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Dirigente wichí que acusa a la Corte salteña por discriminación
Por Mariana Carbajal - Página/12 - Monday, Jul. 02, 2007 at 11:14 AM

Octorina Zamora denunció a la Corte provincial ante el Inadi por anular el procesamiento de un hombre wichí que violó a una menor bajo el argumento de que “es una costumbre de la comunidad”.

Octorina Zamora es la única dirigente indígena que levantó la voz para denunciar a los jueces salteños.


“Es realmente una aberración pensar que el pueblo wichí acepta el abuso sexual de las niñas como una costumbre ancestral”, dice con voz firme, cargada de indignación, Octorina Zamora, autoridad de una comunidad wichí y la única dirigente indígena que levantó la voz para denunciar a los jueces de la Corte de Salta, luego de que anularan el procesamiento de un hombre de la misma etnia imputado de violar y dejar embarazada a una nena, hija de su concubina, y ordenara que debía tenerse en cuenta para juzgarlo “la aceptación social que en esos grupos tiene que las mujeres mantengan relaciones desde temprana edad”. Zamora estuvo por Buenos Aires y, antes de subirse a un micro rumbo a su tierra, expresó su temor de que la sentencia del alto tribunal sea un precedente para dejar impunes otras violaciones a chicas wichís. “Yo estoy defendiendo a los niños y a las niñas, que son la esperanza de mi pueblo y a la vez a mi cultura”, aseguró en una entrevista con Página/12.

A Octorina no le gusta que la llamen cacique, aunque ésa es una traducción aproximada de su cargo de niyat en la comunidad wichí Honhat Le’les de la localidad salteña de Embarcación, ubicada a unos 265 kilómetros de la capital provincial, en la que viven 58 familias. Prefiere que le digan “autoridad de la comunidad”. Es corpulenta, de cabellos bien oscuros y tez cobriza. Como dirigente wichí, en enero denunció a los miembros de la Corte salteña ante el Inadi (ver aparte). El organismo, que todavía no se expidió, está trabajando en el caso.

“Para mí fue muy vergonzoso que dirigentes indígenas defendieran a un violador”, dice Octorina. Se refiere a los cortes de ruta que hubo en Tartagal y que protagonizaron integrantes de la comunidad wichí de esa localidad en la que viven la nena abusada y su familia, y a la que pertenece el imputado, pidiendo su libertad.

–¿Es una costumbre ancestral que las mujeres puedan mantener relaciones sexuales consentidas a partir de su primera menstruación, como sostiene la defensa de José Fabián Ruiz?

–En cualquier lugar del mundo, las mujeres desde la primera menstruación están en condiciones de tener vida sexual, pero son niñas y no quiere decir que se consienta su abuso sexual o violación. Yo me eduqué con otra concepción con respecto al sexo. A nosotros nos educan a través de la religión wichí, a través de mitos. Y hay uno en el que se prohíben terminantemente las relaciones incestuosas y prematuras. Esto es religioso. Lo otro es defender a un sinvergüenza. Yo lo sabía, pero para confirmarlo me acerqué a otras mujeres y hombres para preguntarles si era así, y me lo confirmaron. Lo que me contaron es que en la antigüedad, cuando pasaban casos así, al hombre se lo sacaba de la comunidad y si la mujer lo quería seguir, lo podía seguir, pero no podía volver nunca más. Generalmente la familia de la nena terminaba matando al violador y si el hecho había ocurrido con el consentimiento de la madre de la niña, también la mataban a ella por entregar a su hija. Curiosamente salieron todos a defender a Ruiz, pero nadie hablaba de la niña.

La chica, que hoy tiene entre 11 y 13 –su edad no se sabe con precisión– tiene un bebé de unos ocho meses.

Después del polémico fallo de la Corte, Ruiz volvió a ser procesado por el delito de abuso sexual con acceso carnal reiterado. Y está preso. Pero la dirigente wichí teme que finalmente el mismo alto tribunal lo deje en libertad. Por eso no se calla.

–¿Hay otros casos de violaciones de niñas en comunidades wichí?

–Sí. Y tampoco son castigados. Conozco chicas que fueron abusadas y cuyos violadores entraron a la comisaría por una puerta y salieron por la otra. Los defienden los mismos dirigentes aborígenes que defienden a Ruiz. Eso a mí me preocupa mucho, por eso levanto mi voz en nombre de las mujeres indígenas. Yo sé que hay hermanos indígenas que están confundidos y han empezado a juntar firmas para desautorizar lo que yo estoy diciendo, pero yo estoy defendiendo a los niños y las niñas, que son la esperanza de nuestro pueblo. Si nosotros aceptamos que el abuso sexual es una pauta cultural, como dice la Corte, estamos aceptando que somos seres bárbaros y pervertidos. Y no es así. Mi pueblo es gente humilde, que ha sobrevivido a masacres, usurpaciones e invasiones y que en 13 mil años de existencia conservamos en el siglo XXI valores que nos hacen humanos. Es realmente una aberración pensar que mi pueblo acepta la violación o el abuso de menores. Las mujeres wichí venimos del cielo, somos celestiales. En nuestra religión, el hombre es terrenal; alguna vez fue animal y para convertirse en humano tuvo que unirse con las mujeres. Ese es el valor que tiene la mujer dentro de la concepción wichí. De ninguna manera va a permitir el abuso sexual.

–¿Por qué cree que defienden a Ruiz con ese argumento?

–Creo que con esos argumentos quieren favorecer a otros que están encarcelados por violación. Por ejemplo, recuerdo el caso del empresario Simón Hoyos, preso por violar a una nena de 9 años: él tiene cara de indígena, podría decir que es wichí y que abusó de ella por una costumbre ancestral. ¿Y qué le va a decir la Corte? La ley de protección a la niñez va más allá de cualquier derecho consuetudinario. Suponga que en algún pueblo del mundo matan chicos para ofrendar... porque es una costumbre ancestral. ¿Se va a permitir? Parece que la Justicia se iluminó y dijo: “Ahora les vamos a valorar la pauta cultural”. Mi comunidad necesita 2 mil hectáreas para que podamos desarrollarnos y dejar de andar mendigando tierras. Entonces, hace cuatro semanas recuperamos un territorio en Embarcación, estuvimos 12 días ocupándolo y nos mandaron 450 policías para desalojarnos. Ahí ningún juez pensó en nuestra pauta cultural.

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