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Avanzando hacia el centenario del movimiento mapuche
Por Victor NAGUIL* - Azkintuwe - Wednesday, Jul. 04, 2007 at 1:02 AM
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ANIVERSARIO DE SOCIEDAD CAUPÒLICAN

Elementos centrales que contenía la trayectoria de la Sociedad Caupolican fueron entre otros: la defensa frente a los atropellos, denunciando los hechos de usurpación y violencia que se vivía en los campos contra del mapuche. Por ello en 1913 organizó en Imperial un acto de repudio a los hechos que terminaron con la brutal marcación a fuego del peñi Juan Manuel Painemal.


Lo que conocemos hoy como movimiento mapuche no es reciente, en tres años más será centenario, ahora se cumplen 97 años, el 2010 se cumplirán 100. El momento lo marca la fundación de la Sociedad Caupolican Defensora de la Araucanía en 1910. Comenzar a resaltar este hito es un buen desafío para la memoria de lucha del movimiento mapuche y la construcción de una historia nacional mapuche. En su conmemoración tenemos una buena oportunidad para movilizar nuestra memoria colectiva y nuestro orgullo como nación. En parte es cierto que la Sociedad Caupolican apareció en el contexto de la celebración del centenario de la independencia de Chile, pero su trayectoria no es la de una simple organización apelando a lo “chileno” sino reafirmándose siempre como mapuche. Ya casi son cien años, tres o cuatro generaciones de lucha. El 2010 en vez de Bicentenario tendremos Centenario.

La Sociedad Caupolican: Defensora de la Araucanía, fue fundada el 03 de julio de 1910. Es cierto que previo a esta fecha y acontecimiento ya habían existido otras experiencias más locales, como la creación de sociedades de apoyo mutuo o inclusive el Parlamento de Kozkoz (1907), que buscaban articular la defensa de la tierra mapuche y denunciar los robos y crimines que los colonos y latifundistas cometían, muchas veces en concomitancia con la policía y la propia justicia. Sin embargo, la Sociedad Caupolican fue la primera gran organización que adquirió un perfil sociopolítico y tenia aspiraciones de representación global (“Defensora de la Araucanía”). Podemos decir que se inauguro una etapa nueva en la historia mapuche

Ese 3 de julio de 1910, participaron en la fundación de la Sociedad Caupolican, Manuel Nekulmañ, su primer presidente, y también primer profesor normalista mapuche, que ya en 1881 había fundado una escuela en el recién fundado fuerte de Temuko; Manuel Mañkelef, Felipe Reyes, Vicente Kollio, Juan Katrilew, Basilio García, Onofre Kolima, y Ramón Lienan.

Tal vez la fecha no es casualidad, en 1910 se celebrara el centenario de la independencia chilena, muchos de los miembros que llegaron a la fundación de la sociedad, habían experimentado una fuerte integración social personal, muchos de ellos se desempeñaban como profesores en las escuelas y liceos de la región. Por ello tampoco debería extrañar que la sociedad se hiciera representar en las fiestas patrias chilenas, por los menos en sus inicios. Sin embargo, la Sociedad Caupolican, como otras organizaciones que surgirían posteriormente, mostraron también clara posturas de reafirmación étnica, en un contexto de discriminación racismo y violencia brutal.

Elementos centrales que contenía la trayectoria de la Sociedad Caupolican fueron entre otros: la defensa frente a los atropellos, denunciando los hechos de usurpación y violencia que se vivía en los campos contra del mapuche. Por ello en 1913 organizó en Imperial un acto de repudio a los hechos que terminaron con la brutal marcación a fuego del peñi Juan Manuel Painemal. También se destacaba su férreo vínculo con las comunidades y sus necesidades. Por ello era activa organizadora de importantes Parlamentos y se hacia representar en toda manifestación social mapuche, como por ejemplo los funerales de importantes logko. Por último, estuvo su nexo con las actividades políticas y el vínculo con sectores wigka ilustrados asociados a instituciones educacionales.

En lo propiamente reivindicativo y político, la Sociedad Caupolican se abocó a elevar demandas al Estado en favor de la radicación mapuche, para aquellas familias y personas que no habían sido radicadas hasta el momento. También en un primer momento se había mostrado favorable a la subdivisión de las tierras, tema extremadamente controversial en las organizaciones mapuche de la época. Pero una de las cuestiones mas definidas fue el no pago de las contribuciones.

