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PANORAMA POLITICO: El significado de la rebelión obrera de Santa Cruz
Por MST EL SOCIALISTA - Sunday, Feb. 19, 2006 at 9:31 AM
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La lucha de los petroleros de Las Heras, Santa Cruz, ha impactado sobre toda la realidad nacional. El gobierno pretende instalar la versión de una conspiración contra Kirchner, basado en acciones de “infiltrados”. La violencia de los hechos fue provocada por el accionar policial y por el hartazgo social ante la intransigencia de las petroleras y el gobierno. El conflicto no está terminado pero ya ha obtenido logros para todo el movimiento obrero. Ya trascendió que el gobierno estudia elevar el mínimo no imponible. Se le complica el pacto con Moyano y la CGT para el tope salarial en las paritarias. Se ratifica el surgimiento de un nuevo sindicalismo que desborda desde las bases a la burocracia sindical.

La huelga y el corte de ruta de los petroleros de Las Heras, en la provincia de Santa Cruz, donde gobernó Kirchner, es una señal clara de que se vienen produciendo cambios en la realidad nacional al compás de las luchas del movimiento obrero. Y que los trabajadores le van complicando cada vez más las cosas al gobierno y al Justicialismo, devenido en Frente para la Victoria.

El gobierno ha pretendido justificar, sin éxito, lo sucedido como una conspiración contra Kirchner, incentivada por “infiltrados”. (“No es casual que se de en mi provincia”-dijo el presidente-). En realidad, la rebelión obrera petrolera ni siquiera es un hecho aislado sino que es parte de un proceso de luchas que se vienen dando hace más de un año.

Por eso es muy importante extraer todas las conclusiones. Sobre la base de que esa lucha, aunque ya tiene logros importantes, no ha terminado. Y que la solidaridad con los petroleros de Las Heras es la tarea número uno de los trabajadores y el pueblo.

Los hechos de Las Heras ratifican los cambios que se viene produciendo en el movimiento obrero: 1- Confirma la tendencia abierta desde fines del 2004, y ratificada a lo largo de 2005, en donde irrumpen con todo en la escena nacional las luchas del movimiento obrero. 2- Que desde mediados del 2005, lo nuevo es que también entra el movimiento obrero industrial a partir del paro de la Ford, fecha desde la cual los petroleros patagónicos fueron realizando diferentes planes de lucha y huelgas. 3- Se lucha por el salario pero también contra la tercerización y por el reencuadramiento sindical (caso Las Heras por el pase de UOCRA al convenio de petroleros, tercerizados del Subte, Atento, etc.). 4- Se puede ganar, aunque los logros no sean totales; 5- Las luchas cuestionan los pactos no escritos entre el gobierno, las patronales y la burocracia sindical (ahora el gobierno tiene que adelantar los tiempos para ver si eleva el mínimo no imponible para frenar nuevos conflictos). 6- Las bases desbordan la inacción de la burocracia (en este caso de la dirección petrolera moyanista-kirchnerista). 7- Predomina la democracia obrera vía las asambleas. 8- Surge un nuevo sindicalismo combativo, nuevos dirigentes que impulsan las luchas enfrentado a la vieja dirigencia. Todo alimentado por un modelo económico que hace “crecer” la economía, pero en base a la desigualdad social y salarios y planes sociales de pobreza, que no sólo no resuelve los graves problemas heredados de gobiernos anteriores, sino que le suma otros, como el flagelo de la inflación, que incentiva las luchas salariales.

Lo nuevo entonces, con el conflicto patagónico, es que además de ir contra la patronal -las multinacionales petroleras-, choca contra el gobierno de Kirchner, cuestionando la política de no aumentar el mínimo no imponible en su propio territorio.

Haedo, Chascomús y Las Heras: rebeliones obreras y populares

Es evidente que lo que más llamó la atención, y lo que más busca destacar el gobierno, es la violencia que hubo por la liberación del vocero de la huelga petrolera, Mario Navarro, que llevó al fallecimiento de un policía. Con eso buscaron tapar las causas del conflicto y ahora lo usan para perseguir a los huelguistas y reducir la solidaridad. Kirchner, el gobierno provincial y las fuerzas de seguridad, quieren ignorar las verdaderas causas de la violencia social.

En este sentido tampoco lo de Las Heras es un hecho aislado. Ya hubo antecedentes en la rebelión de Haedo, de noviembre del año pasado, que terminó en la quema de trenes y de la estación en medio de una batahola contra la policía. También entonces se habló de “infiltrados” y se acusó a dirigentes combativos ferroviarios. En enero, en Chascomús, obreros de Gándara cortaron la ruta con apoyo popular y chocaron con la policía. En este caso no derivó en hechos violentos más graves porque el comisario se negó a acatar la orden de “meter bala” que le había dado Solá.

Los hechos de Haedo, Chascomús y Las Heras tienen varios denominadores comunes. Surgieron no por obra de “infiltrados izquierdistas” sino por la bronca acumulada de trabajadores y sectores populares, que en el caso de Haedo, estaban hartos de los pésimos servicios de trenes que presta la privatizada TBA; en Chascomús defendían sus puestos de trabajo, y en Las Heras no soportan más la explotación de las multinacionales petroleras apañadas por Kirchner, ni la persecución policial. El otro denominador común es que las tres no fueron acciones de grupos menores, sino rebeliones masivas y unitarias del movimiento obrero y popular de esas localidades.

