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La verdad sobre Guantánamo
Por Lino Gutierrez - Sunday, Feb. 19, 2006 at 11:06 AM

Bin Laden y su organización Al Qaeda en 1996 declararon la guerra. Esto no fue retórica.


AMIGOS DE LA LIBERTAD

- Le acerca esta página aparentemente poco difundida del matutino La Prensa con la palabra del embajador de Estados Unidos en nuestro país.

- Se publicó el jueves 16 de febrero en la página 12 de colaboraciones.


- Esta página se permite el atrevimiento de pedirle al embajador de Estados Unidos saliente provea a la opinión pública argentina la desconocida lista de escuelas de terrorismo que el comunismo cubano instaló en su propio país para adiestrar terroristas de todas las nacionalidades en la década del 70 y también las nóminas de los concurrentes a esos cursos de terrorismo y muerte con que asolaron a la Argentina y por cuya defensa hoy las fuerzas armadas y de seguridad padecen persecusión política y carcel.

- Estados Unidos lo sabe, el ocultamiento posibilita las persecusiones y la injusticia.

gm


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Escribe sobre Guantánamo el embajador de Estados Unidos

“Bin Laden y su organización Al Qaeda en 1996 declararon la guerra contra Estados Unidos. Esto no fue retórica”


La verdad sobre Guantanamo

Por Lino Gutiérrez *

En 1996, Osama Bin Laden y su organización Al Qaeda declararon la guerra contra Estados Unidos. Esto no fue retórica. Ellos atacaron nuestras embajadas, nuestras bases y naves militares, nuestra ciudad capital y nuestro centro financiero. El 11 de septiembre de 2001, Al Qaeda mató a casi tres mil personas.
En respuesta a esto, Estados Unidos y una coalición de aliados iniciaron acciones contra Afganistán, donde el régimen Talibán había provisto a Al Qaeda con instalaciones para entrenar, equipar y organizar operaciones militares contra Estados Unidos y otros países. El Consejo de Seguridad de la ONU mediante la Resolución 1373 reafirmó nuestro derecho a la autodefensa en relación con los ataques del 11 de septiembre.
Durante el conflicto militar en Afganistán alrededor de 10.000 combatientes enemigos fueron capturados, examinados o puestos en libertad, Algunos eran soldados de Talibán y otros, combatientes de Al Qaeda. La mayor parte fueron puestos en libertad en Afganistán, luego de ser desarmados y cuando determinamos que ya no planteaban una amenaza seria de volver al combate. Sin embargo, más de 700 de estos individuos eran tan peligrosos que no podían estar detenidos en Afganistán con seguridad. Estos individuos, entre ellos entrenadores de terroristas, fabricantes de bombas, reclutadores y facilitadores, financistas del terrorismo, guardaespaldas de Bin Laden y posibles suicidas con bombas. Estos individuos fueron detenidos como combatientes enemigos en la base militar de Estados Unidos en Guantánamo, Cuba.

LA CONVENCION DE GINEBRA

La Tercera Convención de Ginebra establece ciertas protecciones para los prisioneros de guerra. Esto claramente no aplica a los terroristas de Al Qaeda, que es un grupo terrorista internacional, no un Estado, y por lo tanto no es parte de la Convención. Al Qaeda tampoco reconoce la Convención ni cumple con las normas de conducta establecidas por la Convención. Realiza sus operaciones en violación flagrante de las leyes y las costumbres de guerra, incluyendo los ataques contra civiles inocentes.
Los combatientes de Talibán estaban determinados también a ser combatientes fuera de la ley que no califican como prisioneros de guerra, de acuerdo con la Tercera Convención de Ginebra. Sin embargo, esos detenidos por nuestras fuerzas armadas en Guantánamo, en la práctica y como asunto o política, han sido tratados humanamente y han recibido muchas de las protecciones que la Tercera Convención provee.
Por ejemplo, el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) tiene acceso pleno, sin obstáculos, a todos los detenidos en la Bahía de Guantánamo, como si se tratara de prisioneros de guerra. El ICRC se reúne en privado con los detenidos para realizar entrevistas durante las frecuentes y regulares visitas a la Bahía de Guantánamo. El ICRC presenta sus recomendaciones a Estados Unidos y realiza seguimientos para determinar si se han aplicado. Estados Unidos toma con seriedad esas recomendaciones, y muchas de ellas han sido aplicadas. Los reglamentos del ICRC nos impiden publicar sus informes o sus recomendaciones, pero consideramos que es justo decir que ambas partes están satisfechas con la manera en que cooperamos en relación con Guantánamo.

