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Un encuentro de viejas resistencias para afrontar nuevos escenarios
Por Pablo Badano / Indymedia ((i)) - Thursday, Feb. 08, 2007 at 5:10 AM
pabloindio@gmail.com

Del 23 al 26 de enero se realizó en Hipólito Yrigoyen – en el departamento salteño de Orán – el II Encuentro de Pueblos Originarios, un espacio de intercambio y formación convocado por la Comunidad Guaraní El Tabacal, de esa localidad, y el Consejo Asesor Indígena (CAI) de la provincia de Río Negro, organización de base del pueblo mapuche. La actividad fue dirigida principalmente a las comunidades indígenas cercanas, pero también participaron de otros pueblos originarios de la provincia y del país. En el documento final denunciaron las “políticas de despojo por parte del Estado en complicidad con las empresas multinacionales”.

Más información y fotos:
a) “NECESITAMOS TOMAR CONCIENCIA DEL PROBLEMA Y COMPRENDER CUAL ES LA FUERZA PARA SALIR”
b) “ESCUCHAMOS CUMBIA PERO TAMBIEN BAILAMOS EL PIN PIN”
c) “CREIAMOS QUE SOLO EL ESTADO TIENE DERECHOS”
d) FOTOS DEL II ENCUENTRO DE PUEBLOS ORIGINARIOS

DEBATES. Chacho Liempe del CAI habla en uno de los tantos plenarios del Encuentro. (Pilma Liempe / CAI)

El Encuentro tuvo como lema “Somos pueblos originarios unidos en lucha por el territorio al que pertenecemos” y se llevó a cabo en el Camping Municipal La Loma, ubicado frente al predio del mismo nombre del que la comunidad El Tabacal fue desalojada en septiembre de 2003, tras una denuncia por usurpación formulada por Seabord Corporation, dueña del Ingenio Tabacal. En el transcurso de los días fue variando la participación de dirigentes y miembros de distintas comunidades del departamento anfitrión – algunas también en conflicto con la multinacional norteamericana. Entre otras se acercaron desde las comunidades Tupí Guaraní de Río Blanco Banda Sur, Kolla Guaraní de Río Blanco Banda Norte, Avá Guaraní y Barrio Estación de la ciudad de Orán, y Barrio Progreso y Misión San Francisco de Pichanal.

Además fueron parte la Asamblea del Pueblo Guaraní de Ledesma (Jujuy), la comunidad chané Tuyunti de Aguaray (Salta), la comunidad mbya guaraní Kokuere I de San Ignacio (Misiones), y organizaciones como Latido Americano, ORCOPO, Pañuelos en Rebeldía (Universidad Madres de Plaza de Mayo) y la Biblioteca Popular y Museo Indoameriano Inti Huasi (San Miguel, Buenos Aires).

Los debates y conclusiones de las jornadas fueron plasmadas en un documento final firmado por las organizaciones convocantes, en el que afirmaron: “Ante la evidencia que las leyes no dan respuesta a nuestros planteos; que el Estado está realizando políticas de cooptación para culminar el proceso de apropiación de nuestros territorios y recursos, el cual inició con el nacimiento del país y que llevarían a hacer desaparecer a nuestros pueblos; que desde el Estado la educación sirve para disciplinar y formar personas útiles al sistema; del intento de convencer que somos usurpadores; que el Estado implementa políticas que dificultan todo tipo de comunicación entre los pueblos y que este sistema prioriza la competitividad y la confrontación social, decidimos avanzar desde la fuerza que nos da nuestra identidad, siendo este el elemento esencial que nos permite llegar a la unidad para seguir en el camino que nos lleve a la recuperación de nuestro territorio, base natural que nos permite seguir siendo Pueblo, espacio esencial para la continuación de nuestra vida, en plena relación y respeto hacia el medio, tal como vivieron por miles de años nuestros mayores”.

CONFLUENCIAS Y SIMILITUDES


“Nos hemos encontrado con experiencias muy distintas por las realidades distintas que se viven, pero hay muchísimos elementos en común”, evaluó Cacho Valenzuela (47), dirigente del CAI. “Decir que aquí la lucha es contra una corporación como el Ingenio Tabacal, relacionado con lo que vivimos nosotros, por ejemplo ante la presencia de multinacionales mineras [como la canadiense Aquiline, en Ing. Jacobacci] cuando nosotros generalmente veníamos peleando el problema de los territorios contra los terratenientes que se habían apropiado en los años 60' / 70' de los campos de nuestra gente”.

Según explica Cacho esta nueva coyuntura empuja también a la generación de espacios de construcción común. “Hoy podemos entender mejor a partir de que nosotros también estamos sintiendo las presiones de estas multinacionales que empiezan a desparramarse por todo el país. En este sentido, la lucha de los pueblos originarios empieza a plantearse ya no sólo como lucha como etnias por separado, sino la necesidad de unificarnos en un pensamiento en común, la necesidad justamente de encontrarnos para conocer cómo son nuestras luchas y ver de qué manera podemos actuar de forma conjunta”.

