La piñata: estímulo capitalista en la infancia : Argentina Indymedia (( i ))

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La piñata: estímulo capitalista en la infancia
Por Rubén Bocasucia (((i))) - Monday, May. 08, 2006 at 9:19 PM
autroja@hotmail.com

Tenemos una hija de cuatro años y medio. En este tiempo, la hemos acompañado a más de cien cumpleaños, más o menos. Cumpleaños en sitios tan diversos como casitas de fiesta, casas particulares, clubes, hasta en el País de los Niños. Pero en todos se cumple una estricta regla: el único momento desagradable, el que genera en los chicos actitudes miserables digna de los «grandes», es en la piñata.
En algunas ocasiones es el tradicional globo grande que explota, en otras es un avión que «vuela» por el techo y abre sus compuertas, en otras es Güini Pu vaciando un tarro de miel, en otras un barco que se «desfonda», en fin, multiplicidad de motivos y formas. Pero el resultado es siempre el mismo: los niños se pelean, se pegan piñas, patadas, se agarran de los pelos, se pisan las manos, se rasguñan... se transforman en fieras salvajes y contra sus propios amiguitos, los de «toda» la vida. Siempre quedan dos o tres llorando, los chicos con más premios que las chicas, varios chicos tristes y hasta asustados y uno o dos que aprenden que para conseguir más cosas, más bienes, hay que ser fuerte y cagar al resto. Una lección introductoria a la sociedad de mierda en la que vivimos.
Hemos visto hasta padres que en plena tarea piñatera, «aconsejan» debidamente a sus hijos para que sean rápidos y efectivos en la tarea de llenar la bolsita de golosinas y juguetitos (una vez, en plena piñata, a un chico le rompieron los anteojos; obviamente no pudo juntar nada y su llanto fue doble, pero muy pocos lo notaron). Un momento más que traumático que por suerte es casi al final del cumpleaños, ya que no son pocos los que se quedan «calentitos» y siguen peléandose hasta el final. Competencia, sometimiento, egoísmo, codicia, rapacidad; en un minuto estos valores son transmitidos a nuestros hijos con tanta naturalidad, que hasta se festeja el hecho. Una pedagogía ultra capitalista que llega a opacar, incluso, al sutil Walt Disney.
Con mi mujer, no estamos de acuerdo con reproducir la nefasta ideología de este sistema; estamos de acuerdo con ser consecuentes con nuestra radicalidad política, dentro de lo posible. Así que cada cumpleaños de nuestra hija, para el momento de la piñata, implementamos algo distinto, alternativo, contracultural, y que fuimos perfeccionando: la primera vez hicimos una simulación de piñata, colgamos un gran globo con «cosas» adentro y cuando los chicos se «preparaban» para la guerra, lo reventamos y sólo salió papel picado que se esparció sobre sus cabezas. Al mismo tiempo, nos pusimos a repartir bolsitas con igual cantidad de caramelos y juguetes, a todos por igual, y les explicamos (incluso con algunos padres presentes) que la piñata sólo genera sentimientos malos, que desembocan en peleas con sus amiguitos. Al año siguiente, le agregamos un condimento interesante: en vez de repartir nosotros las bolsitas, se las dábamos a ellos, para que cada uno vaya y se la entregue al que elija. Así, generamos un momento de alegría y de encuentro, que no desentona para nada con el clima festivo de un cumpleaños; al contrario: lo enriquece, lo potencia.
Es necesario cuestionarse incluso las cosas más mínimas, ya que en el capitalismo hay ideología hasta en los caramelos. No sé si será un gran cambio, a lo mejor para muchos es casi imperceptible; pero por lo menos no somos cómplices prácticos de este genocidio (bueno, en este caso, infanticidio). Y eso no es poco, ya que los grandes cambios empiezan por las pequeñas cosas.

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