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LOS JUDIOS, EL ESTADO DE ISRAEL Y EL IMPERIALISMO
Por Miguel Raider - Friday, Aug. 11, 2006 at 12:11 AM

 
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Internacionales

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Los judíos, el Estado de Israel y el imperialismo
Fecha: 10/8/2006
Autor: Miguel Raider
Fuente: LVO 199


Los sionistas afirman que el Estado de Israel se constituyó producto de la necesidad y la experiencia histórica de los judíos y sus ilusiones en la “tierra prometida”. Esta aseveración oculta adrede una realidad histórica: el Estado de Israel fue la respuesta proporcionada por el imperialismo a la cuestión judía como una salida reaccionaria tras la II Guerra Mundial, pues el capitalismo en su fase decadente no puede resolver los problemas de las minorías oprimidas en forma integral y en un sentido progresivo.

Los judíos en la antigüedad
Mucho tiempo antes de la caída de Jerusalén a manos del Imperio Romano (año 70 de nuestra era), las condiciones geográficas hostiles de la vieja Palestina provocaron la migración de la gran mayoría de los judíos por todo el mundo. Durante siglos los judíos desarrollaron su vida bajo la esfera del comercio y la usura, las formas prehistóricas que adquirió la circulación del capital cuando éste aún no se había transformado en fuerza social ordenando las relaciones de producción capitalistas. Esta función económica determinó su constitución como un grupo social diferenciado, cohesionado por la religión como forma de cultura. En ese sentido, Marx señalaba que “no había que buscar el secreto del judío en su religión, sino el secreto de la religión en el judío real”, porque “el judaísmo se conservaba no a pesar de la historia sino por la historia misma”. Este rol social asignado por las clases dominantes impedía a los judíos la integración al medio y los condenaba a vivir marginados “en los poros de la sociedad”, es decir aislados en las afueras de las ciudades. Los judíos desempeñaban su función como intermediarios entre los señores y los campesinos. Pero cuando los señores elevaban el impuesto que cobraban a los judíos en calidad de permiso real para desempeñar sus tareas, estos a su vez elevaban los intereses de los préstamos que hacían a los campesinos. Esta situación desencadenaba estallidos violentos y numerosas ejecuciones de judíos, mientras los señores embolsaban su renta y alentaban su expulsión de la comarca. Por eso los judíos no lograban afincarse en ningún lugar durante tiempos prolongados y erraban por distintos confines.

Una minoría oprimida
La disgregación del sistema feudal y el ascenso del capitalismo generaban las condiciones materiales para que los judíos pudieran abandonar el lastre de su viejo oficio improductivo y satisfacer su aspiración de asimilación a la sociedad. Las grandes revoluciones burguesas en Inglaterra y Francia y el avance del desarrollo capitalista marcaron un punto de inflexión, donde los judíos consiguieron por primera vez derechos civiles. En Europa occidental los judíos se integraron a la vida social y económica, destacando banqueros como Rothschild quien accedió al título nobiliario de barón y fue diputado en la Cámara de los Comunes de Inglaterra. Sin embargo en la Europa oriental de fines del siglo XIX la situación era distinta; el desarrollo burgués tenía un carácter atrasado y los judíos debieron proletarizarse y sufrir la pobreza como minorías cercenadas de todo tipo de derechos.
La gran mayoría de los judíos rechazaba el sionismo, el concepto de Sión (Jerusalén) representaba apenas una referencia religiosa. Por el contrario, simpatizaban con las ideas de la revolución proletaria, hecho que movilizó a muchos judíos a enrolarse en diversos partidos socialistas. Teodoro Hertzl y los dirigentes del movimiento sionista no vacilaron en celebrar acuerdos con confesos antisemitas como el ministro zarista Von Plewbe, quien prometió que el régimen zarista financiaría un “charter” a Palestina bajo la condición de que los sionistas convencieran a los judíos de abandonar los partidos obreros y cesaran su lucha contra el gobierno. Sin ningún escrúpulo, los sionistas cambiaban palabras amablemente con el mismo zarismo que azotaba a los judíos en las matanzas de Kichiniev y en las olas de pogroms que despertaron un feroz antisemitismo en los países de Europa oriental. Rothschild temía que esta oleada antisemita pusiera en peligro la integración de los judíos de Europa occidental y con esa finalidad comenzó a financiar a los sionistas para incentivar la migración de los judíos orientales. Los sionistas buscaban el apoyo de las potencias centrales en su afán de colonizar Palestina, objeto que encontraron finalmente en Inglaterra y EE.UU. quienes promovieron la construcción de un Estado judío para imponer un orden regional acorde a sus intereses en esa zona geoestratégica.

