Julio López
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Intervención del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba 23-12-05
Por No copia pero pega - Tuesday, Mar. 07, 2006 at 4:15 PM

Y el día que en Cuba el enemigo lograra —que no lo logrará— desmantelar el Estado socialista derrotando a la Revolución, aquí se pierde —como se dijo bien ayer— no solo la Revolución y el Estado, aquí se pierde la nación, porque Cuba sería absorbida, Cuba sería convertida en un municipio de Miami.

Intervención de Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en el VI Período Ordinario de Sesiones de la VI Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, efectuada en el Palacio de las Convenciones, el 23 de diciembre de 2005, “Año de la Alternativa Bolivariana para las Américas”.

(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

Compañero Comandante;
Compañero Alarcón;
Compañeras y compañeros:
Para dar alguna información también sobre lo que este año heroico que termina para nuestro pueblo ha significado para el país en la arena exterior, quisiera brindarles algunos datos y reflexiones.
La primera reflexión es que este año consolidó la tendencia de que la Revolución ha logrado derrotar el plan de aislamiento internacional de Cuba que el imperialismo ha aplicado con toda fuerza y al que ha dedicado todos los recursos.
El país tiene hoy relaciones diplomáticas con 178 de los 191 países miembros de la Organización de Naciones Unidas y, además, tiene relaciones diplomáticas y reconoce a dos Estados que son el palestino y el saharaui, que no son miembros todavía de la Organización de Naciones Unidas, pero desarrollan su batalla por ser un día Estados totalmente independientes en el control de su territorio.
Tenemos 136 misiones diplomáticas y consulares cubanas en 112 países, el enemigo no ha podido impedir que la Revolución amplíe su presencia en el mundo, cultive sus lazos de amistad, de cooperación y de respeto con otros países. De esas 136 misiones, 109 son embajadas, pequeñas, de modestos recursos, de poco personal, pero que con una gran convicción, una gran fidelidad a su pueblo, desarrollan su trabajo y llevan el mensaje de nuestro país a los más apartados rincones del planeta.
Hoy en La Habana hay 95 misiones diplomáticas y consulares que representan a 88 países y 7 organismos internacionales. Cuba es uno de los países, si no el que más, en toda América Latina y el Caribe que más representación diplomática exterior tiene. Los diplomáticos extranjeros en Cuba van a las provincias cada año, este año han estado en varios territorios viendo muchos de estos programas en la práctica y hablando con el pueblo. Ese es un primer dato.
El enemigo no ha podido aislar a la Revolución, no pudo, y la Revolución y el país tienen hoy más prestigio, más autoridad que nunca, más relaciones y más contactos que nunca, y recibimos cada vez más visitas, más delegaciones, más jefes de Estado de otros países, y se desarrollan nuestras relaciones a partir de la admiración que ha generado nuestra resistencia, nuestra victoria en todos estos años de profundo desafío y crisis del período especial.
En segundo lugar, el rechazo al bloqueo se tornó este año casi universal. De los 191 países miembros de Naciones Unidas, 182 votaron contra el bloqueo, una cifra histórica.
Desde el año 1992, en que por primera vez en Naciones Unidas se votó contra el bloqueo y Cuba obtuvo 59 votos a favor de aquella Resolución, se han sumado a la condena del bloqueo 123 países a lo largo de los últimos 13 años, ¡ciento veintitrés países se sumaron! Incluso, aliados de Estados Unidos se han visto obligados a votar, ante la presión de la opinión pública, ante la presión en Naciones Unidas, y este año 182 países votaron contra el bloqueo, cuatro votaron en contra: Estados Unidos, Israel, su aliado, y dos países que son virtuales protectorados de Estados Unidos, Islas Marshall y Palau, dos pequeñas islitas en el Pacífico que ellos ocuparon en la Segunda Guerra Mundial y a las cuales les han dejado ahora una independencia maniatada, como una especie de Enmienda Platt, en la que ellos deciden cómo votan en los organismos internacionales, y una abstención: Micronesia, que teniendo igual status, de todas maneras resiste y no vota contra Cuba. Hay cuatro países que no votan, no participan: Nicaragua y El Salvador en América Latina, ya sabemos de qué se trata; Marruecos, en el norte de Africa, que nos pone como condición que rechacemos nuestra posición de principios de apoyar al pueblo saharaui y nos propone el negocio de cambiar nuestra posición histórica para apoyarnos y le decimos que no, que basamos nuestra política exterior en principios y que no renunciamos a la idea justa de apoyar a aquel pueblo. El otro país es Iraq, ocupado por las tropas norteamericanas. Son los países que no votan contra el bloqueo.
Es decir, es universal hoy el rechazo mundial al bloqueo. El régimen de Bush está más aislado que nunca en su política de bloqueo contra nuestro país.
El próximo año, en septiembre, nuestro país será sede de la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, 114 países No Alineados se reunirán en La Habana por segunda vez en una cumbre y elegirán a Cuba como presidente del Movimiento de Países No Alineados y a nuestro Comandante en Jefe como presidente del movimiento durante los próximos tres años.
Este año, por primera vez en la discusión del bloqueo en Naciones Unidas, Estados Unidos se retiró del debate; era tal la orfandad de argumentos, era tal la falta de moral que decidieron retirarse de la lista y no hablar y dejar por perdido su turno.
Este año los más importantes foros internacionales apoyaron a Cuba en su lucha contra el bloqueo: la Segunda Cumbre de los países del Sur, del Grupo de los 77, que la integran 134 países; la Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe; la Cumbre Iberoamericana, más de una veintena de países; la Segunda Cumbre entre Cuba y el CARICOM en Barbados recientemente, con la participación del compañero Fidel, hicieron contundentes y explícitos pronunciamientos demandando al gobierno de Estados Unidos levantar su bloqueo genocida contra el pueblo de Cuba.
En tercer lugar, nuestro país libró este año victoriosamente una batalla en el terreno de las ideas contra las campañas de desprestigio y desinformación, financiadas y organizadas por el régimen imperial del presidente Bush; desnudamos allí la hipocresía y la doble moral en la Comisión de Derechos Humanos de sus aliados de la Unión Europea que, mientras se prestaron a votar contra Cuba —como explicaba ayer el Comandante—, sin embargo, hicieron silencio vergonzoso y cómplice cuando se trató de aprobar una resolución y votaron contra esa resolución que demandaba una investigación en el campo de torturas en que el Gobierno de Estados Unidos convirtió a la Base Naval de Guantánamo, que ocupan ilegalmente y en contra de nuestra voluntad en la bahía de Guantánamo.
Este año se produjo, por primera vez, un llamamiento de más de 5 000 intelectuales que lo firmaron, incluidos ocho Premios Nobel, demandando el cese de las maniobras de Estados Unidos y de las campañas contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos; no ha habido ningún pronunciamiento de intelectuales y Premios Nobel a favor del régimen imperial de Bush.
Tienen el poder militar, pero no tienen la autoridad moral, no tienen apoyo; están aislados en el mundo y es un signo de la decadencia del régimen que se propone liderear una “transición” en Cuba y reconvertir este país en una colonia de Estados Unidos. No pueden, no tienen apoyo, basan su accionar en la fuerza, la amenaza, el chantaje, la coerción, no en la moral de sus actos, no en la limpieza ética de su actuación. Los temen, pero no los respetan; a nosotros se nos respeta en el mundo, se nos admira, se nos agradece cada vez más públicamente y cada vez con más conocimiento.
