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Límites y paradojas de la Sociedad de la Información
Por Analía Fracchia y Marinés Martin - Tuesday, Jun. 06, 2006 at 1:19 AM
avecespenelope@gmail.com

La sociedad de la información es un proyecto pensado y diseñado por las super potencias mundiales. ¿cómo se ve reflejado eso en nuestros países? ¿Qué implicancias tiene el derecho a la información? ¿qué papel debe cumplir el Estado ante esto?

Límites y paradojas de la Sociedad de la Información
La sociedad de la información no se nos presenta como una revolución, sino como una eterna transición. Existe una brecha que nos ha dividido no solamente en Norte y Sur, sino también ha generado sociedades paralelas dentro de los mismos países y regiones, en los que se vive el cambio informativo con posibilidades adquisitivas muy desiguales y signado exclusivamente por los intereses de rentabilidad de las empresas prestatarias de estos servicios. Este proyecto ha sido ideado en los países desarrollados y pretende expandirse en todo el globo, por lo que resulta pertinente preguntarnos qué consecuencias tendrá a nivel local y cómo resolveremos estas grandes diferencias de acceso.
En la sociedad actual el conocimiento y la información se convierten en la nueva mercancía desplazando a los bienes como valor de cambio fundamental. Es por esto que la adquisición de tecnologías se vuelve indispensable para la inserción de los países y sus habitantes en la denominada Sociedad de la Información.


En este nuevo modelo de sociedad el derecho a la comunicación debería ser considerado como un principio básico para evitar el monopolio y la unidireccionalidad de la información, dada la importancia que cobran estos conceptos. Como ciudadanos todos deberíamos reclamar por el cumplimiento de éste; sin embargo, en la era donde reinan las nuevas tecnologías, resulta paradójico que gran parte de nuestra población desconozca su derecho a acceder a ellas.


Si bien este derecho propone que cada individuo tenga acceso a la información y al uso de los medios de comunicación, no todos los sectores de nuestra sociedad pueden gozar de estos beneficios.
En la Argentina vivimos una alarmante concentración de la riqueza, que se refleja en desigualdades no sólo entre niveles socioeconómicos sino también entre zonas geográficas. Esto tiene como consecuencia una dispar participación en el uso de las tecnologías, ya que hay sectores que ni siquiera cuentan con servicios básicos como la telefonía. Mientras en la Capital Federal la penetración telefónica está hiperdesarrollada, las regiones del Noroeste y del Noreste muestran una evolución muy pobre en las Infraestructuras de comunicación.
Para acceder al uso del teléfono, los usuarios necesitan contar con redes que aseguren la conexión con los servidores, las cuales requieren grandes inversiones por parte de los operadores. Las dos empresas prestatarias de telefonía fija (Telefónica y Telecom) han invertido exclusivamente en las zonas urbanas donde resulta más rentable dejando a un lado aquellas regiones que no generan grandes ganancias. Estas últimas se han visto obligadas a adquirir servicios de telefonía móviles, que resultan hasta diez veces más caras que las fijas. Por otro lado, los servicios telefónicos también deberían servir para posibilitar el acceso a Internet por medio de las líneas telefónicas convencionales. Este acceso se convierte en los últimos tiempos en un servicio indispensable para la conformación del nuevo modelo de sociedad.
En Mendoza no contamos con tecnologías suficientes para llevar a cabo el proyecto de la Sociedad de la Información. Resulta útil analizar la información obtenida entre los alumnos que cursan la carrera de Comunicación Social, dentro de los cuales la gran mayoría cuenta con las tecnologías básicas – como teléfono fijo, celular, computadora, TV, videocassetera – pero casi ninguno cuenta con tecnologías más avanzadas – como Ipop, Palm, notebook, equipos de grabación y/o edición, etc. - . La gran mayoría tampoco cuenta con acceso a Internet en su hogar, por lo que se hace menos frecuente la utilización de la red. Si tenemos en cuenta el hecho de que éstos tienen la posibilidad de concurrir a la universidad, podemos ubicarlos dentro de uno de los sectores más privilegiados de la sociedad mendocina, por lo que resulta alarmante pensar en el casi nulo acceso con el que han de contar aquellas esferas con menores recursos de la provincia.
Es decir que, dada la coyuntura económico-social de nuestro país, resulta impensable construir un modelo de sociedad en el que el acceso a la información esté totalmente librado al mercado. El desarrollo socioeconómico desigual se convierte en una barrera para el avance de la nueva sociedad informacional, si tenemos en cuenta que inclusive la adquisición de una computadora para el hogar, por su alto costo, se encuentra relegada a los sectores más altos de la población.
La regulación debe estar en manos de los Estados, por lo que su propiedad y uso deben superar el impedimento de estar exclusivamente en las manos privadas que tienen intereses mercantiles por encima de los derechos y requerimientos de los pueblos; ya que para estas empresas las personas ya no cuentan como ciudadanía sino solamente en calidad de consumidores.
El gobierno de un país debe dedicarse a la promoción de las nuevas tecnologías, promoviendo la formación para desarrollar un uso inteligente de las mismas y para complementar la acción del mercado en los lugares donde éste no llegue por no ser rentable. También es necesario desarrollar un marco regulatorio que incentive la inversión en infraestructuras y que garantice una competencia limpia e inclusiva, en que todos los pueblos puedan desarrollar sus propios canales para tener la posibilidad de hablar con voz propia.


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