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la fragua - boletín 1
Por Frente Popular Darío Santillán - Thursday, Mar. 30, 2006 at 4:52 PM
lafragua.fpds@gmail.com

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la fragua

boletín de trabajadores ocupados

en el Frente Darío Santillán  / lafragua.fpds@gmail.com

Índice                                                                                                        boletín  nº 1       -     Febrero/ Marzo  2006

1  Editorial

2  Informe: Salarios: ¿cuánto tenemos que ganar?

3  Santa Cruz: el petróleo

4 Organización: nace el mic (movimiento intersindical clasista)

5 El despido arbitrario de Federico Iglesias

6 Taller de Estudios Laborales

7 Breves

8 Quiénes somos

Diccionarios     

 

Informe/ debate: salarios

¿Cuánto tenemos

que ganar?

 

a modo de Editorial

La fragua. Dícese de la caldera donde se funden los materiales para construir herramientas. Forja, caldera, horno, abunda el diccionario de la empresa que hace el programa word. Que después sigue con crisol, brasero y algún otro significado.

No tenemos grandes definiciones de manual. En todo caso, pensamos que es trabajar con todo lo que podamos, hasta donde nos de el cuero. Pretendemos sumar brasas a una tarea de emancipación que tendremos que hacer con miles de compañeros, o directamente no se hará. Y para ser miles, en muchos lados tendremos que empezar siendo algunos.

Desde estos algunos, aportaremos organizándonos y discutiendo los problemas que tenemos los trabajadores ocupados, por ejemplo los docentes, los estatales, los obreros, los profesores universitarios e investigadores, y también intentando articular con agrupaciones estudiantiles, con movimientos de desocupados, con centros culturales.

Queremos formar parte de la discusión de nuestros problemas comunes, y ver si podemos convocarnos para hacer actividades junto a muchos otros compañeros. Esas actividades pueden ser asambleas, charlas de formación, peñas, boletines como este. La fragua es apenas una brasita al fuego que tendrá que arder para cambiarlo todo. Por eso la convocatoria es a organizarse, con nosotros o sin nosotros, pero organizarse y discutir y luchar, de la forma que sea, en el lugar que sea.

Volver.

Informe: salarios

¿Cuánto tenemos que ganar?

 

Según las estadísticas, la canasta familiar es de 1800 pesos y el salario promedio es la mitad de ese valor.

Desde hace un tiempo largo sentimos que con veinte pesos no compramos nada, ni en el mercado ni en ninguna parte. Nos aumentan el sueldo pero parece que nos alcanza menos. Además, y en otra paradoja, la economía no deja de crecer, pero vivimos peor: cada vez nos cuesta más llegar a fin de mes y las posibilidades de alcanzar algunas cosas que necesitamos se nos escapan.

 

Estudios

Un análisis realizado por estudiantes y economistas de la UNLP muestra que en los últimos años se produjo una importante caída del poder adquisitivo de los trabajadores.

Entre diciembre de 2001 y el fin de año pasado los alimentos aumentaron su precio un 102,86%, mientras que los salarios nominales (en promedio) lo hicieron bastante menos: el 31,22%. La aclaración entre paréntesis, además, tiene su relevancia: a ese promedio se llega tomando en cuenta que los sueldos del empleo formal privado han aumentado en el período casi un 90%, por lo que perdieron relativamente “poco” en la carrera contra las empresas formadores de precios. A los trabajadores del sector privado con empleo informal (es decir, en negro, que son un 50% del total) les ha ido bastante peor: el aumento es de poco más del 30%. Y a los estatales, peor todavía: el 25,18%.  

Analizando estos datos, la conclusión es que los aumentos de sueldos concedidos a regañadientes por empresarios y gobierno no han alcanzado a compensar la transferencia gigantesca de recursos de los asalariados a los dueños de las empresas, ocurrida a partir de la devaluación y el aumento de precios.

Tomando como base un salario igual a 100 en el inicio del período (diciembre de 2001), los cálculos indican que el salario promedio se ubica en 75,4 en diciembre de 2005, lo que implica una caída del 25% en las remuneraciones promedios. Pero hay más: si se ajustan los ingresos de los trabajadores “en negro” y de los estatales por la evolución en el período de la Canasta Básica Alimentaria,  su pérdida de poder adquisitivo alcanza el 35 y el 38%, respectivamente, como lo plantea el gráfico 2, que actualiza a diciembre de 2005 un informe producido por estos investigadores para el sitio www.prensadefrente.org.    