Este año marcó una profundización, y es la cuarta idea, sin precedentes de la cooperación de Cuba con el Tercer Mundo: mientras ellos hacían el bloqueo más duro, mientras aplicaban el ciento por ciento de las medidas aprobadas en el plan de Bush, que el año pasado las había firmado, mientras ellos apretaban el bloqueo, mientras perseguían a las empresas, mientras financiaban generosamente a sus grupos mercenarios en Cuba, mientras perseguían cada negocio, cada iniciativa de Cuba, mientras hacían todo eso, este año, como se explicó aquí, fue el año de la Operación Milagro, 208 000 pacientes operados de la vista, contando a nuestros compatriotas; este fue el año en que graduamos 1 612 médicos de 27 países en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, en lo que se convirtió virtualmente en una cumbre aquí de Jefes de Estado y de Gobiernos, de países que vinieron a agradecer el gesto de Cuba y el ejemplo que Cuba da.
En total, en este curso escolar que terminó en el verano pasado, nuestro país graduó a 2 422 estudiantes de 115 países en nuestras universidades.
Hemos graduado a más de 45 000 jóvenes de 120 países a lo largo de la Revolución, ¡cuarenta y cinco mil!, más de 32 000 de ellos africanos. Por eso usted va a los países africanos y encuentra dondequiera un ministro que se graduó en Cuba, el director de una empresa importante, un médico destacado graduado en Cuba, porque se han graduado en Cuba más de 32 000 jóvenes africanos, que han formado en esos países asociaciones de amistad con Cuba, que agradecen, que hablan español, y que todavía preguntan por los equipos de la pelota cubana, que usted le dice: “¿De dónde es?” Y le dicen: “De Camagüey, de Santiago o de La Habana”, porque estudiaron aquí en esas universidades. La misma tierra africana adonde fueron nuestros compatriotas a combatir.
Este fue el año en que celebramos el aniversario de la Operación Carlota, en que asistimos emocionados al tributo y el homenaje que nuestro pueblo brindó a nuestros combatientes internacionalistas, donde cayeron 2 000 compatriotas en la lucha frontal contra el colonialismo, contra el apartheid. Y de esos mismos países donde nuestra sangre generosa se regó, más de 32 000 jóvenes se han graduado en nuestro país. Este año graduamos de todo el mundo más de 2 400 estudiantes y en este momento estudian en Cuba becados gratuitamente por la Revolución, más de 19 000 jóvenes de países del Tercer Mundo.
Este fue un año que marcó, además, un incremento como nunca antes en los servicios médicos de nuestro país; como se dijo aquí, más de 25 000 compatriotas colaboradores de la salud, que trabajan hoy en 68 países, en 28 de ellos a través del Programa Integral de Salud. Este fue el año del contingente “Henry Reeve”. En Paquistán tuve el privilegio de verlo directamente trabajando.
Cuando se hablaba de las compañeras y del papel de la mujer, a la que la Revolución redimió y que hoy desempeña un papel insustituible y clave en todas las tareas de la Revolución, como explicó aquí la compañera Yolanda, recordaba que un jefe militar paquistaní —los militares paquistaníes están muy cerca del trabajo de nuestros médicos, son los testigos principales de lo que han hecho allí nuestros colaboradores— me contaba que cuando informó al Estado Mayor que las mujeres cubanas, cuando llegaron al lugar en que no pudo seguir el yipi porque la carretera estaba cerrada, habían cargado las mochilas en el hombro y habían caminado cinco kilómetros para llegar a las poblaciones, porque la carretera estaba cerrada, y los militares cuando vieron aquello decidieron seguir con ellas caminando, desde el Estado Mayor le pidieron rectificar: “Mira a ver, que parece que hay un error. ¿Tú dijiste a pie? Sí, sí, a pie, salieron caminando. ¿Y tú dijiste mujeres? Sí, dije mujeres.” Eso me lo contó. Me dijo: “Nuestra admiración de ver la manera en que ustedes caminan por esas montañas a las que ustedes no han venido nunca, buscando a una mujer embarazada, buscando a un paciente enfermo, yendo a ver a un paciente al que ya ustedes trataron con antelación.”
Este ha sido un año, yo diría, en el que la colaboración de Cuba con el mundo, que es histórica, y ha sido uno de los pilares del ideario de la Revolución, este año en particular, ha tenido una profundización y una ampliación que, sin embargo, es pálido al lado de los planes que ya desarrollamos y que vienen, y que han sido explicados aquí por el compañero Fidel.
Mientras todo eso ocurría, como se explicaba aquí, el presidente Bush decide apretar el bloqueo; la señora Condoleezza Rice preside esta reunión, en la que dijo que era la hora ya y que para mayo presentarían nuevas medidas al presidente Bush. Como ustedes saben, el régimen de Bush aprobó aquel plan, cuyo primer capítulo son todas estas medidas que se han aplicado: apretar el bloqueo, impedir los contactos familiares y todo lo demás; encima de eso están los capítulos que son para la “administración” de Cuba. Ya nombraron al hombre que sería el gobernador en Cuba, al nuevo Leonardo Wood de este siglo, que ejercería aquí como el gobernador yanqui, bueno, todo eso ya lo hemos discutido.
Este año dimos más de 600 reuniones en el país, en todas las provincias, 170 000 compatriotas participaron directamente discutiendo todos esos temas.
Mientras esto ocurría, mientras el país hacía este enorme esfuerzo, no solo dentro de Cuba y por nosotros, sino en el exterior de manera desinteresada, noble, generosa, como pueblo alguno en la historia ha hecho, mientras eso ocurría, el régimen de Bush profundizaba su descrédito.
Cuando el compañero Fidel decía ayer y hoy en la mañana: “No pueden, no pueden llevar a la práctica esa amenaza” —ya la prensa lo ha estado reflejando. Dice este cable: “Puede haber cosa más trasnochada que poner a la loca esta a hablar de transición a esta hora”, citan. Detrás de esa frase no hay un arranque, no hay una reacción emocional, hay una convicción profunda, basada en hechos, de que ellos no pueden cumplir su amenaza. No solo en el plano militar, no pueden porque no tienen el apoyo, no tienen la legitimidad, no tienen la base mínima sobre la cual fabricar contra Cuba un pretexto y lograr un mínimo de apoyo en su opinión pública o en el mundo, porque este régimen de Bush, este precisamente, es el que aprovechó el 11 de septiembre para ejecutar los planes que ya tenían elaborados, se supo todo después.
La decisión de invadir Iraq, la decisión de proclamar: “El que no está conmigo está contra mí”, la decisión de lanzar como teoría militar y como doctrina la de los ataques preventivos contra 60 o más países, todo eso fue pensado antes, no por Bush, lógicamente, que no piensa para eso; pero sí colaboradores cercanos, águilas fascistas, tipos que venían pensando, que elaboraron un documento que se llamaba el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, que era su visión de que el siglo XXI era el de ellos, porque ellos eran la única superpotencia, habían triunfado en la Guerra Fría y ahora todo el mundo tenía que venir a arrodillarse ante ellos.
