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Kirchner en el 2001
Por Mosca Cojonera - Saturday, May. 20, 2006 at 8:02 AM
fliegecojonera@hotmail.com

Un poco de historia... Este es el Kirchner enfrentado en Santa Cruz con patotas sindicales y municipales a los asambleístas y al cacerolazo durante el 2001... para que no olvidemos, para no comer más sapos de este "progresista" de última hora...

El "progresismo" de Kirchner: andanzas en el 2001

El jueves 24 de enero de 2002, se difundió la fecha de la 1ra. convocatoria. Durante los días previos, los llamados telefónicos a las radios alentaban a la movilización de los municipales, a quienes se les sumó el gremio docente y el de los trabajadores del privatizado Banco de Santa Cruz que afrontaban una rebaja salarial. También sectores de la administración pública provincial y del Frente de Unidad Trabajadora. Con la lentitud santacruceña, el inicio del acto, previsto para las 20:00, terminó produciéndose a las 21:00. Los del Frente de Unidad y los de la combativa Lista Negra, de la Asociación de Trabajadores del Estado, aportaron los equipos de sonido y las cuerdas de seguridad. Ellos tenían experiencia en estos quehaceres. La policía apostó algunas motocicletas a 100 metros, para desviar el tránsito, y sería su única aparición durante el ciclo de manifestaciones. Por el micrófono desfilaron trabajadores municipales, vecinos indignados con el intendente, Héctor Aburto, y con sus concejales, representantes de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, de jubilados, mineros desocupados, médicos que no aceptaron que la Caja de Servicios Sociales les redujera, en forma unilateral, sus acreencias; y, por supuesto, gente apresada en el Corralito. La moción de seguir manifestando cada viernes, a la misma hora, fue aprobada por 600 personas. También la de constituir una Asamblea Permanente del Cacerolazo, con reuniones abiertas a realizarse en la sede del gremio docente, Adosac. Cuando alguien nombraba a un funcionario, las cacerolas quedaban abolladas, y siguieron sonando cuando se mocionó marchar a Casa de Gobierno, aunque con recomendaciones de mantener la calma y no provocar algún incidente. De contramano, por Avenida Roca, de Río Gallegos, la cerrada columna se detuvo en el edificio del Tribunal Superior de Justicia, que tenía una única ventana iluminada, la que ocupaba su titular, Carlos Zannini, el Chino. Dos ateridos agentes de policía los vieron llegar a la Rosadita, y los escucharon gritar: “Se va a acabar / se va a acabar / esa costumbre de robar”. Otra pareja de policías los escuchó, luego, en la residencia del gobernador Néstor Kirchner, quien como era costumbre en los últimos años, no se encontraba en Río Gallegos. Adentro de la residencia, la mamá de Kirchner y su hija, no entendían cómo podían ser acusados de semejantes irregularidades. Luego, las familias manifestantes se dirigieron a la intersección de Roca y San Martín, cantaron el
Himno Nacional y retornaron a sus hogares para cenar. Para los canales de TV, la movilización no existió. El diario La Opinión Austral publicó un recuadro. Su rival, Tiempo Sur, le dedicó un mayor espacio ya que sus propios directivos habían participado de la marcha. La 2da. marcha lo encontró al gobernador Kirchner con más reflejos, junto a Alicia Kirchner y a Héctor Icazuriaga, alias El Idóneo, organizó un acto de desagravio en la puerta de la Rosadita, mientras la marcha cacerolera se aproximaba al lugar, y algunos insultos partieron de las veredas oficialistas, ocupadas por los incondicionales del poder. La presencia de la guardia civil de Kirchner y de matones en actitudes más agresivas, obligó a los caceroleros a evitar pasar por la Casa de Gobierno, y marcharon hacia las viviendas de los funcionarios y de los comunicadores oficialistas. Las residencias de Zannini, de Icazuriaga, de Lázara Báez, del Bicho Ocampo, y del diputado Muratore y Sra. (o sea Laura Ballester, jueza del Tribunal Superior de Justicia), y las sedes de La Opinión Austral, los canales 2 y 9, y la radio y el periódico de Rudy Ulloa, sufrieron escraches. En cada caso, sin embargo, la gente de la Asamblea protegió vehículos, jardines y viviendas, y sólo permitió algunos timbrazos. Cada viernes, el panorama era similar. Pero la concurrencia comenzó a menguar por el frío y por la ausencia de los partidos políticos, algo resentidos por la consigna “que se vayan todos”. También influyó la presencia de la guardia pretoriana de Kirchner, la ausencia policial (en cierta ocasión, durante un escrache a la casa de Icazuriaga, un patrullero quedó frente a una columna que avanzaba; velozmente giró en U y se alejó de contramano), y algunos atentados como el que sufrieron el vehículo y la vivienda del matrimonio Rodríguez Palermo, participante de la Asamblea. # La arenga El intendente Aburto se caía por el peso de su propia corrupción, imparable. A días que un escándalo de orden privado terminara con el sostén que le brindaba Kirchner, el gobernador convocó a sus adeptos, incluyendo a los más díscolos, a un acto en el Comando del Frente para la Victoria Santacruceña. Unas 600 personas se reunieron para escuchar a Kirchner, aunque en la prensa se afirmó que eran 1.500; y algunos colaboradores del gobernador dejaron filtrar fragmentos del discurso, amenazador hacia los caceroleros.
