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Por qué estoy a favor de la anarquía
Por Ricardo Fuego (CICA) - Thursday, Apr. 27, 2006 at 8:12 PM
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La anarquía, sociedad comunista, o como se la llame, es el sueño de muchas personas desde hace bastante tiempo. Este sueño o ideal expresado de tantas maneras (el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, la canción Imagina de John Lennon, las colectividades agrarias de la Revolución Española) tiene su base material en dos hechos: las consecuencias de la explotación del hombre por el hombre, y la posibilidad y necesidad histórica de superarla. Esto es lo que trataré en las próximas páginas.

Ricardo Fuego
Por qué estoy a favor de la anarquía


Introducción

Primero aclaremos qué significa anarquía. Según la ideología dominante, anarquía es sinónimo de caos, siendo el caos lo opuesto al orden(1). Pero anarquía no es sinónimo de falta de orden. Anarquía significa falta de gobierno, esto es: de la subordinación de unos individuos a otros.

La identificación falsa de anarquía con caos viene de la identificación falsa entre gobierno y orden. El gobierno es solamente un tipo de orden. Un tipo de orden establecido por y para una minoría sobre la mayoría, un orden basado en la autoridad de poc@s sobre much@s. Esto es así tanto cuando el gobierno es democrático (l@s gobernantes son electos) como cuando es dictatorial (l@s gobernantes no son electos). La anarquía se diferencia del gobierno en que es un orden basado en la libertad en vez de la autoridad.

La anarquía, sociedad comunista, o como se la llame, es el sueño de muchas personas desde hace bastante tiempo. Este sueño o ideal expresado de tantas maneras (el Manifiesto Comunista de Marx y Engels, la canción Imagina de John Lennon, las colectividades agrarias de la Revolución Española) tiene su base material en dos hechos: las consecuencias de la explotación del hombre por el hombre, y la posibilidad y necesidad histórica de superarla. Esto es lo que trataré en las próximas páginas.

Sólo falta aclarar para terminar esta introducción que mi posición sobre la anarquía es resultado de mi estudio autodidacta sobre el tema y de mi experiencia política desde que empecé a participar en las asambleas populares en el 2002. Pero también, y más importante, es algo consecuente con mis anhelos personales.

1

Yo quiero ser libre para perseguir mi felicidad y mi autorrealización. También quiero lo mismo para l@s demás, ya que me parece mal desearlo sólo para mí mismo y además sé que la única manera de ser libre es vivir en una sociedad libre. Por lo tanto, quiero una sociedad donde cada individuo tenga todas las oportunidades para realizarse como ser humano.

Esto no es posible en el mundo actual porque existen muchos obstáculos a la libertad del ser humano. Son fáciles de nombrar porque nos los encontramos todos los días regimentando nuestras vidas: el dinero, el trabajo en las empresas (o el desempleo), el gobierno, la policía, la iglesia, la escuela, los ejércitos, las ideologías, la economía. Incluso en la familia y en las amistades encontramos opresión en la forma de prejuicios, violencia (aunque sea sólo verbal) y autoritarismo. Básicamente, los obstáculos a nuestra libertad son todas las relaciones sociales de explotación y de opresión, donde la voluntad de unos individuos es sometida a la de otros para su provecho.

Para que nuestra libertad sea posible, es necesaria nuestra emancipación de las relaciones sociales autoritarias. Esa emancipación, esa revolución, sólo puede tomar forma en nuestra autoliberación individual y colectiva. Todo lo que nos oprime socialmente son creaciones del ser humano, no son “cosas naturales”. Por lo tanto podemos cambiar y debemos cambiar a las actuales relaciones sociales, porque fueron creadas por seres humanos y nosotr@s somos l@s que las reproducimos todos los días.

2

La libertad no existe en esta sociedad. Solemos identificar la libertad con la capacidad de movimiento o de trabajar para quien se quiera o decir lo que queramos. Pero eso no es la libertad. La libertad es la capacidad de actuar conforme a nuestras necesidades y deseos. No las necesidades y deseos que nos quieren imponer desde la cultura y los mass media, sino las necesidades y los deseos reales, aquellos determinados conscientemente por nosotr@s mism@s, aquellos que nos definen como seres humanos.

Una sociedad donde alguien puede venir y confinarte en una cárcel no es una sociedad libre, estés o no encarcelad@. Una sociedad donde obligatoriamente tenés que trabajar para conseguir tus medios de vida no es libre, porque te obliga a renunciar a la administración autónoma de tu tiempo para invertirlo en un trabajo que no te gusta –al menos en la gran mayoría de los casos- y para producir cosas que el ser humano no necesita(2). Una sociedad donde constantemente te dicen qué hacer y boicotean cada oportunidad de pensamiento propio desde la familia, la escuela, los medios de comunicación y la cultura, no es una sociedad libre porque sólo aprendés a obedecer y no a decidir por vos mism@, aprendés a encajar en el grupo y no a ser un individuo genuino.

La libertad no es una cosa que alguien te puede dar o quitar, la libertad depende de cómo te relaciones con vos mism@ y con el mundo. Vos podrás decir: “pero si me meten en una cárcel me sacan la libertad y cuando me sacan de la cárcel me la devuelven”. Eso es falso, lo que te hacen es limitar tu capacidad de movimiento y tus derechos civiles. Obvio que es preferible conservar ese mínimo de “libertad” que no tenerla, pero esa no es la verdadera libertad, porque en la sociedad externa a la cárcel también somos vigilad@s, medid@s, monitoread@s, y forzad@s a cumplir reglas que nosotr@s no hicimos y nos impiden hacer las cosas que queremos(3).

Nuestra concepción de la libertad como cosa, como un bien o mercancía, es parte de nuestra falta de ella. Es mentira que un ser humano pueda ser “liberado” por otro. La libertad es una relación con vos mism@ y con el mundo, y aunque alguien te pueda ayudar a hacerlo, la única persona que puede cambiar esa relación sos vos. Obviamente un individuo no puede autoliberarse por completo mientras los que tiene alrededor no lo hacen. Pero sí podés empezar a cambiar tu relación con vos mism@ y con l@s demás, un poquito todos los días.

Como los individuos aislados no existen, ya que vivimos en sociedad y todo individuo es un ser social, un individuo sólo puede ser libre si los demás lo son. Por lo que el cambio de una sociedad autoritaria a una sociedad libre sólo puede partir del individuo, en el esfuerzo del individuo por cambiar su relación consigo mismo y con los demás. Y eso no tiene por qué empezar en un horizonte lejano, sino aquí y ahora.

3

Nuestra autoliberación debe ser total porque la opresión sobre nosotr@s también es total.

La actual estructura familiar está relacionada con la actual forma de propiedad. L@s hij@s son propiedad de los padres y deben obedecerl@s “porque soy tu padre/madre”, “porque yo te doy de comer”, “porque yo lo digo”.

El sistema educativo no está concebido para formar personas que actúen y piensen por sí mismas, sino para fabricar productores, burócratas, policías, polític@s y todos los roles en que la actual sociedad nos quiere hacer encajar (en vez de “trabajo de ingenier@” decimos “soy ingenier@”) para que no seamos individuos genuinos sino otra pieza en la maquinaria(4).

La dominación estatal de los gobiernos está relacionada con la opresión espiritual de las iglesias. El buen ciudadano obedece las leyes del Estado y a sus representantes públicos y el buen cristiano/judío/musulmán obedece las leyes de Dios y a sus “representantes terrenales”.

Nuestra relación con l@s demás y con nosotr@s mism@s suele tomar formas deshumanizantes, como si fuéramos cosas, mercancías, propiedad, basura, máquinas, artículos de consumo. Incluso en las relaciones afectivas solemos tratar a la persona que amamos como objeto de amor, no como sujeto de amor; concebimos el amor como posesión, y no como entrega; lo concebimos como derecho de propiedad, y no como relación entre iguales.