Ese documento es la filosofía, la base doctrinal que esperaba un momento apropiado, y cuando vino entonces el 11 de septiembre se aprovecharon de eso, y aprovechándose del sentimiento de simpatía internacional, del propio sentimiento de temor del pueblo norteamericano, en medio de todo eso se montaron entonces para ejecutar muchas cosas que estaban previamente acordadas y decididas, y que no fueron sus respuestas airadas y equivocadas a un acto terrorista como aquel, sino la ejecución de un plan previamente elaborado.
Este fue el año en que se conocieron sus torturas y crímenes; tortura, trato inhumano y degradante, prohibido por las convenciones de Naciones Unidas y que defienden públicamente Bush, Cheney, Condoleezza Rice.
Ella ha viajado a Europa a mentir diciendo que no torturan y en las pantallas de televisión saliendo los hombres que fueron secuestrados, transportados encapuchados de un continente a otro, de un lugar a otro, que mostraron las espaldas con las marcas de los golpes, que hicieron los cuentos de cómo los metían de cabeza, las mismas torturas que se oyeron en este salón cuando se hizo el evento sobre el terrorismo y se rememoró la Operación Cóndor, que ellos organizaron; los hombres puestos de cabeza, metidos hasta la sensación de ahogo dentro de tanques de agua, colgados hasta el desmayo por las extremidades, las torturas más degradantes, el abuso sexual lascivo contra los prisioneros. De todo eso se vieron imágenes, películas, confesiones y cuentos, incluso, de los que se atrevieron a contar después de haber sufrido toda esa tragedia.
En tercer lugar, ellos han sido los responsables y los líderes de la carrera armamentista, revisaron la estrategia nuclear de Estados Unidos, establecieron que podían usar las armas nucleares, incluso, contra un país que no las tuviera; son los que han perfeccionado las armas nucleares, les han dedicado más dinero, han desatado entonces la idea en algunos de que para estar seguro hay que tener armas nucleares, porque ellos han sido los líderes en volver a impulsar todo eso, los que más han gastado, han superado ya más de 500 000 millones de dólares en un año en gastos militares.
Al mismo tiempo, invadieron ilegalmente a Iraq, y después allí les han repartido los contratos de la reconstrucción a sus amigotes, a los que contribuyeron con dinero a sus campañas; hablan del capitalismo y del libre mercado pero reparten allí los contratos a sus compinches, a sus amigos más cercanos, esa es la realidad. Han perdido la autoridad en el mundo, se considera que aparecer al lado de ellos es de mal gusto, lo hacen sus aliados porque no tienen otro remedio. Se fueron del Protocolo de Kyoto, volaron en pedazos la idea de detener las emisiones de gases contaminantes, de proteger la capa de ozono, quieren explotar, incluso, las zonas protegidas de Alaska para sacar petróleo, obedeciendo a los intereses de sus amigos y de los lobbistas, de los que están más cerca de sus campañas y los han estado apoyando.
Aprobaron y han defendido la aplicación de la Ley Patriota, nombre de patriota para una ley que lo que hace es recortarles los derechos y las libertades a sus ciudadanos, que autorizó el espionaje, que autorizó el desmontaje de derechos que habían sido conquistados, por lo menos para una parte de la población, durante largos años de lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
Ahora se supo que autorizaron y ejecutaron el espionaje telefónico, ilegalmente, en contra de la legislación de Estados Unidos; han aplicado, y ahora se proponen aplicar, nuevas medidas vergonzosas contra los inmigrantes. Un país que se formó sobre la base de recibir inmigrantes, y que los necesita porque hacen los trabajos que la población local no realiza; un régimen que aplicó la mordaza a la prensa como no se ha conocido antes, que persiguió hasta la cárcel a la periodista que se negó a revelar sus fuentes, que presionó tanto hasta que logró cerrar el canal Al Jazeera en Iraq, porque no quería que las noticias de Al Jazeera, que era independiente, de lo que pasaba en Iraq, se vieran. ¿Por qué no querían?, porque le mienten a su pueblo y le tratan de dar una imagen de normalidad de una guerra en la que están empantanados, en la que han muerto más de 2 000 jóvenes, sin sentido. Esa es la verdad.
Bush habló por teléfono con Tony Blair de que iba a bombardear a Al Jazeera, el documento se filtró a la prensa en Londres, y ellos han tratado de decir que no, que fue bromeando. El gobierno de Qatar les pidió explicaciones, la cadena Al Jazeera le pidió explicaciones, en el mundo árabe hubo una ola de indignación, y ellos han hecho con eso lo mismo que con la pregunta de: ¿Por dónde entró Posada Carriles? ¡Silencio! Como dijo ayer el compañero Fidel, su solución es el silencio, no tienen qué decir.
Hablaron de bombardear el canal Al Jazeera, llevan a los periodistas en sus tanques de guerra y en sus vehículos blindados, para que cuenten lo que ellos dicen; aplicaron la censura. Encima de eso, se conoció ahora que pagan con dinero del gobierno a periodistas para que hagan artículos positivos, para que mientan sobre lo que está pasando en Iraq. Y están empantanados, ocuparon el país, han llegado a tener ahí 170 000 soldados, pero ahora no pueden dominarlo.
Alguien muy bien informado nos dijo: “por el día salen y dan una vuelta y más o menos controlan; por la noche los que controlan son los guerrilleros, los combatientes, que van saliendo, y se habla de que hay 30 000 combatientes de la resistencia contra las tropas ocupantes”. Y en Estados Unidos el debate es que ya están en un nuevo Viet Nam. Esa es la realidad.
Son los que aprobaron la teoría, y la han querido aplicar, de la guerra preventiva: “el que no está conmigo está contra mí y, por tanto, lo ataco ante la idea y la sospecha de que me pueda atacar”.
Protegieron a Posada, mientras torturan a nuestros cinco héroes. Han hecho a los ricos más ricos en Estados Unidos y a los pobres más pobres.
El gobierno que tiene esta poca moral, que fue sacado de la Comisión de Derechos Humanos, cuando el voto fue secreto, por su falta de autoridad —y todavía no se conocía todo esto—, y que para regresar a la Comisión de Derechos Humanos tuvo que hablar con Aznar y con Berlusconi para que España e Italia no participaran y entonces hubiera el mismo número de candidatos que plazas para ocupar, para poder ellos retornar. Ahora se está discutiendo cómo va a ser el futuro Consejo de Derechos Humanos, que sustituirá a esta comisión desprestigiada, en particular por el esfuerzo y la denuncia de los países del Tercer Mundo, entre los que Cuba ha desempeñado un importante papel. Y en esa comisión inmoral del doble rasero, de la hipocresía, donde se ha visto retratado el nivel de degradación moral y ético al que ha llegado no solo este régimen de Bush, sino los gobiernos de la Unión Europea, que han sido sus cómplices en esto; los políticos europeos, que han tenido que pasar la vergüenza ante el mundo hace una semana de que se supo que en Europa había cárceles clandestinas de la CIA, donde se torturaba y se interrogaba en silencio, sin que nadie supiera, a detenidos que eran llevados de un país a otro, en países de Europa del Este; vuelos clandestinos transportando esos hombres drogados, amordazados.
Se supo todo eso en Europa, hubo un gran escándalo de la opinión pública. Condoleezza Rice fue allí, se reunió con los cancilleres de la Unión Europea, con los 25, y de la reunión salieron los 25 diciendo: “Estamos ya satisfechos, ella nos ha explicado, hemos entendido sus explicaciones, confiamos en lo que nos han dicho.”
