Julio López
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Deshonra, la otra historia. La homosexualidad en el cine y televisión argentina
Por Juanita d´Arc - Friday, Jun. 02, 2006 at 3:11 PM
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Una reflexión sobre la identidad .El tema de la homosexualidad en el cine y televisión Argentina.

“DESHONRA, la otra historia”



Una reflexión sobre la identidad .El tema de la homosexualidad en el cine y televisión Argentina.


de Daniel Tortosa.



Quiero agradecer públicamente al Sr. Osvaldo Bazán, periodista y escritor, ya que sin su trabajo y excelente investigación realizada ( la información usada en este artículo es en mayoría de su libro): “Historia de la homosexualidad en la Argentina. De la Conquista de América al siglo XXI” (2004 Editorial Marea S.R.L.), el siguiente artículo hubiera sido imposible de realizar con los medios a mi alcance. Su trabajo, preciso, ameno, hecho con humor, inteligencia y trabajo, se convierte en una obra fundamental, ya que logra reunir en un logrado relato, informaciones y estudios que estaban dispersos y alejados del ciudadano corriente. Una obra recomendada para pensar quienes somos, porque estamos como estamos, porque somos como somos. Gracias por ayudarnos a pensar y a escribir la otra historia.



I . UNA HISTORIA DE RECHAZO:



Este trabajo sobre Identidad intenta dar una mirada sobre la representación en el cine y la televisión, grandes medios de comunicación sociales, de un aspecto importante de la misma que es el de la sexualidad humana. Y desde una perspectiva particular: la homosexualidad. Variante sexual que en nuestra historia y sociedad tiene una trayectoria de rechazos y ocultamientos.



Lo que generalmente tomamos como esencial en nuestras vidas cotidianas, la naturaleza de nuestra sexualidad, individual y propia, una experiencia íntima, debemos admitir también, que esto que parece ser íntimo y privado, es realmente compartido, comparado, público y por ende también político. "No es la sexualidad lo que obsesiona a la sociedad, sino la sociedad la que obsesiona la sexualidad del cuerpo" (Foucault).



Tanto el cine como la televisión son fieles reflejos de las sociedades que los construyen, en sus pantallas se legitiman y se critican ideas, costumbres, estilos de vida. Estos productos culturales son el fiel reflejo también de nuestras identidades, la sala de un cine es un excelente espacio para la representación de una sociedad.



En nuestra sociedad el estatus de orientación sexual posiciona al "yo" en la periferia o centro sociales; lo sitúa en una relación determinada con los recursos institucionales, las oportunidades sociales, las protecciones legales y los privilegios sociales; lo pone en relación con una serie de formas de control social, desde la violencia y la penalización, hasta el ridículo. Este último punto clave en la representación del homosexual en las pantallas argentinas de todo el siglo.



Partiendo de la hipótesis de que la sexualidad humana es una construcción sociocultural que refleja las relaciones de poder en una sociedad determinada resulta evidente que la discriminación sexual es la cara oculta del mandato social de ser heterosexual y que a él tienen que referirse las explicaciones sobre porqué enfermedad, anormalidad, inmoralidad, antinatural, y otros calificativos que son siempre peyorativos se asocian a las minorías sexuales.



En relación a la homosexualidad en la Argentina , históricamente, hay que agregar los de locura y delincuencia. La discriminación sexual plantea una contradicción en las sociedades democráticas que basándose en la idea de igualdad civil, hasta fechas recientes han permitido que la moralidad sexual se desarrolle según una lógica no igualitaria.



La palabra sexualidad comenzó a usarse en la lengua francesa en el curso de los años 1830 como resultado de una tentativa "científica" de clasificar las diferencias de deseos y prácticas sexuales con intención claramente ideológica: exclusión y punición. Ya la iglesia católica desde siglos antes, el Concilio de Trento (siglo XVI), condenó las relaciones homoeróticas como "Pecado nefando e innombrable, castigado por el juicio divino", la sodomía fue catalogada como un crimen de igual gravedad a la herejía, estando por encima de todas las transgresiones. Una penetración anal era considerada tan grave y merecía la misma pena que matar al rey, el término clínico no existía en esa época, la psiquiatría alemana lo acuñaría en la segunda mitad del siglo diecinueve: homosexualidad lo llamaría.



En una de las primeras obras grandes de la literatura nacional, “El matadero” (1839) de Esteban Echeverría, fundaría una línea en que uniría la homosexualidad con la violencia, el honor con la virginidad anal y sodomía con federales : “Era lindo el muchacho, como de veinticinco años, piel pálida, cabellos negro y lacio, ojos de fuego, labios trémulos, patilla en forma de U”. Debido a la fatalidad, pasó frente al Matadero de la Convalecencia , capturado por los federales, es desvestido e intentan violarlo, a punto de ser desflorado “reventó de rabia”. La sangre le brotó a borbollones de nariz y boca, y allí murió. Todo el período rosista está cruzado por las acusaciones de maricones pasivos a los unitarios y de sodomitas activos a los federales, además de tratarse de salvajes, asesinos, cerdos.



Es con posterioridad, pero en el contexto del siglo XIX, que, tres nombres del higienismo argentino son los doctores Ramos Mejía, De Veyga y José Ingenieros, trabajando en conjunto, crearon una red que unió la Facultad de Medicina de Bs. As. con la Penitenciaría Nacional y la Policía Federal. El estudio científico se unió con la represión. La enfermedad física pasó a ser moral y luego ideológica. Los tres científicos amparados por el estado, produjeron libros, folletos, publicaciones, tratados. En estos ámbitos se creó una visión de la sociedad en que nacían nuevos tipos de criminales, " un mundo de inmigrantes y obreros permanente o cíclicamente desempleados, prostitutas, homosexuales y rufianes, anarquistas que bajo la bandera de un activismo radical ocultan apenas la patología de los delincuentes" (De Veyga, 1897, "Anarquismo y anarquistas. Estudio de antropología criminal", Anales del Dto. Nacional de Higiene). Decretaron que sobre todos ellos debía caer el peso de las fuerzas morales, la corrección de sus desviaciones a través del aparato del estado y de la ciencia. Este conjunto era denominado como los lunfardos: prostitutas polacas, vagabundos, huérfanos, compadritos, borrachines, obreros revoltosos, invertidos, pederastas y "safistas", "madamas", "coccotes" y proxenetas, "cantinfleros", "madruguistas", "biabistas", "espiantadores", "burristas", "mecheras" y ladrones de gallinas. Todos subtipos de la artificial taxonomía con la que los higienistas clasificaron "científicamente" al pueblo no deseado.



La policía los encerraba, los médicos los estudiaban.



En 1914, se estrena en un teatro céntrico la obra "Los Invertidos" , la palabra no se usaba en la prensa ni siquiera negativamente. Quizás algún invertido de la época se haya llegado al teatro para la representación, y más teniendo en cuenta los antecedentes de anarquista de Gonzáles Castillo su autor. Se habrá arrepentido de haber ido. La obra ofrecía una solución rápida y definitiva a su problema: el suicidio. El invertido debía despreciarse a sí mismo hasta llegar al suicidio. Sin embargo, a pesar de sus buenas intenciones moralizadoras, a diez días de estrenada, el gobierno municipal la prohibió. No se podía permitir que en el centro de la ciudad un enorme cartelón dijese LOS INVERTIDOS.



