Julio López
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Un debate franco y un paso adelante
Por Praxis - Sunday, Jun. 11, 2006 at 1:27 PM

Un debate franco y un paso adelante

1ª Seminario por el reagrupamiento de los luchadores y la izquierda

Por Corriente Praxis 01-06-2006

Los días 27 y 28 de mayo se realizó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA el primer seminario programático de la izquierda. El mismo surgió como iniciativa del plenario por el reagrupamiento auto-convocado el 17 de diciembre del año pasado y estuvo organizado en base a documentos escritos presentados con 15 días de anticipación para que todos puedan estudiarlos. El seminario funcionó en tres comisiones según el tema: situación internacional y América latina, nacional y reagrupamiento. El domingo se realizó un plenario conjunto donde se volcó la síntesis de los debates en comisiones.

Algo está cambiando

Aunque en otros países pueda parecer algo de rutina, para la izquierda Argentina debatir durante dos días, con documentos por escrito, donde todos tuvieron el mismo tiempo para exponer, donde hubo diálogo e intercambio respetuoso y además no se dejó a nadie afuera, constituye toda una novedad. Por este motivo, el debate en sí mismo, en el que se pudieron confrontar diversas estrategias y planteos, habilita a pensar que es posible contribuir a una nueva cultura política en la izquierda. Ella comienza por romper los corralitos partidarios, hacer un balance auto-crítico en base a la constatación de una crisis real de las estrategias de construcción de la izquierda revolucionaria basadas en el faccionalismo, la pose auto-referencial y el método monolítico y verticalista (disfrazado de centralismo democrático).

Logramos consensuar entre todos la realización de un nuevo seminario antes de fin de año y la edición de un boletín con todas las ponencias. El lector podrá encontrar en nuestra página http://www.corrientepraxis.org.ar los documentos de la totalidad de los participantes. Al mismo tiempo la gran mayoría (no la totalidad) de las organizaciones presentes nos hemos puesto de acuerdo en que iremos avanzando desde ahora dando pasos prácticos hacia el reagrupamiento.

El método de construcción en el centro del debate

En el seminario se presentaron toda una serie de debates teóricos, políticos y metodológicos, de análisis, e incluso sobre las categorías para interpretar la realidad internacional y nacional. También estuvieron en discusión la caracterización de los gobiernos como el de Chávez y Evo Morales, la situación en Argentina, e incluso las condiciones globales marcadas por la reconfiguración social, política e ideológica de la clase trabajadora y su relación con la estrategia de la izquierda. La lectura de los documentos sirve para ver el contraste en estos puntos de muchos análisis.

Sin embargo hay una cuestión sobresaliente en el debate, el método de construcción de la izquierda, que hace a la perspectiva de cualquier reagrupamiento. En este punto central se configuraron a grandes rasgos dos planteos distintos y en un sentido incompatibles. La idea de realizar un congreso con un plazo a definir para votar un “partido obrero revolucionario” con “centralismo democrático”, sobre la base programática de la “dictadura del proletariado” es un camino. Este planteo pasa por alto que la formación de un partido no es cuestión de un decreto o de la votación en un congreso, sino un proceso vinculado a la relación con las masas, así como a la influencia y la autoridad que un grupo dirigente alcance. Un partido puede ser el resultado, no la premisa de una recomposición socialista.

Lo mismo sucede con el llamado “centralismo democrático”. Bajo esta fórmula se han ocultado las peores prácticas, cuando no se ha convertido en una caricatura. La izquierda argentina, sin ir más lejos, considera el método del centralismo democrático como un instrumento del dominio de su liderazgo histórico frente a cualquier disidencia. Hay organizaciones que en sus cuarenta años de existencia no se le conoce tendencias internas y debates profundos, que al mismo tiempo se den a luz y sean públicos. El eufemismo es que son “homogéneas”. En otras organizaciones, cuando esas divisiones salen a la luz, la fractura es un hecho. Ese método está sintetizado por la idea de que el partido “se fortalece depurándose”.

Por otra parte un sano centralismo debe ser conquistado mediante una práctica y un debate común. Sólo así una dirección gana autoridad y demuestra con hechos la necesidad de tal método. Existen toda una serie de organizaciones y militantes de movimientos sociales de lucha, combativos, que no concuerdan con el centralismo tal como lo entienden en la práctica de la izquierda local ni se lo han planteado como necesidad práctica. Un planteo ultimatista impediría una confluencia entre la izquierda partidaria y los movimientos sociales, y su resultado final sería un alejamiento y no un acercamiento a los planteos partidistas de muchos luchadores sociales.

