Julio López
está desaparecido
hace 6429 días
versión para imprimir - envía este articulo por e-mail

Indígenas denuncian el despojo y la humillación que viven sus pueblos
Por La Jornada / México - Monday, Oct. 15, 2007 at 7:29 PM

“Hay encuentro”, pese a maniobras de los poderosos por evitarlo, dicen en Vícam, Sonora

Delegados de EU, Canadá, México, Centro y Sudamérica, reunidos con el propósito de entenderse

Indígenas denuncian ...
005n1pol-1.jpg, image/jpeg, 500x315

Hermann Bellinghausen (Enviado)

Más de mil integrantes de diferentes etnias asisten al Encuentro de Pueblos Indígenas de América, en Vícam, Sonora (Foto: Víctor Camacho)

Vícam, Sonora, 12 de octubre. En palabras de don Félix Serdán, el Encuentro de Pueblos Indígenas de América es “hermoso”. Su alegría irradia más allá de su cuerpo cada día más breve. Es el más viejo aquí, y el más pequeño. Por lo mismo, el veterano luchador jaramillista, zapatista desde 1994, es el más grande –en los distintos sentidos de esta palabra– en esta reunión continental, donde predominan los delegados jóvenes del norte, el centro y el sur de América, y él ocupa una silla más entre los mil 500 asistentes.

Contrasta con la filosófica pesadumbre de don Juan Chávez, quien con palabra paciente y espaciada, a la sombra de un cobertizo cerca de la vía del tren, lamenta la desinformación, las mentiras y las amenazas del gobierno y los medios para distorsionar lo que sucede hoy en Vícam. Pero como en una matriushka de paradojas que se contienen una a otra, el representante purépecha declara satisfecho: “hay encuentro”. Es decir, las falsedades malintencionadas y las divisiones entre indígenas que provoca programadamente el poder no lograron impedir la realización de este cónclave internacional. Reconoce que por momentos, el Congreso Nacional Indígena temió que la sede tuviera que cambiar. Estaban preparados para esa eventualidad.

“Vamos a aprender a vivir”

Julio Sandoval, veterano dirigente de los triquis en el exilio bajacaliforniano y ex preso político, tampoco es ajeno a las paradojas. En un receso habla sobre la dolorosa situación de su pueblo, el rosario de muertes cobardes en que están atrapados sus hermanos en las lejanas sierras de Oaxaca, las cuales irradian sobre la diáspora triqui en el Distrito Federal, el valle de San Quintín, los campos de Sonora y Estados Unidos. Y con suaves lágrimas de pena, exclama convencido: “pero hay solución. Nos vamos a hablar y entender. Los triquis vamos a aprender a vivir”.

Estos tres hombres, que no nacieron ayer, muy bien cifran las coordenadas de las luchas indígenas por defender su dignidad, sus derechos y libertades, su resistencia de siglos que ya mira amanecer el horizonte de una vida diferente, mejor, para las comunidades del país y el continente.

Toda la tarde de ayer, delegados y delegadas de Canadá ofrecieron elocuentes autorretratos de sus pueblos humillados y despojados. Esta mañana lo hicieron los representantes estadunidenses, y por la tarde toca el turno a los de Centro y Sudamérica. Historias tan distintas y sin embargo tan iguales que han venido a encontrarse en la cuenca del río Yaqui, a sumar sobrevivencias y la determinación de no perder nunca más las claves de su futuro.

En el otrora Día de la Raza prosiguen las historias y testimonios de los pueblos originarios. El dolor de los lakota y omaha, expulsados a Nebraska de sus suelos en Dakota, en voz de mujeres jóvenes que tienen a sus espaldas una manta con el rostro de Leonard Peltier, líder indígena que lleva más de 30 años en prisión, más que por un asesinato que no cometió, por el hecho de representar una esperanza para sus pueblos. En él encarnan todos los presos políticos de Estados Unidos.

Historias que quieren caminar juntas y sumar una nueva creación milagrosa, la unión de todos, al centenario prodigio de su sobrevivencia, que es su invención mayor hasta hoy. La resistencia puede ser un dolor, y también una obra de arte más allá de la justicia negada, el despojo de ríos, lagos y planicies sagrados por parte de empresas mineras o eléctricas (como Pacific, Gas and Electric), parte del “colonialismo energético” que lamenta Estella de la Mañana, muchacha achinawi que acusa al gobierno de Estados Unidos de convertir sus lagos sagrados en centros turísticos.

