Julio López
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Más sobre un “Seminario sin programa…”
Por PO - Sunday, Jun. 25, 2006 at 8:29 PM

Más sobre un “Seminario sin programa…”

DEBATE DE LA IZQUIERDA

Más sobre un “Seminario sin programa…”

Pablo Rieznik


En el reciente “Seminario para el Reagrupamiento de la Izquierda y las Fuerzas Populares” los dirigentes del MST-AS se opusieron a discutir… una “alternativa socialista”, es decir, un programa a la crisis capitalista. Dijeron que podía ser un obstáculo para un acuerdo sobre “iniciativas concretas” (¡que luego rechazaron!). El planteo era formalmente ridículo, porque el propio Seminario fue convocado para discutir un programa. Pero más sorprendente resulto ser el argumento de que la excepcional agudeza de la crisis mundial no debía ser desperdiciada perdiendo el tiempo en discusiones programáticas. Entre los factores revolucionarios de la situación mundial, el MST incluía la disolución de la URSS, que disimulaba bajo el eufemismo de la caída de la burocracia stalinista. Como todo el mundo sabe, la vieja ‘nomenklatura’ no ‘cayó’, porque no hubo una victoria de la revolución política de los trabajadores, e incluso hoy es el actor decisivo de la restauración capitalista. El representante del MST-AS precisó que “en nuestro continente tenemos que ocupar el lugar que queda vacío con la disgregación del 'foro de Porto Alegre'"; pero no dijo si como sucedáneo o como alternativa. Si no se establece un programa socialista sería un sucedáneo.

El grupo llamado Praxis se sumó al mismo planteo, como vocero de la línea del MST-AS, luego de haber escrito centenares de páginas para justificar enrevesadamente la caducidad del leninismo y la necesidad del movimientismo. (¿Para qué escribir si se trata de no discutir?) Pero en el caso de Praxis la cosa es al revés, porque la vigencia de la revolución socialista estaría desmentida por la disolución de la URSS; es decir que el stalinismo, cuya caída saluda el MST, es para Praxis la expresión del socialismo. Así, para unos, porque el proceso revolucionario avanza impetuoso y, para otros, porque la revolución no va a ningún lado, la discusión de un programa no debe tener lugar. Sobre esta base podrida el grupo Praxis y el MST-AS se unieron en un acuerdo de principios, que saldaron con la partida súbita del Seminario.

Programa y partido

Los sectores que abandonaron el escenario que habían armado con segundas intenciones maniobreras, tiran a la basura aquello de que “sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario”, sin por eso dejar de escribir algunas cosas sobre la inutilidad de la teoría, que sólo es tal cuando es revolucionaria y está al servicio de la acción revolucionaria. Porque la otra paradoja es que los opositores al programa en nombre de la acción, también se oponen a un partido de acción, en favor de un movimiento de discutidores. Sostener, como lo hicieron los susodichos, que la discusión de un programa implica abortar la pretensión de un partido común de la izquierda, es un contrasentido, porque no hay otra manera de proceder. Un partido sin programa tiene el programa de la fracción dominante, que lo impone por su peso y no por medio de la democracia. Ahí está el ejemplo de la Rifondazione italiana, que acabar de meter a toda la izquierda movimientista, aliada del MST y de Praxis en el proyecto de izquierda anticapitalista internacional, en el gobierno imperialista de Prodi –un gobierno de la Otan. El MST no se olvidó de proponer lo dicho en el capítulo ’reservado’ al internacionalismo.

El planteo de sortear una discusión de programa nos hace recordar a aquel personaje de “Alicia en el país de las maravillas” que interroga a la protagonista sobre cuál camino tomar mientras que declara al mismo tiempo no saber adónde quiere ir: en ese caso podés elegir cualquier camino, le dirá Alicia. En otros términos: sin programa se puede ir... a ninguna parte no se precisa ningún programa.

Un partido proclama abiertamente sus métodos y objetivos; eso es al menos de lo que se jactaba Marx cuando decía que los comunistas no tenemos nada que esconder. ¿Qué tienen que esconder, por el contrario, nuestros seminaristas autoexiliados? No tiene nada de condenable que querramos construir el socialismo como enanos que avanzan sobre hombros de gigantes, según la famosa frase que le atribuyen al físico inglés Isaac Newton.

Todo al revés

Pretender sacarse de encima la discusión de un programa, a partir de adjudicarle significado revolucionario a la caída nunca producida de la burocracia stalinista (que en realidad se ha transformado en burocracia del capitalismo sin perder en ningún momento las riendas del viejo Esado), ¡esto sí que es un programa, pero contrarrevolucionario, porque se confunde la salida del capital (la restauración capitalista) con la salida del proletariado a la explotación del capital!

