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“Derrum–Bush”. Parte I. Democracia en EEUU: Un sucio negocio
Por Edgar Ramos ((i)) El Alto - Saturday, Jul. 29, 2006 at 8:59 PM
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Probablemente George Walker Bush pase a la historia como el peor presidente de EEUU. Quizá ni termine su actual segundo mandato. El motivo: Intencionados errores como las “escuchas telefónicas” a la sociedad, discrecional manejo estatal a cargo de “lobbistas” del entorno presidencial vinculado a negocios (y negociados) petroleros, armamentistas y chantajes políticos como los de Jack Abramoff, el traficante de influencias al por mayor.

La juventud de George W Bush (cuyas calificaciones escolares no pasaban de “regular”) fue tormentosa. Asiduo al bourbón y a la cocaína, “era incontrolable” y tuvo algunos “fines de semana de perdición” en México. Para Michael C. Dannenhauer, ex secretario general en la presidencia de Bush–padre “lo peor no era la cocaína o las mujeres” sino la bebida. George W admite haber bebido mucho en su juventud, pero “en cuanto a la cocaína, eludió sistemáticamente el tema” aunque como afirman Toby Rogers y Nick Mamatas, comenzó a consumir cocaína “un poco antes de 1977”.

La noticia se conoció primero en el diario Houston Public News que entrevistó a Dannenhauer el 21-04-1998, luego en The Village Voice, High Times y The Times (Londres). Bush fue arrestado en 1972 por posesión de cocaína y, como compensación tuvo prestó servicios sociales. Su padre, por entonces director de la CIA (gestión Gerald Ford) borró la huella de ese expediente delictivo. Años después, Dannenhauer (empleado de Bush–padre desde 1985) dio tres versiones sobre el caso Bush: 1) No hubo entrevista con el Houston Public News; 2) la entrevista se hizo años antes; 3) balbuceó las incoherentes frases de un delator arrepentido.

El caso Bush–hijo me recuerda al retoño Donna Rinak, embajadora de EEUU en Bolivia (1998). El muchacho gustaba del delictivo “Juego de la Carroña”, por el cual hijitos de papá del excluyente colegio paceño Calvert podían matar a una persona... a nombre de la diversión. El jovenzuelo –que tenía citación judicial– dejó sorpresivamente Bolivia con la ayuda de su madre. Con razón, el periodista Robert Parry (retirado forzado del Newsweek), señala que “los antecedentes penales de los hijos de papá desaparecen para siempre sin que medie ley para ello”.

Bush–hijo también fue un fracasado empresario. Creó a fines de los años ’70 la Arbusto Energy con ayuda de James Bath y capitales de Khaled Bin Mafouz y Salem Bin Laden, familiar de Osama Bin Laden, señala Francesco Piccioni.

GRUPO CERCANO DEL PODER

El clan Bush se jacta. Sus integrantes son “republicanos conservadores, de cuño militarista” y pertenecen a la tradición aristocrática de los WAPS (“blancos anglosajones y protestantes”). Y Bush–padre controla las decisiones políticas de su hijo por medio de ese clan compuesto por Richard Cheney, Karl Rove y los grupos estratégicos: militar, petrolero, financiero e inteligencia.

Esos equipos se consolidaron cuando Bush–padre perdió la reelección ante Bill Clinton en 1995, y aquel decidió (con un operativo tipo CIA) “hacer” Presidente a su hijo George W. Ello explicaría el fraude electoral demostrado por Michael Moore y su documental “Farenheit 9/11”.

El grupo que “maneja” a Bush–Presidente pertenece a organizaciones como Bilderberg, Skull & Bones, e Illuminati, y tiene como principio el “darwinismo social”, esa teoría de las razas superiores e inferiores; estas últimas deben ser semi-esclavizadas mediante el consumo y la diversión (“pan y circo”). Un miembro del clan es Paul Wolfowitz, Director del Banco Mundial

EROR 1: INTELIGENCIA MEDIOCRE Y ESPIONAJE A LA SOCIEDAD

La “comunidad de inteligencia” de EEUU (NSA, CIA, FBI) no es efectiva. No pudo descifrar (hasta el 20-9-2001) el mensaje “mañana es la hora cero” recibido el 10-9-2001. Y muchos de los terroristas de las Torres gemelas dejaron varias huellas en Laurel (Meryland), sede de esa “comunidad”, según reveló el Washington Post el 2-6-2002. Pero esa inteligencia le creyó a “Curva”, el mentiroso ex empleado de la industria química iraquí, quien dijo que Irak tenía armas nucleares, y Bush utilizó esa información en discursos públicos.