Pero además un partido y un centralismo no pueden ser fórmulas vacías. Deben ser comprendidas no como apelativos doctrinales, sino como instrumentos concretos. Esto significa entender tanto las nuevas condiciones sociales y económicas en las que se desenvuelve la lucha de clases como los procesos reales de recomposición política concomitantes. La lucha por la unidad de clase y la hegemonía proletaria deberá desarrollarse en condiciones socio-políticas completamente novedosas, frente a las cuales las fórmulas prefabricadas son un obstáculo insalvable. La relación entre los movimientos sociales y sindicales (que en muchos países como Francia o Inglaterra estaban subordinados a los partidos obreros reformistas, que incluso tenían sus diarios y medios de comunicación) y las organizaciones partidarias ya no es la misma. Por otra parte hoy el imaginario socialista no existe para la gran mayoría de los trabajadores y los sectores más explotados. Todas estas nuevas realidades tienen consecuencias profundas a la hora de construir organizaciones políticas. El período más sombrío para las fuerzas populares ha concluido, pero la izquierda necesita encarar de frente un profundo proceso de rearme teórico y estratégico. El formulismo vacío puede servir para continuar una lucha de facciones siguiendo la misma lógica que en el pasado, pero no servirá de mucho para poner en pie poderosas organizaciones de la clase trabajadora y rehabilitar las ideas de la revolución y el socialismo en grandes franjas de la población.

Nuevas condiciones para la construcción de alternativas

Existe otra variante, que necesitamos explorar y es la de facilitar la confluencia entre el movimiento social y los partidos y organizaciones de izquierda. Una construcción movimientista sobre bases anti-imperialistas, anti-capitalistas y socialistas y que esté basado en la independencia de clase sería hoy un enorme paso adelante. Allí podrían convivir diversas tendencias sociales y políticas. Esto puede favorecer un trabajo y una práctica común, un reconocimiento y confianza mutuas entre los diversos sectores y puede permitir también confrontar las discrepancias políticas inevitables en la lucha de clases real. Un movimiento político de estas características forjaría puentes hacia aquellos sectores que cotidianamente luchan por las más diversas reivindicaciones, sindicales, democráticas, estudiantiles, etc., y las articularía en una perspectiva de cambio social global, reabriendo un horizonte socialista para amplias franjas de luchadores y movimientos sociales.

Las condiciones en las que se desenvuelve hoy la política latinoamericana están favoreciendo una perspectiva de estas características. Muchos movimientos autónomos que en el pasado rechazaron cualquier alternativa de construir organizaciones políticas o de participación electoral están comenzando a modificar su punto de vista. Un caso paradigmático es hoy en día el zapatismo, que con el llamado a la “otra campaña”, comenzó a reorientar su perspectiva. La idea de que era posible “cambiar el mundo sin tomar el poder” está siendo revisada por muchos colectivos militantes, luego del desastroso resultado de esa fórmula en Ecuador, Argentina o México, entre otros países.

En nuestro país los movimientos autónomos respondieron de distinta manera ante la crisis del 2001 y luego frente a la asunción de Kirchner. Mientras existen colectivos que reivindican la democracia de base, son opositores al gobierno y abren un debate sobre la necesidad de una herramienta política, otros han sido cooptados por el aparato de gobierno o, en nombre de la “lucha contra la izquierda verticalista”, quedaron liberados de cualquier control militante en la toma de decisiones, como sucedió con Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora.

Evitando la auto-proclamación sectaria de pequeños grupos de izquierda aislados de las masas y superando el anti-partidismo ingenuo de los teóricos autonomistas, es posible hallar caminos en común y refundar una nueva izquierda en Argentina.

