Julio López
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EL PODER SOVIÉTICO Y LA SITUACIÓN DE LA MUJER.
Por PARTIDO COMUNISTA DE LOS TRABAJADORES - Sunday, Mar. 12, 2006 at 9:11 AM
militantescomunistas@yahoo.com.ar

El poder soviético y la situación de la mujer

 

 

El segundo aniversario del Poder Soviético nos obliga a hacer balance de lo que hemos hecho en este periodo y a reflexionar sobre la importancia y los objetivos de la revolución realizada.

La burguesía y sus partidarios nos acusan de violar la democracia. Nosotros afirmamos que la revolución soviética ha dado un impulso sin comparación al desarrollo de la democracia en amplitud y profundidad, y precisamente de la democracia para los trabajadores y para las masas oprimidas del capitalismo, es decir, de la democracia socialista (para los trabajadores) a diferencia de la democracia burguesa (para los explotadores, para los capitalistas, para los ricos)

¿Quién tiene razón?

Meditar detenidamente sobre esta cuestión, conocerla más a fondo, significa tener en cuenta la experiencia de estos dos años y prepararse mejor para su desarrollo futuro.

La situación de la mujer muestra con singular relieve la diferencia entre la democracia burguesa y la democracia socialista, y responde claramente a la pregunta planteada.

En la República burguesa (es decir, donde existe la propiedad privada sobre la tierra, las fábricas, las acciones, etc.), aunque se trate de la República más democrática, la mujer no ha estado plenamente equiparada en derechos en ninguna parte del mundo, ni siquiera en el país más avanzado. Y eso aunque ha transcurrido más de un siglo y cuarto desde la Gran Revolución Francesa (democrático-burguesa)

De palabra, la democracia burguesa promete igualdad y libertad. De hecho, las repúblicas burguesas, por muy avanzadas que sean, no han otorgado a la mujer, que constituye la mitad del género humano, plena igualdad con el hombre ante la ley, ni le han liberado de la tutela y opresión del hombre.

La democracia burguesa es la democracia de las frases pomposas, del charloteo solemne, de las promesas ampulosas, de las consignas grandilocuentes de libertad e igualdad; pero, en la práctica, seguidamente, esconde la falta de libertad y la desigualdad de la mujer, la falta de igualdad y la desigualdad de los trabajadores y explotados.

La democracia soviética o socialista rechaza las palabras pomposas, pero falsas; declara una guerra sin tregua a la hipocresía de los "demócratas", de los terratenientes, de los capitalistas o de los campesinos saciados que se lucran vendiendo a los hambrientos obreros los excedentes de maíz a precios de especulación.

¡Abajo esta mentira vil! No puede haber, no hay, ni habrá, "igualdad" entre oprimidos y opresores, entre explotados y explotadores. No puede haber, no hay, ni habrá verdadera "libertad" mientras los privilegios que la ley concede a los hombres impidan la libertad de la mujer, mientras el obrero no se libere del yugo del capital, mientras el campesino trabajador no se libere del yugo del capitalista, del terrateniente o del comerciante.

Que los mentirosos y los hipócritas, los obtusos y los ciegos, los burgueses y sus partidarios engañen al pueblo, hablándole de libertad en general, de igualdad en general, de democracia en general.

Nosotros decimos a los obreros y campesinos: ¡quitad la careta a los mentirosos, abrid los ojos a los ciegos! Preguntadles:

-¿Igualdad de qué sexo con qué sexo?
-¿De qué nación con qué nación?
-¿De qué clase con qué clase?
-¿Liberación de qué yugo o del yugo de qué clase? ¿Libertad para qué clase?

Quien hable de política, de democracia, de libertad, de igualdad y de socialismo sin hacer estas preguntas, sin ponerlas en primer plano, sin combatir la ocultación, el escamoteamiento y el encubrimiento de estas cuestiones es el peor enemigo de los trabajadores, un lobo con piel de oveja, el más encarnizado adversario de los obreros y campesinos, un servidor de los terratenientes, del zar y de los capitalistas.

En dos años, en uno de los países más atrasados de Europa, el Poder Soviético ha hecho a favor de la emancipación de la mujer, de su igualdad con el sexo "fuerte", lo que no han hecho en ciento treinta y seis años todas las repúblicas avanzadas, ilustradas y "democráticas" del mundo en su conjunto.

Instrucción, cultura, civilización, libertad: en todas las repúblicas capitalistas y burguesas del mundo, estas pomposas palabras van unidas a leyes increíblemente infames, repugnantemente sucias, brutalmente groseras, que confirman la desigualdad de la mujer: leyes como la del derecho conyugal y el divorcio, la desigualdad del hijo natural y el "ilegítimo", la de los privilegios para el hombre y la humillación y el ultraje para la mujer.