Desgraciados y humillados, los invertidos tenían que saber que su vida no valía y que lo mejor que podían hacer era matarse. No lo decía un médico metido a policía, lo decía un artista anarquista desde el escenario de un teatro.



El futuro iría de mal en peor hasta bien entrada la democracia a finales del siglo XX.



El 15 de junio de 1932 apareció un edicto policial que, por primera vez en la historia del país, y en abierta contradicción con el Código Penal y la Constitución , enviaba a la cárcel a los homosexuales, el código hablaba de "sodomía", bajo el título de "Detención de pederastas activos o pasivos- procedimiento". Este edicto que sufrió varias modificaciones, siempre para una mayor represión, por ejemplo en 1943 : "el pederasta que fuera condenado a pena de detención no podrá redimirla por multa, deberá cumplir efectivamente el arresto que puede llegar hasta 30 días en la comisaría interviniente o el instituto de detención". El edicto policial sobre escándalo también tipificaba figuras con las que se podía perseguir a los homosexuales: "inciso f" ,exhibirse en la vía pública con ropas del sexo opuesto; "inciso h", incitar u ofrecerse al acto carnal sin distinción de sexo (orden del día de 1949). Estos edictos serían recién anulados en el ámbito de la Capital Federal el 4 de Marzo de 1998.



Es así que la historia de los homosexuales en la Argentina del siglo XX, y demás minorías sexuales sería una larga noche negra. No podían reunirse en sus casas, el edicto se los prohibía. No podían pasearse con sus sobrinitos, otro edicto lo prohibía. No podían juntarse en los bares, otro edicto lo prohibía. No podían entrar al Ejército. En 1951, al código Bustillo de Justicia Militar, se le agregó una enmienda que lo prohibía expresamente. No podían votar. En 1946 el gobierno del general Mercante, por decreto de ley, les prohibía votar en la provincia de Buenos Aires " por razones de dignidad". No podían gozar de su sexualidad. Tener algún tipo de actividad sexual era arriesgado. La policía aprovechaba la circunstancia para el chantaje económico y la violencia. Y no sólo la policía.



La época más negra fué durante el deshielo de la dictadura , durante 1982 y 1983 un autodenominado "Comando Cóndor" que en un comunicado difundido a la prensa aseguró que "vamos a acabar con teatros de revistas y homosexuales" asesinó brutalmente a más de 26 homosexuales en Capital Federal, el Comando pertenecía al grupo filonazi Nuevo Orden, sus ramificaciones llegan hasta las profanaciones de tumbas judías a finales de los 90. La mayoría de los casos aún continúa hoy impune, habiéndose dado casos similares durante la democracia de Alfonsín y Menem en Córdoba, Mendoza, Rosario, La Plata , Mar del Plata, Neuquén y Comodoro Rivadavia.



En su historia de la homosexualidad en la Argentina , Jaúregui revela que uno de los integrantes responsables de la CONADEP afirmó la existencia de, por lo menos, 400 homosexuales integrando la lista del horror. "El trato que recibieron, nos informó, fue similar al de los compañeros judíos desaparecidos: especialmente sádico y violento. En su totalidad fueron violados por sus moralistas captores"Se sabe que los datos fueron suministrados por el rabino Marshall Meyer, quien se sintió en falta frente al militante por los derechos de los homosexuales por la escandalosa omisión del Nunca Más, que se habría debido a las presiones del ala católica de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.No consta en el Nunca Más pero Meyer aseguró haber recibido testimonios de ex detenidos desaparecidos que informaban sobre violaciones y maltratos crueles en contra de homosexuales y lesbianas, o quienes, a los ojos de los secuestradores, parecían serlo. El miedo se instaló sin bromas. En 1978, el jefe de la División Moralidad de la Policía Federal habló en las jornadas de Psicopatología Social de la Universidad de Buenos Aires frente a los estudiantes de Psicología : "Hay que espantar a los homosexuales de las calles para que no perturben a la gente decente", dijo el jefe de la Policía desde el estrado universitario, asegurando que la homosexualidad era "una enfermedad congénita". Eso era psicopatología social para la UBA , los estudiantes anotaron en sus carpetas y no dijeron nada.



Los homosexuales no tenían voto, voz, opinión, visibilidad. No existían. Pero existían. El caudal de la cultura Argentina desde el tango de las orillas a la literatura elitista, desde el cine al deporte, desde las revistas para la mujer hasta la pintura, está recorrido por marcas, huellas y guiños para los "entendidos" sobre el tema. Se podría hacer una gran división en la manera en que el tema de la homosexualidad funcionó en el campo cultural, por un lado una larguísima etapa de invisibilidad respecto al tema que iría hasta la democracia de Afonsín, y luego, una etapa reciente, de visibilidad, en estas últimas dos décadas, debido especialmente al ejercicio del estado de derecho y a la aparición del SIDA, que llevó compulsivamente a muchos homosexuales a visibilizarse ante familiares y amigos.



El SIDA volvió a despertar terrores medievales y la iglesia los utilizó, en 1994, en televisión, monseñor Quarracino propició la creación de un apartheid para gays y lesbianas, reaccionando no sólo contra el fantasma del SIDA sino contra los primeros grupos organizados de homosexuales en democracia que aspiraban al ejercicio de los plenos derechos civiles y la derogación de los injustos edictos. La reacción de la sociedad ya no sería la misma, cientos de firmas y solicitadas en su contra, quizá la más interesante y que demuestra el espíritu de esta nueva época más tolerante con los homosexuales sea la que el filósofo Tomás Abraham escribió en Página / 12 : "La homosexualidad no es un peligro para el hogar. Algunos juristas sí lo son. Ni un peligro para la sociedad. Ni las brujas, ni los usureros medievales, ni los gitanos, ni los negros, ni los judíos, ni los musulmanes, ni los disidentes políticos, ni los herejes, jamás fueron peligro para la sociedad y sí para algunos privilegios. La homosexualidad no es contranatural porque la sexualidad humana no es natural. Es cultural. No es biológica, es simbólica. Sexualidad y reproducción biológica no son equivalentes. La Historia es prueba y testimonio de la multiplicidad de sexualidades culturales, desde la amistad entre varones griegos, hasta los amores de los frailes medievales. Pero si inventáramos una naturaleza ideal, la homosexualidad tampoco sería contranatural. La alfabetización y el fútbol también son un rasgo exclusivo de la especie humana y no por eso son contranaturales. El argentino prototipo se cree muy macho. Su estado anímico-clínico más frecuente es la paranoia maníaca. Jamás deja que nadie le tome el pelo, pero sobre todo que nadie le toque el. Por eso cuando se niega la personería jurídica a la Comunidad Homosexual Argentina, se es coherente con una fuerte tradición nacional. Que por supuesto no es eterna. Los homosexuales sí son eternos, aunque a muchos les duela el ". Finalmente, la ansiada personería, que venía siendo negada desde la primer presentación en 1985, fue dada compulsivamente y por decreto, por Menem en 1996 , y en enero del 2003, firmada por el jefe de gobierno de la ciudad de Bs. As. fue promulgada la ley de unión civil entre personas del mismo sexo. Nada hace suponer que el camino de los derechos conquistados haya finalizado con la unión civil, muy discutida y cuestionada por cierto, esta historia de la visibilidad recién comienza.