El Estado sionista
Tanto Inglaterra como EE.UU. permitieron que desde 1933 Hitler persiguiera a los judíos mediante razias masivas y cerraron sus fronteras a los miles de refugiados que escapaban buscando amparo. Sobre la tragedia de más de 6 millones de judíos exterminados en los campos de concentración nazis, ambos imperialismos sacaron provecho promoviendo la construcción del Estado sionista en Palestina. Inglaterra, ejerciendo el dominio político militar de esa zona, selló una alianza con los colonos sionistas quienes expulsaron al pueblo palestino de sus tierras históricas, confiscando sus bienes y obligando a 1 millón y medio de personas a partir al exilio. La administración británica lanzó un decreto mediante el cual concedía la propiedad de la tierra a todo aquel establecimiento que tuviera por lo menos una torre y una empalizada. De la noche a la mañana, los sionistas levantaron cientos de asentamientos con torres y empalizadas que interrumpieron las vías de comunicación entre las aldeas palestinas y expropiaron gran parte de sus tierras. Los sionistas de “izquierda” construían colonias “socialistas” llamadas kibutzim, que constituían auténticos campamentos militares de avanzada instalados en zonas de frontera. Para garantizar estas medidas, los sionistas impulsaron el terror sobre los campesinos palestinos mediante la formación de bandas paramilitares que cometieron todo tipo de crímenes y asesinatos tales como Kibiya en 1936, Dir Yassin en 1948, etc. Estas bandas terroristas, comandadas por criminales de guerra como Ariel Sharon y Menahem Begin, fueron la base del Estado sionista y sus actuales partidos políticos. Zeev Jabotinsky, padre ideológico del Likud, mantenía relaciones políticas con Mussolini quien lo llamaba “el ciudadano fascista”.
La ONU legitimó esta ocupación colonial mediante la partición de Palestina en 1947 reservando al 90% de la población árabe sólo el 37% del territorio. Un año más tarde esta política fue consagrada gracias a la colaboración de Stalin quien junto a la ONU reconocieron al Estado de Israel bajo un status legal.

De ese modo el imperialismo resolvió la cuestión judía “a su modo”: de minoría oprimida la transformó en una mayoría opresora responsable de la expropiación de las tierras palestinas, más de 10.000 presos políticos en las cárceles y 4 millones de palestinos exiliados sin derecho al retorno. Así se edificó el Estado de Israel bajo el andamiaje colonial de un ejército de ocupación permanente destinado a una guerra perpetua hace más de 50 años contra los pueblos árabes. Un estado racista y teocrático de ciudadanos-soldados que discrimina a todo aquel que no profese la religión judía, similar a la vieja Sudáfrica del Apartheid o al Misisipi del Ku Klux Klan. Un Estado terrorista que legalizó el uso de la tortura y se mantiene gracias al financiamiento económico y militar del imperialismo norteamericano para castigar a los pueblos árabes como hoy lo hace sobre Líbano y Gaza. La legítima aspiración de una paz justa y democrática entre judíos y árabes, y la realización plena y efectiva del derecho de autodeterminación del movimiento nacional palestino exigen destruir las bases de ese Estado terrorista desde los cimientos. Los judíos solidarios con la causa de los pueblos oprimidos deben repudiar la guerra lanzada por el “derechista” Olmert y el “izquierdista” Peretz y apoyar activamente a las masas libanesas y palestinas. Tal como demuestra la propia creación del Estado de Israel, ninguna salida progresiva puede provenir a instancias del imperialismo, sus agentes sionistas y las burguesías árabes colaboracionistas.

