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Inti Raymi
Por Valentino Rivadeneira -
Sunday, Jul. 09, 2006 at 3:15 PM
mariposasingapur@yahoo.com.ar (Casilla de correo válida)
Por unos amigos nos enteramos que para el martes 21/06 se iba a festejar el Inti Raymi, una milenaria ceremonia que se realiza en el solsticio de invierno y que significa el comienzo de un nuevo ciclo natural (año). La cita era en las ruinas de Fuerte Quemado, a unos pocos kilómetros de la ciudad de Santa María, Catamarca, antes del amanecer.
Con Julio y Mariana nos propusimos asistir, pensando en común que la ocasión lo
merecía: Hasta el momento creíamos que, como en casi todo el noroeste argentino,
los descendientes de los pobladores originarios sólo practicaban rituales relacionados
al catolicismo que les fue impuesto al precio de la sangre de sus antepasados.
Algo de este escepticismo duró todavía un tiempo: En mi cabeza formé la idea de
algún Santito o Virgen regional a los que llevarían hasta las ruinas para la salida
del Sol. (Por esto del cretinismo, mal llamado sincretismo religioso)
Mariana tuvo el dato de una casa en la que se juntarían a hacer vela los vecinos
y desde la cual se viajaría luego hasta “La ventanita”, una construcción Inca
de tipo “Puerta del Sol” que se encuentra edificada por encima y detrás de los
caseríos Diaguitas.
Llegamos a lo de Yoli, una joven de Santa María que pertenece a una comunidad
aborigen. Fueron necesarios sólo cinco minutos de conversar con ella para que
todos nuestros prejuicios se cayeran como estanterías al piso y para que nuestro
ánimo creciera hasta el punto de convertirse en genuino entusiasmo: No había virgen
ni santito de excusa, tampoco se rezaría toda la noche.
Las comunidades de la Nación Diaguita se habían dado cita en Las Mojarras, unos
kilómetros antes de Fuerte Quemado, en la casa del Cacique Cruz. Existía un programa
de foros y actividades y, como cierre, estaba el festejo del año nuevo.
Todavía quedaba mucho para sorprendernos….
Después de que Yoli confirmara por teléfono que no habría problema en recibirnos,
quedamos en partir desde su casa a las doce de la noche.
En el regreso al camping compramos vino para compartir.
Llegamos temprano y la madre de Yoli nos invitó a pasar porque ella aún no había
llegado. Enseguida nos contó que estaba a punto de comenzar el programa de “La
liga” que trataría sobre el problema que toda la región tiene con el funcionamiento
de Minera La Alumbrera. Nosotros habíamos estado desconectados un poco los últimos
días, quizá por eso no sabíamos de la emisión, pero nos olió también a que mucho
la gente no habla mucho del tema en la ciudad.
Yoli llegó mientras lo veíamos y cuando terminó nos quedamos un tiempo hablando
sobre la cuestión, enterándonos de algunas cosas terribles que lejos están de
ser conocidas por la mayoría de quienes habitamos este país.
Algo ya nos decía que los momentos que iríamos a vivir serían muy especiales.
Se vibraba en el ambiente una particular energía de vecinos transformados en luchadores
a fuerza de mentiras, estafas, crueldades y todo un ejército de injusticias cometidos
por y gracias a una clase dirigente corrupta.
Tomamos un remís hasta Las Mojarras. Yo estaba sintiéndome extraño, contento pero
a la vez con algo de miedo: Estaba por meterme en un lugar al que no pertenecía.
La impresión que muchas veces tuve de ser discriminado por Gringo o por Hippie
se hizo fuerte en mi memoria. Pensé, para consolarme, que tendría a mi favor mi
interés en conocer a esta gente y en compartir un festejo tan especial junto a
ellos. Tal vez por ello podría ahorrarme de miradas rencorosas y comentarios fuera
de lugar.
El Cacique Cruz vive en una casa humilde y cálida. Nos invitaron a pasar y en
el fondo, a la intemperie, nos encontramos con un fogón grande y mucha gente alegre
reunida. Enseguida comenzaron los apretones de manos y los besos. El ambiente
era de fiesta y nuestra presencia, lejos de quedar como invasora, pareció generar
una curiosidad orgullosa.
Recuerdo las miradas de los Caciques al presentarme, los cuchicheos entre las
personas alrededor del fuego, las sonrisas y la generosidad del vino.
