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15a audiencia - 11/8/6
Por Juicio a Etchecolatz - Monday, Aug. 14, 2006 at 1:00 AM

último cominucado de prensa

Comunicado de prensa



Se reanudó el juicio contra el genocida Etchecolatz

Dirección de Inteligencia: "Todo tipo de movimiento político se controlaba"

Lo dijo ayer un ex policía que actuó allí durante la dictadura: admitió que la DIPPBA trabajaba "en forma mancomunada" con la Dirección de Investigaciones liderada por Etchecolatz, que había agentes infiltrados en facultades, fábricas y grupos políticos, y que la información reunida luego se usaba "para operar".
También declararon un médico policial que firmó los certificados de defunción de tres prisioneras asesinadas en 1978, y una antropóloga forense que trabajó en la identificación de sus cuerpos, hallados en 1999.


Por Vanina Wiman (para Justicia Ya en La Plata)

LA PLATA (11-08-06) - Un ex comisario que trabajó en la Dirección de Inteligencia de la Policía provincial (DIPPBA) durante la dictadura, reconoció ayer que se realizaban seguimientos a personas por "su tendencia ideológica". Se trata de César Miguel San Sebastián, quien actuó en esa dependencia hasta 1980, y luego fue director de la Escuela de Inteligencia de la fuerza. Dijo que las tres direcciones de la Jefatura de Policía —Inteligencia, Seguridad e Investigaciones— trabajaban de manera integrada: "La DIPPBA mandaba la información que consideraba útil para operar, para después proceder".

Con el testimonio de San Sebastián, el Tribunal Oral Nº 1 abrió ayer el tratamiento del último caso que integra este juicio: el de tres mujeres secuestradas en 1977 y asesinadas a comienzos de 1978. Elena Arce, Nora Formiga y Margarita Delgado fueron enterradas como "NN" en el Cementerio de La Plata, y sus restos fueron hallados e identificados más de 20 años después.

En la causa están agregados los legajos que las desaparecidas tenían abiertos en la DIPPBA: se presume que esa información, una vez remitida a la Dirección de Investigaciones comandada por Etchecolatz, fue la que condujo a sus secuestros. Además, está probado que las tres, antes de ser ejecutadas, pasaron por dos centros clandestinos del "circuito Camps": "La Cacha" y la comisaría 8º de La Plata.

Ayer, la declaración del ex comisario San Sebastián contribuyó a fortalecer las hipótesis de la querella: el testigo admitió que los datos que los agentes de inteligencia reunían sobre las personas a las que vigilaban, eran luego compartidos con las otras dos direcciones dependientes de la Jefatura policial, y que la información que se enviaba era la que se consideraba "útil para operar".

San Sebastián no fue un testigo fácil, y tomó muchas repreguntas sonsacarle detalles sobre el funcionamiento interno de la DIPPBA. Finalmente, los datos fueron apareciendo: el ex policía reconoció que la Dirección realizaba seguimientos e infiltración de agentes en reuniones políticas, asambleas estudiantiles, fábricas y hasta grupos religiosos.

Los agentes de inteligencia "tomaban los recaudos necesarios para que no los reconocieran como policías" y, una vez allí, "escuchaban, se interiorizaban, tomaban nota y después informaban al jefe de ellos". San Sebastián sostuvo que se utilizaba a policías que eran también estudiantes universitarios para infiltrarse en las facultades "porque eran los que tenían un conocimiento interno", y dijo que llegó a hacerse espionaje en misas porque "un sacerdote podía llegar a decir algo en contra del Estado".

Existía, además del control en encuentros y asambleas puntuales, una tarea de infiltración "estable" en fábricas y comisiones gremiales. De hecho, había agentes de inteligencia "que a la mañana revistaban en la DIPPBA y a la tarde trabajaban en otros lugares: YPF, Astilleros y otros lugares". "Había uno en un museo, por ejemplo", ilustró San Sebastián.

¿Qué era lo que interesaba a la DIPPBA? "La tendencia ideológica", respondió el ex policía, sin dejar lugar a dudas. "Todo tipo de movimiento político se controlaba", señaló, y agregó que cuando se realizaban seguimientos a una persona se intentaba averiguar "a quienes frecuentaba, qué hacía, qué decía, qué dejaba de decir". Ese control se realizaba "sobre personas que se creía que podían haber estado vinculadas con subversivos".

El ex policía, que definió su puesto en la Dirección como "secretario", describió la lógica interna de funcionamiento de la Dirección de Inteligencia. La dependencia se dividía en áreas («Logística», «Personal», «Administración»), pero también en departamentos: el "A", que correspondía a "política, estudiantes y cultura"; el "B", para asuntos "gremiales"; y el "C", que se dedicaba a "comunismo" —"o a socialismo, que viene a ser más o menos lo mismo", añadió San Sebastián, arrancando involuntariamente risas en el público—.

El testigo omitió una de las clasificaciones que es una constante en casi todos los legajos DIPPBA: la mesa "DS", que respondía a "delincuentes subversivos". Cuando la Fiscalía le preguntó sobre esa denominación, y sobre la sigla "BDT" ("bandas de delincuentes terroristas") que también figura en numerosos legajos, San Sebastián apeló a su poca memoria: "No recuerdo", contestó.

