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La "beatificación" de Posada Carriles
Por Rafael Hojas Martínez - Friday, Apr. 07, 2006 at 11:50 AM
hojasmartin@yahoo.es

La liberación de Luis Posada Carriles parece inminente, aunque resulta paradójico después de la reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de mantenerlo preso y de los autoproclamados “esfuerzos” para lograr su extradición.

La "beatificación" de Posada Carriles

La liberación de Luis Posada Carriles parece inminente, aunque resulta paradójico después de la reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de mantenerlo preso y de los autoproclamados “esfuerzos” para lograr su extradición.

El anuncio hecho por el Departamento de Seguridad Interna no es un gesto de buena voluntad, sino un componente adicional de una torcida campaña política encaminada a obstaculizar la justicia y dar protección a un fiel servidor de los intereses del imperio.

Washington conoce perfectamente las consecuencias que pueden derivarse si coloca a Posada en manos de un tercer país; estaría sirviendo en bandeja de plata a otra Garganta Profunda. Este es uno de los elementos que hace prácticamente improbable la deportación, pese a su empeño en demostrar lo contrario.

¿Qué gobierno está dispuesto a poner en peligro su seguridad nacional al aceptar en su territorio a un personaje de esta calaña? Podríamos pensar en las naciones del área centroamericana que hace un año abrieron sus fronteras para facilitar a Posada su arribo ilegal a Estados Unidos. Pero no es lo mismo darle abrigo de manera oficial, ello supone velar por su vida y sus actos. Quien se atreva hoy a correr ese riesgo cargará una cruz muy pesada sobre la espalda.

A pesar de estas realidades, hombres de baja catadura moral como su abogado principal, Eduardo Soto, intentan desconocer el expediente terrorista del defendido. Prefieren ignorar que Posada estuvo vinculado con el estallido en pleno vuelo de un avión civil, que es un prófugo de la justicia venezolana, que participó en la operación encubierta e ilegal Irán-contra, que torturó y ejecutó a revolucionarios venezolanos y centroamericanos, que planificó acciones terroristas dentro y fuera de Cuba y organizó en varias oportunidades atentados contra la vida del Presidente cubano Fidel Castro.

Este ejercicio del olvido, tradicional en el accionar de muchos políticos estadounidenses, parece formar parte también de la retorcida personalidad de Soto, quien con total desvergüenza pregona que Posada Carriles no es un peligro para la comunidad, aparentemente chantajea al gobierno de EE.UU. con presentar un recurso de habeas corpus ante una corte federal para demandar la inmediata liberación de su cliente, y esgrime para ello los servicios prestados por éste al gobierno de Estados Unidos, en particular a la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

La única verdad dicha por el abogado, en recientes declaraciones a los medios de comunicación de Miami, es que “Fidel Castro es el único que pudiera sentirse en peligro con la liberación de Posada Carriles”. ¡Cuánta desfachatez!, una confirmación de que el anciano de 78 años nunca ha abandonado la idea de eliminar físicamente al líder de la Revolución cubana.

Paralelamente a la decisión del Departamento de Seguridad de la Patria, llama poderosamente la atención otra noticia: Posada Carriles pudiera presentarse ante un tribunal en Fort Lauderdale como testigo de la defensa en el juicio dispuesto –para el próximo mes de mayo– contra su reconocido “benefactor” Santiago Álvarez Fernández Magriñá, detenido en Miami, junto a su compinche Osvaldo Mitat, por posesión ilegal de armas.

Este anuncio no es un hecho aislado, forma parte de la campaña mediática orquestada por el propio gobierno norteamericano para ser más expedita la liberación del connotado terrorista.

La simple presencia de Posada Carriles ante un tribunal federal en calidad de testigo revela la connivencia de las autoridades norteamericanas con el terrorismo anticubano. Por el rumbo que van tomando los acontecimientos, en cualquier momento asistiremos a la “beatificación” de Posada Carriles. Y no exagero, ya una escuelita del sur de la Florida llevará el nombre de su amigo personal y furibundo anticubano, Jorge Mas Canosa.

La historia está a punto de repetirse. Posada confía en que los viejos favores a la dinastía Bush sean debidamente recompensados, como ocurrió hace casi 16 años con Orlando Bosch, quien sigue caminando libremente por las calles de Miami.

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