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El asesinato del docente argentino Carlos Fuentealba
Por El Independiente - Periodico canadiense - Tuesday, Apr. 10, 2007 at 4:43 PM

El periódico canadiense EL INDEPENDIENTE, editorializa su condena al asesinato del docente Carlos Fuentealba, calificando la accion como una muestra del estado represivo que viven los argentinos

El asesinato del docente argentino Carlos Fuentealba
Roberto Iraheta / El Independiente

Toda muerte conmueve, toda represión deja sus huellas, toda estructura de estado que utiliza las fuerzas de seguridad pública y vuelca las armas para reprimir una protesta pacifica por las razones que sean, es un régimen represivo y criminal que asesina a su propio pueblo.

La muerte del docente argentino Carlos Fuentealba ha sido una muerte insensata que refleja la continuidad en el aparato estatal de individuos que se apegan a las prácticas represivas de la época de la dictadura militar y más recientemente de Menem y el sequito de gobernadores provinciales, algunos de los cuales continúan incrustados en sus feudos.

La reacción tardía del presidente argentino Kirchner, condenando el asesinato a manos de la policía de Neuquén, es el reflejo de una reacción calculada, hipócrita, que lleva como principal objetivo el minimizar daños a su gobierno y distanciarse del gobernador provincial, el derechista Jorge Sobish.

El asesinato de Carlos Fuentealba pudo evitarse si las autoridades provinciales escucharan las demandas a mejores salarios que han venido reivindicando desde muchos meses los docentes, ante el alto costo de la vida, en un país donde el gobierno central, se auto gratifica de mantener un excedente de ingresos.

Cuando en un país se necesita salir a las calles a reclamar los derechos mínimos como un aumento salarial y por eso se les reprime con armas, como el caso de Carlos Fuentealba, no hay duda que para nosotros y el mundo entero, es un estado represivo y asesino, que debe cambiar su rumbo, porque tan culpable es el que jalo el gatillo como los funcionarios provinciales y federales que permiten este tipo de atrocidades.

Por supuesto no somos los únicos en denunciar y repudiar el asesinato del docente argentino, sino que millones de personas en todo el mundo se sienten ofendidos y consternados por la represión, y en Argentina, espontáneamente miles de personas tomaron las calles desde el primer momento en que se conoció el fallecimiento de Carlos Fuentealba, se volcaron en Neuquén, Rosario, Puerto Plata, Buenos Aires y a través del país, llevando incluso a un paro nacional el día de ayer lunes, donde se unieron al paro, gremiales tradicionalmente aliadas del gobierno, pero que en este caso prefirieron decir un “basta ya” a la represión gubernamental.

El paro en condena al asesinato de Carlos Fuentealba sigue vigente y se anuncian bloqueos de puentes, carreteras, así como gremiales de camioneros que se unen a la acción civil nacional.

Los asesinos intelectuales, es decir aquellos que dieron la orden de reprimir con armas la manifestación, y el que ejecutó el disparo a escasos tres a siete metros de distancia de Carlos Fuentealba, el sargento primero Darío Poblete, deben ser juzgados sin interferencia estatal, para lo cual entendemos que la Fiscalia ya ha procedido a secuestrar documentación relacionada al operativo en que cayó Carlos Fuentealba, y que demuestra la logística utilizada para reprimir una manifestación pacifica de docentes en busca de mejores salariales.

No es un juicio político el que esperamos, mucho menos de opinión pública, sino alto a la represión estatal, que se respeten los derechos humanos de los argentinos, y que se aplique la justicia no solo a los elementos de la policía argentina involucrados en el asesinato del docente Carlos Fuentealba, sino que se lleve a la justicia a los altos funcionarios que dieron su beneplácito al operativo represivo contra los docentes.

Ser asesinado por demandar un aumento salarial choca toda concepción humana, y el gobierno que acepta este tipo de acciones, sin la menor duda es un gobierno asesino, represivo.

Los argentinos tienen derecho a reclamar el respeto a sus derechos laborales, humanos y el derecho a la vida con dignidad, sin temor de ser asesinados a manos del régimen.

extraído de http://www.elindependiente.ca/editorial.html

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