Por todo esto es que la autoliberación de los seres humanos no se limita al cambio de la estructura económica y/o política de la sociedad, sino a nuestra autoemancipación en todo sentido: espiritual, emocional, afectiva, intelectual y material. Por supuesto, el cambio de la estructura económica y política de la sociedad es fundamental, pero es sólo un medio y no un fin en sí mismo, esos cambios deben tomarse como reformas sociales necesarias, y nada más. El fin de la revolución es la libertad de los seres humanos. En la medida en que tomamos conciencia de la presencia del sistema en nuestras vidas cotidianas y dirigimos nuestra actividad material y mental a cambiarlo, estamos empezando a autoliberarnos.

4

Si observamos la historia del ser humano, veremos que fue la economía, y no nuestra voluntad consciente como individuos y como especie, la fuerza determinante en todas nuestras transformaciones sociales. Los avances económicos y tecno-científicos nos dieron la posibilidad de emanciparnos parcialmente de la naturaleza pero debido a su independencia de nuestra voluntad, generaron nuevas cadenas sociales que antes no existían: la división de la sociedad en clases sociales y la creación de la dominación de clase. La opresión que ejercía sobre nosotr@s la naturaleza disminuyó a favor del aumento de la opresión que ejercemos sobre nosotr@s mism@s socialmente.

En el estadio primitivo (el 99% de nuestra existencia) debíamos producir nuestros medios de vida para el consumo inmediato, ya que los medios de producción no estaban desarrollados para la abundancia. Aun así, se destinaba muy pocas horas a la semana en la caza y la recolección y el resto del tiempo se dedicaba a cultivarse, aprender, experimentar, divertirse. O sea: a vivir.

Hoy, a pesar de que los medios de producción están muchísimo más desarrollados (se producen alimentos para el doble de la población mundial), necesitamos desperdiciar en el trabajo 8 horas diarias o más de nuestras vidas para poder tener el dinero que nos permita comprar nuestros medios de vida. Los avances tecnológicos deberían resultar en un aumento del tiempo libre y de nuestra calidad de vida, pero no es así(5). De hecho, cada avance tecnológico en la industria siempre resultó en el aumento de la pobreza mediante el desempleo y la rebaja de salarios. A medida que aumenta la riqueza social, ésta se concentra cada vez más en menos manos y la pobreza se extiende a cada vez más gente y de manera más profunda. La paradoja de la economía actual es que, cuanto más riqueza social se produce, más pobres hay. El hecho conocido de que “los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres” no es una desviación de la economía capitalista, sino su resultado natural.

Es mentira que “pobres siempre hubo”. En una sociedad, la pobreza sólo existe cuando la riqueza social se concentra en pocas manos, y la concentración de la riqueza en pocas manos es una característica exclusiva de la sociedad de clases, de la civilización. La civilización inventó la pobreza porque la economía se encuentra autonomizada de la voluntad de las personas y domina nuestras vidas. Los animales y las tribus que viven en lugares tan inhóspitos como el desierto o el polo norte no conocen la muerte por desnutrición a menos que haya grandes sequías o algún otro desequilibrio en el ecosistema que produzca una escasez objetiva de alimentos. Pero la existencia simultánea de la desnutrición de millares de personas y la superabundancia de alimentos es una de las “maravillas” de la civilización. Antes la muerte de hambre sólo era posible por la escasez de alimentos. En cambio en la civilización actual un ser humano puede morirse de hambre aunque la comida a su alrededor abunde, simplemente por la carencia de un papelito o un pequeño círculo de metal. La pobreza de hoy, entonces, no existe por la falta de riqueza social, sino por su superconcentración, que es resultado de la propiedad privada.

Es mentira que los recursos son siempre escasos para la población. Ese es otro invento del sistema. Claro, si vivimos en una metrópolis es fácil de creerse el cuento de la escasez de los recursos. Con la cantidad de gente que hay en una metrópolis, viviendo en edificios de varios pisos para ahorrar superficie, y sabiendo que no vamos a conocer ni a la centésima parte de las personas con las que nos cruzamos en la calle, es fácil pensar en que existe un problema llamado superpoblación. Pero no todo el planeta es como las metrópolis, hay muchas extensiones de tierra donde no vive ni una persona o viven muy pocas. Si agarramos un mapa mundial que indique la densidad de la población lo comprobaremos. Lo que existe, entonces, es superconcentración de la población, no superpoblación. Nuestro planeta puede albergar al doble de la población actual y, como dije antes, hoy mismo ya se produce alimento para el doble de la población mundial(6). Lo que falta en un lado es porque sobra en el otro. Sobran extensiones de tierra para que la gente se distribuya mejor, pero aun así la gente se superconcentra en las ciudades. ¿Cuál es la razón de esto? La economía y su control sobre nuestras vidas.

Las ciudades en las que vivimos están construidas según la voluntad de la economía, no la nuestra. Sus calles están diseñadas para el tránsito de automóviles. La economía divide a las ciudades en áreas residenciales, áreas de consumo y áreas de producción. A su vez el campo está subordinado a la ciudad, el campo se ha convertido en otra rama de la industria. Las corporaciones capitalistas tienden a monopolizar la tierra y lo que se cultiva en ella, el pequeño campesino ha sido desplazado por la industrialización de la agricultura y la ganadería, y cuando ya no puede mantener su campo debido a la competencia debe ir a las ciudades a trabajar por un salario. La industrialización del campo revolucionó la producción agropecuaria, pero en vez de aportar más alimento para tod@s con menor esfuerzo, favoreció la concentración de la tierra y de sus productos en pocas manos y expulsó a miles de campesinos o pueblerinos. La formación de las villas miserias en las grandes ciudades es producto de esta tendencia económica. Aquell@s ignorantes –o malintencionad@s- que explican la pobreza como culpa de l@s pobres y dicen “¿por qué los villeros no se van al campo a cultivar la tierra, en vez de pedir?” no tienen en cuenta que la tierra del país está en manos de corporaciones económicas o magnates, y que día a día pequeños campesinos son expulsados de sus tierras por la competencia de estos monopolios.

En fin. ¿Puede considerarse a la civilización como un avance en todo sentido? No, solamente en algunos aspectos. En otros, tales como la relación con la naturaleza e incluso con nosotr@s mism@s, se ha retrocedido mucho. Se avanzó tremendamente en la producción de los medios de vida, pero la propiedad privada condena a millones al hambre y a la miseria como nunca pasó antes en la historia, ni en las peores épocas de hambruna provocadas por cambios naturales. La población creció muchísimo, pero en vez de distribuirse libremente y aprovechar la extensión de este hermoso planeta se superconcentró en ciudades donde vivimos como sardinas. La cantidad media de la duración de la vida ha crecido en cantidad, pero la vida ha decrecido en calidad; porque si antes se vivía 40 años trabajando 10 horas por semana, hoy se vive 70 años trabajando 10 horas por día y con un montón de stress.

Es hora de acabar con la civilización, de superarla, de tomar de ella lo que nos puede servir para una existencia libre y digna y de desechar lo que no nos sirve. La civilización ha sido algo muy pero muy reciente en la historia de la humanidad, apenas unos miles de años. Pero ya es suficiente. Su mismo desarrollo superacelerado independiente de nuestra voluntad, destruyendo al planeta y convirtiendo a la sociedad en un infierno, es el que nos empuja como individuos y como especie a tomar el control de nuestras vidas y construir una sociedad que supere a la civilizada.

5

Para ser libres, no podemos seguir bajo la esclavitud de la economía autonomizada.

