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Malestar ante una oferta foránea por Endesa
Por Pablo Ramos | APM - Monday, Feb. 27, 2006 at 2:43 PM
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Haz lo que yo digo, no lo que yo hago

Las empresas españolas de servicios públicos tienen importantísimos intereses en América Latina. El estado ibérico manifiesta temores estratégicos si una de ellas cae en manos de un holding alemán.


Tras el triunfo de la democracia española al superar el Tejerazo hace 25 años, se consensuó entre los dos partidos principales (el socialista PSOE y el conservador PP) y el rey Juan Carlos Borbón las reformas necesarias para colocar a ese reino a la altura de sus vecinos europeos opulentos.
Gran parte de estos acuerdos se expresaron explícitamente en los “Pactos de la Moncloa” –en referencia al lugar donde fueron rubricados-. Pero otros fueron acordados en forma implícita, o al menos, no tuvieron la publicidad de los que se mostraron al mundo en la sede del gobierno español.

Estos acuerdos “por lo bajo” establecían una alianza entre el capital financiero español y una nueva burguesía que se encontraba en formación: las empresas estatales en proceso de transformación. El primer grupo lo integran los tres bancos más importantes de la península, es decir, el BBVA, el BCH y Banco Santander. En el segundo encontramos a Telefónica de España, a Repsol, a Iberia, a Endesa, a Gas Natural y otras.

Estas empresas se convirtieron en la punta de lanza de la expansión extranjera del capital de origen español de las últimas dos décadas, sostenidas por el sector financiero de la ex provincia romana de Hispania. Y el área de influencia que se adjudicaron dentro del orbe fueron sus antiguos territorios coloniales: América Latina –sin distinción entre países de habla española o lusitana-.

Esta pequeña introducción sirve para poner en evidencia que la burguesía ibérica se benefició de la apertura económica llevada adelante por los gobiernos regionales de raíz neoliberal de la década pasada. Gracias a la privatización de gran parte de los servicios públicos sudamericanos se produjo el arribo de las empresas con sede en ese país europeo. Ergo, las compañías españolas se expandieron en el sector servicios.

Las corporaciones españolas se establecieron en todos los países, con mayor presencia en Argentina, donde se convirtió en el mayor inversor foráneo. Y los gobiernos madrileños de turno ponderaron la madurez de estas naciones por permitir las bondades de la inversión extranjera.

Pero no siempre lo que se declama es lo que se hace.

Esta semana, la empresa alemana de distribución eléctrica E.On realizó una oferta pública de adquisición de la española Endesa –dueña de Edesur en Argentina y de Endesa Chile. Hasta aquí no ocurrió nada fuera de lo normal dentro del mundo de los negocios: una oferta de adquisición más.

Pero esta iniciativa se encontró con la oposición –por ahora verbal- de distintos sectores españoles. ¿Cuál es el argumento para resistir la operación? Que de prosperar la fusión, una importante compañía de capitales ibéricos pasaría a manos extranjeras. Y que la nueva compañía resultante sería un gigante de la distribución energética.

Todas aquellas políticas que España ponderó y que le permitieron a esa península crear sus propias multinacionales y expandirse por Sudamérica, ahora son puestas en dudas en aras de su interés nacional.

“Quiero decir que el Gobierno va a seguir siendo respetuoso con las reglas del mercado, pero también tiene la convicción de que en un sector estratégico como lo es el de la energía, conviene a los intereses generales de España el tener una empresa de matriz española”. A no ser por la referencia a la mención del país y del gentilicio correspondiente, cualquiera de nuestros voceros neoconservadores estaría denostando las explosivas declaraciones de este populista insensato. Sin embargo, esto fue declarado por Fernando Moraleda, secretario de Estado de Comunicación, en ocasión de conocerse las intenciones de la compañía con sede en Dusseldorf.

Por si quedaron dudas, el funcionario insistió con sus definiciones. “Podemos reafirmar nuestro compromiso para que, en los sectores estratégicos, la capacidad de decisión y la matriz sean de carácter nacional […] Queremos empresas fuertes de matriz española con capacidad para competir en los mercados internacionales”, agregó el mismo funcionario madrileño.

¿Por qué España debe y puede defender sus recursos estratégicos mientras que a los gobiernos de nuestra región se los presiona de mil formas para que entreguen los suyos? ¿O será que se estableció el eje La Paz-Caracas-La Habana-Madrid?

¿Qué va a decir nuestra intelligentzia en caso de que el Reino de España impida la adquisición de una empresa de servicios públicos por parte del capital extranjero al alegar que dicha operación atenta contra los intereses estratégicos?

Evidentemente el mundo es un lugar confuso.

No sabemos cómo va a terminar esta historia. Quizás Endesa finalmente sea absorbida por E.On, una compañía que declaró ingresos en el primer semestre de 2005 por 28.400 millones de euros y que opera en Europa central, los países nórdicos, en Gran Bretaña y la costa oriental de Estados Unidos. De hecho, existen pocas herramientas legales para evitar la fusión. Pero pudimos observar que en todo país que se considere serio, las cuestiones de fondo no son libradas a la “mano invisible del mercado”.

Quizás debamos aprender a observar mejor lo que los países dicen, pero mucho más lo que los países hacen.

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