Nuevos desafíos

Entre las fuerzas de izquierda hay quienes se aferran a la primera perspectiva, como el PO, a quién la crisis y dispersión de la izquierda no lo aqueja ni lo aflige. Ellos han propuesto un método (congreso, centralismo, dictadura) que para avanzar aunque sea un paso hacia delante y sobre todo construir puentes hacia las masas, nos parece inviable. Sin embargo, como decía Marx en su tesis sobre Feuerbach, los misterios de la teoría sólo encuentran su solución racional “en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica”. Cada una de estas dos lógicas puestas en competencia deberá demostrar la “terrenalidad” mediante su práctica. Mientras seguimos debatiendo en seminarios y talleres para lo cual nos hemos comprometido mutuamente, cada una de estas perspectivas tiene que intentar sus propios caminos, y está bien que así sea. La participación de importantes dirigentes sindicales del MIC (Movimiento Intersindical Clasista) y la vocación unitaria, aún en la divergencia, de una importante cantidad de organizaciones, han abierto nuevas perspectivas en la lucha por el reagrupamiento de la izquierda y las fuerzas populares. El debate será acompañado por un intento de confluencia práctica en el desarrollo de las luchas y en el enfrentamiento a la política económica del gobierno y el imperialismo. Ahora se abre una nueva etapa, ampliando el espacio del reagrupamiento, confluyendo con otros sectores militantes, con dirigentes sindicales y del movimiento popular, llevando esta propuesta a intelectuales, estudiantes y académicos, en fin, encarando nuevos desafíos de cara a quienes reclaman de la izquierda socialista nuevos métodos y nuevas responsabilidades.


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Declaración conjunta

Se realizó el primer seminario programático por el reagrupamiento de la izquierda y los luchadores

1.- Un conjunto de organizaciones sociales y políticas de izquierda hemos venido desde hace unos meses debatiendo con el objeto de dar pasos hacia un reagrupamiento de las fuerzas que hoy están dispersas. El primer seminario ha sido el inicio de una exhaustiva discusión teórica y política, que los participantes hemos comenzado a realizar. Para darle continuidad a este espacio proponemos realizar un nuevo seminario antes de fin de año en común con las corrientes y militantes independientes que organizamos este y otros que quieran participar. Dar a publicidad los documentos y las ponencias que se plantearon a través de un boletín.

2.- Al mismo tiempo, y en paralelo, en el seminario se ha podido constatar una diversidad de posiciones, de acuerdos y diferencias, y que por lo tanto los participantes se habilitan a agruparse en diversos movimientos y reagrupamientos de acuerdo a sus visiones sobre el proceso de confluencia de la izquierda, la importancia del MIC, lo electoral, etc.

3.- Partimos de un diagnostico común de que hoy en día las fuerzas de izquierda, tanto las organizadas como las no organizadas, provengamos de corrientes políticas o de movimientos sociales de lucha, nos encontramos ante la necesidad de superar la fragmentación de la izquierda para luchar contra el capitalismo y el imperialismo. En esta revisión autocrítica están en discusión aspectos políticos y metodológicos de las formas de encarar una construcción genuina en el movimiento de masas. Muchos de esos errores como el fraccionalismo, el aparatismo y el sectarismo, nos han llevado muchas veces a priorizar la lucha entre nuestras propias organizaciones en vez de ampliar nuestras fronteras limitadas a nuevos sectores de la clase trabajadora y de los sectores populares que han emergido a la lucha en los últimos años.

4.- Por las diferencias que aun nos separan, entendemos que debemos recorrer un camino para despejar desconfianzas y entablar un dialogo productivo, teniendo en común una estrategia antiimpe-rialista, anticapitalista y socialista, y encarando el reagrupamiento desde una perspectiva de independencia de clase.

5.- Apostamos a crear un espacio abierto a los miles de militantes y activistas sindicales, estudiantiles, piqueteros y de los más diversos movimientos sociales. Pretendemos que la militancia social, hoy sin contención política, sea protagonista de la construcción de una nueva izquierda en la Argentina. Este espacio debe estar abierto en función de ampliar los ámbitos de conformación del reagrupamiento invitando a más sectores a que se sumen a la iniciativa.

Beto Pianelli del Cuerpo de Delegados del Subte; Gerardo Pensavalles y Fabio Resino de Cooperativa Bauen; Luis Bazan del SIPOS de Córdoba; Marcos Miño de ATE - Industria y Comercio; Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST); Corriente Praxis; Partido Comunista de los Trabajadores (PCT); Brazo Libertario; Frente José Martí; Soberanía Popular; Tomas Devoto - Movimiento por un Pueblo Libre; Liga Socialista Revolucionaria (LSR); Orlando Matolini y Reynaldo Saccone de la Fundación Río Matanza; Militancia Comunista; MTR 12 de Abril; Corriente Socialista El Militante

Nota: La presente declaración fue puesta a consideración en el seminario para que cada participante evalúe si la suscribe. La presentamos con las firmas que tenemos registradas fehacientemente hasta el momento, aunque la mayoría de las organizaciones que faltan han comprometido su firma. Expresamente, solo se pronunciaron en contra el PO y el MAS.