La eliminación de la independencia de la economía y su dominación sobre nuestras vidas es una reforma social necesaria para ser libres. La economía es independiente de nuestras vidas porque los productores estamos separados de los medios sociales de producción mediante la propiedad privada de los mismos. El producto de nuestro trabajo y nuestro trabajo mismo se nos presenta como algo ajeno a nosotros por su carácter alienado de nuestra voluntad y necesidades. Esto se debe a las relaciones sociales en las que producimos estos bienes. En el capitalismo la producción de los bienes es un acto social, pero su apropiación es un acto privado. Como asalariad@s, el producto de nuestro trabajo no nos sirve a nosotr@s, lo único que nos interesa es la mejor venta posible de nuestra fuerza de trabajo para poder costear nuestros medios de vida y consumir. Estamos metid@s en una eterna trampa de producción y consumo alienados, porque aparte de obligarnos a trabajar un montón de horas nos bombardean psicológicamente todo el tiempo para que compremos cosas que no necesitamos. El consumo por el consumo mismo se convierte en otra motivación (de índole totalmente egoísta) para el trabajo, y de paso nos sume en la mediocridad intelectual, emocional y espiritual de la cual este orden social se alimenta. Tanto explotadores/as como explotad@s están en este juego de la producción y el consumo por sí mismos.

Para que la economía sea manejada por los seres humanos y no al revés, es necesario terminar con la separación entre productores y medios de producción, acabar con la propiedad privada de los medios de producción y terminar con la explotación y la alienación del trabajo. Los productores debemos autogestionar los medios sociales de producción. O sea, las tierras, las unidades de producción y las herramientas que sirvan para producir nuestros medios de vida(7). Debemos eliminar todos los sectores de la economía destinados únicamente a reproducir la dominación de unas personas sobre otras. La apropiación y gestión por la comunidad de una granja, una editorial o una fábrica de pantalones es socialmente progresiva, la apropiación y gestión por la comunidad de una fábrica de misiles o de una empresa de publicidad no lo es.

Sólo emancipando al trabajo de las actuales relaciones sociales de explotación, el producto de nuestro trabajo y el trabajo mismo dejarán de ser ajenos a nuestra voluntad, la actividad productiva será una parte integral de nuestra vida y no una negación de ella; será una forma de expresión y de contribución a la comunidad, y no una forma de asegurar nuestra supervivencia individual/familiar y de hacer rico a otro. Produciremos para vivir, en vez de vivir para producir. Consumiremos para vivir, en vez de vivir para consumir.

Para ser libres, no podemos seguir bajo la opresión del poder político autonomizado.

Junto con la civilización, vino el Estado. El Estado es una relación social mediada por instituciones que aseguran el monopolio del poder político (la fuerza y la legitimación de esa fuerza) en manos de una minoría. El Estado aparece junto con las clases sociales y sirve como herramienta de dominación de una clase sobre las otras. Generalmente quienes tienen el poder económico, tienen el poder político. La dominación estatal sirve para asegurar el status quo. Si la independencia de la economía de nuestras vidas es perjudicial para nuestra libertad, la independencia del poder político y su monopolio por una minoría también. Por lo tanto, así como tenemos que acabar con la propiedad privada de los medios de producción, tenemos que acabar con el Estado. Esto significa la destrucción de todas las instituciones estatales (parlamento, poder ejecutivo y judicial, policía, servicios de inteligencia, ejército permanente) y la simultánea construcción de nuevas instituciones de democracia directa en las que participe toda la comunidad mediante un sistema de delegados rotativos, revocables en todo momento, y con mandato de base(8). Obviamente esto no es viable en las grandes ciudades de millones de personas, sino en subdivisiones más pequeñas, del orden de miles de personas. La democracia directa implica el fin de toda delegación permanente y por lo tanto de la división del trabajo y los roles tales como lo conocemos. Significa la reapropiación de los asuntos públicos por parte de la comunidad.

La existencia de roles especializados en la función pública se debe a la actual división social del trabajo y no es para nada un “hecho natural”. Mientras existan estos roles especializados, existirá el Estado. La policía existe no sólo porque la clase dominante necesita que un cuerpo de personas armadas defienda sus intereses por sobre los de la mayoría, sino porque como sociedad delegamos en ese cuerpo la seguridad de nuestras personas. Lo mismo pasa con l@s polític@s, existen para gestionar los asuntos de la clase dominante pero también existen porque delegamos en ell@s los asuntos públicos. Delegamos, delegamos, y delegamos. Para eso pagamos impuestos, ¿no? Delegamos porque trabajamos tantas horas al día que ya no nos quedan ganas de nada, sólo de descansar y tratar de “pasar el tiempo” hasta que tengamos que volver al trabajo.

Pero si gestionáramos la economía de tal manera en que trabajemos sólo el tiempo necesario para producir nuestros medios de vida como comunidad, si tuviéramos realmente el control de nuestras vidas, todos esos roles tan enaltecidos por la ideología dominante no tendrían razón de ser, pues su función social, despojada de los aspectos únicamente útiles a la dominación de clase, sería reapropiada por la comunidad en su conjunto. Si tod@s nos ocupamos de la seguridad, ¿para qué necesitamos policías? Si tod@s nos ocupamos de la defensa de la comunidad, ¿para qué necesitamos ejército permanente? Si tod@s nos ocupamos de los asuntos públicos, ¿para qué necesitamos polític@s y funcionari@s? Si nos autoorganizáramos como comunidad y nos dividiéramos el trabajo libre y conscientemente, los roles especializados desaparecerían, con un aumento de la responsabilidad del individuo hacia la comunidad pero también con un aumento de su libertad.

Para ser libres, no podemos seguir separando el pensamiento de la acción.

La división social del trabajo manual e intelectual de la civilización esclavista emancipó a parte de la población de la actividad física. De esta manera aparecen la filosofía, la ciencia, y las disciplinas del intelecto. Los antiguos griegos son un ejemplo de esto.

El pensamiento abstracto creó nuevas formas de interpretar al mundo y expandió nuestra capacidad de pensar, pero a cambio de separar nuestra mente de la vida (que es siempre concreta), muchas veces con el fin de legitimar lo actual como el devenir natural de nuestra esencia humana. La especialización nos hizo capaces de profundizar en ciertos aspectos de la realidad pero a costa de perder una visión integral de la misma. Nos sumerjimos en la parte y nos olvidamos de la totalidad, nos elevamos a lo abstracto y no volvemos a lo concreto.

La integración consciente del pensamiento con la acción también es necesaria si queremos que las herramientas creadas por nosotr@s se sometan a nuestra voluntad y no al revés. La ciencia y la razón deben ser utilizadas para iluminar la vida, no para gobernarla. No deben ser patrimonios de especialistas ni pueden ser consideradas como sujetos. Son creaciones de la humanidad y deben servir a los fines de la humanidad, no a fines propios. La reapropiación de la ciencia y la razón por las personas eliminará toda independencia de la ciencia y la razón sobre la voluntad de las personas, juntamente con su monopolio autoritario por parte de castas (comunidad científica, intelectualidad, intelligentsia).

Otro motivo para contrarrestar la división social del trabajo manual e intelectual es el autoritarismo que se genera con la división entre l@s que piensan y l@s que ejecutan lo pensado por otr@s. La actual producción, que separa a l@s productores de los medios de producción, también separa a quienes producen de la dirección de la producción, siendo esta última tarea la ejecutada por los propietarios o personal especializado (supervisores, gerentes, burócratas, etc.). Entonces hay un doble motivo para combatir la división del trabajo intelectual y manual: para ser individuos plenos y para combatir las relaciones autoritarias basadas en el monopolio del pensamiento por unos individuos y la reducción de otros a meros ejecutores de sus ideas.

Para ser libres, no podemos seguir bajo la mutilación de nuestro espíritu por las religiones.

