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MARICI WEU MARICI WEU
Por FLAVIO ZUÑIGA - Wednesday, Jan. 23, 2008 at 11:09 AM
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MARICI WEU MARICI WEU (diez veces viviremos, diez veces venceremos) Esta frase parece contradictoria, dicha por los integrantes de una nación oprimida y perseguida desde la llegada del español hasta nuestros días. Aún así seguimos sosteniendo esta frase con más sentimiento que nunca.

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MARICI WEU MARICI WEU (diez veces viviremos, diez veces venceremos)
Esta frase parece contradictoria, dicha por los integrantes de una nación oprimida y perseguida desde la llegada del español hasta nuestros días. Aún así seguimos sosteniendo esta frase con más sentimiento que nunca. ¿Por qué? Pues analicemos ¿qué es vencer? Dos fuerzas se enfrentan y una vence a la otra cuando ha logrado despojarla de su esencia. Nuestro pueblo ha perdido centenas de miles de vidas, pero aún así ha vencido. Está vivo, mantiene sus valores culturales vivos y por sobre todas las cosas la esencia, y sabe adonde quiere llegar. Es cierto que estamos condicionados económicamente para desarrollar un programa cultural que nos podría conducir a una recuperación más rápida de elementos tales como la lengua, ceremonias y costumbres. Pero el tiempo es una cuestión relativa. Si este pueblo pudo sobrevivir dos genocidios (el español y el de la campaña al desierto hoy presente aún, pero con otras modalidades) estamos en condiciones de decir con seguridad, 515 años después del primer intento de avasallamiento, la poderosa palabra: MARICI WEU MARICI WEU (diez veces viviremos, diez veces venceremos)
Recuperar nuestra cultura. Ese es el desafío. Si nosotros vivimos en este país de acuerdo a los preceptos de la llamada cultura occidental ¿Cuál es la necesidad de buscar la recuperación cultural? Pues a pesar de la transculturación, tenemos aún un hilo conductor que nos lleva –a través de los relatos de nuestros abuelos- a saber cuales fueron los valores más importantes de nuestros ancestros.
A partir de allí –a diferencia de los cultores de “occidente” quienes sueñan con un mundo distinto- nosotros sabemos que no vamos a salir a ensayar un modelo nuevo, sino que pondremos en práctica, un sistema conocido y probado. Es el mismo que fuera arrasado por la evangelización y la espada (primero la espada de España, y después los rémington de Rosas, Roca etc.). ¿Por qué decimos que el sistema es probo? Sería largo de explicar y con muchas aristas. Pero con un solo ejemplo trataremos de graficarlo: Según las distintas fuentes antropológicas, la existencia del pueblo mapuche en estas tierras, data de por lo menos 10 mil años antes de la llegada del español. Por otra parte, tomando como la primer incursión de la cultura occidental la llegada de Cristóbal Colón (1492, aunque hay quienes aseguran que antes, América ya había sido visitada), sabemos que la cultura “de progreso” de occidente, lleva en estas tierras 515 años, contra los 10 mil de los mapuche. ¿Para que sirven estos datos? Para sacar una deducción simple. El “progreso” de la cultura occidental logró en sólo 515 años, lo que no pudieron hacer los mapuche en 10 mil años: Destruir el medio ambiente, contaminando ríos, dañando la capa de ozono, multiplicando las enfermedades, muchas de ellas, sospechadas de haber sido fabricadas en laboratorios, para alimentar el consumo también en ese rubro y multiplicar las riquezas de las multinacionales.
A partir de allí, razonamos que nuestros mayores no necesitaban leyes escritas para respetarse, sino que la armonía con la naturaleza era su punto de partida, al considerarse el hombre, parte de la naturaleza. Depredar, en el más amplio sentido de la palabra, no era un buen negocio. Es decir, mantener el equilibrio pues una vez roto –y lo hemos visto a lo largo de estos 500 años- cada vez es más difícil vivir.
