“Hombre que supo defender la celulosa, ahura que dice…”

“Rosadito Verdoso”

Rafael Fernández

     La defensa de las plantas de celulosa ha forjado el más amplio “frente único” del gobierno con los partidos de la derecha “rosada” y con los mandos “verdes” de las FF.AA. Un frente único “rosadito-verdoso”, recordando a aquel personaje de los “Cuentos de Don Verídico”, del inmortal Juceca, que solía reventarle un higo en la frente a quienes ingresaban al boliche “El Resorte”.

     Se trata de un “frente único” que encuentra, en un mismo lodo todos manoseados, a Mujica y a Lacalle, a Juan Castillo y a ‘Palo y Palo’ García Pintos, a J. M. Sanguinetti y a Luis Puig (PVP).

     La militarización de Botnia, no es una medida que apunta única ni principalmente a los vecinos de Gualeguaychú, sino que constituye un ataque a las libertades democráticas del pueblo uruguayo, y una seria advertencia de que el frenteamplismo está dispuesto a reprimir al pueblo en defensa de las multinacionales y el imperialismo.

     La ministra Berrutti aclaró que el decreto de militarización no se derogó, sino que la medida quedó en suspenso: “Mantenemos todos los recursos necesarios para que si se produjera una situación como la que dio origen a la primera decisión, pudiéramos de nuevo tomarla” (La República, 19/12).

     La utilización del ejército para “mantener el orden interno” es abiertamente inconstitucional, y por ello sólo tiene antecedentes bajo el pachecato y la dictadura militar. No en vano, el propio decreto del gobierno menciona como antecedente un decreto de la dictadura, el número 574 del año 1974. La constitución prevé que las “competencias y atribuciones” de los ministerios serán fijados por Ley y podrán ser posteriormente redistribuidas por el poder Ejecutivo –como dice el decreto del propio Vázquez– “por el Presidente de la República actuando con el Consejo de Ministros”. Sin embargo, el decreto presidencial no está firmado por el Consejo de Ministros, sino que incluye únicamente la firma de los ministros Astori, Díaz y Berrutti, por lo que no se cumple con la exigencia constitucional. ¿Será para evitarle a la ‘comunista’ Marina Arismendi el “disgusto” de firmar un decreto de militarización, luego de proferir un “fuerte insulto”, como hiciera tras firmar el decreto inconstitucional que mantuvo la privatización del agua?

     La utilización de las FF.AA. para intervenir ante las movilizaciones populares es el viejo sueño de la derecha. Cuando el FA estaba en la oposición, se oponía a la intervención del ejército para “preservar el orden interno”, en nombre de la defensa de los derechos humanos. Ahora promueve la militarización, en nombre de la defensa de las multinacionales contaminantes.

     Como recuerda Juan Ferro (Prensa Obrera), “El recurso no es nuevo, tiene incluso un grave antecedente político. Hace dos meses, en la provincia chilena de Valdivia, Bachelet ordenó a la armada proteger a la papelera Celco ante una cadena de manifestaciones de los habitantes del lugar que reclamaban su erradicación por la brutal contaminación ambiental que produce. El final del caso Celco, aun no concluido, es que los marinos dispararon contra los manifestantes hiriendo a varios de ellos. Cuando la planta de Botnia funcione, las tropas van a proteger a este pulpo de la ira, no de los habitantes de Gualeguaychú, sino de los propios uruguayos.” … “Si se levantara de la tumba Dan Mitrione, el cónsul de los Estados Unidos muerto por los tupas, respiraría tranquilo. El ex tupamaro Mujica ahora dice, suelto de cuerpo: ‘Mandás inspectores, mandás policías y no pasa nada; pero ponés a un verde con arma larga y ahí es otra cosa’ (Brecha, 1/12). La desvergüenza no tiene límites.”

     Los motivos del levantamiento de la militarización son tan abyectos, si cabe, que los que fundamentaron el decreto: la empresa Botnia pidió su retiro porque “afectaban su imagen internacional”, lo que sólo puede leerse como que podía provocar una caída de sus acciones en la bolsa, o un incremento de las primas de los seguros que deberán contratar para sus instalaciones.

