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Colombia/Situación de pueblos indígenas en la mira de comisión internacional
Por Claudia Grajales / Actualidad Étnica - Saturday, Sep. 16, 2006 at 3:45 PM

Bogotá, 15/09/2006. El próximo 19 de septiembre llegarán a Bogotá delegados de congresistas norteamericanos, parlamentarios europeos, representantes de organizaciones de derechos humanos de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, con el objetivo de participar en la Misión Internacional de Verificación a la Situación de los Pueblos Indígenas de Colombia. Durante cuatros días y de manera simultánea, miembros de la comunidad internacional visitarán las comunidades de los Nasa (Cauca); Embera Katío del Alto Sinú (Córdoba); Kankuamo y Wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta (Cesar); U’wa (Arauca); y los Nukak Makú (Guaviare). El 29 de septiembre con la presentación de un informe oficial, finalizará la misión y se iniciará una nueva etapa en lo que se ha denominado la “diplomacia indígena”.

El Comité Daniel Gillard, Oficina Acción Colombia -OIDHACO- y la Agencia de Cooperantes Asa/Volens, de Bélgica; Acción Solidaria Aragonesa -ASA-, de España; el Consejo General Loire-Atlantique y el Centre Internacional de Culture Paysane et Rurale, de Francia; la Asociación A Sud, de Italia; Human Rigths Everywhere, red europea; Desarrollo y Democracia, la Agencia Interpares y Native Womens Association of Canada, NWAC, de Canadá; el Comité Andino de Servicios –CAS- y Amazon Watch, de los Estados Unidos, son algunas de las organizaciones que integrarán la Misión. La actividad tendrá cubrimiento por parte de medios de comunicación internacionales.

Igualmente, un asistente del congresista norteamericano Raúl Grijalva, representante demócrata por el estado de Arizona, y miembros del cuerpo diplomático, se desplazarán a diferentes regiones del país para conocer más de cerca la realidad de los indígenas. Aunque aún no se ha confirmado, se espera que el Premio Nobel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel haga parte de la delegación. De no ser posible su presencia en Bogotá, manifestó desde ya su voluntad en suscribir el manifiesto que surja como resultado de la misión.

En el mismo sentido, se han pronunciado personalidades como el Premio Nobel Alternativo 1983, el economista chileno Manfred Max Neef, quien expresó su interés por las problemáticas que afectan a los pueblos indígenas de Colombia. En una gira que se realizará en los meses de noviembre y diciembre por Europa, el presidente de la Organización Nacional Indígena de Colombia -ONIC- Luis Evelis Andrade Casama, sostendrá encuentros con algunos intelectuales para buscar aliados con la causa indígena en el país; también se reunirá con Amnistía Internacional con quienes piensa adelantar algunas actividades en este continente.

Uno de los objetivos de la misión, es precisamente consolidar un grupo observadores internacionales cuya principal tarea será la de hacer seguimiento a la situación de los pueblos indígenas en Colombia y una permanente vigilancia al cumplimento de los compromisos entre el estado y los indígenas.

Luis Evelis Andrade, presidente de la ONIC, habló con Actualidad Étnica sobre los objetivos, retos y expectativas de la misión, iniciativa que viene gestándose desde hace más de dos años y que después de sortear muchas dificultades, especialmente de orden económico, pronto será una realidad.


¿Cuáles son los antecedentes de la misión?

En el 2001, cuando se realizó el congreso de pueblos indígenas en resguardo de Cota, Cundinamarca, se planteó la necesidad desarrollar un tribunal internacional de opinión sobre la situación de los pueblos indígenas, ese fue el primer cimiento de la misión. De esa fecha al día de hoy, se han adelantado acciones en esa dirección, recopilado información, caracterizado diferentes problemáticas; señalado el riesgo de extinción de muchos pueblos. Como resultado de esa primera etapa se incidió para que el Relator de Naciones Unidas para los derechos y libertades fundamentales de los pueblos indígenas visitara a Colombia en el 2004.