II . LA REPRESENTACIÓN EN EL CINE:



A partir de la aparición de las primeras películas sonoras se instalaría una tradición que cruzaría todo el siglo: el homosexual, nunca nombrado como tal porque los homosexuales "no existían", sería afeminado, misógino, obsesionado por el sexo, envidioso y cobarde, sus conflictos serían siempre estupideces o niñerías, y su nombre siempre sería ridículo. Sería fiel a sus amos como una mascota y el uniforme de sirviente ridículo sería el que mejor le calzaría. Y si no, fijémonos hoy día en las pantallas de nuestro hogar la serie “Los Roldán” y es aquí que su protagonista travesti, tiene sus ayudantes “los Laizos” que siguen fieles al estereotipo.



En "Los tres berretines" ya aparecería Pocholo (Homero Cárpena) un mayordomo. El homosexual de la época de oro (1930-1950) recibirá un trato prejuicioso pero como reconoce el periodista Daniel López, que realiza un exhaustivo trabajo publicado en la revista Humor en 1985: "Nadie decía de ellos que eran mariquitas, ni afeminados y mucho menos homosexuales, allí estaban, en alguna secuencia puesta para divertir al espectador con esos freaks: bailarines, modistas, peluqueros, mayormente coreógrafos, que daban el pié a la estrella de turno. No había en su exhibición la maldad o agresión con que se los representaría a partir de los años 70". En este arco de las representaciones, en 1960 se estrena “Un guapo del 900” de Torre Nilsson, hay una observación marcada en el perfil del protagonista (Alfredo Alcón), su relación con el patrón, su edipo, hablan sin nombrar a la homosexualidad de éste, y es sugestiva la historia en relación al título. La mirada se aleja del estereotipo y se acerca a los arquetipos sicológicos y literarios.



El actor Adrián Cúneo fue Pirulo, el amiguito de la niña rica - Amanda Ledesma - enamorada de Hugo del Carril en "El astro del tango"(1940), y fue en "Cuando canta el corazón", donde discutía de telas, volados y rouges con maría Esther Gamas y Eva Guerrero. Allí Cocó no toma mates porque le aja el cutis. En "El pobre Pérez" (1937), la actriz Alicia Vignoli dice refiriéndose a un colaborador: "¡No puede ser coreógrafo y hombre al mismo tiempo!".



A la estrella con la que los guionistas hicieron encontrar con más de estos innombrables fue Niní Marshall. En "Yo quiero ser bataclana"(1941), el coreógrafo le pide a Catita que en sus movimientos ponga " más souflée, más tendresse" y la califica como "petisa"....



- No me diga petisa porque le voy a decir lo que pienso.



- Cállese, usted no es más que una sustituta!



- No sé cuál es de los dos es más.... esa cosa. - contesta Catita ofendida.



También chocaría con otro coreógrafo - Vicente Rubino, actor frecuentemente elegido para interpretar papeles gay, como en "Buenos Aires a la vista" (1950), "Mujeres que bailan" (1949), y en "Carmen" (1943), atendería una sastrería donde un cliente mayor y gordito insiste en alquilar un traje de mariposa.



En uno de los éxitos de Luis Sandrini "La casa de los millones" (1943), tres ostensibles afeminados llegan a una fiesta burlándose del uniforme de lacayo de Luis Sandrini :



- ¿Quién sos? ¿El conde de Luxemburgo?



- ¿Y vos? ¿La casta Susana? - responde Sandrini y los presenta a voz cantante - "¡Las tres Marías!". Finalmente agrega para sí: - "Y mañana serán hombres".



Tres afeminados también se retiran ofendidos de un club porque un hombre, Guillermo Rico, imitaba a Azucena Maizani en "Cinco grandes y una chica" (1950). Marcos Zucker interpreta bailarines afeminados en el ámbito de los teatros de revistas en " Adiós pampa mía" (1946), o en " Buenos Aires mi tierra querida" (1951) al que Alberto Castillo llamaba "María de la O ". Estos estereotipos también aparecen en las pantallas de "Romance musical" (1947) y "Cinco besos"(1946). En "La luz de una estrella" (1941, de Enrique Santos Discépolo), el coreógrafo no era afeminado, pero se la pasaba toqueteándolo a Hugo del Carril, hasta que este le saca las manos de encima, diciéndole: " Más me molestan sus halagos maestro". Otra secuencia con el instructor gay de un ballet, imperdible por lo desopilante, ambientada en la Grecia clásica, y de corte onírico es la del film “La serpiente de cascabel” (1948) de Carlos Schlieper, con Homero Cárpena nuevamente.



A partir de los años 60 las cosa comenzarían a cambiar, la representación se haría más densa y marginal.



Todo film cómico o musical tiene su marica, dice López, " en otro registro: se pasó a la grosería, a la ofensa, los homosexuales resultaban el equivalente de las vedettes revisteriles en relación al capocómico". Y nombra a los actores que hicieron esos papeles: ¡ Jorge Salcedo!, Guido Gorgatti, Julio de Grazia, Mauricio Morris, Aldo Kaiser, Carlos Moreno, Carlos Perciavalle, Lelio Lesser, Julio lópez, Hugo Mujica, Roberto Mosca, Miguel Jordán y César Bertrand. En las películas de la Coca Sarli el infaltable y afeminadísimo mucamo Adelco Lanza, y José Luis Gioia en las de Olmedo y Porcel.



En 1962 la travesti francesa Cocinelle actúa en "Los viciosos", recibiendo gran difusión en los medios de la época, y en 1963 aparece la primer travesti criolla y bizarra en “Testigo para un crimen” de Emilio Vieyra, se llamaba Michelle. El primer bar de homosexuales es recreado en "La flor de la mafia" (1974) de Hugo Moser.



Hay muchas pistas sobre la homosexualidad del personaje del psicópata asesino en "Si muero antes de despertar"(1952) antecedente del tema, que ya directamente sería retratado en "El ayudante" (1970), José Slavin, un vagabundo que persigue, desea y termina matando a un adolescente sordomudo. Los gays pasaron de ser payasitos que no mataban a una mosca a asesinos.



En " La Tregua " (1974) de Sergio Renán, sobre la novela de Benedetti, el tema aparece por partida doble. El menor de los hijos de Alterio, interpretado por Oscar Martínez, es homosexual. Despreciado por su hermano mayor (Brandoni) e incomprendido por su padre, el joven artesano, decide irse de la casa familiar.El padre trabaja en una oficina donde aparece un nuevo oficinista, afeminado, Antonio Gasalla, que apenas comienza a trabajar se convierte en objeto de burlas y bromas pesadas de sus compañeros de trabajo. El film fue candidato al Oscar como mejor película extranjera y perdió a manos de Amarcord, de Federico Fellini.