O sea: en los últimos años, el salario real de la gente bajó, y bastante. De esta manera, todos los trabajadores se han (nos hemos) empobrecido en estos últimos cuatro años (uno y algo bajo el gobierno de Duhalde, casi tres con el de Kirchner), y se hace difícil acceder a los bienes básicos para la subsistencia.

  

Tirame una cifra

Pero ¿cuánto habría que ganar?, parece ser la pregunta.

Una primera aproximación al tema pareciera indicar que el sueldo de una persona debería ser, por lo menos, lo indispensable para desarrollarse. Con el objetivo de darle un valor monetario a este concepto, el INDEC hasta hace unos años elaboraba una estadística conocida como “Costo de la canasta familiar”, que sumaba los bienes que, como mínimo, tenía que adquirir una familia para vivir dignamente.

Con los sucesivos planes de ajuste y el deterioro del salario real de los últimos treinta años se fue haciendo evidente que el indicador no hacía más que mostrar la injusticia en el reparto de la torta, y fue reemplazado por otro. Así nacieron dos nuevos índices: la Canasta Básica de Indigencia y la Canasta Básica de Pobreza. La primera mide el valor de una canasta de productos que permitiría satisfacer un conjunto mínimo de necesidades alimentarias, mientras que la segunda incorpora un conjunto de bienes y servicios que permitirían alcanzar un mínimo de consumo alimentario y no alimentario, pero lejos de los conceptos contenidos en el viejo índice "del costo de vida". Como corolario de esta trapisonda matemática, a la Canasta que marca la “línea básica de pobreza” en el último tiempo se la empezó a llamar Canasta familiar, el mismo nombre que tenía la otra, pero con un valor sustancialmente distinto. 

“Pero con la estadística no se come”, murmura al lado nuestro, con mucho sentido común, un compañero de oficina, “y por más que el gobierno no quiera, lo necesario para vivir lo indica el día a día”.

 A veces parecemos tener incorporado que una persona que gana 1.500 pesos gana un dineral, y que lo normal –“lo lógico”- es ganar seiscientos, setecientos, a lo mejor acercarse a mil en algunos empleos. Y hoy parece que, efectivamente, con esa estadística “no se come”, o por lo menos no se vive bien, seguro.  No salimos de la necesidad material insatisfecha ganando una cifra que ronde los mil, mil quinientos. Y la mayoría ni se acerca.

De acuerdo a Clarín, en base a datos del INDEC, el 50% de los asalariados no alcanza la línea de pobreza, superior a los 800 pesos. Y sólo el 20% gana más de 1.000 pesos. Como conclusión del análisis, hasta el gran diario argentino –no muy proclive a defender intereses distintos a los suyos, que obviamente son los de sus dueños, empresarios- reproduce una conclusión lapidaria: “además de la pobreza por desempleo, se ha instalado un fenómeno social nuevo, el de la pobreza con empleo”.

Mientras tanto, y ante la ausencia interesada del Estado en el tema,  para el cálculo del costo real de vida, diversos estudios retomaron la metodología de la canasta familiar, actualizándola.

Uno de esos informes fue producido por el IDEP-CTA, que ya en noviembre de 2004 situaba el índice en $1.580. Valor que actualizado daría como resultado un monto que oscila entre de $1.774 y 1.828, de acuerdo a los índices de precios que se use para el ajuste. La FIDE, en tanto, coincide con estos valores, y también estima que, en la actualidad, lo necesario para mantener una familia ronda los 1850 pesos, que es lo que reclaman varios gremios y lo que consiguieron, entre otros, los trabajadores del subte, organizándose desde abajo y no confiando más que en su propia lucha y la solidaridad de otros iguales.

  

Pero entonces quién la tiene

Mientras casi todos nos empobrecimos, las empresas ahora ganan más del doble.

 Los datos del INDEC (los que muestra, y también los que no) informan claramente que la canasta familiar es inaccesible para muchos trabajadores. En otra paradoja, el sistema se basa en el bombardeo de productos para que consumamos, pero deja en la puerta de ese consumo a la enorme mayoría, excluyendo a muchos de lo más necesario: salud, educación, alimentos, vivienda, vestimenta, esparcimiento, recreación, la tranquilidad mínima para vivir bien.

 Sin embargo, los beneficios de los empresarios parecen comportarse de una manera bastante distinta en el mismo período: las ganancias de las empresas se multiplicaron por 2,3 en términos reales (3,9 nominales). De esta manera, el aumento del PBI no mejoró la situación de la mayoría, profundizándose la brecha entre los más ricos (dueños de los medios de producción) y los más pobres (que viven del alquiler de su fuerza de trabajo).  