Recuerdo haber tenido una copia en mis manos y discutir si convenía o no poner la cinta en el aire, lo que finalmente hicimos en A los Cuatro Vientos, por FM Abril, porque las amenazas y la incitación a la violencia tenían una entidad superior a cualquier operación de prensa, cuando provenían de la boca de Néstor Kirchner: “¿¡¡Cómo puede ser, compañeros!!? Que los compañeros, a veces, se queden callados y permitan este tipo de cosas. ¡¡Hay que salir a defender!! No podemos permitir que agredan la municipalidad ni más ninguna estructura que corresponda a nosotros. Somos muchos, salgamos a la calle ¡¡y se terminó con este tema!! (...) pero tenemos que salir con todo. ¿Cómo vamos a permitir que haya 4 ó 5, esos dirigentes del FUT que sacan 200 votos por elección, o cuatro tipos que no representan a nadie, que salgan a descalificar y a agredir? ¡Compañeros! No hay que permitir este tipo de cosas. ¡¡Hay que defender con fuerza y con orgullo!! Basta. Si van a ir a la casa de un compañero a agredirlo o a molestarlo, vamos a ir 200 ó 3000 ó 500 ó 1.000 a la casa de ellos, esto que quede absolutamente claro”. Los funcionarios con militancia anterior, miraban burlones. Kirchner siguió: “¿¡¡Cómo puede ser que ustedes!!?... Justo yo me fui a Calafate... pero ¿cómo puede ser?... “ Ya había hablado del Frepaso, de la UCR y del FUT, pero decidió una vuelta de tuerca: “Se terminó, compañeros. ¡Tenemos que salir al frente! Si son 100, nosotros vamos a ser 2.000 ó 3.000. Pero, ¿cómo puede ser, compañeros, que nos dejemos atropellar así? No se puede mirar al costado en este tema. ¡Tenemos que estar todos juntos! Yo se los pido, encarecidamente”. Las amenazas de Kirchner provocaron muchos comentarios. Los abogados Dino Zaffrani y Javier Pérez Gallart, se presentaron ante la justicia con gente de la Asamblea Permanente del Cacerolazo, denunciándolo por incitación a la violencia. La causa fue a manos del juez Santiago Lozada, quien la envió al fondo de sus archivos. Luego, los domicilios de los dirigentes del Frente de Unidad Trabajadora fue el tema que abordaron unos volantes anónimos, con fotografías de viviendas y recibos de salarios de Miguel del Plá y de Ricardo Mercado, y de sus esposas. La municipalidad, el Consejo Provincial de Educación y la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Cruz, encargaron a distintas imprentas su propia versión. El costo no fue elevado ya que, al menos dos imprenteros que sostienen su actividad con trabajos para el Estado, los hicieron sin cargo. # La pesada El 25 de abril de 2002, la sesión comenzó puntual en la Legislatura provincial. El tema fue el tratamiento del presupuesto santacruceño. Los
recortes centrales eran las reducciones en las asignaciones familiares y la incorporación al ajuste provincial de algo que aún no había sido anunciado por el gobernador Kirchner ni por sus funcionarios: la suspensión del pago del pasaje anual a los jubilados, aún cuando no se abonaba desde hacía dos años. Por 1ra. vez, las barras no fueron separadas sino mezcladas. Entonces, los sindicalistas docentes, los militantes del Frente para la Victoria Santacruceña, los caceroleros y los empleados públicos compartían las gradas. Algo no andaba bien y la sospecha la corroboraba la ausencia de gente de Rudy Ulloa, lo que suponía una falta de conducción en la hinchada oficialista. Sin embargo, los pasillos, las escaleras y las oficinas cercanas se fueron llenando de militantes del FVS y contratados. En el acceso se vio a Enrique Meyer, subsecretario de Turismo; en el recinto, a Nelson Periotti, presidente de Vialidad Provincial; a Juan Carlos Gómez y Héctor Silva, de Tránsito de la Municipalidad; a Francisco Mansilla, alias Batata; a Pablo Grasso, director de la Casa de la Juventud; a Marta Delucci, secretaria de la Producción; a Jorge Ferreira, secretario de Desarrollo Comunitario; a Pedro Ayunta y Patricia Cocco, del Consejo Provincial de Educación, entre otros que se mezclaban con patovicas de traje oscuro. La crónica del matutino Tiempo Sur lo relató