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Diálogo con el Movimiento de Mujeres Desocupadas de Tartagal (MMDT)
Por Roxana Longo y Analía Bruno - Saturday, Mar. 25, 2006 at 10:11 AM
abrunoa@gmail.com

Diálogo con un grupo de diez mujeres del Movimiento de Mujeres Desocupadas de Tartagal. Las mujeres cuentan como se organizaron, cuales son las dificultades que atraviezan, y los objetivos que se plantean en la lucha.

Diálogo con el Movimiento de Mujeres Desocupadas de Tartagal (MMDT)

El miércoles 15 de marzo de 2006, como Pañuelos en Rebeldía, llegamos al norte del país y conversamos con el Movimiento de Mujeres Desocupadas de Tartagal. Allí compartimos un fraterno diálogo con diez compañeras que integran este movimiento.
Por Analía Bruno y Roxana Longo

Somos mujeres que salimos a luchar y reclamar lo que nos pertenece
Nosotras como mujeres comenzamos a organizarnos el año pasado. Creemos que nuestra lucha es justa. Somos más de treinta y seis mujeres que salimos a luchar y reclamar lo que nos pertenece.
Lo que sucede es que en Tartagal hay otras organizaciones de desocupados, pero están conducidas o dirigidas por hombres. Por ejemplo, hay algunas organizaciones que se dedican a sacarles dinero a las personas, nosotras no estamos de acuerdo con esas prácticas. Para nosotras no es legítimo este proceder.
Por toda esta situación, por todo el machismo que vivimos surgió la idea de conformar un grupo de mujeres exclusivamente. Pensamos y creemos que nosotras, como mujeres y como madres solteras teníamos y tenemos necesidades especificas.
La mayoría somos madres solteras, en nuestras casas tenemos que ser madres y padres a la vez, tenemos que garantizar la comida diaria de nuestros hijos, por ejemplo comenzó el ciclo lectivo y muchas de nosotras mandamos a nuestros hijos con un cuaderno y una lapicera solamente, ya que no podemos afrontar todas las necesidades que tienen los chicos para estudiar. No pudimos comprarles todos los útiles, las zapatillas, etc.

En el camino nos fuimos dando cuenta que la discriminación hacia las mujeres es tremenda.
Por todas estas cosas nace la idea de organizarnos y salir a luchar por lo que nos corresponde. Al comienzo pensábamos que las cosas iban a resultar más fácil si nos organizábamos como grupo de mujeres, porque tenemos hijos, porque somos mujeres. Pero en el camino nos fuimos dando cuenta que la discriminación hacia las mujeres es tremenda.

El 28 de enero, nosotras fuimos a pedir trabajo, pero el resultado fue la represión, la prisión.
Nosotras hacemos responsable a la empresa Pan American Energy por la detención de cinco compañeras que se produjo el 28 de enero. Un empresario de esta multinacional nos dijo claramente: “nosotros no nos bajamos los pantalones ante ustedes”. Es decir que se bajan los pantalones con aquellas organizaciones que tienen fuerza bruta.
Queda claro que nosotras no tenemos el poder de otras organizaciones. Cuando fuimos a reclamar trabajo la respuesta fue clara: nos golpearon, nos sacaron fotos, nos reprimieron y nos metieron presas. Actuaron conjuntamente la policía provincial y Pan American Energy. Nos trataron como delincuentes. Nosotras solamente fuimos a pedir trabajo. Empezamos a recorrer empresa por empresa pidiendo trabajo, como no tuvimos respuestas decidimos ir a cortar la ruta.
El 28 de enero, el resultado fue la represión, la prisión. Después de una violenta represión ejecutada por la Policía de la Provincia, fuimos detenidas 14 compañeras, ese mismo día paulatinamente fueron liberando a algunas de nosotras y cinco compañeras quedaron detenidas por cinco días.
El juez Martoquia fue el que dio la orden de detención, este señor declaró: “a las mujeres les vamos a dar un escarmiento”.
Nos tuvieron cinco días encerradas. Por si fuera poco, en esos días de encierro peligraron nuestras vidas, porque estábamos todas en una misma celda, imagínense 19 personas en una misma celda. No teníamos aire para respirar, la celda era de dos por dos. Finalmente quedamos cinco detenidas. Además en la comisaría en la que estábamos, también estaban detenidos unos chicos menores de edad, que prendieron fuego siete colchones y comenzaron a caer los cables, el humo era asfixiante, casi nos morimos.
Se estaba incendiando todo y no nos abrían la celda, estábamos desesperadas. El humo nos asfixiaba. Nosotras estábamos en una celda alojada en el fondo de la comisaría y no nos abrían la puerta.
Nosotras estamos convencidas que fue por esta razón que nos liberan a todas al día siguiente. Este hecho ocurrió a la tarde y al otro día nos liberan a nosotras. Si no, no sé, capaz que pasábamos para el otro lado. Ustedes tendrían que ver como quedó la celda, con todos los cables caídos, los cables de electricidad tirados por el suelo donde también había agua, todo era un desastre, era horrible. Ahí peligró muchísimo nuestra vida, todo eso era muy tóxico, yo no sabía. Aparte estaba todo cerrado.
Igualmente consideramos que lo que nosotras hicimos no justifica que nos tuvieran detenidas tantos días.