Pero como un castigo divino, bajó entonces Colin Powell, que era el secretario de Estado cuando eso estaba pasando, hasta hace un tiempo atrás, y vino y dijo en televisión —empleó esta frase—: “Lo que son es unos fariseos, porque allí todo el mundo sabía que eso estaba pasando.”
Todas esas denuncias fueron archivadas, mientras vienen los europeos a decir que les preocupa la situación de Cuba, se alían con los yankis, porque no tienen el valor, la ética de defender su posición; porque son sus aliados estratégicos, en calidad de aliados menores, pero les interesa este gendarme, que a veces los pone en aprietos, les hace pasar una pena, pero de todas maneras es el garante del actual orden que nosotros combatimos.
Por eso nos persiguen, porque ellos se benefician de ese orden junto a la superpotencia, porque temen que un día cambie este orden que les permite a ellos derrochar, contaminar, mientras, por otro lado: 1 000 millones de hambrientos, 800 millones de analfabetos, todo lo que sabemos. Ese orden injusto que ellos impusieron, porque fueron las metrópolis, y que Estados Unidos es el garante de que se mantenga, es el que nosotros combatimos. Por eso nos persiguen.
Cuba es un peligro para el gobierno de Bush, eso es verdad; pero no es un peligro militar, no es un peligro de seguridad nacional. Cuba es un peligro por su ejemplo, es un peligro de tipo moral, ético, porque Cuba encarna que se les puede enfrentar y vencer, porque Cuba encarna que se puede construir otro mundo.
Los países del Tercer Mundo ven en Cuba un ejemplo, debemos asumirlo con modestia, como lo hacemos; pero no debemos olvidar que para votar junto a Cuba en las Naciones Unidas hay que desafiar las presiones y el chantaje de Estados Unidos, y que hay países que pagan su cuota, que no pueden pagar casi, para poder votar en Naciones Unidas, con tal de ir a votar en las Naciones Unidas junto a Cuba.
Que el primer acto del gobierno de Timor Leste como país independiente en la historia de Naciones Unidas, fue ir allí a votar contra el bloqueo a Cuba, el primer día en que votaba en las Naciones Unidas. Y muchos ejemplos incontables que otras veces se han dicho.
De manera que cuando decimos que este es un régimen que no tiene autoridad, que no tiene moral, que está derrotado, es en el sentido ético-moral, de la opinión que existe sobre ellos en el mundo y dentro de Estados Unidos. No es que lo digamos nosotros, cuando lo decimos nosotros lo decimos porque es la verdad, porque lo podemos probar, porque no decimos nada que no podamos probar; pero no somos nosotros, esto es un artículo firmado por el expresidente Carter. “Ya me cuesta reconocer a estos Estados Unidos” es el título del artículo, que él hizo rompiendo un código no escrito en la política de Estados Unidos, según el cual los expresidentes se limitan de hablar o criticar al presidente de turno. Y es tal la vergüenza, es tal el asco en un hombre al que vimos aquí en Cuba, que tiene determinados sentimientos éticos, una visión del mundo, aun cuando fue el presidente de la potencia adversaria que ha tratado de destruirnos, pero eso no elimina el comprender y distinguirlo de este tipo que está ahora en la presidencia de Estados Unidos.
Escribió cosas como estas:
“En estos últimos años me sentí cada vez más preocupado por muchas políticas del gobierno que amenazan hoy principios básicos: el compromiso con la paz, la justicia social y económica, las libertades civiles, nuestro ambiente y los derechos humanos.
“Peligran también compromisos históricos vinculados con facilitar a los ciudadanos información veraz, respetar las voces del disenso.
“En lugar de abrazar la paz como prioridad nacional, salvo que nuestra seguridad se vea amenazada de forma directa, proclamamos una política de guerra preventiva, un derecho íntegro a atacar a otros países de forma unilateral.
“Cuando existen diferencias graves con otros países, los consideramos parias internacionales y nos negamos a discusiones directas para resolver las disputas.
“Independientemente de los costos que ello pueda tener, altos dirigentes estadounidenses” —¿de quién está hablando aquí? De Bush, de Rumsfeld, de Condoleezza, de Cheney— “hacen denodados esfuerzos para ejercer un dominio imperial en todo el mundo.
“Nuestra frase de ‘están con nosotros o en contra nuestra’ reemplazó la formación de alianza basada en una comprensión clara de los intereses mutuos.
“Vemos ahora que las libertades civiles y la privacidad personal fueron burdamente violadas”. No somos nosotros, este es Carter.
“De mayor preocupación es el hecho de que los Estados Unidos repudiaron los acuerdos de Ginebra y abrazaron el uso de la tortura en Iraq, Afganistán y en la bahía de Guantánamo.
“Resulta molesto ver cómo el Presidente y el Vicepresidente insisten en que la CIA debería tener libertad para perpetrar un trato o castigo cruel contra personas que se encuentran bajo la custodia de los Estados Unidos.
“En lugar de disminuir la dependencia que tienen los Estados Unidos de armas nucleares y su posterior proliferación, hemos insistido en nuestro derecho a conservar nuestros arsenales, a expandirlos y, por ende, a invalidar o derogar casi todos los acuerdos sobre control de armas nucleares negociados en los últimos 50 años. Nos hemos convertido en uno de los principales culpables de la proliferación nuclear mundial.”
No solo le dieron las armas al régimen del apartheid para que las usara contra nuestros combatientes allí, no solo han ayudado y han apoyado a Israel a convertirse en una de las principales potencias nucleares, sino que también sus propios arsenales...; mientras le intentan prohibir a Irán que construya plantas nucleares y desarrolle —como le es su derecho según las leyes internacionales— su capacidad para producir combustible nuclear y usarlo pacíficamente.
“La protección del medio ambiente quedó relegada, a raíz de la subordinación del gobierno de Bush a la presión política por parte de la industria petrolera y otros grupos de lobby poderosos.
“Ha habido una condena universal contra las políticas ambientales de los Estados Unidos para el resto del mundo.
“Los congresistas —dice Carter— se aumentaron su propia dieta en 30 000 dólares anuales, mientras congelaron el salario mínimo de los Estados Unidos, que es el más bajo de los países industrializados.”
Y así toda una crítica, que prueba y refuerza nuestro argumento.
Este mismo expresidente de Estados Unidos fue hace unas semanas a Nueva York, a la Organización de Naciones Unidas, a participar como invitado en las negociaciones —le voy a llamar negociaciones, ha sido una batalla campal allí, en la que los países del Tercer Mundo han librado una gran resistencia, victoriosa hasta ahora, aunque no ha concluido la batalla— contra el intento de Estados Unidos de convertir el futuro Consejo de Derechos Humanos en una herramienta para perseguir países y justificar sus agresiones.
El expresidente Carter se reunió con los participantes y dicen que, de pronto, dejando allí boquiabiertos a varios de los presentes, en los comentarios finales de esa actividad dedicó 5 minutos a hablar sobre Cuba, y dijo que su experiencia en Cuba fue excepcional, que encontró en Cuba un país que garantiza el pleno empleo, donde los niños van a la escuela y donde existe un elevado nivel de instrucción; que en sus continuos viajes por el mundo ha podido ver la abnegación de los médicos cubanos, salvado vidas y luchando contra el SIDA en Africa —como él los ha visto—; que en ningún caso Cuba merecía el trato que se le había dado en Ginebra, menos aún cuando allí en la Comisión de Derechos Humanos no se quería hablar de lo que sucede en Guantánamo.
