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DEBATE EN LA IZQUIERDA
Por Manolo Romano - Sunday, Jun. 11, 2006 at 1:04 AM

 
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Debates

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Debate en la izquierda
Fecha: 8/6/2006
Autor: Manolo Romano
Fuente: LVO 190


Cuando trabajadores avanzados quieren algún tipo de “unidad de la izquierda”, significa, la mayoría de las veces, una aspiración legítima a la unidad de las tendencias clasistas para la lucha, unirse para fortalecer la posición política de los trabajadores. En cambio, algunos partidos y grupos hablan de “unidad de la izquierda” para otra cosa. Es el caso del MST-Alternativa de Vilma Ripoll, que tiene el proyecto de construir un “partido de izquierda amplio” en el que convivan diversas tendencias internas, no importa si ellas son socialistas revolucionarias, si solo promueven reformas sociales dentro del capitalismo, o si están dirigidas por ex funcionarios del menemismo como Mario Cafiero y su corriente Soberanía Popular. Esta es la intención del MST-Alternativa y otros grupos en las reuniones de la llamada “Autoconvocatoria de la izquierda”. “Se planteó la necesidad de constituir una mesa de coordinación en el camino de poner en pie un movimiento o alguna formación política de tipo transitoria, donde pudiéramos convivir con diferencias distintas organizaciones políticas, sociales y compañeros independientes. Ya que solo de esta forma podríamos plantearnos en algún momento un desafío mayor, como sería la posibilidad de construir un partido entre todos1”. Es un planteo que va en el sentido opuesto no sólo a la necesidad estratégica de que la clase obrera ponga en pie un partido revolucionario sino incluso a que los trabajadores avancen al menos un paso en su independencia política.
Los intentos de construir partidos de este tipo, que reúnen a reformistas y revolucionarios, es el proyecto adoptado por un ala de la izquierda internacional. El MST-Alternativa viene de la ruptura del frente que desde hace más de una década mantenía con el PC -Izquierda Unida- y la división de gran parte de su organización que hoy conforma el MST “El Socialista”. Ahora intenta copiar, sin éxito, el modelo de un partido de Brasil, el PSOL (Partido Socialismo y Libertad) que se construyó a partir de la ruptura de una senadora con el PT de Lula, Heloísa Helena. Detrás de su figura se nuclean diversas tendencias de la izquierda brasilera. Claro que no hay nada parecido en Argentina. En Brasil, el PSOL es el referente electoral “mediático” de una franja de sectores medios y trabajadores a la izquierda del PT y el gobierno de Lula, y las encuestas señalan que podrían obtener millones de votos y bancas parlamentarias en las próximas elecciones. El peso del PSOL es fundamentalmente superestructural, siendo una organización con una militancia de trabajadores y estudiantes prácticamente raquítica -sin siquiera una coordinación mínima entre sus distintos componentes para la militancia cotidiana- y por lo tanto con muy escasa presencia en la lucha de clases (con cierto parecido a lo que fue Zamora aquí en su momento “de gloria”). En Argentina, la “nueva estrategia” descubierta por el MST Alternativa (en realidad, la vieja idea del “rejunte”) se plantea como una especie de “manotazo de ahogado” ante el retroceso sufrido en sus anteriores puestos parlamentarios.
Una “estrategia” que parte de la falsa definición que el “mal” de la izquierda sería el ser “sectaria” por querer construir un partido revolucionario, separado de los reformistas y con clara independencia de clase, y no el oportunismo, término que ha desaparecido del lenguaje del MST Alternativa y sus amigos.