Acá la gente es muy sufrida
Acá en Tartagal la gente es muy sufrida, no tan solo nosotras las mujeres, por ejemplo para poder conseguir algo tenés que ser chupamedias de algún político. Nosotras vamos a la municipalidad a pedir lo que se da acá y no podemos acceder ni siquiera a los quincenales, ni siquiera a uno, ni a uno. Nosotras no, y eso que somos mujeres que la necesitamos mucho y no la tenemos, a nosotras no nos dan. Nos cansamos de ir todas las veces, todos los días, todas las mañanas estar ahí y pedir por favor lo que necesitamos. Acá la gente es muy sufrida, si no dependés de un partido político no tenés nada, no tenés nada acá.
Yo pertenecía a uno de los grupos. Todas las ayudas que venían de Buenos Aires o de lo que se sale a pedir, no nos dan, se lo hace quedar para él. Las chapas, las mercaderías, los colchones, no los reparten a la gente humilde, a los necesitados.

Salimos a pedir trabajo, ya que no hay para las mujeres.
Últimamente estábamos hablando con las empresas pediendo trabajo para la gente y nos dicen que no hay. La única que nos atendió bien fue la empresa “Refrac”, que la dueña es una mujer y nos dijo que había posibilidades, no nos cerró las puertas. Dijo que había trabajo que lo hacen los hombres, pero que podemos hacerlo las mujeres, nos dijo que le demos tiempo que ella iba a plantear el tema con las sub-empresas que ella tiene y que son muchas. Bueno, ahora ya le dimos bastante tiempo y ahora esta semana vamos a ir. Después que salimos a pedir trabajo, como supuestamente no hay para las mujeres, exigimos que nos den trabajo para hombres, ya que hay compañeras, algunas no muchas, que tienen marido y están desocupados. Ahora estamos esperando, todavía no hay nada concreto, esperamos.
Hay compañeras que presentaron un proyecto de microemprendimiento, de manos a la obra, pero no pasó nada. Salen los acomodados nomás. Yo he presentado un lindo proyecto que es la elaboración de jabón en pan; tanto el pan para lavar la ropa, como el cosmetodológico y que en la nada. Sería un buen trabajo, una buena forma de trabajar, pero no hay posibilidades, se nos cierran las puertas en todos los lugares.
Incluso hemos estado preguntando muchas veces, ahora viene un nuevo proyecto que es para mujeres en situaciones críticas, pero supuestamente no llega a Tartagal. Resulta que si vas tenés que hacer un curso. Yo había hecho el curso, lo hice el año pasado, pero para reingresar otra vez tenés que volver a hacer el curso y tenés que pagar $10 al técnico para que te enseñe a hacer el proyecto y si el quiere te lo aprueba porque es él quien los aprueba o no, y además es quien te lo lleva a Buenos Aires, porque son proyectos de Nación. Cuando pedimos que nos den los contactos para tener información, no podemos acceder a la información.

Vivimos un machismo terrible
Como mujeres tenemos muchas problemáticas.
En Tartagal vivimos un machismo terrible, por ejemplo nosotras como mujeres conseguimos un trabajo y nos pagan 150 pesos, el hombre consigue el mismo trabajo, pero les pagan 300 pesos. Este es sólo uno de los ejemplos que refleja lo que vivimos cotidianamente y que marca las desigualdades existentes. Somos doblemente explotadas porque también tenemos que afrontar las tareas de nuestras casas, dedicarnos a nuestros hijos. Como mujeres tenemos muchas problemáticas.
También nos preocupa la educación de nuestros hijos. Acá no tenemos escuelas secundarias. Otro ejemplo es que para poder acceder a un bolsón de comida tenés que tener tres hijos, si tenés uno o dos hijos no te lo dan, es una vergüenza.
Muchas de nosotras no tenemos vivienda, vivimos en una situación terrible; con muchas dificultades para afrontar necesidades humanas, no tenemos trabajo, no tenemos vivienda. Muchas de nosotras vivimos con nuestras suegras o en la casa de algún familiar.
Además la mayoría de las compañeras que integran la organización son madres solteras y la mayoría no tenemos casa propia. Esta es una problemática que nos afecta a casi todas. La falta de vivienda es una gran dificultad. Muchas de nosotras vivimos con nuestras hermanas, madres, padres, cuñados todos amontonados y aparecen los conflictos.
Por esta situación nosotras salimos con nuestros bebes a buscar, a exigir trabajo.

Nosotras ya no queremos vivir acorraladas. Queremos luchar contra el sometimiento que vivimos.
Tenemos diversas necesidades, pero aparte de las necesidades que tenemos, nos quieren llevar por delante. Porque somos mujeres piensan que nos pueden arrinconar. Nosotras ya no queremos vivir acorraladas, queremos que todos nos vean, queremos plantarnos y que luchemos todas juntas. Sabemos que no tenemos que tener vergüenza, porque denunciamos la verdad.
Queremos tener trabajo, vivir mejor. Trabajar como mujeres, luchar contra el sometimiento que vivimos. No queremos ser sometidas ni por organizaciones, ni por nuestros maridos.
Nuestra intención es trabajar esto con otras mujeres, para que no se sientan condicionadas. Que tengamos conciencia que nosotras las mujeres tenemos mucho que dar, valemos mucho, que podemos. Ese es uno de los objetivos que tenemos como organización. Las mujeres tenemos que convencernos que nosotras podemos y lo tenemos que hacer. No tenemos que someternos a nadie, ni al marido, ni al patrón, a eso queremos llegar.

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