Continuamos la lucha sin claudicar
Por Sistema patria libre - Wednesday, Jul. 19, 2006 at 4:53 PM
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Hace 42 años surgió el ELN, un 4 de julio, como respuesta al Estado que soporta y mantiene el orden injusto, que reproduce la explotación y opresión sobre las mayorías nacionales. Nacimos con el compromiso de luchar, junto con el pueblo, por las transformaciones que garanticen el derecho a vivir en paz, con justicia social y democracia, en un país con dignidad y donde lo más importante sea el ser humano en armonía con la naturaleza.

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En esta lucha que es legítima e inaplazable, nos hemos mantenido firmes en todos estos años, seguimos en la trinchera y le cumpliremos al pueblo sin claudicar, hasta vencer.
Han pasado todos estos años y el país es distinto y peor para el pueblo.
Ha cambiado la realidad económica, política y social. La minoría que oprime y explota al pueblo acumuló más poder y beneficios y, en cambio, se han multiplicado las desgracias y el sin futuro de las mayorías nacionales. Con la reelección del actual presidente lo que se perfila en el horizonte es la profundización de la situación actual: expansión de la pobreza, restricción de la democracia, más entrega de la soberanía nacional y el escalonamiento de la guerra.
La maquinaria electoral de la coalición de siete partidos impuso el continuismo ultraderechista, con los votos del 27.55 % de los colombianos aptos para votar en las elecciones del 28 de mayo pasado; el otro 72.45 % se abstuvo, votó por otros candidatos o en blanco. La abstención es un fenómeno histórico en Colombia.
Este resultado refleja la corrupción y politiquería que domina la vida política del país, el poder de las maquinarias electorales que eligen cada cuatro años presidente y Congreso comprando y presionando votantes, deja en claro la utilización de la estructura de gobierno para favorecer al candidato-presidente y el reagrupamiento de la oligarquía en torno a la ultraderecha que encarna el uribismo.
En estas elecciones, como en las anteriores, ganaron los mismos para que el país siga peor. Los gremios económicos y las trasnacionales que impusieron el candidato que representa sus intereses, los Estados Unidos con la continuación del “más leal y creíble aliado” en el gobierno de Colombia, los poderosos patrones narco- paramilitares esperanzados en que Uribe Vélez les cumpla por fin el compromiso de no extraditarlos y liberarlos jurídicamente por los crímenes atroces, la estructura terrorista del Estado y los jefes de la guerra sucia que apuestan a continuar cometiendo todo tipo de violaciones a los derechos humanos con total impunidad.
Este gobierno reelegido por menos de la tercera parte del electorado, es legal ante la institucionalidad burguesa e ilegítima ante el pueblo.
El Presidente, en este segundo mandato y con una mayoría del 70% en el Congreso, queda con el control de los hilos para implantar el régimen político autoritario que viene implantando desde tiempo atrás, puede copar la totalidad del poder público aprovechando que en este cuatrienio, entre el ejecutivo y el legislativo, deben nombrar Contralor General, Procurador General, renovar el Banco de la República , la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia, entre otras instituciones.
Es decir, todo el poder quedará controlado por la extrema derecha ávida de extender el mandato por muchos años más, mediante la reforma a la Constitución como lo están planteando voceros reconocidos del uribismo y el mismo Presidente lo anunció con el pretexto de aclarar competencias entre las Cortes.
El Polo Democrático que logró la segunda votación en las elecciones presidenciales, la más alta alcanzada por la izquierda en la historia del país, se proyectará como oposición real si enfrenta con valentía desde el parlamento al nuevo régimen político y cumple con su electorado vinculándose activamente a las luchas sociales en la calle.
En las pasadas elecciones el pueblo fue el afectado, como siempre. La esperanza de democratización y de transformaciones que conduzcan al bienestar de las mayorías nacionales, la posibilidad de desenraizar la estructura terrorista del Estado y de construir la paz con justicia social, se frustraron una vez más.
Con la configuración del Frente Oligárquico en torno a Uribe se hace más evidente la polarización en que está el país y la existencia de dos proyectos de nación: el de las minorías que se aferran a sus privilegios y hacen resistencia a superar las causas que originan y alimentan el conflicto social y armado, y el de las grandes mayorías que exigen cambios profundos para la reconstrucción del país.
Corresponde a las organizaciones revolucionarias, al movimiento político de izquierda y al movimiento social enfrentar el reto inaplazable, desde la unidad, de confrontar al régimen ultraderechista, combinando las diferentes formas de lucha en torno a las banderas de la democracia, la soberanía, la justicia social y la paz.

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