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¿Un seminario contra el programa?
Por Partido Obrero - Sunday, Jun. 11, 2006 at 10:29 PM

¿Un seminario contra el programa?

“Con un programa estratégico podemos coincidir sin ponernos de acuerdo en una lucha concreta. Y al revés, podemos avanzar en luchas puntuales aún cuando no tengamos coincidencias en las cuestiones de fondo del programa.”


Este planteo textual del MST-Alternativa Socialista en la comisión internacional del “Seminario para el Reagrupamiento de la Izquierda y las Fuerzas Populares”, fue una respuesta a la presentación del Partido Obrero. ¿Para que discutir un programa? ¿Para qué discutir si es vigente o no la revolución socialista, la dictadura del proletariado o la reconstrucción de la IV Internacional? Hacerlo no serviría para unirnos en una lucha particular, y no hacerlo no significa que no podamos coincidir “en la práctica”. En la época en que la ciencia descifra el genoma humano, en Buenos Aires se reúne un Seminario para reivindicar la indeterminación. ¿Por qué en lugar de una Facultad de la UBA no se eligió un convento o una sala de ‘new age’?


En definitiva, ¿para qué sirve un programa? Y si el programa no sirve, ¿para qué un Seminario? Un Seminario programático que desprecia los programas, esto sí que es una ‘genial’ contribución del MST-AS.


Lo dicho hasta aquí desnuda, por cierto, un cuadro de confusión que no podría ser más severo. Porque, en realidad, dos personas que coinciden en un programa pero no en una lucha, están, en última instancia, ante un problema programático, que deberá zanjarlo una discusión sobre el programa. Por otro lado, quienes coinciden en una lucha particular pero divergen en el programa, están colaborando en una coalición ocasional de la cual cada uno piensa sacar un resultado diferente. Cuando un luchador no tiene en claro esto, y por sobre todo qué es lo que él quiere sacar como provecho estratégico, acaba siendo engañado por su ‘aliado’ y seguramente derrotado. En definitiva, uno puede ignorar el programa pero a su costa. Al repudiar la necesidad del programa, el MST-AS vuelve a inventar la pólvora, porque fue el alemán Eduardo Bernstein el que dijo que “el movimiento (o sea, lo ocasional o empírico) es todo, el objetivo (el programa) no es nada”. Como se ve, el movimientismo no lo inventaron los que, ironía, se llaman Praxis –quizá por aquello de “dime de qué te jactas y te diré de qué adoleces”.


Es cierto que “se hace camino al andar” –como dijo alguien en el Seminario, creyendo que disparaba un cohete aire-aire contra el programa–, pero a condición de saber adónde se quiere ir; de lo contrario “no se anda”, se deambula, lo que es por supuesto otra cosa. Bueno habría sido que el poeta hubiera escrito “se hace camino al vagar”.


De todas maneras, en la comisión internacional el MST no propuso ninguna lucha concreta ni ninguna iniciativa concreta. Tampoco se pronunció sobre las propuestas del Partido Obrero de hacer una campaña por la nacionalización del petróleo bajo control obrero ni a favor de la convocatoria a una Conferencia Latinoamericana por la Unidad Socialista de América Latina. La delegación del MAS sí manifestó su acuerdo. Por supuesto, algunos pequeños grupos, comenzando por Praxis, rechazaron la idea de plano, porque para ellos el chavismo no solamente ha hecho una obra nacionalizadora consecuente sino que ha “instalado” el “tema” del “socialismo del siglo XXI”. No solamente cada siglo tendría así un socialismo que le es propio, sino que este socialismo sería igual para todos los países, sea Nigeria o Alemania. Cuál fue el socialismo del siglo XX o el del siglo XIX, no lo han dicho, pero tampoco hubieran podido, porque el socialismo ha sufrido en estos siglos una serie de derrotas. Pero el socialismo que de todos modos invocan no es seguramente el de Marx, la Comuna de París, Lenin o la revolución de octubre, ni siquiera las Juntas Revolucionarias de España o las comunas anarquistas de Andalucía, porque ello sería reivindicar ese monstruo que se llama dictadura del proletariado. ¡Esperemos al menos que no sea el ‘socialismo’ de Stalin, ahora que Praxis dictaminó que la dictadura del proletariado corresponde al modelo de obrero ‘fordista’ (el del proletariado bajo el stalinismo era recontrafordista). Sea como fuere, no deja de ser ilustrativo que la izquierda ‘pluralista’ acepte el “socialismo bolivariano” como un dogma (y hasta como un dogma muy especial, porque hasta su autor ignora el contenido). ¡Esto sí que es un programa y, por sobre todo, un método! Los que odian el programa, o sea la posibilidad de la previsión, adoran los hechos consumados y la idolatría.