Es cierto que la propia restauración del capital es un proceso inacabado, que se desenvuelve en el marco de la decadencia histórica del capitalismo, no en su época vigorosa y juvenil. Por eso ha engendrado contradicciones aun más explosivas que las que intenta resolver por la vía de la restauración. No habría existido jamás la inmensa explotación a la que se ha abierto China si antes no se hubiera disuelto la URSS, pero China es presa de una gigantesca explosión social. A partir de esta consideración, el Partido Obrero aportó al Seminario la Tesis Programática de la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional. Propusimos una discusión sin dejar por un instante, de promover cualquier oportunidad o asunto para emprender una acción práctica común.

El MST-AS y su pequeno colega Praxis quieren llenar el vacío dejado por el “foro de Porto Alegre”, con el mismo método con el que el Foro de Porto Alegre pretendió llenar los vacíos que le precedieron. Es lo que se llama el método de tapar agujeros. ¿Adónde quieren ir nuestros queridos adversarios del Seminario con esta política de saneamiento municipal?

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Un debate franco y un paso adelante
Por Corriente Praxis - Sunday, Jun. 25, 2006 at 8:38 PM

1ª Seminario por el reagrupamiento de los luchadores y la izquierda

Un debate franco y un paso adelante

Por Corriente Praxis 01-06-2006

Los días 27 y 28 de mayo se realizó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA el primer seminario programático de la izquierda. El mismo surgió como iniciativa del plenario por el reagrupamiento auto-convocado el 17 de diciembre del año pasado y estuvo organizado en base a documentos escritos presentados con 15 días de anticipación para que todos puedan estudiarlos. El seminario funcionó en tres comisiones según el tema: situación internacional y América latina, nacional y reagrupamiento. El domingo se realizó un plenario conjunto donde se volcó la síntesis de los debates en comisiones.

Algo está cambiando

Aunque en otros países pueda parecer algo de rutina, para la izquierda Argentina debatir durante dos días, con documentos por escrito, donde todos tuvieron el mismo tiempo para exponer, donde hubo diálogo e intercambio respetuoso y además no se dejó a nadie afuera, constituye toda una novedad. Por este motivo, el debate en sí mismo, en el que se pudieron confrontar diversas estrategias y planteos, habilita a pensar que es posible contribuir a una nueva cultura política en la izquierda. Ella comienza por romper los corralitos partidarios, hacer un balance auto-crítico en base a la constatación de una crisis real de las estrategias de construcción de la izquierda revolucionaria basadas en el faccionalismo, la pose auto-referencial y el método monolítico y verticalista (disfrazado de centralismo democrático).

Logramos consensuar entre todos la realización de un nuevo seminario antes de fin de año y la edición de un boletín con todas las ponencias. El lector podrá encontrar en nuestra página http://www.corrientepraxis.org.ar los documentos de la totalidad de los participantes. Al mismo tiempo la gran mayoría (no la totalidad) de las organizaciones presentes nos hemos puesto de acuerdo en que iremos avanzando desde ahora dando pasos prácticos hacia el reagrupamiento.

El método de construcción en el centro del debate

En el seminario se presentaron toda una serie de debates teóricos, políticos y metodológicos, de análisis, e incluso sobre las categorías para interpretar la realidad internacional y nacional. También estuvieron en discusión la caracterización de los gobiernos como el de Chávez y Evo Morales, la situación en Argentina, e incluso las condiciones globales marcadas por la reconfiguración social, política e ideológica de la clase trabajadora y su relación con la estrategia de la izquierda. La lectura de los documentos sirve para ver el contraste en estos puntos de muchos análisis.

Sin embargo hay una cuestión sobresaliente en el debate, el método de construcción de la izquierda, que hace a la perspectiva de cualquier reagrupamiento. En este punto central se configuraron a grandes rasgos dos planteos distintos y en un sentido incompatibles. La idea de realizar un congreso con un plazo a definir para votar un “partido obrero revolucionario” con “centralismo democrático”, sobre la base programática de la “dictadura del proletariado” es un camino. Este planteo pasa por alto que la formación de un partido no es cuestión de un decreto o de la votación en un congreso, sino un proceso vinculado a la relación con las masas, así como a la influencia y la autoridad que un grupo dirigente alcance. Un partido puede ser el resultado, no la premisa de una recomposición socialista.

Lo mismo sucede con el llamado “centralismo democrático”. Bajo esta fórmula se han ocultado las peores prácticas, cuando no se ha convertido en una caricatura. La izquierda argentina, sin ir más lejos, considera el método del centralismo democrático como un instrumento del dominio de su liderazgo histórico frente a cualquier disidencia. Hay organizaciones que en sus cuarenta años de existencia no se le conoce tendencias internas y debates profundos, que al mismo tiempo se den a luz y sean públicos. El eufemismo es que son “homogéneas”. En otras organizaciones, cuando esas divisiones salen a la luz, la fractura es un hecho. Ese método está sintetizado por la idea de que el partido “se fortalece depurándose”.