así: “Somos de seguridad de la Cámara’, se identificaban. Según pudo comprobar este medio, no lo eran. Pero su maciza presencia impedía el ingreso de los jubilados”. Los jubilados querían reclamar que no les recortaran sus pasajes. Entonces, Roberto Giubetich, diputado provincial UCR, le solicitó al comisario de la Cámara que se le permitiese el acceso a un grupo de jubilados encabezados por Miguel Pascual, vocal en la Caja de Previsión, e ingresaron entre aplausos y silbidos. Abrió el fuego Omar Muñiz, del Movimiento Federal Santacruceño, con un pedido de tratamiento sobre tablas de un pedido de informes al Tribunal de Cuentas sobre los ingresos en concepto de regalías y las inversiones realizadas. Habló más de una hora pero su pedido no tuvo tratamiento por la oposición del oficialismo. Luego se llegó al Presupuesto 2002 de Santa Cruz, que no sólo contenía los ajustes sino la posibilidad del uso discrecional, por parte del gobernador Kirchner, de los depósitos en el exterior de la provincia. Mariela Arias, cronista de Tiempo Sur, lo relató así: “A la voz ‘Que se Vayan Todos’, la nutrida concurrencia integrada por la Asamblea del Cacerolazo, representantes del gremio docente, vecinos, trabajadores municipales, público en general, eran el corrillo de fondo mientras hablaba los diputados. ‘El bloque del PJ va a sostener la votación del despacho de comisión’, anunció la diputada informante del oficialismo, Judith Forstmann, enfundada en un traje de hilo color rojo. Entre el ruido, cada vez más fuerte de las cacerolas, la caletense que presidía la Comisión de Presupuesto, intentaba hacerse escuchar a los gritos. En tanto, Héctor Icazuriaga, quien presidía la sesión tratando de mantener la compostura, pero cada vez más nervioso, sólo atinaba a decir: ‘Continúe diputada’, cuando los gritos aumentaban al ritmo de ‘Devuelvan los pasajes, Devuelvan los pasajes’. Forstmann hizo una deslucida presentación del proyecto de Presupuesto porque, lejos de fundamentar los recortes, leyó artículo por artículo lo ya aprobado. El error de la diputada fue cuando empezó a dirigirse a la concurrencia y trató de conquistar la atención de las mujeres. La única representante femenina de la Legislatura sólo obtuvo, como respuesta, un batir de cacerolas. Héctor Di Tulio corrió mejor suerte que Forstmann porque mantuvo su posición del día anterior y adelantó su voto por la negativa, haciendo hincapié en la distribución de los recursos de la provincia, las diferencias de los ingresos por habitante en cada localidad y habló de no aceptar ‘las imposiciones del FMI’. Pero cuando Roberto Giubetich inició la fundamentación del voto negativo del bloque UCR, fue interrumpido y poco después de las 16:00, la sesión se transformó en un ring-side. El dirigente gremial Ricardo Mercado salió a un pasillo y entonces fue golpeado por un militante del Centro del Carmen mientras la muchedumbre se agolpaba en la puerta mientras Eduardo Di Pierro, del FUT, agarró el micrófono de la presidencia, dejada vacante por Icazuriaga, y gritó: “Le están pegando a Mercado, le están pegando... “. Cortaron la luz y el recinto quedó a oscuras durante 20 minutos de gritos, golpes y confusión”. Por la puerta lateral izquierda, a espaldas del estrado de la Presidencia, se accede a un recinto que se encontraba colmado de personas que insultaron y agredieron a Ricardo Mercado; un diputado de la UCR dice que vio la escena y corrió hacia ese lugar. Icazuriaga, apenas comenzó la escaramuza, gritó ‘La sesión pasa a un cuarto intermedio’, bajó el martillo y salió por la puerta lateral derecha, ubicada detrás de él. Esto fue lo que le permitió a Di Pierro tomar el micrófono. Una mujer, María Teresa Aguilar, recibió un golpe con un jarro cuando se fue encima de una cacerolera con la que había estado intercambiando insultos. La cronista Mariela lo relató con dramatismo: “La cara chorreada de sangre le manchó el chaleco al fotógrafo que la ayudó”. A otro fotógrafo le robaron su cámara, aunque luego fue devuelta por los patovicas.
