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Colombia:a: aplanadora narcoparamilitar
Por HORACIO DUQUE - Thursday, Mar. 16, 2006 at 7:15 PM
horacioduque54@hotmail.com

La triunfante aplanadora narcoparamilitar en las pasadas elecciones legislativas inpondrá la reelección y la continuidad del régimen narcofascista de Uribe Velez.



Aplanadora narcoparamilitar.

Por: Horacio Duque.

Las elecciones legislativas ocurridas en Colombia el pasado 12 de marzo, tienen un solo ganador: la maquinaria política organizada para la ocasión por el bloque social dominante de la oligarquía, que encabeza el señor Alvaro Uribe Vélez, actual inquilino de la Casa de Nariño. Me refiero al dispositivo electoral que conforman el partido de la U (de la casa El Tiempo), el viejo Partido Conservador (terratenientes y ganaderos), Cambio Radical (burguesia contratista y burocrática, incluidos 100 exgenerales del ejército), Alas-equipo Colombia (Paras y narcos) y otras agrupaciones dispuestas para la fecha comicial. Estas fuerzas políticas obtuvieron una victoria aplastante tanto en el Senado como en la Cámara baja del poder legislativo. Mirando más al fondo de esta infraestructura política, analizando cada caso de los escogidos, se termina topando con el fenómeno narcoparamilitar. En el Congreso se impuso de manera arrolladora la aplanadora narcoparamilitar, que ejerce un absoluto dominio por toda la sociedad. Son dueños absolutos del escenario. Narcotráfico y paramilitares, según Cesar Gaviria, director del Partido Liberal, avanzaron de manera holgada en dicha institución. Es la apreciación de un destacado miembro de la elite dominante en nuestra nación, a quien se le podrán enrostrar muchas cosas menos la de ser un izquierdista delirante y excéntrico.

Para la Oposición los resultados no son muy halagadores. Quedó convertida en una minoría irrelevante. El Partido Liberal obtuvo un modesto guarismo con 17 senadores y el Polo Democrático reunió 11 senadores.

Vistos estos hechos, resulta conveniente plantearse algunos interrogantes. ¿Qué repercusión tendrá el resultado legislativo en la reelección de Uribe Vélez por otros cuatro años más como Presidente de Colombia? ¿Cuál será el futuro del proyecto ultra conservador, gestionado por el actual Presidente de la República? ¿Qué papel cumplirán las fuerzas opositoras de centro-izquierda? ¿Qué ocurrirá con el conflicto social y armado que afecta a nuestra nación de tiempo atrás? ¿Cuáles serán los escenarios de la confrontación política y social para alcanzar una solución de la profunda crisis que vive la sociedad colombiana?

Solo la ingenuidad de algunos políticos alegres, faltos de objetividad, induce la conjetura de una eventual derrota de la reelección de Uribe Vélez el próximo 28 de mayo. Su continuidad está cantada. Es un golpe de estado que acumulo otro capitulo de su marcha triunfal el pasado 12 de marzo. Las cosas están dadas para que así ocurra en el corto plazo. Cosa distinta es que en el mediano y largo plazo puedan articularse varios factores políticos que permitan su exclusión del poder mediante potentes movilizaciones populares, como las presenciadas, en el pasado reciente, en Bolivia, Ecuador, Argentina y en el mismo Perú con Fujimori, quien pretendió perpetuarse en el poder mediante su estrecha alianza con las mafias de la droga.

La contundente mayoría oficialistas en las cámaras legislativas, permite pronosticar la rápida aprobación de los proyectos del Ejecutivo para completar los principales instrumentos del Estado Comunitario. Eso es pan comido. De manera expedita, la aplanadora narcoparamilitar, dará vía libre al TLC, a las privatizaciones de las pocas empresas estratégicas del Estado, al recorte de las transferencias fiscales a municipios y regiones, al Estatuto Antiterrorista que quedó pendiente en el cuatrienio que culmina, a la reforma tributaria del FMI, a la eliminación de la Acción de Tutela, a la desaparición de la Corte Constitucional, a la privatización de la educación y la salud, a mas presupuestos militares, al desconocimiento del derecho al aborto, a la ampliación de la flexibilización laboral, en fin, a todo aquello que de forma definitiva a un régimen político fascistizante y reaccionario, autoritario y excluyente, instrumento exclusivo de los potentados y sus repugnantes privilegios.


Todo eso ocurrirá sin debates ni objeciones. Ellos, los dueños del poder, tienen claro que ganaron y nada les impedirá cristalizar sus regresivos objetivos.

No quiero aguar la fiesta de los opositores. Francamente su papel será inútil desde la perspectiva de los cambios que necesita nuestra nación. Empezando porque buena parte de la bancada liberal se (ya empezó el viaje) deslizará silenciosa hacia el lado del oficialismo, así sea para recoger unas migajas porque sus votos tampoco son necesarios. Héctor Heli Rojas, German Aguirre, Juan Fernando Cristo, Víctor Renan Barco, Salomón Nader, Mauricio Jaramillo, Carlos Julio González y otros senadores ya están preparando su discurso de ingreso al uribismo, argumentando razones de conciencia para desarticularse de la bancada a la que pertenecen. No me extrañaría que ocurra igual con algunas fichas del Polo Democrático, muy dependientes del presupuesto público y de las burocracias estatales. Ya veremos. Probablemente algunos opositores realizarán importantes debates de agitación política, pero esto no tendrá mucha repercusión porque casi al tiempo, algunos de ellos, se desplazaran al Ministerio del Interior a recibir abultados cheques de las oficinas de reinserción para completar su civilizada presencia en la democraica liberal. Sin proponérselo (pienso yo en mi ingenuidad), los opositores terminarán legitimando la tiranía narcoparamilitar de Uribe Vélez, que los utilizará para mostrarle al mundo que acá si hay una democracia estable y madura, que permite y protege la oposición, así sea con caravanas de tanques blindados y soldados armados hasta los dientes, tal como ocurre en muchas regiones de Colombia, con el transporte de las carreteras. Que acá, como en el resto de Latinoamérica, hay dos izquierdas, una sensata (delicada y de caviar), democrática y parlamentaria, que se aparta de la otra izquierda, la borbónica, extremista y delirante que pretende un revolución extemporánea con métodos terroristas y violentos.

Pero pronto pasara la borrachera electorera-parlamentaria y regresaremos al país real. O a los dos países, que al decir de James Petras, se dan actualmente en Colombia. El país de Uribe y su Estado policiaco y el otro, donde la insurgencia de 25.000 combatientes ejerce una inocultable presencia e influencia sobre la lucha de millones de campesinos y ciudadanos sumidos en la pobreza y la marginalidad. Esos dos países, tal como viene ocurriendo desde hace ya casi 18 meses, seguirán confrontándose hasta el momento en que colapse el dominio de las elites oligárquicas y pronorteamericanas, merced a la mas contundente movilización popular de trabajadores, campesinos, intelectuales, mujeres, profesionales, jóvenes, desempleados e internacionalistas, que descartaron la agónica ilusión parlamentaria como la única vía de transformaciones en Colombia.

Amanecerá y veremos. Mientras tanto, preparemonos para la avalancha que nos ha preparado la aplanadora narcoparamilitar.

San Cristobal, 16 de marzo de 2006.





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