Por otra parte un sano centralismo debe ser conquistado mediante una práctica y un debate común. Sólo así una dirección gana autoridad y demuestra con hechos la necesidad de tal método. Existen toda una serie de organizaciones y militantes de movimientos sociales de lucha, combativos, que no concuerdan con el centralismo tal como lo entienden en la práctica de la izquierda local ni se lo han planteado como necesidad práctica. Un planteo ultimatista impediría una confluencia entre la izquierda partidaria y los movimientos sociales, y su resultado final sería un alejamiento y no un acercamiento a los planteos partidistas de muchos luchadores sociales.

Pero además un partido y un centralismo no pueden ser fórmulas vacías. Deben ser comprendidas no como apelativos doctrinales, sino como instrumentos concretos. Esto significa entender tanto las nuevas condiciones sociales y económicas en las que se desenvuelve la lucha de clases como los procesos reales de recomposición política concomitantes. La lucha por la unidad de clase y la hegemonía proletaria deberá desarrollarse en condiciones socio-políticas completamente novedosas, frente a las cuales las fórmulas prefabricadas son un obstáculo insalvable. La relación entre los movimientos sociales y sindicales (que en muchos países como Francia o Inglaterra estaban subordinados a los partidos obreros reformistas, que incluso tenían sus diarios y medios de comunicación) y las organizaciones partidarias ya no es la misma. Por otra parte hoy el imaginario socialista no existe para la gran mayoría de los trabajadores y los sectores más explotados. Todas estas nuevas realidades tienen consecuencias profundas a la hora de construir organizaciones políticas. El período más sombrío para las fuerzas populares ha concluido, pero la izquierda necesita encarar de frente un profundo proceso de rearme teórico y estratégico. El formulismo vacío puede servir para continuar una lucha de facciones siguiendo la misma lógica que en el pasado, pero no servirá de mucho para poner en pie poderosas organizaciones de la clase trabajadora y rehabilitar las ideas de la revolución y el socialismo en grandes franjas de la población.

Nuevas condiciones para la construcción de alternativas

Existe otra variante, que necesitamos explorar y es la de facilitar la confluencia entre el movimiento social y los partidos y organizaciones de izquierda. Una construcción movimientista sobre bases anti-imperialistas, anti-capitalistas y socialistas y que esté basado en la independencia de clase sería hoy un enorme paso adelante. Allí podrían convivir diversas tendencias sociales y políticas. Esto puede favorecer un trabajo y una práctica común, un reconocimiento y confianza mutuas entre los diversos sectores y puede permitir también confrontar las discrepancias políticas inevitables en la lucha de clases real. Un movimiento político de estas características forjaría puentes hacia aquellos sectores que cotidianamente luchan por las más diversas reivindicaciones, sindicales, democráticas, estudiantiles, etc., y las articularía en una perspectiva de cambio social global, reabriendo un horizonte socialista para amplias franjas de luchadores y movimientos sociales.

Las condiciones en las que se desenvuelve hoy la política latinoamericana están favoreciendo una perspectiva de estas características. Muchos movimientos autónomos que en el pasado rechazaron cualquier alternativa de construir organizaciones políticas o de participación electoral están comenzando a modificar su punto de vista. Un caso paradigmático es hoy en día el zapatismo, que con el llamado a la “otra campaña”, comenzó a reorientar su perspectiva. La idea de que era posible “cambiar el mundo sin tomar el poder” está siendo revisada por muchos colectivos militantes, luego del desastroso resultado de esa fórmula en Ecuador, Argentina o México, entre otros países.

En nuestro país los movimientos autónomos respondieron de distinta manera ante la crisis del 2001 y luego frente a la asunción de Kirchner. Mientras existen colectivos que reivindican la democracia de base, son opositores al gobierno y abren un debate sobre la necesidad de una herramienta política, otros han sido cooptados por el aparato de gobierno o, en nombre de la “lucha contra la izquierda verticalista”, quedaron liberados de cualquier control militante en la toma de decisiones, como sucedió con Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora.

Evitando la auto-proclamación sectaria de pequeños grupos de izquierda aislados de las masas y superando el anti-partidismo ingenuo de los teóricos autonomistas, es posible hallar caminos en común y refundar una nueva izquierda en Argentina.