Preocupados columnistas del diario La Nación, insospechado de izquierdista, dicen que hay “condiciones objetivas generadas por un persistente malestar social y cultural en la clase obrera argentina…un estado de exasperación que podría generar explosiones de magnitud” (LN, 12/2, pág. 12). Efectivamente, estos hechos, sumados a la rebelión del pueblo de Gualeguaychú en contra de las papeleras, que ha generado un verdadero problema político a los gobiernos de Argentina y Uruguay, están indicando que los ecos del Argentinazo siguen abiertos y ahora se están manifestando en lo nuevo que son las huelgas y movilizaciones del movimiento obrero.

Luces amarillas para el gobierno

Los sucesos de Las Heras significan un toque de atención grave, luces amarillas, para Kirchner, su gobierno, para el justicialismo y la burocracia sindical. Y un punto de referencia para la clase trabajadora y el pueblo.

Las Heras muestra, como antes Haedo, Chascomús y la oleada de huelgas y protestas del 2005, que ni Kirchner, ni el PJ reciclado en Frente para la Victoria, con sus aliados de la CGT y de la CTA, pueden controlar o frenar los desbordes sociales que se producen en el país. Hasta ahora el gobierno solo tiene a su favor que la burocracia sindical ha evitado la realización de una huelga general en el país, cuando existen condiciones objetivas para ello.

El gobierno creía tener todo bajo control a partir de su triunfo electoral de Octubre y de que las encuestas dan que existe todavía un alto porcentaje de aceptación de la figura del presidente. Pero nuevamente se vuelve a confirmar que existe una contradicción entre las débiles expectativas políticas de millones en Kirchner (que todavía no ven otra alternativa política después de la debacle del gobierno de De la Rúa), y el estado de movilización y reclamo de los que luchan por salarios y trabajo digno.

Por eso las expectativas, no son seguimiento y acatamiento a la política de Kirchner, su gobierno, y menos que menos a sus acuerdos con las patronales, el FMI y la burocracia.

La tendencia que se expresa en las luchas, en algún momento del proceso -no sabemos en qué tiempo-, también se va a tener que expresar en ruptura política y en búsqueda de una nueva alternativa que tiene que venir desde la unidad de la izquierda y los luchadores.

Avanza el nuevo sindicalismo combativo

La lucha de los petroleros de Las Heras es otra muestra de que se sigue alimentando el surgimiento de nuevos dirigentes sindicales combativos en oposición a los viejos dirigentes burocráticos. Y que ahora tiene manifestación clara en el movimiento obrero industrial, en un sector tan importante como los petroleros. Este es un punto cualitativo para fortalecer al nuevo sindicalismo combativo y antiburocrático.

Los voceros de la patronal, se preocupan con razón. Por eso un editorialista de Clarín tituló: “Un gremialismo peligroso”, en referencia a los petroleros de Las Heras. Ellos siguen añorando los tiempos del traidor Lorenzo Miguel y sus famosos “cuerpos orgánicos”. “Miguel representó el culto a la disciplina y al orden sindical. Para los activistas de Santa Cruz es el asambleísmo lo que está en el altar. No es la primera vez que irrumpe este sindicalismo. Pero ahora, como nunca, lo que se revela es la debilidad de la estructura gremial tradicional para contenerlo” (Clarín, 8/2, pág. 2).

Efectivamente, el nuevo sindicalismo ya se viene expresando en el cuerpo de delegados de los ferroviarios de TBA, el cuerpo de delegados del Subte, las seccionales opositoras del SUTEBA, Zanón, las internas opositoras de la UTA (como la 93 y otras), la oposición en ATE y todos los sectores que empezaron a nuclearse en el Movimiento Intersindical Clasista, conformado a fines del año pasado.

El propio gobierno, preocupado, quiere inventar un “nuevo sindicalismo” kirchnerista encabezado por los diputados oficialistas “Barba” Gutiérrez de la UOM y Edgardo Depetris de CTA. “La intención es convocar a la militancia sindical a construir un espacio que se referencie con Néstor Kirchner y avance sobre la democratización del movimiento obrero” (Clarín, 12/2). Ninguna cosa nueva podemos esperar de estos dirigentes. Mientras tanto el gobierno se apoya en Moyano y en la CGT para ver si logran imponer un tope salarial del 15 al 20% en las paritarias.

Apoyar a los petroleros, romper el tope salarial y coordinar al nuevo sindicalismo combativo

La lucha de los petroleros de Santa Cruz abrió el camino para derrotar el mínimo no imponible que sostiene el gobierno para seguir sacando plata a los trabajadores. Pero la lucha no ha terminado allí. Por eso hay que tomar con fuerza el reclamo de solidaridad de los compañeros petroleros. Hay que lanzar en todo el país un movimiento de solidaridad en apoyo y levantando sus reclamos, contra las persecuciones y el retiro de la gendarmería. En todo el país hay que convocar a unir las luchas por un aumento salarial de emergencia con un mínimo de 1800 pesos, contra el tope salarial para las discusiones paritarias y por el aumento del mínimo no imponible.

Por otro lado, alrededor del movimiento en apoyo a los petroleros de Santa Cruz, hay que seguir impulsado la coordinación de todos los dirigentes, delegados, agrupaciones y activistas que son parte del nuevo sindicalismo combativo y antiburocrático, que en parte integran la Mesa Intersindical, convocando a nuevos plenarios o encuentros de coordinación.

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