Los yankis quieren que el voto para elegirse como miembro de ese futuro Consejo no sea secreto. Cuando el voto es secreto, Cuba no tiene dificultades. Por ejemplo, este año, se eligió como miembro del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas.
Estados Unidos mandó tres embajadores, tres torturadores diplomáticos, a doblarles el brazo a los países, a amenazarlos con que le quitan la ayuda del Banco Mundial si votaban por Cuba; pero como el voto era secreto, Cuba obtuvo 154 votos y se eligió con más de dos tercios de los votos como miembro del Consejo Económico y Social.
Entonces para este Consejo de Derechos Humanos que se va a crear ahora Estados Unidos reclamó, en medio de la risa y la burla general, que el voto fuera público y no secreto, para poder ver lo que vota cada cual.
Recordemos que el voto contra el bloqueo es público, el que se hace contra el bloqueo a Cuba es público allí en la Asamblea; pero las elecciones en Naciones Unidas son mediante voto secreto, y por eso Cuba se elige y se reelige, porque los países en secreto llegan y votan. Cuando llega la hora de la verdad, cogemos los votos hasta de sus aliados, de parte de sus aliados. Ellos, sin embargo, primero querían que fuera más chiquito el futuro Consejo de Derechos Humanos, que en vez de tener 53 miembros tuviera 25. ¿Para qué? Para que los países del Tercer Mundo no puedan elegirse, porque para eso hay que tener dinero, hacer gestiones, tener funcionarios y embajadas.
Después reclamaron que el voto fuera público, ¡público!, para poder presionar allí, apretarle las tuercas a la gente para que vote por ellos.
¿Ese es el imperio que se propone “cambiar el régimen” —como ellos dicen— en Cuba? ¿Ese es el imperio que pretende derrotar a la Revolución? ¿Ese, que no tiene autoridad moral? Pero no solo autoridad moral, no tiene fuerza para ocupar nuestro país, no tiene; no puede.
Ahora están prometiendo retirar 9 000 soldados de Iraq para calmar a los que dicen: “¿Qué hacemos allí y cuándo nos vamos?” Porque no hay un solo soldado norteamericano caído en Iraq hijo de un político o de un millonario, ¿quiénes son los que están allí? Los hijos de familias pobres, los que andan buscando que como premio los dejen entonces estudiar en la universidad.
Los 500 000 estudiantes universitarios de Cuba no tienen que ir a ninguna guerra injusta e ilegal, no tienen que ir de mercenarios a ningún país a ocupar otro pueblo, reciben como derecho, conquistado por la resistencia de sus padres y de las generaciones anteriores, el derecho de ir a una universidad; pero en Estados Unidos tienen que ir de soldados, y aparece todas las semanas una madre que llora con la foto de un hijo, o de una hija; vi a una madre diciendo que la aspiración de su hijo era ir a la universidad; o recibir la residencia permanente o la ciudadanía en Estados Unidos, y han ido, entonces, en un ejército mercenario, como Roma con sus legiones en la decadencia del imperio romano; es lo que estamos viendo. No debemos subestimarlo, porque tiene recursos, fuerza, poder; pero no debemos temerlo, no lo tememos, en efecto, como no le tememos, porque no puede.
Cuando el Comandante en Jefe ha dicho aquí: “Este es ya el colmo, venir a hablar a esta hora, ¿puede haber cosa más trasnochada?”, es porque lo es, es porque ellos no pueden. Y esta Asamblea es un desafío, esta Asamblea pública, vista por millones de compatriotas y con la prensa, es un desafío; es la pequeña islita insurrecta diciéndoles: “Ustedes no pueden, no pueden hacer lo que ustedes dicen que nos van a hacer; ustedes han perdido estratégicamente su batalla con Cuba; Cuba es un símbolo y ustedes no van a poder hacer eso aun si lo intentan; pero ustedes no lo van a intentar.” Y esa es la razón del desafío del paisito que se les planta delante y no retrocede, no se vende, no se rinde, no se cansa, no se confunde y, por tanto, no puede ser derrotado; no se divide y no puede ser derrotado.
Hay mucho odio detrás de esas amenazas y detrás de ese aumento de la retórica, que no es solo por razones electorales ni para conquistar apoyo en la mafia de Miami, es también su manera de pensar, es el odio de una oligarquía corrupta, que llegó de manera ilegal a la presidencia, a sus puestos, y que no puede derrotar el ejemplo, y que mientras más ha hecho más dura es la resistencia y mejor se ve al país saliendo de las dificultades y enfrentando su bloqueo y sus amenazas.
Ahora, finalmente, yo quisiera decir, Comandante y compañeros, sobre el debate que hemos tenido aquí y sobre el análisis que hemos tenido no solo aquí en estos dos días de Asamblea, porque aquí ha quedado claro que hay un intenso debate en todo el país, especialmente a partir de su discurso en la universidad. Ross dijo que había un intenso debate, y Leonel también habló de eso, en las fábricas, en los colectivos laborales; Lugo habló del debate que están dando en los colectivos campesinos, en las cooperativas, hay todo un debate en las calles, en los colectivos, en los barrios. Es decir que el debate no es solo el de la Asamblea, hay un debate a nivel popular sobre todos esos temas a lo largo y ancho de nuestro país.
A mí me parece que es importante recordar que los yankis apuestan a la idea, no sin cierta razón, de que las revoluciones son eventos cataclísmicos que tienen una energía inicial, pero que después con el tiempo pierden fuerzas, van languideciendo, a partir de la historia de otras revoluciones anteriores y dicen: “Bueno, la que más duró fue la Revolución de Octubre y al cabo de los 70 años logramos derrotarla y todo aquello cambió.” Es decir, su idea está basada en la esperanza fallida del cansancio.
Como se dijo aquí hoy —creo que fue Leonel el que habló de ese tema—, el problema es que la Revolución cubana no ha sufrido ese proceso. No propongo llamarle al año que viene el del 80 aniversario, pero sí creo que debemos decir que eso no ha ocurrido, especialmente y en primer orden, por el papel del compañero Fidel, de nuestro Comandante en Jefe (Aplausos). Entonces, la Revolución se renueva. Como dijo una vez Gabriel García Márquez: “La explicación de Cuba es que Fidel es al mismo tiempo el Jefe del gobierno y el líder de la oposición”; es el principal inconforme con lo hecho, el principal crítico de la obra y eso le da una peculiaridad a nuestro proceso. El enemigo apuesta a la idea, entonces, de que la Revolución, como ocurrió antes, porque después de la Revolución Francesa hubo una contrarrevolución victoriosa, y así hay procesos que se perdieron, se cansaron, se desviaron, en el nuestro no ha ocurrido y no ha pasado poco tiempo, han pasado más de cuatro décadas y eso no ha ocurrido. Entonces, esa es la idea.