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Por cronopioexistencialista - Friday, Aug. 11, 2006 at 12:26 PM

Compañeros, ustedes están muy confundidos, y parecen no querer analizar la realidad, y/o la historia, suno subordinar ambas a un análisis preconfigurado y realmente inexistente.

En primer lugar, es lamentable el determinismo economicista del que esta frase hace gala: "Esta función económica determinó su constitución como un grupo social diferenciado, cohesionado por la religión como forma de cultura...". Lamentablemente, no considero que otra frase de C. Marx la justifique: se necesita una elaboración intelectual profunda y exhaustiva, y éso ustedes no lo hacen. El Pueblo judío no se determinó como tal a partir de, pura y exclusivamente, sus funciones económicas: el Pueblo Judío no es un "pueblo-clase" -aunque, a decir verdad, ustedes no parecen ni decir éso, sino casi y exclusivamente una clase: si la religión es solamente un elemento secundario cultural (el único, según parecen decir), ni siquiera hay pueblo que anteceda, temporal o lógicamente, a la clase.

¿Qué es para ustedes la "aspiración de asimilación a la sociedad"? No es lo mismo el deseo de no discriminación, no ruptura, que asimilación. Aquí vuelven a anteceder sus juicios fácticos sobre los de valor: para ustedes, como trotkystas, y quizás también como marxistas, lo "ideal" sería la asimilación del Pueblo Judío en la sociedad "futura", "socialista".

Es verdad que en Rusia el Sionismo era rechazado. Millones de judíos eran parte de los movimientos socialistas, y también, algunos, muchísimos menos pero miles, de los sionistas-socialistas, como Polae Sion. El Bund renegaba del Sionismo, como otros grupos, pero también estaban los que lo adoptaban, teorizaban sobre Palestina y el Socialismo, la Cuestión Nacional y el Marxismo, como Borojob. El "concepcto de Sion" -como banalmente lo llaman-, no es solo una referencia religiosa, ni lo fue. ¡Y no es ésto la defensa del sionismo, por parte de un judío que no lo es, no, sino el intento de analizar, y no de repetir viejos esquemas a históricos!

Para ustedes, el Sionismo es, como el Judaísmo, (¿cómo todo?), una consecuencia de variables económicas: ¿cómo explican a los refugiados provenientes de Alemania, de los campos nazis, arrodillándose en la Tierra Sagrada, besándola? ¿Cómo explican el amor? Palestina no es Sionismo, y amar a la Tierra Palestina no es desear obtener "provechos económicos" para algunos banqueros y burgueses, ni, hoy, desear exterminar un Pueblo.

Sí, el imprialismo inglés y estadounidense no lucharon contra el Holocausto. No bombardearon los trenes con prisioneros. ¡La URSS dejó morir a los héroes del Guetto de Varsovia, no hizo avanzar a las tropas para ayudar a los insurrectos! Ellos, todo ellos, son cómplices de la muerte de millones de judíos. Casi todos los judíos tenemos, hoy, familiares asesinados en la Shoá, por culpa de los nazis, los fascistas, los colaboracionistas, los traídores y los cobardes.

Los kibutzim, que ustedes desprecian entrecomillando su voluntad de ser "socialistas", no tuvieron nada que ver con Sharon, y todos los demás genocidas. Ustedes desconocen completamente lo que éstas colonias significaron. Las bandas terroristas, como el Irgun, no fueron el brazo armado de los movimientos de izquierda que fueron y dieron su vida por la tierra en la que soñaba construir el socialismo y la libertad.

Los judíos progresistas y de izquierda, compañeros, repudiamos la barbarie terrorista de Olmert, así como la traición de Peretz. Estamos asqueados de la guerra, de ésta y de cualquiera, y soñamos con la Paz. El destino de nuestro Pueblo y el del Pueblo Palestino está irremediablemente unido: somos dos pueblos, pero somos uno.

