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Especial 30 años: Maternidades confiscadas
Por Reenvio apm - Thursday, Mar. 23, 2006 at 5:31 PM


Argentina: Especial 30 Años

Maternidades confiscadas

Por Pamela Damia | Desde la redacción de APM

Por lo menos hubo 68 embrazadas detenidas ilegales durante la pasada dictadura militar argentina. La investigación sobre el Centro Clandestino La Cacha. Claudia Carlotto habló con APM.


Las investigaciones sobre las detenidas ilegales embarazadas del terrorismo de estado en Argentina, que instauró el golpe de Estado de marzo de 1976, no llegaron tan lejos como el proyecto “Maternidades Clandestinas” encarado por la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo, filial La Plata, en el año 2005.
A partir de un convenio con la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, y, principalmente con el apoyo de la Asociación de ex detenidos-desaparecidos, quienes brindaron sus testimonios, y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) que lleva adelante los Juicios por la Verdad, se pudo sistematizar toda la información que estaba suelta sobre partos o apropiaciones. Contiene los datos más actualizados hasta el momento sobre el tema.

El proyecto, que éste año tendrá su segunda parte, en realidad, tiene como principal objetivo profundizar en la búsqueda de las mujeres detenidas desaparecidas y sus hijos nacidos en cautiverio, siendo éstos últimos la razón de la existencia de Abuelas en la actualidad, que ya cuenta ochenta y dos nietos que recuperaron su identidad.

Claudia Carlotto, Coordinadora del Proyecto, manifestó a APM que “tenemos la vida dedicada a homenajear a estas mujeres, cotidianamente; no hemos descansado nunca en la búsqueda de esos chicos. Porque lo peor que le puede pasar a una mujer es perder a su hijo”.

El período investigado va desde 1974 hasta 1978 y comprende algunos de los Centros Clandestinos de Detención de la Provincia de Buenos Aires: La Cacha de Olmos, Pozo de Arana, Pozo de Banfield, La Comisaría 5ta. de La Plata, la Brigada de Investigaciones y la Dirección de Infantería-Regimiento de Caballería de la misma ciudad. Mediante la sistematización de legajos de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP) y de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires (DIPBA), entre otros documentos y testimonios, se pudo saber que hubo, al menos, 68 mujeres embarazadas que estuvieron detenidas ilegalmente en aquellas oscuras celdas; la mayoría fueron identificadas y desaparecidas. Muchas de ellas dieron a luz en allí, o en el Hospital de la cárcel de Olmos. Sólo 12 fueron liberadas.

En la cárcel de Olmos, localidad situada en la periferia de La Plata, ex Unidad Penitenciaria número 8, existía un Hospital destinado a la atención de los reclusos. Durante los años 1974 y 1975, fueron detenidas allí una decena de presas políticas, muchas de las cuales estaban embarazadas. Eran trasladadas al Policlínico de La Plata para dar a luz custodiadas por guardias y parían a sus hijos en presencia del personal del Servicio Penitenciario. Eran atendidas por médicos pediatras que se desempeñaban en ese Hospital.

A mediados de 1975 se habilitó una sala de partos en la Cárcel de Olmos para evitar el traslado de las embarazadas “por cuestiones de seguridad”. El acondicionamiento de éste área de sanidad donde había presencia de profesionales de la medicina, es uno de los antecedentes fundamentales para la hipótesis de que en ese lugar funcionó una Maternidad Clandestina entre los años 76/78.

Según el informe, desde fines de 1976, cuando el predio pasó a depender del Servicio Penitenciario Provincial (se cree que era la fuerza que se encargaba de la organización interna), funcionó como Centro Clandestino “La Cacha”, tomando al personaje infantil “la bruja Cachavacha” que hacía desaparecer gente. Quedaba a 100 metros de la cárcel.

Graciela Irene Quesada fue detenida en marzo de 1977 junto a sus dos hijos, que luego fueron devueltos a sus abuelos. A fines de ese año, Graciela se encontró con su familia y les dijo que posiblemente partiría a España, estaba embarazada de siete meses. Tiempo después, el Destacamento de Inteligencia del Ejército dijo a su padre que había sido entregada a la policía para salir del país y nunca más se supo su paradero.

Laura Carlotto Barnes fue secuestrada en noviembre de 1977, tenía dos meses de embarazo. Dio a luz a Guido en un lugar desconocido, tal vez un hospital. Laura fue asesinada y sus restos fueron entregados a su familia. Guido permanece desaparecido.

María Elena Corvalán fue detenida en junio de 1977 estando embarazada de ocho meses. Según los testimonios de personas liberadas dio a luz una niña, Lucía, en otro lugar. Días después fue salvajemente torturada.

María Laura Bretal fue secuestrada, en mayo de 1978, con su hija de tres años a la que luego volvieron a dejar en su casa. En La Cacha fue interrogada y torturada a pesar de comunicar su embarazo. Comenzó a deteriorarse su estado con vómitos, hemorragias y desvanecimientos. En agosto fue liberada obligándola a no ejercer su profesión de docente, a no salir del país ni vivir en La Plata.

Norma Aquin fue detenida en julio de 1978 embarazada de dos meses. Fue salvajemente golpeada y torturada. Permaneció internada una semana en el Hospital de la cárcel de Olmos. Un guardia intentó abusar sexualmente de ella, y confesó que era habitual que abusen de una de las detenidas con quien compartía la celda. Fue liberada en octubre.