Las migajas de las reservaciones convertidas en casinos para blancos, y que en México han tenido aliados y consumidores tan conspicuos como la ex funcionaria foxista Xóchitl Gálvez, quien fuera titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), y como tal, “ingeniera” de la cooptación y división de los pueblos desde Chiapas hasta Sonora y Coahuila.

Sin referirse directamente a ello, Juan Chávez considera que la CDI heredó del Instituto Nacional Indigenista el papel de “la peor desgracia”, a largo plazo, para los pueblos del país. Corrupción, división, debilitamiento, deseducación, “integración” desintegradora. Clive, representante diné, la nación india más numerosa de Estados Unidos, con una mazorca de maíz de colores entre las manos, coincide con la representante hopi en desconocer a los “gobiernos” indios creados por el Estado para dividirlos y permitir la venta “legal” de sus territorios. Por lo mismo declara: “Nosotros desconocemos al gobierno de Estados Unidos”.

¿Qué tan diferentes son estas experiencias a las de los yoreme en Sonora; los tzotziles en Chiapas o los triquis y mixtecos en Oaxaca? Hoy mismo, El Imparcial de Hermosillo publica grandes fotos del gobernador Eduardo Bours “hablándoles por su nombre” a los espléndidos caballos de su vastísimo rancho, donde la yegua Ángela lo tiró hace poco y le fracturó cinco costillas. El mandatario también se retrata con su team de caballerangos, para que no se diga que no se junta con el pueblo trabajador.

En este escenario, las tristes palabras optimistas de Juan Chávez y Julio Sandoval adquieren un sentido casi cósmico. “Lo que nos falta a los triquis es valor para corregirnos, amarnos y unirnos. Si Dios me presta vida, en eso voy a trabajar de ahora en adelante”, dice Sandoval entre sonrisas y lágrimas contenidas.

agrega un comentario


Es el gobierno el que nos hace pelear, coinciden pueblos indígenas en Sonora
Por Hermann Bellinghausen (Enviado) - Monday, Oct. 15, 2007 at 7:38 PM

Es el gobierno el qu...
005n1pol-1.jpgzkpnot.jpg, image/jpeg, 500x338

Grupos antagónicos de Oaxaca se reúnen en Vícam con sus hermanos de América

Discurso de huicholes durante el Encuentro de Pueblos Indígenas de América, en Vícam, Sonora (Foto: Víctor Camacho)

Vícam, Son., 13 de octubre. En su tercer día, el Encuentro de Pueblos Indígenas de América demuestra ser más que sólo una reunión de organizaciones y pueblos dispersos sobre el mapa como granos de maíz aventados por el capricho de una mano. La “idea” de América adquiere aquí un sentido distinto, más unitario y fraternal, donde las fronteras pierden su rigidez para pueblos de Centroamérica, el Caribe y los Andes que se reúnen con los de México, Canadá y Estados Unidos. No es redundante decir que en Vícam se han propiciado encuentros conmovedores, como los de zoques de tres estados, nahuas de muchas partes y condiciones, o mixtecos de las tierras originarias de Guerrero, Oaxaca y Puebla con sus hermanos migrantes en el norte, que es tan grande.

Uno de los momentos de mayor significación política e histórica lo protagonizaron esta mañana los triquis oaxaqueños, atrapados por luchas fratricidades de dos décadas, exilios económicos o bien a causa de la violencia. Heridas nuevas y viejas que siguen sin sanar. Y de pronto, los distintos grupos, incluso los que son rivales, coincidieron en el escenario y hablaron ante la concurrencia de manera inesperada.

El MULT y el MULTI, confrontados en su natal San Juan Copala, con una relación envenenada por partidos políticos y ‘vendetas’ sin fondo, llegaron hoy ante los pueblos del Congreso Nacional Indígena, los delegados de Latinoamérica miembros de Vía Campesina y los representantes de las naciones nativas de Estados Unidos y Canadá. Y teniéndolos a todos como testigos de calidad, lograron coincidir en que “es el gobierno el que nos hace pelear”, como expresa Pascual de Jesús, representante del MULT, minutos después de que lo hiciera Jorge Albino, vocero del MULTI y del municipio autónomo San Juan Copala, en Oaxaca. Ambos grupos protagonizan diferencias graves, acusaciones mutuas de secuestros, asesinatos y otras cosas, no siempre con razón.