Hemos llegado hasta aquí. El Comandante decía ayer: “Pero debemos ver lo hecho hasta ahora como punto de partida”, frase tremenda, que es no regodearnos en lo hecho, no justificar, no hacer lo que nos falta por hacer hablando de lo anterior o intentando justificar, sino proyectarnos, tomar esto de punto de partida, lo cual es un reto mayor cuando uno no está en el empezar, cuando han pasado 46 años del momento fundacional inicial en que se dijo la frase: “Esta vez sí los mambises entrarán a Santiago.”
El hecho de haber resistido todos estos años, como hemos resistido y batallado, no da ya garantía de que pueda ser victorioso el futuro por sí solo, porque nuestros patriotas en las guerras de independencia guerrearon y pelearon 30 años, levantaron la admiración del mundo y de la opinión pública en Estados Unidos, y, al final, desunidos, cansados, desanimados, engañados, terminaron imponiéndoles la Enmienda Platt y nombrándoles un gobernador en Cuba y convirtiendo a Cuba en una neocolonia norteamericana.
Es decir, que la idea de haber resistido todo el tiempo no garantiza la supervivencia de una revolución, y el ejemplo doloroso de la Unión Soviética, un pueblo que luchó de manera ejemplar, que aportó más de 20 millones de hijos en la Segunda Guerra Mundial, que fue capaz de derrotar al fascismo, sin embargo, después fue derrotado y desarmado sin disparar un tiro. La idea de haber logrado los éxitos anteriores en la lucha no justifica la autocomplacencia o la idea de que eso puede ser eterno.
Nosotros tenemos un reto. Desde el año 1990, en que se puede decir que empezaron los primeros momentos del período especial, los jóvenes que tenían 10 años en aquel momento, eran niños de 10 años en el año 1990 —un millón y medio por lo menos de muchachos cubanos tenía en el año 1990 más o menos 10 años—, se han hecho adultos en estos 15 años, conociendo un país distinto que el que la Revolución construyó y el que el pueblo pudo desarrollar hasta el momento en que comenzó el período especial, que no fue el que queríamos, sino el que pudimos hacer, venciendo todas las dificultades que ya conocemos. Ese millón y medio de jóvenes está acompañado de otro millón de jóvenes que en los últimos 10 años fue llegando ya a edades de la adolescencia y se han criado en una sociedad en la que se desarrollaron estos vicios, estas tendencias negativas que el compañero Fidel denunció en la universidad; no se criaron en un país en el que cada cual ha estado recibiendo según su trabajo, han conocido la época en la que en nuestro país se desarrollaron tendencias al individualismo, al sálvese quien pueda, tendencias, eso no quita el ejemplo y no le quita brillo a la resistencia colectiva, al haber resistido aquí como pueblo, cuando desapareció el 35% de nuestro Producto Interno Bruto en apenas cuatro años, cuando nuestras importaciones decrecieron de 8 500 millones de dólares anuales a 1 500, cuando nuestra ingesta calórica cayó de 3 000 a menos de 2 000 calorías diarias; cuando nuestro país tuvo que enfrentar esos años que son una proeza que está por escribir y contar, y que no podrá ser olvidada jamás en la historia de nuestro pueblo y de este hemisferio.
Cuando todo eso pasó, sin embargo, se entronizaron esos vicios, esas prácticas, muchas de estas cosas que el compañero Fidel denunció en la universidad y nos llamó a enfrentarlas.
Por lo tanto, nosotros tenemos un reto, esos jóvenes que tienen más información y más expectativas de consumo que los jóvenes que al principio de la Revolución fueron a alfabetizar; porque al principio de la Revolución ir a una escuela o recibir por primera vez gratuitamente asistencia médica, era un privilegio incomparable con la vida anterior; pero para estos jóvenes de hoy esos son derechos conquistados sobre los que no se pregunta de dónde vienen y cómo son posibles, y sobre los que, además, a veces, estoy seguro de que a muchas compañeras y compañeros, cuando han hablado de eso, les dicen: “Oye, pero no vengas aquí ahora con el mismo discurso de siempre, que si la salud y la educación.”
Lo que más cuesta en el mundo, lo que más añoran en otros países; con cuánta gente uno habla en el mundo que la familia ahorra para ver si el hijo puede estudiar, o la familia pide ayuda a Cuba porque se va a morir el familiar y no pueden pagar la operación.
¿Por qué en Venezuela, un país con esos recursos inmensos, un país que diariamente exporta 3 millones de barriles de petróleo, nosotros hemos operado en un año y medio a más de 170 000 venezolanos de la vista? ¿Por qué este año vinieron a Cuba a recuperar la visión más de 150 000 venezolanos, en un país tan rico, donde sobran los recursos, el dinero? ¿Cómo es posible que tengamos que proponernos operar de la vista a millones de ciegos latinoamericanos?
En Cuba, generaciones completas, porque hay que recordar que 7 de cada 10 cubanos nacieron después de que el bloqueo ya estaba impuesto, han visto eso como algo normal.
Usted oye en otros países la gente diciendo: “Estamos ahorrando a ver si podemos pagarle al muchacho los estudios, porque la universidad...”; pero aquí no, los estudios universitarios, la vivienda... Es verdad que tenemos problemas de vivienda, pero los que la tienen son dueños o pagan poco por ellas; en el mundo entero es la mitad de los ingresos, lograr pagar los alquileres, la ilusión siempre de lograr ser dueño de la vivienda, como era en Cuba antes de la Revolución. Pero, ¿qué ocurre?, que esas cosas a veces se olvidan, no se discuten, no se ponen sobre la mesa en el debate.
Nosotros tenemos un reto aquí, que es el hecho de que cierta memoria histórica se ha perdido, cierta comparación e información con lo que pasa en el mundo se ha perdido.
Ahora, en las reuniones que hicimos con muchas escuelas, centros escolares, en muchos jóvenes se aprecia desconocimiento; claro, no solo en los jóvenes, en todas las generaciones; pero, bueno, los jóvenes han tenido menos experiencia en la vida y pueden tener menos información sobre esto, menos información para comparar qué fue Cuba antes del período especial.
Pero periodistas amigos de Cuba, gente de izquierda que ha venido a Cuba nos han dicho que se asombran del nivel de ingenuidad que encuentran en alguna gente en Cuba que se hacen ilusiones con el capitalismo, gente que cree que uno emigra y llega allí y ya; y que creen que a Cuba le toca, el día que los yankis entren a sangre y fuego aquí, el capitalismo de un país desarrollado europeo, y ellos no se dan cuenta de que a Cuba le toca Haití, República Dominicana, un país pobre del Tercer Mundo que Estados Unidos convertiría en una neocolonia; para no hablar de los que en Miami todavía hoy piden que de todas maneras hay que dar primero tres días de licencia para matar, porque piensan que será un paseo con las tropas yankis, y porque no captan la idea de que aquí va a haber que venirnos a buscar, a cada uno de nosotros, por la punta del cañón del fusil, a ver si es verdad que ellos van a hacer en Cuba una transición hacia una colonia norteamericana.
Creo que debemos prestar toda la atención a ese llamado hecho por Fidel en la universidad, a esa frase no pronunciada públicamente antes en la historia de la Revolución: La Revolución puede ser reversible y no por el enemigo que ha hecho todo lo posible por lograrlo, sino por nuestros errores, si nosotros no somos capaces de enfrentar, combatir victoriosamente contra errores, peligros internos.