El director Daniel Tinayre ( además de " Deshonra"), tocó el tema en otras dos oportunidades: en "El rufián" (1960) Egle Martin estaba casada con un mádico homosexual, Daniel de Alvarado, y en "Extraña ternura" (1963) el personaje de la prostituta de Egle Martin disputa al adolescenta Norberto Suárez con su tutor homosexual, José Cibrián. El chico muere. El trío también estaba presente en "La piel del amor", entre el gay solitario, Héctor Alterio, su amiga Susana Giménez, y "la presa codiciada" Claudio García Satur. El gay queda solo. Renán vuelve a tratar la homosexualidad en "Sentimental" (1980) donde Enrique Pinti interpreta magistralmente a un gay: -"Puede darme la mano, no contagia" - dice el personaje a Pepe Soriano.



El lesbianismo tuvo historia aparte. Las lesbianas en su mayoría se utilizaron como coartada para exitar el morbo de la platea masculina, en donde el subgénero "cárcel de mujeres" ocupó un lugar central.



En "Deshonra" (1952, gran película de Tinayre), el personaje de la lesbiana tiene todo en su contra: asesina, ladrona, viciosa, mala compañera... a partir de ahí vendría una saga no menos monstruosa . "El octavo infierno, cárcel de mujeres"(1964), "Intimidades de una cualquiera"(1974), "Las procesadas" (1975), "Las locas" (1977), "Atrapadas" (1984), "Correcional de mujeres" (1986), y vale nombrar la primera de la lista "Mujeres en sombra"(1951) de Catrano Catrani. La homosexualidad femenina nunca fue usada, como la masculina, para hacer reír. El lesbianismo apareció en "Huis Clos ( A puerta cerrada, 1962) basada en la obra de Jean Paul Sartre, con interpretación de Inda Ledesma y, en uno de los episodios de "Tres veces Ana" (1961, gran película de Kohon ), con Rossana Zucker y Beatríz Matar, también aparecía un gay tímido, Jorge Cavanet.



Algunas actrices que protagonizaron personajes de lesbianas en distintos registros fueron Susana Maldi en "Juegos de verano" (1969), Socorro Gonzáles Guerrico e Hilda Videla en "La casa del amor" (1973), Linda Peretz en "Hay que romper la rutina"(1974), Flora Steimberg y Alicia Zanca en "¿Qué es el otoño?" (1977), Silvia Montanari en "Proceso a la infamia" (1978); y Luisina Brando y Marilina Ross que juegan una caliente escena en "Piedra Libre" (1976). En "De la misteriosa Buenos Aires" (1981) Julia Von Grolman, la mucama, le da un beso tierno en los labios a su ama, Graciela Dufau; eso sí, recién en el momento en que su amita se muere. En el 2003 el lesbianismo protagoniza su primer film, "Tan de repente", inspirado en un thriller de César Aira. De reciente estreno es "Lesbianas de Buenos Aires", donde se ven representados los complejos, problemas y deseos de un grupo de lesbianas en el país de hoy.



Por supuesto, tratándose de amores prohibidos la censura , como así también la autocensura, siempre tuvieron algo que decir. Al film "El tiro de gracia" (1986), ya en la etapa de visibilidad del tema, se la censuró la escena en la que Abel Buhr daba clases sobre yiro en la Plaza San Martín. En 1982 se cortó una escena de "Espérame mucho" en la que un grupito de chicos intentaba violar a un compañerito en una colonia de vacaciones. De estas historias hay decenas, pero son de difícil investigación ya que quedan en la cocina de las producciones. En el 2000 se produjo un fuerte encontronazo con la censura, cuando "Plata quemada" de Piñeyro, basada en el policial de Piglia, fue calificada "solo para mayores de 18 años". Según Piñeyro, a quien no le explicaron el porqué de la calificación : "Algunas versiones sostienen que el problema es que no tiene una mirada condenatoria hacia la homosexualidad".



Durante los 80, los aires democráticos, y la visibilidad incipiente de algunos homosexuales, abrieron las puertas de los armarios por donde se colaron representaciones menos estereotipadas de los homosexuales.



En "Señora de nadie"(1981, fino trabajo de la Bemberg ), Julio Chávez realiza un buen trabajo encarnando al amigo "sensible" de la protagonista. En el policial "El desquite" (1983) Pablo Britcha es un asesino sádico, cuando lo van a matar, lo encuentran en la cama con su amanta, Esteban Visi. En "El caso Matías" (1983) el protagonista es un homosexual enfermo mental. En "La película del rey"(1986) el personaje de Villanueva Cosse es perseguido por su historia sexual con un jovencito. Incluso el módico destape que permitió la democracia criolla, llevó a que una relación románticaentre dos hombres ocupara el centro de la pantalla "Adiós, Roberto" (1984), con Carlos Calvo y Víctor Laplace y, en forma más audaz, "Otra historia de amor" (1986) con Arturo Bonín y Mario Pasik, que sufriría un triste destino televisivo. Los filmes son de los directores Enrique Dawi y Américo Ortiz de Zárate ( uno de los tantos muertos por el sida), respectivamente.



A partir del siglo XXI, el nuevo cine argentino, deja de lado las estereotipadas representaciones del pasado y comienza a recrear personajes homosexuales de tipo más cotidiano y creíbles : Ricardo Darín en "El faro" (1998), Leonardo Brezicki como taxi boy en "Vagón Fumador" (2000), Vando Villamil en "La fuga" (2001) y Pablo Rago en "Apasionados" (2002) son solo algunos ejemplos. El cine alejado de lo comercial de Pablo César describe la ambigüedad sexual "Unicornio, el jardín de las frutas"(1996) y "Equinoccio, el jardín de las rosas" (1991). Incluso la homosexualidad se incluyó en clave ingenua y lúdica en una historia estrictamente heterosexual y de corte comercial como la comedia "Apariencias"(2000) en la que Adrián Suar finge ser gay para conquistar a su amada, Andrea del Boca. -"Tengo vértigo en la cola!!", gritaba el personaje amanerado de Fabio Posca, latiguillo que rápidamente pasó al ambiente gay argentino.



Para finalizar, hay que destacar que en la ciudad de Buenos Aires, con el auspicio, entre otros, del Gobierno de la Ciudad y el INCAA , en las salas Cosmos y el Palais de Glace, se realizó del 28 de Octubre al 3 de Noviembre del 2004, el Primer Festival Internacional de cine gay- lésbico en la Argentina. Hubo talleres debate y se proyectaron más de 50 trabajos, ficción, documental, experimental, largos y cortos, con gran concurrencia de público. Hubo obras desde los clásicos Fassbinder y Warhol, hasta la nueva producción inglesa, irlandesa, norteamericana, canadiense, polaca, holandesa, belga, francesa, española, colombiana, mexicana, argentina y africana. También, presentado en este festival y en fase de producción un largometraje de corte autobiográfico de Pablo Pérez y dirección de Anahí Berneri “Un año sin amor” que trata sobre un escritor con VIH y su búsqueda de amor en el sadomasoquismo.