También están, hombro con hombro, los triquis de la diáspora norteña, representados por Julio Sandoval, del Movimiento Indígena por la Unificación y Lucha Independiente (MIULI), que se asienta en el valle de San Quintín (Baja California), y por Cuauhtémoc Bautista Martínez, del Frente de Unificación de la Lucha Triqui por la Libertad de los Pueblos Indígenas (FULT), que se organizó en Nuevo San Juan Copala, como parte del pueblo sonorense de Miguel Alemán, adonde llegaron también como migrantes hace varios años.

Un momento culminante, aunque fuera de programa, ocurre cuando aceptan tomarse una fotografía todos juntos. Divididos en su propia tierra, los une su común pertenencia al CNI y la otra campaña, y su concurrencia a este encuentro de Vícam.

Poco después, un delegado del siempre humillado pueblo pima de Sonora (y Chihuahua) pondrá estos fenómenos en palabras precisas ante la congregación de cerca de 60 pueblos diferentes que le alegra los ojos: “Me da tanto gusto que estemos todos juntos. Así quería que saliéramos adelante en esta batalla que estamos sufriendo. Yo cuento con mis compañeros que están aquí, no con el gobierno. Mi gobierno es mi pueblo. Ya queremos cambio para nuestros hijos y nietos. Ya no hay pa’tras. Pa’delante nada más”.

Los amuzgos de Guerrero han decidido gobernarse ellos mismos. Los wixarrika (huicholes) de Jalisco, Durango y Nayarit, con poderosa presencia que causa revuelo de cámaras y micrófonos, convergen a su vez en el templete de Vícam para hablar con una sola voz. Pero también están los rarámuri, los tzotziles de Acteal y de la selva Lacandona, los choles de Palenque, los zapotecos del istmo de Tehuantepec y la sierra de Juárez, los nahuas y tenek de la Huasteca potosina, los pueblos originarios del Valle de Anáhuac, los ñañhú de los estados de México, Hidalgo y Guanajuato.

Qué ninguneo institucional y mediático podría negar lo excepcional de estos entrecruzamientos, que serán memorables por largo tiempo. Qué otra convocatoria libre, sin manipulaciones, presiones ni maiceos lograría este mosaico de raíces encontradas, unificadas en certidumbres básicas: el sistema capitalista es el causante de sus desgracias; es decir, los gobiernos cómplices, las empresas trasnacionales, los partidos políticos que los usan sin tomarlos en cuenta ni apoyar su demanda de reconocimiento constitucional de sus lenguas, derechos y culturas.

Están también los purépechas de la meseta y la sierra michoacanas, de larga dignidad histórica; los pequeños pueblos cucapá, kiliwas, kumiai, kikapú, mascogos, caxcanes, coca. Y los tepehuanos, chatinos, tzeltales y mayas, los yoreme mayos y yaquis.

Y en fin, están representantes de los zoques expulsados por la explosión del volcán Chichonal en Chiapas, allá por 1982, quienes emigraron entonces a Guadalajara y se dispersaron. Ahora ya se andan reuniendo allá, y vinieron a encontrarse con sus hermanos de los Chimalapas oaxaqueños, los de la zona zoque tradicional de Chiapas y los colonos de la selva Lacandona. Estos son los encuentros del encuentro.

Voces del sur

También llegaron a Vícam representantes indígenas de otros países latinoamericanos. Y las resonancias comunes no son pocas. Rafael Vázquez, mam de Guatemala, refirió anoche: “Hemos luchado porque el gobierno nos respete. Hay mucha discriminación y explotación en nuestro país. Luchamos por salario mínimo en el campo y contra el reclutamiento militar forzoso”. Allá, las tierras están concentradas por los ricos; los campesinos indígenas no las tienen. Además, “con los tratados de libre comercio se va a acabar la semilla criolla del maíz”, y revela que ya está firmadas leyes de minería y aguas verdaderamente destructivas. Otro paisano suyo, keqchí, proclamaría enseguida: “vamos a recuperar nuestra madre tierra. Los recursos no se venden”.

Los lenca de Honduras son campesinos que han ganado las demandas de tierra, pero tres décadas después el gobierno no ha cumplido. “Este 28 de agosto hicimos 17 tomas y paralizamos ocho horas el país exigiendo tierras y agua, y contra las mineras”, expresaron.

