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Sigue la purga kirchnerista en Santa Cruz
Por Mosquita Cojonera - Monday, Mar. 20, 2006 at 6:03 AM
fliegecojonera@hotmail.com

Sigue la "purga" de Kirchner en Santa Cruz. Como a nivel nacional ahora va por la justicia provincial...

RIO GALLEGOS.- El nuevo gobernador, Carlos Sancho, no tendrá poder propio en Santa Cruz ni siquiera para hablar con la prensa. El presidente Néstor Kirchner lo bendijo con esa condición como sucesor del renunciado Sergio Acevedo. Le nombró el gabinete, designó a la virtual vicegobernadora, le puso custodios a la caja y a la gestión política y comenzó a operar sobre el Poder Judicial provincial.

La última noticia que trascendió del nuevo gobierno provincial es que Kirchner le sugirió a su tropa que gestionara dos renuncias clave en el Superior Tribunal de Justicia: las de Enrique Peretti y la de Ricardo Napolitani.

El pedido lo haría otro miembro del cuerpo, Mauricio Mariani, amigo del Presidente. La instrucción le llegó por Carlos Zannini, secretario legal y técnico del gobierno nacional y mano derecha del Presidente.

El Superior Tribunal está compuesto por cinco jueces: esos tres hombres más Clara Zalazar, próxima a jubilarse, y una silla vacante.

Si se alejan Peretti, Napolitani y Zalazar, habrá cuatro lugares por ocupar y los digitaría el nuevo poder provincial kirchnerista.

Hay una particularidad: Peretti y Napolitani se llevaban bien con Acevedo, el flamante díscolo del kirchnerismo que renunció luego de que la Casa Rosada ahogó su gestión hasta convertirla, según los allegados al ex gobernador, en un ministerio más del Poder Ejecutivo Nacional.

Algo es seguro. En el gobierno de Sancho afirman que sin Acevedo los fondos nacionales para la obra pública comenzarán a fluir normalmente luego de una disputa política que los había frenado. Fue el factor que desencadenó la renuncia del gobernador, tal como adelantó ayer LA NACION.

Si todo marcha como parece, el kirchnerismo controlaría en Santa Cruz los tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

Silencio

"Decidí que no voy a hacer declaraciones a la prensa", advirtió a LA NACION Carlos Sancho, visiblemente atribulado, cuando fue abordado anteayer al salir del hotel Santa Cruz, donde tomó un café con Kirchner y Zannini. Sancho, según dicen aquí, es un subordinado de Kirchner y de su operador local más influyente, Rudy Ulloa Igor, el jefe de un aparato de 3000 militantes que impone respeto a la hora de ganar la calle.

Sancho viene de los negocios inmobiliarios. Igor fue secretario y chofer de Kirchner y ahora controla varios medios de comunicación de la provincia. Es íntimo amigo de Máximo Kirchner, hijo del Presidente.

"Sancho al gobierno; Rudy al poder", dicen en el gobierno provincial, en una readaptación del slogan setentista del peronismo "Cámpora al gobierno, Perón al poder".

El gabinete es otro capítulo. El Presidente le impuso a Sancho dos hombres de la Casa Rosada. Juan Bontempo, en Economía, cuidará la caja provincial (venía de la Unidad Presidente); Daniel Varizat, ministro de Gobierno, manejará la agenda y la estructura política (era subsecretario general de la Presidencia hasta la semana última).

Según piensan los principales escuderos de Kirchner, hay que respetar una máxima: "El poder es la caja y la agenda. Si no manejás eso, lo perdés".

Por ello Kirchner pobló la gobernación local y rodeó a Sancho con sus incondicionales, como Miguel Barletta, al frente de Servicios Públicos Sociedad del Estado (electricidad y agua); Juan Carlos Villafañe, en la Dirección de Vialidad provincial, y Marcelo Cufré, que responde a Julio De Vido, ministro de Planificación, en el estratégico Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda (IDUV).

El Presidente logró, además, encumbrar a Judith Forstmann, de su extrema confianza, al frente de la Legislatura provincial y como virtual vicegobernadora. Aunque este último cargo dio lugar anteriormente a otra pelea con Acevedo, que había intentado designar allí a Carlos Marcicano. Sancho, que era vicegobernador, presidía la Legislatura y Marcicano hubiera sido el vicepresidente primero.

Sin embargo, por presión de Kirchner, Forstmann quedó a cargo y ahora subió un peldaño tras la forzosa sucesión. Fue una de las batallas que desgastaron a Acevedo.

Otra fue la del aumento de salarios públicos. Acevedo proponía un 13% sobre el sueldo básico (una suba de $ 150 en promedio); Kirchner lo impugnó porque su esquema histórico era el aumento no remunerativo; cuando asumió Sancho, le hizo anunciar un incremento de $ 300 para los 40.000 sueldos públicos, los que no aportarán a las cajas previsionales.

Más allá del recambio institucional y del pleno control sobre su pago chico, Kirchner, que volverá hoy a la Capital, mantuvo contactos con diversos dirigentes y nuevos funcionarios locales.

Se manifestó fastidiado. Sabe que el nuevo gobierno de Sancho no tendrá mucho tiempo para revertir la imagen de crisis permanente en Santa Cruz: "¿Cómo puede ser que mi provincia tenga tantos conflictos, que repercuten en el nivel nacional?", les recriminó, a sabiendas de que cada escándalo local tiene costos nacionales.

Con su férreo control, el Presidente procurará que Santa Cruz quede en la vidriera como una provincia modelo sobre el resto. Sospecha que jugó una ficha decisiva para consolidar su poder en la provincia. Aquel que construyó en 12 años como gobernador.

"La de Acevedo fue una mala experiencia. No controlaba nada y quiso abrirse solo para 2007. Hay que superar la etapa del «Negro»", explican los kirchneristas. Por ello, virtualmente intervino la provincia. Casi sin rodeos.

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