III . EL TEMA DE LA HOMOSEXUALIDAD EN LA CAJA BOBA :



En los años en que apareció la televisión, los homosexuales eran invisibles, y la pantalla chica, fiel reflejo de la sociedad que la produce, no escapó al mandato. Más bien, la homosexualidad tanto masculina como femenina estaba vedada. Las autoridades se ocuparon del asunto: en la reglamentación del decreto ley 15.460/75, conocido como Ley de Radiodifusión ( 17 de Julio de 1965) se establecía que..."El contenido de las transmisiones deberá abstenerse de exaltar el desvío sexual o el erotismo". En 1971, el presidente del Ente de la Radiodifusión y Televisión (ERT), envió una orden a los responsables de los canales exigiendo que: "se evitase que los actores del sexo masculino aparezcan en pantalla con ropas femeninas. Señala que ello solo se permitirá en los casos en que se difunda alguna obra clásica que así lo exija". Al documento se le sumó otro a un día de la fatídica fecha clave, el 25 de Marzo de 1976, o sea una de las primeras medidas tomadas por la dictadura. El capitán de navío Alberto Corti en "Principios y procedimientos para los medios de comunicación de la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación ", anotaba algunos puntos: "2. Preservar la defensa de la institución familiar. 6. Suprimir todo lo que estimule la sexualidad y la violencia. 7. Actuar firmemente contra el vicio en todas sus manifestaciones." El "vicio" del capitán nos recuerda al "pecado nefando" de los inquisidores de la edad media. Por si fuera poco, apareció el capitán de fragata (re) Clodomiro Nuñez, interventor del Comité Federal de Radiodifusión, quien en las "Pautas para la calificación moral del material televisivo", publicadas en agosto de 1977, decretaba que había material no apto para televisión, "NAT". Entre muchos ejemplos figuraban: aquel material que "ofrezca ejemplos de vida familiar totalmente ajenos a nuestra sociedad y con características disociantes que introduzcan falsos patrones en ella" y que "utilice el desvarío sexual como centro de la trama, como elemento reiterativo o como forma de personalidad de los roles protagónicos". También de " abstenerse de presentar personajes de notoria anormalidad sexual. Esto es más grave cuando el tema es jocoso, pues familiariza con los mismos". Las minorías sexuales, como todo el país, estaban entre rejas.



El autor televisivo Juan Carlos Cernada Lamadrid, quizás ya harto de todo esto, y consciente de que la dictadura en 1983 hacía agua y tenía las miras en como escapar y esconderse del desastre ocurrido, escribió en el ciclo Compromiso emitido por canal 13, uno de los capítulos mejor tratados sobre el tema gay en la historia de la televisión, se llamó "Un, uno, una, etc.". El personaje de Ricardo Darín se debatía entre el amor ofrecido por su novia Susú Pecoraro y el ofrecido por su amante Arturo Maly. Pasó desapercibido para las autoridades. Por el guión de este capítulo, recibiría en España el premio Onda como mejor autor televisivo en 1990.



Pero las cosas no serían tan fáciles. Ya bien entrada la primavera democrática, en 1986, los televidentes se quejarían e indignarían en cartas de lectores y al canal , por la aparición de un personaje homosexual, protagonizado por Mario Labardén, en la novela Rossé, de Jorge Maestro y Sergio Vainman. La televisión no soportaba todavía a personajes homosexuales que parecieran de piel y hueso. Al homosexual había que representarlo y estereotiparlo desde lo grosero y obvio, la consigna seguía siendo reírse del diferente.



"Huguito Araña", personaje de Hugo Arana para Matrimonios y algo más de Hugo Moser, marcó hasta nuestros días las líneas que debía seguir el gay televisivo: amanerado, histérico, misógino, sexualmente insatisfecho, capaz de cualquier cosa por llevarse "su presa" a la cama - mientras más macho mejor -. En la última versión del programa en el 2001, el personaje fue interpretado por el actor Nicolás Scarpino. Se llamaba "Buby". El actor declaró: "Hago una mariquita mala y rebelde, pero muy simpática". Clarín (21.6.2001). Todas las características de misoginia e insatisfacción sexual eran cumplidas por "Buby".



"La comicidad debe estar en las situaciones y no en los personajes", decía a la prensa el actor Hugo Midón en 1988, que encarnaba al modista gay "Yoli" en el ciclo Va de nuevo, de Canal 13. A los pocos meses, y decididamente osado, Alberto Migré, en su novela vespertina Sin marido, metió una situación de amor entre mujeres, la subtrama, resultó inquietante.



Durante los 90, el gay por antonomasia sería interpretado por Fabián Gianola en Los Benvenuto, el personaje, burdo y estereotipado, se convertiría en caballito de batalla del actor, quien ganó un ¡Martín Fierro! por él y después lo utilizó en otros programas.



Para dar una clara idea de la resistencia del medio televisivo al tema basta resaltar la triste anécdota protagonizada por los directivos de Telefé. El 4 de febrero de 1991, pusieron en pantalla Otra historia de amor de Américo Ortiz de Zárate. Al film le rebanaron los 12 últimos minutos y cambiaron completamente la historia - quedaba como final cuando Bonín decide volver con su esposa - el "final felíz" por el cual se constituía la pareja homosexual de Bonín y Pasik con un futuro por delante, era maliciosamente ignorado. La CHA emitió un comunicado: "Hay mentalidades que no pueden soportar que se vea masivamente un film donde los homosexuales no pagan con sufrimiento su condición".



1992. Por vez primera un beso entre dos hombres en la pantalla chica!, el rating subió por las nubes. Rodolfo Ranni y Gerardo Romano componían una pareja homosexual de clase alta, hastiados de la rutina conyugal y enfrentados a la presencia de Jorge Schubert, un joven amenazante. El ciclo: Zona de riesgo 2/ atendida por sus propios dueños de Maestro y Vainman. Hubo quejas de la Fundación Argentina del Mañana y comenzaron los ataques de Monseñor Quarraccino en los medios. La CHA sería el principal blanco.



Un año más tarde aparecería el primer beso lésbico en la medianoche de ATC, lo protagonizarían Blanca Oteyza y Esther Goris en el programa Cartas de amor en casette. En el 95 en un capítulo de Sin condena Alejandra Flechner y Belén Blanco interpretaron a dos prostitutas lesbianas y en Tres minas fieles, también en Canal 9, Nora Cárpena y Esther Goris vivían un romance secreto.



Algo estaba cambiando, y rápidamente así lo entendieron los productores y creativos del medio, la sociedad en general ya no era tan obtusa sobre ciertos temas y quería "ver" de que se trataba. Los "Talk shows" y los programas de chismes y escándalos fueron roturando el camino para una nueva representación de las sexualidades diferentes. Con madurez así lo entendió Suar, que presentó el primer gay digno de la televisión nacional, el abogado Ariel, interpretado por Damián de Santo, en el ciclo Verdad / Consecuencia de 1996. Tenía todas las virtudes y defectos de una persona común, su sexualidad era vivida como la mayoría de los jóvenes urbanos de su generación. En la segunda temporada del ciclo redoblan la apuesta, el éxito fue contundente, y esta vez le tocó el turno a las chicas: aparecía el lesbianismo en cámara y fuera de las cárceles o prostíbulos, la relación era entre Nancy Dupláa y Emilia Mazer.