Ahora, señala Saul Landau, Rove y el clan distraen a la sociedad estadounidense para mostrar “patriótico” al gobierno de Bush. El nuevo pretexto es la “necesidad de seguridad nacional” para justificar el monitoreo masivo de llamadas telefónicas o “inteligencia vital”. Los ciudadanos estadounidenses financian, con sus impuestos, invasiones militares a Afganistán e Irak y el espionaje a sus propios teléfonos. Ya en mayo de 2006, las empresas AT&T, Versión y Pacific Bell fueron acusadas de entregar voluntariamente listas de llamadas de EEUU al exterior a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), y John Negroponte (jefe de la NSA) fue autorizado para decidir qué corporaciones se quedan, por motivos de seguridad nacional, sujetas al control tributario, listas de transacciones y cuentas al día.

ERROR 2: GOBIERNO Y ECONOMIA EN CAIDA

Y la caída comenzó. A la ineficiente inteligencia, le siguió el Congreso, que no sale del embrollo Abramoff; y el Poder Judicial que, con Johnn Ascroft legalizó la tortura en la lucha contra el terrorismo internacional. ¿Qué decir de la economía? James Petras es pesimista en sus balances del “Estado del Imperio”, porque preveía para 2006 quiebras especulativas como Savings and Loans, Dotcom o Enron y el agravamiento de una sociedad desinformada y con poca capacidad para la defensa de sus derechos. A ello suman los bajos índices de apoyo a Bush-hijo (menos del 30%) según encuestas de corporaciones mediáticas.

A su vez, el economista David Harvey, autor del libro “El nuevo imperialismo”, citado por Verónica Gago señala que solo 2 de las 10 industrias líderes de autos (Ford-General Motors) son de EEUU y tienen crecientes dificultades económicas. Que EEUU domina aún los “agronegocios” subsidiados pero pide prestado casi 2.000 millones $us/día de bancos centrales del Este y de Asia, y tiene aún voto decisivo en el FMI, OMC, Wall Street y es mediador de mercados de capital aunque vive en una peligrosa “burbuja especulativa”. Y el aumento de los “presupuestos militares externos” contrapesa con la reducción de los gastos fiscales internos (de diciembre de 2005) que, según parlamentarios demócratas, encarecerá la medicina para los pobres y ancianos y hará más onerosa la ayuda financiera a los estudiantes universitarios.

Pero ello no importa a la hora de comerciar desde el poder: “El lobbie (el clan) se ha duplicado en el gobierno de Bush. Cada decisión, cada reglamento, cada acción del gobierno está en venta. El que paga más, gana. Y Bush no cesa de mentir al Congreso y al contribuyente”, señaló Denis Sett, ex embajador de EEUU en Perú (1999) a la revista peruana Caretas en mayo reciente.

ERROR 3: EL CASO JACK ABRAMOFF

El de Jack Abramoff, es el típico caso de los traficantes de influencia al por mayor. “Lobbista” (gestor) que donó 1.25 millones de $us al Partido Republicano, y sobornó a más de 10 senadores a cambio de contratos suculentos para sus “clientes”, es un benefactor de la comunidad judía. Según Orlando Lizama, tiene dos restaurantes de lujo cerca del Capitolio (Congreso) donde republicanos notorios acuden con gorra (para no dejarse ver), y una flota de barcos–casino de 147 millones de $us comprados con un préstamo de Konstantinos Baulis, otro traficante del juego que apareció muerto poco después.

El procedimiento del auto-confeso Jack era la elección, con trampa económica, con la instalación de oficinas de agentes de corporaciones financieras para influir en los resultados de la legislación, y golpe judicial. Además, entregaba a senadores y diputados boletos para espectáculos, partidas de golf, viajes y dinero en efectivo.

Los implicados por Abramoff (“buen aliado” de Bush) son varios. Tom Delay, jefe parlamentario republicano, recaudador de fondos de Bush e influyente político en Washington renunció a la fuerza, acusado de conspiración criminal por un jurado de Texas, y de violar normas de financiamiento electoral y de canalizar miles de dólares de donaciones corporativas a candidatos republicanos en la elección parlamentaria de Texas 2003. Denis Hastert tuvo que devolver 69.000 $us en obras de caridad. El propio Bush tuvo que devolver 6.000 $us entregados por Jack para su campaña electoral. Abramoff, se declaró ante un juez culpable por conspiración y lavado de dinero.

La democracia en EEUU se erosiona. Está manejada por una oligarquía que tiene a Bush–hijo solo como comunicador–mensajero. Más claro, agua. Continuará.
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(*) Edgar Ramos Andrade. Comunicador UNLP-Argentina. Investigador y activista social. Autor de los libros “aGONIa y Rebelión Social” e “Inclusión y Dignidad Indígena”. Tel (00591) 772-20736 E-mail: sdiprensa@latinmail.com

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