El caso de María Rosa Tolosa, detenida embarazada y desaparecida en La Cacha fue uno de los disparadores de la conjetura antes mencionada. Algunos de los testimonios que prestó el personal del Hospital en una de las causas abiertas (matrimonio Miara- Castillo, ex policías acusados de apropiación) dan cuenta de éste sistema ilegal: “las detenidas registradas como N.N. en el Hospital eran pocas” (…) ingresaban encapuchadas, generalmente, acompañadas por altas autoridades del Servicio Penitenciario”. “A los

médicos no se nos permitía hablar con las detenidas ni registrar los nacimientos”. Sin embargo, no faltaban aquellas que descarrilaban su quehacer, para desgracia de los cazadores: una partera del Hospital de la cárcel fue secuestrada y desaparecida por dar información sobre detenidas.

Algunas de las historias pueden ser contadas, pero cuantas miles habrá que todavía no pudieron reconstruirse. No solo el maltrato físico fue su karma, sino el después que marcó el destino de las que salieron con vida. Una cachetada al “derecho humano” de cada una con la denigración de sus personas, y una puñalada a las familias de las víctimas por el gesto impune de la Justicia y los represores que todavía caminan por las calles de éste país.

En “La Cacha”, el trato con las mujeres embarazadas no difería demasiado del resto de los secuestrados, en algunos casos se las dejaba caminar o se les suministraba alimentos diferentes. Pero en general, eran sometidas a golpes, torturas físicas y psicológicas. Por ejemplo, Lucía Cristina Marroco, según los testimonios de sus compañeros en cautiverios, sufrió un aborto a causa de las torturas y Norma Aquin, también sufrió torturas, diariamente durante todo su embarazo.

Con los testimonios y con la visita a la cárcel, realizada el equipo que confeccionó el informe, se pudo llegar a la conclusión de que a las mujeres que daban a luz se las hacinaba en un pabellón grande de la planta baja con la mujeres “recuperables”, lejos de las mujeres de “alta y media peligrosidad”.

Carlotto dijo a APM que para realizar la investigación, fue algo difícil ordenar y plantear las hipótesis a cerca de todo lo investigado hasta el momento por las distintas organizaciones de derechos humanos. Es difícil buscarle lógica a algo tan irracional. Sin embargo, aseguró que “entendemos que la única lógica clara que tenían los represores, era la de no entregar a los niños a sus familias”.

Al menos tres partos están identificados en el Hospital de la cárcel de Olmos. El de Liliana Ross de Rossetti, quien al momento de su secuestro, en diciembre de 1976, estaba embarazada de cuatro meses. Su madre supo a través de la partera que Liliana había dado a luz a mellizos, pero fueron separados de su madre. Nada de sabe de ninguno ellos.

Lo mismo ocurrió con María Rosa Tolosa, quien fue detenida en febrero de 1977, estaba embarazada de seis meses. Nacieron dos mellizos en el Hospital de la cárcel de Olmos, que fueron divididos de María Rosa y luego apropiados por el matrimonio de policías Miara- Castillo. Ellos, hoy cumplen una condena en la cárcel.

Sin embargo, el caso de Rosa Ángela Daniele, secuestrada en mayo de 1976, muestra con más certezas las condiciones deplorables en las que tuvieron que parir las mujeres que estaban privadas de su libertad en las peores condiciones, solo por pensar distinto. Rosa permaneció en cautiverio durante más de dos semanas en el centro clandestino de 1 y 60 de La Plata por los fuertes dolores que tenía a causa de su embarazo de seis meses y medio. Fue trasladada a La Cacha y cuando comenzaron los dolores de parto no recibió ninguna atención médica por lo que su hijo nació con problemas de salud y con la piel violácea. No fue anestesiada en el parto por cesárea. Fue maltratada por las enfermeras que le decían “aguantátelas por ser subversiva”. La familia consiguió sacar a su nieta de la cárcel y Ángela, meses después es legalizada en la cárcel de Devoto y es liberada.

A casi treinta años del golpe militar, seguimos pagando este mundo injusto, muy lejano al que soñaban estas mujeres que dieron su vida, soportando las más crudas torturas y estando sometidas a las condiciones infrahumanas en las que ese carnaval del terror les obligó a vivir. A pesar de esto, resistieron su maternidad y lucharon hasta las últimas consecuencias. Silenciadas por pensar distinto, estas mujeres concebían a sus hijos imaginando que ellos despertarían en un mundo donde no valga más la bala que nos mata.

pdamia@perio.unlp.edu.ar



07|03|2006

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no mas silencio
Por gabriela santucho - Tuesday, May. 02, 2006 at 12:23 PM
gabysantu3@hotmail.com 03543-427531

simplemente ..no mas silencios..basta..¡
que paguen los culpables te tremendo genocidio,mi cuerpo mi cabeza mi corazon, jamas podran imaginar el dolor espantoso de parir un hijo, por cesarea sin anestecia previa..QUE HORROR¡ si eso no es el espanto ..donde esta?...
Donde estan las respuestas, a tamaña atrocidad...
Lucha,..y pedido de justicia para TODOS los desaparecidos, para los martires de Trelew..para todos aquellos que con su sangrey quisieron dejarnos un horizonte distinto en esta NUESTRA ARGENTINA.

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