Todos somos Gualeguaychú

     A la asamblea popular de Gualeguaychú se la ha tratado de intolerante, irracional y hasta patotera. La “racionalidad” estaría representada por el Banco Mundial, cuyo directorio lo integran los países imperialistas y las multinacionales contaminantes. La tolerancia estaría representada por las botas militares y los fusiles FAL que son puestos al servicio de Botnia. Los pobladores de Entre Ríos son una patota, los milicos represores, que torturaron y asesinaron a miles de luchadores, son ahora los “defensores de la soberanía”.

     Si la asamblea de Gualeguaychú no se hubiera mantenido firme, al extremo de generar incluso una crisis internacional, esta lucha hace rato se hubiera perdido. Los que pretenden sustituir el reclamo de “que se vaya Botnia” por el pedido impotente de “que los gobiernos dialoguen”, pretenden conducir a esta lucha a un callejón sin salida y a una derrota.

     Este viernes 22 se realizará un acto en la Plaza Libertad, en contra de las plantas de celulosa. Es necesario que los sindicatos y agrupaciones combativos, que los partidos de izquierda, y los intelectuales que no se han doblegado ante la presión “rosadito-verdosa”, ganen la calle en contra de las pasteras y en apoyo a Gualeguaychú. La depredación del medio ambiente, se siente sobre todo del lado uruguayo, no sólo por las dioxinas, los furanos y toda la basura que va a generar en el futuro la planta de Botnia, sino sobre todo por el desastre que ya está provocando en el campo la extensión de los latifundios forestales.

La burocracia sindical con las Fuerzas Conjuntas

     El Secretariado del PIT-CNT, que fuera copado por los aparatos del FA sometidos al gobierno, expulsando de su seno al sindicato con más afiliados (COFE) porque el MPP perdió la delegatura, ha propuesto a la Mesa Representativa realizar una movilización con paro “en defensa de la soberanía y las fuentes de trabajo”, es decir, en defensa de Botnia y del Banco Mundial.

     Luis Puig, dirigente del PVP, se ha sumado a esta campaña reaccionaria, e incluso ha ido a reclamar al embajador argentino que su gobierno “intervenga” para liberar el paso del puente internacional, es decir, a pedir que apaleen a los asambleístas de Gualeguaychú. De parte del secretario de Derechos Humanos del PIT-CNT, no es poca cosa.

     Aunque la militarización de Botnia parece haber dejado el paro celulósico en un segundo plano, la burocracia sindical no ha rechazado esta medida reaccionaria del gobierno… y de hecho le pide a Kirchner que mande a la gendarmería contra los pobladores de Entre Ríos!!

     Más que nunca es necesario levantar la consigna “Fuera la burocracia sindical”. Es incompatible ser dirigente de un sindicato y de una central obrera, y reclamar que el ejército apalee al pueblo, en defensa de las “inversiones” imperialistas.

     Esta burocracia sindical, que declara que los cortes de puentes van a provocar la pérdida de 5.000 puestos de trabajo zafrales (algo que no pueden probar, por otra parte) y declara que “violan la soberanía”, no defiende la soberanía cuando el gobierno “cancela la deuda con el FMI”, entregando 1.090 millones de dólares en efectivo y por adelantado, con los que se puede pagar durante todo un año 250.000 salarios de 9.000 pesos.

Plenarios obreros

     El año 2006 culmina con dos grandes luchas salariales contra dos patronales y dos gobiernos frenteamplistas, tanto en la Intendencia montevideana como en la mutualista más grande, el Casmu.

     Estas luchas colocan sobre la mesa la agenda de los trabajadores, es decir, el reclamo de aumento salarial, de eliminar todos los impuestos a los sueldos, de defender las conquistas obreras, de impedir el cierre de Hospitales (como lo mostró el Español), y de enfrentar las privatizaciones y la pérdida de puestos de trabajo. En oposición a la agenda del FMI, el Banco Mundial y Botnia, es necesario levantar la agenda de los trabajadores.

     Durante 2007, está planteada la necesidad de convocar plenarios obreros en cada barrio y en cada localidad, para poner en pie una dirección obrera y luchar por expulsar a la burocracia sindical oficialista. Para luchar por un gobierno de trabajadores y por la unidad socialista de América Latina, contra los gobiernos cipayos que la desmembran, y contra el imperialismo que la explota y contamina.