“El progreso”, “el crecimiento”, “el aumento de la productividad”, conceptos que cuando se analizan prometen la panacea, cuando se dan no benefician, ni remotamente, a todos de la misma manera. Esos frutos de la producción colectiva son apropiados por cada vez menos personas, y ese es uno de los elementos que explican por qué en los últimos treinta años hemos perdido casi toda nuestra posición relativa en la distribución del ingreso (de 50% en 1974 a alrededor del 20% en la actualidad). A pesar del progreso tecnológico y la mejora de la productividad, trabajamos peor, nos enfermamos más y nos alcanza menos. Esta injusticia en el reparto, por lo demás, sigue avanzando, como indica el gráfico 4: mientras en diciembre de 2003 el 40% de menores ingresos se quedaba con el 18,3% del PBI, en estos dos años ha descendido otro punto, lo que -más allá de los números- implica una situación desesperante para miles de familias, sin empleo o con él pero en pésimas condiciones.

 

En el momento en que la gente se hartó, en lo peor de la crisis (diciembre de 2001, el salario promedio podía acceder a comprar casi cuatro canastas individuales de indigencia (3,8). En la actualidad el poder de compra es de menos de 3. Se trata de un veintisiete por ciento de reducción de poder económico de los trabajadores. El país en serio de Kirchner se basa en la profundización del modelo agroextractivo exportador iniciado por Duhalde. Con mucha simbología nacional y popular, pero con ganadores que siempre (queremos decir, incluso ahora) han estado en el otro campo: la oligarquía terrateniente, las petroleras, las mineras, los industriales de la patria contratista, las grandes cadenas de supermercados -a los que le importan muy poco si los discursos están un poco más "a la izquierda", y más bien atienden a la evolución de su tasa de ganancia- son los grandes beneficiarios de este proceso. Un modelo atractivo sobre todo para los grandes exportadores, que aprovechan los recursos disponibles en la economía argentina.

En este sistema, lo que es fruto de la experiencia colectiva, del trabajo acumulado socialmente, se privatiza, y ahora hasta quieren privatizar (ya lo están haciendo, avanzando sobre las comunidades) los bienes esenciales, como el agua para las papeleras, los lagos para los terratenientes, además del oro, el petróleo, el gas, los nutrientes de la tierra para todo tipo de depredadores. Porque la lógica hace que todo sea un negocio, aunque a largo plazo nos perjudiquemos todos. Una política de saqueo que sólo podremos enfrentar uniéndonos, pacientemente, y organizando las fuerzas para proponer otras reglas de juego, una lucha que será larga y tendrá escaramuzas pequeñas y cotidianas, atravesadas por peleas de más largo aliento, algunas que por ahí todavía son imperceptibles. La lucha por los salarios (es decir, por una porción de la torta de corto plazo) es una de esas batallas, tal vez la que en el aquí y ahora muestra su importancia de la manera más urgente.

 

 Nota: las fuentes de este informe son los datos estadísticos del INDEC, elaborados por un grupo de estudiantes y economistas de la UNLP (relacionados con el MUECE y con Galpón Sur), para Prensa De Frente y esta edición de La Fragua. Además, también tomamos información de artículos firmados por Ismael Bermúdez y Daniel Muchnik, publicados por el diario Clarín entre noviembre de 2005 y febrero de 2006. Mientras que los datos estimados para la Canasta familiar pertenecen a IDEP-CTA y a la consultora FIDE.

 

¿Buenos Aires?

qué pasa en la provincia

 

En los momentos en que cerramos la edición de La Fragua, tanto los docentes como los empleados de otras ramas del Estado provincial se encuentran negociando aumentos de entre 100 y 150 pesos, que pondrían el salario mínimo apenas por encima de la línea de pobreza. A pesar de esta circunstancia, no pareciera haber grandes discusiones entre la mayoría de los trabajadores. Solamente algunos sectores -como Astilleros Río Santiago, por ejemplo- se movilizan con algún grado de masividad, planteando aumento de salarios. Y la experiencia indica que si no es con lucha, las mejores condiciones no se conquistan ni se mantienen. Y que un punto de partida menor ahora, lógicamente será consumido más rápidamente por la inflación en pocos meses.

La impresión es que partimos desde muy abajo en la discusión, dada esta relación de fuerzas. Pero no hay que pensar a la situación como estática, porque ninguna lo es. Si la pelea salarial está planchada, también es cierto que cada vez más asoma, latente, el debate sobre la necesidad de mejorar los ingresos. Y esa es la causa por la que el gobierno se apura a mejorar los sueldos en Febrero, aprovechando los restos del parate del verano.