Icazuriaga, encerrado en la oficina del bloque del FVS, comprendió que la situación presionaría a sus propios diputados y llamó a Oscar Vázquez, alias Cacho, y le pidió que hablara con Rudy para que trajera a su gente, pero Cacho le explicó que la gente de Rudy estaba cabrera porque a ellos también los afectaba el ajuste y que no defenderían “a tipos que cobran 5 lucas”. Fuentes confiables aseguran que Icazuriaga, desesperado, le prometió un asado, carne y canilla libre, y libertad de acción para lo que se estaba “charlando”, propuesta que Cacho le llevó a Rudy. Antes de que se cumpliesen dos horas, los muchachos de Rudy caminaron la cuadra que separa a la Legislatura de la Casa de Gobierno e ingresaron a presión al recinto, donde Omar Muñiz llevaba una hora fundamentando su voto negativo. El oficialismo se llenó de sonrisas con el arribo de los refuerzos. Muñiz había recordado, con acierto, que la Cámara de Apelaciones, presidida por Chávez, el Negro, había aceptado los amparos contra las reducciones salariales, explicando que el Gobernador no se encuentra autorizado, por el artículo 3 de la Ley 2.347, a reducir las asignaciones familiares; pero que Kirchner dijo que dado que el Legislativo se encontraba en receso, él tenía facultades extraordinarias. Sin embargo, aclaró Muñiz, al momento de firmarse el fallo, la Cámara de Diputados había prorrogado las sesiones extraordinarias hasta el 20 de diciembre de 2001. Pero la voz de Muñiz fue tapada por los bombos de Los Muchachos Peronistas y el griterío “Se siente / Se siente / Lupo Presidente”. En la crónica de Mariela, se lee: “Luego de Giubetich, fundamentaron Alberto Bianchi (Frepaso), Omar Lada (UCR), Omar Fernández (UCR), entre los bombos y los deseos de la Presidencia del actual gobernador. Cuando, otra vez, decidió hablar Judith, los insultos de las 16:00 se transformaron en gritos de ‘Ídola, ídola’; el público cacerolero se había retirado y las gradas se encontraban colmadas de militantes del Frente para la Victoria Santacruceña. En ningún momento, desde la desordenada conducción de la Vicepresidencia 1ra. de la Cámara, el diputado Icazuriaga solicitó retirar cacerolas o superbombos. El oficialismo respondió a las “descalificaciones y acusaciones de Muñiz” y obtuvo 13 votos positivos (aunque en el PJ se abstuvieron Almendra y Barreto), contra 7 votos negativos, y hubo un ausente. Así se aprobó el Presupuesto provincial para este año. Lo demás es historia”. Sin embargo, la historia continuaba porque varios dirigentes de la Adosac y algunos caceroleros no podían salir del edificio porque afuera los aguardaban los militantes de Rudy. Sólo la presencia del fiscal Vivanco llevó algo de calma, aunque debió esforzarse ante Icazuriaga para que éste exigiera seguridad policial para garantizar el retiro de los caceroleros. Varios de ellos descubrieron que el automóvil de Miguel Del Plá había sufrido la represalia de la que ellos habían zafado.

(Primera Parte: autor Daniel O. Gatti)

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