El animismo y las religiones primitivas que adoraban a la naturaleza tenían su base en el desconocimiento científico de los fenómenos naturales, pero no eran incompatibles con una existencia sana. En cambio las religiones civilizadas han introducido el pecado, el miedo y la culpa que mutilan nuestras vidas.

La religión actual establece un dualismo falso entre lo terrenal y lo divino. Independiza lo divino de lo terrenal, lo trascendental de lo cotidiano, y subordina lo último a lo primero, nuestra existencia material a nuestra existencia espiritual, resultando en la mutilación de nuestro ser, que es a la vez material y espiritual. En la religión civilizada, debemos adaptar nuestras vidas a las reglas de una divinidad exterior y superior a cada un@ de nosotr@s. Los “representantes terrenales” de la divinidad nos dicen cómo interpretar de acuerdo a sus intereses (bien materiales, por cierto) a las reglas divinas, de manera que resulte en una existencia autoflagelada, antinatural, y, sobre todo, temerosa y enemiga de todo lo que signifique libertad y placer(9).

Si el Universo, como hemos comprobado científicamente, está formado de materia, eso implica que cada cosa está indisolublemente relacionada con las demás, cada parte está relacionada con la totalidad. Cada un@ de nosotr@s es parte del Universo, del Todo. Por lo tanto no puede existir una divinidad apartada de nosotr@s, no podemos concebir a lo divino como algo que está afuera o encima nuestro, sino como algo que está alrededor y adentro nuestro. La idea de Dios como un ser sobrenatural, omnisciente y eterno es falsa, y sólo contribuye a la separación entre materia y espíritu, entre nosotr@s y el universo. Una espiritualidad no alienada no puede basarse en un culto de lo divino separado de lo terrenal, cuando en realidad lo terrenal y lo divino forman una unidad indivisible. Una espiritualidad no alienada no puede estar en conflicto permanente con los demás aspectos de la vida.

6

Para entender en forma integral cómo liberarnos, también debemos entender cómo no liberarnos. Hay caminos verdaderos y caminos falsos a la liberación. Los caminos falsos son los basados en la revolución burguesa, en la toma del poder. Las revoluciones burguesas, desde la francesa hasta la rusa, la china y la cubana, sólo sirvieron para cambiar de dominadores, y no para acabar con la dominación. Por eso la revolución de la que hablo no puede tomar sus mismas formas.

Esto es así porque hay una estrecha relación entre fines y medios: los medios determinan al fin. Los medios de la revolución no pueden ser los mismos que los de la reacción. Los medios de una revolución contra la sociedad de clases no pueden ser los mismos que los de una revolución por una nueva sociedad de clases.

La concepción y la práctica tradicional de la militancia revolucionaria es el resultado de la utilización de medios no revolucionarios para la revolución. La militancia como un trabajo en el cual el/la “revolucionari@” debe convencer a l@s demás de que abracen una “ideología revolucionaria” o el programa político de una “organización revolucionaria”, es un medio contrario a la autoemancipación de las personas principalmente por dos razones.

1. Porque reproduce relaciones sociales autoritarias entre los militantes (que vendrían a ser “especialistas” de la revolución o cambio social) y las demás personas, ya que según la visión militante todo depende de que “l@s que saben” sean seguid@s por l@s que no. En vez de compartir y extender el conocimiento, se lo deforma y mistifica para que sus portadores ganen autoridad moral e ideológica. En vez de enriquecer las ideas mediante el debate entre iguales, se las hace monolíticas recurriendo a citas pseudorreligiosas. En vez de promover el libre pensamiento, se promueve la admiración de ciertos textos sagrados y la crítica es tenida como herejía. En vez de ayudar a que las personas se autoemancipen contribuyendo a que actúen y piensen por sí mismas, el militante las quiere convencer de que sólo siguiendo a la dirección revolucionaria y/o asumiendo el credo revolucionario van a lograr su salvación. En vez de construir relaciones de autonomía individual y colectiva que choquen contra las relaciones autoritarias actuales, se reproducen esas relaciones autoritarias pero cambiando a un jefe por otro, una autoridad por otra, una ideología por otra, una religión por otra.

2. Porque es un obstáculo a la propia autoliberacion personal de l@s militantes, ya que su actividad especializada para “ganar” a otr@s a su programa/ideología/organización implica el sacrificio voluntario de su tiempo y fuerza vital para este fin, con tendencia a caer en el rol del profeta, el predicador, el asceta y el mártir que debe negar su yo por “la causa”. De esta manera quien es militante sufre el doble de alienación que quien no lo es, ya que aparte de subordinar su voluntad en el trabajo debe hacerlo en la organización, aparte de trabajar para su patrón debe trabajar para el comité central. Poco importa si esta subordinación es forzosa o voluntaria, es un camino que se aleja y no que se acerca a la libertad.

Una actividad verdaderamente revolucionaria requiere el abandono y la superación del activismo revolucionario, de la militancia tradicional. El rol de el/la militante o activista revolucionari@ es otro rol totalmente aceptado por la sociedad, porque es compatible con la actual división social del trabajo. El/La militante se enrola a sí mism@ para enrolar a l@s demás. Su principal motivación y su principal herramienta de enrolamiento es la culpa (“¡tenemos que hacer algo!”). La militancia es la especialización de unos individuos en el cambio social, por lo que contribuye a que el cambio social sea una especialidad más (a ser delegada en l@s especialistas) y no un asunto de todos los seres humanos. Paradógicamente, esta misma situación a la que el/la militante contribuye l@ convence de que las personas necesitan su liderazgo para ser libres.

No podemos autoliberarnos negando nuestras vidas por una “causa” externa a ella misma. Menos podemos contribuir a la autoliberación de los demás imponiéndoles (aunque sea mediante métodos democráticos) esa “causa”, como un peso a compartir. Si queremos eliminar toda relación social de explotación y dominación entre los seres humanos nuestros medios deben ser consecuentes con ese fin, y no podemos reproducir bajo otra forma las mismas relaciones autoritarias que existen en la sociedad. Porque al final, la “organización revolucionaria” termina convirtiéndose en otra unidad de producción/escuela/iglesia donde tenemos que obedecer al patrón/maestro/sacerdote. Asi como nadie puede ser liberado por otr@, nadie lucha realmente por su libertad si se limita a obedecer a otr@ y/o a seguir a una ideología, sino actúa y no piensa por sí mism@.

7

La autoliberación individual y colectiva van de la mano. No existe una sin la otra. No podemos ser individuos libres en una sociedad que no lo es, ni podemos construir una sociedad libre con individuos que no lo sean. Por eso nuestra contribución a la autoliberación de l@s demás sólo puede ser un momento de nuestra propia autoliberación, no algo apartado y contrario a ésta. Mi objetivo es vivir mi vida lo mejor posible, plenamente, realizarme como ser humano. Mi contribución a esta revolución social, a este cambio necesario para lograr el mundo que quiero, no puede ser algo contradictorio con mi autorrealización como individuo sino una parte integral de ella.

Mi interés en este cambio es algo que me motiva a formarme intelectual, emocional y espiritualmente como un ser humano completo. Si abandono toda esta autoformación para dedicarme a convencer a otr@s a que abracen programas o ideologías revolucionarias apartadas de sus vidas reales, estaré contribuyendo a la alienacion general, a ser predecible para el sistema, a perfeccionar su opresión sobre las personas incluyéndome a mí mismo. Prefiero contribuir a mi propia autonomía y a la de l@s demás, en vez de erigirme como su jefe y pretender dirigirl@s. No sólo por l@s demás, sino por mí.

De la única manera en que puedo contribuir a la autoliberación colectiva es mediante mi autoliberación individual. Si me dedico a vivir mi vida lo más humanamente posible, relacionándome con l@s demás y conmigo mismo de manera no alienante ni autoritaria ni egocéntrica, mi propia vida cotidiana (y no una actividad aparte de ella) será un acto revolucionario, subversivo, anti-sistema.