También la Sociedad Caupolican incursionó tempranamente en la obtención de representación política parlamentaria. Ya en 1914 el nombre de Francisco Payllamañ fue sugerido por la organización para ir a la contienda electoral. Posteriormente en 1926 Manuel Mañkelef sale electo diputado, aunque en rigor lo hizo en representación del Partido Liberal Democrático. Aun así parte importante de su apoyo lo capitalizo a partir de la SC de la cual había sido presidente (1916).

Lo que debió ser una importante alianza entre Mañkelef y la Sociedad Caupolican, en realidad, se transformo en una abierta confrontación de posiciones. En 1925 asume la presidencia de la organización el profesor Arturo Wenchullan Medel y como Vicepresidente José Kayupi. A ellos les toco dirigir la organización en un periodo de fuerte disputas públicas, específicamente con Mañkelef. Al asumir Mañkelef como diputado en 1926, patrocino una nueva legislación indígena, entre cuyo articulado se encontraba la polémica división de las comunidades. A estas alturas la SC ya había ido madurando su oposición a tal medida. Lo cual se iba haciendo más férrea en la medida que la Sociedad Caupolican logra establecer el Comité Ejecutivo de la Araucanía, instancia de convergencia con la Federación Araucana de Manuel Aburto Panguilef, principal opositor a la ley de Mañkelef.

Por otra parte, la misma Sociedad Caupolican experimento la oposición de otros sectores mapuche, como la Unión Araucana, dirigida por Antonio Chihuailaf, ligada a la Iglesia y en específico al Obispo de la Araucanía Guido de Ramberga. Esta organización criticaba el estilo beligerante que poco a poco había ido adquiriendo la Sociedad Caupolican, fustigando a Wenchullan de comunista, por sus críticas al gobierno y a la oligarquía. Pese a las divergencias entre las organizaciones de igual forma de daban importantes puntos de encuentros como fue la participación de algunos miembros de la Sociedad Caupolican en el VII Congreso de la Federación Araucana de Manuel Aburto Panguilef, instancias donde constituyeron parte de varias comisiones de trabajo.

En 1929 la presidencia de la Sociedad Caupolican la asume Esteban Romero, quedando como secretario Venancio Koñuepan. En 1930 la Sociedad logra una importante Convergencia con otras organizaciones mapuche, por medio de la Declaración de Unificación de las Organizaciones Mapuche la cual también suscribirían Manuel Aburto Panguilef e inclusive Antonio Chiwaylaf y Manuel Mañkelef.

En 1931 la organización daría un giro interesante. Un joven de 25 años asumiría su presidencia. Se trataba de Venancio Koñuepan, quien junto a José Kayupi y Abelino Ovando darían un nuevo perfil a la Sociedad. Provenientes los tres de las actividades comerciales: Koñuepan era empleado de la firma Ford, mientras Abelino Ovando y José Kayupi, tenían en sociedad una gran tienda comercial en la ciudad de Temuko. De este modo los nuevos dirigentes estaban asociados al comercio mientras que los primeros lo estuvieron a la educación.

En 1931 la organización comenzó a esbozar su nuevo estilo, abogando por lo que hoy llamaríamos autogestión. Proponiendo la creación de escuelas y principalmente la Caja de Crédito Indígena. La cual comenzó a funcionar en 1936. En julio de 1932 en su XXII aniversario, invita a estudiantes secundarios y universitarios, con el objeto de dar a la juventud la posibilidad de contacto con su pueblo y puedan asumir las responsabilidades históricas que le corresponderían en el futuro. Era una forma concreta en que la Sociedad Caupolican hacia participes a sectores sociales mapuche que hasta ese momento no tenían espacio ni voz.

En 1932 la organización en coherencia con sus planteamientos de desarrollar una política propia, levanta la candidatura independiente de José Kayupi, trazando una opción de política autónoma de los partidos políticos. Es más, en el mismo 1932 había adoptado la decisión de formar el Partido Único de la Araucanía: el Partido Mapuche. Sin que se tenga antecedentes claros aun sobre su falta de concreción. En 1937 Se levantan las candidaturas independientes de Koñuepan, Kayupi y Floriano Antilef, ninguno triunfa aunque juntos obtienen la no despreciable cifra para la época de 500 votos.