El yugo del capital, la opresión que ejerce la "sacrosanta propiedad privada", el despotismo de la estupidez pequeñoburguesa y de la codicia del pequeño propietario: eso es lo que ha impedido a las repúblicas burguesas más democráticas atentar contra estas leyes repugnantes e infames.

La República Soviética, la República de los obreros y los campesinos, ha eliminado de golpe estas leyes y no ha dejado ni una piedra de los edificios de la mentira burguesa y de la hipocresía burguesa.

¡Abajo esta mentira! Fuera los falsos que hablan de libertad e igualdad para todos mientras existe un sexo oprimido, mientras existen clases opresoras, mientras existe la propiedad privada sobre el capital y sobre las acciones, mientras existen saciados que con sus excedentes de maíz esclavizan a los hambrientos. No libertad para todos, no igualdad para todos, sino lucha contra los opresores y explotadores, erradicación de la posibilidad de oprimir y explotar. ¡Esta es nuestra consigna!

¡Libertad e igualdad para el sexo oprimido!

¡Libertad e igualdad para la clase obrera y para el trabajador del campo! ¡Lucha contra los capitalistas, lucha contra los opresores, lucha contra el kulak1 especulador!

Esta es nuestra divisa de combate, esta es nuestra verdad proletaria, la verdad de la lucha contra el capital, la verdad que lanzamos a la cara del mundo capitalista con sus frases embriagadoras, hipócritas y altisonantes sobre la libertad y la igualdad en general, de la libertad y la igualdad para todo el mundo.

Y precisamente porque le hemos quitado la careta a esta hipocresía, porque practicamos con energía revolucionaria la libertad y la igualdad para los oprimidos y los trabajadores, contra los opresores, contra los capitalistas, contra los kulaks, precisamente por eso el Poder Soviético es tan entrañable para los obreros de todo el mundo.

Precisamente por eso, en el día del segundo aniversario del Poder Soviético, contamos con las simpatías de las masas obreras, con las simpatías de los oprimidos y explotados de todos los países.

Precisamente por eso, en el día del segundo aniversario del Poder Soviético, pese al hambre y al frío, pese a todas las penurias que conlleva la invasión de la República Soviética de Rusia por los imperialistas, estamos pletóricos, con una fe inconmovible en la justeza de nuestra causa, con una fe inconmovible en el inevitable triunfo del Poder Soviético en todo el mundo.

 

Publicado el 06/11/1919 en el nº249 de Pravda
Firmado: N. Lenin

 

 

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Se dieron cuenta?
Por Uno (cantado por Mauré) - Sunday, Mar. 12, 2006 at 2:55 PM

No se si se dieron cuenta pero pusieron un texto en letras negras en un fondo negro, por lo que no se ve un carajo del texto que pusieron a menos que uno lo marque con el mouse... Cuelguenlo de nuevo en mejores condiciones amigos... Saludos!

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Al lado de publicar, apreten el cuadradito blanco o el rojo
Por comunista antibolchevique - Sunday, Mar. 12, 2006 at 7:33 PM
cica_web@yahoo.com

Cabe destacar que más allá de este discurso demagógico de Lenin, quienes atentaron contra su vida fueron mujeres, porque él y su partido mientras se arrogaban la representación de los soviets los estaban liquidando y construyendo un Estado centralista y totalitario para lo cual reclutaron incluso a ex funcionarios y militares zaristas.

Años después, gracias a todas las medidas antisoviéticas y antiobreras de los bolcheviques (estando en el poder Lenin y Trotsky) para concentrar el poder en el Partido/Estado, Stalin pudo prohibir el aborto y echó por tierra con toda reivindicación de igualdad entre mujeres y hombres.

Si Lenin dice que, cuando se habla de libertad, de igualdad y democracia, hacerlo en forma generalizada es de burgueses y hacerlo en forma clasista es de revolucionarios, debió haber aplicado este principio para sí mismo y su partido, en cuanto identificaba a la voluntad de un partido dirigido por la intelectualidad como la voluntad del proletariado (o de su vanguardia). El partido bolchevique se convirtió en la nueva burguesía, y esto antes de Stalin. Rusia jamás dejó de ser un país capitalista, sólo quienes identifican socialismo con propiedad estatal de los medios de producción y economía planificada centralizadamente (capitalismo de Estado) pueden afirmar lo contrario.

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