durante la revolución rusa, en marzo de 1921, cuando el pueblo ve que su poder real, los soviets, está siendo desmantelado y sustituido por la policía política (cheka), que el hambre, el racionamiento,...forman parte de su vida diaria, y, tomando el relevo de la Ukrania Machnovista, continúan la lucha, ahora contra la burocracia comunista, por el poder de los soviets. Ante una escalada de huelgas en varias partes de Rusia y especialmente en Petrogrado, la guarnición de Kronstadt toma partido por los obreros contra el partido bolchevique. En su inicio lo que plantean es el poder de los soviets, el funcionamiento real de la democracia obrera amenazada por la burocracia bolchevique. La respuesta del partido, que consiste en la aniquilación total del movimiento insurrecto radicalizará el movimiento que se pondrá como objetivo la tercera revolución soviética, ahora contra el Estado. En su propia carne, los ciudadanos de Kronstadt, han aprendido que “la existencia del Estado y la existencia de la esclavitud” son inseparables.


Durante tres semanas la democracia obrera y el poder de los soviets se hace realidad en Kronstadt. Pero Kronstadt está aislado del resto de Rusia y no llega a conectar con los obreros del país. Así se impone la mentira del Estado comunista que trata a los insurrectos de Kronstadt de contrarevolucionarios. Los insurrectos resistirán a las mentiras y a las armas del gobierno bolchevique, hasta que el ejército rojo, a las órdenes de Trotsky, los masacrará.



Kronstadt



1

DESÓRDENES OBREROS EN PETROGRADO


Era al comienzo de 1921. Los largos años de guerra mundial, de revolución y de guerra civil debilitaron a Rusia hasta el extremo [de la extenuación] y pusieron al pueblo en la pendiente de la desesperación. Pero, en fin, la guerra civil terminó: los numerosos frentes fueron liquidados, y Wrangel -la última carta de la Entente intervencionista y de la contrarrevolución rusa- fue derrotado, concluyendo su actividad militar en Rusia. El pueblo esperaba ahora con confianza una mitigación del severo régimen bolchevique. Se esperaba que los comunistas, terminada la guerra civil, aligerarían las pesadas cargas, abolirían las restricciones introducidas durante la guerra, instaurarían ciertas libertades fundamentales y comenzarían la organización normal de la vida. Lejos de ser popular, el gobierno bolchevique era, por el contrario, soportado por los obreros debido a su plan, frecuentemente anunciado, de emprender la reconstrucción económica del país tan pronto cesaran las operaciones militares. El pueblo estaba lleno de celo para cooperar, para prestar su iniciativa y su esfuerzo creador en la obra de reconstrucción del país arruinado.

Desgraciadamente, estas esperanzas fueron pronto frustradas. El Estado comunista no evidenció, de ningún modo, tener la intención de debilitar el yugo. Continuaba la misma política. La militarización del trabajo esclavizaba aún más al pueblo, y éste se exacerbaba mas y más por la opresión creciente y por la tiranía. Tal estado de cosas paralizaba toda posibilidad de un renacimiento industrial.

Desaparecía la última esperanza y se reforzaba la convicción de que el partido comunista estaba más interesado en conservar el poder político que en salvar la revolución.

El elemento más revolucionario de Rusia, el proletariado de Petrogrado, fue el primero en protestar. Lanzó la acusación de que, entre otras causas, la centralización bolchevique, la burocracia y la actitud autocrática con los campesinos y obreros eran directamente responsables, en gran parte, de la miseria y de los sufrimientos del pueblo. Gran número de talleres y fábricas de Petrogrado debieron cerrar sus puertas; los obreros se morían literalmente de hambre. Organizaron reuniones para considerar la situación, y fueron dispersados por el gobierno. El proletariado de Petrogrado, que soportó todo el peso de las luchas revolucionarias, y cuyos enormes sacrificios y heroísmo salvaron la ciudad contra Yudenich, se irritó ante los manejos del gobierno. La animosidad contra los métodos empleados por los bolcheviques continuaba creciendo. Los comunistas rehusaban las menores concesiones al proletariado, ofreciendo al mismo tiempo entenderse con los capitalistas de Europa y de América. Los obreros se indignaron. Con el fin de forzar al gobierno a examinar sus exigencias, se declararon huelgas en la fábrica de municiones («Patronny»), en las fábricas del Báltico y de Trubochny, en la fábrica de Laferni. Pero en lugar de discutir la cuestión con los obreros descontentos, el gobierno de los obreros y campesinos creó un Comité de defensa como en período de guerra, con Zinoviev -el hombre más odiado de Petrogrado- como presidente. El fin manifiesto de este Comité era el de estrangular el movimiento huelguista.

El 24 de febrero se declararon las huelgas. El mismo día los bolcheviques enviaron los «kursanty» -los estudiantes comunistas de la academia militar que se preparaban para los grados de oficiales del ejército y de la marina- para dispersar a los trabajadores que se habían reunido en Vasilievsky Ostrov, el barrio obrero de Petrogrado. Al día siguiente, el 25 de febrero, indignados, los huelguistas de Vasilievsky Ostrov visitaron los astilleros del Almirantazgo y los docks de la Galernaya y persuadieron a los obreros a asociarse contra la actitud autocrática del gobierno. La demostración intentada en las calles de la ciudad por los huelguistas, fue dispersada por los soldados.

El 26 de febrero, en la reunión del Soviet de Petrogrado, un conocido comunista, Laskevich, miembro del Comité de defensa y del Consejo militar revolucionario de la república, denunció el movimiento huelguista en los términos más acerbos. Acusó a los obreros de la fábrica de Trubochny de haber incitado al descontento y de ser «hombres que no pensaban más que en su provecho personal y que eran contrarrevolucionarios»; fríamente propuso cerrar la fábrica de Trubochny, proposición aceptada por el Comité ejecutivo del Soviet de Petrogrado, del que Zinoviev era presidente. Los huelguistas de Trubochny fueron, pues, lock-outados y privados automáticamente, por consecuencia, de su ración de víveres.