En 1938 se generó un nuevo hito, la unión de las mayores organizaciones mapuche del periodo: La Federación Araucana y la Sociedad Caupolican, dando origen a la Corporación Araucana, la mayor organización mapuche contemporánea, la cual logra una hegemonía importante hasta mediados de los cincuenta, periodo en que comienza su declive. Son casi 20 años de importante ejercicio de poder mapuche y que merecen un tratamiento aparte, aunque sus raíces siempre serán encontradas en la Sociedad Caupolican, fundadora del movimiento mapuche contemporáneo / Azkintuwe


* Profesor de Historia. Master en Ciencias Políticas.

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LA SOCIEDAD CAUPOLICAN*

Todos los araucanos deben sentirse orgullosos de su Sociedad Caupolican, siendo esta la primera que hemos oído haya sido establecida por indígenas en el continente de Sudamérica. Fue inaugurada el 3 de julio de 1910 en una reunión de araucanos y se ha hecho muy simpática entre ellos por sus constantes esfuerzos a favor de la raza. Según sus estatutos su objeto es «difundir y fomentar la instrucción, civilización y bienestar de la raza araucana».

Desde su formación en el centenario de la independencia de la patria chilena de España, antiguo enemigo de la raza, ha prestado su preferente atención al establecimiento de un Internado de Indígenas y Escuela práctica en la ciudad de Temuco, el centro de la Araucanía; a levantar un monumento a la “Raza Araucana” de todos los tiempos quedando como figura imponente Caupolican, uno de sus grandes caudillos; y tratado de conseguir la exención de los indígenas del pago de las contribuciones de haberes. Solicitudes han sido elevadas al Presidente de la República, a ambas Cámaras del Congreso Nacional, a la Comisión Parlamentaria y a varios de los Ministerios para conseguir los propósitos mencionados, además de la pronta y equitativa radicación de la raza en la posesión de sus tierras garantizadas por las leyes. Ha reclamado enérgicamente contra atropellos como los de Forrahue y Cholchol, usurpaciones de las tierras por medio de los títulos fraudulentos y de los abusos cometidos por funcionarios públicos encargados de vigilar para el bienestar de los araucanos. Fue nombrada también una comisión para informar sobre los establecimientos de educación indígena existentes.

Al celebrar los dos aniversarios de su vida ha sido honrada con la presencia de Intendentes, Jueces Letrados y otros personajes de alta categoría social. Se ha hecho representar en las fiestas patrias cada año, colocando la primera piedra del monumento a la raza en el Centenario y asistiendo a la colocación de las dos primeras piedras de la Escuela práctica y del internado de indígenas en las dos manzanas destinadas a este fin en la parte más a propósito de la ciudad de Temuco. No solamente con grandes desfiles de indígenas en la ciudad ha llamado la atención de las autoridades a la virilidad presente de la raza, sino también ha celebrado numerosos parlamentos entre los mismos indígenas en las grandes reducciones de Perquenco, Metrenco, Truf-Truf, Tromen, Cholchol, Lautaro, Pitrufquen, Quepe, La Paz (Rancahue), Futronhue (Lago Ranco), Collimallin, Carahue, etc. Donde los caciques y sus familias se han entusiasmado con la perspectiva de una nueva era de tranquilidad y bienestar.

A las honras fúnebres de dos caciques entusiastas, Juan Calfucura, de Perquenco; y Manuel Callfuhuala, de Rancahue, ha asistido la Sociedad, además de rendir su tributo público a la memoria de Antifil Manqueo, su consocio y heroico salvador de una señorita alemana de una muerte segura en las aguas del río Quepe, cuya acción ha sido una honra para la raza, y su muerte en el mes de Setiembre, fue muy sentida por todos los que le conocían.

Según informe del tesorero los fondos erogados al Monumento han alcanzado hasta la fecha $ 3.003,55 además de $ 90 en cuotas. Estos fondos han sido depositados en un banco y una comisión revisadora de cuentas esta encargada de la vigilancia de ellos. Durante el año pasado 296 socios, incluyendo activos, Cooperadores y Honorarios, se han incorporado a la Sociedad.

Las esperanzas para el porvenir son halagadoras y una vez que los araucanos lleguen a apreciar las ventajas de la asociación y cooperación mutua los beneficios de la Sociedad Caupolican se aumentaran más y más con la entrada de ellos en gran número en su seno. Los jefes de cada reserva son llamados a interesarse en esta magna obra, penetrándose de su alcance, explicando a sus mocetones la importancia de sus fines y reuniendo los fondos necesarios para que la sociedad salga triunfante en su empresa que beneficiará a toda la raza y perpetuará su memoria a través de los siglos por venir.

* Texto modernizado, extraído de la Aurora Araucana. Número 1, enero de 1913, Pág. 3.

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