Nosotros no debemos ignorar y no debemos subestimar que también entre nuestras filas, en las filas de nuestro pueblo, hay simulación, hay apatía, hay modorra, y ahorita cuando el Presidente de la FEU decía: Tenemos que detenernos a pensar cómo no hay rechazo muchas veces a lo mal hecho, al delito; cómo ha habido cierta impunidad y cierta amplitud, al menos en la convivencia con cosas cuyo origen ha sido delictivo y todo eso; hay un grupo de factores, que pasan no solo por las carencias que hemos vivido, pasan también por la falta de convicciones; porque, bueno, preparando el Moncada se pasó hambre, se andaba con los zapatos rotos, y había dinero en los bolsillos y no se usaba el dinero ni siquiera para comprar una medicina a un hijo.
Entonces, hay lecciones de ética. Martí preparó la Guerra necesaria y se negaba a que le compraran unos zapatos para reponer sus zapatos rotos.
Tenemos muchos ejemplos, y todos los días tenemos ejemplos en nuestro pueblo, y el ejemplo mayor es el resultado colectivo de poder estar aquí discutiendo estas cosas y proyectando y soñando hacia el futuro. Pero no debemos olvidar que el socialismo desapareció en países de Europa del Este, donde había altos niveles de vida material y fue derrotado de un día para otro.
Hoy leí un cable que decía que Hungría llegará este año al nivel de vida que tenía en 1972, todo eso recibiendo ya dinero europeo, que le han prometido, creo, como 3 000 millones por año a partir de ahora.
Este ha sido un año tremendo, victorioso. Estoy seguro de que muchos de nosotros no olvidaremos nunca estos días en que hemos disfrutado todo esto y, sobre todo, cuando soñamos y les damos vueltas en nuestra imaginación a lo que viene, a las cosas que podemos hacer, que no son sueños utópicos, que son realidades, cuando dicen: “Y todo eso está ya contratado, todos esos hierros están viniendo y todo eso está almacenado”; es decir, la idea de que nosotros vamos a dar un cambio enorme a muchas de las cosas que hemos hecho, que mejorará nuestro nivel de vida, que mejorará las condiciones de este pueblo que ha resistido aquí ejemplarmente todos estos años de bloqueo, de lucha.
Al principio de los noventa, en Naciones Unidas los diplomáticos se empezaron a despedir de los nuestros y a darles el pésame: “Bueno, ya sabemos que ustedes van abajo también como ocurrió en los demás” y se despedían con admiración, con dolor, y de pronto la islita les siguió flameando la bandera ahí y no hubo manera de derrotarla ni de ahogarla por hambre ni enfermedades.
Este ha sido un debate aleccionador, en el que tendremos que seguir pensando.
Hemos alcanzado la invulnerabilidad militar, se ha dicho con toda la autoridad de los que lo pueden decir.
Alcanzaremos la invulnerabilidad económica. Anoche se hicieron reflexiones aquí de qué implica alcanzar la invulnerabilidad económica, e incluso si siguiéramos bloqueados.
Debemos luchar también —creo yo, modestamente— por conservar la invulnerabilidad ideológica y política, que no es ahora un problema, ahora la tenemos, porque ahora tenemos a la generación que hizo la Revolución, tenemos a Fidel y a Raúl.
Hasta el enemigo reconoce en sus planes que no es posible con ellos, que no hay arreglo; pero basa su ilusión en la idea de que a los que vengan después sí los podrán confundir, derrotar, dividir, comprar o imponer.
La invulnerabilidad militar es meta alcanzada; la invulnerabilidad económica es meta por alcanzar, pero claramente posible, se ha demostrado aquí; la invulnerabilidad en lo ideológico y lo político ahora está, pero después hay que conservarla cuando no exista la voz que llame cuando los demás no se dieron cuenta, los que ven antes de que los demás hayamos podido ver, los que prevean —que es como decía Martí la política, es prever—, los que encarnen la idea de que es posible la victoria, porque si no se cree no se puede alcanzar.
El año que viene, por estos días, estaremos conmemorando el desembarco del Granma; en estos meses en que estamos ahora, hace 50 años, eran un grupo de hombres en México, pasando hambre, perseguidos y preparándose tras la conquista de un sueño.
Ahora somos pueblo en el poder, Revolución victoriosa, pero que no puede garantizar el socialismo en este país sobre la base de que lo proclamó en la Constitución. En la Constitución se proclamó una convicción, pero en los hechos prácticos hay que defenderla todos los días, porque en la Unión Soviética se aprobó un referendo, donde el 85% dijo que estaba de acuerdo en no desintegrar el país, ¡ochenta y cinco por ciento!, y seis meses después un grupo de hombres decidieron ahí —en una noche tormentosa dicen— desintegrarlo, y ocurrió lo que ocurrió. Y nosotros nos quedamos solos y estamos aquí.
Debemos saber que preservar la Revolución victoriosa en el futuro, cuando esté el hueco que nadie puede llenar y que tendremos que llenar entre todos como pueblo, porque no es repetible en la historia de los pueblos que ocurran eventos de esa naturaleza y porque hay un papel de la personalidad en la historia, que no es solo la suma de los cambios cuantitativos que después van a los cualitativos, está también el papel del liderazgo que ve más que los demás, que cataliza, que contribuye a crear las condiciones sobre la base de audacia y más audacia, porque un análisis conservador decía que en Cuba no se podía dar una Revolución, pero el asalto al Moncada y la muerte generosa de decenas de jóvenes puros crearon las condiciones, con el liderazgo y la aparición de una nueva generación, y el Granma, derrota militar a la llegada, no presagiaba precisamente un triunfo dos años después de un pequeño ejército de aquellos mismos jóvenes, campesinos, trabajadores y gente de pueblo que después se sumó.
Por tanto, un tema de fondo aquí —que ha estado planeando en esta Asamblea— es que el enemigo a lo que apuesta su esperanza no es a la derrota ahora, es después; es la idea de que no puede con la generación histórica.
Es un momento de celebración del aniversario de la Revolución, fin de año, estos días tremendos, históricos para nuestro pueblo y para nuestra Asamblea, no son para evocar noticias tristes, ni temas a los que se rechaza nada más de pensar en ellos; pero nosotros todos debemos saber que los planes que el enemigo alienta y que nosotros hoy no solo hemos rechazado sino que le hemos dicho en su cara otra vez, nuestra Asamblea, que no los puede cumplir, son planes reales, no son solo propaganda, son planes que el enemigo quisiera ejecutar si pudiera; lo que pasa es que no ha podido, pero intentaría hacerlo y probablemente intentará hacerlo.
Por lo tanto, hay tres premisas que considero básicas: la primera, esta Revolución no puede ser derrotada, si los que la dirijan lo hacen a partir de la autoridad de su ejemplo como ocurre hoy, como ha ocurrido siempre. La Revolución llegó hasta aquí, en primer lugar, por la autoridad moral de su liderazgo. Se puede tener el poder y no tener autoridad, es lo que le pasa a Bush en su régimen, porque la autoridad no viene de las atribuciones escritas, viene de la ejemplaridad de los actos. Nosotros, la manera en que entendemos esa autoridad es esta: “Yo no lo entiendo bien, pero si Fidel lo dijo, yo estoy seguro de que eso es así.”
