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DOS TITULOS - UNA SOLA POLÍTICA
Por Reenvio (((i))) CORREPI - Friday, Jun. 02, 2006 at 6:55 PM
correpi@fibertel.com.ar

Mientras el "gran diario argentino" titulaba que Kirchner les pedía a los militares "más apego a los derechos humanos", Diario Popular caratulaba "Pibe fusilado por la policía".

Parecen políticas contrapuestas, pero en realidad es una misma. Las usinas gubernamentales utilizan la propaganda oficial para acentuar, en contraposición con la realidad, sólo los derechos humanos que tienen que ver con el pasado, mostrar como únicas víctimas los desaparecidos durante la dictadura militar y como únicos victimarios, los militares. Lo de allá lejos y hace tiempo, y además, la paja en el ojo ajeno.

No es que el gatillo fácil, las torturas, las muertes en custodia no sean para el gobierno temas de derechos humanos. Por el contrario, pone todo el esfuerzo en negarlos, invisibilizarlos, como si las balas no las tiraran ellos. Acompañado por organismos tradicionales que siempre han menospreciado a las víctimas que no fueran militantes setentistas, el gobierno sustenta una política de DDHH tendiente a hacer creer que se ocupa de los derechos humanos. Para ello monta un dispositivo mediático, del orden de la palabra, procurando el ocultamiento de “sus” violaciones a los derechos humanos y buscando el consenso para reprimir.

En tanto se vanagloria con los DDHH del pasado, los saca a relucir y los ofrece como mercancía, escondiendo su carácter netamente represivo. Se escuda en los derechos humanos del pasado para poder vulnerarlos en el presente. Detrás de su preocupación por los derechos humanos violados por los militares, detrás de su plaza llena, entretenida por representantes de organismos tradicionales y artistas históricamente vinculados a la lucha, está la represión a estudiantes secundarios en Mendoza, donde la policía incluso sustrajo pibes de sus casas; está la continuidad en funciones de represores del Puente Pueyrredón que ejercen como seguridad privada al igual que tantos otros canas asesinos, amparados por el Estado en este y todos sus gobiernos. Aún el tratamiento que hacen de la violación de los derechos humanos de la dictadura, aislándolos de toda consecuencia presente, resulta cínica. Como si aquel terrorismo de estado no hubiera tenido nada que ver con las políticas económicas de entrega y exclusión que, precisamente, no variaron con K.

No le pide apego a los DDHH humanos a sus policías, le pide al pueblo que crea que las fuerzas entrenadas para aplastarlo no son tan malas, que creamos en la bondad y humanidad de las fuerzas, que subestimemos a nuestros asesinos. Necesita policías que violen los derechos humanos. Necesita policías bravas para represiones bravas, y ya que estamos, prefectura, y gendarmería.

Por más fotito grandilocuente, la política de derechos humanos de K ni siquiera es un gran fraude. Es la mejor mascarada para poder reprimir sin ser acusado de represor.

No son dos políticas, ni siquiera dos discursos. Es la mascarada populista, mentirosa, mientras las balas van siempre para el mismo lado.

CORREPI
Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional


correpi-prensa@fibertel.com.ar

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LA APDH DARA CLASES A POLICIAS DE LA MATANZA
Por El otro semejante - Monday, Jun. 05, 2006 at 9:36 AM

LA APDH DARA CLASES A POLICIAS DE LA MATANZA

Un curso contra los excesos

La APDH y el Ministerio de Seguridad bonaerense organizaron talleres de DD.HH. La idea surgió después de que uniformados de San Justo mataron a balazos al joven Miguel Cardozo, hace 15 días.

El secretario de DD.HH. bonaerense, Edgardo Binstock (der.), abrió las jornadas en La Matanza.
“Los excesos de la policía los vemos todos los días. Por suerte no siempre terminan con una muerte, pero pasan todos los días”, denuncian desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza. La muerte de la que hablan, la más fresca en el recuerdo, es la de Miguel Cardozo, un adolescente de 15 años que hace dos semanas caminaba por San Justo con unos amigos y, después de patear una botella en la vereda, fue golpeado y fusilado por un oficial de la Bonaerense. Tratar de frenar esa violencia es lo que se proponen la APDH y la Subsecretaría de Participación Comunitaria del Ministerio de Seguridad a partir de una serie de talleres sobre derechos humanos que empezarán a dar a los policías de La Matanza y que fueron presentados en una Jornada de Derechos Humanos para la Policía.

