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EL CAMINO DE LA MEMORIA
Por Hugo Alberto Ojeda - Saturday, Mar. 24, 2007 at 5:25 PM

Por resolución ad referéndum N° 005/07, el Concejo Municipal de Granadero Baigorria, aprobó la construcción de El camino de la Memoria en esa ciudad. El proyecto, presentado por la Comisión Tripartita Pro Museo de la Memoria de La Calamita, es un trabajo de los arquitectos Alejandra Buzaglo y Daniel Viu, con colaboración de Florencia Allende.

Partiendo de un grupo de esculturas donadas por el grupo Transmargen, Buzaglo y Viu desarrollaron una señalización de la calle Eva Perón, desde su confluencia con la ruta 11 hasta las puertas de lo que fue el CCD La Calamita.

Las obras de Transmargen fueron expuestas en la plaza San Martín de Rosario, en marzo de 2001 durante los actos de repudio al golpe genocida del 76. Dos de ellas estuvieron enclavadas en la puerta de la facultad de Humanidades. Depositadas en galpones de la vieja estación Central Córdoba, estuvieron a punto de ir a la chatarra cuando ese espacio se remodeló. Las esculturas consiguieron asilo en algún lugar de Baigorria y la Comisión Popular de la Memoria local se contactó con Buzaglo y Viu para que estudiaran los posibles emplazamientos de las mismas.

El camino de la Memoria es un esfuerzo de construcción colectiva de memoria, un aporte al indispensable relato social. Tendrá unas quince cuadras de largo y recorrerá varios barrios de Baigorria de este a oeste, recualificando el espacio público mediante la colocación de las esculturas y un mobiliario urbano mínimo.

El proyecto de Alejandra Buzaglo y Daniel Viu es una colaboración ad-honorem y cuenta con el aval de la facultad de Arquitectura, el Colegio de Arquitectos de Rosario y distintas organizaciones sociales.

El próximo jueves 22 de marzo a las 19.30 hs. serán presentados los detalles de esta obra en el salón de actos de la Escuela Especial Nuestra Señora de la Esperanza, Rivadavia 179 de Granadero Baigorria.

La Calamita

Nominado con el número 357 en el listado de Centros Clandestinos de Detención de los anexos del informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, lo que hoy se conoce como La Calamita fue el casco de una estancia ubicada en la zona rural de Granadero Baigorria (antes Paganini). Debe su nombre a su primer propietario, un italiano de apellido Lacalamita que se dedicó al cultivo de la vid y a la producción de vino. Estas actividades vitivinícolas se desarrollaron hasta mediados del siglo pasado. Durante el primer gobierno peronista se planificó la producción de la uva en su zona más apta (Cuyo) y su cultivo ya no fue rentable en la pampa húmeda. Los dueños posteriores de la chacra se dedicaron a la siembra de granos y al pastoreo de ganado.

A fines de 1975, tropas del II Cuerpo de Ejército realizaron un operativo rastrillo en reconocimiento en barrios linderos a la zona rural. Se supone que en los primeros meses de 1976 se adecuó el casco de la estancia para operar como centro clandestino de detención. La casa dejó de ser la vivienda de los caseros y, a partir del genocidio cívico militar instaurado el 24 de marzo de aquel año nefasto, se convirtió en un obrador del terror.

La Calamita no fue el único campo de tortura que funcionó en Granadero Baigorria durante el PRN. En los alrededores del hoy derruido casco, estaban varias casas (hoy destruidas) que también funcionaron como CCD.

En el listado de la CONADEP figura denunciado con el n° 174 SUPRA como CCD también ubicado en esta misma ciudad. No existía en Granadero Baigorria ningún sindicato con esas siglas y el único sindicato con una sigla aproximada (SUPA, el de los portuarios) tenía su sede en Puerto San Martín.

En La Calamita, cientos de militantes populares sufrieron el encierro, la tortura y la muerte. Uno de los galpones donde se guardaba maquinaria agrícola fue usado como taller para arreglar y camuflar los automóviles robados usados por “la patota” y los otros sirvieron para guardar el botín de guerra inmediato: los muebles y las pertenencias saqueados a los prisioneros.



Funcionó como tal hasta semanas antes del mundial de fútbol de 1978. No hay datos precisos desde esa fecha hasta 1983, pero los asesinos lo siguieron visitando hasta años posteriores al primer gobierno democrático postdictadura.

El relato de algunos militantes sobrevivientes y la declaración del supuesto arrepentido agente del SIDE, permitieron que algunos de los ladrones, asesinos y degenerados vinculados al aparato represivo de la dictadura y que cometieron crímenes de lesa humanidad, fueran procesados y esperan juicio. La parte cívica del delito social cometido entre 1976 y 1983, (comerciantes, vecinos cómplices, sectores de la iglesia y de algunos partidos colaboracionistas) sigue siendo cómplice de este pasado oscuro y trata de alimentar el olvido para que sostener su impunidad

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