Cuánta gente en el pueblo encontramos que dice: “Si Fidel lo dijo, él sabe, ya entenderemos.” Ese valor, ese tesoro, esa confianza, o esta otra: “Si Fidel lo dijo, es porque es así, porque Fidel le habla claro al pueblo.” ¿Cuántas veces nosotros hemos visto eso y nos han dicho eso? Ese tesoro no se puede perder: la autoridad que viene del ejemplo.
Por eso Fidel dijo en la rectificación, que quedó trunca lastimosamente, porque venía con estos objetivos cuando comenzó el período especial y muchas de aquellas cosas no pudieron realizarse en aquel momento, “el socialismo es la ciencia del ejemplo”.
Sin embargo, cuando veo que en esta Asamblea hablamos de que el año que viene haremos 100 000 nuevas viviendas, pese al bloqueo y todos los obstáculos, veo que rescatamos muchos de aquellos planes, ahora con más experiencia y sobre bases más sólidas y mejores.
Legitimidad basada en la autoridad, autoridad basada en el ejemplo.
Mientras este país tenga un liderazgo basado en el ejemplo, en la autoridad que emana de la conducta austera, de la dedicación al trabajo, de que nuestro pueblo sepa que los que dirigen no tienen privilegios sino el de servir más y el de sacrificarse más, que sus familias no viven distinto que el pueblo, que sus hijos se educan como los hijos de los trabajadores, que en nuestro país no se permite y se combate, y se combate más duro cuanto más alto está el que comete el error o el que se relaja o el que traiciona y se corrompe; mientras este país tenga ese tesoro que ha tenido hasta hoy y que hizo encolumnarse a un pueblo entero tras la epopeya de resistir al imperio por más de cuatro décadas, será invencible; hay ahí una premisa.
La segunda, mientras nosotros conservemos el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo, como lo tenemos hoy, no sobre la base del consumo material, sino sobre la base de las ideas y las convicciones. Porque ya dije cómo los pueblos fueron desarmados y no salieron a las calles y no pelearon en los países socialistas cuando les desmantelaban el futuro y, sin embargo, vimos al pueblo pobre de Venezuela salir a las calles a defender el regreso de Chávez cuando le dieron el golpe oligárquico y militar organizado por los yankis. Aquellos que no tenían nada se lanzaron a la calle, y la mayoría de los que se incorporaron al Ejército Rebelde no tenían nada, eran los campesinos y los trabajadores pobres; es decir, tienen que ser las ideas y las convicciones, y no la idea de que la gente nos va a apoyar más, porque tenga más.
Claro que ha habido un desgaste, porque tenemos la gente que dice: “Pero han pasado todos estos años, ya yo tengo tal edad, lo que me queda es tanto, ¿esto siempre va a ser aquí el apagón, el transporte?” Está el que se rinde, está el que se cansa, está el que emigra, dice: “Bueno, me voy, imagínate.” Peor, está el que traiciona, el que se presenta al enemigo a contarle, a mentir, a decir lo que le piden que diga. Pero está simplemente el que abandona el esfuerzo colectivo, abandona la epopeya, imperan sobre él otros intereses; y está —porque no debemos equivocarnos— el que piensa eso mismo aunque no lo ha hecho y simula, pero no es la mayoría. Nosotros tenemos la inmensa mayoría del pueblo, y si no la tuviéramos no podríamos estar aquí, no habríamos podido resistir al imperio. Tener el apoyo de la inmensa mayoría significa que la inmensa mayoría comparta, como ha hecho hasta hoy, las convicciones y las ideas del proyecto. Es una batalla en el terreno de las ideas.
La Revolución no se puede sostener sin el apoyo del pueblo, lo que no quiere decir que no habría que empezarla otra vez; pero sería duro que fuera derrotada la Revolución que ha podido preservarse y que logró hacer la proeza histórica de preservarse aquí, como todos estamos convencidos y le hemos ratificado hoy al Jefe de la Revolución que la defenderemos.
Por último, la tercera premisa que creo clave es que no podemos caer en ingenuidades. Al final, el tema decisivo es quién recibe el ingreso, si las mayorías y el pueblo, o la minoría oligárquica, transnacional y proyanki. Al final, el tema es de quién es la propiedad, si del pueblo, las mayorías, o si es de la minoría corrupta y plegada a los intereses del único gendarme en el mundo que podría garantizar esos privilegios en Cuba: el imperialismo yanki.
En Cuba no puede haber una burguesía nacional patriótica como realidades en otros países tuvieron; en Cuba la burguesía fue siempre, y sería otra vez, si la dejamos salir, proyanki, protransnacional y necesitaría la guardia rural, el ejército de Batista y los marines yankis para reprimir e imponerse al pueblo.
Al final, ¿quién garantiza únicamente que la mayoría sea la que disfrute de la mayor parte del ingreso y que la mayoría sea la dueña de la mayor parte de la propiedad? El Estado socialista.
Y el día que en Cuba el enemigo lograra —que no lo logrará— desmantelar el Estado socialista derrotando a la Revolución, aquí se pierde —como se dijo bien ayer— no solo la Revolución y el Estado, aquí se pierde la nación, porque Cuba sería absorbida, Cuba sería convertida en un municipio de Miami.
Eso es lo que dice el plan de Bush, eso es lo que enfrenta nuestro pueblo: la disyuntiva histórica, otra vez ante su historia, de preservar su triunfo, perfeccionar su socialismo, cambiar lo que haya que cambiar dentro de las ideas del socialismo y de la fidelidad a esos principios, y el otro es el camino que hizo que otros no pudieran un día como hoy proclamar que viven en un país libre. Imperfecto como toda obra humana, perfectible con el esfuerzo de todos; pero un país en el que se siente orgullo de vivir; un país que cuando se proclama que se es de ese país se recibe una frase de aliento y admiración; un país que no obliga a sus hijos a andar por el mundo con la cabeza baja, que no obliga a sus diplomáticos a tener que explicar crímenes o ideas no basadas en los principios, que no ha puesto jamás a un diplomático cubano en la disyuntiva de tener que explicar una idea con la que no comulga, que no comparte; un país donde teoría, principio y práctica son la misma cosa.
Eso tiene un gran valor, porque eso no ha ocurrido sino pocas veces, y siempre por períodos limitados, en la historia de otros pueblos. Eso es lo que se juega nuestro pueblo.
Y si se necesitaban —que no necesitamos los que estamos aquí— más argumentos, más convicciones para defender con pasión esas ideas y para estar dispuestos a batirse y morirse por ellas, creo que estos días que arrancaron con el discurso en la universidad, y antes, de manera más callada, pero ahora con mucho más conocimiento en nuestro pueblo, estos días nos han dado todavía más razones y más convicciones para sentirnos orgullosos de acompañar, modestamente, desde nuestros lugares, al compañero Fidel, al compañero Raúl, a la generación histórica de la Revolución, a nuestros jefes, admirados, queridos, sobre la base de su historia personal y de su contribución a la Revolución en todos estos años, y estamos seguros de que nuestro pueblo tendrá la madurez, las ideas, la moral, la unidad y la fuerza para preservar la obra de la Revolución y legarles a nuestros hijos un país mejor todavía que el que ellos han defendido y preservado para nosotros (Exclamaciones de: “¡Viva Fidel!” y “¡Viva Cuba libre!”)
(Ovación.)

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un ejemplo
Por leandro - Wednesday, Mar. 08, 2006 at 12:05 AM

q groso

viva cuba!!

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