Las medidas del gobierno bolchevique sirvieron para agriar más el antagonismo de los obreros.

En las calles de Petrogrado comenzaron a aparecer proclamas de huelga. Algunas de ellas llevaban ya un carácter francamente político; el más característico de estos manifiestos, fijado en los muros de la ciudad el 27 de febrero, decía:


«Se ha hecho necesario un cambio completo en la política del gobierno. En primer lugar, los obreros y los campesinos tienen necesidad de libertad. No quieren vivir según los decretos de los bolcheviques: ¡quieren controlar sus propios destinos!

»¡Camaradas, mantened el orden revolucionario! Exigid de un modo organizado y decidido:

»La liberación de todos los socialistas y de los obreros sin partido encarcelados;

»La abolición del estado de sitio; la libertad de palabra, de prensa y de reunión para todos los que trabajan;

»La elección libre de los Comités de fábrica y de los representantes a los sindicatos y a los soviets;

»¡Organizad reuniones, adoptad resoluciones, enviad vuestros delegados a las autoridades y trabajad en la realización de vuestras exigencias.»


El gobierno respondió efectuando numerosos arrestos y suprimiendo varias organizaciones obreras. Esta medida aumentó aun más la efervescencia de las masas; las peticiones reaccionarías comenzaron a aparecer. Así, una proclama de los «obreros socialistas del distrito de Nevsky» apareció el 28 de febrero, terminando con un llamamiento en favor de la Asamblea Constituyente:


«Sabemos quién tiene miedo de la Asamblea Constituyente. Son los que no podrán robar al pueblo entonces. Tendrán, al contrario, que responder ante los representantes del pueblo por sus mistificaciones, sus robos y sus crímenes.

“¡Abajo los comunistas odiados!

“¡Abajo el gobierno sovietista!

“¡Viva la Asamblea Constituyente!”


Durante este tiempo, los bolcheviques concentraron en Petrogrado considerables fuerzas militares llevadas de la provincia, y mandaban a la capital del norte, desde la línea del frente, los regimientos comunistas más fieles. Petrogrado fue declarado en estado extraordinario de guerra». Los huelguistas fueron subyugados por la fuerza y la agitación obrera aplastada con mano de hierro.

Sobre la verdad histórica, que es lo importante: no podemos basarnos en un hecho histórico exclusivamente en las propias justificaciones de los protagonistas, y para Kronstadt, dada la censura stalinista, vale más que para ningún otro. La otra burda mentira, un brulote en realidad, es la supuesta apertura de ciertos archivos soviéticos que supuestamente confirmarían la grandeza y la inocencia de Trotsky. Mi único dato real y científico data de la apertura de los archivos de la ex-Cheka, ex-GPU, ex-NKVD, luego KGB, y las del partido ruso (PCUS), el relevamiento lo hizo un investigador de la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1994, su nombre: Israel Getzler. Lo que encontró respecto a Kronstadt fue justamente lo contrario: el responsable de la CHEKA en la zona, un tal Iakov Agranov, eleva un informe secreto y urgente a Trotski donde señala que el levantamiento es totalmente espontáneo, que no hay agentes de la Entente, ni guardias blancos detrás; otro reporte a Trotski, de otro agente de la Cheka, un tal Vasilii Sevei, un mes antes del motín, urge que intervengan para reprimir la creciente radicalización de los marineros y trabajadores; el mismo Sevei cunado ya se había desatado la represión le sugiere a trotski organizar una "troika" ejecutiva para filtrar y seleccionar marcialmente a los amotinados, orden cumplida y que significó fusilamientos y deportaciones masivas. El artículo de Geltzer se titula: •"The Communist Leaders' Role in the Kronstadt Tragedy of 1921 in the Light of Recently Published Archival Documents", y fue publicada en el número 15.1 de la revista de historia académica "Revolutionary Russia", en diciembre del 2002. De archivos soviéticos recién descubiertos, nada... Ahora me pueden responder con chicanas o autojustificaciones, o boludeces que no hacen mella en la cuestión esencial. Chau fieras...

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Macanas e inconsistencias
Por --- - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 10:30 AM