La afirmación que se hace de que el Partido Obrero habría opuesto “el programa”... a la acción concreta (como lo plantea también el periódico del MST, El Socialista), carece de todo fundamento (aunque, de todos modos, el Seminario era para discutir un programa). Programa y acción no son polos de una contradicción inconciliable sino dialéctica. El Manifiesto Comunista dice que “Las proposiciones teóricas de los comunistas (...) son todas expresión generalizada de las condiciones materiales de una lucha de clases real y vivida, de un movimiento histórico que se está desarrollando a la vista de todos”. Cuando el Partido Obrero tomó la propuesta de que una Mesa de Trabajo coordinara la continuidad del debate iniciado en el Seminario y encarara iniciativas de lucha común, ahí fue precisamente que el MST-AS retiró el planteo de que se sacara una declaración común y se retiró del “Seminario...”. O sea que se fue cuando se dio cuenta de que el Seminario pasaría a la acción. Esto no debe ser obviado o menospreciado por nadie que quiera entender lo ocurrido; el MST-AS se fue cuando íbamos a ‘pasar a los bifes’, porque había venido al Seminario a consagrar a una fracción que había armado de antemano.


El MST-AS dijo, defensivamente, que obraba de ese modo para preservar el espacio “conquistado” en el llamado Movimiento Intersindical Clasista (MIC), lo que comporta el desatino de presentar al Seminario como una amenaza. Pero el propio periódico del MST venía de informar que el MIC había rechazado algunos días atrás encarar una campaña común contra el acto de Kirchner en la Plaza del 25 de mayo pasado, lo que demuestra que el desprecio por el programa no le evita al MST-AS tropezar con desacuerdos prácticos con sus aliados todos los días. “Las ideas nos separan”, acostumbraban a repetir los candidatos de IU cuando un periodista les preguntaba por la división de la izquierda. Es claro que con esa forma de pensar no se puede ir a ningún lado, porque lo que más sólidamente puede unir a la izquierda son, precisamente, las ideas. Las ideas son el patrimonio de la clase revolucionaria; así fue con la burguesía desde el Renacimiento hasta pasada la mitad del siglo XIX; así fue con la clase obrera y debe volver a serlo.

Vamos, compañeras y compañeros, luchadoras y luchadores, unámonos en la claridad, repudiemos las maniobras.


* Sobre programa y sobre dialéctica está la maravillosa colección de trabajos de León Trotsky en el libro “En defensa del marxismo”.

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a nuestras bases
Por direccion del PO - Monday, Jun. 12, 2006 at 11:57 AM

ustedes estan en el único partido revolucionario de la Argentina. la preocupación por "la unidad de la izquierda" es de los otros, no nuestra. la izquierda está en el PO, y la única manera en que será la unidad es si vienen al pie de nuestro programa (o sea, si se dejan dirigir por nosotros).

vamos todavia!

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La posicion del PTS
Por ciro - Monday, Jun. 12, 2006 at 12:52 PM