Empezar hoy y aquí la revolución significa la contribución consciente de cada un@ a su autoliberación individual, nuestra autoconstitución en individuos plenos. Obviamente, la esclavitud sólo dejará de existir con la libertad de tod@s, y esto implica una transformación a nivel social. Yo no puedo ser libre en una sociedad que no lo es. Pero puedo empezar a ser libre, puedo empezar a autoliberarme en ciertos aspectos de mi vida cotidiana y a contribuir a la autoliberación de l@s demás compartiendo mis experiencias y reflexiones, acompañando y siendo acompañado por quienes quieren lo mismo que yo. Luchar por la libertad es al mismo tiempo empezar a vivirla, sentirla. Un esclavo que lucha por su libertad ya está empezando a dejar de ser esclavo. No hay mejor propaganda que el ejemplo práctico. Lo que es necesario no es la imposición ideológica de cierto programa político, sino la extensión por contagio de la lucha por la libertad, de la fraternidad y la solidaridad entre l@s oprimid@s, de la vida plena y por lo tanto en oposición permanente con este sistema de mierda.

El proceso de autoliberación social empieza de manera individual, luego puede pasar a ser grupal, y eventualmente puede pasar a ser un fenómeno general. Para que la sociedad sea libre, es necesario que los individuos mismos se encarguen de luchar por su propia libertad, lo cual necesariamente lleva a un tipo de asociación distinta a la que conocemos en nuestra vida cotidiana. Porque no es un asociación basada en afinidad de sangre (familiar), jurídica (civil), ideológica (partidos), ni en intereses privados compartidos (sindicatos). Es una asociación basada en la comunidad de lucha por la libertad, una asociación basada en la solidaridad entre iguales, entre seres humanos plenos. La manera en que nos asociemos hoy para luchar por nuestra libertad debe estar en función de la comunidad que queremos construir.

En este proceso lo importante no es la cantidad, sino la calidad. Porque no se trata de armar un programa revolucionario que debe ser seguido por las masas, sino de que las personas dejen de ser masas, y se autoconstituyan en individuos plenos. El camino a la libertad es el ejercicio de la libertad, y no la adhesión a una ideología de la libertad. Por lo tanto lo que más importa no es el crecimiento de la organización revolucionaria (que sólo puede serlo por su práctica, no por sus postulados), sino el autodesarrollo revolucionario de sus miembr@s.

8

Para autoliberarme voy a mantener siempre mis pensamientos en relación con mis acciones, ya que la independencia del pensamiento de la acción es una de las causas de la existencia alienada. Cuando adoptamos –aun sin saberlo– un sistema de pensamiento ajeno a nuestras vidas y tratamos de hacer encajar nuestras acciones en ese esquema mental, estamos negando nuestra propia autonomía como individuos, nuestra libertad de pensamiento y acción. Este sistema de pensamiento puede bien ser una ideología política, una religión, una filosofía o el tan famoso “sentido común”, que no es más que la ideología dominante hecha costumbre.

El carácter ideológico de nuestro pensamiento se ve generalmente manifestado en nuestras creencias morales y en todo aquello que consideramos natural en las personas y en la sociedad. Cosas como “el individualismo forma parte de la naturaleza humana”, “las personas no pueden vivir sin gobierno, necesitan que alguien les diga qué hacer”, “mi libertad termina donde empieza la del otro, sino es libertinaje”, o “no se puede andar por la vida haciendo lo que se quiere, tiene que haber un límite”. La mayoría de estos pensamientos son cosas que nos inculcaron desde niñ@s (en la familia y/o en la escuela) a fuerza de repetición. La mayoría no resiste la crítica, ni bien profundizamos se revelan ilógicas e irracionales. Pero si somos capaces de relacionar estas creencias con la actual estructura de la sociedad veremos que sí tienen su propia lógica y racionalidad: son mecanismos de opresión altamente perfeccionados, porque son utilizados por las propias víctimas, porque funcionan casi automáticamente, por costumbre.

Reconocer los prejuicios que tenemos incorporados como “sentido común” es parte de nuestra autoliberación. Para darnos cuenta del verdadero carácter del sentido común tenemos que pensar, ¿a quién favorece?, ¿cuál es su utilidad práctica?, ¿cuál es su razón de ser en la sociedad? Tomemos como ejemplo a la frase “mi libertad termina donde empieza la del otro”. Empecemos por analizarla lógicamente. Esto dice que si mi libertad no es limitada, puede violar la libertad del otro. Pero, ¿es esto posible? ¿Por qué mi libertad puede ser dañina para el otro? ¿Puedo ser libre si limito la libertad del otro? ¿Es libre el carcelero, el explotador, el violador, el asesino, el golpeador? ¿La libertad individual es compatible con la violación de la libertad del otro? Aquí es cuando sospechamos de la fidelidad de este razonamiento, que antes nos parecía tan esencial, simple y perfecto.

Pero analicémoslo ahora según el contexto social. Si la libertad de cada uno debe terminar donde empieza la del otro, si debe ser limitada para no violar la del otro, entonces necesariamente tiene que haber algo que vigile que no nos excedamos de ese límite: tiene que haber gobierno, leyes, policía, cárceles. Aquí ya encontramos la utilidad práctica de este pensamiento, y su beneficiario no es “el ciudadano”, sino los que tienen el poder.

Pero una libertad que es regulada desde afuera, desde una autoridad pública independiente de mi voluntad, ¿es realmente libertad? No, es una parodia de libertad. La verdadera libertad es aquella que se autorregula. O sea, que es regulada libremente por cada un@. Lo que hace esta sociedad es concedernos derechos (“ustedes pueden hacer tales cosas de esta manera”), y esto no es libertad. La libertad no puede ser concedida, la libertad debe ser por hecho y no por derecho. Si sos libre porque alguien te lo permite, es porque no sos libre.

Por lo tanto, la razón de ser de la frase “mi libertad termina donde empieza la del otro” es que tengamos un concepto falso de la libertad, para que pensemos que somos libres cuando no lo somos, y para que seamos nosotr@s mism@s quienes nos encarguemos de asegurar que esto siga así.

¿Cuál es la verdad, entonces? Lo que yo opino es que nadie puede ser libre en una sociedad que no lo es, sólo podemos ser libres en una sociedad libre. O sea, yo sólo puedo ser libre si l@s demás lo son. Entonces, mi libertad no termina donde empieza la del otro, sino que se complementa con la del otro. Si yo violo la libertad del otro, también violo la mía. En cambio si yo veo la libertad del otro como complemento de la mía, entiendo que la libertad de los demás garantiza la mía.

9

En la vida de una persona, la adolescencia es un periodo decisivo en el cual sólo hay dos opciones posibles: o la superamos, o nos quedamos en ella y retrocedemos. Si la superamos nos convertirmos en adult@s, en dueñ@s de nuestro destino y responsables de nuestras acciones; esto es: en individuos totales, plenos, libres. Si no, nos quedamos en el eterno limbo, en la edad del pavo, poniendo excusas, lamentándonos de nuestro destino cruel (que es producto de nuestra acción tanto como de nuestra inacción), dejando que el sistema piense por nosotr@s y, como “venganza”, como manifestación de nuestra pequeñez e impotencia, maldiciendo y aislando a quienes no sean como nosotr@s, tratando con esa combinación tan mediocre de escepticismo, cinismo, ironía y hostilidad a toda alternativa a lo actual que requiera de nuestro compromiso.