En ese contexto, parece importante recuperar la capacidad para debatir desde nuestras necesidades y aspiraciones a una vida digna, y no desde las imposiciones ficticias de los gobernantes. El tema que planteamos como informe central apunta precisamente a eso, intenta ser una pequeña contribución a la inteligencia colectiva que habrá que poner en marcha, más temprano que tarde y sin pereza.

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¿Qué pasa en la provincia del presidente?

La ruta del  petróleo

 

Las Heras es una pequeña ciudad de la provincia de Santa Cruz. Con menos de 10.000 habitantes, el nombre de este enclave petrolero circuló por todo el país a partir de la muerte del subinspector de policía Jorge Sayago, cuando unos 3.000 manifestantes protestaban por el encarcelamiento de uno de los referentes de los trabajadores petroleros, en lucha desde hacía semanas. Pero ¿qué pasa ahí y en todo Santa Cruz, la provincia del presidente? ¿cuál es el marco para entender estos acontecimientos?

Sin ánimo de pretender realizar un informe exhaustivo, lo primero que hay que decir es que se trata de  un provincia muy rica, con una alta conflictividad social a causa de que esas riquezas no se reparten parejo, sino que son apropiadas por grandes empresas trasnacionales, como Repsol-YPF, Pan American Energy y Vintage Oil, que sólo en el Norte de Santa Cruz obtienen ganancias netas que rondan los 4.390 pesos por minuto.

 A partir del remate de YPF y la "desregulación" del mercado de hidrocarburos -gas y petróleo- se profundizó la venta de estas riquezas estratégicas, totalmente controladas por capitales extranjeros (a diferencia de otros países, como por ejemplo Venezuela, que mantiene el control de PDVSA). Con la devaluación, por su parte, se trastocaron todos los precios relativos, y al amparo del gobierno, algunos sectores salieron muy beneficiados.

Los combustibles, con precios fijados internacionalmente, aumentaron su valor siguiendo al dólar, y las petroleras siguieron cosechando ganancias con salarios devaluados y regalías mínimas. Para poner un ejemplo en torno a este último tema, en Bolivia, dentro de las demandas populares por la nacionalización de los hidrocarburos, la posición más moderada es el establecimiento de regalías de un 50%, que si bien no solucionan el problema de fondo que es el control de los recursos, al menos avanza en discutir que esa renta extraordinaria debe volver a las comunidades donde se genera. En Argentina, en cambio, estos derechos se encuentran en el 12% (las regalías más bajas del continente), y al menos desde el gobierno, no parece haber mucha preocupación en amenazar los intereses de las petroleras. Más bien lo contrario, apuntan a desoír los intereses de los petroleros.

 Cuando los precios aumentaron, como en todo el país, los trabajadores ocupados y desocupados de Santa Cruz comenzaron a reclamar, realizando piquetes en las rutas (alguno en pleno invierno, con temperaturas bajísimas), movilizaciones y tomas de edificios públicos, como sucedió en Pico Truncado. La respuesta a los pedidos de puestos de trabajo y salarios más altos fue la represión.

Durante todo el 2005 se vivió un escenario de detenciones (en junio se libraron más de 60 órdenes de captura, muchas de ellas se hicieron efectivas), acuerdos incumplidos por parte de los funcionarios y aumento en general de la hostilidad de la población hacia las fuerzas de ¿seguridad?, cada vez más claramente al servicio de las compañías extranjeras, con muy buenos lazos con los jueces y los políticos, empezando por el propio Néstor Kirchner, beneficiario de sus contribuciones y uno de los apoyos de la escandalosa privatización de YPF.

Pero nada de esto informaron los grandes medios: Santa Cruz está demasiado lejos y los intereses del petróleo -y de un gobierno preocupado en mostrar una "nueva" política- son poderosos. Los hechos ocurridos en esa provincia convulsionada, donde la represión de la gendarmería incluyó casos de tortura (verificados por organismos de Derechos Humanos) fueron silenciados durante meses. Igual que lo que está pasando ahora, con Las Heras en una situación parecida a una dictadura: militarizada, con gendarmes intimidando a los pobladores y agentes de inteligencia infiltrando las movilizaciones, como denunciaron recientemente las esposas de los trabajadores petroleros, información que sólo tuvo eco en sitios como Indymedia (www.argentina.indymedia.org) o la agencia de noticias OPI (www.opisantacruz.com.ar).