Carlos Guyaman Saltillo, miskito de Nicaragua, expuso que en 1987 el gobierno sandinista proclamó la ley de autonomía, pero en 1990 la revolución perdió el poder ante una derecha que luego se resistió a implementar la autonomía. No obstante, en 1997 se realizaron las primeras elecciones autonómicas.

Un representante taíno de República Dominicana denunció que los gobiernos se han dedicado a aplicar los planes del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Reconoció la inspiración de Cuba, y la esperanza por los cambios en Venezuela, Ecuador y Bolivia, con la decisión de hacer otro tipo de gobierno. “No nos queda otra que unificar a los pueblos contra el imperialismo”.

Un maya quiché de Guatemala, exiliado en Canadá por la guerra y las masacres, habló de su presente en el norte: “Nuestras comunidades viven la violencia de las pandillas, los jóvenes están atrapados en la droga, sin saber su raíz ni de dónde vienen”. Y apuntó: “somos una nación maya sin Estado. Medio millón en el exilio. Después de los tratados de paz, los indios descubrimos que estábamos igual que antes, pero con 30 años de guerra. La otra América comienza de aquí para abajo”.

Leoncio, kichwa saraguro de Ecuador, admitió que el gobierno de Correa ha reconocido los derechos de los indígenas. Y proclamó: “Un solo corazón, un solo puño, una sola voz. ¡Aquí estamos, carajo!”

agrega un comentario


“Nunca había sido tanta la destrucción y la estupidez de los gobiernos”: Marcos
Por La Jornada / México - Friday, Oct. 19, 2007 at 5:09 AM

“Nunca había sido ta...
014n1pol-1.jpgan4ine.jpg, image/jpeg, 500x333

La rebelión que sacudirá América no repetirá caminos y pasos de otras, expresa

Defenderemos con nuestra vida a la madre tierra, advierten en la Declaración de Vícam

Hermann Bellinghausen (Enviado)

El delegado Zero lee un comunicado durante la clausura del Encuentro de Pueblos Indígenas de América, en Vícam, Sonora (Foto: Víctor Camacho)

Vícam, Son., 14 de octubre. La rebelión que sacudirá el continente no repetirá los caminos y pasos de otras que cambiaron el curso de la historia, proclama esta noche el subcomandante Marcos en la ceremonia de clausura del Encuentro de los Pueblos Indígenas de América. “Cuando amaine el viento que somos”, agrega, “habrá un nuevo tiempo en que seremos todos los colores”.

Tras saludar en lenguas yoreme, castellana e inglesa, y tomando palabras de la tradición yaqui, Marcos manifiesta ante la concurrencia, que se ha duplicado esta noche en Vícam Estación: “Las cuatro ruedas del carruaje del dinero están rodando de nuevo sobre el camino de la sangre y el dolor de los pueblos del continente”, en la que él llama “la guerra más larga en la historia de la humanidad, que lleva ya 515 años”. La que se conmemora cada 12 de octubre.

Esta guerra reproduce ahora “los tiempos y métodos de las grandes encomiendas y las grandes haciendas, de la época en que las coronas de Europa se impusieron a sangre y fuego”. Se refiere a la represión que usa ejércitos y fuerzas paramilitares, “igual que en tiempos de la Conquista”, para eliminar poblaciones enteras.

“Sin embargo, algo ha cambiado: nunca antes había sido tanta la destrucción y la estupidez de los gobiernos, la brutalidad contra tierras y gentes”. Porque, señala el delegado zapatista, “ocurre que están matando al mundo”. Se dice que es “democracia electoral” aquello con que los “mandones” hacen el “negocio” de llevar el mundo a la catástrofe. Allá arriba “no hay esperanza para los pueblos indios”.

En este encuentro, “la memoria ha sido el hilo invisible que une a nuestros pueblos”, expone Marcos, y concentra la causa de sus luchas en una sola palabra, que viene del origen de los hombres: “libertad”. Es lo que quieren los pueblos, prosigue, “y no puede existir sin justicia ni democracia”. Confía en que habrá “un mundo sin mandones”, algo que “parece imposible” hoy.

Crece despojo de tierras, denuncian

A su vez, el rarámuri Francisco Palma lee la declaración final del Encuentro de Pueblos Indios de América. Se dirige contra la arrogancia del poder, pues el despojo de tierras y recursos de los pueblos “crece día con día”. Pero, añade, “también crecen la resistencia y la indignación de los pueblos”.