Frentes de clase y partido revolucionario
Para ellos2, la importancia de separarse de los reformistas no les resulta determinante, porque lo que postulan es construir un partido meramente parlamentarista, no para la lucha de clases ni parar forjar los dirigentes obreros y estudiantiles que se preparen para la acción revolucionaria, sino sólo para la acción electoral. A la hora de una táctica electoral, alguien que luche por la transformación revolucionaria de la sociedad puede, a veces, actuar en común con quienes no la quieren, siempre que exprese un voto por la independencia de clase que signifique un paso adelante para los trabajadores (no como votar a un Cafiero, por ejemplo), una primera acción política de ruptura con los partidos capitalistas. También reformistas y revolucionarios podemos marchar juntos en la acción sindical o reivindicativa, cuando significa un paso adelante para los trabajadores, como impulsar una huelga, la defensa ante la represión o al interior de un cuerpo de delegados contra la burocracia sindical. Pero la unidad de tendencias reformistas y revolucionarias en un mismo partido, supone una dirección política común no ya para tal o cual paso táctico sino para luchar por una misma estrategia, por los objetivos finales. Esto significa inevitablemente la conciliación entre el programa de la reforma del capitalismo y el de la revolución socialista: uno respeta la propiedad privada y  la defiende; el otro lucha por la expropiación de los expropiadores. Esto se pone al descubierto en las alianzas políticas que desarrolló el MST en momentos cruciales: sin ir más lejos, durante las jornadas de diciembre de 2001, las movilizaciones que gritaban “chorros, devuelvan los ahorros” encontró al MST (en ese momento unificado) en Izquierda Unida aliado al PC cuyo prominente miembro, el banquero Carlos Heller, implementaba el “corralito” de Cavallo desde la presidencia del Credicoop. Un año después se unían al PS, el mismo partido que hoy se debate entre aceptar cargos en el gobierno de Kirchner o apoyarlo desde afuera. Y encima, el MST de Vilma Ripoll ahora va más allá y propone un partido común con los reformistas.
En fin, la “unidad de la izquierda” que plantea el MST de Vilma Ripoll es para construir un partido estrechamente electoralista y de conciliación, no para la acción revolucionaria en la lucha de clases. En función de ello, impulsa alianzas de colaboración de clases.
Contrariamente, hay que preparar desde hoy una unidad clasista y de la izquierda socialista, empezando por no aceptar la conciliación con figuras como Mario Cafiero, enemigo confeso del clasismo, a quien en los plenarios de la “Autoconvocatoria de la izquierda” se le lava la cara dándole una tribuna para hablar de “soberanía nacional” siendo que fue funcionario privatizador del Astillero Río Santiago durante el gobierno de Menem.

El PO
Curiosamente, el Partido Obrero, a la vez que se declaró opuesto a la propuesta de un “partido amplio de tendencias” tal como propone el MST de Vilma Ripoll planteó a las corrientes presentes en la “Autoconvocatoria de la izquierda”, con Mario Cafiero incluido, construir un “partido obrero de combate” que luche “por un gobierno de los trabajadores”. PO propuso para ello un programa de 7 puntos sobre la base de la lucha por “la dictadura del proletariado”. Pese a las críticas que el PO hace contra el MST Alternativa su propuesta confunde ya que, al no precisar a quienes está dirigida, siendo planteada sin distinción a todos los que participaron en la “Autoconvocatoria...”, plantearía incluso la posibilidad de poner en pie un partido obrero y revolucionario común con ex - funcionarios menemistas si estos aceptaran el programa que plantea el PO.  La unidad en un partido común se daría no por una práctica común en la lucha de clases o una respuesta similar frente a grandes acontecimientos políticos sino por la aceptación de algunos puntos revolucionarios generales.
Además, una propuesta seria en torno a una unidad de partido, supone no sólo un programa común sino una delimitación explícita de las corrientes reformistas que son un obstáculo real para el triunfo de un programa revolucionario. Pero aunque el PO plantea, por ejemplo, la delimitación del “nacionalismo burgués”, increíblemente no nombra ni una sola vez la palabra “Chávez” siendo que la mayoría de los presentes llaman a votarlo en Venezuela e incluso algunos se dedicaron a exaltarlo atribuyéndole el mérito de “haber instalado el debate sobre el Socialismo del Siglo XXI” en Latinoamérica. En los 7 puntos se propone rechazar el “frente popular” de conciliación de clases, pero curiosamente no se dice nada del “frente popular” encarnado en el gobierno de Evo Morales, aquí cerquita, en Bolivia. Y ni siquiera se nombran a los viejos agentes del reformismo latinoamericano y mundial como Fidel Castro, usina de la conciliación de clases en el continente. Sin delimitación de este reformismo realmente existente, ¿vale la pena tomar en serio declaraciones generales por la “dictadura del proletariado”, “la unidad socialista de América Latina” o “la reconstrucción de la IV Internacional”?
Por ello no extraña la definición ambigua que el PO da en este texto de la experiencia del PSOL de Brasil, del cual dice que “se trata de un compromiso inestable entre posiciones diferentes, que toman como referente su mínimo común denominador” (PO 948, 1-6-06). Una visión por demás embellecedora de un partido que ni siquiera fue capaz de votar que no haría alianzas electorales con partidos burgueses3.