Mosca habla del fin de la revolución y lo caracteriza por 1) el fin del comunismo de guerra, 2) la muerte y encarcelamiento de miles de revolucionarios (blocheviques, mencheviques, SR, anarquistas, nacionalistas de izquierda), 3) la prohibición de fracciones y 4) la doctrina del partido único.
El único ítem que admite algún debate es el relativo a las fracciones. Los demás, sólo sirven para confirmar que Mosca no sabe dónde está parado. El comunismo de guerra fue, precisamente, lo que malquistó a los bolcheviques con la inmensa masa campesina y es inseparable de casi todo lo demás que Mosca censura, pero él asume que el comunismo de guerra era auténticamente revolucionario y ponerle fin fue terminar con la revolución. El tipo simplemente suma argumentos contradictorios entre sí, como si la historia y la lucha política consistieran en agrupar frases y nada más.
El item 2, la muerte y encarcelamiento de miles de revolucionarios (blocheviques, mencheviques, SR, anarquistas, nacionalistas de izquierda), es una amalgama de décima. Por empezar ¿qué razones tiene Mosca para caracterizar como “revolucionarios” a los elementos que enumera, la inmensa mayoría de los cuáles se opuso a la toma del poder por los soviets (o sea: a la revolución)? En segundo lugar, esa amalgama sirve para exagerar. Si fueron detenidos bolcheviques, habrán sido los que participaron de la revuelta de Kronstadt (que es justamente el punto en discusión), y tampoco se puede hablar de miles de muertes, salvo que se considere las resultantes de la lucha directa contra la sublevación. Obviamente, esto es una boludez: a la sublevación armada se le respondió en sus propios términos, no fueron los bolcheviques los que eligieron esos términos, sino los marinos de Kronstadt. Es como censurar a los bolcheviques por no haber cedido desde el vamos, pero críticas así se pueden hacer a medida de cualquier cosa.
Tampoco es de esa época ninguna doctrina del partido único. Más que una doctrina fue un hecho, porque TODOS los partidos bolcheviques demostraron en la práctica que no eran revolucionarios. Y acá está una clave importante para distinguir a un reformista liberal de un comunista revolucionario: cuando los bolcheviques obtuvieron la mayoría en los soviets y pusieron a la orden del día la toma del poder por aquellos, todos los partidos (excepto fracciones menores) se opusieron y abandonaron los soviets. A partir de su propia negativa a que los soviets tomaran el poder y de su propia desersión, acusaron (ya en octubre del 17) al bolchevismo de “gobernar solo”. Cuando esos “revolucionarios” -según Mosca- tenían mayoría en los soviets se oponían a la toma del poder por los soviets, cuando quedaron en minoría y los soviets se plantean eliminar al gobierno burgués de coalición, ellos se fueron y, de ahí en adelante, harían campaña con la consigna de que un solo partido en el gobierno -partido que había sido hostilizado por ellos mismos, con el recurso del poder del estado, y que había sido el único a favor del poder a los soviets!- no podía representar la construcción del socialismo. La perfidia contrarrevolucionaria de esta actitud es asumida como un ideal revolucionario por nuestra inefable Mosca Cojonera.
Después de las tonterías que decís, es claro que nadie está más lejos que vos de comprender “la médula del problema”.
El segundo post es muy largo, tiene mucha data sobre hechos y cuestiones muy diversas (algunas muy posteriores a los hechos de Kronstadt) y discutirlo equivaldría a hacer una compulsa detallada de fuentes, argumentos y análisis que no se puede hacer aquí pero que, de todos modos, hace tiempo que se viene haciendo. En general, los elementos fácticos en juego son completamente menores (que si había uno, cinco o cien agentes blancos, que si los marinos de tal acorazado en particular eran campesino en tal o cual proporción, que si los sublevados eran espontáneos y subjetivamente revolucionarios en algún sentido a precisar, que si la inteligencia bolchevique engañó a algunos dirigentes, que si Trotski estuvo a mayor o menor distancia del conflicto, etc. etc.), pero sigue quedando claro que la gran divergencia es política: Sin mosquearse, en su crítica incondicional a los bolcheviques (y después de haber criticado la suspensión del comunismo de guerra!), Mosca expone la consigna por la asamblea constituyente como una consigna revolucionaria. Para él, el reclamo de una constituyente (la misma que habían disueltos los soviets!) no era contrarrevolucionaria, sólo se hubiera podido hablar de contrarrevolución si se probara que hubo agentes blancos infiltrados en Kronstadt...
Y éste es el mismo tipo que critica la consigna por una constituyente en un contexto donde no hay soviets y mucho menos hay soviets que hayan convocado primero y disuelto después una asamblea constituyente...
Qué boludo ¿no?

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Errata
Por --- - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 10:37 AM

Donde puse: "Tampoco es de esa época ninguna doctrina del partido único. Más que una doctrina fue un hecho, porque todos los partidos BOLCHEVIQUES demostraron en la práctica que no eran revolucionarios"

Debí poner "Tampoco es de esa época ninguna doctrina del partido único. Más que una doctrina fue un hecho, porque todos los partidos NO BOLCHEVIQUES demostraron en la práctica que no eran revolucionarios"

Mis disculpas.

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más que errata fue un acto fallido
Por comunista antibolchevike - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 11:10 AM

Es una lástima, porque corregiste lo único con lo que estaba de acuerdo de todas tus "Macanas e inconsistencias" (un título más que adecuado para toda tu apología del capitalismo de Estado, la dictadura de partido único y el fascismo rojo).

En realidad mucho para debatir no tenemos. Vos justificás la represión y no entendés (o no querés entender) nuestro repudio a ella porque tus fines son netamente burgueses, reformistas. No se trata de que queremos lo mismo pero diferimos en los medios. Los medios determinan al fin. Quienes tienen posiciones antagónicas sobre los medios (incluso como para terminar a tiros) decididamente no comparten el mismo fin.

Asi que, vos seguí intentando reformar al capitalismo, otros vamos a intentar destruirlo y a todos los que salten a protegerlo (entre los cuales, muy probablemente habrá tipos como vos).


Algunos textos para el/la que le interese:

Paul Mattick
Bolchevismo y Stalinismo (1947)
http://www.cica.00pro.com/clasicos/mattick/bolchevismo/indice.htm

Paul Mattick
León Trotsky (1940)
http://www.cica.00pro.com/clasicos/mattick/trotsky.htm

* MUY RECOMENDADO *
Helmut Wagner
Tesis sobre el bolchevismo (1933)
http://www.cica.00pro.com/clasicos/wagner/bolchevismo/indice.htm

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1984
Por Antisecta - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 11:33 AM