LOS DERECHOS

De conformidad con las Convenciones de Ginebra, un prisionero de guerra tiene derecho a recusar su condición de combatiente. Los detenidos en Guantánamo tienen derecho a hacerlo ante un Tribunal de Revisión de su condición, establecido específicamente con este propósito. La situación de su detención es examinada por lo menos una vez al año ante una Junta Administrativa de Revisión. Los detenidos también han tenido la posibilidad -y muchos lo han hecho- de plantear el habeas corpus, y otros procedimientos, ante las cortes federales de Estados Unidos. En realidad, su acceso a la revisión legal va mucho más allá de lo que está previsto en las Convenciones de Ginebra.
Los detenidos en la Bahía de Guantánamo reciben tres comidas diarias, con una dieta que se basa en sus exigencias culturales. También se les entrega a los detenidos copias de El Corán en su propio idioma, así como alfombras y cuentas para la oración, y símbolos que apuntan en dirección de La Meca. El llamado a la oración se difunde por altavoces del campo cinco veces al día y cada uno va seguido de oraciones de 20 minutos de duración, para todos los detenidos. Los detenidos reciben los mismos beneficios médicos que los miembros de nuestro servicio militar. El año pasado, en un período de seis meses, los detenidos enviaron o recibieron más de 14.000 piezas de correo para mantener contacto con sus familias.
Los detenidos, como los prisioneros de guerra, tienen el derecho a estar libres de la tortura o el abuso. Estados Unidos ha sido claro al describir su posición con respecto a la tortura: la ley penal de Estados Unidos, y las obligaciones de los tratados, prohíben la tortura en cualquier lugar. Hemos señalado también que como cuestión de política no autorizaremos interrogatorios que involucren tratos crueles, inhumanos o degradantes, como se definen nuestras obligaciones de acuerdo con la Convención sobre la Tortura, sin importar donde puedan tener lugar esos interrogatorios.
Una reciente legislación de Estados Unidos codificó esta política. En las instancias de tratamiento ilegal de los detenidos Estados Unidos ha investigado enérgicamente y ha procesado y tomado medidas contra los responsables. Hasta la fecha se ha responsabilizado a más de 100 miembros del servicio militar de Estados Unidos.

SOLO LO NECESARIO

Estados Unidos no tiene interés en mantener combatientes enemigos bajo detención militar más allá de lo necesario, y aproximadamente 250 detenidos ya han sido puestos en libertad o transferidos de Guantánamo. Desafortunadamente de aquellos puestos en libertad en la Bahía de Guantánamo casi quince han retornado a actos de terrorismo y fueron recapturados.
Los que siguen detenidos en Guantánamo lo están por la misma razón por la que los soldados de cualquier guerra son mantenidos en confinamiento hasta que terminan las hostilidades, para evitar su retorno a la batalla. Por cierto, muchos de los detenidos en Guantánamo han expresado su intención de retornar a la batalla, de ser liberados, y han amenazado con futuros secuestros, ejecuciones y degüellos. Esa es la razón por la que los mantenemos detenidos. Entre los ejemplos específicos de personas todavía arrestadas en Guantánamo figura un entrenador en explosivos de Al Qaeda, un miembro de una célula terrorista de Afganistán que perpetró un ataque con granada contra el vehículo de un periodista y miembros de Al Qaeda que diseñaron el modelo prototipo del zapato portador de bombas, para destruir aviones, y una mina magnética para atacar barcos.
¿Cual es la alternativa? Algunos argumentan que estos terroristas tienen derecho a juicios penales regulares en el país, en lugar de ser tratados como prisioneros de guerra, y que si no se los encuentra culpables de algún delito, debieran ser puestos en libertad. Este argumento invierte los preceptos de la ley internacional: les permitiría a los combatientes que no cumplen con las reglas un mejor tratamiento que a quienes lo hacen. ¿Deben los inspectores de policía acompañar a los soldados al campo de batalla y recolectar pruebas para evitar la liberación de enemigos que retornarían al combate?
La verdad sobre la Bahía de Guantánamo es que es la mejor opción que tenemos actualmente para proteger a los ciudadanos de Estados Unidos, y de otras naciones que estos terroristas atacan. Algunos países viven con la esperanza de que otros hagan del mundo un lugar más seguro. Como objetivo principal de los ataques de Al Qaeda, Estados Unidos no puede darse ese lujo. Mientras los terroristas no dejen de planear y realizar sus abominables ataques, ningún gobierno responsable los dejará en libertad para que regresen para vuelvan a intentarlo.

* Embajador de Estados Unidos en la Argentina

Copyright La Prensa 1996-2006

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