Desde hace cinco años, la APDH realiza recorridas por las más de 20 comisarías del distrito. Caminando por los barrios reciben las denuncias de los vecinos y después intentan ser escuchados por los comisarios. “Los buscamos a ellos porque son los máximos responsables de las comisarías y deben responder por lo que hacen sus subordinados”, señaló a Página/12 Marcelo López, de la APDH. De a poco lograron algunos avances. Por ejemplo, en la organización reconocen que las detenciones injustificadas, hechas por la sola portación de cara, ahora son un poco menos frecuentes. Aunque los problemas continúan.

Las quejas apuntan a los excesos de la policía, a la utilización de los ilegales books de fotos donde quedan registrados los detenidos y a los errores cometidos en la instrucción procesal penal, que derivan en la detención de personas que luego son absueltas por los jueces.

Los reclamos y los talleres fueron presentados en una jornada de derechos humanos que se desarrolló en la jefatura de la Departamental La Matanza, en la que participaron el secretario de Derechos Humanos de la provincia, Edgardo Binstock; oficiales de las diversas comisarías del distrito, representantes del departamento judicial de La Matanza, autoridades municipales y la APDH.

Para Binstock, “es necesario terminar con la dicotomía entre seguridad y derechos humanos, que es planteada desde muchos sectores de la sociedad y de los medios, y a la que se llegó después de la aplicación de una política de exclusión y de violencia en la década del ’90”. Según explicó, los efectos de esa política se reflejan en un dato: mientras que en el 2000 había 12 mil presos en toda la provincia, en el 2006 esa cifra trepó a los 30 mil, y la mayoría de ellos son jóvenes pobres de entre 18 y 25 años.
“La capacitación y la formación del personal policial debe servir para perfeccionar el respeto por los derechos humanos, para generar un importante cambio y una nueva cultura policial”, consideró Juan Carlos Carrizo, jefe de la Departamental de La Matanza. A pesar de que reconoció que “aumentaron las diferencias entre lo que prometemos y lo que hacemos de verdad”.

“La solución es modificar la estructura de capacitación para que tengan bien integrada la cuestión de los derechos humanos –aseguró Marcelo López–. En la academia tienen una materia sobre el tema, pero el problema es quién capacita y desde qué perspectiva. Lo cierto es que no es nuestra responsabilidad formar a la policía, pero la formación que tienen, en la práctica, no se ve.”

Los talleres empezarán el mes próximo con la articulación de la Subsecretaría de Participación Comunitaria. En principio concurrirán dos policías por cada una de las dependencias de La Matanza, que en total son: 22 comisarías, un destacamento, una comisaría de la Mujer y otra de la Mujer y la Familia. Serán cuatro clases de tres horas cada una que se darán cada quince días en el aula de una escuela.
“La propuesta es trabajar las matrices de aprendizaje de los participantes. Poder ver qué conocimientos y nociones traen desde su ámbito de origen y cuánto incorporaron en las academias de instrucción dela fuerza, y que vayan modificando algunos valores y las pautas de procedimiento”, detalló López.

Las reuniones aspiran a estar lejos de los planteos puramente teóricos y buscarán trabajar a partir de casos específicos que serán analizados. “Utilizaremos elementos movilizadores, como recortes periodísticos, testimonios y relatos de acciones puntuales de la policía, que nos permitan ver cómo se actuó y reconocer cómo se debió haber actuado, qué cosas se hicieron mal y de qué forma se tendrían que haber hecho”, afirmó. Una vez terminados los talleres, el objetivo es que los policías puedan ser evaluados en las mismas comisarías en las que trabajan por los abogados de la APDH, para lo cual ya consiguieron la aprobación de al menos algunos de los comisarios.
“Los policías salen de los mismos barrios de donde son los chicos a los que les pegan. Nosotros queremos trabajar en la reconversión de esos policías –indicó–, porque sabemos que las exoneraciones no solucionan el problema. Los exonerados después terminan como mano de obra desocupada.”
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Informe: Lucas Livchits - P12, 05 de Junio de 2006 - http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-67872.html
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GATILLO FACIL en SAAVERDRA
Por E otro semejante - Wednesday, Jun. 14, 2006 at 12:28 PM
ARGENPRESS Capitalismo & juventud

Derechos humanos

GATILLO FÁCIL EN SAVEDRA

Por: CORREPI
(Fecha publicación: 13/06/2006)
http://www.argenpress.info/nota.asp?num=031257


El 14 de abril Javier Diego Sánchez, de 21 años, salió de su casa en Isidro Casanova y viajó hasta el barrio de Saavedra en la ciudad de Buenos Aires. Diego se ganaba la vida vendiendo artículos de limpieza a domicilio. El viernes santo, semi-feriado, era un buen día para encontrar gente en sus casas y ofrecer su mercadería.