En 1984, Orwell presenta un futuro en el que una dictadura totalitaria interfiere hasta tal punto en la vida privada de los ciudadanos que resulta imposible escapar a su control. La odisea de Winston Smith en un Londres dominado por el Gran Hermano y el partido único se puede interpretar como una crítica de toda dictadura, aunque en las analogías con el comunismo estalinista resultan evidentes...
"Evidentemente, Winston no podía eludir su destino: ser encarcelado. El propio O'Brien, comisario de la Policía del Pensamiento, se encarga de capturarlo y conducirlo al Ministerio del Amor. Allí sufrirá todas las vejaciones imaginables, un lavado de cerebro que lo lleve a amar al Partido y el Gran Hermano. La temible habitación 101 marca el final de Winston como persona; en ella ha de enfrentarse a sus fantasmas más terribles. Una vez superada la humillación que anida allí adentro, Winston estará dispuesto a creer cualquier consigna del Partido. Los discursos adoctrinadores de O'Brien surten efecto. Winston ya es capaz de doblepensar. Ve cinco dedos cuando O'Brien le enseña cuatro. Y, mejor aún, ama al Gran Hermano. Ya es un miembro respetable del Partido." (http://www.bibliopolis.org/articulo/1984.htm)
No ver Kronstadt y otras aberraciones cometidas en nombre del dogma es casi como ver cuatro dedos cuando hay cinco...
Si no quedar como "una anécdota de la historia", como dijo un soldado de papacito o un tronko (no recuerdo), significa no cargar con millones de muertes encima...entonces definitivamente todos los libertarios seremos solo eso: una anécdota que contará como un grupo de locos quiso cambiar el mundo sin pisarle la cabeza a nadie...
MUERTE AL DOGMA Y AL CAPITAL!!!!!!!!
VIVA LA LIBERTAD!!!!

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blablablablablaBLABLABLABLABLABLA
Por ANARKOS A LABURAR !!!!! - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 11:38 AM

Una reciente encuesta realizada por escolares entre los politicos burgueses dice, que en su mayoria habian sido anarkistas en el secundario,pero que en la universidad fueron cambiando y llegaron a la conclusión,que para seguir siendo vagos y no proletarizarce es mejor estar en partidos politicos como el Radical o el Peronista.
Eso es el anarkismo,es contrarevolucionario,no construye nada y sirve para que la burguesia tenga buenos politicos.
Y ustedes lo demuestran TODO EL DIA en esta pagina.Que tal ?

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a laburar, dice el burgués!
Por comunista antibolchevike - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 11:47 AM

¡Miren como hablan los supuestos "revolucionarios"!

Siempre el llamado al Trabajo, al Sacrificio, a La Causa, a la Ciencia, la Razón y la Seriedad.

No hay nada más conservador que "revolucionarios" como estos.

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Posdata a "Puntos Suspendidos"
Por Mosca Cojonera - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 1:52 PM
fliegecojonera@hotmail.com

Es inútil discutir con el individuo religioso, absurdo presentarle datos históricos precisos, exhibirle documentos, informarle de investigaciones nuevas, incluso traducidas del ruso...podemos estar cien años y perderíamos el tiempo. Pues nada: para él la historia es mera metáfora de las verdades irrenunciables de su vaca sagrada, Lenin, trotsky o Papa Doc. Su respuesta es bien filípica, de expediente satlinista: pura retórica. Los hechos no lo conmueven, los testimonios tampoco, para él la verdad ha sido revelada y todo ha sido dicho, la historia se cerró ese día fatídico que Ramón Mercader descargó su brazo asesino. Y bueno: peor para "Puntos Suspendidos", sin duda un buen cuadro dogmático y dirigente de nuestra izquierda prediluviana, un producto de las "Madrazas" del PO, MAS y, porque no, PCA. Nuestro hombre religioso no ha refutado ni un dato, tampoco seguramente ha leído nada nuevo desde 1940 (¿para qué?), ni conoce a Avrich, Geztler o Goldmann, ni Serge, ni los bolcheviques enfrentados a Lenin, ni siquiera sabe ruso para averiguar la verdad, etc. Pero aparte de esto NO SABE NADA DE LA REVOLUCION RUSA, aparentemente su ámbito zoológico natural. Aclaro que este post lo hago, no por "Puntos Suspensivos", un fundamentalista religioso ateo, sino para los lectores poco avezados. Quiero aclarar el punto del "Comunismo de Guerra", donde nuestro especialista en bolchevismo lució sus dientes cariados. La apelación "Comunismo de guerra" aparece por primera vez en un discurso de Lenin en marzo de 1921 (Tomo 43) como explicación y justificación "ex-post" de medidas de emergencia en la guerra (Lenin necesitaba introducir la NEP), pero esto en el comienzo no fue así. En 1918 el comunismo de guerra, que no tenía nombre, era entendido por Trotsky como la fusión comunista de economía y política siguiendo la letra viva de marx y Engels (Terrorismo y Comunismo), o los elogíos de Bujarín (Economía de la Transición) o Lenin...o sea: hasta 1921 (y em el medio está el asunto Kronstadt y la hambruna) el "comunismo de guerra" era el programa de transiciión al socialismo, sin más; después de la NEP se debió a medidas extremas. No es extraño que cuando Lenin presentara la NEP hablara de "retroceso" o "retirada" (se retrocede cuando hay avance). Es decir: los objetivos eran comunistas, pero los métodos fueron erróneos, ergo: NEP. Paradójicamente la idea que el "Comunismo de Guerra" fue una aberración, un paréntesis, etc. lo forjó el glorioso compañero Stalin y su historiografía partidista. Es decir: la guerra civil sólo aceleró, solo agigantó las líneas generales, equivocadas, de los leninistas bolcheviques (no nos olvidemos que bolchevique=Lenin es otra mentira stalinista). Kronstadt, Comunismo de Guerra y NEP es todo lo mismo. Pero no molestemos más a "Puntos Suspendidos", está rezando un mantra en el Comité Central...