Ser adult@ es asumir que nuestro ser es un producto de nuestras acciones y no de las acciones de otr@s, es nuestra responsabilidad y la de nadie más. Nuestra posición en el mundo depende de nuestras relaciones con él y no de cosas que tengamos o no tengamos (trabajo, estudio, pareja, hijos, casa, auto, etc.). Nosotr@s somos l@s que hacemos a la historia y no es “La Historia” la que nos hace a nosotr@s. Ser adult@ es dejar de usar excusas para explicar porque no hacemos ni somos lo que queremos ser. Subterfugios como el de “la naturaleza humana”, “la voluntad de Dios”, “la edad”, son sólo eso: subterfugios, cantinelas, cuentos. Actitudes como “el mundo es así” o “la vida es así” son excusas para no reconocer que el mundo y la vida es lo que nosotr@s hacemos de ellos, es evadirnos de nuestra responsabilidad, actuar infantilmente.

La libertad viene de la mano de la responsabilidad, porque quien pone la responsabilidad de sus acciones fuera de sí, renuncia a su libertad. Quien identifica la responsabilidad según la ideología dominante (con el estudio y el trabajo para ganarse el pan/ser alguien/mantener a mi familia o con el “deber ciudadano” de votar en las elecciones o pagar los impuestos) no actúa como una persona realmente responsable, porque actúa por costumbre, sin cuestionarse ni a sí mism@ ni a la sociedad en la que vive.

La adolescencia perpetua sólo termina en decadencia. Lo mismo vale tanto para una persona como para una especie. Si tomamos a la civilización capitalista como el fin de nuestra existencia, el tramo final de nuestro recorrido, nuestra culminación como especie; y no apenas una etapa a superar, al igual que la adolescencia, seguiremos en ella mucho más de lo que nos corresponde, hasta que las contradicciones entre lo que podemos y debemos ser y lo que somos sean tan grandes que ya no puedan resolverse en forma de superación, sino en forma de caída, de descomposición.

La costumbre es una de las fuerzas sociales más poderosas de la historia. “Es más fácil destruir un átomo que superar un prejuicio”, decía Einstein. Ser libres significa superar nuestras costumbres autoritarias, tanto las del amo como las del esclavo. Ser adult@s significa superar nuestras costumbres infantiles.

Resumiendo

Quiero una sociedad donde cada individuo tenga todas las oportunidades para realizarse como ser humano. La falta de libertad que sufrimos en esta sociedad impide esto. Las actuales relaciones sociales son autoritarias, contrarias a la libertad. Para ser libres, debemos cambiar las relaciones sociales, cambiar la manera en que nos relacionamos con nosotr@s mism@s y con l@s demás.

Para autoliberarnos, debemos destruir toda la estructura social que nos oprime económica y políticamente y reemplazarla por una sociedad sin explotación ni gobierno, donde el orden social sea el resultado de la libertad individual y no de su negación o restricción. Para terminar con la explotación económica y la dominación política, debemos establecer la gestión común de la economía y de los asuntos públicos de la comunidad, lo cual requiere de la abolición del Estado y de la propiedad privada de los medios de producción.

El cambio social sólo existe a través del cambio de los individuos. Si por el momento no podemos iniciar una transformación social a nivel masivo, sí podemos hacerlo a nivel individual y grupal, cambiando nuestra manera de pensar y de actuar en nuestra vida personal y contribuyendo a que l@s demás hagan lo mismo. Quien quiere cambiar todo excepto a sí mism@, no es revolucionario.

Como la opresión es total, la lucha contra la misma también debe serlo. Pero esa opresión no tiene un carácter puramente “objetivo” sobre nosotr@s, la opresión social se reproduce en nuestra vida cotidiana. Esto quiere decir que la lucha por la libertad abarca todos los aspectos de nuestras vidas y no es un asunto puramente político y/o económico. De manera que la actividad especializada a la transformación de las estructuras políticas y económicas resulta en la reproducción de la alienación y de relaciones autoritarias (por ej.: cambiar un gobierno capitalista por un gobierno socialista).

La lucha por una sociedad libre no puede ser contradictoria con la lucha por la libertad de los individuos. La lucha por la libertad sólo puede tomar la forma de autoliberación, y el aspecto colectivo de esa lucha debe ser un momento del proceso individual y no algo apartado de y contradictorio con éste.

Para nuestra autoliberación individual y colectiva, debemos integrar conscientemente pensamiento y acción. Ni actuar sin pensar ni subordinar nuestra acción a un pensamiento independizado de ella. Ni estupidez ni intelectualismo.

La adolescencia es el periodo donde ya no se es niñ@ pero tampoco se es adult@. Nuestro desarrollo físico y la acumulación de experiencia vivencial nos empuja a trascendernos y a realizarnos más allá de los límites de la niñez. Pero ser adult@s no significa ser “mayores” o “grandes”, sino ser individuos plenos, autónomos y responsables de nuestras propias acciones. Esto es resultado de un autodesarrollo mental y espiritual que no es consecuencia automática de nuestro desarrollo físico y la acumulación de experiencia de vida, sino de nuestra voluntad consciente. Si bien nuestro crecimiento y experiencia fortalecen las tendencias a nuestra constitución en adult@s, también existen tendencias contrarias a las primeras (por ejemplo, nuestras costumbres de la niñez o nuestra costumbre a ser tratados como niñ@s) que para ser superadas exijen un salto cualitativo a nivel psíquico, una aplicación consciente de esfuerzo mental y espiritual de nuestra parte para transformarnos y autodeterminarnos. En resumen, ser adult@ requiere no sólo de nuestro crecimiento físico y acumulación de experiencia, sino de nuestra voluntad.

La humanidad se encuentra en una época igual de conflictiva que la adolescencia, porque ya creó los medios para independizarse parcialmente de los “caprichos” de la naturaleza pero todavia no ha aprendido a vivir consigo misma, a ser libre e independiente. Ha trascendido su anterior existencia animal pero todavia no ha aprendido a vivir de forma humana. El Estado, las ideologías, la religión, la codicia, las guerras, todas las taras de la sociedad de clases mantienen a la humanidad en la inmadurez y al mismo tiempo la empujan a la madurez. La contradicción eventualmente se resolverá en la autosuperación o en la caída en la decadencia. De nosotr@s depende.

Fin

Como de niñ@s nos refugiábamos en alguien para que nos protegiera, hoy nos refugiamos en la posesión de cosas, la obediencia al gobierno y las leyes para crearnos un ilusorio sentido de comunidad, y así permanecer en una zona cómoda y segura de mentiras y verdades a medias.

La verdad es que no somos libres porque tenemos miedo. Nos enseñaron que la vida es un conjunto de tareas a cumplir (tener un título, conseguir trabajo, casarse, tener hij@s, comprar cosas, etc.) y no nuestra realización como individuos. Nos enseñaron que hacer lo que se quiere es “libertinaje” y nos dieron un concepto falso de libertad, que aceptamos fácilmente porque a nuestro alrededor casi nadie lo cuestiona. Nos enseñaron que “ser buen@s” era cumplir con las reglas y las leyes de la sociedad, reglas y leyes que nosotr@s no creamos y ni siquiera nos cuestionamos de dónde salieron. Somos tratad@s como idiotas que, como no sabemos la diferencia entre el bien y el mal, necesitan ser regulad@s, vigilad@s, informad@s, uniformad@s, formad@s en fila, calificad@s y, cuando nos “portamos mal”, castigad@s.

El gobierno existe porque nos negamos a tomar parte activa en los asuntos públicos y los delegamos en una capa especializada que, como toda capa especializada, tiene intereses propios. ¿Podemos culparl@s de que les den más importancia a sus intereses que a los del ciudadano? La culpa no es del chancho, sino del que le da de comer. En realidad la corrupción y el abuso de poder de “nuestr@s” “representantes” nos representan correctamente, pues lo que ell@s hacen es lo que nosotr@s dejamos que hagan, con nuestra pasividad e indiferencia ante los asuntos públicos y nuestra adhesión (con confianza o sin ella) al sistema representativo.