Nuevos desafíos

Entre las fuerzas de izquierda hay quienes se aferran a la primera perspectiva, como el PO, a quién la crisis y dispersión de la izquierda no lo aqueja ni lo aflige. Ellos han propuesto un método (congreso, centralismo, dictadura) que para avanzar aunque sea un paso hacia delante y sobre todo construir puentes hacia las masas, nos parece inviable. Sin embargo, como decía Marx en su tesis sobre Feuerbach, los misterios de la teoría sólo encuentran su solución racional “en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica”. Cada una de estas dos lógicas puestas en competencia deberá demostrar la “terrenalidad” mediante su práctica. Mientras seguimos debatiendo en seminarios y talleres para lo cual nos hemos comprometido mutuamente, cada una de estas perspectivas tiene que intentar sus propios caminos, y está bien que así sea. La participación de importantes dirigentes sindicales del MIC (Movimiento Intersindical Clasista) y la vocación unitaria, aún en la divergencia, de una importante cantidad de organizaciones, han abierto nuevas perspectivas en la lucha por el reagrupamiento de la izquierda y las fuerzas populares. El debate será acompañado por un intento de confluencia práctica en el desarrollo de las luchas y en el enfrentamiento a la política económica del gobierno y el imperialismo. Ahora se abre una nueva etapa, ampliando el espacio del reagrupamiento, confluyendo con otros sectores militantes, con dirigentes sindicales y del movimiento popular, llevando esta propuesta a intelectuales, estudiantes y académicos, en fin, encarando nuevos desafíos de cara a quienes reclaman de la izquierda socialista nuevos métodos y nuevas responsabilidades.


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Declaración conjunta

Se realizó el primer seminario programático por el reagrupamiento de la izquierda y los luchadores

1.- Un conjunto de organizaciones sociales y políticas de izquierda hemos venido desde hace unos meses debatiendo con el objeto de dar pasos hacia un reagrupamiento de las fuerzas que hoy están dispersas. El primer seminario ha sido el inicio de una exhaustiva discusión teórica y política, que los participantes hemos comenzado a realizar. Para darle continuidad a este espacio proponemos realizar un nuevo seminario antes de fin de año en común con las corrientes y militantes independientes que organizamos este y otros que quieran participar. Dar a publicidad los documentos y las ponencias que se plantearon a través de un boletín.

2.- Al mismo tiempo, y en paralelo, en el seminario se ha podido constatar una diversidad de posiciones, de acuerdos y diferencias, y que por lo tanto los participantes se habilitan a agruparse en diversos movimientos y reagrupamientos de acuerdo a sus visiones sobre el proceso de confluencia de la izquierda, la importancia del MIC, lo electoral, etc.

3.- Partimos de un diagnostico común de que hoy en día las fuerzas de izquierda, tanto las organizadas como las no organizadas, provengamos de corrientes políticas o de movimientos sociales de lucha, nos encontramos ante la necesidad de superar la fragmentación de la izquierda para luchar contra el capitalismo y el imperialismo. En esta revisión autocrítica están en discusión aspectos políticos y metodológicos de las formas de encarar una construcción genuina en el movimiento de masas. Muchos de esos errores como el fraccionalismo, el aparatismo y el sectarismo, nos han llevado muchas veces a priorizar la lucha entre nuestras propias organizaciones en vez de ampliar nuestras fronteras limitadas a nuevos sectores de la clase trabajadora y de los sectores populares que han emergido a la lucha en los últimos años.

4.- Por las diferencias que aun nos separan, entendemos que debemos recorrer un camino para despejar desconfianzas y entablar un dialogo productivo, teniendo en común una estrategia antiimpe-rialista, anticapitalista y socialista, y encarando el reagrupamiento desde una perspectiva de independencia de clase.

5.- Apostamos a crear un espacio abierto a los miles de militantes y activistas sindicales, estudiantiles, piqueteros y de los más diversos movimientos sociales. Pretendemos que la militancia social, hoy sin contención política, sea protagonista de la construcción de una nueva izquierda en la Argentina. Este espacio debe estar abierto en función de ampliar los ámbitos de conformación del reagrupamiento invitando a más sectores a que se sumen a la iniciativa.

Beto Pianelli del Cuerpo de Delegados del Subte; Gerardo Pensavalles y Fabio Resino de Cooperativa Bauen; Luis Bazan del SIPOS de Córdoba; Marcos Miño de ATE - Industria y Comercio; Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST); Corriente Praxis; Brazo Libertario; Frente José Martí; Soberanía Popular; Tomas Devoto - Movimiento por un Pueblo Libre; Liga Socialista Revolucionaria (LSR); Orlando Matolini y Reynaldo Saccone de la Fundación Río Matanza; Militancia Comunista; MTR 12 de Abril; Corriente Socialista El Militante; Partido Obrero Revolucionario

Nota: La presente declaración fue puesta a consideración en el seminario para que cada participante evalúe si la suscribe. La presentamos con las firmas que tenemos registradas fehacientemente hasta el momento, aunque la mayoría de las organizaciones que faltan han comprometido su firma. Expresamente, solo se pronunciaron en contra el PO y el MAS.

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