Nuestra cultura no valoraba a la tierra como un bien material, como un elemento de cambio, sino como parte de su alma. Así la comunidad no tenía necesidad de disponer de mayor cantidad de tierras, pues el territorio era de todos y para todos. Entonces aparece lo que hoy conocemos como NACION. Nuestra gente interpretaba tal como lo hicieron otras culturas de otros lugares del mundo, que éramos una familia. Está allí, el más elemental concepto de NACIÓN, es decir, familia. Llamativamente, la cultura occidental sabe bien de esto. De hecho hay un conocido concepto que dice que “la familia es la célula básica de la sociedad”, y que es “la sociedad primera y necesaria para formar una nación”. ¿cómo se hizo para dejar de lado este concepto? Pues vaciando de contenido la palabra. Así, redujeron el concepto de familia a los límites de quienes vivían bajo un mismo techo y se llamaban entre si, papá, mamá, hermano, desde el estricto sentido sanguíneo. Paralelamente, desde la religión, se decían hijos de un mismo padre: Díos, pero no podían ver a su semejante aborígen, como a un hermano. También el perverso sistema, había posado sus garras materialistas sobre la espiritualidad, rediciéndola a simples ritos. En la vereda de enfrente, tanto hace mil años como hoy, el pueblo mapuche ve en el otro a su hermano sin importar si hay o no lazos sanguíneos, y ve en el conjunto a una NACIÓN, y no a grupos “parecidos a nosotros”.
Por otra parte, la cultura occidental –que acusa a nuestro pueblo de bárbaros- tuvo la astucia de generar cierto prejuicio, indicando subliminalmente, que los pueblos bárbaros, hacen uso de la fuerza física para dominar a los demás. Era su estrategia para usar una fuerza mucho más letal. Le mintió a los propios integrantes de esa sociedad, de esa cultura, que había que garantizar la propiedad privada, mientras privaba de propiedad a sus propios hijos. Así, el más poderoso económicamente, podía apropiarse por la fuerza del dinero, del bien que el otro necesitaba para vivir, mientras la propia ley obligaba al despojado, a respetar la propiedad de quien la había obtenido por el uso de una fuerza mayor que –claro- no eran los puños ni el garrote; era el dinero que ya sabemos, pega mas fuerte y mata más dolorosamente que el garrote.
El principal elemento de la cultura occidental para sacar de juego a los pueblos originarios, fue el sometimiento por la fuerza física primero y por la económica después, con la mágica palabra: Progreso. Con esa excusa se avanzó sobre la vida y la cultura de nuestros antepasados, como si fuera gente sin sueños, sin alma, sin futuro, sin un ideal de vida. Tenían para eso, no sólo material bélico de avanzada, sino también todos los elementos para que los demás ciudadanos tuvieran una sola versión de los hechos. Así, nadie se enteró de cosas de las cuales recién hoy están saliendo a la luz.
Acaso todos sabemos que hoy hay hermanos Mapuche en Chile que llevan 100 días de huelga de hambre peleando por los derechos a la tierra y a desarrollarse en ella como una cultura étnica libre, acaso sabemos que los Mapuche en territorio hoy llamado Chile somos considerados “terroristas” y que una hermana fue condenada a 10 años de prisión por considerar que sus reclamos por derechos justos son tomados como actos terroristas por el estado chileno?.
Por ello, es propósito de nuestro pueblo, poder escribir nuestra propia historia. Los sometedores ya contaron la suya, es tiempo que se escuche nuestra versión. A partir de allí, cada uno podrá ubicarse donde más le guste, pero sin la excusa que no sabe lo que hace.
MARICI WEU MARICI WEU (diez veces viviremos, diez veces venceremos).


FLAVIO ZUÑIGA DNI: 22944502 –LONKO MAPUCHE DE LA COMUNIDAD DE CATRIEL.-

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