Para dejar de ser tratad@s como idiotas, en primer lugar debemos dejar de serlo. En la antigüedad griega, se le llamaba idiota al ciudadano que no se interesaba por los asuntos públicos de la polis. Actualmente, esta actitud se conoce como el apoliticismo. Pero ese apoliticismo en falso, porque quien no toma ninguna posición, está tomando una posición. La neutralidad total no existe. El neutral ante la injusticia es funcional a la injusticia.

Dejar de ser idiota tiene sus peligros. Ser consecuente con una participación social fuera y contra las instituciones estatales significa enfrentarse a l@s beneficiari@s del status quo y a sus mercenari@s. No hay otra alternativa si queremos ser libres, son ell@s o nosotr@s.

El último miedo a vencer es el vacío social que puede causarte ser sincer@ con vos mism@ y hacer lo que querés. Esto es normal, es algo que viene con la libertad. Lo que estás haciendo no es crear un nuevo temor, sino enfrentar al temor del que antes huías. Aquell@s que más le teman a la libertad serán l@s más hostiles hacia quienes luchen por ella. Pero aquell@s que luchen por la libertad vivirán más plenamente que quienes se conformen con ser un esclavo bien pago.

Si después de lo anterior pensás “todo muy lindo, pero lo que proponés jamás funcionaría porque la gente es así o asá” estás olvidando que:

1) Vos sos parte de la gente, asi que lo que decís de la gente lo decís de vos mism@.
2) Si tod@s pensamos “para qué cambiar si la gente no va a cambiar” entonces nadie va a cambiar: será la profecía autocumplida. Eso sí, tendremos el reconfortante consuelo de que “teníamos razón sobre la gente”.

En todo aspecto de la vida hay dos opciones: o se es libre y por lo tanto sincero con un@ mismo o se busca la comodidad y el autoengaño. Solamente eligiendo lo primero se vive, eligiendo lo segundo, se dura.

Ricardo Fuego
08.04.2006

NOTAS

(1) La oposición total entre caos y orden sólo tiene cabida en el plano conceptual, porque en la realidad el orden y el caos absolutos no existen: todo orden contiene algo de caos y todo caos contiene algo de orden.

(2) En muchos casos, el trabajo de las personas ni siquiera es útil desde un punto de vista social como sí lo es la producción y distribución de alimento, vestimenta, insumos para la medicina o para la construcción de viviendas, etc. En los últimos años, con el crecimiento del sector servicios en la economía, ese trabajo inútil para la mayoría de la sociedad ha tomado más importancia que el trabajo verdaderamente productivo. En informática, que es el rubro en el que yo estoy, el producto de mi trabajo solamente sirve para que otras empresas puedan vender mejor sus productos o elevar la calidad de su servicios que, a su vez, tampoco tienen que ver con algo que sea útil para las personas. Lo mismo pasa con la publicidad y el sector financiero y bancario. Su única utilidad es elevar la rentabilidad empresarial.

(3) La cárcel es una reproducción de la sociedad pero en un espacio más limitado y con relaciones sociales más brutalizadas. O en otras palabras, la sociedad es una cárcel pero en un espacio mucho más extendido, por lo que la opresión y la brutalización parecen menores que la de la cárcel al estar menos concentradas.

(4) El rol es la negación del individuo integral, porque implica la fidelidad a una serie de conductas repetitivas o clichés que hacen único al rol, pero a costa de la unicidad del individuo. La fidelidad a un rol limita severamente la creatividad, cayendo en lo predecible y lo unilateral. El rol termina interpretando al individuo.

(5) Hay quienes dicen que un “exceso de tiempo libre” (sic) generaría vagancia, pero la historia prueba lo contrario. De ese “exceso de tiempo libre” de nuestros antepasados salió la rueda, el fuego, mejores técnicas de caza, de recolección, esculturas, pinturas rupestres y distintas formas de arte. Eventualmente la domesticación de animales, la agricultura, la ganadería y la fundición de metales. Imaginen toda la riqueza espiritual y cultural que sería posible hoy si fuéramos dueños de nuestro tiempo. Cada persona no tendría que preocuparse por la falta de comida, techo y ropa, y tendría el tiempo de formarse a sí misma en el o los aspectos que desee. ¿De cuanto talento científico, artístico, y cultural nos estamos perdiendo hoy debido a la opresión económica?

(6) Sin embargo, 100.000 personas mueren de desnutrición diariamente. O sea que en un año mueren 36.500.000 personas, la población de un país como Argentina. Cada año mueren más personas en el mundo de las que fueron asesinadas en la segunda guerra mundial, que duró 6 años. ¿Esto no es genocidio?

(7) Aquí hago referencia a todo lo que satisface las llamadas necesidades básicas (alimento, vivienda, vestimenta, medicina) pero también al transporte, la comunicación, y todo lo que satisface a nuestras ansias culturales y de divertimento. Hablo de medio de vida no sólo a nivel biológico sino a nivel espiritual, intelectual y afectivo.

(8) Esto no es impracticable, de hecho ya han existido cientos de ejemplos históricos de esta forma de actividad social. La Comuna de París es un ejemplo, los Soviets rusos antes de su neutralización por los bolcheviques otra, las colectividades agrarias de la revolución española son otras. Actualmente, en las llamadas “huelgas salvajes”, donde l@s trabajadores/as deben prescindir de los sindicatos que los traicionan, se organizan democráticamente en asambleas, funcionando con delegados revocables y con mandato de base.

(9) La religión civilizada surge junto con el Estado, cumpliendo el papel de ideología de Estado, como medio para legitimar el poder estatal y eclesiástico. Su forma primigenia fue el politeísmo. Antes cada tribu tenía sus dioses. Con la fusión de las tribus en ciudades (por unión voluntaria o por conquista), algunos dioses desaparecían y algunos cobraban más importancia que otros, hasta que cada ciudad tenía un dios que la representaba. Conforme las ciudades se fueron uniendo en naciones, también lo fueron haciendo sus religiones. A veces las naciones conquistadoras imponían sus dioses a las naciones conquistadas (como hicieron los europeos en América), o incluso las naciones conquistadoras adoptaban los dioses de las naciones conquistadas (como hizo el imperio romano con los griegos). La fusión de deidades fue progresando hasta llegar al monoteísmo. El monoteísmo es la consumación de la religión, su máxima expresión alienada y totalmente coherente con la centralización creciente del poder político.

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mmm
Por ... - Friday, Apr. 28, 2006 at 12:00 AM

Anarquia sinonimo de Sociedad Comunista? ...
Me sacaste las ganas de leer

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y...
Por otro ... - Friday, Apr. 28, 2006 at 10:18 AM

asi estamos...