Claro que pese a tanta apertura siempre quedan bolsones reaccionarios. En La movida del verano, en el verano del 96, Miguel del Sel y Juan Acosta, caracterizados como bañeros, vuelven a hechar al agua a un joven "trolo" para ir tras unas bikinis. La agrupación Biblioteca Gay-Lésbica se quejó: "Si el chiste es que la vida de un "trolo" no vale la pena, declaramos que no tenemos ese sentido del humor". Marcelo Tinelli es abucheado sistemáticamente por las organizaciones. Todavía en el 2004, el "chiste" es el grupo folklórico "Topus 4", quienes cumpliendo todos los cánones peyorativos de la condición homosexual, los "trolos" sedientos del tamaño del pene a conseguir, gritan a cámara: "Me la como, ¿y qué?".



El llamado "destape gay" del 2001 tuvo como escenario la pantalla chica. Las revistas, radio y periódicos se hicieron eco de este fenómeno. El despliegue pirotécnico verbal de Fernando Peña abrió el juego. Se rotuló como "puto triste" en uno de los altares mediáticos del país, el programa de Susana Giménez. A partir de ahí, jugó el juego de la provocación y la fue bien. Llena los teatros, es uno de los conductores radiales de FM más escuchados e hizo de sus excesos un estilo exitoso. Después, cuando nadie lo esperaba, la pantalla de Telefé hizo saltar las pelotas por la estratosfera en el reality show Gran Hermano. Gastón Trezeguet, salió a contar detalles lujuriosos de una noche con cuatro marineros y drogas. Los adolescentes lo amaron, en Videomatch se burló de Marcelo Tinelli, el gran burlador, y su padre lo respaldó. Se convirtió en estrella mediática de la noche a la mañana. Julio Bocca, a las 22 hs. en el programa La luna que conducía Jorge Lanata, contestó, no sin problemas a la pregunta básica: "¿Sos gay?", con un: "Todavía no, por ahora soy bisexual". Su altura artística y su metier de bailarín clásico lo eximieron de más comentarios. El periodista Juan Castro casi a la misma hora que Bocca, confirmaba en el programa de Nicolás Repetto, Sábado Bus, que: "Para mí lo más normal, desde chico, fue sentirme atraído hacia un hombre. Y tuve novias, y en mi adolescencia, cuando terminaba de masturbarme, me obligaba a pensar en chicas. Una vez que pude sacarme todo eso de encima y soltarlo dije: ¡Ya está!". Fueron los puntapiés para que esa catarata autorreferencial que es la televisión se volcara sobre el tema. Por primera vez, no se emitieron juicios de valor negativo. Hasta en los programas de la tarde parecieron moderarse y modernizarse. Se conmovieron y no pidieron la hoguera. Se cuidaron de ser políticamente correctos. Ya no había espacio para ciertos trogloditas. Ronnie Arias, notero,tuvo éxito con su personaje de "loca festiva", en De medio a medio, TN, en setiembre del 2003, declaró: "Antes no me dejaban hacer cámara, me decían que daba muy puto".



Florencia de la V , famosa por su frase "el que quiera durazno, que se banque la pelusa" , quien en el 2003 llegó a encabezar una revista en la Av. Corrientes , sucediendo a la fallecida Cris Miró, traspasó ese éxito a la temporada Marplatense. Y, a comienzos del 2004, protagonizó el éxito televisivo Los Roldán, jugando en el horario central un romance entre una travesti y un empresario (Gabriel Goity), en clave de comedia, los ayudantes de “Laiza” juegan el estereotipo ridículo y vulgar similar al de los “Topus 4” , y el travesti se cree una Cenicienta posmoderna.



La presencia y salida del armario de estas personalidades con sexualidades diferentes, obligó a los comunicadores sociales a redefinirse y a adoptar posturas claras, que, en su mayoría han sido positivas. Es un dato valioso lo ocurrido tras la tragedia que terminó con la vida de Juan Castro en marzo del 2004: su condición de homosexual fue tomada como un dato más y no impidió que cientos de personas en todo el país hayan sentido su muerte como la de un ser humano, superando prejuicios ancestrales. No se escucharon frases homofóbicas en los medios. La visibilidad de las sexualidades diferentes, sobre todo en la televisión, es un paso adelante para la convivencia democrática y el respeto por los derechos humanos, que se irá reconociendo con el tiempo.



IV . TRADICIÓN MALDITA: “ LA BUENA SIRVIENTA ” Y “DESHONRA”.

“La buena sirvienta, de Córdoba con amor, Daniel Tortosa nos somete a un juego border donde deseo y levante instalan señales de tránsito en la carretera del alma humana en estado de precariedad” ( El Amante N 152, pág. 36). Quería comenzar con esta cita ya que me parece la más pertinente para rescatar el espíritu del film. La buena sirvienta habla de la necesidad de amar y ser amado, de la fragilidad y precariedad del alma humana, y somete a sus personajes a un viaje sin retorno. Los desnuda y , desde la anécdota, intenta realizar una reflexión que bucea en la intimidad de los sentimientos y desde ahí se proyecta al imaginario social. Se caracteriza también por una fuerte y turbadora mezcla de amor y dolor.



El cortometraje de 24 minutos ( UNC, Córdoba, 2002 ), se instala en el centro de un nudo de representaciones sociales que ligan: homosexualidad es igual a locura, homosexualidad es igual a delincuencia. Este núcleo se articula con el de la violencia doméstica y los amores vividos en la clandestinidad, en el doloroso mapa de los sin – comunidad, de los excluídos, en la historia del rechazo y la invisibilidad.



Ya desde el título mismo plantea una metáfora de la identidad del protagonista de la historia, metáfora un tanto irónica. La ciudad, la plaza, el departamento del protagonista son opresivos, hace calor y es de noche. Los personajes se conocen en un puesto de comida callejera, a través de miradas, gestos, guiños, se ocultan de las miradas de los demás y se siguen: -¿Tenés lugar?.... andá vos que yo te sigo..- le dice uno al otro, y caminan por la calle como dos extraños, en una actitud de estar "fuera de la ley". Al protagonista no le hace mella que el otro lo trate despectivamente, le demande y lo someta, al contrario : -...¡Cómo me gusta! ¡Le voy a decir que se quede!...- piensa el sometido en el baño. Más es humillado, más es la necesidad de estar con ese otro, le llega a pedir disculpas por no hacer las cosas como el otro quiere. El otro ordena, se burla, se le ríe y el otro acepta hasta que la situación se hace insostenible y lo mata por accidente. El no hubiera querido hacer esto, él estaba buscando una noche de amor.