PRESENTACIÓN. Reyna Figueroa cuenta la historia y la situación actual de la comunidad de Barrio Progreso de Pichanal, durante la jornada inaugural. (Rubén Ifran / Latido Americano)

Pero la posibilidad de encontrarse para unificarse en un pensamiento común no surgió de la nada y a ese origen se refirió Irma 'Chili' Bertozzi (26), miembro de la comisión directiva de la comunidad guaraní El Tabacal. “Esto se inició en un encuentro que fuimos a Río Negro [hace 2 años], y entonces vino la propuesta de hacerlo acá, en Hipólito Yrigoyen, para dar fuerza a la comunidad que estaba en lucha. Y creo que fue productivo porque pudimos obtener varios conocimientos de diferentes comunidades y ver que ellos también tienen su problema de lucha, aunque la diferencia del CAI con nosotros es que ellos están en recuperación de las tierras y nosotros todavía seguimos en conflicto [fuera del territorio de la comunidad]”.

Similar evaluación hicieron de este II Encuentro los referentes que viajaron de otras localidades, como Reyna Figueroa (29) de la comunidad guaraní de Barrio Progreso, de la vecina ciudad de Pichanal. “Me ha parecido muy lindo todo esto, algo nuevo, conocí a varias personas. Primero me sentía sola, a veces nos sentimos solos porque sentimos que nosotros nomás estamos luchando, pero ahora veo que no solamente somos nosotros sino que somos muchos, y que peleamos y que estamos juntos para seguir luchando”, expresó. “Para mi es algo nuevo, digamos la primera vez que yo me integro. Sé de mis raíces, de dónde provengo, todo, pero para mi es algo nuevo, es como que recién voy empezando a conocer... Sí veo que tenemos el mismo problema y vamos por un mismo objetivo: poder de nuevo tener nuestra cultura, rescatar nuestra cultura y tener nuestra tierra también”.

En tanto Gregoria López (53), presidenta de la comunidad tupí guaraní El Algarrobal, de la banda sur del paraje Río Blanco, consideró: “Esta es la manera que nosotros necesitamos para tener más fuerza porque aquí en el norte es muy dura la lucha de la comunidad aborigen. Ciertos periodistas, radios, televisión, son parte del Estado, o sea que no difunden todo lo que nos pasa, no difunden porque al Gobierno no le conviene. Entonces ahora lo que están haciendo está muy bien, nosotros así vamos conociendo un poco más para poder seguir la lucha, porque muchas veces aquí nos encontramos solos, porque las organizaciones que forman parte del Estado no nos apoyan”.

JUVENTUD, CONTINUIDAD Y RUPTURA

Un punto fundamental que atravesó todo el encuentro fue el importante rol de la juventud en el presente y en el futuro de las luchas de sus pueblos originarios. Una preocupación compartida por todos, tanto por los jóvenes que hoy buscan sus espacios en las organizaciones como por los adultos que ya recorrieron ese camino.

FUTURO. Chili Bertozzi con su hija Zaira, quien señala una foto de las protestas contra la Seabord. (Pablo Badano / Indymedia)

Celia Esther Mataripa (28) viajó desde Ledesma, provincia de Jujuy, como representante juvenil de la Asamblea del Pueblo Guaraní y corresponsal de la Red de Comunicación Indígena. “En primer lugar el error lo cometieron nuestros padres, porque como fueron discriminados y tuvieron experiencias malas, no nos enseñaron a nosotros como hijos de dónde venimos y porqué se lucha, por temor”. Contó que en su caso tomó conciencia por observar a sus vecinas: “Vi que luchaban, recién ahí me di cuenta... o sea, siempre fui guaraní pero lo que pasa es que mis papás nunca me enseñaron eso. Y nosotros como jóvenes debemos rescatar toda esa cultura, esas creencias que de a poco – sobre todo viviendo en zonas urbanizadas – se van perdiendo”.

– ¿Y qué dice tu padre ahora?

– Mi padre hoy por hoy está orgulloso y con un poco de temor. Pero como yo le digo, no hay que afligirse, es mejor rescatar nuestra cultura, autoidentificarse, saber de dónde venimos, porqué luchamos, hacia dónde vamos y hacia dónde queremos llegar.

Por su parte Chili señaló que los jóvenes de la comunidad El Tabacal participan más en cuestiones prácticas. "Aportando al tema de la coordinación, limpieza, lo que se necesitaba mano de obra", apuntó en relación al Encuentro, o en las medidas de fuerza "cuando se necesita que se presenten para tal marcha o para hacer las pancartas". Sin embargo advirtió que les falta mayor participación en espacios de formación. “Yo creo que ninguno nacemos sabios, nadie aprendió las cosas solamente, esto se va dando, aprendiendo con este encuentro que se organiza con diferentes personas, con diferentes etnias. Creo que es muy bueno que los chicos estén dentro del encuentro, que participen de los talleres, sacando sus ideas, sus pensamientos. Creo que es una forma también de luchar, tanto en la práctica como en lo formal, como en la educación, esto sería parte de la educación para que el día de mañana ellos puedan saber por qué están peleando, saber defenderse con las palabras también”.