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Ufff
Por --- - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 2:59 PM

Mosca: tus “datos históricos precisos” son insignificantes. Por ejemplo, en vez de analizar la composición social de Kronstadt en su conjunto hablás de un acorazado en particular, y así de corrido. No puedo ponerme acá a separar tu paja del trigo. En todo caso, no me parece que hayas aludido a ningún hecho histórico decisivo.
Siempre se discutieron las versiones sobre agentes blancos en Kronstadt, etc. Pero ése no fue jamás el verdadero punto álgido de la cuestión. En todo caso, espías blancos había unos cuantos en la URSS, y no se hubieran privado de intervenir en la situación (de hecho, nunca lo hicieron). Por lo demás, los espías por definición operan en secreto, por lo que mucho sentido no tienen estas disquisiciones.
Lo que sí tengo entendido que pasó fue que la inteligencia soviética pasó datos falsos para impulsar la línea de aplastar la sublevación, y que la histeria de Zinoviev jugó un papel nefasto (para viariar). Pero me sigue pareciendo que no son cuestiones decisivas o de fondo.
Por otra parte, además de los blancos estaban todos los concliadores. No se gana mucho con demostrar que no se conocía puntualmente a ningún probado agente blanco que residiera en Kronstadt. ¿Lo entendés o te hago dibujitos?
Los testimonio de Berkman y Goldmann, que ya conocía, no me parecen valiosos. En general ningún historiador los considera especialmente valiosos, a lo sumo emotivos e ilustrativos del pensamiento anarquista (o de una rama de él). Me parece mucho más serio el testimonio de Victor Serge, que también simpatizada con la sublevación de Kronstadt. Pero era más realista, tenía muchos buenos contactos en el PC (lo que le permitía informarse, incluso sobre las mentiras) y, sobre todo, no hay dudas de que en principio Serge apoyó la revolución e intervino en ella. De todos los que mencionás, al único que no conozco es a Geltzer, así que estás meando bastante fuera del tarro cuando das por supuesta mi ignorancia. Para ser alguien que se dice ajeno a los dogmas religiosos, noto que te ponés demasiado nervioso cuando contradicen tus prejuicios.
Pero todos estos son detalles, insisto, son nimios y no pueden saldar el debate político (y, de hecho, ni siquiera rozan el debate sociológico, imprescindible en este caso).
En cambio, la cuestión del comunismo de guerra sí hace a la cuestión. El comunismo de guerra en la realidad, y no en un discurso suelto por ahí, no tuvo nada en común con lo que señalás. Contuvo una importante cuota de improvisación y representó fuertes exacciones al campesinado y al pueblo en general. No me interesa discutir si en tal papel alguno dijo que el “comunismo de guerra” era la vía expedita al comunismo (de hecho, sólo será cuestión de conseguir papeles que digan lo contrario, y te aseguro que hay muchos). De hecho no fue ningún camino expedito al comunismo ni hubiera podido serlo, por razones de naturaleza objetiva. No puedo ponerme ahora a citar fuentes y documentos, pero es un hecho histórico indiscutible que la gran masa campesina se resistía a los métodos del comunismo de guerra. Si se hubiera persistido en eso, ahí si que la URSS se hubiera convertido toda ella en un Kronstadt contrarrevolucionario.
Lo verdadeamente notable es que, con tu argumento en defensa del comunismo de guerra, asumís una posición más autoritaria (y que hubiera costado más sangre) que la de Lenin, Trotski y Stalin juntos. Y lo más ridículo de todo es que, al mismo tiempo, reivindicás elementos y consignas conciliadoras (como los mencheviques, los nacionalistas, y la constituyente).
No tengo tiempo para una discusión erudita (los libros los puede consultar el que quiera cuando quiera), solamente te digo que sos políticamente inconsistente y que no tenés la menor idea de las condiciones del momento. Ninguno de tus supuestos “datos” moficica eso. Que vos no puedas darte cuenta de qué datos pueden servir como elementos de juicio y cuales no, de lo único que habla es de tu inmensa confusión.
Bueno, suerte y tomate un tranquinal a ver si te da un pico de presión.

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tal cual
Por ... - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 3:27 PM

todos los datos históricos que cuestionen a la Ideología son irrelevantes, secundarios, no vienen a la cuestión, etc.

no hay mejor definición que la de fundamentalista religioso ateo para este tipo...

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Qué tipo miserable
Por --- - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 4:51 PM

Debería ser superflua la aclaración: Son irrelevantes los detalles dispersos, o los datos que no cumplen ninguna función en ninguna hipótesis explicativa, o los que provienen de fuentes cuya veracidad debe discutirse y ponderarse (pero no asumirse sin más).

Digo esto sólo para responer las cansadoras y miserables chicanitas de Danilo que, además de cambiar de nickname cada vez que cambia de orientación política, con sus comentarios de costadito lo único que demuestra es su propia impotencia.

Al menos el Mosca se banca la discusión que lleva adelante, por más que resulte confuso qué es lo que está discutiendo, y en defensa de qué posiciones políticas (todavía no se sabe si defiende el comunismo de guerra, con sus métodos compulsivos, o la covocatoria de una constituyente burguesa, con todos los partidos que se habían opuesto a la disolución del gobierno de coalición por los soviets).
En realidad, ni siquiera queda claro si Mosca adhiere o no al planteo de "soviets sin bolcheviques" (pero con mencheviques, eseristas, nacionalistas de izquierda...). ¿Y constituyente? ¿Con o sin bolcheviques?
Bueno, no se sabe, pero al menos el tipo tiene la virtud de que promueve y se banca su propia discusión.

En cambio Danilo, como argumentos no tiene, teoría no tiene, hechos no tiene, política no tiene y militancia tampoco tiene, no le queda otra que cuchichear por los rincones.

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Xor
Por Quimera - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 5:57 PM

Lo que pasa con Xor:

Es que el una vez leyo sobre la Rev. Rusa y quedo tan impresionado que empezo a ensalzar (por no decir idolotrar) no solo a ella sino tambien a sus principales actores. Cuando leia, mas y mas aumentaba su "Fe". Es posible que crea que fue "lo mas glorioso que paso en la Historia".
A todo esto le fue dando (y le da, por supuesto) progresivamente una coraza impermeable donde no se le pueda filtrar casi nada.