Debate en la izquierda
Fecha: 8/6/2006
Autor: Manolo Romano
Fuente: LVO 190



Cuando trabajadores avanzados quieren algún tipo de “unidad de la izquierda”, significa, la mayoría de las veces, una aspiración legítima a la unidad de las tendencias clasistas para la lucha, unirse para fortalecer la posición política de los trabajadores. En cambio, algunos partidos y grupos hablan de “unidad de la izquierda” para otra cosa. Es el caso del MST-Alternativa de Vilma Ripoll, que tiene el proyecto de construir un “partido de izquierda amplio” en el que convivan diversas tendencias internas, no importa si ellas son socialistas revolucionarias, si solo promueven reformas sociales dentro del capitalismo, o si están dirigidas por ex funcionarios del menemismo como Mario Cafiero y su corriente Soberanía Popular. Esta es la intención del MST-Alternativa y otros grupos en las reuniones de la llamada “Autoconvocatoria de la izquierda”. “Se planteó la necesidad de constituir una mesa de coordinación en el camino de poner en pie un movimiento o alguna formación política de tipo transitoria, donde pudiéramos convivir con diferencias distintas organizaciones políticas, sociales y compañeros independientes. Ya que solo de esta forma podríamos plantearnos en algún momento un desafío mayor, como sería la posibilidad de construir un partido entre todos1”. Es un planteo que va en el sentido opuesto no sólo a la necesidad estratégica de que la clase obrera ponga en pie un partido revolucionario sino incluso a que los trabajadores avancen al menos un paso en su independencia política.
Los intentos de construir partidos de este tipo, que reúnen a reformistas y revolucionarios, es el proyecto adoptado por un ala de la izquierda internacional. El MST-Alternativa viene de la ruptura del frente que desde hace más de una década mantenía con el PC -Izquierda Unida- y la división de gran parte de su organización que hoy conforma el MST “El Socialista”. Ahora intenta copiar, sin éxito, el modelo de un partido de Brasil, el PSOL (Partido Socialismo y Libertad) que se construyó a partir de la ruptura de una senadora con el PT de Lula, Heloísa Helena. Detrás de su figura se nuclean diversas tendencias de la izquierda brasilera. Claro que no hay nada parecido en Argentina. En Brasil, el PSOL es el referente electoral “mediático” de una franja de sectores medios y trabajadores a la izquierda del PT y el gobierno de Lula, y las encuestas señalan que podrían obtener millones de votos y bancas parlamentarias en las próximas elecciones. El peso del PSOL es fundamentalmente superestructural, siendo una organización con una militancia de trabajadores y estudiantes prácticamente raquítica -sin siquiera una coordinación mínima entre sus distintos componentes para la militancia cotidiana- y por lo tanto con muy escasa presencia en la lucha de clases (con cierto parecido a lo que fue Zamora aquí en su momento “de gloria”). En Argentina, la “nueva estrategia” descubierta por el MST Alternativa (en realidad, la vieja idea del “rejunte”) se plantea como una especie de “manotazo de ahogado” ante el retroceso sufrido en sus anteriores puestos parlamentarios.
Una “estrategia” que parte de la falsa definición que el “mal” de la izquierda sería el ser “sectaria” por querer construir un partido revolucionario, separado de los reformistas y con clara independencia de clase, y no el oportunismo, término que ha desaparecido del lenguaje del MST Alternativa y sus amigos.

Frentes de clase y partido revolucionario
Para ellos2, la importancia de separarse de los reformistas no les resulta determinante, porque lo que postulan es construir un partido meramente parlamentarista, no para la lucha de clases ni parar forjar los dirigentes obreros y estudiantiles que se preparen para la acción revolucionaria, sino sólo para la acción electoral. A la hora de una táctica electoral, alguien que luche por la transformación revolucionaria de la sociedad puede, a veces, actuar en común con quienes no la quieren, siempre que exprese un voto por la independencia de clase que signifique un paso adelante para los trabajadores (no como votar a un Cafiero, por ejemplo), una primera acción política de ruptura con los partidos capitalistas. También reformistas y revolucionarios podemos marchar juntos en la acción sindical o reivindicativa, cuando significa un paso adelante para los trabajadores, como impulsar una huelga, la defensa ante la represión o al interior de un cuerpo de delegados contra la burocracia sindical. Pero la unidad de tendencias reformistas y revolucionarias en un mismo partido, supone una dirección política común no ya para tal o cual paso táctico sino para luchar por una misma estrategia, por los objetivos finales. Esto significa inevitablemente la conciliación entre el programa de la reforma del capitalismo y el de la revolución socialista: uno respeta la propiedad privada y la defiende; el otro lucha por la expropiación de los expropiadores. Esto se pone al descubierto en las alianzas políticas que desarrolló el MST en momentos cruciales: sin ir más lejos, durante las jornadas de diciembre de 2001, las movilizaciones que gritaban “chorros, devuelvan los ahorros” encontró al MST (en ese momento unificado) en Izquierda Unida aliado al PC cuyo prominente miembro, el banquero Carlos Heller, implementaba el “corralito” de Cavallo desde la presidencia del Credicoop. Un año después se unían al PS, el mismo partido que hoy se debate entre aceptar cargos en el gobierno de Kirchner o apoyarlo desde afuera. Y encima, el MST de Vilma Ripoll ahora va más allá y propone un partido común con los reformistas.
En fin, la “unidad de la izquierda” que plantea el MST de Vilma Ripoll es para construir un partido estrechamente electoralista y de conciliación, no para la acción revolucionaria en la lucha de clases. En función de ello, impulsa alianzas de colaboración de clases.
Contrariamente, hay que preparar desde hoy una unidad clasista y de la izquierda socialista, empezando por no aceptar la conciliación con figuras como Mario Cafiero, enemigo confeso del clasismo, a quien en los plenarios de la “Autoconvocatoria de la izquierda” se le lava la cara dándole una tribuna para hablar de “soberanía nacional” siendo que fue funcionario privatizador del Astillero Río Santiago durante el gobierno de Menem.