De fondo lo que está en juego es la necesidad de capacitarse para garantizar el recambio generacional y en ese sentido se expresó Chili: “Los dirigentes se van haciendo cada día más ancianos, y por ahí hoy están y mañana no. Vamos a quedar con que se fueron y nosotros no vamos a saber”. “Si se trata de hacer una manifestación estamos todos, porque somos muy valientes y nos enfrentamos a cualquier cosa, pero el tema es charlar, hablar, expresarse con otras personas que tal vez tengan facilidades de palabra y creo que eso le falta a nuestros jóvenes. Para mi empezar a luchar es tomar las riendas con la formación ética y moral y empezar a desarrollarse con las palabras para defender realmente los derechos, porque eso nos va a servir mucho en el futuro”.

Emmanuel 'Palucha' Tapia (20), también de la comunidad El Tabacal, es uno de los más sueltos de su generación, por eso no le escapa al grabador ni al debate planteado: “Yo asisto a una Universidad, ya es mi cuarto año y quizás ahí te ayudan a ser más abierto que estando en tu lugar”, razonó. “Creo que pasa por a misma situación de muchos chicos rurales que no pudieron asistir a un colegio, a universidades, sino que solamente hicieron la escuela, donde solamente te enseñan algunas cosas. Y creo que para ellos es muy complicado entrar a un mundo donde casi la mayoría de la gente es muy abierta. Hablé con mis amigos porque sentí que ellos no estaban ahí, les pregunté cuál era el motivo y me dijeron que ellos podían estar ahí, estar escuchando, que si tenían ideas me la iban a decir, pero ahí nomás dijeron, porque para ellos es también como algo que intimida, tienen mucha timidez en presentar su opinión”.

Por otro lado explicó que si bien “en el encuentro no se habla, existen otras posibilidades de poder conocer a la gente, por ejemplo ir a la práctica: nosotros desde que nacimos vivimos en el monte, siempre fuimos a pescar, a recolectar los frutos, por ejemplo la frutilla, la mora, la cereza, el mango... Siempre estuvimos ahí en el monte, o para cazar algún animalito: pájaro, liebre, lagartija. Creo que nosotros conocemos más que los adultos, porque siempre convivimos con ellos y hasta hoy vamos a los arroyos y por ahí. Nos pasamos casi todo el día en el monte”.

Pero no siempre el empeño de los jóvenes es respaldado por los adultos. En ese sentido Palucha pidió que "no se deje de lado a los jóvenes. Cuando tuve 16 años asistí a una primera reunión donde me dijeron que no dé mi opinión porque todavía era chico. Y creo que todavía sigue, no tan profundo pero sigue dándose esta situación”. Y puntualizó: “No se olviden de que somos los jóvenes que en un futuro vamos a ser mayores. Sé que muchas veces los decepcionamos, pero creo que muchas veces no entendemos el por qué de algo. Pero siempre vamos a estar presentes, como alguna vez se dijo: todavía estamos presentes y todavía existimos. Eso no tiene que olvidar la gente, que si necesita algo siempre vamos a estar los jóvenes”.

UNIDAD. La guaraní Celia Mataripa y Crescencio Prafil del lof mapuche Newen Tuain Kom. (Rubén Ifran / Latido Americano)

En tanto Cacho Valenzuela advirtió: “Si algo tenemos de interesante en este tiempo es que empieza a haber un movimiento interesante de la juventud, chicos de 20 años para abajo que empiezan a despertar, también se organizan y empiezan a manifestar a su manera esa identidad que estamos queriendo recuperar” (...) “Creo que tenemos que estar atentos a esto los dirigentes más viejos, porque de ellos va a salir la fuerza que a futuro se va a necesitar para que aquello que hoy se inicia - o que se viene trabajando desde hace años - pueda tener a futuro una proyección mucho más interesante”.

“Los jóvenes se animan a decir, a contar lo que les pasa, a mirar la realidad de otra manera y a nutrirse de todo esto que se había perdido. Lo vimos acá, lo tenemos allá nosotros con los jóvenes en nuestra provincia, y parece ser que es un desafiío para los dirigentes fundamentalmente. Tenemos nosotros que tener paciencia, tenemos nosotros que mostrarle de la mejor manera todo lo que hemos aprendido, darles todas las herramientas y elementos que tenemos desde nuestra experiencia para que ellos puedan, juntos a nosotros y a los mayores que son un poco las fuentes del conocimiento, construir las organizaciones que tenemos”, concluyó el dirigente del CAI, poniendo también el acento en la responsabilidad de los adultos.

El desafío de dar paso a una nueva generación de luchadores en un escenario también nuevo, el dominado por el avance de las multinacionales sobre los territorios. Los ejes del Encuentro.

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