Puntos para el debate del Proyecto de Nueva Ley Nacional de Educación
Por Marta Balbi - Tuesday, Jun. 06, 2006 at 8:06 PM
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Comenzó el debate para sancionar antes de fin del corriente año una nueva Ley de Educación. Cada uno que considere poder expresar las necesidades y aspiraciones de algún colectivo debe participar, de lo contrario seguirán pasando los años en la postergación, la insactisfacción y el error, que siempre cuesta dolor, pobre calidad de vida y muerte prematura.

Éstos son los valores propuestos por el oficialismo. Parecen muy dignos, pero son insolventes y están incorrectamente planteados:

1. EL TRABAJO COMO EJE PRINCIPAL DE LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS,
2. EL RECONOCIMIENTO Y EL RESPETO DE LA DIVERSIDAD,
3. LA IMPORTANCIA DE LA SOLIDARIDAD Y EL ESFUERZO DE TODOS,
4. LA INTEGRACIÓN, Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL Y ECONÓMICA CRECIENTES DE NUESTRO PUEBLO
5. LA INCLAUDICABLE LUCHA POR MAYOR IGUALDAD Y JUSTICIA SOCIAL.


Es cierto que es necesario definir hacia donde queremos ir como sociedad y cuáles deberían ser los pilares sobre los cuales se apoye la construcción del proyecto nacional. Este es el punto principal y más importante a resolver; todo lo demás deviene guiado por él.
La propuesta oficial manda interpretar con realismo la situación de la que partimos y delinear con imaginación y creatividad la estrategia educativa para la Argentina que queremos, declarando que se debe aspirar “a la configuración de una nación con mayor justicia social, producto de la mejor distribución de los beneficios del crecimiento; una nación soberana que recree y transmita su acervo cultural, valores y saberes de calidad en forma democrática, para que todos sus ciudadanos puedan participar igualitariamente en un modelo económico que estará caracterizada por el valor del conocimiento, la ciencia y la tecnología”.
En este breve párrafo están reafirmados los mismos principios que nos condujeron al desastre y está, en todo caso, eligiendo el camino difícil para salir de él.
- Decir que se quiere “configurar una nación con mayor justicia social” suele ser una expresión típica del modelo de “Estado social”. Cuando la Nación se constituyó, a partir de 1853, sus mentores tenían por objetivo el enriquecimiento económico. Todas las acciones que se produjeron entre los variados protagonistas fueron consecuencias de este propósito. A partir de 1945 empieza a declamarse el objetivo de “justicia social”, equivalente a “más amplia y abarcativa distribución de los beneficios del enriquecimiento económico”.
Pero el objetivo de “enriquecimiento económico” es el que ahora se ha de superar, porque los resultados de la investigación científica llegaron a la conclusión de que no es posible continuar sobreexplotando los recursos del planeta. Entonces es necesario introducir un cambio considerable en la evolución del pensamiento político; el desarrollo económico ya no sirve como objetivo nacional; ni siquiera el sustentable.
a. El primer objetivo político ha de ser desde ahora el de preservar la tierra, la pureza y vigor del suelo, el agua y el aire, y proteger la Biodiversidad como la mayor riqueza. Dado que los recursos sufrieron trato abusivo durante los últimos 150 años es necesario ponerse también como objetivo el de la “recuperación de los recursos”.
b. Tan importante como éste, se impone otro objetivo político de naturaleza humana, social: la sinceridad, el sinceramiento, la honestidad del discurso, aunque esa sinceridad nos perjudique. Esta conducta, esta actitud, resulta indispensable para que se pueda cumplir la otra, la anterior. Y “el sinceramiento” involucra el reconocimiento de la identidad cultural: si no somos colonia de las naciones occidentales, entonces somos una nación soberana de América, asentada sobre las naciones aborígenes milenarias, y ubicada en un continente diferente donde se ha construido una cultura propia surgida de la adecuación a estas condiciones particulares y especiales. La cultura indoamericana posee normas basadas en valores y saberes que es imposible desenraizar y que es la base cultural común de todos los pueblos de este continente. Entonces cada nación en América está entrañablemente emparentada con todas las demás; es entre ellas que han de hablar; ellas tienen códigos comunes.
c. El mandato de sinceramiento nos manda a mirar hacia adentro de América, y a plantearnos el objetivo de autenticidad. Sobre esta base, sin aspirar a correrle carreras a las naciones extranjeras que se manejan con otros valores culturales, es que se ha de construir la mentalidad social colectiva: el cuerpo social le pertenece al sustrato natural, y no a la inversa.
d. Como todos somos consumidores, todos debemos ser reparadores, protectores y cumplidores de las estrictas reglas morales que impone la convivencia con la naturaleza y con los otros. Si cada consumidor es importante como reparador y protector, la educación no puede descuidar a ninguno de sus protagonistas y socios. Ha de valorar, enaltecer e incentivar a cada uno de ellos. Y no alterar los valores. Es la escuela la que ha de llegar al alumno y ha de esforzarse por hacerse comprensible. Es la escuela la que ha de llegar al alumno pero no para imponerle su mandato a como de lugar. La escuela ha de llegar al alumno como servicio.
e. Si el Estado aspira a la paz social y a la convivencia armoniosa y enriquecedora entonces tiene que transmitir y difundir las reglas de la convivencia con autoridad y firmeza, pero sustentando valores honestos y no taimados.
f. La evolución del pensamiento jurídico-político actual superó el viejo ‘individualismo’ a favor de una nueva modalidad que considera estructuras sociales de información y comunicación que logran hacer el mejor aprovechamiento de los recursos comunes. Así, la escuela pertenece a una comunidad asumida como tal y dentro de la cual la propia escuela es un órgano más que favorece la información, el intercambio, el encuentro, la comunicación. (La escuela actual suele resultar completamente insolvente para el ‘individuo’ y para la comunidad).
g. La comunidad es el valor social más importante. La comunidad ha de organizar mecanismos eficaces que contribuyan a su funcionamiento y a la superación de sus dificultades. Luego que la comunidad consigue constituirse de forma sinceramente democrática, sin caudillismos ni usurpaciones de poder, entonces ha de avanzar hacia la interacción y el intercambio con otras comunidades. De esta manera los grupos se potencian unos a otros, y se consolidan en su accionar legítimo, incuestionable por lo honorable, justo y sincero.

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