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Siria hará valer su influencia sobre Hizbulá solo si hay un alto el fuego
Por Reenvío "El periódico" de Catalunya -
Friday, Aug. 04, 2006 at 12:40 AM
RICARDO MIR DE FRANCIA JERUSALÉN
Toda futura estabilidad en el Líbano pasa por un acuerdo político con Siria, por más que EEUU y Gran Bretaña abjuren de sentarse a negociar con el Gobierno de Damasco. Buen conocedor de las matemáticas de Oriente Próximo, el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, tuvo ayer la valentía de ser el primer diplomático europeo en entrevistarse con las máximas autoridades sirias. Damasco, señaló después, que está dispuesto a "ejercer toda su influencia sobre Hizbulá" siempre que se modifiquen "las circunstancias y el contexto político y militar".
Se trata de una referencia velada a la necesidad de un alto el fuego y a la salida de las tropas israelís del Líbano. En Damasco, el jefe de la diplomacia española se reunió con el presidente, Bachar al Asad, el vicepresidente, Faruk al Chara, y el titular de Exteriores, Walid al Muallem, y les pidió una actitud "constructiva" en el conflicto. La respuesta fue "positiva", según Moratinos, dado que, afirmó, Siria quiere ser "parte de la solución y no del problema".
Desde la creación de Hizbulá, en 1982, Siria ha utilizado a la guerrilla chií, financiada por Irán, como instrumento para hostigar de forma indirecta a Israel, con el propósito, algún día, de enarbolar su desarme como carta negociadora para recuperar los altos del Golán, ocupados desde 1967. A cambio de esto le ha brindado apoyo político y logístico y ha permitido el envío de armamento desde Irán a través de sus fronteras. Además, dejó que los guerrilleros se entrenaran en las zonas del Líbano que sus tropas controlaron hasta el año pasado.
MÁS PRUDENCIA QUE AUDACIA
Desde el inicio de la crisis, Siria se ha inclinado más por la prudencia que el desafío, consciente de que implicarse militarmente sería un suicidio. Parte de la jerarquía israelí ve este conflicto como una ocasión única para ajustar cuentas con Damasco. Pero el remedio sería peor que la enfermedad. La frontera común es un reducto de paz desde 1973 y la única alternativa a la dictadura de Asad es la Hermandad Musulmana. Ni Israel ni sus aliados quieren cometer el mismo error que en Irak. Si la democracia va a aupar al fundamentalismo, entonces es mejor preservar la dictadura.