Aunque "a veces el requerimiento venía de Jefatura misma", en general los departamentos "trabajaban en base a la información que le mandaban desde las distintas delegaciones de inteligencia" y luego operaban a través de la sección "Búsqueda", encargada de cumplir los requerimientos de los departamentos y realizar las tareas de seguimiento. Los datos reunidos eran entonces procesados, clasificados y almacenados en las secciones de "Archivo" y "Fichero".

La información "se procesaba de acuerdo a su importancia" y luego se remitía a la Jefatura de Policía. San Sebastián dijo no conocer el criterio de selección de la información que se elevaba a la Jefatura: "Eso lo decidía el director". El presidente del Tribunal, Carlos Rozanski, le preguntó si no los tuvo que aprender para desempeñarse como director de la Escuela de Inteligencia, su cargo posterior. Paradójicamente, el ex comisario respondió que no. Y se atajó diciendo que en la Escuela "había un coronel del Ejército que elaboraba los programas". Le tomó bastante tiempo recordar el nombre del militar: "Era el coronel Rospide el que hacía planes de estudio", dijo finalmente.

El testigo confirmó que las tres direcciones dependientes de la Jefatura de Policía —Seguridad, Inteligencia e Investigaciones— funcionaban de manera integrada: "Se trabajaba en forma mancomunada, todas las direcciones trabajaban juntas", detalló. Y agregó que "la DIPPBA mandaba (a las otras dos dependencias) la información que consideraba útil para operar, para después proceder". Es decir, para secuestrar e interrogar.

Además de compartir los datos de los seguimientos con toda la cúpula de la Policía de la provincia, la DIPPBA cumplía requerimientos y remitía datos a "la comunidad informativa": "Ejército, Marina, Aeronáutica, SIDE y creo que la Policía Federal", enumeró el ex policía. Y afirmó que la delegación que la Dirección tenía en Capital Federal "era el enlace entre provincia, Capital y las Fuerzas Armadas".


"Se respiraba algo que no era normal"

El segundo testigo de ayer fue Ernesto Gelemur, un ex médico policial que durante la dictadura se desempeñó en la Dirección de Sanidad de la Policía provincial. Desde esa función, Gelemur recibía los cadáveres de personas supuestamente "muertas en enfrentamientos" que luego eran enterradas como "no identificadas" en cementerios municipales. Su firma consta en los certificados de defunción de Margarita Delgado, Nora Formiga y Elena Arce, secuestradas a fines de 1977 y cuyos cuerpos aparecieron en la ruta 6 el 21 enero de 1978.

Ayer, el testigo reconoció su firma en esos documentos, pero sostuvo que rubricó tantos certificados similares que "no me acuerdo de casos puntuales". El ex médico policial dijo que durante la dictadura la morgue policial "estaba abarrotada de cadáveres", casi todos sin identificar. "La mayoría entraban con destrucción de masa encefálica y múltiples heridas por proyectil de arma de fuego", describió, y dijo que en esos casos "eran tan claras y evidentes las causas de la muerte que no era necesario hacer autopsia".

"Al no haber autopsia, se puede perder evidencia importante", reconoció el médico. De hecho, en el caso de Arce, Formiga y Delgado, de haberse realizado ese procedimiento quizás podría haberse establecido la fecha exacta de los asesinatos, y si los cuerpos de las tres mujeres —que habían estado secuestradas en dos centros clandestinos— tenían señales de torturas.

Gelemur admitió que, en los años de la represión ilegal, el incremento de cuerpos NN fue notable: "Se comentaba en la guardia que había situaciones anómalas, que algo estaba pasando". "Se respiraba algo que no era normal", sostuvo.

"Por la forma de recibir esos proyectiles, sí", respondió Gelemur cuando uno de los abogados de la querella le preguntó si consideraba que los cuerpos podían pertenecer a víctimas de fusilamientos. "Estoy hablando de 10, 12 o 15 proyectiles" en cada cuerpo, señaló, y agregó que en general los orificios de bala se encontraban concentrados en determinados sectores del cuerpo, "como si vinieran todos de la misma dirección".

El ex médico policial dijo que en la Dirección de Sanidad solían recibir la visita del jefe de Policía, Ramón Camps, y de su segundo, Guillermo Trotz. Y añadió que la misma Dirección era comandada por un médico militar que venía de Buenos Aires. "Era por la intervención de la época, estábamos como bajo bandera —indicó—. Y la Policía lamentablemente es una pirámide".

Gelemur afirmó también que en ocasiones "nos llamaban para hacer reconocimiento de detenidos" en diferentes dependencias policiales. Y destacó en particular sus visitas al Cuerpo de Infantería de 1 y 60, en donde funcionó un centro clandestino de detención perteneciente al "circuito Camps". "Ahí había muchos detenidos, eso sí lo recuerdo, estaba abarrotado", dijo. "Hemos tratado gente por problemas asmáticos y de alimentación", agregó, aunque aseguró no haber visto prisioneros con señales de torturas.


