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La Guerra como solución electoral
Por Juan C. Alfaro | APM - Thursday, Mar. 02, 2006 at 11:31 AM
jcalfaro@perio.unlp.edu.ar

Ante la caída de la popularidad de Bush

Un conflicto bélico serviría para mejorar la imagen de George W. Bush y distraer a la opinión pública estadounidense, ante la gran cantidad de conflictos internos que sacuden a Estados Unidos.


Desde el 11-S la administración republicana, con su unilateral y agresiva política exterior, comenzó lo que algunos se animan a denominar la Cuarta Guerra Mundial. Este escenario político que se inició con el bombardeo a Afganistán y el derrocamiento de los Talibanes, (presuntos protectores de Osama Bin Laden, autor intelectual de los ataques a las Torres Gemelas, según los halcones de Washington), de alguna manera dividió al mundo en dos facciones.

Un dato a tener muy en cuenta es que Goege W. Bush admitió haber recibido una ayuda indirecta Bin Laden en los comicios de noviembre de 2004, por los que obtuvo su reelección. El líder de Al-qaeda había emitido una grabación con injurias en su contra el viernes anterior a las elecciones generales.

Dejando de lado esa confesión, cabe destacar que los discursos vertidos desde la Casa Blanca en su auto proclamada “guerra contra el terrorismo”, cuenta con el agregado de que “se esta del lado o en contra de Estados Unidos” en sus aventuras militares de conquista en contra de “terroristas” o “Estados sospechosos”.

Si bien hay que reconocer que el ataque militar a Kabul fue avalado por la mayoría de los países de la comunidad internacional, el segundo objetivo del Pentágono, Irak, de alguna manera mostró los verdaderos intereses del país norteamericano en pos de la realización de su imperio y las farsas de su discurso.

En la actualidad Irán se encuentra en el centro de le escena internacional, bajo las acusaciones de Estados Unidos, líder del bloque occidental, quien afirma que Teherán pretende obtener la bomba nuclear, a lo cual el país islámico responde que su programa tiene fines pacíficos. La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) no encontró pruebas de las imputaciones vertidas por Washington y sus aliados.

Sin embargo, para agregar fundamentos a sus intenciones de condenar a Irán, en las últimas semanas distintos funcionarios de Washington, comenzando por el propio presidente, acusan a Irán de ser “patrocinador del terrorismo”, si es que acaso el tema de la bomba nuclear no tenga la validez necesaria.

Pero a los proyectos de Bush y sus hombres se les presentan escenarios mucho más difíciles en la medida que pasa el tiempo.

A nivel interno, la administración republicana pasa por sus peores momentos. Según una encuesta de la cadena estadounidense CBS divulgada el día martes, la popularidad de Bush cayó a su nivel más bajo desde que asumió el cargo, en enero de 2001.

Sólo el 34 por ciento de los estadounidenses cuenta con una opinión positiva de la gestión presidencial de Bush, comparado con el 42 por ciento de hace un mes, según el mismo sondeo. En tanto, el 59 por ciento, tiene una opinión negativa acerca del presidente.

En el tablero político internacional, Estados Unidos ha tenido que observar como distintas potencias, en ciertas ocasiones, tuvieron distintas visiones ante sus políticas. En el caso de la cuestión iraní tanto China como Rusia apoyan soluciones opuestas en el tema nuclear.

Por estas horas Bush se encuentra de visita en India, donde pretende convencer a Nueva Delhi sobre distintos puntos de su programa nuclear.

El acuerdo daría a India acceso a la tecnología nuclear civil estadounidense que durante mucho tiempo le fue negada, incluyendo combustible y reactores.

Ambos gobiernos se encuentran enfrentados en el tema de separar las instalaciones nucleares civiles y militares de India, sometiendo a los sitios civiles a inspecciones internacionales, mientras que los sitios militares permanecerían excluidos.

Sin embargo, importantes expertos en no proliferación nuclear de Estados Unidos sostuvieron que el acuerdo nuclear permitiría la rápida expansión del arsenal nuclear de India y alentaría a Pakistán y a China a responder.

Como es de costumbre para Bush, al estar lejos de su tierra en momentos en que su popularidad esta mas cerca del piso, es fundamental tratar de mejorar su figura ante otras naciones.

De ese modo, el mandatario estadounidense estuvo sorpresivamente en Afganistán, donde entre otras cosas confió en una futura captura de Bin Laden, y alabó los avances de ese país en materia de “democracia”.

Mientras tanto, en Irak sobrevuela el fantasma de la guerra civil, y existen varios análisis que no descartan que las manos de la Central de Inteligencia Americana (CIA) estuvieran detrás del atentado a la mezquita chiíta en Samarra, el cual desató una violencia aún mayor de la registrada hasta ahora en este país ocupado por tropas estadounidenses.

El panorama actual para los halcones sentados en la Casa Blanca, a nivel interno no es positivo tan solo porque la popularidad de Bush cae en picada. Según la red nacional de bancos de alimentos America`s Second Harvest, más de 25 millones de estadounidenses tuvieron que recibir alimentos gratuitos de los servicios sociales para poder sobrevivir. Dentro del total de atendidos nueve millones eran niños y tres millones de ancianos.

Lo mas peligroso de estos hechos mencionados, es que en la mente de los “neocons” que gobiernan el país del norte, la solución a estos problemas es desviar la atención de la opinión publica local hacia otro punto, el cual estaría encarnado en una nueva aventura militar de Estados Unidos.

Esta solución maquiavélica utilizada en ocasiones anteriores por la Casa Blanca, recae principalmente en la cuestión nuclear iraní.

En este marco, los sondeos parecen ser beneficiosos para los halcones. La organización Zogby, reveló que un 47 por ciento de encuestados estaban en favor de una acción militar contra Irán, preferiblemente junto con aliados europeos, para detener el desarrollo su programa nuclear.

De ese modo se puede observar que la guerra, sumada al miedo, son los mecanismos que utilizó y utiliza la administración Bush para distraer a su pueblo de otros temas, como la economía o los servicios sociales.

El próximo 6 de marzo la AIEA presentara ante el Consejo de Seguridad de la ONU el informe sobre el programa nuclear de Teherán. Según un reporte confidencial de este organismo que se filtró a la prensa el pasado lunes, los tres años de investigaciones no han revelado ``la derivación de material nuclear a armas nucleares u otros artefactos explosivos nucleares``, en Irán.

Esto sin duda, y como lo demostró la antesala de la invasión a Irak en 2003, no impedirá que Estados Unidos, en caso de no conseguir aval en la ONU, actué unilateralmente y ataque a Irán.

Son muchas cuestiones que están en juego para los halcones. El dólar pierde terreno, su economía interna no mejora, las acusaciones de corrupción a varios funcionarios del gobierno, el caso “CIAgate”. A nivel exterior, el petróleo iraní es vital para la conformación de su imperio. Moscú y China estrechan relaciones y apuestan a un mundo multipolar.

Toda esta gama de situaciones, impediría a Washington concretar sus intenciones imperiales marcadas en el documento denominado “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano” con sus siglas en ingles PNAC (Project for the New American Century).

La guerra y la superioridad militar parecen encaminarse como la única opción para Washington en pos de sus intereses. Sin embargo, esta volátil situación puede confrontar con los intereses de otras potencias, por lo que no es descabellado de empezar a mencionar que se vive el prefacio de la Cuarta Guerra Mundial.



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