Su "cristal de vision" por donde ve las cosas actua como un tamiz exclusivista y senteciario donde solo se filtra lo que el quiere y le "parece".

Es decir, EL MAYORMENTE CONSIDERA DE RELEVANCIA Y "HECHO HISTORICO VERDADERO" lo que contribuya y "hable bien" del bolchevismo-leninista.
El mismo afirma que los testimonios que tengan contrapuntos con el bolchevismo-leninista le "parecen o no le parecen" en cuanto a veracidad (Ej: los herejes Berkman y Goldman), en cambio, los que "guardan fidelidad" muy facilmente ya SEAN verdaderos o tengan una gran cuota de verdad y solo entrarian a regañadientes por el tamiz de "PARECER".
Y, por supuesto, cuanta mas discrepancia un testimonio tenga en cuanto al bolchevismo-leninista mas le van a parecer inverosimiles (es decir, cargados de "supuestos, subjetividades y parcialiades" para el).

Me imagino que tambien las criticas (pocas, pero criticas al fin) de Luxemburgo (que como no nunca fue anarquista, es por lo menos "libre" de cierta condena prejuiciosa de Xor) al bolchevismo-leninista son "cosas menores sugestionadas" para el. Entonces su mentalidad las minimiza e, incluso, hasta podria llegar a reducirlas.

Justamente esta "escala de credulidad" (castrada y condicionada por su dogmatismo) en Xor se manifiesta tambien con Serge que como solo simpatiza con Kronstadt el ya lo considera "algo mas serio".

Los errores, en verdad horrores ("supuestos, subjetivos y parciales" para el) de Lenin SIEMPRE LOS JUSTIFICA con "vos no consideras las circunstancias historicas", "las condiciones del momento", "los procesos" y demases.

Apuesto a que Xor NO PUEDE HABLAR de mas de 5 errores que el bolchevismo-leninista (principalmente, Lenin) llevo a la practica y que contribuyo al derrumbe de la Revolucion.

Su frase "ruidito etico" es de antologia. No habla para nada de una buena persona.

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pero claro!
Por ... - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 6:02 PM

¿Como no me dí cuenta que sos Dios y que no soy nadie para discutir con vos?

Ahi está, con todo esto se justifican asesinatos y torturas: "no tenés militancia, mandás chicanas, no existís".

Asi que si alguien presenta argumentos "científicos" o "históricos" para defender a Videla, Roca, Hitler, Stalin o algún otro similar, para decirle algo tenés que "existir" según los parámetros que a él se le ocurran y someterte a su ridícula moral. Si no, no le podés decir nada.

Seguí hablando, carcamán, cada vez te hundís más.

PD: alguien que firma como --- y botonea el nombre propio de otra persona tiene que ser muy caradura para ponerse a moralizar sobre cómo debatir. Pero bueno, teniendo en cuenta que defendés al fascismo en nombre de la revolución, no es sorprendente para nada.

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Uy dio
Por --- - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 6:31 PM

En serio que se ponen densitos, chicos.

Danilo, que yo sepa vos firmabas con ese nombre en Indymedia. Si es tu nombre de pila, lo acabás de botonear vos mismo, yo me permito usarlo porque es el nombre que usabas vos. No me da para ser indulgente con un tipo que en cuatro años cambió cinco veces de orientación política y en cada caso cambió de nick.
En cambio, vos has dicho que conocés mi nombe de pila, con el que yo jamás firmé nada en Indymedia. O sea que lo habrás averiguado preguntando por ahí a la gente correcta (eso no es muy difícil, tampoco trato de ser impenetrable).
Así que fijate bien si no es a vos al que caben tus propias acusaciones.
Bueno, basta de Danilo.


A Quimera no vale la pena contestarle. Hace especulaciones psicológicas que no merecen atención.


Lo que sí, voy a dar algunos ejemplos de qué se puede hacer con "datos históricos precisos" y, especialmente, que es capaz de hacer Mosca con algunos de esos datos.

Datos en mano, Mosca censura a Lenin por haber destinado la ayuda alimenticia recibida del exterior a las ciudades importantes, y da a entender que lo justo hubiera sido mandar la ayuda al campo.
Pero pocas líneas después, Mosca prueba “con datos” que el hambre daba origen a protestas y sabotajes en las ciudades importantes (Petrogrado).
O sea que los mismos datos indican que Lenin no tenía más remedio (o mejor opción) que sostener a la población urbana con la ayuda alimenticia que recibía. Por lo demás, es completamente lógico que la ayuda fuera a las ciudades y no al campo: en primer lugar, los campesinos eran 12 veces más que los citadinos; en segundo lugar, el campo produce alimentos que no siempre llegaban a la ciudad (porque a los campesinos no les agradaban las requisas, propias del “comunismo de guerra” que tanto agita Mosca) y, en tercer lugar, porque el bolchevismo era un partido obrero y es lógico que buscara defender especialmente su base social.
Pocas líneas más abajo, y sin preocuparse de la lógica o la simple coherencia, Mosca ya está en la fortaleza de Pedro y Pablo, en Kronstadt, dándonos “datos históricos concretos” sobre un mitín completamente irrelevante en relación con todo lo anterior (en realidad, es bastante difícil encontrar un vínculo político y/o económico directo entre Kronstadt y Petrogrado, fuera de la fantasía de algunos anarquistas).