Hace dos años se dieron algunos pasos en la creación del tribunal para señalar la responsabilidad de los distintos actores en la violación del Derecho Internacional Humanitario, DIH, los derechos humanos y los derechos colectivos de los pueblos indígenas. En ese entonces se planteó la necesidad de hacer una misión de verificación, pero no se pudo realizar debido a diferentes problemas, como el factor económico. Sin embrago, con ocasión de las recomendaciones de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y las del Relator Especial, decidimos que este era el momento indicado para llevar a cabo la misión.


¿En qué consiste la misión, cuáles son sus objetivos?

Es una misión de carácter independiente que se encargará de recavar toda la información que de cuenta del estado del cumplimiento de las recomendaciones que he mencionado. Una misión que evidencie desde el terreno, desde el diálogo directo con los indígenas, la situación real que viven los pueblos. Una vez realizada, la misión emitirá su informe para incidir y buscar apoyo orientado a desarrollar estrategias y mecanismos que garanticen respeto del DIH, la plena vigencia de los derechos humanos y la pervivencia de estos pueblos.

Posterior a la misión se constituirá un equipo de observadores permanentes de la situación de los pueblos indígenas que tendrá representantes de Europa, Estados Unidos y otras latitudes. Si bien es cierto que somos amigos del diálogo, los procesos de concertación no están siendo efectivos, por ello necesitamos fortalecer las alianzas. En noviembre y diciembre se adelantará una gira por Europa de incidencia y socialización del informe oficial de la misión, que a su vez recoge los informes que cada región a visitar ha venido trabajando en los últimos meses.

Solos nos podemos desarrollar esa ardua tarea en el defensa de los derechos de los pueblos, su territorialidad, el gobierno propio, la autonomía, el derecho a la vida, golpeado permanentemente por los distintos actores del conflicto, inclusive en un alto porcentaje por la fuerza pública. A pesar de que el gobierno muestre cifras de que la situación ha mejorado, lo cierto es que ha empeorado. Eso es precisamente lo que queremos, que una comisión independiente pueda ayudar a revelar este fenómeno, porque pareciera que nuestras palabras fueran tomadas como un ataque y oposición irracional frente al estado y al actual gobierno y no el reflejo de una realidad.

Queremos buscar gente que nos ayude a posicionar este tema, para que sea analizado por la comunidad internacional, quienes brindan cooperación en distintos proyectos en Colombia; esperamos que a partir de esta misión quede claro que el proceso de paz que se impulsa con los paramilitares, no esta sujeto a verdad, justicia y reparación, y que en el caso de los pueblos indígenas se están ocultando la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos, como con las desapariciones de nuestros dirigentes.

El problema de los indígenas no sólo obedece al conflicto armado, obedece a unas lógicas asociadas al modelo económico que involucra a las multinacionales de la minería, madera, petroleo, biodiversidad, farmacéutica, que tienen interés sobre nuestros territorios y entonces buscan generar la guerra en nuestros espacios, culpabilizarnos, desplazarnos, para que no exijamos ningún derecho. En ese sentido queremos tener aliados, y que en el orden internacional se conozcan nuestras problemáticas, nuestras propuestas y se escuche nuestra voz.

La misión está integrada por ongs, intelectuales, y en ella no participarán delegados del gobierno nacional. Sin embargo, la misión no va a hablar sólo con los indígenas. Como quiera que el gobierno tiene una serie de programas y de planes, hemos solicitado a las instituciones que se entrevisten con la misión para que les cuente cuáles han sido sus avances, cuáles sus contribuciones, qué acciones están desarrollando y cuáles tienen planeadas para resolver las problemáticas de los pueblos indígenas. También se ha abierto un espacio con el cuerpo diplomático acreditado en Colombia, para que expresen su punto de vista sobre la situación de los pueblos indígenas y reciban información de primera mano acerca de la solución de la misma. En el marco de la misión tendrá lugar una reunión con las Agencias del Sistema de Naciones Unidas y el grupo de los países cooperantes con Colombia, G-24.