 En este contexto de suelos ricos, saqueo empresarial y pueblos empobrecidos; en el 2006 continuaron las protestas de los trabajadores. El 6 de febrero la policía de la provincia encarceló a Mario Navarro, luego de dos semanas de piquetes que reclamaban, entre otras reivindicaciones, la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias (aquí no sólo hay que considerar la asimetría entre ganancias empresarias y sueldos de los obreros, sino el costo de vida de la región patagónica, mucho más alto aún que 1800 pesos). Navarro era uno de los referentes de los cortes, realizados con la oposición de la burocracia sindical del SUPE (de lamentable papel en las últimas dos décadas, alineados con Hugo Moyano y de excelente relación con el gobierno provincial y nacional). En esas circunstancias, más del 30% del pueblo se movilizó a la comisaría, pidiendo la libertad del detenido, el cese de la represión y la atención del gobierno a las demandas sociales. Desde el interior del edificio, el cuerpo de policía reprimió la marcha con gases y balas de plomo; y algunos manifestantes respondieron. En medio de esos enfrentamientos cayó muerto el oficial Sayago y al menos seis trabajadores resultaron heridos con plomo. Como en Mosconi en 2001, en Las Heras no se vivió un hecho que habilite a hablar de una situación preinsurreccional, generalizable a todo el país. Pero sí del hartazgo de un pueblo que ve cómo la ganancia que produce se las quedan unos pocos, mientras los que supuestamente son elegidos para defendernos terminan  -en última instancia, a balazos-  representando los intereses de los poderosos.

 En momentos en que el pueblo venezolano avanza en logros sociales importantes a partir de controlar su renta petrolera; y cuando en Bolivia se discute la nacionalización de los recursos naturales, en nuestro país la política oficial parece ir bastante a contramano: se mantienen los privilegios empresarios, se sofocan con represión las protestas, se militariza la Patagonia, se silencia a la prensa corporativa por medio de pautas publicitarias. Tal vez desde ese lado no haya que esperar otra cosa. En su lugar, a lo mejor habrá que continuar uniendo y uniéndose a las distintas reivindicaciones por el territorio y los bienes estratégicos, en un marco de reclamo cada vez más generalizado de defensa de nuestros recursos. Los trabajadores, mientras tanto, seguirán en la ruta, que no está en función de la integración de los pueblos, sino del saqueo para las multinacionales. Todo esto en la provincia del presidente.

 

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El Movimiento intersindical Clasista

A nivel nacional, se está formando un movimiento que agrupa a muchos trabajadores que plantean un sindicalismo clasista y antiburocrático. La mayoría, además, hace un fuerte reclamo por la participación de las bases. En su heterogeneidad, nos parece un paso importante de avance. Por eso nuestra pequeña fuerza la vamos a aportar a construir con otros compañeros ese movimiento. Y tratar de que ese espacio sea democrático y nos permita coordinar tareas. Algunas ya las estamos empezando a hacer.

 

El plenario el 10 de diciembre

El último encuentro nacional se realizó nuevamente en la Facultad de Ingeniería, en Buenos Aires, a fines del año pasado. En la reunión participaron unos cuatrocientos delegados y militantes sindicales y se aprobó la formación de un Movimiento que toma el nombre de Intersindical Clasista.

Además, en el congreso, que funcionó a modo de una gran asamblea, se decidió impulsar distintas movilizaciones y campañas. Para llevarlas adelante, se consensuó la formación de una mesa nacional y la promoción de mesas regionales, donde distintos delegados discutan propuestas para las acciones. En la mesa nacional están presentes unos veinte compañeros referentes de diversas luchas y procesos de organización, como el Subte, AMsafe, el Bauen, SIMECA, ferroviarios, algunas seccionales de ATE y SUTEBA, aeronáuticos, entre otras organizaciones. La fábrica recuperada FASINPAT (ex-Zanón) también fue invitada a integrarse.

Campañas que se acordaron trabajar

1. por aumento salarial, 82% móvil para las jubilaciones, reducción de la jornada laboral, contra la precarización laboral y la desocupación;

2. contra la criminalización de las luchas obreras y populares, por la libertad de los presos políticos y el desprocesamiento de todos los luchadores populares;

3. por la problemática de la igualdad de géneros (igualdad de derechos de las mujeres trabajadoras);<

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no esta todo o si?
Por estela - Thursday, Mar. 30, 2006 at 6:13 PM

Buena nota la segunda, pero arreglen algo que las ultimas no se logran ver.

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fiesta en el faldon
Por aule - Friday, Mar. 31, 2006 at 5:28 PM
auleunlp@yahoo.com.ar

fiesta en el faldon...
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