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Una Carta
Por Rubén A. Spaggiari - Thursday, Jun. 15, 2006 at 5:59 PM
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Hace algunos años, 1998, para el aniversario de los cincuenta años del Estado de Israel escribí en Diario21, con una cierta carga de bronca contenida “Que carajo festejan” en una nota en la que intentaba dilucidar él ¿Porqué? De tanta sangre y dolor en Medio Oriente, en ese territorio arrebatado a un pueblo para instalar otro en su lugar. Con el paso de los años, en los que sigo pensando igual, pero en los que he aprendido a equilibrar mis emociones, muchas veces pense en lo extemporáneo de aquellas líneas y si realmente expresaban un sentimiento genuino de mi parte o solamente manifestaba mi propia rabia por la intolerancia de los hombres.

Una carta


Corroborando lo escrito


Hace algunos años, 1998, para el aniversario de los cincuenta años del Estado de Israel escribí en Diario21, con una cierta carga de bronca contenida “Que carajo festejan” en una nota en la que intentaba dilucidar él ¿Porqué? De tanta sangre y dolor en Medio Oriente, en ese territorio arrebatado a un pueblo para instalar otro en su lugar.
Con el paso de los años, en los que sigo pensando igual, pero en los que he aprendido a equilibrar mis emociones, muchas veces pense en lo extemporáneo de aquellas líneas y si realmente expresaban un sentimiento genuino de mi parte o solamente manifestaba mi propia rabia por la intolerancia de los hombres.


Especial para la Web/fps/Diario21 por Rubén A. Spaggiari:

Hoy a ocho años de aquella nota leo una carta de lectores del matutino Clarín enviada por Kurt Brainin titulada, “En defensa de los Palestinos”, que no sólo me trajo a la memoria aquella publicación mía, sino que reafirma mi convicción de no haberme equivocado entonces y no estar equivocado ahora.
El mencionado lector de Clarín responde a la carta de otra lectora, Clara Schavartzman, aparecida días antes en la que hacía referencia a que “el voto castigo al partido Al Fatah brindó a Hamas su inesperada victoria” manifestando que “...ahora (a partir de las elecciones) el gobierno palestino tiene la posibilidad de brindar a su pueblo una paz duradera”.
La carta de Kurt Brainin, que llamó mi atención se refiere fundamentalmente a su último párrafo y conclusión final en el cual sintetiza el sentimiento que en aquel lejano 1998 yo expresaba con asombro en mi nota.
“...El haber sufrido nunca puede servir de excusa para hacer sufrir a otros”.
Pero lo sustancial de esta nota es su desarrollo para llegar a dicha conclusión, cuestionando el convencimiento de la lectora que lo inspiró a escribir, Clara Schavartzman, que consideraba que Israel no tenia otro objetivo que desear la paz para la región.
“Póngase en lugar del otro, e imagine qué sentiría si su tierra hubiera sido colonizada desde hace más de 100 años por gente cuyo objetivo principal ha sido siempre quedarse con la mayor cantidad posible de territorio con la menor cantidad posible de población autóctona “molesta”. Y que, desde la creación del Estado de Israel hasta hoy, ha incumplido sistemáticamente todas las resoluciones de la ONU que podrían impedírselo.”
Decía Madeleine Abright, ex Secretaria de Estado de la Administración Bush: “La visión del mundo maniquea y simplista del actual gobierno estadounidense ha terminado por fortalecer a las versiones más extremas del islamismo y agravar los conflictos en Medio Oriente”
Esta es la realidad actual del conflicto judeo-palestino y aún cuando los intereses occidentales en Medio Oriente quieran camuflarse bajo diferentes cuestiones la verdad es que el Estado de Israel es la cuña occidental, llámese EEUU, en la región para ejercer el control mediante una beligerancia permanente, sobre las mayores reservas de hidrocarburos del planeta, actuando aleatoriamente y unilateralmente como lo hicieran en Irak y ahora comienza una escalada contra Irán.


“La Administración Bush deberá dejar de jugar al solitario mientras los líderes de Oriente Medio y el Golfo Pérsico juegan al póquer” expresaba la ex funcionaria de la Administración Bush quién además siente que “si bien todos queremos terminar con la tiranía en el mundo”, esto es una fantasía a menos que empecemos a resolver los problemas difíciles.
Ahora bien, usted lector se preguntará ¿Cuáles son esos problemas difíciles que se deben resolver? A esta altura de los acontecimientos los problemas existentes, muy difíciles, que existen en la región, la mayoría de ellos causados por acciones inconsultas y unilaterales, como dije, de ambas partes beligerantes, no sólo no tienen solución sino que muchos de ellos no quieren ser solucionados por las vías pacíficas o diplomáticas.
Como se sabe un diálogo inexistente de las partes convierte estos problemas en cuestiones incomprensibles para quienes no tenemos la debida información histórica, política, económica y religiosa de los intereses en pugna, que la mayoría de las veces superan estos aspectos estrictamente academicistas en el transcurso de la práxis cotidiana.
Sería utópico pensar que el mundo árabe, no alineado con el país más poderoso de la tierra, justifique el accionar occidental en la región ya que conoce las motivaciones de su presencia e intromisión en Oriente Medio.
Asimismo Estados Unidos y la coalición de países alineados tienen fuertes intereses en el área como para claudicar a ellos, en las próximas décadas las exigencias de hidrocarburos en las superpobladas urbes del primer mundo serán tan fuerte que deberán dar respuestas a los contribuyentes o consumidores que, en lugar de reconvertir sus sistemas, exigirán mantener su nivel de vida aún a costa de la desgracia de otros pueblos.
En el siglo XXI el hombre regresa a la barbarie del siglo XV y avanza sobre otros pueblos, sus tierras, riquezas del subsuelo y sobre la vida misma de las personas, ignorándolo todo.
No hemos aprendido nada de la historia y como dijera Ángel Palerm “Si hay que recurrir a la historia con tanta frecuencia es porque esta historia no ha sido superada y en sentido estricto todavía forma parte de nuestro presente” - Antropología y Marxismo” Centro de Investigaciones del Instituto Nacional de Historia y antropología de México, Editorial Nueva Imagen, 1980.
Es indudable que las palabras del lector de Clarín Kurt Brainin rescatan mis aseveraciones de 1998 en la medida que las comparto en su total acepción: “...El haber sufrido nunca puede servir de excusa para hacer sufrir a otros”.
Es una gran pena que los hombres tengan siempre a mano una excusa para hacer daño a otros.

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