Pero estar en contra de la Guerra, y, muchos y muchas, de las bases filosófico-políticas del Sionismo, no significa apoyar a Hezbollah. Porque los que mueren por los misiles de los que buscan otra Teocracia, también son víctimas. La lucha es contra el sistema, y el sistema se personifica tanto en el Gobierno Israelí, como en las acciones terroristas de grupos como Hezbollah.

Repudiar la Guerra y luchar por la Paz es el compromiso ético que todos los judíos y judías tenemos. No hay otra salida, no hay excusas. Comprometernos activamente es parte de la construcción misma de nuestra identidad judía. Pero el compromiso debe ser real y auténtico, y no puede basarse en los supuestos que más cómodos nos queden.

Un fraternal saludo.

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Te saltò la ficha judio
Por Marcos - Friday, Aug. 11, 2006 at 12:45 PM

Miren este judìo d Cronopio , dice que es de izquierda y luego dice que Hezbollah es terrorista ,y termina justificando el ataque de Israel , siempre igual los judios terminan apoyandose entre ellos , porque son una RAZA y los judìos de todo el mundo se apoyan entre ellos , por algo el apoyo a la guerra es altisimo , no hay judios en contra de la guerra , algunos estàn en contra de la INVASIÒN pero no de los BOMBARDEOS diganme cual es la gran diferencia ....

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MarcoSS
Por yo - Friday, Aug. 11, 2006 at 12:59 PM

Y vos pescado podrido sos de la raSSa más podrida de este mundo.

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Respuesta
Por cronopioexistencialista - Friday, Aug. 11, 2006 at 10:53 PM

Nunca oculté que soy judío, Marcos. Por demás, es ridículo decir que apoyo los bombardeos, o la avanzada de Israel sobre el Líbano.

Yo no tengo miedo de decir que soy lo que soy, o lo que quiero ser. Vos no tengas miedo de decir que sos un fascista (lo cual es contradictorio, en realidad, porque justamente los antisemitas son los que se temen, terriblemente, a si mismos, a su libertad, a su condición humana, a su angustia, a la existencia misma).

Sería re interesante que alguno que "defiende" la nota del PTS contestara, con todo respeto. Sería un debate agradable, cosa que responderle a un nazi no me resulta.

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comparaciones odiosas
Por odioso yo? - Friday, Aug. 11, 2006 at 11:00 PM

"Sería un debate agradable, cosa que responderle a un nazi no me resulta."


acá la cagaste, justo al fina, tantas infulas de progre superado para terminar diciendo esto, lo que uhn mismo decir que un fascista y vos, son muy parecidos a la misma mierda pero con distinto olor.

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No, No
Por cronopioexistencialista - Saturday, Aug. 12, 2006 at 10:24 AM

¡Jamás quise decir que un trotkista sea algo parecido a un nazi! En todo caso, si así sonó, pido disculpas: pero mi intención no tenía nada que ver con éso. Fue una oración a la que yo no le vi el sentido que vos le das.

Tampoco creo haber escrito sobre una creencia de "progre superado", pero éso es parte ya de tu agresión.

En fin: mi comentario final fue: no tiene ningún sentido responderle a un fascista, pero discutir con un compañero -como un trotkysta lo es-, es sin duda algo apasionante, más si de éste tema se trata.

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Yo me haria judio practicante
Por Gorilón - Saturday, Aug. 12, 2006 at 11:03 AM

si ustedes me garantizaran que pueda trabajar en Israel manteniendo mis ideas nazis.

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Klon Kalenchu Kalenchu!!!
Por Gorilón - Saturday, Aug. 12, 2006 at 11:20 AM

¿Mis ideas nazis?

Si mis valores son superiores!
si quiero imponer justicia e igualdad por las armas!
si quiero eliminar a todo el que no acepte mi noción de pluralidad y libertad!
Si quiero controlar el pensamiento de todos, para que no se infiltren pensamientos demasiado loquitos, que atenten contra mi sistema de creencias y convicciones!

pero...
pero, si yo soy de izquierda, soy stalinista!

(o acaso es lo mismo?)

Viva MARX, LENIN Y STALIN!
Viva BRESNEV!

VIVA EL MOVIMIENTO STALIN VIVE!

y los clones impotentes calentitos y refugiados, que revienten!

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