No se habló en ningún momento más que de cosas lindas. Se cantó y se bailó chacarera,
gato, zamba, entre “Aros” picarescos, clásicos y modernos, con las estrellas de
testigo. Cuánto de lo que esta gente tiene se perdió en las ciudades o entre valores
egoístas, hijos de la desconfianza y el temor_ pensé entonces. Cuán simple es
todo a veces. Para encontrarse con alegría no hace falta mucho más que un sentimiento
de compañerismo y el infaltable fogón.
Para la ocasión se habían reunido los representantes de once comunidades de la
Nación Diaguita: Las Mojarras, Rodeo Grande-Trancas, Chasquivil, Tolombón, Chuschagasta,
La Angostura, El Mollar, Tafí del Valle, Casas Viejas, Quilmes y Amaicha, casi
todas ellas de reciente creación.
Una señal de posibles cambios a nivel social en un futuro no tan lejano, es la
organización de los lugareños que históricamente habitan en estas regiones en
comunidades aborígenes. Tal vez no nos demos cuenta enseguida, pero es gigante
el paso que ellos dieron para recuperar una identidad pisoteada desde los tiempos
de la conquista. Hasta hace muy poco (Aún todavía en muchas regiones del NOA)
ser aborigen significó vergüenza. El tiempo, único juez verdadero entre los hombres,
está dando vuelta el tablero de juego: Ya somos muchos los que reconocemos que
la civilización no llegó con los conquistadores sino que resistió casi intacta
en el inconsciente de los conquistados. Nosotros, miembros de una sociedad que
está llevando al género humano a su extinción, con guerras y contaminación resultado
de una organización social macabra e injusta, debemos ahora sacarnos el sombrero
y reconocer que nuestra única salvación, si es que todavía hay tiempo, está en
cambiar de raíz nuestro sistema y aprender de los originarios.
A las cinco de la mañana hubo quienes comenzaron a insistir en salir hacia La
Ventanita. Se había cortado la luz unas horas antes y todo alrededor estaba a
oscuras. Yo caminé hasta el frente de la casa y subí a la camioneta que nos llevaría
hasta el pie de las ruinas. Mariana y Julio se habían quedado junto al fogón.
Supuse que saldrían luego.
No tardamos mucho, la camioneta fue dejando en el camino a los vecinos que ya
habían tenido demasiado para la noche. Sólo Santos Pastrana y yo bajamos en Fuerte
Quemado. Santos es el Cacique de la Comunidad de Tafí del Valle, un hombre de
unos cincuenta años, de pelo corto y mediana estatura, alegre y bien vestido.
Los dos tuvimos urgencia por subir, aunque estaba oscuro y no sabíamos el camino.
Queríamos estar en la cima de la loma, allí donde La Ventanita se yergue, antes
de la primer claridad del día.
Confiando en La Pacha nos adentramos, guiándonos con nuestro instinto y entusiasmo.
A pesar de unos pocos tropezones llegamos algo después de media hora de subida
y ya en el lugar había gente que nos esperaba con agua y apretones de manos.
Había frente a la Ventanita una manta en el suelo y sobre ella ofrendas de coca
y frutas. En silencio nos sentamos: El paisaje ya comenzaba a mostrar su majestuosidad
de colores y formas.
Hacía mucho frío pero lejos estábamos de sentirnos incómodos en aquel lugar sagradoa.
Poco a poco fueron llegando personas que venían a lo mismo. Habían lugareños y
turistas, también gente que compartió la noche en la casa del Cacique Cruz.
Cuando volví mi cabeza atrás, vi que ya éramos muchos.
El Sol salió por los cerros de enfrente y en pocos segundos ya nos bañaba con
su energía generosa. Mirándolo fijamente lloré, agradeciéndole por la vida que
nos presta y prometiéndole hacer todo lo que esté a mi alcance para transformarme
yo también en luz y reflejar aquello que él regala.
Nos tomamos de la mano y luego, uno a uno, fuimos dejando en un pocito hecho en
la tierra las ofrendas que habían preparado.
Bajamos y todavía nos esperaba, en lo de Don Cruz, un almuerzo abundante y la
emocionante despedida con cantos de caja y palabras de los Caciques.
Volviendo a Santa María con Mariana y Julio reflexionamos acerca de los nuevos
tiempos por venir.
gracias leo
Por mariana alvarez -
Friday, Jun. 22, 2007 at 12:21 PM
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bueno leo..hoy es otro año nuevo...estoy buscando alguna reunion por estos pagos...estoy en buenos aires..en el oeste...
que bueno encontrarme con algo tan cercano como tus palabras de aquellos dias..emosionante...luminoso..
te agradesco enormemente.. y me atrevo a tomar tus palabras con mi propia voz...feliz año!!!! gracias al sol!!!!