La misión busca ser muy equilibrada porque va a registrar las distintas versiones, posiciones y perspectivas sobre del tema indígena y así elaborar un informe que no desconozca que el gobierno ha hecho unos esfuerzos y tiene unas políticas, pero que al mismo tiempo pueda decir sí esas políticas han sido efectivas y cómo se contrastan con la realidad de los pueblos indígenas, especialmente de las comunidades que vamos a visitar.

La idea es crear un equipo de reconocimiento, de incidencia muy serio en sus apreciaciones y recomendaciones. Una vez termine la misión pensamos levantar el informe y reunir una serie de personalidades de Europa y los Estados Unidos para que se conviertan en observadores, vigilantes permanentes sobre lo que está pasando con los pueblos indígenas y que puedan ayudar ante la cooperación internacional y el estado a buscar salidas a las problemáticas, acorde a nuestra vocación: la democracia, el diálogo, la participación, el respeto por el otro.


¿Exactamente con quiénes se piensan reunir?

Con la Vicepresidencia de la República, el Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, los ministerios de Agricultura, Protección Social, Educación, Interior y de Justicia, y con los organismos de control como la Procuraduría y la Defensoría.


¿Qué regiones visitarán?

Vamos a visitar diferentes regiones del país en donde la situación es muy preocupante. En el Cauca, por ejemplo, nos reuniremos con los pueblos indígenas del suroccidente, es decir Valle y Nariño. Con los indígenas nasa y awá trabajaremos los temas de acuerdos, tierras, situación de derechos humanos y DIH.

Nos encontraremos con los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y los de costa norte de Colombia para conocer su situación de Derechos Humanos, las masacres que contra ellos se ha cometido y la aplicación de las medidas cautelares y provisionales otorgadas por la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En Arauca, con los uwa, analizaremos todo lo relacionado con los impactos de la explotación petrolera en los indígenas: la violación de los derechos humanos, las secuelas culturales, el irrespeto de la consulta previa, pero al tiempo también conoceremos más sobre la resistencia de los pueblos.

El impacto de los megaproyectos, como la construcción de la hidroeléctrica de Urrá, la presencia paramilitar en la zona, el desplazamiento, la desaparición forzada, como en el emblemático caso de Kimi Pernía Domicó, nos motivó a visitar a los Embera del Alto Sinú, en Tierra Alta, Córdoba. En esta región, los megaproyectos han dejado una estela de prostitución y mendicidad, un rompimiento en el tejido social de estas comunidades.

Los pueblos en riesgo de extinción y afectados en su territorialidad, son la otra variable que tuvimos en cuenta para visitar las regiones. Esta es una de las problemáticas que más nos preocupa porque hay pueblos en donde apenas quedan 70 personas, como en el caso de los Siripos, en el Casanare. En San José del Guaviare, nos encontraremos con los Nuka Makú y con los Guayaberos, que son el reflejo de la situación de muchos pueblos de la orinoquía y la amazonía colombiana.


¿Qué otras actividades tienen programadas?

Como no vamos a poder escuchar muchos pueblos, el 28 de septiembre realizaremos el foro por la vida y la dignidad de los pueblos indígenas. En el hotel Bacatá se darán cita organizaciones sociales y no gubernamentales, defensores de derechos humanos, representantes de Naciones Unidas y la Defensoría del Pueblo.


¿En qué se diferencia esta misión de otras iniciativas similares?

Vamos a determinar casos prioritarios que merecen una atención específica, hacerles seguimiento y en relación a esos casos, definir políticas públicas y planes de acción. Buscamos incidir en el marco de la cooperación internacional para que los apoyos que se hacen al estado involucren el tema indígena, con todo lo que implica trabajar con los indígenas, como la concertación.