Los dos personajes cumplen el estereotipo de los amores homosexuales en el espacio de la clandestinidad. Dos desconocidos, que proyectan todas sus fantasías para vivir una relación del momento. Uno, cree haber encontrado al hombre de su vida, poder cumplirle sus deseos y jurarle amor eterno, pero se equivoca, el otro, solo quiere comer, beber y abusar de él. Nunca irán a la cama para "hacer el amor", sino que el contacto sexual será a través de la violencia y el sometimiento : ...-¡Chupámela.... a mi me gusta que me la chupen mientras como! - le dice el otro al enamorado mientras le está sirviendo la comida que se hizo preparar. Además nunca sabrá su nombre, para que preguntarle, seguro le mentiría : ... -¿Trabajás por acá? ... Por todos lados trabajo yo. - contesta el sometedor. La vivencia de los protagonistas de su homosexualidad es la de algo oculto, marginal, fuera de las reglas, y se encuentran en un camino que los llevará de la humillación a la violencia, y las aceptan, ya que están acostumbrados a eso. El protagonista es capaz de los mayores tormentos por llevar a un hombre que le gusta a su cama. Este hombre tiene todos los prejuicios del "macho", le manda a vestirse de mujer, le dice que no le gustan los besos en la boca, que es como todas las "putitas", lo trata como un despótico patrón a su sirvienta. La buena sirvienta, cuando reaccione ante la violencia física, ante la paliza que le está propinando, accidentalmente lo matará con una plancha.



El único beso apasionado y romántico que se dan en la historia pertenece a la imaginación del protagonista mientras está cocinando. Finalmente también se entregará sumiso a la policía, aceptando implícitamente la culpa de lo sucedido.



Los personajes y la historia cargan así con mucho bagaje de lo vivido por muchos homosexuales en la Argentina , es más, es pertinente con varias crónicas policiales de las últimas décadas.



Hay varios films en la historia del cine argentino en dónde se refleja este tipo de imaginario colectivo sobre el tema de la homosexualidad.



Femenina en este caso y paradigmático es "Deshonra" ( Tinayre, 1952). Ya hace más de 50 años atrás podemos encontrar similitudes y diferencias (La buena sirvienta no la han querido pasar por Canal 10 de Córdoba). Fue una película de notable éxito de público y duración en cartelera (más de 100 funciones). La crítica le dio un gran apoyo, el periódico La Nación publicó: "Aborda Deshonra algunas situaciones clásicas que envuelven una requisitoria y una lección de utilidad social". Bajo el argumento del encarcelamiento de una inocente, Tinayre nos introduce en el mundo de la cárcel de mujeres. El lesbianismo aparece a lo largo de la obra a través de un personaje secundario, una reclusa, que a pesar de todos los esfuerzos del sistema seguirá sin corrección: el personaje es la semilla de la discordia, es rebelde, mala compañera, abusadora, alcohólica. En el contexto de la película vemos todos los prejuicios de la época y sobre todo, el que equipara a la homosexualidad con la delincuencia. En ningún momento se dice que es lesbiana sino: ....- Esa .... vos sabés.... - se dicen entre sí las otras reclusas que le temen como si fuese el mismísimo demonio. Sus amantes son unas pobres desdichadas sin fuerza de voluntad, deficientes mentales casi, que caen bajo su influjo a causa de los favores dispensados por ella, como ser unos pocos cigarrillos.



En ambos filmes nos encontramos con los mismos tipos de mundos creados para desenvolver en ellos las historias de homosexuales. Las películas siguen la línea de la tradición inaugurada en la literatura con "El matadero" y , ya más decididamente con "Los invertidos", de mezclar la homosexualidad en personajes psicológicamente muy conflictuados, al borde de la locura, donde tienen que vivir su deseo de manera oculta o en ambientes marginales. Las relaciones están en un "fuera de la ley" y son protagonizadas por seres oscuros, los acontecimientos entre los cuales transcurren sus historias son también sórdidos, trágicos, en los límites del delito y del sufrimiento. En este mundo la soledad también se encarna como destino fatal y es imposible acceder a una felicidad dichosa. La pasión es una nave que arrastra hacia la fatalidad a estos seres condenados. Para el espectador no son extrañas estas historias, está acostumbrado a esa lógica de sentido en estas historias, tiene conocimiento de varias de ellas en la vida real. La homosexualidad en la Argentina ocupa un lugar cargado de significados traumáticos, que son posibles rastrear en todas las películas que contienen al tema, ya sea desde su centralidad, o desde subtramas secundarias; en este punto, el ángulo de la burla sigue siendo explotado ( "Apariencias" de Suar, 2000 ).



La línea más actual de representar la homosexualidad desde un punto de vista más cotidiano y con seres más comunes, igualmente proyecta en estos personajes y situaciones las condiciones de prejuicio y marginalidad en alguno de los aspectos, ( situación social, ambiente en el que se desenvuelve, estilos de vida, consecuencias de su elección sexual, etc.), con lo que se demuestra todavía que la exclusión y los prejuicios hacia los sexualmente “diferentes” existen.



V . EL NUEVO SIGLO: Lo “queer” y la Argentina retrógrada.

La globalización no es de ahora, existe al menos desde los inicios de la época moderna, la era de los descubrimientos y la expansión de Europa. Desde que Magallanes circunnavegó el mundo, la red de vínculos no hizo otra cosa que profundizarse. Pero en la actualidad los circuitos informáticos y el tráfico satelital de las comunicaciones conectan a todos los lugares del planeta en forma instantánea. La opinión pública tiende a ser doblemente marcada por este hecho desde el momento en que el aparato de televisión favorece la comunicación y la incomunicación al mismo tiempo. La percepción de todos los rincones del planeta puede ser instantánea, forjando para los individuos un modelo de vida al que Marshall McLuhan denominó como propio de "la aldea global". En esto consiste la instantaneidad de flujos, tanto de capitales económicos como culturales. La penetración transnacional de los diversos capitales se agudiza y está en plena marcha. Obviamente el equilibrio es desigual. Los Estados Unidos se han convertido en la potencia hegemónica que instaura un "nuevo orden", orden lleno de contradicciones en su mismo seno, la desigualdad en la distribución de la riqueza y el conocimiento crece a pasos agigantados y parece ser que nada torcerá este rumbo por lo menos en el corto plazo. Ante esta nueva situación, ya claramente dispuesta desde la desintegración del imperio soviético, los movimientos anti globalización y de pensamientos contestatarios en lo cultural y político han proliferado. De momento se asiste a un crecimiento de la cultura de los "intersticios", de las "hendijas".



Es en este sentido en donde adquiere importancia el análisis de las identidades y su representación en los medios de comunicación social, más si hasta el presente habían estado ocultas o relegadas al estatus de temas sin importancia. A partir de los 90 en la Argentina la organización de incipientes asociaciones en torno al núcleo de la identidad sexual ( Comunidad Homosexual Argentina, Gays por los Derechos Civiles, Travestis Unidas, Cuadernos de Existencia Lesbiana, Iglesia de la Comunidad Metropolitana , etc.), pretende la superación de prejuicios y fobias intergrupales. Visibilidad y movilización, Marchas del Orgullo, solidaridad y presión frente al sida, presencia en los medios, cuestionamientos de los géneros, avance en la conquista de los derechos civiles, continúan siendo las respuestas a una sociedad todavía discriminatoria y violenta. De más está decir entonces la importancia que tienen el cine y la TV. como pantallas para la circulación de esta problemática: Un policía que tortura a una travesti, un padre le quita a una chica lesbiana las llaves de su casa, un periodista que se babea frente a una bisexual, una maestra que desea fervientemente un destino "mejor" para su alumno maricón, un ex comisario que presagia un futuro de soledad para los gays, un monseñor que menoscaba la aptitud docente de las personas homosexuales, son todos hechos que al suceder aquí y ahora, nos hablan de nosotros mismos, y que mejor espacio para hacer circular las ideas que el cine y la televisión. El tema de la sexualidad pasa a ser secundario, lo que está en juego, son las conductas discriminatorias y represivas de nosotros mismos. Nada mejor para repensar en uno mismo como con un buen espejo que nos devuelva la imagen.



