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Piden que una niña aché muerta en La Plata vuelva a su tierra
Por El Día - Monday, Apr. 02, 2007 at 4:58 AM

Un nuevo reclamo de restitucion al Museo local

Se trata de una adolescente que murió en 1907, después de vivir varios años como sirvienta en la casa de la familia Korn. A fines de siglo XIX, su pueblo fue diezmado y la niña apropiada. Hasta ahora sólo se sabía que su cráneo había ido a parar al Museo de Berlín. Pero el trabajo de un grupo de investigación detectó que el resto de su esqueleto está completo en los depósitos del Museo. Los objetos que constituyeron el botín de guerra de esa matanza también fueron retirados de la sala de Etnografía recientemente reinaugurada. El pedido ingresará formalmente en los próximos días

Piden que una niña a...
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FOTO: Investigadores. Patricio Harrison y Fernando Pepe, dos de los integrantes del grupo Guias.

Es posible que Damiana, una niña guayaquí capturada y traída a nuestra ciudad en 1896 cuando era una beba, luego de una matanza que incluyó a su propia familia, pueda descansar en su tierra exactamente un siglo después de su muerte, que se produjo cuando tenía alrededor de 15 años. Un pedido formal de restitución llegará en los próximos días a manos de las autoridades del Museo de La Plata.
Está firmado por líderes de esa comunidad, que se enteraron que el esqueleto de la chica fue descubierto recientemente por el Grupo Univer- sitario de Investigación en Antro- pología Social (Guias) que realizó un profundo estudio bibliográfico y de inventariado.
Ese grupo, que opera como nexo entre las comunidades y el Museo, ya tomó conocimiento del pedido, que se agrega al ya realizado por las comunidades mapuches de Chubut respecto a los restos del cacique Inakayal y su gente, quienes murieron en el Museo a principios de siglo pasado.
El reclamo es oportuno, pues llega en momentos en que las autoridades mostraron la vocación de revi-
sar la historia de las colecciones y abrirse a los pedidos de restitución cuando estos demuestren legitimidad.
En ese camino, la historia de Damiana ya empezó a rees- cribirse. En la sala de Etnografía, reinaugurada esta semana ya no están los objetos de la cultura a la que pertenece, los cuales fueron expuestos durante un siglo y constituían el “botín de guerra” de la matanza en que la chica fue capturada y su familia diezmada.
El reclamo
El pedido de los restos está firmado por Emiliano Mbejyvagi e Hilario Kanjegi, líderes Aché de la comunidad de Kuetuwive (distrito de Villa Ygatimí, Canindeyú) y re-
presentantes legales de la organización indígena de Paraguay Linaje (Liga nativa por la Autonomía, Justicia y Ética). “Nos dirigimos a usted para radicar formal reclamo de restitución de todos los restos mortales pertenecientes a miembros de nuestra etnia que yacen, desde hace más de un siglo, en las colecciones del Museo de La Plata”, dice el texto.
Y se fundamenta en la ley 25.517 que establece que los “los restos mortales de aborígenes, cualquiera fuera su ca-
racterística étnica, que formen parte de museos y/o colecciones públicas o privadas, deberán ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que los reclamen”.
“Venimos en representación de nuestro pueblo originario del Paraguay Oriental que se autodenomina Aché (“gente”, “persona”), con la pacífica pero firme voluntad de reparar una injusticia perpetrada contra seres humanos y parientes nues- tros, cuyos despojos nunca recibieron una sepultura, una morada en su
tierra natal. Se les negó, en suma, el derecho a tener una identidad y vivir en la memoria de los suyos, el derecho a existir”, continúan.
Y agregan: “Nos referimos, en especial, a los restos de una adolescente aché catalogados bajo el nombre de Damiana, con el nº 5.602 en la colección Lehmann Nitsche, así como el esqueleto de una anciana aché registrado bajo el nº 1.776 del museo”.
La investigación
El trabajo que concluyó con el descubrimiento de los restos de Damiana comenzó a principios de 2006. El objetivo de los estudiantes que integran el grupo Guias, Fernando Pepe, Diego Andreoni, Patricio Harrison, Nicolás Tegiacchi y Miguel Añón Suarez, era el de gestionar, como nexo entre las comunidades y el Museo, la no exposición de los restos humanos de los pueblos originarios de América, que se encuentran en el Museo de La Plata, y su restitución a las comunidades.
“El primer paso fue la recolección y análisis de toda la bibliografía disponible que nos posibilitará la ‘descosificación’ de los restos humanos” dicen ahora los investigadores, quienes el año pasado dieron cuenta de la permanencia en el Museo de la cabellera y el cerebro del cacique Inakayal, un líder tehuelche que ya había sido restituido a la comunidad de Tecka en 1993. El trabajo “nos permitió determinar que esa restitución había sido incompleta”, sostienen.
Explican entonces: “Nos centramos en la reconstrucción biográfica de los individuos que se encontraban identificados, reconstruyendo sus historias de vida, lucha y muerte para contex-
tualizarlos como hombres, como nues- tros iguales, en un intento por devolverles a los pueblos la parte de conocimiento que pueda serles útil”.
Claro que el trabajo bibliográfico fue acompañado por un registro intensivo de las colecciones de la división Antropología del Museo. Era necesario identificar y reunir los restos pertenecientes a un mismo individuo.
Ese trabajo encontró un soporte “normativo” importante de parte de la facultad de Ciencias Naturales, cuyo Consejo Académico aprobó el expediente 1000-05286/2006, que dispone el retiro de exhibición de restos humanos de los pueblos origi- narios de América. El punto C de esa resolución avanza aún más, pues establece que la restitución de los restos humanos identificados perte- necientes a los pueblos originarios se realizará dentro un programa de repatriación.
“Damiana vuelve”
La bibliografía base a través de la cual los investigadores comprobaron la existencia de los restos de Damiana es el catalogo del antropólogo alemán Roberto Lehmann Nitsche. Allí figura el esqueleto sin cráneo Nº 5.602 perteneciente a una “india Guayaquí” (nombre despectivo usado por el científico que quiere decir “ratón de campo”) de nombre “Damiana” (había sido capturada el día de San Damián), fallecida en Melchor Romero en 1907, cuyo cráneo y cerebro fueron remitidos a Berlín para el profesor Hans Virchow.
Según el mismo catálogo, el esqueleto Nº 1.776, es de “Caibú”, madre de Damiana, herida de un tiro y asesinada a golpes de machete, el domingo 27 de septiembre de 1896, durante la matanza en que fue capturada la niña.
Respecto a Damiana, Lehmann Nitsche publica unos informes en la Revista del Museo de La Plata, en 1908. Allí realiza estudios antro- pométricos y comparativos, y brinda algunos detalles de las circunstancias en los que fue apropiada Damiana (ver aparte).
Aquella referencia bibliográfica no pasó desapercibida al grupo de investigadores que durante meses se había internado en las entrañas del Museo para inventariar su patrimonio. El número al que hacía referencia Lehmann Nitsche, el 5.602, era el mismo que aparecía en un esqueleto completo que ellos habían encontrado en un cajón de la división de Antropología.
Hasta ese momento solo se tenía certeza del destino de la calavera de la adolescente aché, la cual había sido remitida a Berlín. La confirmación de su presencia en La Plata, más el pedido de restitución, sumado a un reclamo similar al museo alemán, comienzan a configurar un posible acto de justicia, exactamente un siglo después.

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