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No es lo mismo
Por El Morsa - Friday, Apr. 28, 2006 at 12:00 PM

Anarquia y sosciedad comunista no es lo mismo
Lenin dijo que los comunistas y los anarquistas tenemos un objetivos comun: las ociedad sin clases, el comunismo, la diferencia es el camino para llegar a ella el anarquismo proclama la abolicion del Estado e invierte su causa, para el anarquismo el las clases existen porque existe el Estado, por lo tanto una abolición del Estado trae emparejado la abolicion de las clases.
En cambio el análisis historico marxista muestra que el Estado es producto de la division de la sociedad en clases, explotadoras y explotadas, el propio desarrollo de las fuerzas productivas crean la necesidad del Estado como organo de opresion de una clase sobre otra. Por lo tanto: el Estado existe porque existen las clases.
El socialismo, la dictadura del proletariado, es la transición de la etapa capitalista a la etapa comunista, como tambien lo llama Lenin fase inferior del comunismo. Donde el proletariado organizado como clase dominante reprime a la burguesía y se ancamina hacia la desaparición de las clases.
Una de las diferencias radicales es la cuestión del poder, al que los anarquistas combaten por si mismo, mas allá de en manos de que clase esté, Marx y Lenin en cambio resaltan la necesidad de la toma del poder la destrucción del viejo Estado y la construcción de un Estado de nuevo tipo.
La diferencia entre abolición y destrucción del Estado, es una diferencia fundamental, porque es el debate sobre la necesidad del proletariado y las clases oprimidas de tomar el poder para vencer la resistencia de la burguesia.
Lenin decia que la revolución socialista empieza con la toma del poder.
El anarquismo es un movimiento pequeño burgues que ha demostrado que cuando hegemonizó movimientos de masas los han llevado a fracasos estrepitosos costando mucha sangre a la clase obrera y al pueblo. El incapié en la acción individual y el uso de la violencia de un grupo reducido, se contrampone a la violencia protagonizada por las masas, y la toma del poder por las mismas. Esto conlleva obviamente el debate sobre la necesidad de un partido de la clases obrera. Son muchos los debates con el anarquismo, seria inutil tratar de abordarlos todos aca, pero lo fundamental es que la historia se ha encargado de corroborar el fracaso de una linea utópica e idealista que trata de construir al margen del poder sin proponerse como objetivo la toma del mismo. Hoy abuindan teorias neoanarquistas como Holloway, Negri y otrso que no hacen más que intentar desviar a las masas del combate fundamental.

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jajajaj!
Por ... - Friday, Apr. 28, 2006 at 12:03 PM

"El anarquismo es un movimiento pequeño burgues "

Y el leninismo no? Fijate el CC bolchevique a ver si encontrás algun obrero.

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Lee un poquito
Por El morsa - Friday, Apr. 28, 2006 at 12:20 PM

La revolución rusa fue hegemonizada por el mivimiento obrero sino mira los soviet de fábrica y cual fue la base del loa guardias rojos eran casi todos obreros,
El anarquismo solo produjo fracasos tras fracaso, El partido bolchevique llevo la Revolución a su triunfo luchando contra las teorias de Bakunin que abonaban la desintegración del movimiento revolucionario y negaban la necesidad de la toma del poder. Lee la Patagonia Rebelde de Bayer, la sinceridad de Bayer deja ver claramente las limitaciones del anarquismo para conducir un movimiento verdaderamente revolucionario al triunfo al igual que en la semana trágica de 1919

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el partido bolchevique copó y luego disolvió los soviets
Por ... - Friday, Apr. 28, 2006 at 12:47 PM

no me vengas con chamuyos

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estoy a favor de la anarquia
Por chocho - Friday, Apr. 28, 2006 at 4:47 PM

porque me gustan los afiches horribles en blanco y negro de dibujitos de judios que tiran bombas...
http://argentina.indymedia.org/news/2006/04/400374_comment.php#401112

jejejeee

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la polla
Por alicia - Monday, May. 08, 2006 at 2:17 PM
aly_punkrocker@hotmail.com

es asi. que puedo decir es asi

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....
Por .... - Wednesday, May. 31, 2006 at 4:09 AM

El congreso vergonzoso de La Haya, en 1872, concluyo la obra emprendida por Marx y Engels para transformar a la Internacional en una maquinaria de elecciones, incluyendo a este efecto una clausula que obligaba a las diferentes secciones a luchar por la conquista del poder politico. Fueron pues Marx y Engels los culpables del divisionismo de la Internacional, con todas las consecuencias funestas para el movimiento obrero, y los que por la accion politica trajeron el ampantanamiento y la degeneracion del Socialismo.


EL MARXISMO FUE QUIEN IMPUSO LA ACCION PARLAMENTARIA A LA CLASE OBRERA Y MARCO LA RUTA DE LA EVOLUCION OPERADA EN EL PARTIDO SOCIAL-DEMOCRATA ALEMAN.

SOLO CUANDO ESTO SE COMPRENDA SE ENTENDERA QUE LA RUTA DE LA LIBERACION SOCIAL NOS LLEVA A LA TIERRA FELIZ DEL ANARQUISMO PASANDO POR ENCIMA DEL MARXISMO.

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mas religion
Por ... - Wednesday, May. 31, 2006 at 1:13 PM

sos un bolche anti-bolche.

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muy buenos debates che !!
Por a - Wednesday, May. 31, 2006 at 1:33 PM

aporto mi parte: venden buenos chocolates con churros en plaza dorrego, coman, coman !!!
bolches, antifascistas, burocratas, estatistas, trozkos, veganos, puks,...coman, coman...politiquitos...coman, coman...

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venías bien, peeeeero....
Por Mario - Saturday, Jun. 03, 2006 at 9:23 PM

metiste la pata hasta el fondo con este prejuicio ridículo

"... El animismo y las religiones primitivas que adoraban a la naturaleza tenían su base en el desconocimiento científico de los fenómenos naturales ..."

cualquier sociedad tradicional / pueblo indigena / tribu(como te guste llamarle) conocía la naturaleza mucho mas profundamente q el nerd mas nerd q encuentre hoy día en la nasa ...

me extraña q a esta altura del partido todavía se sigan sosteniendo prejuicios tan obtusos, máxime d alguien q promueve la filosofía libertaria

hasta hoy en día puede verse eso, d los pocos viejos del campo q quedan (cada vez los desplaza mas la frontera agropecuaria), cualquiera t puede pronosticar la lluvia o las crecientes con 2 o 3 días de anticipacion, sin computadoras ni satelites ni barometros ni nada

hace poco lei q los unicos q no sufrieron los embates del tsunami fueron unos pueblos tribales q "leyeron" las señales q la naturaleza les daba....

si eso es desconocimiento cientifico de los fenomenos naturales, bueno, entonces, estamos fritos....

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traduccion de siglas:
Por ultrafrecuencia - Saturday, Jun. 03, 2006 at 11:32 PM

CICA = Circulo Internautico de Cobanis Anonimos,
organismo dependiente de la policia federal, a cargo del mulito fugazzero Juan Camaleon, alias Beria, aprendiz en tecnicas de confusion y amigo intimo del sargento Bronstein.
Lo q se dice una bazofia ponzoñosa.

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DIEGO
Por DIEGO - Thursday, Sep. 14, 2006 at 6:08 AM
diogenesmierda@hotmail.com

BUENO HE LEIDO ALGO DE ANARQUIA, AHORA VEO ESTO UNA SOCIEDAD ANARQUISTA PODRIA VIVIR SIN POLITICOS PERO SIN LA POLICIA O ALGUIEN QUE DETERMINE UN JUICIO A ALGUIEN TIENEN QUE EXISTIR HE LEIDO ESO QUE DECIS DE LA AUTOREGULACION OSEA REGULARSE UNO MISMO PERO EN ESTE MUNDO HAY VIOLADORES ASESINOS EN SERIE Y SIN ALGUIEN QUE CONTROLE POR SEGURIDAD SERIA UNA SOCIEDAD MAS O IGUAL DE VIOLENTA QUE EN LA QUE VIVIVMOS, YO ME ENFERME Y TUVE TRASTORNO DE PERSONALIDAD, PERDI LA CONCIENCIA Y ACUCHILLE A MI EX NOVIA AHORA NO SE COMO EN ANARQUIA PODRIA SER ALGUIEN COMO YO ENFERMO UNA PERSONA SEGURA Y CONTROLARME NO PUDE ASI QUE CREO QUE ALGUN TIPO DE VIGILANCIA PARA ESOS CASOS EN QUE UNO PIERDE REALMENTE LA CONCIENCIA Y ES CAPAZ DE TODO TIENE QUE EXISTIR

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