Un ejemplo de trasnacionalización de la cultura es el fenómeno de las políticas "queer", ajeno a nuestras latitudes, pero con un punto en común: es importante hablar de discriminación como forma de exclusión social. La idea de una "igualdad" entre los habitantes de este planeta puede ser una fantasía peligrosa. La política en derechos humanos resultó ser efectiva arma cuando es puesta en práctica, en muchos casos mejorando la calidad de vida de las sociedades. Una política queer implica algunos principios básicos: a) que las identidades no son fijas, sino cambiantes y múltiples, y que no sirven para definir a nadie ( decir que alguien es lesbiana no indica nada, porque las formas del ser lesbiana son tantas, que es imposible deducir nada de la persona en cuestión con apenas ese dato) , b) que no hay una opresión fundamental, sino que las personas somos sujetos de opresiones diversas, y nuestra posición en el mundo nos da privilegios también. En la interacción de las opresiones está la lucha política , c) el objetivo no es la obtención de igualdades o libertades políticas,sino la confrontación con el sistema, el hacer visibles las contradicciones, inquietar, plantear preguntas. El cuestionamiento apunta a la base misma del sistema, a las ideas de tradición, familia, propiedad. A la estructura dicotómica: arriba-abajo, hombre-mujer, cielo-tierra , homo-hetero, etc. , d) el rechazo al guetto en todo nivel, lo que en el terreno político lleva a privilegiar la coalición como forma de trabajo y las ideologías por sobre las identidades.



Las ideas "queer" valen por su contenido filosófico, lo mismo que las ideas proyectadas cuando se pasa una película. La veta sobre estos temas llevados al cine parece ser muy rica e inacabada como lo demostró el Festival Diversia (2004, Bs.As.), fueron más de 50 películas sobre la temática de la diversidad sexual, la gran mayoría realizadas en la actualidad, en los más diversos formatos y estilos. En el ámbito latinoamericano del cine merece destacarse la trayectoria y proyección del Festival MIX del Brasil sobre la misma idea. Cabría preguntarnos si es solo una moda pasajera o representa otro fenómeno más abarcativo del cine que tiene que ver con la búsqueda de la identidad. A partir de los 90 son muchas las películas de nuestro cine que cuentan las historias de personas comunes, vida cotidiana , vivencias personales, la vida íntima de las personas en sus más pequeños detalles. Es lógico suponer que dentro de esta corriente haya aparecido un festival de cine gay-lésbico. "Felicidades", "El asadito", "El perro", "Mundo grúa", "Bolivia", "La ciénaga", "Buenos Aires viceversa", "Vagón fumador", y otras tantas películas, son representantes directas de una búsqueda de identidades que nos sean propias, a la vez que personales e intransferibles, en seres cotidianos y vivencias personales. La mirada sobre el aquí y ahora y la puesta al desnudo de los habitantes de las historias. Las historias cotidianas se amplifican bajo la mirada de una lupa. Que se amplifiquen las miradas sobre las minorías sexuales y sus personajes, es una continuación de este fenómeno.



En la televisión a pesar de lo distinto del código, el tema también se hizo presente. Por un lado se utilizaron las pantallas para hablar más abiertamente de la sexualidad de las personas, y de los temas ligados a ello. De manera autorreferencial, las personas hicieron explícitas sus preferencias sexuales, el sexo dejó de ser el tema tabú de 30 años atrás. Con respecto a los homosexuales y la homosexualidad el "boom" en el medio televisivo apareció con fuerza a partir del 2001 y todavía hoy registra interés, sobre todo los temas relacionados con la transexualidad. Por otro lado el tema se coló en los seriales, unitarios y novelas de la pantalla. El tema es tratado desde los más diversos géneros televisivos, sin dejar de lado ni la ficción, ni los programas de corte periodístico, de opinión o de entretenimiento general. Las personas hablan de su sexualidad en los programas mediáticos como "Almorzando con Mirtha Legrand" o "Hola Susana", demostrando así que este medio es caja de resonancia directa de los cambios culturales.



Para concluir quiero dejar en claro también que la “derecha”, es decir la iglesia católica a la cabeza de todo un grupo de otras Instituciones de la sociedad, cargan y disparan contra los homosexuales y demás minorías sexuales, blandiendo banderas y espadas de ideologías de todo tipo y de las más execrables: racismo, fascismo, terrores medievales. Los “huevazos” de las travestis y piqueteros a la Legislatura porteña, y su represión, nos muestran que estamos en el foco de una lucha de los que pretendemos una sociedad mejor, con justicia social e igualdad de condiciones, y que esta lucha por lejos de finalizar, recién está en sus comienzos.



BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:



. "La homosexualidad en palabras: hacia la transformación de nuestro imaginario sexual social". Secretaría de extensión universitaria, UNC. Becarias: Adriana Barrionuevo, María del Rosario Dosio.


. "Historia de la homosexualidad en la Argentina " de Osvaldo Bazán. Editorial Marea, 2004.


. “Informe anual sobre violaciones a los Derechos Humanos y Civiles en la república Argentina basada en la orientación sexual de las personas y de las personas que viven con VIH/SIDA”, Biblioteca GLTTB de la CHA , Edición corregida y actualizada 2002.



. "Médicos, maleantes y maricas". de Jorge Salessi.


. "Fiestas, baños y exilios" de Rasipardi y Mondarelli, Buenos Aires, Sudamericana, 2001.


. “Historia de la tortura y el orden represivo en la Argentina ” de R. Rodríguez Molas, Eudeba, 1985.


. "El tema homosexual en el cine argentino" de Daniel López, diversos artículos en la revista Humor 1985.


. "La fragilidad ética" de Tomás Abraham, Página / 12 (26.8.1990).


. "Homosexualidad Hoy" de Antoni Mirabet i Mullol, Editorial Herder, 1985.


. "Homos" de Leo Bersani, Ediciones Manantial, 1998.



. “ Historia de la locura en la época clásica” de Michel Foucault, Tomos I y II, Fondo de Cultura Económica, México, 1986.


. "San Foucault, para una hagiografía gay" de David Halperin, Cuadernos de Litoral, 2000.

. "El género en disputa" de Judith Butler, Editorial Paidós, Mexicana, 2001.



. "La confesión gay. La verdad desnuda" artículo de revista Noticias, 5 de agosto de 2001.



."Un diccionario de Films Argentinos" de Raúl Manrupe y María Alejandra Portela, Ediciones Corregidor, 1995.



. "El cine en su época" de Enrique Lacolla, Ediciones del Corredor Austral, 2003.

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