Julio López
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Editorial El Libertario, Venezuela, #46, marzo-abril 2006
Por Redacción del periódico El Libertario - Tuesday, Mar. 21, 2006 at 3:40 PM
ellibertario@nodo50.org (Casilla de correo válida)

* Un nuevo número con la habitual variedad de contenidos del vocero de la Comisión de Relaciones Anarquistas – CRA, donde destacan el balance del Foro Social Alternativo y la propuesta que condensa la consigna de la portada: “Alto a la demagogia, ningún chantaje más. Recuperemos la autonomía de los movimientos sociales.”


La realización de un exitoso evento paralelo y enfrentado al Foro Social Mundial de Caracas, por apenas un puñado de organizaciones de base, es uno de tantos ejemplos posibles de la capacidad autónoma y autogestionada de los movimientos sociales. A pesar de toda la asimetría, los recursos y la voluminosa propaganda de parte del foro oficialista, vitrina legitimadora del gobierno venezolano, esa última semana de enero desde la disidencia anticapitalista y antiautoritaria abrimos una grieta en el chantaje impuesto por las cúpulas de poder en el país.

En El Libertario estamos absolutamente convencidos de que cualquier transformación, profunda y perdurable en el tiempo, es realizada por los movimientos sociales y no por los gobiernos. Pero debemos precisar esta afirmación. No por cualquier iniciativa, o por dinámicas susceptibles de institucionalización; sino por aquellos movimientos populares que mantengan su autonomía como valor irrenunciable e insobornable. ¿De qué autonomía estamos hablando? De la capacidad por parte de las organizaciones no partidistas de tener su propia agenda de reivindicaciones y movilizaciones, de darse la estructura que mejor entiendan así como los valores y referencias políticas que decidan, sin someterse a ningún individuo o ente ajeno a ellas mismas. Estas características, sus señas de identidad, constituyen la esencia del colectivo y no serán disipados, solapados o recuperados por nadie. Esto no significa que estos movimientos no puedan coincidir con otros o formar parte de redes o plataformas más amplias: su caminar con los demás debe reforzar, en vez de diluir, su identidad y beligerancia.

En Venezuela vivimos un particular proceso generado por un gobierno que se vende a si mismo como gestor de los reclamos de l@s desposeid@s. Su belicosa retórica izquierdizante disimula su naturaleza nacional-populista, su respaldo en la Fuerza Armada y en la militarización social, su incapacidad para acometer cambios estructurales y, en especial, su compromiso de gobernabilidad y apertura con sectores pujantes de la economía globalizada mundial, tan imperialistas como ese Mr. Bush repetidamente denigrado. Pero ese discurso “bolivariano” aturde y confunde a quienes se conforman con apariencias sin contrastarlas con la realidad.

La verbena de expectativas ha desarmado a la mayoría de las dinámicas sociales, esas que hicieron de los 90´s una década de combate y articulación para l@s venezolan@s, una maraña creciente y compleja de pasiones emancipatorias, cuya peligrosa posibilidad –expresada efervescentemente el 27/F/89- debía frustrarse de alguna manera. No se construye una sociedad de relaciones igualitarias por medio de la conquista del poder, pues cuando se adopta –aún temporalmente- la lógica de la opresión, la lucha contra la desigualdad ya está perdida. Por eso señalamos una y otra vez lo quimérico de apuntalar ciegamente un gobierno, por “menos malo” que sea, para avalar ilusorias conquistas parciales. Tras siete años en el poder la demagogia se ve sobradamente corroborada en los hechos. ¿Alguien se acuerda de los fundos zamoranos, de los “niños de la patria”, de los círculos bolivarianos, del proyecto nacional de escuelas bolivarianas, de cultivos hidropónicos, la ruta de la empanada o los gallineros verticales? Por lo tanto, los pomposos anuncios de proyectos –nuevas misiones, consejos comunales, etc.-, en medio de la desmovilización inducida por el régimen, son excusas vaciadas de contenido, pastura para el rebaño electoral. Por su parte, las promesas de los partidos de oposición socialdemócrata y de derecha se cocinan solas en su patetismo.

L@s anarquistas, tanto individualmente como desde nuestros colectivos y grupos de afinidad, participaremos y animaremos en todas las iniciativas autónomas y autogestionadas que desde las comunidades organizadas y grupos sociales enfrenten las miserias de la vida cotidiana. Sin prisa, sin pausas, rechazando cualquier capitalización electoral y avivando las llamas del descontento. Y especialmente, sorteando los cantos de sirena, que intentarán siempre postergar nuestras necesidades y deseos para hipotecarlos en un voto.

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