Frente Clasista y de la Izquierda Socialista
Desde el año 2002, el PTS planteó a los compañeros del Partido Obrero, al MAS y a la izquierda que se reivindica clasista y socialista a marchar hacia un Congreso que discuta las bases de un partido de los trabajadores revolucionario unificado. Llamábamos también a los compañeros del MST a que rompan su alianza con el PC en Izquierda Unida. En aquellos momentos ni el PO ni el MAS respondieron a un llamado unitario. Centraron su actividad en fortalecer su presencia en las calles a través de las columnas del movimiento piquetero y pensaron que eso los llevaría por si solo a construir un gran partido. El PO llegó a plantear una “dirección política” común del movimiento obrero con la ANT en la que participaba Raúl Castells, virtualmente un “partido piquetero”, no revolucionario. El MST, mientras les copiaba el “método de construcción” en el movimiento de desocupados profundizaba su giro derechista en la alianza de IU con el PS en la provincia de Buenos Aires (el mismo PS que hoy se debate entre ocupar cargos en el gobierno o apoyarlo desde afuera). No hacemos este balance en función de ponernos de acuerdo sobre el pasado, sino para que hoy los lectores de La Verdad Obrera sean concientes y no alimentar falsas expectativas.
Volvemos a llamar a los compañeros del PO y el MAS. También a los compañeros del MST El Socialista, opuesto al de Ripoll pero que siguen reivindicando a IU de sus orígenes, los llamamos a tomar claramente la lucha por la independencia de clase y por la unidad de todos los grupos y organizaciones que se reivindiquen clasistas y de la izquierda socialista. Proponemos un frente de acción política alrededor de tres cuestiones centrales. La primera es la intervención común en la lucha de clases, impulsando no sólo el apoyo a las luchas, sino también la coordinación de los sectores combativos para formar una alternativa nacional a los mandos oficiales de la CGT y la CTA, en el sentido de la propuesta que formulan los obreros de Zanon y el Sindicato Ceramista de Neuquén de reunir un Encuentro Nacional de Trabajadores. La segunda es la constitución de un polo político nacional que pueda presentar posiciones unificadas mediante iniciativas políticas, declaraciones y columnas comunes en las marchas y manifestaciones, y expresarse, por consecuencia, en el terreno electoral.
Y en tercer lugar, proponemos la apertura de un debate -que pueda publicarse en nuestros periódicos y en boletines especiales de discusión- sobre las áreas de acuerdos y diferencias, en el terreno nacional e internacional, en un camino exploratorio de la construcción de un partido obrero marxista, revolucionario e internacionalista.


1 Alternativa Socialista 430, del 31/05/06
2 Partidarios del MST de Vilma Ripoll en Brasil, la diputada Luciana Genro dicen sobre el PSOL que: “Dentro del partido, tenemos sectores que se declaran revolucionarios y otros que se declaran reformistas. Creo que la dicotomía planteada para la izquierda, en el momento, no es esa”
3 Visión que se contradice con la sostenida por el Partido Causa Operaria, el grupo en Brasil de la CRCI, la corriente internacional impulsada por el PO. Este plantea que “Heloísa Helena (…) una política burguesa, con estrechas relaciones políticas con la oligarquía nordestina (…) se formó como figura política con el apoyo político y material de la burguesía y en la defensa de los intereses de la burguesía contra las luchas de las masas”. (Causa Operária on line, www.pco.org.br , 3-6-06). Un buen ejemplo del interés por el “centralismo democrático” de la corriente “internacionalista” proclamada por el Partido Obrero.

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Que feo PTSSSSSS
Por las sectas no quieren la unidad - Sunday, Jun. 11, 2006 at 10:41 PM

o programa maximo completo siempre o no hay unidad, asi es la secta de manolo romano, y emilio albamonte y chipi castillo, los que hacen purgas una o dos veces por año con acusaciones morales y stalinistas. Que podemos esperar de manolo romano y su secta del PTSSSSSSSSSSSSS. cualquier cosa menos UNIDAD de la Izquierda

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MST=LA SOCIALDEMOCRACIA DEL MST....
Por un ex del frente del pueblo - Monday, Jun. 12, 2006 at 11:20 PM

LAS ALIANZAS DEL MST UNITE CONDUJERON A MAS DISPERSION DE LA IZQUIERDA Y A LA PINCHADURA DE MILES DE MILITANTES. INSISTIR CON ESTE TIPO DE ALIANZAS: PC, PS RIVAS, MARIO CAFIERO ES UN CAMINO DE DERROTA YA DEMOSTRADO. ADEMAS TOMAR EL CAMINO DEL ATAJO ACELERANDO TIEMPOS QUE EL CONJUNTO DE LA SOCIEDAD NO PUEDE DAR, ES UN FACILISMO CONTRAPRODUCENTE. EL MST NO TIENE LINEA POLITICA.

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