Aún así, a Mosca no siempre los datos le van. Por ejemplo, Mosca discute que sea válido el argumento de que el activismo bolchevique (y no bolchevique) que hizo la revolución ya no estaba en las fábricas cuando una nueva camada obrera venida del campo arribó a ellas, en medio de la guerra civil.
El punto es que este hecho es rigurosamente cierto y los datos históricos lo apoyan.
En estos casos, en que un dato sí forma parte esencial de la hipótesis en discusión, Mosca reorganiza el argumento que quiere rebatir, diciendo que se trataría de una calificación psicológica.
Ciertamente, si se procede como Mosca, dejando de lado los hechos mensurables y documentables, toda caracterización se vuelve puramente psicológica.
La misma desfiguración vuelve a ejercer Mosca respecto del análisis de la composición social de los marinos de Kronstadt, y veta cualquier pretensión de inagar sobre su proveniencia y experiencia política. Trata de desmentirlo mencionando el ejemplo de un sólo acorazado (obviamente, el más anarquista). En realidad, es incontestable que la gran mayoría de los marinos era relativamente nueva allí, y no había participado de la revolución. Además, los marinos y los habitantes de Kronstadt tenían un nivel de vida privilegiado en comparación con el de la mayoría de la población rusa (algo que, cuando se trató de lugares que no eran Kronstadt, Mosca censuró, criticó y repudió).

Dejando finalmente de lado tantos datos históricos, Mosca declara que fue el hambre lo que motorizó la protesta de Kronstadt.
En verdad, Lenin dio por supuesto lo mismo. Pero no justamente porque en Kronstadt se pasara el hambre que se pasaba en el resto de Rusia.
Entre las causas de la subevación de los marinos, se combinan el hambre de las masas (acompañada mayoritariamente por apatía y desmoralización) y el antibolchevismo anarquista que influía en Kronstadt, donde no se sufría hambre. Pero mi hipótesis es que no existe ninguna vinculación firme entre las consignas de los sublevados de Kronstadt y el estado de miseria y descontento de las masas rusas. En eso concuerdo especialmente con el testimonio ponderado de Victor Serge.
Ahora bien, después de admitir que el hambre era la causa del descontento general, Mosca insiste en combatir el fuego con nafta, ya que ataca la NEP y reivindica al comunismo de guerra.
Pero fue precisamente el comunismo de guerra -obligado en condiciones de guerra civil- lo que llevó a una brusca caída en la producción de alimentos por parte de los productores agrarios. La NEP se propuso revertir esta situación, y lo logro. Al menos en el campo dejó de haber el hambre pavorosa de 1920. Pero en las ciudades la cosa no era tan sencilla, porque los campesinos estimulados por la NEP retaceaban sus productos a las ciudades, por encontrar económicamente injustas las condiciones de intercambio que pautaba el estado obrero. Toda la cuestión de la situación rusa de entonces, y de toda transición, es que se debe redistribuir la renta nacional (para decirlo en términos burgueses) en función de una reorganización de la producción (algo que, además, en Rusia era imperativo) y ello no puede hacerse sin algún grado de compulsión (pero mucho menor a la del “comunismo de guerra”, por supuesto).

En resumen, Mosca parece esquizofrénico: tira posiciones inconciliables entre sí, con tal de que sean anti-bolcheviques, no le interesa si lo son por izquierda o derecha. Pero, por definición, un programa que choca consigo mismo no puede funcionar.

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Xor
Por Quimera - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 7:55 PM

Y que paso Xor?. Te describi de cabo a rabo y te quedaste inerme?.

Es increible lo cerrado que sos. Espero la respuesta que me debes.

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¿Ves como te vas por la tangente, gil?
Por ... - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 8:17 PM

El discurso de Xor en cuanto a Kronstadt tiene tantos puntos en común con los que defienden la dictadura que ya da asco. El mismo cinismo que relativiza y justifica los actos de represión, el mismo tono de sorna y de burla para quienes repudian esos actos ("ruiditos éticos", "no existen"), la misma defensa y glorificación de los verdugos como grandes personalidades que "hicieron lo que tenían que hacer" o "hicieron lo que fueron obligados a hacer".

Las "especulaciones psicológicas" (mas bien, deduccciones) de Quimera dan en el clavo. Xor es muy liviano para hacérselas a los demás, pero cuando se las hacen a él, son "irrelevantes".

Yo agregaría que en alguien joven la maravillación por la revolución rusa y comerse el cuento del leninismo es disculpable. A mí pasó y afortunadamente cambié de opinión en poco tiempo, lo cual para Xor es un crimen, ¡cómo voy a cambiar de opinión!.

Pero en alguien que ya tiene 50 y pico de años y encima hace gala de sus años de militancia para querer censurar la opinión de los demás, ya pasa a ser criminal.

Y ahora salta con lo de la NEP y el comunismo de guerra, ya que la condena a la represión es un "ruidito ético"...

Un reaccionario ignorante ya es malo. Un reaccionario erudito es peor. Un reaccionario ignorante tiene la posibilidad de dejar de serlo si entra en contacto con información nueva. Un reaccionario erudito ya desarrolló un filtro altamente perfeccionado para ignorar o "refutar" cualquier información que cuestione a su esquema mental.

No importa que hoy tengamos acceso a documentos y fuentes que confirman una y otra vez el caracter contrarrevolucionario y fascista de la dictadura bolchevique, los "Xor" van a seguir repitiendo los mismos argumentos de Trotsky. Van a pasar 100 años desde Kronstadt y el tipo va a seguir haciendo lo mismo.

Se atreve a hablar de hechos históricos y criterios científicos, cuando niega o relativiza a su gusto la parte de la historia que le conviene y da a su pensamiento un carácter de verdad independiente de toda verificación práctica. Su enemigo: todo el que no comulgue con su ideología, sus héroes, sus tradiciones.

Y con esta actitud conservadora propia de la Inquisicion se hace el revolucionario...