Señales compatibles con un fusilamiento

Finalmente, la antropóloga e integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) Anahí Ginarte brindó un detallado testimonio sobre los procedimientos de exhumación e identificación de cadáveres de personas asesinadas durante última dictadura. Gracias a estas técnicas, el EAAF pudo recuperar e identificar los cuerpos de Elena Arce, Margarita Delgado y Nora Formiga, que hasta 1999 estuvieron enterrados en el Cementerio Municipal de La Plata bajo tumbas NN.

Ginarte participó de la exhumación de los tres cadáveres, que llevó a la identificación, por exámenes de ADN, de las tres mujeres asesinadas entre el 20 y el 21 de enero de 1978 tras estar secuestradas en "La Cacha" y la comisaría 8º de La Plata.

La antropóloga, que acompañó su testimonio con una presentación visual con impactantes fotografías, señaló que en los tres casos los cuerpos presentaban señales de una muerte violenta por proyectiles de armas de fuego. El tipo de fracturas en el cráneo, e incluso el hallazgo de balas calibre 9 mm entre los restos óseos, "son compatibles" con un escenario de fusilamiento. En dos de los casos los orificios que las balas dejaron indican que "la trayectoria de los proyectiles (en la cabeza) fue desde atrás hacia delante, y de arriba hacia abajo".

Cuando los antropólogos del EAAF recuperaron los cuerpos de las tres mujeres, pudieron hallar incluso los restos de la ropa que las detenidas-desaparecidas vestían al momento de ser asesinadas, elementos que contribuyeron a establecer su identidad.

La exhumación de los tres cuerpos, explicó Ginarte, fue ordenada por la Cámara Federal de La Plata, quien luego estableció que los restos quedaran bajo la guarda judicial del Equipo para su examinación. El EAAF logró extraer muestras de ADN a partir de los huesos encontrados y los remitió a un laboratorio en Londres, que entre 2001 y 2002—por cotejo con muestras de ADN de familiares de las víctimas— pudo determinar que se trataba de Delgado, Formiga y Arce.

La antropóloga explicó que cuando recién se restituyó la democracia muchas fosas comunes de cementerios municipales —en las que se inhumó a numerosas víctimas de la represión ilegal— fueron excavadas con métodos incorrectos y sumamente dañinos con los restos óseos. "Se hacían con máquinas como estas", ilustró, mientras mostraba una fotografía de una enorme topadora excavando un osario. "Esto impidió la indentificación de todos esos cuerpos", sentenció.

Y contó que fue a partir de mediados de los '80, con la creación del EAAF y la capacitación de arqueólogos y antropólogos locales, que comenzaron a utilizarse técnicas no destructivas que, al día de hoy, han contribuido a la identificación de cientos de personas. De hecho, el Equipo es un referente internacional en este tipo de procedimientos, y ha efectuado tareas de exhumación e identificación de víctimas de masacres en Guatemala, El Salvador, Ruanda y la ex Yugoslavia.


Inspección ocular en la comisaría 5º

El próximo lunes a partir de las 10, el juicio oral contra el represor Etchecolatz se reanudará con más testimonios. Se esperan las declaraciones de tres familiares de Nora Formiga: María Ruth y Nidia Esther Formiga, y Sofía Sosa de Formiga brindarán datos sobre la desaparición y asesinato de Nora, quien fue secuestrada en La Plata el 22 de noviembre de 1977. Además, el Tribunal citó también a Ana María Tasca, cuya hermana Adriana está desaparecida y, según el relato de una sobreviviente, estuvo secuestrada en “La Cacha” con Nora Formiga y Elena Arce.

Al finalizar los testimonios, el Tribunal realizará la primera de las inspecciones oculares previstas en el juicio. Se trata de la inspección en la comisaría 5º de La Plata, ubicada en diagonal 74 entre 34 y 34, en donde funcionó un centro clandestino de detención por el cual pasaron varias de las víctimas por cuyos casos hoy se está juzgando a Etchecolatz. Los jueces, el fiscal y las partes recorrerán el lugar, acompañados por la sobreviviente Adriana Calvo, quien ya ha declarado en este proceso sobre los delitos cometidos en ese centro clandestino de detención.





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JUSTICIA DIVINA
Por PATRICIA - Friday, Feb. 23, 2007 at 7:53 PM
patriciabeltrancas@hotmail.com

CUANDO CREEMOS QUE TODO ESTA PERDIDO, ES ENTONCES CUANDO LA JUSTICIA DE NUESTRO SEÑOR SE HACE PRESENTE. POR QUE LA SANGRE DE LOS INOCENTES CLAMARA JUSTICIA ANTE DIOS Y LOS RUEGOS DE SUS FAMILIAS SON ESCUCHADOS. ELLAS ESTAN CON EL MAS GRANDE, ORANDO PARA QUE USTEDES TENGAN LA PAZ QUE SOLICITAN. LA VIRGEN LOS CUBRA CON SU MANTO Y LOS CONSUELE POR SIEMPRE.

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