Para el mediodía, sin embargo, la cosa no venía bien. Apenas había vendido unos veinte pesos, bien lejos de la 'diaria' necesaria para cubrir el viaje, reponer la mercadería y que quedaran unos pesos para el puchero. La panadería 'Las Familias', en la avenida Congreso al 5000, estaba abierta. Entró a ofrecer a la dueña sus rejillas y rollitos de virulana, pero la mujer no le compró nada. Antes de irse, alcanzó a ver que la caja registradora estaba abierta, y que la señora se iba al fondo del negocio. Diego se tentó, volvió a entrar y manoteó unos pocos billetes de diez pesos. No se dio cuenta que una campanilla anunciaba el ingreso de gente al negocio, por lo que la dueña volvió al salón y lo pescó literalmente con las manos en la masa.

La mujer gritó y lo corrió. Diego salió disparado como alma que lleva el diablo, y detrás de él, el hijo de la panadera, que estaba en la vereda. Los gritos alertaron a unos transeúntes que lo frenaron en la esquina. Diego forcejeó, tiró el dinero y la bolsa con su mercadería y siguió corriendo. El hijo de la panadera levantó el dinero y la bolsa con 3 trapos de piso, 2 esponjas de baño, 4 rollos de virulana y 20 curitas, y se volvió al negocio con el inesperado regalo. Ahí hubiera terminado la historia, con flor de lección aprendida para el improvisado ladrón que en el intento perdió el posible sustento del día, si no hubiera sido que en la otra esquina la escena había sido vista por el Agente Juan Gastón Pereyra, de la 39ª.

Pereyra corrió por una calle paralela y vio al chico, que seguía corriendo, a una cuadra de distancia. Gritó 'parate, parate', y disparó una vez. No lo podía alcanzar, y encima al cruzar una calle lo demoró un auto que casi lo atropella. Diego ya llegaba al terraplén del ferrocarril Mitre. Con una agilidad que el policía no se animó a imitar, saltó la alambrada, y siguió corriendo al costado de la vía. Más disparos. Unos pocos pasos más, y cayó. La bala entró por la ingle izquierda, y lo atravesó en diagonal. Grandes vasos, intestino, vejiga, hueso sacro. En minutos había muerto. 'Le tuve que tirar' dijo Pereyra a los primeros policías que llegaron alertados por los llamados de los vecinos que oyeron los disparos. 'Tenía más a mano mi arma personal', agregó para justificar que usó una Bersa Thunder calibre 40 en lugar de la reglamentaria.

Lógicas y cosad raras de siempre

Por supuesto que al rato se secuestró un revólver, supuestamente hallado a tres metros del cadáver. Un revólver español tan viejo y estropeado que más que 'perro', es una jauría. Por supuesto que el policía es el único que dice que Diego empuñaba el arma y que le apuntó varias veces en la carrera. Cosa rara, que si estaba armado no hubiera evitado que la señora lo echara de la panadería, ni tratara de asustar apuntándolos a los que lo pararon en la esquina. Cosa rara que desde el comando radioeléctrico se preocuparan por preguntar con insistencia si el 'arma del caco' estaba secuestrada, y si el disparo que lo había matado era de frente. Parece que ahora tienen indicaciones de evitar los incómodos tiros por la espalda.

La mamá de Diego, Carmen Sánchez, se contactó de inmediato con CORREPI y nuestros compañeros abogados ya están trabajando en la causa, que para felicidad de todos (los policías) tramita en la moderna Fiscalía de Distrito de Saavedra. En el mes transcurrido, y pese a la presión de la querella, sólo tomaron declaración testimonial a un puñado de policías y a dos o tres civiles, además de agregar los informes periciales elaborados por otras dependencias (autopsia, pericia balística, etc.).

Dato no menor

El policía Pereyra es 'carne fresca', como dicen en la fuerza. Promoción 2005, con cursitos de DDHH y esas maravillas de la nueva formación policial. Sigan, nomás.

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