Julio López
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Derecho a la Comunicación, acceso público y telefonía en Argentina. Una mirada crítica.
Por Piastrellini, Provittina, Sandoni - Sunday, Jun. 04, 2006 at 6:43 PM
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¿Cómo plantear la Sociedad de la Información en un país que aún no ha logrado resolver cuestiones básicas como educación, salud, empleo, etc.?

De acuerdo a la definición provista por la empresa Telefónica, la expresión ”Sociedad de la Información” hace referencia a un estadio de desarrollo social caracterizado por la capacidad de sus miembros para obtener y compartir cualquier información, instantáneamente, desde cualquier lugar y en la forma en que se prefiera. En el marco de la Cumbre Mundial sobre la SI llevada a cabo en Ginebra en el 2003, los líderes del mundo manifestaron su compromiso de construir una Sociedad de la Información en la que todos podamos crear, consultar y compartir la información y el conocimiento, a fin de que nuestros pueblos puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo sustentable y en la mejora de la calidad de vida. No obstante, es innegable que la implementación de este proyecto que nos conduciría al ideal de una sociedad integradora e igualitaria no deja de resultar utópico a juzgar por las actuales circunstancias de nuestro país. ¿Cómo plantear la Sociedad de la Información en un país que aún no ha logrado resolver cuestiones básicas como educación, salud, empleo, etc.?

En Argentina, donde un reducido sector empresarial concentra el capital mientras que el grueso de la población vive bajo de la línea de pobreza; donde las oportunidades de acceso a la salud, educación y trabajo son cada vez más desiguales y donde las constantes protestas configuran el paisaje cotidiano, el tema de las comunicaciones adquiere características particulares. Nos centraremos en el panorama que presentan las telecomunicaciones en el marco del territorio nacional, poniendo especial énfasis en las desigualdades en el acceso y la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación. De todas ellas, quizás sea la telefonía la que nos brinde mayores insumos para el análisis. En este recorrido resultarán fundamentales las referencias al entorno, pues constituye el factor principal que condiciona la orientación y el ritmo de la Sociedad de la Información.

Situación actual de las infraestructuras en Argentina. Desnudando la desigualdad.

Se estima que en Argentina existen en promedio 23 líneas telefónicas fijas cada 100 habitantes, lo que nos convierte en uno de los países con mayor teledensidad de América Latina. A pesar de estos números a simple vista alentadores, todavía hay 12 millones de argentinos que carecen del servicio básico. Esto representa un obstáculo para el desarrollo de la Sociedad de la Información, al igual que la baja penetración de computadoras personales (8 cada 100 habitantes), dado que son esenciales para acceder a Internet, el medio clave para afrontar este desafío. Según datos del 2002, el 73% de los hogares argentinos no posee PC ni acceso a la red. Asimismo, se registran importantes diferencias geográficas en el desarrollo de las infraestructuras, que se corresponderían con una inequitativa distribución de los recursos económicos, así como con variaciones en los niveles de formación. Es decir, existe una estrecha relación entre el grado de desarrollo de la SI y el nivel económico y educativo de una región. Esta correspondencia se vuelve evidente en el norte de nuestro país, una de las zonas más desfavorecidas desde el punto de vista económico y de formación en nuevas tecnologías, que concentra poco más del 5% de la plaza de las PC y apenas el 3,5% del total de la telefonía fija; incluso existen numerosas localidades con un solo teléfono o se encuentran totalmente incomunicadas. Estas cifras dejan al descubierto las desigualdades, en especial, al compararlas con el área metropolitana, que reúne más del 63% de las líneas telefónicas y más de la mitad de las computadoras del país. Al 2001 Mendoza se hallaba en el décimo lugar en el ranking nacional con una teledensidad de 16 líneas cada 100 habitantes, mientras que los hogares con computadoras llegaban al 35,5%, lo que coloca a la provincia en una posición privilegiada.

Por otra parte, en el período posterior a la crisis económica iniciada en el 2001, se produjo una considerable expansión de la telefonía móvil a la que contribuyeron la fuerte competencia en el sector y las estrategias de marketing implementadas por las grandes corporaciones (Movistar, CTI, Personal). Si bien se trata de un servicio hasta diez veces más caro (en relación al pulso promedio de la telefonía fija), muchos argentinos optaron por la telefonía celular en detrimento de la línea domiciliaria, tal como se desprende de un pequeño relevamiento realizado entre estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. De continuar esta expansión, los teléfonos celulares podrían acabar superando a los teléfonos fijos en el corto plazo. ¿Cómo se explica este hecho? El teléfono celular bajo el sistema prepago o “con tarjeta” no requiere abono básico ni costos adicionales de mantenimiento, además de que permite llevar un estricto control del gasto. Estas son algunas de las razones que explican, en parte, la gran cantidad de aparatos adquiridos en el año 2005 por sectores de bajos recursos. Aunque la proporción de móviles prepagos en Argentina supera el 80%, esto supone un inconveniente para el avance hacia los servicios móviles de punta. Las empresas, atendiendo a una lógica capitalista de rentabilidad y maximización de beneficios, se están centrando cada vez más en el fortalecimiento y expansión de las redes móviles descuidando la inversión en telefonía fija. De esta manera, sectores marginados del servicio tradicional se vieron obligados a inclinarse por la telefonía celular.

Las desigualdades que se evidencian en materia de comunicación son el reflejo de un conjunto más general de desigualdades que se manifiestan a nivel económico-social. Mientras no se resuelvan los problemas de fondo que afectan a nuestra población, no es posible pensar en un acceso universal e ilimitado a la comunicación; de hacerlo sólo se acentuarían las brechas sociales existentes. Una sociedad con justa distribución de la riqueza y los recursos, con acceso universal a la atención de la salud y a la educación, con abundante empleo e inclusión social es condición para el desarrollo de la Sociedad de la Información. Por el momento, el derecho a la comunicación sólo es asequible a unos pocos.

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