Los 570 delegados de 67 pueblos indígenas, procedentes de 12 naciones americanas, asentaron a su vez, en la Declaración de Vícam: “Somos descendientes de los pueblos, las naciones y tribus que primeramente dieron nombre a estas tierras; que nos nacimos de nuestra madre tierra y mantenemos un respeto sagrado hacia quien nos provee de la vida y nos guarda en la muerte; en consecuencia manifestamos ante el mundo entero que defenderemos y cuidaremos con nuestra vida a la madre tierra”. Se refieren al “dolor sufrido por el ataque de los invasores, apoyados en falsos argumentos de exclusividad cultural y arrogante presunción civilizatoria, con el fin de de despojar nuestros territorios, destruir nuestras culturas y desaparecer a nuestros pueblos”.

Los participantes en el encuentro proclaman su derecho histórico a la libre autodeterminación, “respetando las diferentes formas que para el ejercicio de esta decidan nuestros pueblos, según su origen, historia y aspiraciones”. Asimismo, rechazan “la guerra de conquista y exterminio capitalista impuesta por las empresas trasnacionales y los organismos financieros internacionales en complicidad con las grandes potencias y los estados nacionales”.

Expresan rechazo a “la destrucción y el saqueo de la madre tierra mediante la ocupación de nuestros territorios para la realización de actividades industriales, mineras, agroempresariales, turísticas, de urbanización salvaje e infraestructura, así como la privatización del agua, la tierra, los bosques, los mares y las costas, la diversidad biológica, el aire, la lluvia, los saberes tradicionales y todo aquello que se nace en la madre tierra”.

Se oponen “a la certificación de tierras, costas, aguas, semillas, plantas, animales y saberes tradicionales de nuestros pueblos con el propósito de privatizarlos”, y rechazan la ocupación y destrucción de centros y lugares sagrados, así como la mercantilización de su cultura. También rechazan el megaproyecto Escalera Náutica o Mar de Cortés y la construcción de la carretera costera dentro del territorio yaqui.

El encuentro ratifica su rechazo a las Olimpiadas de Invierno de 2010 “en territorio sagrado, robado a la nación Tortuga con el fin de instalar pistas de esquiar en Vancouver, Canadá”.

Denuncia que la guerra de conquista y exterminio capitalista “agudiza como nunca la explotación de los integrantes de nuestros pueblos en las plantaciones y maquiladoras, o como migrantes en ciudades o países lejanos, donde son contratados en las peores condiciones, llegándose a casos de esclavitud y trabajo forzado”.

Los rechazos se extienden a las grandes tiendas trasnacionales, “que despojan de los recursos económicos a las comunidades”, y a las políticas neoliberales, que debilitan economías comunitarias y soberanía alimentaria y causan la pérdida de semillas nativas. Se comprometen a buscar la reconstitución integral de sus pueblos y fortalecer culturas, lenguas, tradiciones, organización y gobierno propios.

“Apoyados en nuestra cultura y visión del mundo, reforzaremos y recrearemos nuestras instituciones educativas propias, rechazando los modelos educativos que nos imponen los estados nacionales para exterminar nuestras culturas.”

Se pronuncian contra “toda forma de represión hacia nuestros pueblos, expresada en la militarización y paramilitarización de nuestros territorios, el desplazamiento forzado, la deportación masiva, la imposición de fronteras para dividir y fragmentar, y el encarcelamiento y la desaparición de quienes luchan por las reivindicaciones históricas de nuestros pueblos”.

Una “presencia” fuerte es la de los ausentes “presos políticos” indígenas. Algunos enviaron saludos desde El Amate (Chiapas) y Molino de Flores (Texcoco, en particular la mazahua Magdalena García Durán). “Estuvieron” los oaxaqueños de Loxichas, San Isidro Aloapam, la organización Vocal y otros miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca; también los zapatistas presos en Tabasco, así como el líder lakota Leonard Peltier. Para todos se demandó libertad inmediata.

Los yaquis de Vícam y de otros pueblos acudieron desde la tarde en gran número a la clausura, en la cual se ofrecieron las tradicionales danzas del Venado y la Pascola. Así, cerca de 3 mil personas participaron en el momento culminante del encuentro.

agrega un comentario