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"La desesperación de ella era terminar con los problemas que teníamos"
Por Indymedia Rosario - Friday, Jan. 25, 2008 at 6:17 PM
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"La desesperaci...
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Las paredes de la pequeña oficina están tapizadas de fotos, afiches, calcos. Y Claudia señala y cuenta la historia de cada cosa. "Ese es el bingo sobre enfermedades de transmisión sexual que hicimos en el barrio San Francisquito". "Eso fue en el Congreso sobre SIDA al que nos invitaron en Paraná". "Esas son copias de las denuncias de Sandra".

Sandra está en todas partes. Porque la oficina es la que tiene la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina - AMMAR Rosario en la sede local de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Y allí está Claudia Lucero, la actual Secretaria General del sindicato, dispuesta a contar, a recordar y a pedir justicia por el asesinato de Sandra Cabrera.

"Cuando ella empezó a venir acá y nos hablaba de la CTA nosotras no le llevábamos el apunte", relata Claudia acerca de los inicios de Sandra al frente del gremio. "Después empezó a ir con preservativos. En ese tiempo había crisis y nos decía 'no los compren más porque yo les traigo'. Incluso los empezó a dejar en un kiosco, así íbamos todas y los buscábamos ahí. Y después dejaba en el hotel, que eso nosotras lo seguimos haciendo, dejaba cajas y entonces cuando nosotras íbamos ya teníamos el preservativo en la pieza. Después empezó a dar talleres de VHI. Porque nosotras nos cuidábamos pero no sabíamos tanto, no teníamos tan metido como tenemos ahora lo importante que es la salud".

A Cabrera se la recuerda también por el enorme trabajo que realizó denunciando incansablemente a la policía, a esa que pide coimas, que arregla, o que las lleva presas todas las noches.

Claudia puntualiza que "en esa época Sandra estaba obsesionada con que tenía que denunciar, con que tenía que presentar el proyecto, estaba ciega conque ella iba a lograr eso. La desesperación de ella era terminar con los problemas que teníamos".

El proyecto era el que buscaba la reforma del Código de Faltas, ya que los artículos 83, 97 y 93 (prostitución escandalosa, travestismo y ofensa al pudor) de esa legislación son utilizados para detener, hostigar y cobrar coimas a las trabajadoras sexuales.

Las denuncias

"Ella ya venía denunciando de antes", rememora Lucero. "Pero el trabajo fuerte empieza cuando ella hace cerrar un boliche. En esa época en la zona de la terminal empezaron a instalar zonas de trabajo, que nosotras le llamamos volteaderos. Y justo nos instalan uno en la esquina donde nosotras trabajábamos. Entonces empezamos a tener problemas, porque a nosotras nos llevaban presas y el boliche estaba ahí y seguía funcionando. Un día vinieron los dueños o patovicas de esa casa y le pegaron, le dieron un culatazo que le arruinaron toda la nariz".

La Secretaria General de AMMAR cuenta que luego de esto "inauguraron otra casa, y en la esquina había dos chicas que trabajaban y se les acercaron a avisarles y a decirles que no querían problemas. El Subjefe de Moralidad Pública era el que venía y arreglaba, el que tenía los contactos, pero arreglaban los dos, tanto el Jefe como el Subjefe. Pero resulta que ellas seguían trabajando igual y el boliche estaba vacío cuando recién empezó. Entonces se las empiezan a llevar detenidas. Ahí es cuando Sandra hace la denuncia porque vienen dos tipos y les pegan a las dos chicas. Por la denuncia hacen un allanamiento y ahí encuentran mujeres indocumentadas, menores y droga. Entonces lo cierran, y al cerrar el boliche también destituyen a estos dos jefes de Moralidad Pública que les advirtieron a las chicas. Y ahí después empiezan con las amenazas".

Las amenazas fueron muchas. El 9 de octubre de 2003 llegó a la sede de AMMAR un llamado telefónico: "Decile a Sandra que a la piba la va a encontrar muerta antes de mañana", haciendo referencia a la hija de Cabrera, de 8 años. A partir de eso, la casa de la dirigente fue custodiada por la sección Seguridad Personal de la policía.

A pesar de eso, a fines de ese mismo mes y con un uniformado en la puerta, dos personas ingresaron al domicilio, golpearon a Sandra, le pusieron un revólver en la cabeza a su perro y le dijeron "dejate de joder".