El PO
Curiosamente, el Partido Obrero, a la vez que se declaró opuesto a la propuesta de un “partido amplio de tendencias” tal como propone el MST de Vilma Ripoll planteó a las corrientes presentes en la “Autoconvocatoria de la izquierda”, con Mario Cafiero incluido, construir un “partido obrero de combate” que luche “por un gobierno de los trabajadores”. PO propuso para ello un programa de 7 puntos sobre la base de la lucha por “la dictadura del proletariado”. Pese a las críticas que el PO hace contra el MST Alternativa su propuesta confunde ya que, al no precisar a quienes está dirigida, siendo planteada sin distinción a todos los que participaron en la “Autoconvocatoria...”, plantearía incluso la posibilidad de poner en pie un partido obrero y revolucionario común con ex - funcionarios menemistas si estos aceptaran el programa que plantea el PO. La unidad en un partido común se daría no por una práctica común en la lucha de clases o una respuesta similar frente a grandes acontecimientos políticos sino por la aceptación de algunos puntos revolucionarios generales.
Además, una propuesta seria en torno a una unidad de partido, supone no sólo un programa común sino una delimitación explícita de las corrientes reformistas que son un obstáculo real para el triunfo de un programa revolucionario. Pero aunque el PO plantea, por ejemplo, la delimitación del “nacionalismo burgués”, increíblemente no nombra ni una sola vez la palabra “Chávez” siendo que la mayoría de los presentes llaman a votarlo en Venezuela e incluso algunos se dedicaron a exaltarlo atribuyéndole el mérito de “haber instalado el debate sobre el Socialismo del Siglo XXI” en Latinoamérica. En los 7 puntos se propone rechazar el “frente popular” de conciliación de clases, pero curiosamente no se dice nada del “frente popular” encarnado en el gobierno de Evo Morales, aquí cerquita, en Bolivia. Y ni siquiera se nombran a los viejos agentes del reformismo latinoamericano y mundial como Fidel Castro, usina de la conciliación de clases en el continente. Sin delimitación de este reformismo realmente existente, ¿vale la pena tomar en serio declaraciones generales por la “dictadura del proletariado”, “la unidad socialista de América Latina” o “la reconstrucción de la IV Internacional”?
Por ello no extraña la definición ambigua que el PO da en este texto de la experiencia del PSOL de Brasil, del cual dice que “se trata de un compromiso inestable entre posiciones diferentes, que toman como referente su mínimo común denominador” (PO 948, 1-6-06). Una visión por demás embellecedora de un partido que ni siquiera fue capaz de votar que no haría alianzas electorales con partidos burgueses3.