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Bolchevismo: el camino de la CONTRARREVOLUCIÓN
Por Daniel - Tuesday, Feb. 14, 2006 at 8:47 PM

El Bolchevismo empleo una estrategia que sigue siendo utilizada por los regimenes stalinistas aún en pie. Para deshacerse de la oposición de las masas trabajadoras, sólo hacian interpretar su regimen como la perfecta expresión de la revolución, de esta forma, era sencillo acusar de "contrarevolucionario" a cualquier opositor, aunque éste fuese un obrero comprometido con el socialismo.

Este es el caso de los marineros, soldados rojos, obreros y campesinos de Kronstadt, que lucharon heroicamente por el derrocamiento del regimen burgues y la autocracia zarista en 1917, que lucharon por el poder sovietico y que una vez que se dieron cuenta que el gobierno bolchevique no representaba los intereses del proletariado, lo combatieron, levantado la consigna de "Soviets Sin Bolcheviques".

El resultado fue la respuesta represiva del bolchevismo con el "revolucionario" Trotsky al frente de la operación militar en la que pedieron sus vidas miles de proletarios revolucionarios. ¿El pretexto? Contarrevolucionarios.

Aquí publico un comunicado del Comite Revolucionario Provisorio de Kronstadt, que demuestra el verdadero interes socialista de estas personas y las falsas calumnias inventadas por el bolchevismo.

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El sedicente «socialismo»

Al hacer la Revolución de octubre, los marinos, soldados rojos, obreros y campesinos derramaron su sangre por el poder de los soviets, para la edificación de una República de trabajadores.

El Partido Comunista ha tomado buena nota de las aspiraciones de las masas. Inscritos en su estandarte lemas seductores que entusiasman a los trabajadores, los ha arrastrado a la lucha y les ha prometido conducirlos al bello régimen del socialismo, que sólo los bolcheviques son capaces de edificar.

Naturalmente, una desbordante alegría se apoderó de obreros y campesinos. «Al fin, la esclavitud bajo el yugo de los terratenientes agrarios y de los capitalistas entraría a ser cosa de triste recuerdo», pensaban. Llegado había el tiempo, les parecía, del trabajo libre en los campos y las fábricas, y de que el poder pasara a manos de los trabajadores.

Mediante diestra propaganda, los hijos de los trabajadores eran atraídos a las filas del partido, donde se les sometía a rigurosa disciplina.

Después, al irse sintiendo fuertes los comunistas, eliminaron del poder a socialistas de otras tendencias y desalojaron de numerosos puestos estatales a obreros y campesinos,sin dejar por eso de pretender gobernar en nombre de ellos. El poder de los soviets de tal modo usurpado por los bolcheviques devino así real tutela de los comisarios, con todas las arbitrariedades del poder personal. Contra toda razón, y contrariamente a la voluntad de los trabajadores, comenzaron a construir obstinadamente un socialismo estatal sobre la masa esclava, en lugar de edificar una sociedad sobre la base del trabajo libre.

Desorganizada completamente la industria, a pesar del «control obrero», los bolcheviques realizaron «la nacionalización de usinas y fábricas». De esclavo del capitalismo, el obrero pasó a ser esclavo de las empresas del Estado. Pero esto no les bastó, y bien pronto se proyectó la aplicación del sistema Taylor .

Toda la masa de los labradores fue declarada enemiga del pueblo y asimilada a los kulaks. Y los comunistas se pusieron con ahínco a la tarea de acosar ruinosamente a los campesinos y de instaurar explotaciones soviéticas, esto es, los feudos del nuevo explotador agrario, el Estado. Esto es cuanto los campesinos han obtenido del socialismo bolchevique, en vez del trabajo libre sobre la tierra liberada que ellos esperaban.

A cambio de pan y de ganado, casi totalmente requisados, se tuvo las razzias de los tchekistas y los fusilamientos en masa. ¡Bello sistema de cambio en un Estado de trabajadores: plomo y bayoneta en vez de pan!

La mísera vida del ciudadano se hizo mortalmente monótona y trivial, reglada minuciosamente por las prescripciones de las autoridades. En lugar de una vida animada por el trabajo libre y la libre evolución de los individuos, surgió una esclavitud inaudita, increíble. Todo pensamiento independiente, toda crítica a los actos de los criminales gobernantes fueron tenidos por crímenes, castigados con prisión ya menudo la muerte. La pena de muerte, vergüenza de la humanidad, fue de extendida aplicación en la «patria socialista».

Tal es el bello régimen socialista a que nos ha conducido la dictadura del Partido Comunista.

Hemos obtenido el socialismo de Estado, con soviets de funcionarios que votan dócilmente lo que le dictan la autoridad y sus infalibles funcionarios.

El lema: «Quien no trabaja, no come» ha sido transformado, en este bello régimen de los soviets, en este otro: «Todo para los comisarios». En cuanto a los obreros, los campesinos y los trabajadores intelectuales, no les queda sino cumplir su trabajo en un ambiente de presidio.

Esto se ha hecho insoportable. Cronstadt rompió, haciendo punta, las cadenas y volteó las rejas de la prisión. Ella lucha por la verdadera República soviética de los trabajadores, en la que los productores mismos dispondrán libremente del fruto de su trabajo.

¡Todo el poder a los soviets y no a los partidos!

El poder de los soviets liberará a los trabajadores del campo del yugo de los comunistas.

Lenin dijo: «El comunismo es el Poder de los soviets más la electrificación», pero el pueblo ha comprobado que el comunismo bolchevique es absolutismo de comisarios más fusilamientos.

Los soviets, y no la Constituyente, son el reparo de los trabajadores.

¡Viva Cronstadt roja con el poder de los soviets libres!

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ja
Por --- - Wednesday, Feb. 15, 2006 at 10:38 AM

Bueh, no da para contestar boludeces.
Pero pedí que te informen mejor, me agregaste un montón de años.

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