Meses después, el entonces subsecretario de Seguridad, Alejandro Rossi, ordenó retirar la custodia policial de la casa de Cabrera. El funcionario argumentó que "no se puede hacer una custodia personal sobre una prostituta callejera, es muy difícil". Dieciocho días después Sandra apareció muerta con un tiro en la nuca en la zona de la Terminal.

"Nosotras también somos personas"

Intriga saber cómo hizo Sandra para acercar a sus compañeras a la militancia, para hacerles comprender que ellas también tenían derechos. "Sandra nos acercó mucho con el tema del plan", responde inmediatamente Claudia Lucero. "En el 2001 había crisis y a veces no trabajábamos. Una vez nos llevó a Promoción Social a pedir planes. Yo no me animaba a ir a decir que soy trabajadora sexual y no tengo trabajo. Era como que no éramos parte de la sociedad y no teníamos derecho a eso, esos eran nuestros pensamientos. Entonces ella dijo que nosotras también íbamos a pedir planes, porque nosotras también somos personas y tenemos derecho a que nos den un plan, por lo menos una ayuda. Y bueno, ahí se empezaron a acercar muchas chicas".

La concepción de "trabajadora sexual" demandó esfuerzo por parte de las activistas de AMMAR. "El trabajo sobre este tema es largo, porque todavía hay chicas que no se reconocen como trabajadoras sexuales", explica Claudia. "Yo sin saber, lo tenía como un trabajo, pero no me daba cuenta de que era un trabajo digno, yo sentía vergüenza. Por un lado lo sentía como un trabajo, pero por el otro también lo sentía como un delito, porque yo tengo antecedentes".

A la hora de hablar de quien la acercó al sindicato, relata: "a través de Sandra yo fui conociendo que esto es un trabajo, yo me reconocí como trabajadora sexual después de dos o tres años de estar acá, de charlar con Sandra, después de ser Secretaria General, de juntarnos con nuestras compañeras de AMMAR Nacional y charlar sobre eso".

"Les salió mal el tiro"

Sandra Cabrera apareció muerta el 27 de enero de 2004 en el frente de una casa ubicada en Iriondo 647, en la zona de la terminal de ómnibus y a pocas cuadras de su casa. Tenía un tiro en la nuca y había dudas de que hubiera sido violada.

"Después del asesinato de Sandra nosotras quedamos todas quebradas", recuerda la actual dirigente. "Pero seguimos adelante. Yo ahora saco conclusiones y digo que ellos pensaron 'la matamos y se termina acá, se termina AMMAR'. Pero en eso les salió mal el tiro, porque eso nos fortaleció".

El juez a cargo del Juzgado de Instrucción Nro. 9, Carlos Carbone, fue quien tomó la causa. La caratuló como homicidio agravado con alevosía. Luego de 116 declaraciones testimoniales, 25 informativas y la indagatoria del propio acusado, el magistrado llevó a juicio y procesó al policía federal de la División Drogas Peligrosas Diego Victor Parvluczyk.

"Yo creo que fue él. Yo siempre decía que si no fue él, él la entregó, él tuvo que ver porque él estuvo con ella esa noche", afirma Lucero. "Hay compañeras que lo vieron, eso está declarado, y por eso es que estamos tan indignadas con la justicia, porque la justicia dice que no tenemos derecho a declarar, que no sirve la palabra nuestra".

Algunos meses después, el juez Carbone fue recusado por el abogado de Parvluczyk y la Cámara de apelaciones dio lugar al pedido, separándolo de la causa. A pesar de todas las pruebas en su contra, en noviembre de 2007 el policía fue sobreseído. Era el único imputado.

Claudia define a la decisión judicial como "una burla". "El juez Carbone estaba convencido y lo procesó. Un juez no pone una carátula de alevosía así porque sí, me parece. Después encima le hicieron un juicio a Carbone. Fue todo un arreglo y la Cámara de Apelaciones, un desastre", sostiene.

De todas formas, las mujeres de AMMAR no aflojan. "Ahora tenemos personería jurídica y podemos involucrarnos en la causa. No vamos a dejar que quede impune porque está a la vista que fue la policía", aseguran.



Foto: Diario Página/12

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