Frente Clasista y de la Izquierda Socialista
Desde el año 2002, el PTS planteó a los compañeros del Partido Obrero, al MAS y a la izquierda que se reivindica clasista y socialista a marchar hacia un Congreso que discuta las bases de un partido de los trabajadores revolucionario unificado. Llamábamos también a los compañeros del MST a que rompan su alianza con el PC en Izquierda Unida. En aquellos momentos ni el PO ni el MAS respondieron a un llamado unitario. Centraron su actividad en fortalecer su presencia en las calles a través de las columnas del movimiento piquetero y pensaron que eso los llevaría por si solo a construir un gran partido. El PO llegó a plantear una “dirección política” común del movimiento obrero con la ANT en la que participaba Raúl Castells, virtualmente un “partido piquetero”, no revolucionario. El MST, mientras les copiaba el “método de construcción” en el movimiento de desocupados profundizaba su giro derechista en la alianza de IU con el PS en la provincia de Buenos Aires (el mismo PS que hoy se debate entre ocupar cargos en el gobierno o apoyarlo desde afuera). No hacemos este balance en función de ponernos de acuerdo sobre el pasado, sino para que hoy los lectores de La Verdad Obrera sean concientes y no alimentar falsas expectativas.
Volvemos a llamar a los compañeros del PO y el MAS. También a los compañeros del MST El Socialista, opuesto al de Ripoll pero que siguen reivindicando a IU de sus orígenes, los llamamos a tomar claramente la lucha por la independencia de clase y por la unidad de todos los grupos y organizaciones que se reivindiquen clasistas y de la izquierda socialista. Proponemos un frente de acción política alrededor de tres cuestiones centrales. La primera es la intervención común en la lucha de clases, impulsando no sólo el apoyo a las luchas, sino también la coordinación de los sectores combativos para formar una alternativa nacional a los mandos oficiales de la CGT y la CTA, en el sentido de la propuesta que formulan los obreros de Zanon y el Sindicato Ceramista de Neuquén de reunir un Encuentro Nacional de Trabajadores. La segunda es la constitución de un polo político nacional que pueda presentar posiciones unificadas mediante iniciativas políticas, declaraciones y columnas comunes en las marchas y manifestaciones, y expresarse, por consecuencia, en el terreno electoral.
Y en tercer lugar, proponemos la apertura de un debate -que pueda publicarse en nuestros periódicos y en boletines especiales de discusión- sobre las áreas de acuerdos y diferencias, en el terreno nacional e internacional, en un camino exploratorio de la construcción de un partido obrero marxista, revolucionario e internacionalista.


1 Alternativa Socialista 430, del 31/05/06
2 Partidarios del MST de Vilma Ripoll en Brasil, la diputada Luciana Genro dicen sobre el PSOL que: “Dentro del partido, tenemos sectores que se declaran revolucionarios y otros que se declaran reformistas. Creo que la dicotomía planteada para la izquierda, en el momento, no es esa”
3 Visión que se contradice con la sostenida por el Partido Causa Operaria, el grupo en Brasil de la CRCI, la corriente internacional impulsada por el PO. Este plantea que “Heloísa Helena (…) una política burguesa, con estrechas relaciones políticas con la oligarquía nordestina (…) se formó como figura política con el apoyo político y material de la burguesía y en la defensa de los intereses de la burguesía contra las luchas de las masas”. (Causa Operária on line, http://www.pco.org.br , 3-6-06). Un buen ejemplo del interés por el “centralismo democrático” de la corriente “internacionalista” proclamada por el Partido Obrero.



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a nuestras bases
Por direccion del PTS - Monday, Jun. 12, 2006 at 1:23 PM

ustedes estan en el único partido revolucionario de la Argentina. la preocupación por "la unidad de la izquierda" es de los otros, no nuestra. la izquierda está en el PTS, y la única manera en que será la unidad es si vienen al pie de nuestro programa (o sea, si se dejan dirigir por nosotros).

vamos todavia!

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A las bases del MST
Por Dirección del MST - Monday, Jun. 12, 2006 at 3:59 PM

¿Programa?¿Qué programa?Sólo conocemos Casados con hijos...
Mientras tanto, nosotros nos rompemos sin fin, tratemos de juntarnos con cualquiera, sea Cafiero o el Partido Socialista, a ver si metemos a Vilma en algún lado.
Estamos por la unidad de la izquierda y del MST

PD: Al parecer se viene el MST-3 (Consulten con sus conocidos del MST El Socialista). Caracterizamos esto como positivo, ya que sería un grupúsculo más para el rejunte de la izquierda.

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Que vivo
Por Juan - Tuesday, Jun. 13, 2006 at 1:00 AM

Recién te cae la ficha boló? Es obvio desde hace años que el MST-El Socialista no es más que frente único (un rejunte bah) contra la mayoría del MST.

Digamos que de un lado quedará un grupo un poco más "europeo" (más tipo polonia o portugal) Y del otro un grupo más "nicaragüense"

Juajua, que pillo soy. Si lo descifran (no es tan difícil che) ya saben cómo se va a dividir el socialista.

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