En el 2007 vamos poner en práctica la diplomacia indígena en Europa y Estados Unidos y estar atentos a todas las decisiones que se tomen en el congreso norteamericano. Es necesario hacer lobby en temas como el Tratado de Libre Comercio, TLC, y la ayuda militar a Colombia, para que se escuche lo que los pueblos indígenas tienen que decir. En esa materia ya hemos tomado algunas decisiones por eso designamos a Jesús Avirama, un compañero del Cauca, para que cumpla esta labor. Desarrollamos acciones, pero necesitamos ganar voluntad política a ese nivel, en ese sentido la misión nos puede ayudar a posicionar.

Con el equipo de observadores que surja de la misión, se podrá hacer un monitoreo a los compromisos asumidos entre el estado y los pueblos indígenas, como en el caso del diseño de la política del estado para los pueblos indígenas, el cual fue asumido por el gobierno en la mesa de concertación nacional pero que hasta el momento no ha avanzado mucho. Que este proceso sea más ágil, será uno de los resultados prácticos de la misión.


¿Qué expectativas tiene de la misión?

Lo primero que hay que decir son las grandes dificultades que tuvimos para organizar la misión, una de ellas fue la de concertar la participación de algunas personalidades, pues tienen agendas muy apretadas, y el factor económico que hizo que se aplazara varias veces. Sin embargo, sabemos que con la misión lograremos hacer visible la problemática indígena; contaremos con el apoyo de tres o cuatro personalidades que se convertirán en observadores permanentes de la situación de los pueblos indígenas; e incidiremos políticamente en el ámbito nivel internacional y ese trabajo repercutirá en lo nacional.


¿Cuáles son los alcances del informe que presente la misión?

Dará cuenta de la situación verificada y una serie de recomendaciones y propuestas. De ahí en adelante les corresponde a los pueblos indígenas materializar esas propuestas. La idea es hacer una reunión con ellos en Europa y Estado Unidos y ver cómo avanza los compromisos adquiridos. Dejará en claro que la situación de los pueblos indígenas no ha cambiado en sentido positivo tanto como lo muestra el gobierno, por el contrario la realidad es otra. Tal vez en términos numéricos en algunos como los asesinatos se ha reducido un poco, pero eso no quiere decir que sea menos grave. Con la misión se evidenciará la grave situación los pueblos indígenas en Colombia, eso es lo más importante.


¿En qué se diferencia estas recomendaciones, de otras ya expresadas como las del Relator?

Aunque las recomendaciones no tengan una eficacia en lo material, políticamente sientan las bases para posteriores acciones. Es claro que se requiere un trabajo de mucha incidencia, algunas va a funcionar y otras van a ser muy difícil. Porque muchas de las propuestas y recomendaciones, como las del Relator, dependen de la voluntad política del estado; así como en el caso de los derechos humanos y del DIH, depende de la voluntad de los actores armados.

El que se les ponga mayor atención a los pueblos indígenas va a depender de la capacidad de incidencia que tengamos en los espacios en donde se toman ciertas decisiones. Por ejemplo, el congreso norteamericano debe conocer lo qué piensan los pueblos indígenas respecto a unos temas que se definen en su parlamento con relación a Colombia pero que tienen serios impactos en los pueblos indígenas, como las fumigaciones y la ayuda militar. Frente a este último tema, el congreso ha dicho que no se puede vulnerar a los territorios indígenas con esa ayuda. Sin embargo, en algunas regiones observamos cómo con los equipos militares utilizados por el ejército y recibidos del gobierno norteamericano, se vulneran nuestros derechos.


¿Cuáles son las medidas de seguridad para el desarrollo de la misión?

Hemos informado a los organismos de seguridad sobre la presencia de la misión en las distintas zonas. Pero además contamos con medidas de seguridad propias como la guardia indígena en el Cauca; los Jenené en el Alto Sinú; y los semaneros en la Sierra. Los militares harán vigilancia perimetral pero no ingresarán a los lugares en donde la misión se reúna con la gente. En estas cosas siempre hay riesgo, pero esperamos que respeten la misión, a la delegación que va a subir a las comunidades para conocer en terreno cómo viven las comunidades. Esperamos que los actores armados respeten el trabajo que estamos haciendo.

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